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martes, 24 de mayo de 2022

CAPITULO 7

Yoongi sabía que algo andaba mal antes de que abriera los ojos y mirara a su alrededor. Jungkook se acurrucaba junto a él en un lado. Taehyung debería haber estado acurrucado contra el otro, pero el lugar estaba vacío.

El pánico se estrelló contra él al instante. Se dio la vuelta hacia el lado de la cama con tanto cuidado como pudo para no despertar  a  Jungkook  a  menos  que  lo  necesitara. Yoongi agarró el pantalón del pijama del suelo y tiró de él por sus piernas, poniéndose de pie.

Levantando la nariz al aire, inhaló para captar el olor único de Taehyung.

Consiguió encontrar la dulce fragancia casi de inmediato.

Nadie olía como Taehyung. Por el momento, estaba eternamente agradecido por ello. Yoongi siguió a su olfato por la planta baja hacia el comedor. Se detuvo en la  puerta, su ritmo cardíaco volviendo a la normalidad cuando se encontró a Taehyung sentado en una silla, inclinándose sobre algo en sus manos. Parecía concentrado en lo que estaba haciendo, tarareando en voz  baja.  Yoongi  pudo  ver  el  destello  del acero moviéndose entre las manos de Taehyung. Pensó que debía estar trabajando con algún tipo de cuchillo, por lo que se movió con cuidado cuando se acercó a la mesa manteniendo la visión en él.

—¿Qué tienes ahí, Taehyung? —le preguntó sentándose junto a él. Incluso hablando suavemente, aun así Taehyung saltó, cortándose en el dedo pulgar con el cuchillo.

—¡Mierda! —exclamó Taehyung antes de llevarse el dedo a la boca. Yoongi agarró la muñeca de Taehyung antes de que pudiera lamer la sangre, acercando el dedo herido a su propia boca. La sangre dulce y caliente, corrió por su lengua.

Miró a Taehyung a través de sus pestañas. El hombre parecía hipnotizado por la vista de su dedo en la boca de Yoongi. Se lamía los labios mientras miraba fijamente a Yoongi lamer la sangre.

—Delicioso —murmuró Yoongi.

Los ojos de color verde pálido de Taehyung parpadearon para encontrarse con  Yoongi. Su  labio  inferior  atrapado  entre los dientes. Yoongi estaba seguro de que jamás había visto nada tan sexy. Taehyung se veía hermoso,  delicado,  al  igual  que Jungkook, pero tenía una cosa que Jungkook no tenía... inocencia.

Yoongi no tenía ninguna duda, después de haber estado acoplado con él las últimas dos semanas, que Taehyung no era inocente, pero había un aire de ingenuidad en él que lo hacía adorable e irresistible totalmente.

Yoongi quería envolverlo en algodón y protegerlo de todo el mundo. Quería ser su héroe. También quería joderlo contra la pared y sacudir su pequeño y puro mundo. La necesidad de corromperle era casi abrumadora.

Empezó a tirar de Taehyung hacia él cuando se  dio cuenta de la pequeña pieza  de  madera  en la  mano  de su pareja. Frunció el ceño, sus cejas casi se tocaron al mirar al objeto. —¿Qué es esto, cariño?

La cara de Taehyung se puso roja. De inmediato trató de alejar la pieza madera, escondiéndola detrás de su espalda.

—Nada —susurró Taehyung.

Yoongi se limitó a tender la mano lentamente hasta que Taehyung volvió a sacar el objeto que tenía oculto tras la espalda y lo puso en la palma abierta de Yoongi. Yoongi le dio la vuelta una y otra vez, maravillado por la artesanía  de  la talla en madera.

Era exquisita.

Tallado en una sola pieza de madera era un molde perfecto de Yoongi  sujetando  a  Jungkook  y  a  Taehyung  en  sus brazos, todos ellos desnudos. Arrodillado en el suelo, Jungkook a caballo en uno de sus muslos y Taehyung en el otro. Su cabeza se arqueaba hacia atrás, una mirada de pura felicidad en su rostro mientras Jungkook y Taehyung bebían de su cuello.

—Taehyung —susurró—. Esto es... esto es... —Miró cautelosa expresión de Taehyung—. Esto es lo más hermoso que he visto nunca. ¿Lo hiciste tú?

Taehyung asintió con la cabeza, una pequeña sonrisa empezando a cruzar sus labios.

—Quería hacerte algo —le susurró Taehyung. Bajó la mirada hacia la mesa, retorciéndose los dedos nerviosamente—. Jungkook hace muchas cosas. Cocina y limpia y te ayuda a prepararte para el trabajo. — Taehyung se encogió de hombros—. Sólo quería hacer algo para demostrarte… no puedo hacer esas cosas y… —Taehyung se sonrojó de nuevo y bajó la mirada aún más, fija en su regazo—. Sé que es algo estúpido, pero…

Yoongi colocó la talla sobre la mesa y se inclinó para levantar a  Taehyung  en  su  regazo.  Apartó  el  cabello  rubio platino de   la   cara   de   Taehyung   y le   levantó   la cabeza.

—Mírame, bebé.

Taehyung tardó en levantar los ojos. Cuando lo hizo, Yoongi aspiró profundamente por la incertidumbre que ardía entre ellos. Uno de estos días, cuando Taehyung se sintiera más cómodo en su relación, quería saber las cosas horribles que le habían sucedido antes de que estuvieran juntos. Alguien había abusado tanto de él que dudaba de su propia valía.

Necesitaba poner fin a eso. Necesitaba hacer saber a Taehyung cuánto lo quería,  necesitaba,  cuánto  era  amado. Yoongi metió la cabeza de Taehyung bajo su barbilla y lo envolvió con sus brazos.

—Quiero que me  escuches  con  mucha  atención, Taehyung, ¿de acuerdo?

Taehyung asintió con la cabeza después de un momento.

Yoongi hizo una mueca ante su vacilación.  Contuvo la ira por lo que le habían hecho a Taehyung, prometiéndose  a  sí mismo que le daría tanto amor y tantos  cuidados  como pudiera soportar.

—No sé mucho sobre el amor —comenzó—. Nunca aprendí. Desde que llegué  a  la pubertad  sabía que  iba a  ser un soldado en nuestra manada. Para eso es para lo que estoy hecho. Por eso  no  hice muchos  amigos. Nunca  quise  tener que pelear con alguien que me importara.

—No quiero que luches en absoluto.

—No me gusta pelear, Taehyung, pero alguien tiene que hacerlo. Soy un tipo grande, y la mayor parte de nuestra manada no lo es. También soy muy bueno en lo que hago. He entrenado mucho para eso.

Taehyung inclinó la cabeza hacia atrás y trazó  cuidadosamente la larga cicatriz que iba desde la esquina del ojo derecho de Yoongi por su mejilla a la parte inferior de su mandíbula.0

 —Pero has pagado un precio muy alto por ello — susurró—. Y nunca tuviste a nadie para cuidar de ti, que te amara. No es así como debe ser.

El corazón de Taehyung era tan grande que los ojos de Yoongi casi se humedecieron. Tuvo que parpadear varias veces para evitarlo.

—Pero ahora te tengo a ti y a Jungkook, y  eso hace que todo lo que he hecho en el pasado, todo lo que hago ahora, valga la pena.

Las cejas de Taehyung se juntaron en una expresión de angustia.

—¿De verdad crees eso?

—Lo creo, Taehyung —dijo Yoongi—. Me dan más de lo que jamás hubiera imaginado tener en mi vida.

—¿Incluso yo? —preguntó Taehyung—. Quiero decir, entiendo lo de Jungkook. Él es maravilloso. Es agradable a la vista y muestra su cariño en todo lo que hace. Pero yo no puedo ni cocinar.

—Taehyung, nunca te pedí que cocinaras —dijo Yoongi. Cogió la talla de madera y la tendió frente a Taehyung—. Por otra parte, Jungkook no puede tallar algo como esto. Yo tampoco, de nosotros tres, solo tú puedes crear algo tan hermoso.

—¿Crees que es hermoso?

—Sí,   pero no   tanto como      —dijo   Yoongi mientras le apartaba un mechón suelto de cabello de su mejilla—. Creo que has creado algo maravilloso y me encanta, pero no se puede comparar a ti.

—¿A mí? —Los dedos de Taehyung temblaron contra su cuello.

Yoongi se echó a reír.

—Sí, Taehyung. A ti.

—Pero ¿qué pasa con Jungkook?

—¿Qué pasa con él?

—No te… no es él… él es tan…

Inclinándose, Yoongi lentamente curvó su mano en el pelo de Taehyung y tiró de su cabeza hacia atrás. Quería ver el color verde pálido de los ojos de su compañero cuando hablaba. Quería que Taehyung viera la verdad en sus ojos.

—Jungkook lo es todo para mí  —comenzó  a Yoongi—.  Él me amó a pesar de mi aspecto, a pesar de la bestia que soy. Vio algo en mí que yo ni siquiera sabía que tenía. Sin embargo, eso no descarta lo que me has dado, Taehyung.

—¿Yo? —preguntó Taehyung de nuevo, su voz casi un chillido.

—Tú eres un rayo de sol en  mi  oscuridad, Taehyung  — dijo  Yoongi—.  Jungkook me  mostró  la  luz  que  había   en   el mundo. Tú lo  iluminas  para  que  pueda  ver toda  la belleza que me rodeaba. No  creo  que  pudiera sobrevivir sin  alguno de los dos.

—Bueno, sí. Somos tus compañeros.

—Sí, tú y Jungkook son mis compañeros, pero es más que eso, Taehyung —dijo Yoongi. Buscaba una manera más fácil de explicar los sentimientos que tenía tanto para Taehyung como para Jungkook, pero nunca había sido muy bueno con las explicaciones. Nunca le había hablado a Jungkook de su amor, porque no sabía cómo expresar sus sentimientos con palabras. Enseguida se dio cuenta de que mientras que Jungkook podría entender su vacilación, Taehyung realmente necesitaba oír las palabras para creer—. Estar acoplados no significa que tengamos que cuidarnos mutuamente. He conocido  a  compañeros  que  no  podían  soportarse  unos  a otros. El acoplamiento solo nos une. El resto depende de nosotros.

—¿Qué significa eso? —Taehyung frunció el ceño.

Yoongi hizo que Taehyung se levantara y lo giró para hacer que se sentara a horcajadas sobre  sus  muslos,  frente  a él. Tomó la cara de Taehyung entre sus manos.

—Esto significa que a pesar de que no es necesario para acoplarse, yo los necesito más que el aire que respiro. No puedo vivir sin ninguno de los dos.

Yoongi vio más que oyó el suave tirón en la respiración de Taehyung. Sus ojos se abrieron, sus delgadas manos inconscientemente se apretaron.

—¿Me quieres? —susurró Taehyung en voz tan baja que si Yoongi no hubiera estado observando su cara con tanta atención, no se habría dado cuenta de que había hablado.

—Sí, Taehyung. Te quiero.

Los ojos de Taehyung se humedecieron, una pequeña lágrima cayó por sus mejillas del color de la porcelana. 

— Nadie me ha querido nunca.

—Creo que Jungkook siempre te ha querido —dijo Yoongi—. Creo que él no reconoció lo que era debido a la situación en la que ambos vivían. Ahora que los dos están aquí, que por fin han  sido  liberados,  puede  amarte  de   la   forma   en   la que siempre ha querido.

—¿Y eso no te molesta?

—¿Por qué? —preguntó Yoongi—. El hecho  de que  Jungkook te quiera, no quiere decir que no pueda quererme a mí. De hecho, creo que le da aún  más  razones  para amarnos  a los dos. Los dos traen algo diferente a nuestra relación.

Yoongi sonrió a la cara de confusión de Taehyung y tomó la estatua de madera tallada del hombre.

—Tú  hiciste  esto porque querías darme  algo  que  me  demostrara  lo  mucho que te preocupabas por mí, ¿verdad?

Taehyung se sonrojó, pero asintió con la cabeza.

—Jungkook no puede tallar una manzana para salvar su vida, pero  sabe  hacer  un  pastel  de  manzana  fabuloso. Ambas cosas demuestran  cariño,  pero  ambas son diferentes. Al igual que tú y Jungkook. Sé que te importo. Acabas de demostrármelo de una manera diferente.

—Tú sabes que yo… que…

—Tú me demuestras que te importo cada vez que me dejas coger tu mano, Taehyung, cada vez que me dejas tocar tu cara —dijo Yoongi mientras acariciaba un lado del rostro de Taehyung. Puso la talla en la mesa y cogió a Taehyung, acercándolo hasta que sus narices casi se tocaban—. Me demuestras que te importo cada vez que me dejas amarte.

Yoongi se inclinó lo suficiente para sentir el aliento de Taehyung golpear en su  rostro,  dejando  que  su  lengua acariciara sus exuberantes labios. Podía sentir el apretón nervioso  de  las manos  de  Taehyung  abriéndose  y cerrándose en sus hombros desnudos.

Su mano se deslizó por las caderas  de  Taehyung  y apretó su trasero.

Levantó al hombre  más  pequeño  contra  él, presionando sus cuerpos juntos.

La polla dura atrapada en el pijama no  dejaba  duda de lo que Yoongi sentía por Taehyung, lo mucho que lo excitaba.

Yoongi gimió cuando las manos de Taehyung se movieron de sus hombros hasta  sujetarle el  pelo,  tirando  de la  boca de Yoongi más cerca y machacando sus labios.

Le levantó la camiseta hasta las axilas, y luego deslizó sus  manos  bajo  la  cintura  de  los  pantalones  de  su pijama, catando el pequeño culo perfecto en sus manos.

Yoongi lo aprobó absolutamente cuando Taehyung rompió su beso y se echó hacia atrás para quitarse la camiseta por la cabeza, tirándola por encima del hombro. Estaba de vuelta al instante, presionando sus labios contra los de Yoongi otra vez. Yoongi sentía el esbelto pecho lampiño de Taehyung, moviéndose contra él haciendo que se le doblaran los dedos.

—Más —gimió Taehyung contra su oído.

Yoongi estaba más que  feliz  de  cumplir  con la  demanda de  Taehyung. Lo levantó con una mano y le arrancó el pantalón del pijama con la  otra. Luego empujó  el  pantalón  de  su pijama hasta los pies, pateándolo hasta sacárselo. Sintió a Taehyung temblar cuando volvió a sentarlo sobre su regazo.

Esperaba que fuera un temblor  bueno.  Por  los pequeños gemidos provenientes de  Taehyung y la forma  en la que se empujaba hacia abajo contra el duro pene de  Yoongi, estaba bastante  seguro  de  que  Taehyung  se  divertía. Quería más que diversión para él, quería que se volviera loco.

—Necesitamos algún tipo de lubricante, cariño —le recordó Yoongi.

Taehyung no levantó la cabeza, ni dejó de dar besos a lo largo de la línea de la mandíbula de Yoongi. Señaló hacia la cocina. Yoongi se echó a reír y se puso de pie,  rodeando  con sus manos debajo del trasero de Taehyung mientras lo levantaba en sus brazos y entraba en la cocina.

Cuando Yoongi movió la cabeza alejándola de  Taehyung para buscar en los estantes de la despensa, Taehyung se limitó a engancharse a su cuello. Mordisqueó y chupó, raspando sus colmillos contra la piel de Yoongi. Era un simple jugueteo porque nunca llegó a romper la piel, sino que envió escalofríos de placer por el cuerpo de Yoongi.

Yoongi tuvo que dejar de buscar en varias ocasiones, cuando la sensación de ardor a través de su cuerpo fue demasiado para soportar. Quería ser él el que llevara a Taehyung a la locura y estaba a punto de correrse directamente donde se encontraba. A pesar de lo que él pensara, Taehyung era muy bueno en lo que hacía. Y lo que hacía estaba llevando a Yoongi a la locura.

Rápidamente buscó en el resto de los armarios hasta que encontró una botella de aceite de cocina. Hizo una mueca y luego decidió que estaba en un apuro cuando sintió las caderas de Taehyung empezar a ondular contra las suyas.

Desenroscando la tapa, echó un poco en sus manos, y luego dejó la botella  sobre  el  mostrador.  Levantando  a Taehyung con una sola mano, Yoongi separó las nalgas  de  Taehyung con la otra, en busca del estrecho pequeño agujero que sabía que lo estaba esperaba.

El   apasionado   gemido   de   Taehyung   cuando   empujó un dedo dentro de él resonó en sus oídos y lo hizo sentirse como si hubiera ganado la lotería. Lo excitaba tanto que su visión   se   nubló, y    el   aliento se    le    quedó    atrapado    en la garganta.

Yoongi metió rápidamente otro dedo  en  el  agujero estrecho de Taehyung, tenía que estirarlo  con rapidez antes de que se avergonzara a sí mismo por eyacular por todo el suelo como un adolescente inexperto. Estaba a punto de acabar.

Yoongi lo tumbó sobre la mesa y empujó un tercer dedo dentro de él. Los ojos verdes que lo miraban otra vez con una mirada aturdida, eran el más potente afrodisíaco  que recordaba haber experimentado nunca. Pero no era nada en comparación con el deseo que se desató en él cuando Taehyung sonrió y dejó que sus piernas se separan, dejándolo todo al descubierto para los ojos hambrientos de Yoongi.

—Maldita sea, Taehyung —gruñó Yoongi—, eres tan jodidamente perfecto.

Taehyung levantó los brazos hacia arriba, alcanzando a Yoongi.

—Te necesito.

Yoongi liberó los dedos y agarró la botella de aceite. Rápidamente puso más  en  su  pene,  derramando unas gotas en el suelo con las prisas. Dejando la botella sobre la mesa, agarró su pene y lo empujó contra el orificio arrugado de Taehyung, viendo cómo lentamente se hundió en la férrea sujeción del hombre.

—Madre mía, Taehyung —gimió. El cuerpo de su compañero parecía absorberlo directamente hasta las bolas, profundamente dentro de él. La sensación era increíble. Su pene estaba rodeado por todas partes por la seda húmeda y caliente que parecía masajearlo incluso cuando no se movía.

Yoongi observó mientras lentamente empuja su polla dura en el cuerpo de Taehyung, luego la sacó muy lentamente. Era un espectáculo erótico, embriagador. No importaba cómo se   moviera, ya   fuera   lento   o   rápido, ¡el   resultado   era la misma jodida intensidad!

Yoongi agarró los tobillos de Taehyung sosteniéndolos en el aire, extendiéndole las  piernas  a  medida  que  avanzaba. Dobló un poco las rodillas y cambió el ángulo aumentando sus estocadas. Supo que golpeó su punto dulce cuando Taehyung gritó.

Continuó manteniendo el control sobre Taehyung, más fuerte y más rápido hasta que el cuerpo entero se estremeció y el esperma blanco de Taehyung salió disparado de su pene, cubriendo su pecho y abdomen. Los músculos internos de Taehyung se cerraron sobre Yoongi, apretándole con fuerza.

Yoongi  gimió,  con  la  cabeza  cayendo   sobre   sus hombros. Se quedó inmóvil, su cuerpo suspendido por  un breve momento cuando el éxtasis onduló a través de él.

El aire salió de sus pulmones cuando rugió, llenando el cuerpo acogedor de Taehyung con su liberación.

Yoongi cayó hacia delante, apoyando los brazos a ambos lados del cuerpo sudoroso de Taehyung. Dejó caer la cabeza hacia adelante para apoyarse contra él cuando sintió que el nudo se extendía. Sabía que iba  a  estar  allí  durante  un rato. No se le ocurría ninguna otra parte en la que quisiera estar.

 —Maldita sea —gimió Taehyung—. Esto mejora cada vez más.

Yoongi  sonrió  y  movió  sus  caderas  hasta  que  Taehyung gimió. Sabía que el nudo se había unido a la próstata de Taehyung. Cada movimiento que hacía estimulaba la glándula en forma de nuez. Unas pocas embestidas rápidas tenían a Taehyung lloriqueando en unos instantes.

Yoongi se vanagloriaba de la mirada aturdida de los ojos color verde pálido de Taehyung. Parecía tan sorprendido por el placer que corría por su cuerpo, como si nunca lo hubiera experimentado antes. Le hacía sentirse como el hombre más poderoso de la tierra.

Los ojos de Yoongi se movieron  hacia  el  pulso que  latía con fuerza en la garganta de Taehyung. Se lamió los  labios, ansiaba el sabor de su compañero.

—¿Taehyung? —le preguntó con voz ronca—. Quiero reclamarte una vez más.

Taehyung no dijo nada,  sólo inclinó  la cabeza  hacia  un lado con una invitación. Yoongi gimió y hundió sus colmillos profundamente en  la  garganta de  Taehyung. El sabor  que explotó en su lengua cuando la sangre le llenó la boca fue embriagador.

Aumentó por el fuerte clamor que venía de Taehyung y el calor húmedo que se  disparó  entre  ellos. Yoongi retiró  los dientes y pasó la lengua por la marca de la mordedura en el hombro de Taehyung antes de levantar la cabeza  para  mirar hacia su compañero.

Taehyung parecía estar sin aliento, el rubor en su rostro, el pelo desordenado. Yoongi pensó que el jovencito  nunca  se había visto mejor. Se inclinó y colocó un pequeño beso en los labios de Taehyung. Taehyung  sonrió. Podía  sentir el  movimiento de su boca contra los labios.

Levantó la cabeza y le frunció el ceño.

—¿Qué?

Taehyung señaló por encima de su hombro. Yoongi se volvió para ver a Jungkook de pie en la puerta de la cocina, con una sonrisa en la cara y  los  brazos cruzados  sobre  el  pecho. Jungkook señaló hacia las  manchas  de  aceite  en el suelo.

—No me importa si la cocina es mi dominio. De ninguna endemoniada manera voy a limpiar este desorden.

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