—Así que, ¿cuánto tiempo nos quedaremos?— Min Yoongi le preguntó mientras
se volvía para mirar a su hermano, Wondin, tirando de sus oscuras gafas de sol
hacia abajo lo suficiente para mirar por encima de ellas. Hizo una mueca y rápidamente
las empujó hacia arriba de su nariz cuando la brillante luz del sol del
exterior golpeó sus ojos. Tal vez no debería haber bebido tanto la noche
anterior.
—Tanto como ellos nos necesiten. Jimin
nos dijo que nos quedaremos hasta que haya terminado —dijo Wondin,
mientras conducía su camioneta a través de las tranquilas calles rumbo a la
casa de Kim Dowoo, el Alfa de la manada de Wolf Creek. Habían recibido la orden
de ir. Y una orden de su Alfa no podía ser ignorada, no importaba cuánto lo
quisiera Yoongi.
—¿Y cuánto tiempo se supone que tomará de
todos modos? —preguntó Yoongi, escuchando de su hermano un profundo suspiro en
respuesta a su pregunta. Sabía que estaba siendo quisquilloso, pero se sentía
irritado. Él no quería ser la niñera de algún pequeño humano.
—Hasta que acabe, Yoongi.
Yoongi sólo rodó los ojos y pasó la mano por su largo, hasta
el cuello, cabello castaño claro. Realmente no quería estar aquí, pero su Alfa,
Park Jimin, le había ordenado a él y a Wondin ir y ayudar a la manada de Wolf
Creek. Podía pensar en cientos de lugares en los que prefería estar, pero una
orden era una orden.
—¿Esto es todo? ¿Aquí es donde el Alfa de
la manada de Wolf Creek vive? —Yoongi se quedó atónito mientras miraba con
curiosidad cuando se detuvieron en la entrada de una enorme casa de
campo blanca. La casa había visto días mejores, pero parecía estar bien
cuidada. Estaba tan lejos como podía ser de su muy moderna cabaña de madera.
—Supongo que sí —respondió Wondin
mientras apagaba el motor de la camioneta y sacaba las llaves—. También podríamos entrar.
Yoongi asintió, abriendo la puerta y saliendo. Cuando se
volvió para cerrar la puerta, vaciló, sintiendo los vellos en la parte
posterior de su cuello erizarse. Alguien lo estaba mirando desde el interior de
la casa.
Cerró la puerta y se volvió justo a tiempo para ver las
cortinas del frente caer de nuevo en su lugar. «Hmm, eso es de lo que estaba
hablando. Al parecer, ellos nos estaban esperando». Caminó detrás de Wondin,
siguiéndolo hasta la puerta principal, esperando mientras que Wondin golpeaba la
puerta.
Tomó solo unos minutos para que se abriera la puerta y
apareciera una mujer mayor.
—Hola, ustedes deben ser Wondin y Yoongi.
Su Alfa llamó y nos dijo que iban a
venir. Soy Kim Jisoo , compañera de Kim Dowoo. Por favor, entren —dijo mientras mantenía la puerta abierta e hizo un gesto para que
entraran en la casa.
Yoongi sonrió a la mujer mientras pasaba junto a ella,
siguiendo a su hermano en la casa. Estaba un poco sorprendido por
lo acogedor que
se sentía el
interior. El desgastado exterior desmentía el confort hogareño dentro de
la antigua casa de campo. En realidad, era muy agradable.
Yoongi amaba su cabaña de madera, especialmente los altos
techos abovedados con sus vigas de madera natural, pero había algo en esta casa
que se sentía diferente a su propia casa. Tal vez eso era. Esto era un hogar.
Su casa era un apartamento de soltero.
—¿Les puedo ofrecer algo muchachos?
—preguntó Jisoo, llamando la atención de Yoongi de nuevo a ella.
—No, gracias —Yoongi y Wondin respondieron
al unísono. Vio a Jisoo asentir, frotándose las manos. No parecía nerviosa,
pero definitivamente había algo de ansiedad en la mujer mayor.
—Bueno, por favor, siéntense. Mi marido
justo ahora está en casa de nuestro hijo, Namjoon, pero nuestro otro hijo, Taehyung,
estará aquí en unos momentos para llevarlos con él.
Yoongi asintió y fue a sentarse en el sofá junto a Wondin,
apoyó los codos sobre sus rodillas y juntó las manos mientras esperaba. Jisoo
parecía un poco tensa, y se preguntó si ella tenía miedo de ellos. Habría
tenido sentido. No era frecuente que la pareja del Alfa se reuniera con
extraños sin la presencia del Alfa. Yoongi estaba un poco confundido de por qué
el Alfa no estaba allí ahora.
—Señora Kim, ¿está todo bien? —escuchó a Wondin
preguntar, agradecido de que él no tuviera que hacerlo. No lo hacía muy bien
con la basura emocional femenina. Diablos, no lo hacía muy bien con la
basura emocional masculina. Cosas como estas lo hacían temblar.
—Por favor, llámame Jisoo. —El rostro de
la mujer pareció encenderse cuando sonreía, haciéndola parecer años más
joven de lo que Yoongi sabía que tenía—. Sólo estoy
molesta con todo este asunto con Jin. Él es un chico dulce, y no merece ser
perseguido como si fuera solo un objeto perdido.
—¿Jin? —Yoongi preguntó con curiosidad. Park
no les había dicho por qué venían a ayudar, sólo les había dicho que
iban a ayudar a proteger a alguien. Realmente no tenían idea en lo que se
estaban metiendo.
—El compañero de mi hijo, Seok Jin.
«¿Eh?»
—¿Jin es el compañero de su hijo?
—preguntó Yoongi, sorprendido de que Jisoo estuviese hablando con tanta
indiferencia sobre la pareja de su hijo cuando era otro hombre. Por lo que
podía ver, a ella no le molestaba en absoluto. Su madre, por el contrario,
perdería los estribos... y tal vez lo desollaría vivo.
Después de que Wondin y su hermano, Hoseok, habían salido
ante la familia hace unos años atrás, había sido muy claro para Yoongi que no
se le permitía ser gay. Él era el responsable de producir cachorros y seguir
con el nombre de la familia. Ser gay no era una opción.
—Sí, Jin es el compañero de Namjoon.
¿Eso es un problema? —preguntó Jisoo, sentándose recta y
mirando fijamente a Yoongi. Había un toque de acero en los ojos de la mujer,
como si los desafiara a cuestionar la idea de dos hombres estando juntos.
—No, señora. Un compañero es un
compañero, sin importa qué —respondió Yoongi,
sorprendido de que lo decía en serio. Había estado buscando a su compañera por tanto
tiempo, que no le importaría si ella tuviera lunares morados.
—Bien, porque no voy a tener a ese chico
viéndose despreciado a causa de a quien ama. Él ha traído más felicidad
a mi hijo en el poco tiempo que ha estado aquí de lo que lo he visto nunca. Namjoon
lo es todo para ese chico y, sospecho, que Jin lo es todo para mi hijo.
Yoongi sonrió para hacerle saber a Jisoo que entendía sus
palabras.
—Así es como debe ser, señora.
—Te juro, si me llamas señora una vez más
en lugar de Jisoo voy a azuzar a mi marido contra ti. —Jisoo se echó a reír.
—Sí, señora… quiero decir, Jisoo. —Yoongi
se echó a reír.
Jisoo asintió, dándole a Yoongi una pequeña sonrisa.
—¿Chicos están seguros de que no quieren algo de beber? ¿Algo para
comer tal vez?
—No, gracias, Jisoo. Nos detuvimos de
camino en la ciudad y comimos algo. Nuestro Alfa no nos explicó exactamente
la situación, por lo que no sabíamos cuándo podríamos tener otra oportunidad —explicó Wondin.
—Bueno, no creo herir la susceptibilidad
de nadie si les digo que están aquí para mantener a Jin seguro. Alguien está
detrás de él, y necesitamos chicos fuertes, como ustedes dos, para
asegurarnos que este loco no ponga sus manos sobre él. No se sabe qué podría
sucederle entonces.
Yoongi volvió lentamente la cabeza para ver cómo estaba
tomando Wondin ese pedacito de información. Situaciones como esta era un tema
un tanto delicado para los dos, que probablemente era la razón de por qué su
Alfa los envió.
Wondin estaba rígido, con las manos apretadas en puños. Yoongi
sabía que él tendría que responder por los dos. Se volvió hacia Jisoo y sonrió.
—Entendemos, Jisoo, y no te preocupes,
haremos todo lo posible para mantener a Jin seguro.
Jisoo se acercó y palmeó la mano de Yoongi.
—Sé que lo harán. Simplemente estoy tan…
oh, ese debe ser mi hijo, Taehyung —dijo mientras todos oyeron abrir y cerrar
la puerta.
—¿Mamá?
Yoongi se congeló cuando los vellos de su nuca se erizaron
al oír la profunda y áspera voz que venía de la otra habitación. Su polla se
había endurecido instantáneamente ante el dulce sonido. Tenía miedo de que se
fuera a salir a través de sus jeans.
Yoongi quería saber quién diablos entraba por la puerta, y
¿por qué estaba teniendo una reacción tan intensa con el sonido de la voz del
hombre? Nunca había experimentado nada como esto en su vida, no con una chica
con la que hubiese salido alguna vez o cualquier chica que hubiese dormido con
él.
«Así que, ¿por qué con esa voz?»
Yoongi vio cómo un par de piernas largas encerradas en
ajustados pantalones de mezclilla entraron en su línea de visión. Levantó la
cabeza lentamente, casi temeroso de moverse demasiado rápido, subiendo más allá
de los gruesos y musculosos muslos. Sus ojos se detuvieron en el apretado
bulto que decía
que el otro
hombre tenía casi
la misma reacción que él tenía,
antes de pasar hasta más arriba del plano vientre y un pecho muy bien cincelado
escondido detrás de una apretada camisa a una tersa mandíbula cuadrada.
Pero fueron los ahumados ojos grises del hombre los que
mantuvieron a Yoongi hechizado. Una mirada y Yoongi sabía que estaba
enganchado. Diablos, estaba obsesionado. Estaba mirando a los ojos de su
futuro, su compañero y él era un hombre.
«¿Cuán
jodido estaba esto?»
El destino lo había acoplado a otro hombre. Yoongi apenas lo
podía asimilar. Hablaba en serio cuando dijo que no tenía ningún problema con
que el hijo de Jisoo estuviese acoplado a otro hombre, ¿pero él? Esa era otra
historia. Él no podía ser gay.
Nunca había estado con un hombre. Primero no sabría qué
hacer con uno en caso de tenerlo en la cama. Sólo había estado con mujeres.
Suponía que eso estaba a punto de cambiar. Ahora que había encontrado a su
compañero, todos los demás estaban fuera de los límites.
Yoongi tenía que decidir lo que iba a hacer con su muy
masculino compañero.
—Oh, Taehyung, lo lograste —dijo Jisoo
quien rápidamente se puso de pie y se acercó a abrazar a su
hijo—. ¿Algo que decir?
Yoongi también se puso de pie, su madre le había enseñado
buenos modales. Al menos se acordaba de gran parte de
lo que decía
su madre. Sin embargo,
no podía apartar los ojos del
hombre en los brazos de Jisoo. Por alguna razón que no podía entender, quería
que fuera en sus
brazos en los que
estuviera el hombre. Casi se le cayó la mandíbula cuando se dio cuenta de que
estaba celoso.
«¿Cuán
extraño es esto?»
—Él es mi hijo, Taehyung —dijo Jisoo
mientras se los presentaba—. Ellos son Min Wondin y Yoongi de la manada de Shasta. Su Alfa los envió aquí
para ayudarnos a mantener seguro a Jin.
—Yo soy Wondin.
Yoongi vio cómo Wondin, casi en cámara lenta, se acercó a
estrechar la mano de Taehyung. Apretó los dientes y rápidamente suprimió el
posesivo gruñido que se construía en su garganta. No serviría de nada mostrar
sus intenciones antes de que tuviera la oportunidad de hablar con el hombre.
Cuando Taehyung volvió su mirada a Yoongi, sintió que un
centenar de mariposas empezaban a volar en su estómago. Este era su compañero.
Estaba a punto de tocar a su compañero por primera vez. Apenas podía evitar que
su mano temblara mientras la tendía.
—Soy Yoongi. Min Yoongi —dijo, esperando
que su voz sonara firme para los otros en la
habitación. Sabía por el ligero ensanchamiento de los ojos de Taehyung
que había oído la profunda caída de su voz.
—Taehyung. Kim Taehyung, pero puedes llamarme Tae —dijo mientras tomaba la
mano de Yoongi.
La mano de Yoongi empezó a temblar en el momento en que la
cálida piel de Tae lo tocó. ¿Él habría sentido la descarga eléctrica que se
disparó a través de las palmas de sus manos cuando tocó su piel? ¿Sentiría el
vínculo que se formó instantáneamente entre ellos? ¿Estaría tan confundido como
lo estaba Yoongi?
—Tae —respondió Yoongi, asintiendo
con la cabeza. Sostuvo la mano de
Tae un momento más, mirando fijamente a los ojos gris ahumado de Tae antes de
liberarla de mala gana. No quería dejar ir a Tae, pero sabía que tenía que
hacerlo. Podía ver que Wondin comenzaba a mirarlo con extrañeza por el
rabillo del ojo.
—¿Puedo usar el baño? —Yoongi le
preguntó, apartando los ojos de Tae para mirar a Jisoo. Tenía que escapar por
unos minutos para recobrar la compostura. Se sentía sonrojado, excitado.
Infiernos, se sentía dolorido.
—Te mostraré dónde está —dijo rápidamente
Tae, saliendo de los brazos de su madre para dirigir el camino.
Yoongi lo siguió, dejando caer sus ojos al redondo culo que
caminaba delante de él. «¡Maldición!» Si iba a tener que estar acoplado a un
hombre, al menos era un hombre con un buen culo. Siempre había tenido una cosa
por los culos apretados, y el que estaba delante de él parecía estar muy
apretado. Yoongi no podía creer lo mucho que quería saber si eso era cierto. Su
dura polla golpeó contra su cierre, añadiendo su acuerdo con ese plan.
Cuando Tae abrió una puerta y entró, Yoongi se sorprendió
hasta que comprendió que se trataba de un estudio y no del baño. Entró
siguiéndolo, cerrando la puerta detrás de él. Miraba con cautela mientras Tae
se acercó a un pequeño escaparate de madera y rápidamente sirvió dos copas
pequeñas. Las tomó y se volvió. Su mano temblaba mientras le entregaba uno de
los vasos a Yoongi antes de beberse el suyo.
Yoongi se preguntaba si Tae sentía la misma dolorosa
necesidad que él. Estaba mezclada con un montón de confusión acerca de toda la
situación y espolvoreada con temor. Yoongi estaba tan fuera de su terreno que
apenas era capaz de decirlo.
Colocando el vaso de nuevo sobre el escaparate, Tae miró a Yoongi
fijamente durante unos instantes antes de negar con la cabeza, una sonrisa
divertida rompió a través de sus labios.
—Aunque prefiero los hombres, no estoy
fuera del closet —dijo.
—Yo no soy gay —respondió Yoongi,
bebiendo rápidamente el líquido de color marrón de su vaso.
Tae se echó a reír nerviosamente.
—Bueno, parece que eso está a punto de
cambiar para ambos.
Yoongi puso su vaso al lado del de Tae antes de darse vuelta
para mirarlo. Mientras miraba al hombre,
se dio cuenta que Tae era unos centímetros más bajo que sus seis pies
cuatro. La parte superior de su cabeza negra como el carbón apenas le llegaba a
la nariz.
—¿Lo sientes también? —murmuró Yoongi.
«Dioses, por favor, di que también lo sientes». Yoongi no quería ser el único
sintiéndose completamente fuera de control. Necesitaba saber que su
compañero estaba tan afectado por esto como lo estaba él.
Tae inclinó la cabeza hacia atrás para mirar a Yoongi. Había
un dejo de asombro en sus ojos, casi como si no
pudiera creer que esto realmente estaba sucediendo.
—Podríamos pretender que esto nunca
ocurrió y simplemente ir por caminos separados, encontrar una pareja de
nuestra elección. Nadie tiene que saber más que nosotros.
—¿Es eso lo que quieres? —Yoongi
le preguntó vacilante. La sola idea de no volver a ver a Tae otra vez hizo al
interior de Yoongi rebelarse. Maldita sea, ellos eran compañeros. Nunca habría
otro para cualquiera de los dos.
Yoongi deseaba poder leer las emociones que centelleaban en
los ojos de Tae mientras el hombre lo miraba. Desearía saber qué estaba
pensando Tae en ese momento. Sus ojos grises eran tan expresivos, pero Yoongi
no sabía cómo leerlos. Sólo esperaba que Tae le diera la oportunidad de
aprender.
Finalmente, Tae negó con la cabeza.
—No, creo que no —dijo en voz baja
mientras bajaba los ojos y se alejaba. Dio un paso atrás hacia el escaparate de
madera y les sirvió a los dos otra copita de whisky, entregándole una a Yoongi.
Levantó su copa para brindar.
—Por la muerte del hombre
heterosexual.
Yoongi se echó a reír, levantando su copa para entrechocarla
con la de Tae antes de tomar un sorbo de su bebida. Miró a Tae sobre el borde
de su vaso. Yoongi tomó otro sorbo, y después lo dejó. Se recostó contra el
borde de la cubierta del escaparate, cruzando los brazos sobre el pecho.
—De modo que, ¿alguna idea acerca de cómo
podemos hacer esto? —Había un rastro de miedo en la voz de Tae. Al menos Yoongi
sabía leer eso y lo entendía completamente.
—Nop. —Yoongi negó con la cabeza—. Nunca antes he estado con un hombre. ¿Tú?
El cabello negro largo hasta el cuello de Tae se agitó en
torno a su rostro cuando negó con la cabeza.
—No, yo tampoco he estado con un hombre.
Como he dicho, no estoy fuera... ante nadie. Realmente no tengo la menor idea
de lo que estoy haciendo. Esto… —dijo Tae, encogiéndose de hombros antes
de tomar otro sorbo de su bebida.
—¿Se ofendería tu hermano si le preguntamos?
—Yoongi no tenía idea de dónde había venido ese pensamiento, pero una vez que
lo puso en palabras, tuvo perfecto sentido para él. Estaba bastante
seguro de que podrían conseguir los fundamentos básicos. El sexo todavía era
sexo, sin importar con qué sexo uno estuviera. Sólo era la dinámica lo que era
un poco diferente, ¿verdad?
—¿Namjoon? Probablemente se cagaría de la
risa. Nos iría mejor hablando con Jin. Por lo menos es probable que nos
dé la historia correcta sin mearse de la risa. —Un pequeño
ceño se abrió camino en la frente de Tae—. ¿Por qué quieres hablar con ellos al
respecto? ¿No crees que podamos resolver esto por nuestra cuenta?
—No es eso, Tae. No quiero hacer nada que
pueda lastimar a cualquiera de nosotros o hacernos sentir incómodos. No sé nada
acerca de estar con un hombre, y no es como si estuvieras construido como una
mujer —respondió Yoongi.
En todo caso, el ceño de Tae se profundizó.
—¿Crees que va a ser un gran problema?
—La voz de Tae era densa e inestable. Era sexi como el infierno—. Quiero decir,
¿que no parezca una mujer?
Yoongi podía oír la
incertidumbre en la voz de Tae. Dio un paso hacia él y agarró la mano de
Tae, colocándola encima del duro bulto en sus pantalones. Sus ojos casi se
cruzaron ante la exquisita sensación de la mano de su compañero sobre su polla.
«Maldita sea, eso se siente bien».
—No, no creo que vaya a ser un problema.
He estado duro desde que escuché tu voz. —Yoongi
gruñó suavemente. Cerró los ojos y gimió cuando Tae apretó la mano alrededor de
su polla. Dioses, podría ser capaz de correrse solo por eso. El solo
conocimiento de su compañero tocándolo era asombroso.
—Joder, ¡eres inmenso! —murmuró Tae asombrado mientras trataba de palmear toda la longitud de
Yoongi.
Yoongi se estremeció por la necesidad cuando Tae continuó
tocándolo.
—Es toda tuya ahora, bebé. Será mejor que
te acostumbres a ella —respondió mientras abría los ojos para mirar
hacia abajo a Tae otra vez. Si Tae seguía apretándolo de la manera en que lo
estaba haciendo, iba a acostumbrarse mucho más rápido de lo que pensaba.
—¿De verdad vamos a hacer esto, Yoongi?
—susurró Tae. Yoongi casi gruñó en señal de protesta cuando Tae dejó de
apretarlo— ¿De verdad?
—Lo único que sé es que no puedo dejar de
pensar en ti, en cómo podrías lucir sin ropa, tendido en mi cama. Quiero
olerte, saborearte, tocarte. Quiero
saber todo sobre ti. Qué te gusta
y disgusta. Cuáles son tus intereses. Qué te hace sentir bien.
Yoongi vio la boca de Tae abrirse por la sorpresa, y
sus hermosos ojos
grises adquirieron un
brillo luminoso.
Yoongi le sonrió a Tae.
—Nunca en mi vida me he sentido así
por nadie. Y, en verdad, me aterroriza. Pero prefiero tratar de estar contigo,
un hombre, que estar sin mi pareja.
—Yoongi, yo… yo no sé si estoy listo para esto —susurró Tae—. He escondido quién soy toda mi vida. Creo que ni
siquiera mi hermano sabe que yo… prefiero a los hombres.
Yoongi se quedó mirando la cara angustiada de Tae por un
momento antes de asentir y dar un paso hacia atrás, poniendo algo de espacio
entre él y la increíble tentación que representaba su compañero.
—Entiendo, Tae —dijo antes de dar vuelta
sobre sus talones y caminar hacia la puerta. Sabía que si no se iba en
este segundo, sería probable que se pusiera de rodillas y suplicaría, y él no
le rogaba a nadie. Jamás. Incluso cuando su compañero estaba rechazando su
vínculo.
—Espera, Yoongi, por favor.
Yoongi hizo una pausa al llegar a la manija de la puerta.
Sus manos estaban planas contra la puerta mientras inclinaba la cabeza hacia
adelante y la apoyaba contra la fría madera. Respiró hondo varias veces
tratando de calmar sus nervios. Su control se
disgregó. Estaba colgando de un
hilo. Su compañero no lo quería, y tenía que aceptarlo. Él nunca obligaría a Tae.
—No lo quería decir en la forma en que
sonó. Yo sólo… ¿podemos
simplemente conocernos un poco primero? Ni siquiera te conocía hace treinta
minutos, y por mucho que entienda que somos compañeros, necesito algo de tiempo
para acostumbrarme a todo esto. Me resigné a tener a una mujer como compañera,
no… no a ti.
Yoongi se volvió para mirar a Tae cuando un repentino
pensamiento se le ocurrió.
—¿Soy yo o porque soy un hombre?
—Es la misma cosa, ¿no? —Tae le preguntó
confundido.
No, no lo era, pero Yoongi supo al instante que no iba a conseguir de Tae ningún tipo de
declaración sincera. Ahora que había desnudado sus sentimientos a Tae se sentía
estúpido. Al parecer, no había sido una calle de doble sentido. Sencillamente
no estaba seguro si esta era la manera en que Tae normalmente se comportaba o
si era porque él era un hombre. De cualquier manera, Yoongi perdía.
—Bien, Tae, si eso es lo que quieres. —Yoongi
apretó las manos a los lados para evitar alcanzar al hombre. Tae no quería
esto, y aparentemente, tener un compañero significaba que todo era como Tae lo
quería, y no lo que Yoongi necesitaba—. Estaré aquí
hasta que el asunto de Jin termine —dijo mientras se volvía hacia la puerta.
—¿Y luego? —Tae preguntó.
Yoongi se volvió para mirar a Tae.
—Y luego me iré a casa.
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