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domingo, 19 de junio de 2022

CAPITULO 13

Suga escuchó el sonar de la alarma de Jungkook. Refunfuñó cansado, se dio la media vuelta chocando con el cuerpo tibio de un hombre. Pestañeó un par de veces, sonrió placenteramente y tocó el cuerpo musculoso de Tae por debajo de las sábanas.

—Oh, puedo acostumbrarme fácilmente a esto. —Encontró esa tentadora erección mañanera y la rodeó con sus dedos, dándola una lenta y larga caricia.

Tae abrió los ojos enseguida.

—Hola, —lo saludó Suga riendo.

—Pero bueno, esta es una excelente manera de despertarse. —Dijo Tae estirando los brazos por encima de su cabeza—. ¿Por qué no inventan un despertador que haga lo mismo?

Suga rió.

—¿Necesitas ir al baño, o..?

—No. Adelante, por favor. —Tae apartó las sábanas y abrió las piernas.

Suga se sentó, lamiéndose los labios empezó a trabajar en el pene de Tae.

—Mírate, Tae, eres increíble.

—Estaba pensando exactamente lo mismo. Aparta del todo la sábana. Déjame verte.

Suga se deshizo de las sábanas, dejando al aire su propia erección.

********************

Tae miraba como su miembro era devorado por Suga. Suga se sentía inmensamente halagado porque podía poner a Tae en ese estado de excitación.

Tae cerró los ojos y su cuerpo se tensó. Delicadas manchas lechosas y blancas se esparcieron por el pecho y abdomen de Tae. Mientras Tae trataba de recuperar el aliento, Suga se acostó encima de él embarrándose con el semen entre ellos.

Tae gruñía de placer abriendo las piernas aún más para darle espacio a Suga. Suga empezó a darle ligeros golpecitos a la puerta trasera de Tae.

—Toc, toc, ¿puedo entrar?

—La puerta siempre está abierta para ti, hermoso. — Se rió Tae.

Entusiasmado, Suga puso lo que iba a necesitar en la mesita, colocándose el condón y aplicando el lubricante. Dobló las piernas de Tae, Suga temblaba con anticipación al entrar. Cuando abrió los ojos, Suga encontró que Tae lo miraba con una seria pero amorosa expresión.

Apresuró sus estocadas, se sostuvo de las rodillas de Tae para poder estar un poco más profundo, culminando dentro de él. Le tomó un par de segundos a Suga el poder recuperarse, se quitó el condón y cayó encima del pecho de Tae. Sus corazones golpeando fuerte y estruendosamente como si fueran uno solo. Suga cerró los ojos, saboreando el sentirse amado y protegido. Había pasado tantísimo tiempo desde entonces. Estaba más que feliz de que éste tiempo ya hubiera llegado.

Tae pasó sus dedos por entre el largo cabello de Suga.

—¿Suga?

—¿Sí?

 —¿Crees que puedas tomarte unas vacaciones?

Suga alzó el rostro para poder ver a Tae directamente en los ojos.

—¿Quieres que cierre la tienda?

—¿Cerrarla? ¿Qué Suran se encargue? ¿Conseguir a alguien que le ayude?

—¿Por qué? ¿Tenías planeado ir a algún lado? No puedo dejar solo a Jungkook.

—No tenemos por qué ir a un lugar apartado. Solo unos cuantos días. Pasar un poco de tiempo de calidad juntos.

Jugueteaba con el pezón derecho de Tae mientras lo consideraba. Después de unos segundos Suga le contestó.

—Sí. Creo que tienes razón. Necesito un poco de paz después de todo lo que ha pasado.

Tae le sonrió complacido, abrazándolo fuertemente.

— No sabes cuánto te adoro, Suga, no sabes.

El corazón le rebosaba de alegría.

—Oh, detective Kim, siempre sabes qué decir.

Suga y Tae estaban saliendo de la ducha cuando Jungkook gritó el nombre de Suga.

—¿Qué? —Suga se asomó por la puerta del baño, con la toalla anudada en la cintura.

 —El abuelo está al teléfono, —dijo Jungkook, tapando el auricular con la mano.

—¿Papá? —Suga tragó saliva nervioso. Puso el teléfono en su oreja y contestó—: ¿Hola?

—¿Yoongi?

—¿Papá? ¿Qué sucede? ¿Mamá está bien? —Suga miró por encima de su hombro, sabiendo que Tae trataba de no escuchar.

—Solo llamaba para saber si estabas bien.

Suga ladeó la cabeza, curioso.

—¿Por qué?

—Hay una noticia en el periódico que dice que estabas siendo acosado. Tu madre y yo nos preocupamos. Jungkook me explicó que ha pasado pero aun así quería escucharte. ¿Necesitas algo?

En un estado de completo estupor, Suga se sentó en la cama con la toalla anudada en sus caderas.

—Vaya. Pensé que me habían desheredado y que no querían saber nada de mí.

—Quizás fue una decisión muy apresurada. Han pasado muchos años desde eso, Yoongi. Tu madre y yo tenemos la esperanza de que tal vez podamos enmendar las cosas. Jungkook podría pasar un poco de tiempo con nosotros. Ya sabes. Para poder darte tiempo para calmarte.

Se limpió las lágrimas viendo a Tae que lo observaba desde el umbral de la puerta. Suga le tendió la mano, Tae la tomó sentándose junto a él en la cama.

—Sí, papá. Eso sería fantástico. Es verdad que necesito un poco de tiempo para calmarme. No he tenido unas verdaderas vacaciones en más de diez años. Desde que Irene murió.

 —¿Por qué no vienes tú también? ¿Tienes que trabajar el día de hoy?

—Eso tenía planeado. Pero puedo ir después del trabajo.

—Me parece bien, hijo. Trae a Jungkook para que podamos cenar en familia.

—Um, papá… —Suga miró fijamente los ojos de Tae para poder juntar coraje.

—Dime, Yoongi.

—Hay… Hay un hombre en mi vida. —Suga esperó.

—¿Sí?

—Es el detective que me salvó la vida. Se llama Kim Taehyung.

—¿Quieres traerlo a casa?

—Si no hay problema.

—No hay ninguno. Estamos en deuda con él por que te ha salvado la vida. Así que, ¿nos vemos después?

—¿Cómo a las seis? —Preguntó Suga.

—Perfecto. Ya quiero verte, hijo.

—Gracias, papá. Yo también. —Suga colgó, llorando, pero éstas eran lágrimas de dicha—. No puedo creerlo. Mi papá leyó el artículo en el periódico y quiere enmendar las cosas. Quiere conocerte. No he hablado con mi papá desde hace más de una década. Estoy muy nervioso, Tae.

 —Oh, ven aquí. —Tae lo estrechó entre sus brazos, acariciándole la espalda—. Me alegro muchísimo por ti, Suga.

Suga se apartó de él, diciendo.

—No te he preguntado si es que querías. ¿No hay problema? ¿Quieres venir a casa de mis padres a cenar esta noche?”

—Lo que tú quieras. —Tae le secó las lágrimas.

—Dijeron que Jungkook puede quedarse con ellos para que yo me tome un descanso.

—Fantástico. No pudo haber pasado en mejor momento.

Las sensaciones eran demasiado para él. Suga se cubrió el rostro y comenzó a sollozar, era como si el alivio que sentía fuera demasiado.

—Shh, amor, no llores. —Tae tomó las manos de Suga entre las suyas.

Suga alzó el rostro y suspiró.

—No puedo recordar ni un solo momento de mi vida en que todo me saliera a pedir de boca. No sé como reaccionar.

Tae estalló en carcajadas.

—Bueno, pero no te acostumbres. La vida no es siempre un lecho de rosas, hermoso.

Un ligero golpe se escuchó en la puerta. Suga le dijo a Jungkook que podía pasar.

—¿Vamos a ir con la abuela y el abuelo? —Preguntó.

—Sí. Esta noche. ¿Te parece bien?

—¡Yeah! ¡Genial! —Sonrió Jungkook.

 —Mira, Jungkook, —empezó Suga— si Tae y yo quisiéramos pasar un tiempo a solas...

—Sí, —respondió Jungkook.

—¿Sí? Ni siquiera sabes qué es lo que te voy a decir.

—Claro que lo sé. Quieres irte de vacaciones con Tae. Puedo quedarme en casa de los abuelos. No hay problema. Te lo mereces, papá. Después de todo por lo que has pasado.

Los ojos de Suga se abrieron asombrados. Le tendió la mano y le dijo a su hijo.

—¡Ven aquí!

Jungkook permitió que su padre lo abrazara.

Sintieron los brazos de Tae rodeándolos, Suga empezó a reír.

—¡Abrazo de grupo!

Escuchar la risa de Jungkook valía su peso en oro para Suga.

—Está bien. Ahora prepárate para ir a la escuela, Jungkook. —Le riñó juguetonamente Suga.

—Está bien. ¡No puedo esperar a decirles a todos sobre la muerte de Jeno!

Antes de que Suga pudiera reñirle debidamente, Jungkook se había marchado de su habitación. Suga miró a Tae, quien se encogió de hombros y dijo.

—Niños.

—Ven aquí. —Ronroneó Suga, atrapando a Tae entre el colchón y su cuerpo.

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