sábado, 28 de mayo de 2022

CAPITULO 1

Mis músculos dolían deliciosamente bajo la presión del agua de la ducha del vestuario. Estaba sudado y cansado a causa del Taekwondo. Practico desde los cinco años, buscando la autodefensa y los beneficios mentales que acompaña la práctica del deporte, pero desde que entré a la Facultad Rose, hace unos años, nunca encontré un maestro que pudiera desafiarme. Hasta ahora.

 

El Maestro Eun era muy exigente y siempre después del entrenamiento, yo estaba muy cansado. ¡Me gustaba! Si no fuera tan recto y demasiado malhumorado, con edad suficiente como para ser mi  abuelo, competiría con mi novio Taehyung, por mi completa y absoluta adoración. Pensando en eso, el dolor y la disciplina no son cosas que realmente quiero en mi cama. Prefiero alguien más amable y divertido, lo que hace que el estilo de Taehyung sea perfecto para mí.

 

Ya estaba renovado, lo suficiente después de lavar mi pelo y mi cuerpo. El taekwondo me dejaba delgado y en forma. Soy un poco más pequeño que Taehyung, pero mis músculos están rígidos y por la noche, cuando luchábamos en la cama, casi siempre acababa como activo. A menos que quisiera sentir a Taehyung en mí, entonces le dejaba ganar. Esto me recuerda que tengo que enseñar más taekwondo a Taehyung, para que las cosas se pongan más interesantes.

 

Me detuve frente al espejo, quite la toalla de mi pelo y me di cuenta de que el sol del verano añadía un color dorado a mi cabello castaño. Estaba haciendo algunas muecas en el espejo. Mis ojos marrones con ojeras y parecían cansados. El pensamiento trajo a mi mente las razones por las que no pude dormir suficiente por la noche. Y deseé que mi pene no quedara duro en medio de los vestuarios. Creo que tardé mucho en la ducha porque el vestuario ya estaba vacío.

 

Cuando llegué aquí, ¿no había algunos chicos jugando con las toallas unos contra otros? Envuelto en una toalla mojada, estaba de pie y atento al silencio. Una gotera y el ruido del aire acondicionado eran las únicas cosas que se podían oír. De repente tuve un mal presentimiento, un frio recorrió mis huesos, al igual que la música de una película de terror que me decía que algo estaba mal. Me aclaré la garganta y me dije que no era nada, pero aún así, no me pude resistir y llamé en voz baja.

 

—¿Hola? ¿Jungkook?

 

Jungkook siempre me esperaba, después del entrenamiento, ya que íbamos en la misma dirección. Su novia alquiló un pequeño apartamento  en la misma calle donde vive Taehyung y así acabamos siendo amigos. No lo conoces bien, mi mente siempre desconfiada me decía. Lo conozco bastante bien, me dije a mí mismo.

 

Confianza. Era algo en lo que estaba trabajando y confiar en Jungkook como un nuevo amigo no había sido demasiado difícil. Estaba mejorando en no creer que todos eran psicópatas. Así que me sorprendió que se fuera sin esperarme. Sorprendido lo suficiente para que el sudor apareciera en la frente, un claro signo de un ataque de pánico inminente. Trastorno de estrés post-traumático estúpido. Respiré profunda y lentamente.

 

No es nada. No hay nada malo.

 

Desenrollé la toalla de mi cintura y la tiré en el cesto. Un ruido en la parte trasera del vestuario llamó mi atención y me volví tratando de averiguar lo que era. ¿Tal vez Jungkook estaba todavía aquí después de todo? No vi a nadie, pero me di cuenta de que el candado de la cerradura de una de las taquillas se balanceaba como si alguien la hubiera tocado. El pelo en la parte de atrás de mi cuello se erizó y mi respiración se hizo rápida y superficial. Me di la vuelta y vi a alguien con una chaqueta oscura desaparecer por la esquina.

 

—¿Hola? —Llamé. Mi visión borrosa y mi boca seca. El corazón me latía con fuerza. Traté de mantener la calma. —¿Hay alguien ahí?

 

Con el aire acondicionado encendido, traté de prestar atención en el silencio, pero sólo oía el goteo del agua y el zumbido de las luces fluorescentes.

 

Estás imaginando cosas, dije a mi severo trastorno de estrés postraumático.

 

Joder, mi trastorno me contestó.

 

El bajo crujido de una puerta cerrándose, el pequeño sonido de una llave girando y el sonido de un zapato pisando sobre una alfombra,  paralizó mi cuerpo y quedé aturdido con la adrenalina corriendo por mis venas.

 

—¿Quién está ahí?

 

Nadie respondió y la ira comenzó a llenar el centro de mi miedo. No quería sentirme así. A la mierda el idiota que desencadenó mi ataque de pánico, que apretaba mi pecho... a la mierda.

 

Cálmate. Probablemente es alguien con auriculares.

 

Sólo los idiotas podrían utilizar los auriculares en el vestuario, mi rabia ladraba.

 

Esperé, pero no escuché otro sonido. Enfadado, ansioso y con ganas de salir de allí antes de que terminara aún más aterrorizado y acabara desmayándome a causa de la hiperventilación, abrí la taquilla para conseguir mi ropa. Mi corazón dio un salto en el pecho y un grito silencioso se congeló en mi garganta.

 

El armario estaba lleno de fotografías en blanco y negro de Taehyung y mías. Fotos, obviamente tomadas por alguien que nos estaba vigilando. Cortadas en forma de corazones, había dibujos y garabatos hechos con marcador de color rojo brillante. La garganta de Taehyung cortada derramando sangre por el suelo; los intestinos de Taehyung saliendo a través de cortes profundos.

 

¡Él me encontró!

 

Miré mi cuerpo desnudo, mi pene y pelotas encogidos a causa del frío y del miedo. Mi respiración era pesada y, de alguna manera, me puse rápidamente los pantalones cortos y la camiseta, cogí las llaves, quería salir lo más rápido posible de los vestuarios. Entonces alguien tosió.

 

Miré alrededor de las taquillas.

 

Había un hombre con una capucha negra bloqueando la salida. Su mano izquierda estaba colgaba vacía, pero en su mano derecha tenía un cuchillo.

 

Es la hora.

 

¿Cuántos avisos me envió mi acosador diciendo que yo sabría cuando llegara la hora? ¿Cuántos mensajes de números de teléfono no identificado? Me había encontrado. No había vuelta atrás. Mi corazón se aceleró, mi mente daba vueltas y mi visión se estaba volviendo borrosa. Respiré profundamente tratando de mantener la calma. Practicas taekwondo, me recordé.

 

Podría luchar contra él. Y podría vencerlo.

 

Estaba imaginando qué golpes usaría para derribarlo. Pero aún había otra alternativa que no fuera la violencia. Tal vez podría haber otra forma de salir... Poco a poco, caminé hacia el lado opuesto de donde estaba, preguntándome si habría salidas de emergencia... Fui hacia la parte posterior de los vestuarios.

 

Pero, ¿y si no hay otra salida? Morirás encogido, niño pequeño, ¡bañado en tu propia sangre!

 

Cállate, me dije. Y no me digas esas aterradoras tonterías. Puedo vencerlo.

 

No puedes.

 

Muéstrate. —Oí y sentí el calor de la respiración en mi cuello. No me volví. Grité y corrí por encima de los bancos, corriendo hacia la salida. Increíblemente, él también estaba allí. Me volví para ver a mi alrededor, pero no había nadie... Solo el hombre encapuchado en la puerta con el cuchillo en la mano.

 

Así que, aquí estamos.

 

Después de algunos regalos, amenazas y violencia, rajar los neumáticos del coche, ventanas rotas, comida envenenada y un patio lleno de pájaros muertos, después de amenazas de muerte, de violación, mensajes violentos con detalles acerca de lo que haría con mi cuerpo, todo eso generó mucho miedo en mí. Terminé dando la espalda a todos para estar lejos de él, incluyendo a mi familia, para mantenerla a salvo, me alejé de ella también. Dejé todo.

 

Y ahora aquí estamos.

 

Finalmente.

 

No te tengo miedo. —Dije, mi voz temblando con cada palabra. Cambié a una posición de combate y esperé a que hiciera el primer movimiento. Otro ruido detrás de mí me obligó a romper el contacto visual y mirar a mi alrededor. Una vez más no había nadie. Oscilé de nuevo hacia delante, agazapado y listo.

 

Mi corazón dejó de latir por lo que vi.

 

Cogía a Taehyung -mi Taehyung- por el cuello, el cuchillo presionando contra su yugular.

 

Taehyung, detente. —Susurré, con un nudo en la garganta y las lágrimas queriendo salir de mis ojos. Un hilo de sangre corría por el cuello de Taehyung y sus ojos estaban cerrados. La adrenalina, como nunca había sentido, casi explotó mi cabeza, y me quedé aterrorizado. —Por favor, no necesitas hacerle daño. Voy a hacer lo que quieras. —Dije. — No voy a luchar. Me quedaré contigo. Por favor, solo déjalo ir.

 

Taehyung luchaba, pero el hombre encapuchado lo dominó con un movimiento del cuchillo. Me estremecí cuando vi la sangre que bajaba en cascada por el cuello de Taehyung y su grito aterrado se hizo eco en el vestuario.

 

Por favor... —Dije de nuevo. —Voy a hacer lo que quieras. Lo amo.

 

El hombre apretó con más fuerza y mi corazón se aceleró. Dije algo equivocado. Taehyung parecía saber eso, también, sus ojos brillaban con miedo.    

 

Yo también te amo. —susurró Taehyung.

 

Y sucedió como en cámara lenta. La sangre brotó del cuello de Taehyung, me salpicó, salpicaduras de líquido caliente en mi cara, y grité, cayendo de rodillas. Impotente, sintiendo una tristeza abrumadora y el horror se apoderó de mí cuando dejó el cuerpo de Taehyung en el suelo y caminó hacia mí. Me arrodillé en la sangre de Taehyung, todavía gritando. Levanté los brazos y cerré los ojos, esperando el cuchillo…

 

—¡Jimin, Despierta! Es un sueño. Vamos, despierta, es sólo un sueño. Está todo bien. Estás aquí, conmigo.

 

Parpadeé en la penumbra de la habitación de Taehyung, sentándome en la cama, empapado en sudor. No podía dejar de gritar. Acababa de ver a Taehyung morir delante de mí. Sus brazos rodeándome, sosteniéndome mientras aún luchaba y su voz en mi oído no era nada en comparación con la realidad de ese momento en que el desconocido que me acechaba mató al hombre que amaba.

 

 —¡No! —Me tapé los ojos, tratando de bloquear las imágenes.

 

Jimin... - dijo Taehyung, pero esta vez su voz era muy severa y autoritaria. No recuerdo a Taehyung hablado conmigo en ese tono, de esta manera. —Es un sueño, despierta.

 

Apreté la mano en mi boca para contener el horror y mi grito fue reducido a un gemido suave.

 

Eso es. —Dijo Taehyung, su voz suave de nuevo. —Despierta, Chim chim.

 

La puerta de nuestra habitación estaba abierta y Hoseok, el amigo de Taehyung que vive con nosotros, entró con un bate de béisbol, con el pelo revuelto y la ropa interior debajo de la cadera. La furia en sus ojos finalmente convenció a mi mente que era sólo un sueño.

 

—¿Qué demonios? —Dijo. —¿Qué está pasando aquí, Tae?

 

Pesadilla. —Taehyung le explicó, frotando mi espalda desnuda. —Lo siento. Vuelve a la cama.

 

Hoseok me miró hasta que se lo confirmé.

 

Jesús... – murmuró— Me asustaste, mierda!

 

Lo siento. —Susurré.

 

—¿Estás bien?

 

Sí. Estoy despierto, así que sí.

 

Hoseok se pasó una mano por el pelo, bostezó, y luego dijo:

 

Ok, bien, debe haber sido un sueño de mierda, hombre. Nunca oí a nadie gritar así.

 

Mi garganta se cerró un poco y asentí. Quería decir algo más, pero no podía.

 

Está todo bien, J Hope. —Dijo Taehyung, invocando el apodo de Hoseok suavemente.

 

Entiendo. Bueno, si necesitas algo…

 

En realidad... - dije, sabiendo que estaba pidiendo algo un poco inusual, pero pensando que eso ayudaría a mis nervios, o por lo menos llenar el espacio en mi cabeza ahora ocupado con gritos silenciosos. — ¿Quizás podrías tocar esa canción que has estado tocando últimamente?

 

—¡Sabía que te gustaba! —dijo, frotando una mano sobre los ojos.

 

Sí.

 

La voz no sonará muy bien, pero seguro, voy a tocar amigo. — Hoseok bostezó y asintió. Luego salió del cuarto sin decir una palabra, dejando la puerta abierta.

 

Taehyung todavía estaba frotando mi espalda y me senté en la cama, abracé mis rodillas, mirando hacia abajo a la tenue luz de la pantalla del portátil. Taehyung no dijo nada, continuó a mi lado e inmediatamente estaba escuchando la canción de Hoseok que le había pedido.  Él estaba en lo cierto. Su voz estaba ronca y llena de sueño, pero la música me tranquilizó. Respiré profundamente. Me apoyé contra Taehyung y le dejé estirarme para abajo, a su lado.

 

Taehyung envolvió su pierna alrededor de mi cintura y tiró de mí lo más cerca posible de él. Me sentí seguro y protegido en sus brazos, y escuché la música hasta que terminó. Después de que la canción terminara, el silencio siguió hasta que Hoseok lo rompió gritando.

 

Ahora ve a dormir, ¡maldita sea!

 

Sin embargo, estaba despierto y el pensamiento de tener, de nuevo, un sueño parecido al que tuve era algo que no quería.

 

Pensé que Taehyung se había quedado dormido y estaba tratando de encontrar la manera de salir de sus brazos para ir a orinar cuando dijo.

 

Se trata de la boda, ¿verdad? Estás soñando con él, porque Jin te pidió que volvieras a casa.

 

Dije que volvería. —Respondí irritado. —Lo haré. Fue sólo un sueño de mierda.

 

Está bien. —Dijo Taehyung, pero me di cuenta que no me creía. Nunca discutía cuando yo estaba enfadado, siempre era muy amable conmigo.

 

Suspiré y me giré bajo su pierna y su brazo. Por supuesto que era porque tenía que volver a casa.

 

Para la casa de mi acosador.

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CAPITULO 8

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