Se dirigió subiendo las escaleras, rodando su cabeza en su
cuello.
Hacía tres días que Yoongi se había ido.
Dos largas noches con la luna brillando bajo él, haciéndole
que le doliera. Se levantaba cada mañana exhausto, la casa era una ruina, los
moretones en su cuerpo por la necesidad de dejar salir a su gato, necesitando
encontrar a su compañero.
Esto era de locos.
Aunque había terminado su trabajo e hizo una gran cantidad
de dinero haciéndolo. Ahora todo lo que tenía que hacer era limpiar, empacar, y
conseguir un billete de avión.
Divertido, realmente cómo había temido dejar la jodida
ciudad por años y ahora… ahora sabía que Yoongi estaba esperándolo, sabía que
había un lugar para él y estaba haciéndolo. Se iba a ir y dejar toda la locura
y preocupación detrás de él.
Los pelos detrás de su nuca se levantaron mientras abría la
puerta de enfrente. Raro, porque su edificio era seguro, ¿verdad? ¿Seguro? No
había nada detrás de él y tenía alarmas de seguridad.
Había algo, no estaba seguro qué, no estaba seguro de nada, pero…
Algo.
Cerró la puerta detrás de él sorteando el caos hacia la
cocina, marcando a Yoongi. El teléfono sonó y sonó, finalmente fue hacia la
contestadora de voz. Esperando a que finalizara el saludo, entonces sonrió. Amando
que pudiera saborear a Yoongi ahora, jugar con su pareja.
—Hey, tú, espero que la luna haya sido buena para ti. He
finalizado todas las cosas aquí, estoy libre. Quién sabe, quizás me vaya unas
largas vacaciones. Ve las señales. Llámame.
Ahí. Si no conseguía que lo llamara pronto nada podría,
¿verdad?
Se echo a reír, sacudió su cabeza, y tiró su teléfono en el
sofá. Necesitaba empacar una mochila, la laptop y un puñado de otras cosas.
Agarró las fotos de Má y Pop, añadió su copia del primer cartel de teatro que
apareció en su maletín.
Tenía que lidiar con el banco, trasferir dinero alrededor.
Hacer cosas…
¿Qué era
eso?
Taehyung giró alrededor, gruñendo profundamente desde su
pecho, sus fosas nasales llameando
—¿Quién está ahí?
—Aquí.
Gatito, gatito. —La voz no le era familiar, baja y sin error… felina.
—Sal de
mi casa. —Envolvió sus brazos alrededor del atizador de la chimenea.
—No es
una opción. —Ahora esa voz se deslizaba detrás de él, entonces la reconoció.
Al, el monstruoso gato, aspirante extraordinario. Jesús, eso era tan
jodidamente trillado.
—Apestas,
traidor. Nosotros no dejamos que los traidores vivan aquí.
—No es
tu edificio, Al. Trent es el dueño. Y pago todo y me voy. —Había pagado en
carne, en dinero y en tiempo. Estaba hecho. Iba a salir.
—Trent
no está más en el negocio. —Un teléfono estaba siendo levantado, un bendito
video silencioso corriendo que mostraba un jaguar gritando, ambas patas de
adelante se habían ido, sus dientes arrancados. Mierda.
Mierda.
Taehyung se mantendría en libertad, mantendría la mano
ganadora, no importaba qué tan mal fuera la mordaza, gritaría. Control. Eso era
todo acerca de control.
—Demasiado malo para él. Toma el lugar entonces. Me mudaré.
—Que no
es con todo ese dinero que tienes en el banco.
Oh. No. ¿Qué era eso? Su vida. Suya y de Yoongi por tanto
tiempo como lo necesitaran.
—Jódete, hijo de puta.
Estaba cansado de ponerse en esa mierda, maldita sea.
Cansado de este sin sentido.
Oyó el movimiento detrás de él, y golpeó, el atizador golpeó
contra la carne, incluso en la oscuridad. Ahí estaba un satisfactorio grito de
alguien cayendo abajo, y lo balanceó de nuevo, su cuerpo tratando de decidir si
era más efectivo su pelaje y sus garras, o con el arma.
Para ese tiempo notó a dos felinos saltando por encima de
él, era demasiado tarde para decidir.
Demasiado tarde para alguna cosa.
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