Un fuerte golpeteo despertó a Yoongi. Gimió y rodó hacia su
compañero, tratando de enterrarse debajo de su almohada y presionar su cuerpo
contra su compañero al mismo tiempo. Incluso si podía ver los primeros rayos de
sol de la mañana entrando por las ventanas, era demasiado temprano para
despertar.
Desde que se había mudado por completo con Tae, sus días
habían sido largos y sus noches aún más. El primer par de semanas desde que se
unió a la manada de Wolf Creek las pasó logrando que los miembros de su antigua
manada se integraran a la nueva manada. No todo el mundo de la manada de Shasta
se había quedado, pero la mayoría lo había hecho, incluyendo a Ethan. Su
hermano se había quedado alrededor lo suficiente para que Ethan se estableciera
y luego regresó al extranjero.
Yoongi estaba preocupado por Virgil, pero no hubo nada que
pudiera convencer al hombre de quedarse. Virgil tenía sus propios demonios en
los que trabajar. Yoongi sabía de lidiar con su hermano, Wondin, que esos
demonios sólo serían superados cuando Virgil estuviera dispuesto a vencerlos, y
no antes. Sólo esperaba que tanto Virgil como Wondin entendieran eso antes de
que las cosas se pusieran peores para los dos hombres.
Desafortunadamente, Timmins y Douglas no habían sobrevivido
a sus ataques. A Yoongi le hubiera gustado que a esos hombres los hubiesen
llevado ante la justicia de la manada. Los vampiros que habían atado al árbol
habían desaparecido, así que Yoongi sabía que aún había vampiros afuera cazando cambiaformas. Había
trabajado junto con Dowoo, Namjoon y los otros ejecutores para establecer
patrullajes regulares a lo largo de Wolf Creek. Con suerte, esas medidas de
seguridad evitarían que cualquier miembro de la manada desapareciera o fuera
secuestrado por los vampiros.
Como gesto de buena voluntad hacia los otros vampiros, Hoseok
se había ido para devolver el cuerpo de Wendy a su aquelarre. Dowoo no quería
que su muerte se volviera en contra de la manada de Wolf Creek. Esperaba, que
después de explicarle a su aquelarre lo que había sucedido, no buscaran
venganza. Yoongi casi deseaba que ellos simplemente pudieran liquidar a algunos
de ellos. Ahora entendía por qué había empezado la Gran Guerra y por qué los
lobos y los vampiros no se mezclaban.
Afortunadamente, las cosas parecían haberse calmado. Yoongi
había pasado la última semana tomando test tras test junto al entrenamiento que
necesitaba para ser ayudante de alguacil en Wolf Creek. Añadiendo largas horas
de estudiando a cada ley y reglamento que Namjoon le había arrojado, Yoongi
usualmente estaba listo para caerse en el momento en que llegaba a casa.
El agotamiento duraba hasta que entraba por la puerta de la
casa en la que ahora vivía con Tae. Salía volando por la ventana cuando veía a
su compañero esperándolo al final de un largo día.
Y ahí era donde sus largas noches se convertían en juego. Tae
nunca dejaba de esperarlo en la puerta, algunas veces desnudo, otras no. De
cualquier manera, Yoongi sólo necesitaba echarle una mirada a su magnífico
compañero, y repentinamente rejuvenecía. Disfrutar de ese exuberante cuerpo
hasta altas horas de la madrugada, se había convertido en una norma en torno a
la casa.
La cual era la razón por la que quería desesperadamente que
el fuerte golpeteo desapareciera, pero parecía que seguía haciéndose más fuerte
con cada golpe. Yoongi gruñó cuando vio que sólo eran las seis de la mañana.
Dándose cuenta que quien estuviera golpeando en su puerta no lo iba a dejar
dormir, Yoongi se levantó de la cama y buscó sus jeans.
Rápidamente los deslizó por sus piernas y subió la
cremallera y luego bajó por la escalera para averiguar quién demonios estaba
jugando con su paz y tranquilidad. Si ellos fueran muy afortunados, se saldrían
con la suya sólo con el labio hinchado. Sin embargo no lucía bien para quien
quiera que fuera.
Yoongi pisoteó por la sala de estar y abrió la puerta de
golpe.
—¿Qué? —espetó, e instantáneamente deseó
no haberlo hecho cuando vio al Alfa Kim y a su esposa de pie en el umbral de la
puerta—. Oh, hola —Yoongi sintió su rostro enrojecer cuando el Alfa
arqueó su ceja—. Lamento esto, tuve una larga noche.
—Sí, bueno —dijo el Alfa—. Supongo que
será mejor que te acostumbres a las noches largas. Va a ver un montón de ellas
en tu futuro.
«¿Huh?»
Yoongi se rascó un lado de su cabeza. ¿Le estaba diciendo el
Alfa que jodiera a su hijo más a menudo o que se quedara hasta tarde siendo
jodido? ¿Y por qué de todos modos el Alfa se estaba metiendo en su vida sexual?
Eso era un poco burdo.
—Lo siento, acaba de decir que… —Sí, Yoongi no pudo terminar ese pensamiento, mayoritariamente porque
él no quería discutir su vida sexual con los padres de su compañero. Pero en
parte también porque de pronto sintió como si el Desierto del Sahara hubiera
fijado su residencia en su garganta cuando vio a Namjoon y Jin caminar
hacia el porche del frente con Carrie y Namjoony en sus brazos—. ¿Pasa algo malo con los niños?
Tae y Yoongi no habían sido capaces de mantenerse alejados
de Carrie y Namjoony, a pesar de que sabían que alguna otra familia podría
tenerlos. Habían tratado de limitar sus visitas, porque no querían causar problemas
con cualquier otra familia que pudiera conseguirlos. No había sido fácil. Las
últimas semanas habían parecido un infierno para ambos.
Las llamadas telefónicas nocturnas de Jisoo no habían
ayudado. Yoongi pensaba que Tae se iba a desmoronar cada maldita vez. En
cambio, su compañero se lograba dominar lo suficiente para conducir a la casa
de sus padres y ayudar a los niños a ir a la cama. Namjoony y Carrie estaban
bien durante el día, pero cuando se ponía el sol, sus temores salían y se
rehusaban a ir a la cama hasta que veían a Tae y Yoongi.
—Pensé que te gustaría saber que hemos
sido incapaces de localizar a algún familiar de Carrie y Namjoony — dijo Dowoo—,
así que una familia adecuada ha sido elegida para ellos.
—¡No! —La susurrada exclamación vino
desde atrás de Yoongi. Se dio la vuelta
para ver a Tae parado en el arco que se dirigía a la cocina, luciendo
como si fuera a colapsar bajo el peso de la angustia que notoriamente era
evidente en su rostro.
Si Carrie y Namjoony tenían que ir con otra familia, que así
sea. Tae y él estaban preparados para eso. Y les hubiera gustado tener la
oportunidad de decir adiós a los niños, que era la razón por la cual suponían
estaban en el porche del frente. Pero Dowoo podría haberlos llamado o algo así.
No tenía que sorprenderlos con los niños allí. Podría haber sido un poco más
amable cuando les arrancara el corazón a Tae y a Yoongi.
Yoongi quería golpear al Alfa Kim directamente en la boca.
En cambio, se apresuró a cruzar la habitación para envolver sus brazos
alrededor de los hombros de Tae, colocándose entre su compañero y sus
invitados.
Las lágrimas brillaban en los ojos de Tae mientras miraba a Yoongi
con tal dolor que Yoongi casi empezó a llorar. Alzó la mano y secó las lágrimas
en las pestañas y ojos de Tae.
—Lo siento tanto, amor —susurró en
silencio—. Sé cuánto querías a los niños. ¿Pero tal vez el que los adopte nos
permitirá visitarlos?
—Yoongi, no sé si pueda —Tae pasó
la lengua por sus labios como si de pronto se hubiesen secado—. No sé si pueda
verlos y no tenerlos.
—Nos podemos mudar —sugirió Yoongi—. Tal
vez encontrar otra manada.
Odiaría tener que mudarse otra vez después de que ellos se
habían establecido en la casa de Tae, pero lo haría si tenía que hacerlo. Eso
significaría dejar a toda la familia de Tae atrás así como a casi todos los que
Tae conocía. Pero hacer feliz a Tae era más importante que quedarse.
—¿Harías eso? —preguntó en
silencio Tae— ¿Te mudarías lejos de aquí después de
que acabas de establecerte?
—Bebé, iría a cualquier lugar por ti. ¿No
deberías saberlo ya?
—¿Pero qué pasa con Jimin y Jungkook?
Ellos acaban de mudarse a su nueva casa. Y Wondin también se está estableciendo.
Hoseok regresará pronto y también estará aquí. La mayoría de tu familia estará
aquí. ¿Cómo puedes dejarlos a todos ellos?
Yoongi agarró la cara de Tae y la sostuvo entre sus manos,
inclinando la cabeza del hombre hacia atrás para así poder ver los ojos grises
de Tae.
—Tú eres más importante, Tae. Si no eres
feliz aquí en Wolf Creek, iremos a otro lugar. Es así de simple.
Tae pareció calmarse con las palabras de Yoongi. Se secó las
lágrimas y luego dejó escapar un profundo suspiro.
—Está bien, entonces —dijo Tae en voz alta—. Puedo hacer esto. Carrie y Namjoony necesitan
nuestro apoyo. Necesitan entender que aún los amamos sin importar quien los
adopte, y ellos deben saber que estamos felices por ellos.
Yoongi no podía estar más de acuerdo. Por más que deseara
que los niños le pertenecieran a él y a Tae; Carrie y Namjoony necesitaban su
apoyo. Si los niños pensaban que eran felices por ellos, entonces tal vez no
ofrecerían mucho escándalo a sus nuevos padres.
—Vamos, amor, pon una sonrisa en ese
apuesto rostro tuyo y vamos a despedirnos de los niños.
La sonrisa de Tae tambaleó cuando curvó la comisura de su
boca, pero al menos estaba allí.
—Puedo hacer esto —dijo otra vez Tae, pero Yoongi estaba
bastante seguro de que el hombre estaba hablando consigo mismo.
Tomó la mano de Tae y entrelazó sus dedos y luego se volvió
para enfrentar a la familia de Tae. No se sorprendió que ellos hubieran entrado
mientras había estado hablando con Tae. Aún era temprano y hacía frío.
No podía soportar la sonrisa en el rostro de Dowoo, y era
todo lo que podía hacer para no sacársela con sus puños. Sabía que el Alfa
pensaba que había hecho la mejor elección que pudo para Carrie y Namjoony, pero
él no necesitaba restregárselo en la cara a Tae. Su hijo ya estaba lo
suficientemente devastado por la pérdida de los dos niños.
Tae se apartó y se puso de rodillas frente a los niños. Yoongi
le lanzó a Dowoo una mirada diabólica y luego se acercó para reunirse a Tae, quedándose
justo detrás de él. Cuando Namjoony levantó sus brazos, Tae sonrió y tomó al
pequeñín en brazos.
—Oye, Namjoony —dijo en voz baja,
esperando que su voz no se quebrara. También esperaba que Namjoony no pudiera
sentir la devastación que estaba devorando su control—. El Alfa Kim dijo que tendrás una nueva mami y papi.
—No dije exactamente eso —dijo Dowoo—.
Creo que dije que una familia adecuada de la manada había sido elegida para
ellos.
—Pero… —la mandíbula de Yoongi cayó
cuando Dowoo y Jisoo comenzaron a sonreír. Una sensación repentina de
algo muy profundo comenzó a extenderse a través de él. Se agachó y le dio una
palmadita a Tae hasta que el hombre lo golpeó—.
Levántate, Tae. Creo que tu padre tiene algo que decirnos.
Tae se puso de pie y se volvió hacia sus padres, con su
carga acurrucada en sus brazos. Yoongi lo sentía temblar como si no pudiera
soportar lo que su padre tenía que decir. Se acercó a Tae hasta que sus hombros
se rozaron.
— Después de una cuidadosa consideración…
— comenzó Dowoo, sólo para ser interrumpido por su esposa.
—Y debido a que los niños parecen no
poder pasar un día entero sin ver a alguno de los dos —añadió Jisoo.
Dowoo sonrió.
—Mi mejor veredicto es que Carrie y Namjoony
sean colocados con ustedes dos. —Dowoo rápidamente levantó su mano antes
de que Yoongi pudiera decir las palabras que habían estado en su lengua—. Y antes de que preguntes, sí, son suyos para siempre. Pueden venir
mañana y llenar los papeles de adopción.
—¿Los podemos adoptar así como así? —preguntó
Yoongi. Necesitaba asegurarse que no habría ningún obstáculo en su camino antes
de empezar a creer que Carrie y Namjoony podían ser suyos para siempre— ¿Qué hay con el período de espera de seis meses, o de los servicios
de menores? ¿No deberían juzgar para aprobar que los adoptemos?
Dowoo le dio a Yoongi una sonrisa cómplice.
—Afortunadamente para ti, no solo tengo
alguna influencia como alcalde de Wolf Creek, el director de los servicios de
menores de nuestra pequeña ciudad resulta que es un miembro de esta
manada. No sólo ha firmado su adopción, sino que ella le dijo adiós a los seis
meses de período de espera.
La boca de Yoongi cayó abierta. Quería decir algo, cualquier
cosa, pero no pudo conseguir que los músculos de su garganta trabajaran
correctamente. ¿Cómo podría agradecerle al hombre por entregarle algo tan
precioso como dos niños?
—¿Ellos son nuestros? —susurró Tae—
¿Ellos realmente son nuestros?
—Lo son. —La sonrisa de Dowoo se hizo aún
más grande—. Y no puedo decirte lo feliz que estoy por ser capaz de
decir eso. La familia Jenkins aplicó para ser los padres de Carrie y Namjoony.
Con sus otros hijos y su granja, pensé que tendría que escoger entre ustedes
dos. Y luego Sarah Jenkins descubrió que estaba embarazada de nuevo, y luego
ellos decidieron que no podían adoptar a dos niños pequeños además del nuevo.
—¿Ninguna otra familia lo solicitó?
—No. —Dowoo negó con la cabeza—. Sólo tú
y Tae y la familia Jenkins.
—¿Y algún familiar? —preguntó Tae—
¿Fuiste capaz de localizar a algún familiar?
—En realidad, sí.
Yoongi sintió su corazón latir en su pecho.
—Carrie y Namjoony tienen una prima segunda
viviendo en una manada en California donde nació su madre. Ella tiene ochenta y
dos años y ya tiene seis hijos, veintitrés nietos, y cinco bisnietos. Aunque a
ella le gustaría mantener el contacto, no está en posición de tomar la
custodia de los niños ni tampoco nadie en su familia. Tengo una carta en donde
renuncia a los derechos que su familia tiene.
—Seamos realistas, chicos —dijo Jisoo—.
Sus días de amantes libres han terminado. Esto es temprano en la mañana,
tarde por la noche, y menos sueño en una sola noche de la que has tenido en una
noche de salir a un bar. —Jisoo le movió su dedo a Tae y Yoongi—.
Y a partir de ahora, los bares también están fuera de su futuro. Tienen dos
niños que llevar a la universidad. No pueden permitirse los bares.
—¡Sí! —Yoongi abrazó a Namjoony contra su
pecho y alcanzó a Tae, arrastrando a Tae y Carrie también en su abrazo.
Presionó su frente contra la de Tae, sonriendo a través de las lágrimas que
podía sentir correr por su rostro.
—Lo primero que tenemos que hacer es
empezar a buscar una casa —dijo Yoongi—. Nuestros niños no pueden crecer en un
lugar pequeño. Ellos necesitan más espacio.
—Y un patio —añadió Tae. Yoongi sonrió.
—Y un patio.
—Necesitamos un perrito, Tae. Todo
niño necesita un perrito.
Dowoo se aclaró la garganta.
—Creo que es el deber de cada abuelo
comprarles un perrito a sus nietos. —Él lucía tan severo, como el Alfa que
había intimidado a Yoongi la primera vez que se encontraron. Si no fuera
por las lágrimas que brillaban en sus propios ojos, Yoongi podría haber pensado
que Kim Dowoo en absoluto tenía sentimientos. Pero, ahora, él lo conocía mejor.
—Está bien, abuelito, puedes darle a los
niños un perrito.
Yoongi estaba tan feliz que podría estallar. El brillo en el
rostro de Tae gritaba al mundo lo feliz que estaba su compañero, y eso hacía
feliz a Yoongi. Él tenía casi todo con lo que alguna vez había soñado tener,
ahí mismo entre sus brazos.
—¿Taehyung? —preguntó Dowoo— ¿Las uñas de
tus pies son rosa?
«¡Uups!»
FIN
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