domingo, 24 de abril de 2022

CAPITULO 1

—Así que, ¿cuánto tiempo nos  quedaremos?— Min Yoongi le preguntó mientras se volvía para mirar a su hermano, Wondin, tirando de sus oscuras gafas de sol hacia abajo lo suficiente para mirar por encima de ellas. Hizo una mueca y rápidamente las empujó hacia arriba de su nariz cuando la brillante luz del sol del exterior golpeó sus ojos. Tal vez no debería haber bebido tanto la noche anterior.

 

—Tanto como ellos nos necesiten. Jimin nos dijo que nos quedaremos hasta que haya terminado —dijo Wondin, mientras conducía su camioneta a través de las tranquilas calles rumbo a la casa de Kim Dowoo, el Alfa de la manada de Wolf Creek. Habían recibido la orden de ir. Y una orden de su Alfa no podía ser ignorada, no importaba cuánto lo quisiera Yoongi.

 

—¿Y cuánto tiempo se supone que tomará de todos modos? —preguntó Yoongi, escuchando de su hermano un profundo suspiro en respuesta a su pregunta. Sabía que estaba siendo quisquilloso, pero se sentía irritado. Él no quería ser la niñera de algún pequeño humano.

 

—Hasta que acabe, Yoongi.

 

Yoongi sólo rodó los ojos y pasó la mano por su largo, hasta el cuello, cabello castaño claro. Realmente no quería estar aquí, pero su Alfa, Park Jimin, le había ordenado a él y a Wondin ir y ayudar a la manada de Wolf Creek. Podía pensar en cientos de lugares en los que prefería estar, pero una orden era una orden.

 

—¿Esto es todo? ¿Aquí es donde el Alfa de la manada de Wolf Creek vive? —Yoongi se quedó atónito mientras miraba con curiosidad cuando se detuvieron en la entrada de una enorme casa de campo blanca. La casa había visto días mejores, pero parecía estar bien cuidada. Estaba tan lejos como podía ser de su muy moderna cabaña de madera.

 

—Supongo que sí —respondió Wondin mientras apagaba el motor de la camioneta y sacaba las llaves—. También podríamos entrar.

 

Yoongi asintió, abriendo la puerta y saliendo. Cuando se volvió para cerrar la puerta, vaciló, sintiendo los vellos en la parte posterior de su cuello erizarse. Alguien lo estaba mirando desde el interior de la casa.

 

Cerró la puerta y se volvió justo a tiempo para ver las cortinas del frente caer de nuevo en su lugar. «Hmm, eso es de lo que estaba hablando. Al parecer, ellos nos estaban esperando». Caminó detrás de Wondin, siguiéndolo hasta la puerta principal, esperando mientras que Wondin golpeaba la puerta.

 

Tomó solo unos minutos para que se abriera la puerta y apareciera una mujer mayor.

 

—Hola, ustedes deben ser Wondin y Yoongi. Su Alfa llamó y nos dijo que  iban  a  venir. Soy Kim Jisoo , compañera de Kim Dowoo. Por favor, entren —dijo mientras mantenía la puerta abierta e hizo un gesto para que entraran en la casa.

 

Yoongi sonrió a la mujer mientras pasaba junto a ella, siguiendo a su hermano en la casa. Estaba un poco sorprendido  por  lo  acogedor  que  se  sentía  el  interior. El desgastado exterior desmentía el confort hogareño dentro de la antigua casa de campo. En realidad, era muy agradable.

 

Yoongi amaba su cabaña de madera, especialmente los altos techos abovedados con sus vigas de madera natural, pero había algo en esta casa que se sentía diferente a su propia casa. Tal vez eso era. Esto era un hogar. Su casa era un apartamento de soltero.

 

—¿Les puedo ofrecer algo muchachos? —preguntó Jisoo, llamando la atención de Yoongi de nuevo a ella.

 

—No, gracias —Yoongi y Wondin respondieron al unísono. Vio a Jisoo asentir, frotándose las manos. No parecía nerviosa, pero definitivamente había algo de ansiedad en la mujer mayor.

 

—Bueno, por favor, siéntense. Mi marido justo ahora está en casa de nuestro hijo, Namjoon, pero nuestro otro hijo, Taehyung, estará aquí en unos momentos para llevarlos con él.

 

Yoongi asintió y fue a sentarse en el sofá junto a Wondin, apoyó los codos sobre sus rodillas y juntó las manos mientras esperaba. Jisoo parecía un poco tensa, y se preguntó si ella tenía miedo de ellos. Habría tenido sentido. No era frecuente que la pareja del Alfa se reuniera con extraños sin la presencia del Alfa. Yoongi estaba un poco confundido de por qué el Alfa no estaba allí ahora.

 

—Señora Kim, ¿está todo bien? —escuchó a Wondin preguntar, agradecido de que él no tuviera que hacerlo. No lo hacía muy bien con la basura emocional femenina. Diablos, no lo hacía muy bien con la basura emocional masculina. Cosas como estas lo hacían temblar.

 

—Por favor, llámame Jisoo. —El rostro de la mujer pareció encenderse cuando sonreía, haciéndola parecer años más joven de lo que Yoongi sabía que tenía—. Sólo estoy molesta con todo este asunto con Jin. Él es un chico dulce, y no merece ser perseguido como si fuera solo un objeto perdido.

 

—¿Jin? —Yoongi preguntó con curiosidad. Park no les había dicho por qué venían a ayudar, sólo les había dicho que iban a ayudar a proteger a alguien. Realmente no tenían idea en lo que se estaban metiendo.

 

—El compañero de mi hijo, Seok Jin.

 

«¿Eh?»

 

—¿Jin es el compañero de su hijo? —preguntó Yoongi, sorprendido de que Jisoo estuviese hablando con tanta indiferencia sobre la pareja de su hijo cuando era otro hombre. Por lo que podía ver, a ella no le molestaba en absoluto. Su madre, por el contrario, perdería los estribos... y tal vez lo desollaría vivo.

 

Después de que Wondin y su hermano, Hoseok, habían salido ante la familia hace unos años atrás, había sido muy claro para Yoongi que no se le permitía ser gay. Él era el responsable de producir cachorros y seguir con el nombre de la familia. Ser gay no era una opción.

 

—Sí, Jin es el compañero de Namjoon. ¿Eso es un problema? —preguntó Jisoo, sentándose recta y mirando fijamente a Yoongi. Había un toque de acero en los ojos de la mujer, como si los desafiara a cuestionar la idea de dos hombres estando juntos.

 

—No, señora. Un compañero es un compañero, sin importa qué —respondió Yoongi, sorprendido de que lo decía en serio. Había estado buscando a su compañera por tanto tiempo, que no le importaría si ella tuviera lunares morados.

 

—Bien, porque no voy a tener a ese chico viéndose despreciado a causa de a quien ama. Él ha traído más felicidad a mi hijo en el poco tiempo que ha estado aquí de lo que lo he visto nunca. Namjoon lo es todo para ese chico y, sospecho, que Jin lo es todo para mi hijo.

 

Yoongi sonrió para hacerle saber a Jisoo que entendía sus palabras.

 

—Así es como debe ser, señora.

 

—Te juro, si me llamas señora una vez más en lugar de Jisoo voy a azuzar a mi marido contra ti. —Jisoo se echó a reír.

 

—Sí, señora… quiero decir, Jisoo. —Yoongi se echó a reír.

 

Jisoo asintió, dándole a Yoongi una pequeña sonrisa.

 

 —¿Chicos están seguros de que no quieren algo de beber? ¿Algo para comer tal vez?

 

—No, gracias, Jisoo. Nos detuvimos de camino en la ciudad y comimos algo. Nuestro Alfa no nos explicó exactamente la situación, por lo que no sabíamos cuándo podríamos tener otra oportunidad —explicó Wondin.

 

—Bueno, no creo herir la susceptibilidad de nadie si les digo que están aquí para mantener a Jin seguro. Alguien está detrás de él, y necesitamos chicos fuertes, como ustedes dos, para asegurarnos que este loco no ponga sus manos sobre él. No se sabe qué podría sucederle entonces.

 

Yoongi volvió lentamente la cabeza para ver cómo estaba tomando Wondin ese pedacito de información. Situaciones como esta era un tema un tanto delicado para los dos, que probablemente era la razón de por qué su Alfa los envió.

 

Wondin estaba rígido, con las manos apretadas en puños. Yoongi sabía que él tendría que responder por los dos. Se volvió hacia Jisoo y sonrió.

 

—Entendemos, Jisoo, y no te preocupes, haremos todo lo posible para mantener a Jin seguro.

 

Jisoo se acercó y palmeó la mano de Yoongi.

 

—Sé que lo harán. Simplemente estoy tan… oh, ese debe ser mi hijo, Taehyung —dijo mientras todos oyeron abrir y cerrar la puerta.

 

—¿Mamá?

 

Yoongi se congeló cuando los vellos de su nuca se erizaron al oír la profunda y áspera voz que venía de la otra habitación. Su polla se había endurecido instantáneamente ante el dulce sonido. Tenía miedo de que se fuera a salir a través de sus jeans.

 

Yoongi quería saber quién diablos entraba por la puerta, y ¿por qué estaba teniendo una reacción tan intensa con el sonido de la voz del hombre? Nunca había experimentado nada como esto en su vida, no con una chica con la que hubiese salido alguna vez o cualquier chica que hubiese dormido con él.

 

«Así que, ¿por qué con esa voz?»

 

Yoongi vio cómo un par de piernas largas encerradas en ajustados pantalones de mezclilla entraron en su línea de visión. Levantó la cabeza lentamente, casi temeroso de moverse demasiado rápido, subiendo más allá de los gruesos y musculosos muslos. Sus ojos se detuvieron en el apretado bulto   que  decía  que  el  otro  hombre  tenía  casi  la  misma reacción que él tenía, antes de pasar hasta más arriba del plano vientre y un pecho muy bien cincelado escondido detrás de una apretada camisa a una tersa mandíbula cuadrada.

 

Pero fueron los ahumados ojos grises del hombre los que mantuvieron a Yoongi hechizado. Una mirada y Yoongi sabía que estaba enganchado. Diablos, estaba obsesionado. Estaba mirando a los ojos de su futuro, su compañero y él era un hombre.

 

«¿Cuán jodido estaba esto?»

 

El destino lo había acoplado a otro hombre. Yoongi apenas lo podía asimilar. Hablaba en serio cuando dijo que no tenía ningún problema con que el hijo de Jisoo estuviese acoplado a otro hombre, ¿pero él? Esa era otra historia. Él no podía ser gay.

 

Nunca había estado con un hombre. Primero no sabría qué hacer con uno en caso de tenerlo en la cama. Sólo había estado con mujeres. Suponía que eso estaba a punto de cambiar. Ahora que había encontrado a su compañero, todos los demás estaban fuera de los límites.

 

Yoongi tenía que decidir lo que iba a hacer con su muy masculino compañero.

 

—Oh, Taehyung, lo lograste —dijo Jisoo quien rápidamente se puso de pie y se acercó a abrazar a  su  hijo—. ¿Algo que decir?

 

Yoongi también se puso de pie, su madre le había enseñado buenos modales. Al menos se acordaba de gran parte  de  lo  que  decía  su  madre. Sin  embargo,  no  podía apartar los ojos del hombre en los brazos de Jisoo. Por alguna razón que no podía entender, quería que fuera en sus

 brazos en los que estuviera el hombre. Casi se le cayó la mandíbula cuando se dio cuenta de que estaba celoso.

 

«¿Cuán extraño es esto?»

 

—Él es mi hijo, Taehyung —dijo Jisoo mientras se los presentaba—. Ellos son Min Wondin y Yoongi  de la manada de Shasta. Su Alfa los envió aquí para ayudarnos a mantener seguro a Jin.

 

—Yo soy Wondin.

 

Yoongi vio cómo Wondin, casi en cámara lenta, se acercó a estrechar la mano de Taehyung. Apretó los dientes y rápidamente suprimió el posesivo gruñido que se construía en su garganta. No serviría de nada mostrar sus intenciones antes de que tuviera la oportunidad de hablar con el hombre.

 

Cuando Taehyung volvió su mirada a Yoongi, sintió que un centenar de mariposas empezaban a volar en su estómago. Este era su compañero. Estaba a punto de tocar a su compañero por primera vez. Apenas podía evitar que su mano temblara mientras la tendía.

 

—Soy Yoongi. Min Yoongi —dijo, esperando que su voz sonara firme para los otros en la  habitación. Sabía por el ligero ensanchamiento de los ojos de Taehyung que había oído la profunda caída de su voz.

 

—Taehyung.  Kim Taehyung, pero  puedes llamarme Tae —dijo mientras tomaba la mano de Yoongi.

 

La mano de Yoongi empezó a temblar en el momento en que la cálida piel de Tae lo tocó. ¿Él habría sentido la descarga eléctrica que se disparó a través de las palmas de sus manos cuando tocó su piel? ¿Sentiría el vínculo que se formó instantáneamente entre ellos? ¿Estaría tan confundido como lo estaba Yoongi?

 

—Tae —respondió Yoongi,  asintiendo  con  la cabeza. Sostuvo la mano de Tae un momento más, mirando fijamente a los ojos gris ahumado de Tae antes de liberarla de mala gana. No quería dejar ir a Tae, pero sabía que tenía que hacerlo. Podía ver que Wondin comenzaba a mirarlo con extrañeza por el rabillo del ojo.

 

—¿Puedo usar el baño? —Yoongi le preguntó, apartando los ojos de Tae para mirar a Jisoo. Tenía que escapar por unos minutos para recobrar la compostura. Se sentía sonrojado, excitado. Infiernos, se sentía dolorido.

 

—Te mostraré dónde está —dijo rápidamente Tae, saliendo de los brazos de su madre para dirigir el camino.

 

Yoongi lo siguió, dejando caer sus ojos al redondo culo que caminaba delante de él. «¡Maldición!» Si iba a tener que estar acoplado a un hombre, al menos era un hombre con un buen culo. Siempre había tenido una cosa por los culos apretados, y el que estaba delante de él parecía estar muy apretado. Yoongi no podía creer lo mucho que quería saber si eso era cierto. Su dura polla golpeó contra su cierre, añadiendo su acuerdo con ese plan.

 

Cuando Tae abrió una puerta y entró, Yoongi se sorprendió hasta que comprendió que se trataba de un estudio y no del baño. Entró siguiéndolo, cerrando la puerta detrás de él. Miraba con cautela mientras Tae se acercó a un pequeño escaparate de madera y rápidamente sirvió dos copas pequeñas. Las tomó y se volvió. Su mano temblaba mientras le entregaba uno de los vasos a Yoongi antes de beberse el suyo.

 

Yoongi se preguntaba si Tae sentía la misma dolorosa necesidad que él. Estaba mezclada con un montón de confusión acerca de toda la situación y espolvoreada con temor. Yoongi estaba tan fuera de su terreno que apenas era capaz de decirlo.

 

Colocando el vaso de nuevo sobre el escaparate, Tae miró a Yoongi fijamente durante unos instantes antes de negar con la cabeza, una sonrisa divertida rompió a través de sus labios.

 

—Aunque prefiero los hombres, no estoy fuera del closet —dijo.

 

—Yo no soy gay —respondió Yoongi, bebiendo rápidamente el líquido de color marrón de su vaso.

 

Tae se echó a reír nerviosamente.

 

—Bueno, parece que eso está a punto de cambiar para ambos.

 

Yoongi puso su vaso al lado del de Tae antes de darse vuelta para mirarlo. Mientras miraba al hombre,  se dio cuenta que Tae era unos centímetros más bajo que sus seis pies cuatro. La parte superior de su cabeza negra como el carbón apenas le llegaba a la nariz.

 

—¿Lo sientes también? —murmuró Yoongi. «Dioses, por favor, di que también lo sientes». Yoongi no quería ser el único sintiéndose completamente fuera de control. Necesitaba saber que su compañero estaba tan afectado por esto como lo estaba él.

 

Tae inclinó la cabeza hacia atrás para mirar a Yoongi. Había un dejo de asombro en sus ojos, casi como si no  pudiera creer que esto realmente estaba sucediendo.

 

—Podríamos pretender que esto nunca ocurrió y simplemente ir por caminos separados, encontrar una pareja de nuestra elección. Nadie tiene que saber más que nosotros.

 

—¿Es eso lo que quieres? —Yoongi le preguntó vacilante. La sola idea de no volver a ver a Tae otra vez hizo al interior de Yoongi rebelarse. Maldita sea, ellos eran compañeros. Nunca habría otro para cualquiera de los dos.

 

Yoongi deseaba poder leer las emociones que centelleaban en los ojos de Tae mientras el hombre lo miraba. Desearía saber qué estaba pensando Tae en ese momento. Sus ojos grises eran tan expresivos, pero Yoongi no sabía cómo leerlos. Sólo esperaba que Tae le diera la oportunidad de aprender.

 

Finalmente, Tae negó con la cabeza.

 

—No, creo que no —dijo en voz baja mientras bajaba los ojos y se alejaba. Dio un paso atrás hacia el escaparate de madera y les sirvió a los dos otra copita de whisky, entregándole una a Yoongi.

 

Levantó su copa para brindar.

 

—Por la muerte del hombre heterosexual.

 

Yoongi se echó a reír, levantando su copa para entrechocarla con la de Tae antes de tomar un sorbo de su bebida. Miró a Tae sobre el borde de su vaso. Yoongi tomó otro sorbo, y después lo dejó. Se recostó contra el borde de la cubierta del escaparate, cruzando los brazos sobre el pecho.

 

—De modo que, ¿alguna idea acerca de cómo podemos hacer esto? —Había un rastro de miedo en la voz de Tae. Al menos Yoongi sabía leer eso y lo entendía completamente.

 

—Nop. —Yoongi negó con la cabeza—. Nunca antes he estado con un hombre. ¿Tú?

 

El cabello negro largo hasta el cuello de Tae se agitó en torno a su rostro cuando negó con la cabeza.

 

—No, yo tampoco he estado con un hombre. Como he dicho, no estoy fuera... ante nadie. Realmente no tengo la menor idea de lo que estoy haciendo. Esto… —dijo Tae, encogiéndose de hombros antes de tomar otro sorbo de su bebida.

 

—¿Se ofendería tu hermano si le preguntamos? —Yoongi no tenía idea de dónde había venido ese pensamiento, pero una vez que lo puso en palabras, tuvo perfecto sentido para él. Estaba bastante seguro de que podrían conseguir los fundamentos básicos. El sexo todavía era sexo, sin importar con qué sexo uno estuviera. Sólo era la dinámica lo que era un poco diferente, ¿verdad?

 

—¿Namjoon? Probablemente se cagaría de la risa. Nos iría mejor hablando con Jin. Por lo menos es probable que nos dé la historia correcta sin mearse de la risa. —Un pequeño ceño se abrió camino en la frente de Tae—. ¿Por qué quieres hablar con ellos al respecto? ¿No crees que podamos resolver esto por nuestra cuenta?

 

—No es eso, Tae. No quiero hacer nada que pueda lastimar a cualquiera de nosotros o hacernos sentir incómodos. No sé nada acerca de estar con un hombre, y no es como si estuvieras construido como una mujer —respondió Yoongi.

 

En todo caso, el ceño de Tae se profundizó.

 

—¿Crees que va a ser un gran problema? —La voz de Tae era densa e inestable. Era sexi como el infierno—. Quiero decir, ¿que no parezca una mujer?

 

Yoongi  podía oír la incertidumbre en la voz de  Tae. Dio un paso hacia él y agarró la mano de Tae, colocándola encima del duro bulto en sus pantalones. Sus ojos casi se cruzaron ante la exquisita sensación de la mano de su compañero sobre su polla.

 

«Maldita sea, eso se siente bien».

 

—No, no creo que vaya a ser un problema. He estado duro desde que escuché tu voz. —Yoongi gruñó suavemente. Cerró los ojos y gimió cuando Tae apretó la mano alrededor de su polla. Dioses, podría ser capaz de correrse solo por eso. El solo conocimiento de su compañero tocándolo era asombroso.

 

—Joder, ¡eres inmenso! —murmuró Tae asombrado mientras trataba de palmear toda la longitud de Yoongi.

 

Yoongi se estremeció por la necesidad cuando Tae continuó tocándolo.

 

—Es toda tuya ahora, bebé. Será mejor que te acostumbres a ella —respondió mientras abría los ojos para mirar hacia abajo a Tae otra vez. Si Tae seguía apretándolo de la manera en que lo estaba haciendo, iba a acostumbrarse mucho más rápido de lo que pensaba.

 

—¿De verdad vamos a hacer esto, Yoongi? —susurró Tae. Yoongi casi gruñó en señal de protesta cuando Tae dejó de apretarlo— ¿De verdad?

 

—Lo único que sé es que no puedo dejar de pensar en ti, en cómo podrías lucir sin ropa, tendido en mi cama. Quiero olerte, saborearte, tocarte. Quiero  saber todo  sobre ti. Qué te gusta y disgusta. Cuáles son tus intereses. Qué te hace sentir bien.

 

Yoongi vio la boca de Tae abrirse por la sorpresa, y sus  hermosos  ojos  grises  adquirieron  un  brillo  luminoso.

 

Yoongi le sonrió a Tae.

 

—Nunca en mi vida me he sentido así por nadie. Y, en verdad, me aterroriza. Pero prefiero tratar de estar contigo, un hombre, que estar sin mi pareja.

 

 —Yoongi, yo… yo no sé si estoy listo para esto —susurró Tae—. He escondido quién soy toda mi vida. Creo que ni siquiera mi hermano sabe que yo… prefiero a los hombres.

 

Yoongi se quedó mirando la cara angustiada de Tae por un momento antes de asentir y dar un paso hacia atrás, poniendo algo de espacio entre él y la increíble tentación que representaba su compañero.

 

—Entiendo, Tae —dijo antes de dar vuelta sobre sus talones y caminar hacia la puerta. Sabía que si no se iba en este segundo, sería probable que se pusiera de rodillas y suplicaría, y él no le rogaba a nadie. Jamás. Incluso cuando su compañero estaba rechazando su vínculo.

 

—Espera, Yoongi, por favor.

 

Yoongi hizo una pausa al llegar a la manija de la puerta. Sus manos estaban planas contra la puerta mientras inclinaba la cabeza hacia adelante y la apoyaba contra la fría madera. Respiró hondo varias veces tratando de calmar sus nervios. Su control se  disgregó. Estaba  colgando  de  un hilo. Su compañero no lo quería, y tenía que aceptarlo. Él nunca obligaría a Tae.

 

—No lo quería decir en la forma en que sonó. Yo sólo… ¿podemos simplemente conocernos un poco primero? Ni siquiera te conocía hace treinta minutos, y por mucho que entienda que somos compañeros, necesito algo de tiempo para acostumbrarme a todo esto. Me resigné a tener a una mujer como compañera, no… no a ti.

 

Yoongi se volvió para mirar a Tae cuando un repentino pensamiento se le ocurrió.

 

—¿Soy yo o porque soy un hombre?

 

—Es la misma cosa, ¿no? —Tae le preguntó confundido.

 

No, no lo era, pero Yoongi supo al instante  que no iba a conseguir de Tae ningún tipo de declaración sincera. Ahora que había desnudado sus sentimientos a Tae se sentía estúpido. Al parecer, no había sido una calle de doble sentido. Sencillamente no estaba seguro si esta era la manera en que Tae normalmente se comportaba o si era porque él era un hombre. De cualquier manera, Yoongi perdía.

 

—Bien, Tae, si eso es lo que quieres. —Yoongi apretó las manos a los lados para evitar alcanzar al hombre. Tae no quería esto, y aparentemente, tener un compañero significaba que todo era como Tae lo quería, y no lo que Yoongi necesitaba—. Estaré aquí hasta que el asunto de Jin termine —dijo mientras se volvía hacia la puerta.

 

—¿Y luego? —Tae preguntó.

 

Yoongi se volvió para mirar a Tae.

 

 —Y luego me iré a casa. 


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CAPITULO 8

Amanecía. Jin y Namjoon se despedían de Taehyung Y Yoongi.   El destino los separaba una vez más.   Yoongi y Taehyung se quedaron en...