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lunes, 23 de mayo de 2022

CAPITULO 6

Taehyung se asomó por el lado del asombrado rostro de Jungkook para ver a Yoongi, sonriendo cuando vio la mirada divertida que tenía. No estaba seguro de lo que era aceptable preguntar y lo que no lo era. No quería salirse de la línea o cruzar cualquier frontera que no debiese.

—Soy un hombre lobo, Taehyung —dijo Yoongi—. Mi parte humana y mi parte lobo coexisten juntas, y cuando encuentro a mi pareja y hago el amor con él, me anudo a él.

—Entiendo esa parte, pero, ¿qué es un nudo? — pregunto Taehyung.

—Un nudo es una pequeña extensión al final de mi pene. Cuando eyaculo, se extiende y arraiga dentro de mi pareja, así que básicamente estamos conectados por un tiempo después de tener relaciones sexuales.

—¿Duele?

Taehyung se sorprendió cuando el rostro de Jungkook se sonrojó y se echó a reír.

—No, no exactamente —dijo—. En realidad está muy bien.

—¿Te anudarás a mi si tenemos relaciones sexuales?

—Eres mi pareja tanto como lo es Jungkook, Taehyung — dijo Yoongi—. Así que, imagino que lo haré.

—¿Puedo verlo?

Yoongi comenzó a reírse, Jungkook también. Taehyung dejó caer la cabeza, su rostro se puso rojo por la vergüenza. Sabía que no debería haber preguntado, pero la curiosidad anuló esa certeza. Taehyung trató de esconder su rostro en la almohada.

—¿Taehyung? —dijo Jungkook en  voz  baja—.  Taehyung, mírame, por favor.

Taehyung negó con la cabeza, estaba demasiado avergonzado para levantarla.

—Yoongi, haz  algo  —demandó  Jungkook—.  Taehyung  es… ¡maldita sea! Odio esa parte.

Una vez más, la curiosidad de Taehyung tomó lo mejor de él y levantó la cabeza justo a tiempo para ver a Yoongi estirarse sobre Jungkook para alcanzarlo. Un pequeño chillido  escapó de sus labios y cerró los ojos cuando Yoongi lo alzó sobre Jungkook y lo acomodó entre los dos hombres.

—Abre los ojos, Taehyung.

Taehyung lentamente abrió los ojos para encontrar a Yoongi directamente inclinado sobre él. Sólo cuando la mano de Yoongi se movió para acariciar su rostro, fue que se dio cuenta que sus cuerpos desnudos se presionaban juntos. Jungkook se presionaba contra su espalda.

—Ahora escúchame, Taehyung —dijo Yoongi—. La única pregunta estúpida  es la que no haces. Si quieres saber algo, si necesitas algo, demonios, si quieres algo, espero que preguntes. ¿Entiendes?

Taehyung asintió, demasiado aturdido para responder verbalmente.

 

—La razón por la que Jungkook y yo  nos  estábamos riendo es porque la única vez que el nudo aparece es después de que ya estoy dentro de él. Ni siquiera yo lo he visto.

—Oh.

—Sí… oh. —Jungkook se rio.

Yoongi rodó sobre Taehyung, arqueándole una ceja.

—Estaré encantado de mostrarte el nudo.

Taehyung se rio graciosamente. Yoongi estaba sonriendo, moviendo las cejas hacia arriba y abajo contoneándolas. La expresión en su rostro era claramente lujuriosa. Tenía la polla cada vez más dura contra su abdomen, también era un buen indicativo de las intenciones de Yoongi.

Taehyung abrió la boca para responderle a Yoongi cuando la puerta del dormitorio se abrió de golpe. Antes de que Taehyung incluso viera quién era, Yoongi los hizo rodar a él y a Jungkook al lado opuesto de la cama. Aterrizaron con un doloroso golpe, Yoongi se agachó encima de ellos. Un bajo y amenazador rugido llenó la habitación.

—¿Dónde está? —gritó alguien— ¿Dónde está la pequeña mierda?

Taehyung se asomó sobre un lado de la cama. Se quedó sin aliento, un escalofrío de pánico se disparó a través de él cuando vio a Félix y Changbin de pie en la puerta de la habitación. La rabia que florecía en sus rostros no presagiaba nada bueno para ninguno de ellos.

—Taehyung, tú pequeña mierda —gritó Félix mientras miraba con furia en toda la habitación—. Sé que estás aquí. Si no sales ahora, voy a darte una paliza antes de entregarte de nuevo a Changbin.

—¡Sal de aquí, ahora! —gritó Yoongi mientras se ponía de pie. Taehyung vio cómo el hombre gentil que le había hecho el amor a él y a Jungkook empezaba a cambiar. Las manos de Yoongi se transformaron en garras, y su boca casi se convirtió en un hocico, sus dientes le asustaban a morir.

—Esto   no    te    concierne,    perro    —gruñó    Félix—. Estamos aquí por nuestras parejas.

—Mis parejas —gruñó  Yoongi,  su  voz  estaba distorsionada por los  enormes  dientes—. Los  he reclamado, no pueden tenerlos. Pero pueden permanecer con vida si  se van ahora y nunca se acercan a ellos otra vez.

—Hay dos de nosotros y sólo uno de los tuyos, lobo. — Changbin se rio por lo bajo—. Estás  jodidamente  loco  si  crees que puedes vencernos a los dos.

—Última oportunidad —se burló Yoongi—. ¿Van a hacer las cosas inteligentemente e irse?

En vez de responder, Félix y Changbin intercambiaron una mirada socarrona, luego se lanzaron sobre Yoongi. Taehyung se sorprendió por lo rápido que se movió Yoongi. Era magnífico, todo músculo y fuerza moviéndose en un continuo fluido.

Antes de que Félix siquiera pudiera golpear a Yoongi con el puño que había levantado, Yoongi marcó a Félix con un buen arañazo de sus garras desde el pecho hasta su garganta. Desafortunadamente, eso le dejó a Changbin la abertura que necesitaba para saltar sobre la espalda de Yoongi y enterrar sus colmillos.

—No le hagas daño —gritó Jungkook, corriendo hacia la mesa de noche para tomar una lámpara. Yoongi arañó frenéticamente a Changbin en la espalda antes de que pudiera drenarlo. Jungkook saltó del lado de la cama hasta donde estaban peleando en medio de la habitación. Llevó la lámpara sobre su cabeza y con ella golpeó a Changbin tan fuerte que la lámpara se rompió.

—Ven aquí, pequeña mierda —bramó Félix, agarrando a Jungkook. Ellos estaban en desventaja por la rapidez con la que sanaban los vampiros—. ¿Dónde está Taehyung?

—No está aquí —mintió Jungkook recibiendo un revés de Félix que lo hizo volar. Taehyung quería ayudar, gritó en su interior para hacer que su cuerpo se moviera. Simplemente no escuchaba. Félix estaba sobre Jungkook en el segundo que aterrizó. Taehyung miraba, paralizado, como Félix enterraba sus colmillos en Jungkook tratando de debilitarlo.

Al mismo tiempo, Yoongi tomó la oportunidad creada por Jungkook con Changbin. Arrancándoselo de la espalda, Yoongi enterró sus largos dientes en el cuello de Changbin. Changbin peleó, arañando cada centímetro de Yoongi que podía alcanzar. Taehyung finalmente tuvo una idea. Deslizó su culo hacia atrás a la cabecera de la cama. Sin apartar los ojos de la pelea,  se estiró y tomó el teléfono.

—¿Hola? —dijo Albert desde el otro extremo del teléfono.

—Ayuda, Albert —susurró Taehyung, llorando—. Changbin y Félix nos encontraron en la habitación de Yoongi. Están tratando de matar a Yoongi y a Jungkook. No puedo ayudarles.

—Aguante, señor  —contestó  rápidamente  Albert—. Enviaré ayuda de inmediato.

Taehyung ni siquiera tuvo oportunidad de darle las gracias, cuando Albert comenzó a gritarle a la gente del otro lado del teléfono. Sólo deseaba que sus parejas pudieran aguantar hasta que la ayuda llegara. Miró de vuelta a la lucha frente a él. Parecía que Jungkook estaba siendo drenado. Taehyung extrajo todo el valor que pudo encontrar. Prefería morir que dejar morir a sus parejas.

Viendo el atizador de la chimenea, Taehyung corrió atropelladamente y lo agarró. Antes de que se acobardara, saltó y lo estrelló con tanta fuerza como pudo a un lado de Félix. Rápidamente se dejó caer al suelo, justo a tiempo para evitar las garras de Félix que se dirigían hacia él.

Vio a Changbin hacer un desastre en la espalda de Yoongi, largas garras rasgando sobre  piel desnuda. Taehyung sabía  que su pareja no podría aguantar mucho  más.  Si  esto  seguía,  a Yoongi no le quedaría piel en  su  espalda  que  no  estuviera herida. Pero aun así, su lobo no soltaría el agarre que tenía sobre el cuello de Changbin, desgarrándolo tanto como pudiera.

Taehyung buscó a su alrededor otra  arma,  algo  que pudiera usar para defender a  sus parejas.  Divisó  una  navaja de bolsillo sobresaliendo del bolsillo del pantalón de Yoongi.

La tomó y se lanzó sobre la espalda de Changbin, enterrándola tan profundamente como pudo donde debería estar el corazón de Changbin. Eso,  si Changbin  en  realidad  tuviera un corazón. Esta vez no fue tan rápido cuando la  mano  en garra lo alcanzó y se arrancó a Taehyung. Intentó ignorar el intenso dolor que estalló en su rostro.

—Voy a matarte por esto, hermano —gruñó Félix mientras alcanzaba a Taehyung, apartándolo de Changbin y arrojándolo al suelo. Su cara estaba sangrando tanto que no podía abrir sus ojos, pero conocía demasiado bien la voz de su hermano.

Sintió las garras desgarrando su pecho, justo cuando otras voces comenzaron a gritar en la habitación. Repentinamente, Félix ya no estaba encima de él.

—Es mi hermano. Tengo derecho a terminar con su vida —gritó Félix.

—No, no en mi aquelarre. —Escuchó gritar al Príncipe Zacarius a su espalda—. Mi palabra aquí es ley. Sabías que di mi Yoongidición a este acoplamiento.

—Los vampiros no se pueden acoplar con hombres lobo

—gritó Changbin—. Nosotros ya nos prometimos nuestros hermanos  el uno  al otro. Ni  siquiera    puedes ir en  contra de eso, Príncipe.

—Sí, él puede. —Taehyung escuchó gritar a Devlin—. Y nada anula el vínculo de acoplamiento. Yoongi está acoplado con Jungkook y con Taehyung. Te lo dijimos. Tu Príncipe lo decretó, y tú lo ignoraste.

—Jungkook, no puedo ver —exclamó Taehyung—. ¿Yoongi y tú están bien?

—Jungkook está inconsciente, pequeño —dijo Devlin en voz baja, levantándolo.  Un momento después Taehyung sintió el colchón debajo de él. Se sonrojó cuando se dio cuenta de que aún estaba desnudo, pero alguien puso una manta sobre él en ese momento.

—Yoongi está muy mal herido, Taehyung —continuó Devlin—, pero no debería de amenazar su vida.

—Jungkook sólo puede beber de mí o Yoongi —exclamó Taehyung—. Puede tomar toda la sangre que necesite de mí. Sólo es que no puedo verlo para alimentarlo. ¿Puedes traerlo a mí?

El colchón a un lado de Taehyung se hundió, y sintió un cálido cuerpo presionado junto a él, supo instantáneamente que era Jungkook por el tamaño de los brazos y piernas que lo tocaban.

—¿Dónde está Yoongi? —preguntó frenético. No podía ver mucho. Las luces brillaban ante sus ojos y su cabeza daba vueltas cada vez que la giraba. Taehyung sabía que  sanaría pero una lesión tan severa llevaría tiempo.

—Estoy justo aquí, cariño —dijo Yoongi cuando el colchón al otro lado de Taehyung se hundió con el peso del  hombre grande. Taehyung se estiró hacia él,  escuchando  un  pequeño siseo de dolor cuando su mano conectó con el lastimado pecho de Yoongi—. Con cuidado, bebé, voy a tardar algo de tiempo en sanar.

—¿Qu… qué sucedió? —preguntó Taehyung—  ¿Dónde están Félix y Changbin?

—No te preocupes, Taehyung —dijo Yoongi—. El Príncipe Zacarius y sus hombres se los llevaron. Supongo que tu Príncipe está bastante enfadado porque ellos ignoraron su orden. Changbin y Félix ahora tienen un montón de problemas.

—¡Bien!

Yoongi se rio y envolvió un brazo alrededor de Taehyung, tirando de él para acercarlo.

—¿Cómo  te  estás  sintiendo, bebé? ¿Algún daño permanente? —Taehyung sintió los gentiles dedos de Yoongi explorar sus ojos—. ¿Te duele?

Taehyung asintió, pero el protector aroma del acoplamiento proveniente del cuerpo de Yoongi llenó el aire que lo rodeaba. Giró la cabeza hacia el fuerte aroma e inhaló profundamente. Casi instantáneamente, el alivio y una sensación de seguridad lo embargaron. Abrumado, Taehyung gimió.

—Shhh,   cariño —susurró   Yoongi           contra su pelo. Sus fuertes brazos se apretaron alrededor del cuerpo de Taehyung— . Te tengo. Sé que esta vez fallé en mantenerte a salvo, pero juro que nunca dejaré que suceda otra vez.

—No, no —dijo Taehyung, negando rápidamente con la cabeza—. Tú no has hecho esto. Changbin y Félix lo hicieron. Hiciste todo lo que pudiste por mantenerme a mí y a Jungkook a salvo. —Taehyung se detuvo un momento, apoyando su cabeza en el hombro de Yoongi—. Nadie ha tratado de mantenerme a salvo antes.

—Siempre te mantendré a salvo, Taehyung —murmuró Yoongi—. Ahora me perteneces, a mí y a Jungkook. Nadie te lastimará otra vez. Nadie te tocará otra vez, no si no quieres.

—¿Eso los incluye a ti y a Jungkook? —preguntó Taehyung. Simplemente tenía curiosidad. No quería que Yoongi apartara sus brazos y se alejara de él.

—Por supuesto que sí, Taehyung —dijo Yoongi en voz baja. Incluso su voz sonaba calmada, pero la tensión de su cuerpo desmintió esa calma—. Tienes el derecho de decidir quién te toca, incluso yo o Jungkook.

—¿Tengo el derecho a pedirte que me toques? —La voz de Taehyung apenas era un susurro cuando  pidió la única cosa que nunca le había pedido a nadie. Tenía miedo  de  la respuesta de Yoongi, ya fuera de aceptación o rechazo. Ambas lo asustaban.

—Siempre —dijo Yoongi.

—Entonces podríamos… —Taehyung tragó saliva, su garganta se sentía seca como el Sahara—. ¿Me abrazarías otra vez? —preguntó Taehyung.

Los brazos de Yoongi instantáneamente lo rodearon otra vez. Esta vez, a pesar de las heridas en el pecho de Yoongi que se estaban curando. Taehyung fue apretado fuertemente contra su pareja.

—Siempre te abrazaré cuando quieras que  lo haga, Taehyung.

Taehyung podía sentir las lágrimas picar en las esquinas de sus ojos. Apretó al hombre fuertemente mientras enterraba su rostro en el cuello de Yoongi. El aroma fuertemente masculino, que era una parte tan natural de su pareja, llenó los sentidos de Taehyung.

—Por favor no me dejes ir —susurró, repentinamente temeroso de que todo esto fuera un sueño. No sabía si podía soportarlo si repentinamente fueran apartados de él.

Las manos de Yoongi acariciaron la espalda de Taehyung, moviéndose hacia abajo hasta detenerse en los redondeados globos de su culo, acercando aún más  a  Taehyung.  Taehyung levantó su pierna y la  enganchó  sobre  la  cadera  de  Yoongi. Podía sentir su cuerpo presionándose contra su compañero, sus pollas regresaron a la vida mientras se molían juntas.

—Nunca, cariño —prometió Yoongi—. Ahora eres mío, y nunca te dejaré ir.

Taehyung cerró los ojos y apoyó la cabeza nuevamente contra Yoongi, inhalando su intenso aroma. Se sentía como si estuviera envuelto en un capullo de euforia. Yoongi lo quería. Jungkook lo quería. Y Changbin nunca lo tendría.

—¿Yoongi? ¿Taehyung? —gritó Jungkook, con su voz ronca por la ansiedad.

Taehyung rápidamente se giró y buscó  al  hombre  que sabía que estaba junto a él. Su visión estaba mejorando,  pero no estaba completamente curada. Podía ver formas en tonos grises, movimientos borrosos.

—¿Jungkook?

—Taehyung, ¿estás bien?

—Lo estaré —respondió Taehyung. Empezó a tantear el cuerpo de Jungkook, buscando heridas—. No puedo ver muy bien, pero estoy mejorando. ¿Qué hay de ti? El consorte real dijo que estabas inconsciente.

—Estoy bien —respondió Jungkook—.  Necesi… necesito…

Taehyung sonrió.

—Necesitas alimentarte —dijo. La euforia repentinamente lo embargó cuando se dio cuenta de que le podía devolver a su compañero todas las cosas que Jungkook le había dado a lo largo de los años. Se acercó más e inclinó su cabeza hacia atrás, sintiendo que estaba apoyada en el hombro de Yoongi—. Toma lo que necesites, Jungkook.

—Pero estás herido, Taehyung —protestó Jungkook—. No puedo…

—Por favor, déjame hacer esto por ti. —Taehyung sabía que había nerviosismo en su voz, una plegaria desesperada. Necesitaba hacer esto por Jungkook, y también por Yoongi. Tenía que ser capaz de retribuirle a ambos.

—Está bien, Taehyung —dijo finalmente Jungkook—, pero dime si tomo demasiado.

Taehyung asintió. Un momento después, sintió  que Jungkook se inclinaba hacia él. Una lengua húmeda acarició su garganta justo donde su pulso latía rápidamente. Se sentía caliente, lo hizo sentir dolorido. Sus manos temblaban y las apretó contra los hombros desnudos de Jungkook mientras sentía los colmillos del hombre enterrarse en su cuello.

—Jungkook —susurró en un aterciopelado murmullo.  Cada tirón de la boca de Jungkook en su piel se sentía como un tirón en su pene. Antes de saberlo, Taehyung estaba bombeando sus caderas contra Jungkook. El rostro de Taehyung ardía. Estaba mortificado por su reacción, pero parecía no poder parar. Se sentía demasiado bien.

—Dios, cariño, eso es jodidamente sexy —gimió Yoongi en su oído. La respiración de Taehyung quedó atrapada en su garganta cuando sintió que la mano de Yoongi se arrastraba hacia abajo entre las nalgas en su culo para presionarla contra su sensible agujero—. ¿Puedo tenerte, Taehyung? ¿Puedo tomarte, cariño?

Taehyung comenzó a asentir, pero  rápidamente  recordó los colmillos profundamente  enterrados  en  su  garganta.  En su lugar, levantó su pierna y la  atrajo  contra  su  pecho, dejando que su  pantorrilla  descansara  en  la  cadera  de Jungkook. Su gesto pareció ser suficiente para Yoongi. El hombre enterró sus dedos en la estirada entrada de Taehyung, tres  de ellos a la vez.

Taehyung gimió, la doble sensación de Jungkook en su cuello y Yoongi en su culo alimentó el fuego que comenzaba en su cuerpo. Sintió la cabeza del pene de Yoongi empujando en su arrugada entrada, su cuerpo se estremeció por la anticipación.

Taehyung llevó una mano atrás y tomó la cadera de Yoongi, hundiendo sus dedos en la piel del hombre intentando acercarlo más. Necesitaba sentir a su pareja tomándolo. Necesitaba saber que Yoongi estaba bien, tanto como lo estaba Jungkook.

Al darle a Yoongi su cuerpo y a Jungkook su  sangre,  él estaba proveyendo para ambos. Estaba cuidando a sus dos parejas. Ese conocimiento era más poderoso que cualquier orgasmo que jamás hubiera podido experimentar.

Sin embargo, la sensación del grueso pene de Yoongi hundiéndose en su culo mientras Jungkook continuaba bebiendo su vida entregada en sangre era algo que Taehyung se prometió a si mismo repetir, tantas veces como se lo permitieran sus compañeros.

Yoongi comenzó a moverse, sus caderas empujaban hacia adelante, empalando a Taehyung en la muy impresionante polla del hombre. Taehyung se encogió y  envolvió  sus  manos alrededor de su pene y el de Jungkook, acariciándolos juntos. Sonrió cuando escuchó un suave gemido  proveniente  de Jungkook, y el hombre comenzó a moverse con él.

«Esto es», Taehyung pensó para sí mismo. «Esto es para lo que fui creado».

Su corazón cantaba con deleite por cada gemido que provenía de Yoongi y de Jungkook. Su corazón se sobresaltaba y su pulso latía cuando algo intenso ardió entre los tres, una conexión que los unía por toda la eternidad.

Un delicioso estremecimiento calentó su cuerpo. Las flamas ardían a través de él creciendo  más  altas,  más calientes. Taehyung empezó a jadear. Podía  sentir  la  polla  de Yoongi abriéndolo cada vez que el hombre empujaba hacia adelante, despertando terminales nerviosas que estaban latentes hasta  hoy.  Jungkook  las  descubrió,  Yoongi  las  hizo estallar. Taehyung simplemente se quedó ahí y los aceptó con entusiasmo.

Los jalones que le daba a su pene y al de Jungkook comenzaron a ser erráticos como si su mente hubiese perdido la conexión con la realidad y se  moviera  dentro  de  una neblina roja que era dominada sólo por ellos  tres.  Jungkook estaba presionado contra el pecho de Taehyung, Yoongi contra su espalda. Taehyung estaba completamente rodeado por sus parejas.

El calor era tremendo, abrumador, y Taehyung lo aceptó con los brazos abiertos. Gritó cuando disparó hebras de esperma blanco perlado entre él y Jungkook. Cuando Jungkook retiró sus dientes y se arqueó gritando su propia liberación, Taehyung se sintió abrumado por la necesidad de saborearlo. Se pegó al cuello arqueado frente a él, sus afilados colmillos fácilmente se hundieron en la suave carne de Jungkook.

Candente, dulce sangre inundó su boca. El dolor crecía en Taehyung mientras la latente sexualidad de su cuerpo despertaba. Su respiración llegó en largos y entregados gemidos. Sintió las manos de Yoongi apretarse alrededor de él. La polla de Yoongi palpitaba y se hinchaba dentro de Taehyung. Entonces Yoongi rugió, llenando a Taehyung con su liberación.

Un gemido de éxtasis escapó de los labios de Taehyung cuando el nudo en la polla de Yoongi  se  extendió  y  arraigó dentro de su cuerpo. Taehyung se dio cuenta en ese segundo, en realidad, que nunca creyó que realmente estaba acoplado con Yoongi, que podría quedarse con él para siempre. Yoongi sólo se anudaba con sus compañeros y esos eran Jungkook y Taehyung.

Sabía que estaba emparejado a Jungkook. Había sabido desde hacía años que ellos  eran  pareja,  desde  que  la pubertad lo golpeó y el olor de Jungkook cambió. Lo arrastraba, lo atraía, haciéndole darse cuenta  de  lo  que  quería  en  su vida. Taehyung nunca pensó que lo obtendría.

Ahora tenía dos. El corazón de Taehyung casi estalló por el abrumador sentimiento de amor y alivio, drenando todas sus dudas. Había sido reclamado por sus dos parejas, un reclamo que sería reconocido en ambos mundos, en el de los vampiros y en el de los hombres lobo.

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