Jungkook caminaba de un lado a otro delante de la puerta trasera de la casa de Namjoon, retorciéndose las manos y luego agitándolas cuando empezaban a sufrir calambres. Taehyung se había ido. Taehyung se había ido. Taehyung se había condenadamente ido.
Él se acababa de ir. Ni una palabra. Ninguna nota. Ni un
mensaje. Ninguna llamada telefónica. Taehyung sencillamente había preparado una
pequeña bolsa, dijo que iba a hacer unos recados, y nunca había regresado. Y Jungkook
se iba a volver loco.
Había pasado la mayor parte de los últimos tres años
asegurándose de que Taehyung estuviera a salvo, y ahora ni siquiera podía hacer
eso porque el hombre se había ido. Esto era casi peor que cuando el Profesor
los tenía. Por lo menos entonces, Jungkook se aseguraba que Taehyung continuaba
recibiendo sus medicamentos siempre y cuando Jungkook jugara a la pelota con el
Profesor.
Con Taehyung fuera en el mundo por su cuenta, Jungkook no
podía estar seguro de nada. No sabía si Taehyung estaba tomando sus medicinas,
cuándo iba a necesitar más, si estaba comiendo bien, o incluso si tenía un
lugar caliente para dormir.
Él no tenía ni idea.
Y Jungkook estaba en
agonía. No podía creer que Taehyung simplemente lo hubiera dejado así. Había
pensado que tenían algo especial. Ahora, estaba empezando a preguntarse si todo
había estado en su cabeza.
Tal vez Taehyung no lo quería ahora que tenía la oportunidad
de la libertad sin alguien como Jungkook. Jungkook había hecho cosas, cosas
malas, y él lo sabía. Pero las había hecho para mantener a Taehyung a salvo.
Seguramente Taehyung vio eso, ¿no es así?
Justo ahora Jungkook no estaba seguro de nada. Dudas que
nunca había tenido antes, comenzaron a introducirse en su mente. Las
inseguridades estaban surgiendo. ¿Por qué Taehyung simplemente se levantó y lo
dejó? ¿Taehyung no atesoraba la relación que compartían tanto como lo hacía Jungkook?
El sonido de un vehículo entrando en el camino de entrada
llamó la atención de Jungkook. Con el corazón latiendo en su pecho, Jungkook
corrió hasta el borde del patio, esperando que Taehyung estuviera regresando a
él.
Era Yoongi.
Jungkook no tenía ni idea de lo que se apoderó súbitamente
de él, pero estaba tan enojado, y sencillamente sabía que toda esta situación
era culpa de Yoongi. Si Yoongi sólo los hubiese aceptado a él y a Jungkook,
entonces nada de esta miseria estaría pasando.
Jungkook sintió la necesidad de lastimar a Yoongi tanto como
él lo había hecho. Corrió por el camino de entrada cuando Yoongi aminoró la
marcha de su camioneta hasta detenerla. Tenía la puerta abierta antes de que el
motor incluso se apagara. Comenzó a golpear a Yoongi, a gritarle.
—¡Tú hiciste esto! —Jungkook gritaba
mientras golpeaba con los puños el ancho pecho de Yoongi, apenas notando que Yoongi
no trataba de detenerlo—. Taehyung todavía estaría aquí si no hubieras sido un
hijo de puta.
—Jungkook…
—¡Tráelo
de regreso! ¡Quiero a Taehyung de vuelta!
—Jungkook…
—¡Te
odio! —Los gritos de Jungkook lentamente se convirtieron en sollozos cuando
dejó de golpear a Yoongi y se desplomó contra él—. Te odio —gritó—. Hiciste que
Taehyung se fuera.
—Sshhh,
bebé —susurró Yoongi mientras envolvía sus brazos alrededor de Jungkook—.
Encontraré a Taehyung, y lo traeré nuevamente a ti. Lo prometo.
—Él...
él me necesita. No tiene a nadie que se asegure que tome su medicación o que se
asegure de que coma bien. Se olvida de estas cosas. Se olvida de comer.
—Lo sé,
bebé.
Profundos sollozos atormentaron el cuerpo de Jungkook. Su
pecho se sentía como si un peso enorme se hubiera sentado sobre él. No parecía
capaz de arrastrar suficiente aire. Ni siquiera la sensación de las manos de Yoongi
acariciando arriba y abajo su espalda hizo a Jungkook sentirse mejor, y lo
había querido durante semanas.
—Cálmate,
Jungkook —dijo Yoongi—. Respira hondo, bebé.
Jungkook dio un puñetazo en el pecho de Yoongi de nuevo,
enojado por las sencillas palabras de cariño del hombre cuando le llevó perder
a Taehyung oírlas, pero entonces su mano se cerró en la tela de la camisa de Yoongi
y giró su rostro en el pecho de Yoongi.
—Está
ahí completamente solo, Yoongi. Taehyung no puede estar solo. No hay nadie que
cuide de él. —Sólo decir las palabras trajo nuevas lágrimas a los ojos de Jungkook.
Taehyung era su mundo. Había estado listo para hacer de Yoongi su mundo
también, pero sabía que el hombre no quería eso.
Yoongi no los quería.
Ese pensamiento golpeó en la cabeza de Jungkook. Entonces se
apartó de Yoongi y se secó las lágrimas de sus mejillas. Yoongi podía ser capaz
de decir las palabras adecuadas, pero ambos sabían cómo se sentía realmente el
hombre. Taehyung, también lo hizo, y Jungkook no tenía ninguna duda de que era
por eso que su amante se había ido.
Taehyung había insinuado irse. Jungkook no pensaba que iba
en serio. Había querido darle a Yoongi sólo una oportunidad más. Quería lo que
pensaba que el poderoso hombre podía ofrecerle a él y a Taehyung. Quería
compartir algo de su carga con alguien más. No quería tener que ser el fuerte
todo el tiempo.
Pero eso no iba a suceder.
Que así sea.
Jungkook podría hacer esto sin Yoongi. Taehyung no podría
haber llegado tan lejos. Ni siquiera tomó el coche. O iba a pie o había viajado
con alguien. Nadie podía perderse el cabello rojo brillante de Taehyung. Jungkook
podía encontrarlo. Y no necesitaba a Yoongi para hacerlo.
—¿Por
qué estás aquí? —Jungkook preguntó mientras salía de los brazos de Yoongi.
—Namjoon me llamó.
—Taehyung
se ha ido, y es tu culpa. —Jungkook movió su dedo a Yoongi, tan enojado con el
hombre por rechazarlo a él que puntos bailaban ante sus ojos—. ¿Hay algo más
que necesites saber, Yoongi?
La cara de Yoongi se ensombreció mientras fruncía el ceño.
—Jungkook, no…
—¿No
qué? —gritó Jungkook—. ¿Que no te culpe? ¿Por qué no? Es tu culpa que Taehyung
se haya ido. Taehyung te quería tanto, y tú sólo tenías que rechazarlo,
¿verdad? ¿Qué? ¿No era lo suficientemente bueno para el lobo feroz? ¿Es porque
está enfermo? ¿Es eso?
La expresión de Yoongi pasó por una metamorfosis de
emociones antes de decidirse por la ira. Sus ojos se estrecharon y sus labios
se adelgazaron, pero a Jungkook no le importaba. No le importaba lo que Yoongi
sentía en este momento.
Lo único que le importaba era tener a Taehyung de regreso.
—No
tienes derecho a culparme. Estoy haciendo esto por… —Yoongi apretó los labios
cerrándolos, pero sus ojos todavía tenían el fuego que ardía como un horno. Jungkook
dio un puñetazo en el pecho de Yoongi y luego retrocedió.
—Vete a
la mierda, Yoongi. No necesito tu ayuda. Has hecho suficiente. —Giró sobre sus
talones, dirigiéndose a la casa. Iba a encontrar a Taehyung aunque fuera lo
último que hiciera. Dependía de Jungkook encontrar a su amante. Tenía que ser
el fuerte en todo esto. Todo lo que Yoongi estaba haciendo era darle excusas.
Jungkook no quería excusas.
Él quería a Taehyung.
También quería a Yoongi, pero el hombre había demostrado una
y otra vez que no quería a Jungkook, ni a Taehyung.
Jungkook había tratado de llegar con su vínculo telepático
para encontrar a Taehyung, pero el hombre lo estaba dejando afuera. No quería
responderle a Jungkook. Y eso es lo que le preocupaba más. Taehyung nunca antes
se había cerrado a Jungkook. Algo tenía que estar mal si Taehyung no le
respondía.
Taehyung siempre le contestaba.
—¡Jungkook,
espera!
Jungkook miró por encima del hombro para ver a Yoongi
alcanzarlo. Apresuró sus pasos. No quería a Yoongi aquí porque el lobo sentía
pena por cualquiera de ellos. Eso no era aceptable. Quería que Yoongi los
quisiera, no que los compadeciera.
—Vete, Yoongi.
—Jungkook llegó a la puerta, dispuesto a azotarla en la cara de Yoongi cuando
el lobo cogió la puerta, evitando que se cerrara.
—No
—prácticamente gruñó—. Ayudaré, ya sea que lo quieras o no.
—No
quiero —dijo Jungkook mientras trataba de luchar contra la puerta para
liberarla, pero el control de Yoongi era sólido e inflexible—. ¿Soltarás la
maldita puerta?
No sólo Yoongi soltó su agarre, sino que se abrió paso entre
Jungkook y entró. Jungkook se quedó inmóvil por un momento, sin saber qué
hacer. Yoongi era demasiado jodidamente grande para agarrarlo y tirarlo.
—Te dije ayer que estaba actuando
extraño. ¿Sabes dónde podría haber ido?
—Oh —Jungkook
comenzó, con una hiriente mordacidad en su voz—, ¿entonces estás tratando de
culparme de esto? ¡Fuera de aquí, Yoongi!
Jungkook estaba a punto de llorar, y no iba a llorar delante
de Yoongi de nuevo. El hombre no tenía derecho a saber qué tan angustiado
estaba Jungkook por la ausencia de Taehyung. No merecía que lo dejaran en ese
pequeño círculo privado.
Al hombre no le había importado lo suficiente para
reclamarlos. Así que, ¿por qué Jungkook debería reconfortar la culpa de Yoongi?
Él no iba a hacerlo. Estaba tan condenadamente asustado porque Taehyung se
fuera que ni siquiera quería considerar resarcirse con Yoongi lo suficiente
como para conseguir la ayuda del hombre.
Yoongi podría coger su ayuda y metérsela por el culo.
—Mira, Jungkook,
podemos discutir sobre esto más adelante. Encontremos a Taehyung primero.
—¿Por
qué te importa? —espetó Jungkook—. Creo que esto hace que las cosas sean mucho
más fáciles para ti. Taehyung no está aquí para molestarte más o preguntarte
por qué no nos reclamas. —Jungkook dio a Yoongi su mirada más mordaz. Sintió el
impulso de escupir los pies del hombre, pero Jin lo mataría por escupir en el
suelo de su cocina—. Deberías estar muy feliz.
—¡Jungkook!
Yoongi parecía sorprendido por las palabras de Jungkook,
pero a Jungkook no le importaba. Culpaba de todo este lío al alto hombre. Si Yoongi
sólo los hubiera aceptado a él y a Taehyung, nada de esto habría pasado nunca. Jungkook
habría sido feliz si Yoongi sólo aceptara a Taehyung.
Entendía que tenía un pasado colorido y que repugnaba a un
montón de gente. Habría aceptado que Yoongi sólo reclamara a Taehyung, si
mantenía al pequeño hombre seguro. Pero Yoongi los rechazó a los dos, y eso era
algo que Jungkook nunca podría perdonar.
O entender.
Taehyung era el hombre más dulce que honró alguna vez la
tierra. Jungkook a veces pensaba que Taehyung fue enviado a la tierra por los
propios ángeles. Él era dulce y amable, nunca tuvo una mala palabra contra
nadie, y se preocupaba por todo el mundo, a veces demasiado. Nunca le daría la
espalda a un amigo o un desconocido.
Y aquellos que tuvieron la suerte de ser amados por Taehyung
eran capaces de tocar un pedacito de cielo.
De repente la ira dentro de Jungkook se desvaneció al pensar
en no tener a Taehyung en su vida de nuevo. Jungkook sinceramente no sabía si
podría sobrevivir, no después de haber experimentado el amor del hermoso
hombre.
Él preferiría estar muerto.
Jungkook envolvió sus brazos alrededor de su estómago para
protegerse del frío que se abría paso a través de su cuerpo. Negó con la cabeza
lentamente mientras contemplaba a Yoongi. El hombre no tenía ni idea.
—Nunca vas a entender a lo que renunciaste cuando rechazaste
a Taehyung, y eso me hace sentir muy mal por ti.
Jungkook comenzó a salir de la cocina sólo para ser detenido
cuando sintió la mano de Yoongi en su brazo. Él se quedó mirando hacia abajo
por un momento y luego levantó sus ojos para encontrar los de Yoongi.
—No
entiendes, Jungkook.
—No
necesito entender. —Jungkook trató de empujar a Yoongi para pasarlo, pero el
hombre no se estaba moviendo. Tampoco soltaba el brazo de Jungkook. Estaba
enfermo y cansado de Yoongi diciéndole que él no entendía. Si el hombre acabara
de explicar las cosas, entonces Jungkook sabría por qué Yoongi los rechazaba.
Pero el lobo nunca les daría una razón. Si él no se preocupaba lo suficiente
por ellos, para al menos explicar las cosas. Así que Jungkook no quería tener
nada que ver con el hombre.
—Maldita
sea, Jungkook —espetó Yoongi mientras giraba en torno a Jungkook—. ¿Te
detendrás de una puta vez y me escucharás por un momento?
—No.
—Jungkook,
lo juro por Dios...
—¿Qué? —Jungkook
se acercó a Yoongi cuando la ira lo embargó. Por lo menos el hombre era capaz
de ahuyentar su miseria lejos, aunque fuera sustituida por la ira—. ¿Qué es lo
que vas a hacer, gran hombre? ¿Golpearme?
Las cejas de Yoongi se alzaron sobre la frente y de repente
cayeron en picada mientras se arrugaban juntas sobre sus ojos color ámbar
dorado.
—Yo nunca te golpearía —espetó el hombre—. Nunca.
Jungkook no podía dejar a Yoongi saber lo mucho que le
afectaba la mera presencia del hombre. Quería arrojarse a los brazos de Yoongi
y lamentarse por el mundo, para tener el consuelo de Yoongi y decirle que todo
iba a estar bien. Quería que Yoongi fuera el fuerte para que así él pudiera
desmoronarse.
Pero sabía que no podía. Ceder a las tumultuosas emociones
que corrían a través de él no era una opción que tuviera. Taehyung todavía
estaba por ahí en algún lugar, y necesitaba que lo rescataran. Jungkook no
podría descansar hasta que encontrara a su amante y lo llevara a casa.
—No
puedo reclamarlos. Ni a ti ni a Taehyung, Jungkook. Es demasiado peligroso.
Jungkook no sabía qué decir a eso. Yoongi nunca había
compartido nada de su vida con él o Taehyung. No sabían nada del cambiaforma,
excepto que él era su pareja. Y de repente, Jungkook no estaba seguro de querer
saberlo.
—Bien,
no puedes reclamarnos. —Jungkook arrancó su brazo del agarre de Yoongi y
retrocedió—. Mensaje recibido fuerte y claro.
Jungkook escuchó el fuerte suspiro de Yoongi y trató de no
dejar que le afectara. Él no tenía emociones extra para gastar en Yoongi, no
cuando Taehyung estaba perdido. Todo su mundo giraba en torno a encontrar al
hombre que amaba.
Yoongi estaba por su cuenta.
—Tenemos
que hablar de esto, Jungkook.
—No, no
tenemos que hacerlo. —Jungkook no tenía ninguna intención de escuchar cualquier
cosa que Yoongi tuviera que decir, nunca más. Ayer, si Yoongi hubiese empezado
a hablar, Jungkook habría sido todo oído. Pero eso fue ayer, antes de que el
mundo de Jungkook se desmoronara.
Ahora, a él no le importaba.
Jungkook pasó la mano
por su cara mientras sollozaba. Está bien, a él le importaba, pero no quería
que le importara. Cada vez que miraba a Yoongi, o incluso pensaba en él,
recordaba el enorme temor que sintió cuando Taehyung no volvió a casa.
Hubo muy pocas veces en su vida en las que casi se había
paralizado por el miedo. Cuando el Profesor había descubierto que él y Taehyung
eran amantes e hizo sus demandas. Cuando el Profesor había enfrentado a Jin y Jungkook
había apuñalado al hombre en la espalda, Y, cuando se sentó en la cama toda la
noche y esperó a que Taehyung volviera a casa, sólo para darse cuenta de que no
lo haría.
Jungkook no quería volver a experimentar ese tipo de miedo
otra vez. Era agonizante, como si todo su mundo dependiera de un pequeño
hombre. Taehyung lo amaba. Jungkook lo sabía. Pero pensaba que Taehyung no
entendía cuánto lo necesitaba realmente Jungkook. El mundo entero de Jungkook
era Taehyung. El vacío en el interior de su pecho se sentía como un enorme
agujero que se había abierto. Quería a Taehyung de regreso. Jungkook sentía
como si no pudiera respirar sin el pequeño hombre a su lado. Quería su mundo de
vuelta.
Había pensado por un momento que Yoongi pudiera ser traído a
ese mundo, pero ahora sabía que no era así. Cualquiera que fuera el
inconveniente que Yoongi tenía, era suficiente para evitar que el hombre
reclamara a Jungkook o a Taehyung.
Bien.
Yoongi no los necesitaba.
Jungkook aprendería a vivir con eso si tenía que hacerlo.
No podía aprender a vivir sin su ángel.
—¿Has
encontrado algo? —Jungkook preguntó mientras entraba en la oficina de Namjoon.
El sheriff estaba al teléfono, colocando su esfuerzo en poner todos los
boletines apuntando a Taehyung y pidiendo favores por todo el estado para
tratar de localizar a Taehyung.
Los ojos de Jin estaban llenos de tristeza cuando se volvió
para mirar a Jungkook, moviendo lentamente la cabeza.
—No, lo siento, Jungkook. No se ha sabido nada.
Los hombros de Jungkook se hundieron. Estaba empezando a
pensar que nunca encontraría a Taehyung, y entonces, ¿qué pasaría con él? No
tenía nada sin Taehyung — ningún propósito en la vida, no tenía felicidad, y
ninguna posibilidad de tocar alguna vez el cielo de nuevo.
—Gracias
—susurró Jungkook.
Sabía que sus amigos estaban haciendo todo lo que podían
para encontrar a Taehyung. Jin, por lo menos, comprendía las cosas que Jungkook
había hecho para mantener vivo a Taehyung, y él había perdonado a Jungkook. No
todo el mundo lo había hecho.
Todavía había gente que lo evitaba o salía de la habitación
cuando Jungkook entraba. Trataba de no demostrar lo mucho que lo lastimaba
cuando la gente lo ignoraba o fingía que no estaba allí, pero Jin sabía. Jin
siempre lo supo. Esa era su habilidad.
—Lo
encontraremos, Jungkook.
—¿Y si
no lo hacemos? —Jungkook preguntó en voz baja—. ¿Entonces, qué?
Jungkook estaba bastante seguro que encontraría el
acantilado más cercano y con gratitud se tiraría directamente desde el borde.
Sin Taehyung, él realmente no tenía nada. Nadie a quien cuidar, ninguna razón
para seguir viviendo. Sería una cáscara vacía sin el amor de Taehyung
llenándolo.
—Necesito
saber exactamente qué pasó —dijo Yoongi, recordándole a Jungkook que el hombre
lo había seguido a la habitación.
Jungkook se volvió hacia la ventana, contemplando la luz del
amanecer.
—Vete, Yoongi.
Gritó cuando súbitamente fue agarrado y dado vuelta, Yoongi
se inclinó hacia abajo directo sobre su cara.
—Ahora
escúchame, Jeon Jungkook , y escucha bien. Yo no te reclamé o a Taehyung,
porque no sería seguro para ninguno de ustedes si lo hiciera. Nunca tuvo nada
que ver con lo mucho que los quiero a los dos. Pero ese mismo peligro puede ser
la clave para encontrar a Taehyung. Necesito saber todo lo que sabes para que
pueda traerlo a casa.
Los dientes de Jungkook repiquetearon cuando Yoongi lo
sacudió, el rostro del hombre era la más aterradora cosa que alguna vez Jungkook
había visto. Tampoco era algo que quisiera volver a ver. Y aterrorizaba a Jungkook
el que estuviera dirigido en su dirección.
—¿Me
entiendes?
Jungkook asintió lentamente.
—¿Qué peligro?
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