Taehyung sintió que su corazón estaba siendo arrancado de su pecho. De hecho, tenía dolor en el pecho. Tenía la absurda necesidad de frotar su pecho y hacer que el dolor desapareciera, pero no creía que fuera a ayudar.
Yoongi había reclamado a Jungkook, justo como Taehyung había
planeado. Sólo, que él no se dio cuenta de lo mucho que dolería ser testigo de
la unión entre los dos hombres hasta que lo vio por sí mismo. Era como un hilo
invisible entre ellos, uno que vibraba con vida. Taehyung estaba bastante
seguro de que si extendía su mano, podría sentir el vínculo entre Yoongi y Jungkook.
Parecía que su plan había funcionado demasiado bien. El
único problema con su plan era que Taehyung no había pensado en realidad ver a
la pareja felizmente acoplada de pie frente a él.
Por supuesto, estaba feliz por Jungkook. Su amante había
trabajado tan duro a lo largo de los años para mantener a salvo a Taehyung. Se
merecía un poco de felicidad. Tal vez con Yoongi a su lado, aquellos que habían
levantado sus narices a Jungkook no lo harían nunca más.
Pero, a pesar de todo eso, Taehyung todavía no podía evitar sentir lástima de sí mismo. Sus fantasías de tener tanto a su amante y a su compañero por siempre a su lado tendrían que permanecer como fantasías. Ya sea que tuviera diabetes o fuera un vampiro, él no encajaba en sus vidas.
Y eso lo dejaba demasiado solo.
Taehyung suspiró y se dio la vuelta cuando Jungkook se
acercó a Yoongi. Sabía que los dos hombres serían felices juntos, y eso era
todo lo que quería para ellos. Sólo deseaba que hubiera habido alguna manera de
que pudiera haber sido incluido en ese pequeño círculo de dos.
Un fuerte, muy impropio grito para un hombre escapó de los
labios de Taehyung cuando lo agarraron de repente y le dieron la vuelta. Sus
ojos se abrieron, una astilla de miedo se disparó a través de él cuando lo
agarraron por los brazos y lo sacudieron.
—Estoy
jodidamente cansado de que no me consultes cuando decides algo que cambia mi
vida, Taehyung. —Yoongi le dio a Taehyung otra sacudida, una lo bastante dura
para hacer repiquetear sus dientes—. Estaba tratando de salvarlos a ambos, a ti
y a Jungkook, tratando de mantenerte a salvo, pero tus acciones cambiaron eso y
ahora no seré apartado como si yo no importara.
—¡Yoongi
qu... aahhh! —Taehyung gritó cuando Yoongi tomó un puñado del pelo de Taehyung,
le echó la cabeza hacia un lado y se inclinó para hundir sus dientes en el
cuello de Taehyung. El dolor agudo fue instantáneo, pero también lo fue el
placer que se llevó el dolor de los dientes de Yoongi hundiéndose en su carne.
Taehyung pasó de aterrado y confundido a más caliente de lo
que había estado alguna vez en su vida, en una fracción de segundo. No habría
sabido qué hacer si no hubiese sentido la pierna de Yoongi empujar entre sus
muslos, presionando contra la polla increíblemente dura que de repente tenía.
Taehyung gimió y comenzó a empujar sus caderas hacia
delante, montando la pierna de Yoongi como si su vida dependiera de ello. Y tal
vez lo hacía. Sentía como si su cabeza fuese a girar saliéndose directamente de
sus hombros cuando el placer lo inundó. Se estremeció mientras su polla se
sentía como si de repente explotara, disparando semen por todo el interior de
sus pantalones.
Sintió los brazos de Yoongi apretarse alrededor de él
mientras su cuerpo se derretía, llegando a ser casi líquido. Taehyung enterró
su cara en la camisa de Yoongi negándose a mirar a las otras personas en la
habitación. Él estaba tan condenadamente avergonzado. Tenía semen en sus
pantalones, en una sala llena de gente mirándolo. Nunca sería capaz de mirar a
ninguno de ellos a la cara de nuevo.
Taehyung incluso se negó a mirar hacia arriba cuando sintió
a Yoongi retirar los dientes y lamer la nueva marca de mordedura en su cuello.
—Mío
—gruñó Yoongi en su oído mientras lentamente levantó la cabeza.
Taehyung tragó saliva.
No había forma de negarlo ahora, no importaba lo mucho que
quería fingir que nunca había sucedido o lo mucho que quería saltar de alegría
porque Yoongi finalmente lo había reclamado. Ambas emociones luchaban entre sí
dentro de Taehyung, y no sabía con cuál de ellas ir en primer lugar.
Yoongi agarrando su mandíbula e inclinándole la cabeza hacia
atrás lo decidió por él.
—Eres mío ahora, Taehyung. —La voz de Yoongi
se endureció despiadadamente—. Al igual que lo es Jungkook, y no voy a
renunciar a ninguno de los dos.
Taehyung no podría haber dicho una palabra si su vida
dependiera de ello. Había pasado meses esperando a que Yoongi los reclamara —a
él y a Jungkook—, preguntándose qué había de malo en ellos que su compañero los
evitaba tanto.
Y entonces había llegado a la conclusión de que era su
enfermedad lo que impedía a Yoongi reclamarlo. A pesar de que rompió su corazón
hacerlo, Taehyung se había alejado para que Jungkook tuviera la oportunidad de
ser feliz.
Y todo había sido en vano.
Yoongi estaba aquí y Jungkook estaba aquí, y todo el mundo
fue reclamado. ¿Para qué había sido toda su angustia?
Los ojos de Taehyung se abrieron cuando inhaló bruscamente y
se alejó de Yoongi. Cuando miró alrededor de la habitación, el entendimiento de
pronto lo embargó. Había una parte de él, una pequeña parte, que odiaba a Yoongi
en ese momento.
—Me
reclamaste porque piensas que soy un vampiro, ¿verdad?
—No seas
ridículo, Taehyung —dijo Yoongi bruscamente—. Te reclamé porque eres mi pareja.
—Era tu
compañero antes —susurró Taehyung, sabiendo sin sombra de duda que Yoongi
estaba mintiendo a través de sus dientes—. Pero antes estaba enfermo. Ahora soy
un vampiro, por lo que hace que sea más aceptable reclamarme, ¿no es así?
Yoongi hizo una mueca
como si no quisiera admitir lo que Taehyung ya sabía.
—Te voy a conceder que el que seas un vampiro en vez de
estar enfermo hace las cosas un poco más fácil, pero...
Taehyung se desconectó del resto de la respuesta de Yoongi
mientras se alejaba. No quería oír nada más de lo que el hombre tenía que
decir. Había oído suficiente. Siempre supo que Yoongi nunca lo había reclamado
porque estaba enfermo, pero que fuera arrojado a su cara tan descaradamente lo
dañaba mucho más que Taehyung pensara que podría ser así.
En ese momento, casi deseaba que el Profesor lo hubiese
matado como había amenazado con hacer tantas veces. Jungkook ni siquiera sabía
acerca de la pesadilla que Taehyung había vivido día a día, la amenaza de
muerte que pendía sobre su cabeza si incluso consideraba salirse de la línea o
no obedecer al Profesor. Taehyung nunca había querido que Jungkook lo supiera,
por lo que mantuvo ese horror en secreto.
Taehyung sabía lo mucho que Jungkook había renunciado por
mantenerlo a salvo. Si alguna vez supiera que el Profesor le estaba diciendo
una cosa, y haciendo tratos con Jungkook, y luego se daba la vuelta y amenazaba
a Taehyung, Jungkook habría perdido la cabeza.
Ahora, simplemente no parecía importar. Nada lo hacía. Sin
importar si estaba enfermo o era vampiro, él aún no era realmente querido.
Claro, Jungkook lo quería, pero Taehyung a menudo se preguntaba si era un amor
de conveniencia. Jungkook estaba tan acostumbrado a cuidar de él,
protegiéndolo, que Taehyung no pensaba que Jungkook supiera hacer otra cosa.
Es por eso que había
querido que Yoongi reclamara a Jungkook. Sabía que, una vez que Jungkook
perteneciera a Yoongi ambos hombres encontrarían la felicidad juntos. Ambos
eran hombres fuertes con una profunda necesidad de proteger a aquellos que les
importaba. Eran más parecidos de lo que ninguno de los dos quería admitir.
Ellos eran el uno para el otro.
Y, vampiro o diabéticos, Taehyung sabía que no encajaba en
su pequeño mundo perfecto. No importaba lo que él era, era diferente a ellos.
Sus necesidades podrían haber cambiado un poco, si en realidad él era un
vampiro, pero aún las tenía. Él necesitaría sangre en lugar de insulina. Su
dieta tendría que ser cuidadosamente observada al igual que antes. Taehyung no
quería ni pensar en todo el asunto del ajo y nada de luz solar.
Ya era un bicho raro.
Taehyung se volvió y miró a Jimin y a su compañero, evitando
a Jungkook y Yoongi a quienes él pudo ver que lo miraban con expresiones
gemelas de exasperación en sus rostros.
—¿Hay algún lugar en el que pueda descansar? Me siento un
poco cansado en este momento.
El príncipe frunció el ceño mientras sus ojos danzaban entre
Taehyung, Jungkook y Yoongi y luego de nuevo a Taehyung. Suspiró profundamente
mientras Jimin le dio un golpe con el codo, mirando hacia abajo a su compañero
por un breve momento.
—Te dije
que podías quedarte todo el tiempo que desees, Taehyung. Por favor, considera
esta tu habitación durante el tiempo que quieras.
Taehyung miró a Jungkook y Yoongi por el rabillo de sus
ojos.
—¿Algún lugar privado?
Los ojos de Hoseok
pasaron por Yoongi y Jungkook, y luego frunció el ceño.
—Supongo que se puede arreglar.
—¡No, no
puede! —Jungkook gritó mientras corría por la habitación para agarrar el brazo
de Taehyung y hacerlo girar a su alrededor. Empezó a apuntar con el dedo a Taehyung,
sus fosas nasales aleteaban de rabia—. No sé qué demonios está mal contigo, Taehyung,
pero ya es suficiente. No fui a través de toda esa mierda con el Profesor sólo
para renunciar a ti porque tienes un jodido palo en el culo.
—No
sabes de lo que estás hablando. —Taehyung se apartó de Jungkook, sintiendo que
el hombre estaba saltando arriba y abajo en el último hilo que sostenía juntos
sus nervios. Un poquito más, y sería un completo idiota.
—Maldita
sea, Taehyung. —Los puños de Jungkook se apretaron a los lados.
—Vampiro
o diabético no importa, Taehyung —dijo Yoongi—. Ya te he reclamado. Ahora no
hay vuelta atrás.
Los hombros de Taehyung se hundieron. Se acercó y se sentó
en el borde de la cama, mirando hacia abajo a sus manos. Se negaba a mirar
hacia arriba cuando alguien se sentó a su lado y la cama se hundió. Sabía que
era Yoongi por el color desteñido de sus jeans. Jungkook llevaba vaqueros de
mezclilla oscuros.
—¿Estar
acoplado a mí es tan malo, Taehyung? — preguntó Yoongi.
—No,
pero... —Taehyung no tenía una respuesta para Yoongi, no ahora.
—Pensé
que querías ser mi pareja.
—Lo quería, pero... —Una vez más, Taehyung
no tenía una respuesta. Parecía que todo lo que quería estaba mezclado con todo
lo que había renunciado. Él no sabía cuál era la respuesta correcta, o incluso
si había una—. Tú no lo entiendes.
Taehyung al instante se dio cuenta de lo que había dicho y
cómo podría haber sonado eso cuando Jungkook empezó a reírse disimuladamente.
Puso los ojos en blanco y levantó la cabeza para mirar a Jungkook. El hombre
rápidamente apretó los labios y luego se cubrió la boca con la mano. No hacía
que Taehyung se sintiera mejor.
Tampoco la respuesta de Yoongi.
—Entonces,
explícamelo.
Taehyung le disparó a Yoongi una mirada inexpresiva.
— Tú primero.
Yoongi temía a este momento y había orado para que nunca
llegara. Pero allí estaba, y no tenía manera de salir de esto. Si quería que Taehyung
entendiera que no había sido su enfermedad lo que lo mantuvo alejado, Yoongi
tenía que dar algunas explicaciones.
—¿Nos
disculpan? —Yoongi le preguntó al príncipe y a su compañero.
Vio cómo el príncipe asintió y los dos hombres salieron de
la habitación, dejando sólo a Taehyung y Jungkook para oír lo que Yoongi nunca
quería que alguien supiera, lo que había compartido sólo con unos pocos hombres
en toda su vida.
Se pasó la mano por
la cara, mirando hacia el techo cuando los recuerdos comenzaron a llenar su
mente.
—Soy un mercenario, o lo era. —«Sí, eso fue directo al
grano». Era la mejor manera que Yoongi pudo pensar para iniciar la
conversación.
—¿El
tipo de mercenario de “asesino a sueldo”? — Jungkook preguntó mientras se
sentaba en la alfombra en el suelo frente a Yoongi y Taehyung.
Por mucho que quisiera decir que no, Yoongi no le mentiría a
sus compañeros. Sólo rogaba que no lo odiaran cuando todo esto hubiese
terminado.
—Sí.
—Wow —Taehyung
exhaló lentamente.
Yoongi no estaba seguro de si eso era un buen wow o un mal
wow.
—Hace unos años un hombre se me acercó. Me dijo que tenía un
talento especial que él podría poner a buen uso.
—¿Así
que sencillamente fuiste? —preguntó Taehyung, pareciendo encantado con lo que Yoongi
estaba revelando a sus parejas. Tal vez no entendía realmente lo que Yoongi
estaba diciendo.
—Tienes
que entender, Taehyung que mi vida no estaba yendo a ninguna parte. Mi vida
familiar apestaba. Pensé que mi madre había muerto y que mi padre era un
borracho. Yo estaba buscando algo, pero no sabía qué. Quería más de la vida.
Sentía como si sólo estuviera flotando a la deriva.
—¿Alguna
vez has matado a alguien? —Jungkook preguntó.
Yoongi suspiró. Realmente no quería tener esta conversación.
Preferiría masticar clavos, con un trozo de vidrios rotos, que revelar a sus
compañeros lo que había hecho durante los últimos años antes de que él se
saliera.
—Sí.
Los ojos de Taehyung se abrieron y parecían aturdidos, pero Jungkook
se deslizó un poco más cerca, como si no quisiera perderse ni una palabra. De
todas las reacciones con las que Yoongi había jugado en su mente si alguna vez
decidía contarles a sus compañeros lo que estaba pasando, estas ni siquiera se
acercaban.
Se los imaginó dándole la espalda. Los imaginó llamándole
asesino. Incluso los había imaginado diciéndole que se fuera a la mierda y que
nunca hablara con ellos de nuevo. Pero Yoongi nunca esperó que ambos lo miraran
como si estuvieran pendientes de cada palabra.
—Pero
sólo cuando todo se reducía a ellos o yo.
—No lo
entiendo —dijo Taehyung mientras se deslizaba una pulgada más cerca—. Si eras
un asesino a sueldo, ¿por qué matar a alguien sólo si se reducía a ti o a
ellos?
Yoongi extendió la mano y tomó la nuca de Taehyung, tirando
de su compañero acercándolo y besando su sien. Dioses, el hombre era tan
condenadamente inocente.
—Yo trabajaba para una agencia que se especializa en la
neutralización de las amenazas de seguridad. Y antes de que preguntes, voy a
dejar las cosas así. Cuanto menos sepas, mejor.
—Suficientemente
justo —dijo Jungkook—. Sin preguntas sobre para quién trabajabas. Pero quiero
saber por qué sentiste que no podías reclamarnos.
—Te
saliste, ¿verdad? —Taehyung preguntó—. Quiero decir, no sigues trabajando para
ellos, ¿verdad?
—No, ya
no trabajo para ellos y no lo hecho por alrededor de un año, pero aún pido
favores cuando los necesito. Hay gente, personas peligrosas, por ahí que me
deben. El problema es que cuando cobro estos favores, ellos se acercan a
ustedes dos. Puede que ellos me deban, pero algunos creen que soy una amenaza
para la agencia porque ya no trabajo para ellos, porque todavía sé todos sus
sucios pequeños secretos. Ellos preferirían poner una bala en mi cabeza a
dejarme dar la vuelta y seguir respirando.
—Oh,
dioses —susurró Taehyung—. Y tienes miedo de que ellos nos usen en tu contra.
—Exactamente
—dijo Yoongi. —Ellos podrían usarlos a ustedes dos para obligarme a volver. —Yoongi
negó con la cabeza, sintiendo el miedo y la tensión que había mantenido durante
tanto tiempo tomar el control de él una vez más—. No puedo volver.
—¿Por
qué no puedes decirles que no le dirás a nadie ninguno de sus secretos? —Taehyung
preguntó.
Yoongi deseaba que fuera así de fácil. Pero no era tan
ingenuo como Taehyung. Sabía que una promesa no sería suficiente con estos
hombres. Algunos de los hombres con los que había trabajado eran tan
despiadados que Yoongi todavía tenía pesadillas con ellos.
—No
funciona de esa manera, Taehyung —respondió Jungkook por Yoongi—. Si me atengo
a lo que Yoongi nos está diciendo, estos hombres no se detendrían ante nada
para hacerlo callar. —Los ojos de Jungkook se abrieron como platos mientras
saltaba desde el suelo, dando un paso hacia atrás mientras sus ojos se llenaron
de horror—. ¡Tú los llamaste!
—¿Qué? —Taehyung
preguntó mientras miraba entre Yoongi y Jungkook, la confusión se ahogaba en
las profundidades de sus ojos verdes.
—Yoongi los llamó para que nos ayudaran
a localizarte —dijo Jungkook mientras su cuerpo entero comenzó a temblar.
Yoongi se levantó, tirando de su compañero a sus brazos.
Calmando a Jungkook se maldijo por poner tanto temor en los hombres. Esto no
era lo que él quería. Había querido mantenerlos resguardados de la dura
realidad de su vida anterior.
—¿Qué
podemos hacer? —Taehyung preguntó, cuando saltó de la cama y se apresuró hacia
el círculo de Yoongi y Jungkook, agarrando con su mano el brazo de Yoongi—.
¿Cómo podemos detenerlos?
—No
estoy seguro. —Yoongi confesó la verdad—. Ellos ya están en camino.
Los ojos de Taehyung se llenaron de lágrimas mientras daba
un paso hacia atrás, apartando sus ojos de Yoongi y Jungkook.
—Todo esto es mí culpa. Si yo no me hubiera ido, no los
habrías llamado.
Yoongi gruñó. No había manera de que fuera a permitir que su
compañero pusiera esa carga sobre sus pequeños hombros. Estaba enfermo y
cansado de suplicar y discutir con sus compañeros. Ya era hora de que se
calmaran y trabajaran como un equipo.
—Este no es tu culpa, Taehyung.
—Pero...
Yoongi agarró el brazo de Taehyung, tirando de su compañero
hasta que Taehyung estuvo en contra de su cuerpo y le plantó un acalorado beso
en los labios. Dioses, el hombre sabía tan jodidamente bien. De mala gana, Yoongi
se apartó, frotando su pulgar en la mejilla de Taehyung.
—Podría contrarrestar tu argumento y
decir que nada de esto estaría sucediendo si no me hubiera mezclado con la
agencia en primer lugar.
—Yo
podría decir que... —Jungkook se mordió el labio y luego se encogió de
hombros—. Sí, no tengo nada. Pero estaba tratando de sentirme parte de esto.
Jungkook se sonrojó fuertemente cuando Yoongi se echó a reír
y tiró de su otro compañero acercándolo.
—Buen intento.
—En
realidad —empezó Jungkook, su sonrojo se profundizó—. Yo lo estaba intentando
por uno de esos besos.
Taehyung soltó una risita.
Yoongi gruñó.
—Todo lo que tienes que hacer es pedirlo, bebé.
—¡Espera!
—dijo Taehyung mientras metía la mano entre los labios de Jungkook y Yoongi.
Yoongi quería cortar los dedos de Taehyung por detenerlo. Jungkook
lucía tan exasperado.
—¿Sí? —Yoongi se dirigió a Taehyung.
—Entonces,
¿es por eso que no nos reclamaste? — Taehyung preguntó—. ¿Te quedaste alejado
no porque pensabas que estaba enfermo, sino porque estabas tratando de
protegernos?
«Duh». Yoongi había pensado que lo había dejado muy claro a
sus dos compañeros.
—Taehyung, que estés enfermo no me importa. Bueno, me
preocupaba que estuvieras enfermo, pero en circunstancias normales, no me
habría detenido. Sólo habría cuidado de ti como lo hizo Jungkook.
—¿Y eso
no te habría molestado? —Taehyung preguntó con suspicacia.
Yoongi estaba listo a
poner a Taehyung sobre sus rodillas y azotar el culo del hombre hasta que viera
la verdad.
—Tú eres mi compañero, Taehyung. Te tomo como eres,
diabético, vampiro, o con un extraterrestre a cuadros con tentáculos saliendo
de tu pequeño y lindo trasero. No importa para mí. Lo que me importa es que el
destino me dio a ambos, y pienso cuidar muy bien de los dos.
«Maldita sea».
¿Por qué
Taehyung lucía como si estuviera a punto de llorar otra vez? Yoongi no estaba
seguro de si alguna vez entendería al hombre. Cuando Taehyung estaba molesto,
lloraba. Cuando Taehyung era feliz, lloraba. Yoongi brevemente se preguntó si
iba a ver lágrimas en los ojos de su pareja si él lo follaba hasta el próximo
siglo.
Suspirando interiormente, Yoongi sabía que era algo a lo que
se acostumbraría. Taehyung era sensible. No le importaba tener un compañero
sensible. Sólo odiaba ver lágrimas en los ojos del hombre. Se sentía impotente
cuando Taehyung parecía a punto de llorar. Quería matar al dragón que hizo
llorar a su compañero.
Pero ¿cómo podría asesinarse él mismo?
Uf, esto era complicado.
—Esa es
la cosa más dulce que he escuchado —dijo Taehyung cuando sonrió, limpiándose la
cara.
—¿Y yo
soy hígado picado? —preguntó Jungkook.
Taehyung hizo una cara simpática mientras tiraba a Jungkook
a sus brazos, con una sonrisa deslumbrante cuando mordisqueó a Jungkook en la
barbilla.
—Nunca. Para mí tú dices las mejores cosas también.
—Mejor adúlame —murmuró Jungkook
mientras agarraba el culo de Taehyung, tirando del hombre más cerca mientras
estrellaba sus labios contra los de Taehyung.
Joder, si la vista no tenía a Yoongi con la polla dura como
una roca en cuestión de segundos. Había visto a los dos hombres tener
relaciones sexuales anteriormente, y Yoongi siempre había deseado que ser parte
de su acoplamiento. Sin duda se iba a asegurar de ser parte de la química que
podía ver entre los dos hombres antes de que la noche hubiese terminado.
Además, aún tenía que terminar de reclamar a un compañero.
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