Suga escuchó el sonar de la alarma de Jungkook. Refunfuñó cansado, se dio la media vuelta chocando con el cuerpo tibio de un hombre. Pestañeó un par de veces, sonrió placenteramente y tocó el cuerpo musculoso de Tae por debajo de las sábanas.
—Oh, puedo acostumbrarme
fácilmente a esto. —Encontró esa tentadora erección mañanera y la rodeó con sus
dedos, dándola una lenta y larga caricia.
Tae abrió los ojos enseguida.
—Hola, —lo saludó Suga riendo.
—Pero bueno, esta es una excelente
manera de despertarse. —Dijo Tae estirando los brazos por encima de su cabeza—.
¿Por qué no inventan un despertador que haga lo mismo?
Suga rió.
—¿Necesitas ir al baño, o..?
—No. Adelante, por favor. —Tae apartó
las sábanas y abrió las piernas.
Suga se sentó, lamiéndose los labios empezó a trabajar en el pene de Tae.
—Mírate, Tae, eres increíble.
—Estaba pensando exactamente lo
mismo. Aparta del todo la sábana. Déjame verte.
Suga se deshizo de las sábanas, dejando
al aire su propia erección.
********************
Tae miraba como su miembro era
devorado por Suga. Suga se sentía inmensamente halagado porque podía poner a
Tae en ese estado de excitación.
Tae cerró los ojos y su cuerpo se
tensó. Delicadas manchas lechosas y blancas se esparcieron por el pecho y
abdomen de Tae. Mientras Tae trataba de recuperar el aliento, Suga se acostó
encima de él embarrándose con el semen entre ellos.
Tae gruñía de placer abriendo las
piernas aún más para darle espacio a Suga. Suga empezó a darle ligeros
golpecitos a la puerta trasera de Tae.
—Toc, toc, ¿puedo entrar?
—La puerta siempre está abierta
para ti, hermoso. — Se rió Tae.
Entusiasmado, Suga puso lo que iba
a necesitar en la mesita, colocándose el condón y aplicando el lubricante.
Dobló las piernas de Tae, Suga temblaba con anticipación al entrar. Cuando
abrió los ojos, Suga encontró que Tae lo miraba con una seria pero amorosa
expresión.
Apresuró sus estocadas, se sostuvo
de las rodillas de Tae para poder estar un poco más profundo, culminando dentro
de él. Le tomó un par de segundos a Suga el poder recuperarse, se quitó el
condón y cayó encima del pecho de Tae. Sus corazones golpeando fuerte y
estruendosamente como si fueran uno solo. Suga cerró los ojos, saboreando el
sentirse amado y protegido. Había pasado tantísimo tiempo desde entonces.
Estaba más que feliz de que éste tiempo ya hubiera llegado.
Tae pasó sus dedos por entre el
largo cabello de Suga.
—¿Suga?
—¿Sí?
—¿Crees que puedas tomarte unas vacaciones?
Suga alzó el rostro para poder ver
a Tae directamente en los ojos.
—¿Quieres que cierre la tienda?
—¿Cerrarla? ¿Qué Suran se
encargue? ¿Conseguir a alguien que le ayude?
—¿Por qué? ¿Tenías planeado ir a
algún lado? No puedo dejar solo a Jungkook.
—No tenemos por qué ir a un lugar
apartado. Solo unos cuantos días. Pasar un poco de tiempo de calidad juntos.
Jugueteaba con el pezón derecho de
Tae mientras lo consideraba. Después de unos segundos Suga le contestó.
—Sí. Creo que tienes razón.
Necesito un poco de paz después de todo lo que ha pasado.
Tae le sonrió complacido,
abrazándolo fuertemente.
— No sabes cuánto te adoro, Suga,
no sabes.
El corazón le rebosaba de alegría.
—Oh, detective Kim, siempre sabes
qué decir.
Suga y Tae estaban saliendo de la
ducha cuando Jungkook gritó el nombre de Suga.
—¿Qué? —Suga se asomó por la
puerta del baño, con la toalla anudada en la cintura.
—El abuelo está al teléfono, —dijo Jungkook,
tapando el auricular con la mano.
—¿Papá? —Suga tragó saliva
nervioso. Puso el teléfono en su oreja y contestó—: ¿Hola?
—¿Yoongi?
—¿Papá? ¿Qué sucede? ¿Mamá está
bien? —Suga miró por encima de su hombro, sabiendo que Tae trataba de no
escuchar.
—Solo llamaba para saber si
estabas bien.
Suga ladeó la cabeza, curioso.
—¿Por qué?
—Hay una noticia en el periódico
que dice que estabas siendo acosado. Tu madre y yo nos preocupamos. Jungkook me
explicó que ha pasado pero aun así quería escucharte. ¿Necesitas algo?
En un estado de completo estupor,
Suga se sentó en la cama con la toalla anudada en sus caderas.
—Vaya. Pensé que me habían
desheredado y que no querían saber nada de mí.
—Quizás fue una decisión muy
apresurada. Han pasado muchos años desde eso, Yoongi. Tu madre y yo tenemos la
esperanza de que tal vez podamos enmendar las cosas. Jungkook podría pasar un
poco de tiempo con nosotros. Ya sabes. Para poder darte tiempo para calmarte.
Se limpió las lágrimas viendo a
Tae que lo observaba desde el umbral de la puerta. Suga le tendió la mano, Tae
la tomó sentándose junto a él en la cama.
—Sí, papá. Eso sería fantástico.
Es verdad que necesito un poco de tiempo para calmarme. No he tenido unas
verdaderas vacaciones en más de diez años. Desde que Irene murió.
—¿Por qué no vienes tú también? ¿Tienes que
trabajar el día de hoy?
—Eso tenía planeado. Pero puedo ir
después del trabajo.
—Me parece bien, hijo. Trae a Jungkook
para que podamos cenar en familia.
—Um, papá… —Suga miró fijamente
los ojos de Tae para poder juntar coraje.
—Dime, Yoongi.
—Hay… Hay un hombre en mi vida.
—Suga esperó.
—¿Sí?
—Es el detective que me salvó la
vida. Se llama Kim Taehyung.
—¿Quieres traerlo a casa?
—Si no hay problema.
—No hay ninguno. Estamos en deuda
con él por que te ha salvado la vida. Así que, ¿nos vemos después?
—¿Cómo a las seis? —Preguntó Suga.
—Perfecto. Ya quiero verte, hijo.
—Gracias, papá. Yo también. —Suga
colgó, llorando, pero éstas eran lágrimas de dicha—. No puedo creerlo. Mi papá
leyó el artículo en el periódico y quiere enmendar las cosas. Quiere conocerte.
No he hablado con mi papá desde hace más de una década. Estoy muy nervioso,
Tae.
—Oh, ven aquí. —Tae lo estrechó entre sus
brazos, acariciándole la espalda—. Me alegro muchísimo por ti, Suga.
Suga se apartó de él, diciendo.
—No te he preguntado si es que
querías. ¿No hay problema? ¿Quieres venir a casa de mis padres a cenar esta
noche?”
—Lo que tú quieras. —Tae le secó
las lágrimas.
—Dijeron que Jungkook puede
quedarse con ellos para que yo me tome un descanso.
—Fantástico. No pudo haber pasado
en mejor momento.
Las sensaciones eran demasiado
para él. Suga se cubrió el rostro y comenzó a sollozar, era como si el alivio
que sentía fuera demasiado.
—Shh, amor, no llores. —Tae tomó
las manos de Suga entre las suyas.
Suga alzó el rostro y suspiró.
—No puedo recordar ni un solo
momento de mi vida en que todo me saliera a pedir de boca. No sé como
reaccionar.
Tae estalló en carcajadas.
—Bueno, pero no te acostumbres. La
vida no es siempre un lecho de rosas, hermoso.
Un ligero golpe se escuchó en la
puerta. Suga le dijo a Jungkook que podía pasar.
—¿Vamos a ir con la abuela y el
abuelo? —Preguntó.
—Sí. Esta noche. ¿Te parece bien?
—¡Yeah! ¡Genial! —Sonrió Jungkook.
—Mira, Jungkook, —empezó Suga— si Tae y yo
quisiéramos pasar un tiempo a solas...
—Sí, —respondió Jungkook.
—¿Sí? Ni siquiera sabes qué es lo
que te voy a decir.
—Claro que lo sé. Quieres irte de
vacaciones con Tae. Puedo quedarme en casa de los abuelos. No hay problema. Te
lo mereces, papá. Después de todo por lo que has pasado.
Los ojos de Suga se abrieron
asombrados. Le tendió la mano y le dijo a su hijo.
—¡Ven aquí!
Jungkook permitió que su padre lo
abrazara.
Sintieron los brazos de Tae
rodeándolos, Suga empezó a reír.
—¡Abrazo de grupo!
Escuchar la risa de Jungkook valía
su peso en oro para Suga.
—Está bien. Ahora prepárate para
ir a la escuela, Jungkook. —Le riñó juguetonamente Suga.
—Está bien. ¡No puedo esperar a
decirles a todos sobre la muerte de Jeno!
Antes de que Suga pudiera reñirle
debidamente, Jungkook se había marchado de su habitación. Suga miró a Tae,
quien se encogió de hombros y dijo.
—Niños.
—Ven aquí. —Ronroneó Suga,
atrapando a Tae entre el colchón y su cuerpo.
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