Era de noche.
Taehyung vagaba por el bosque. La
luna llena iluminaba su camino.
Era un lobo solitario, sin manada,
sin pareja.
Miró a la luna y sollozó, en su
forma de lobo sonó a un aullido doloroso.
Él era el único sobreviviente del
ataque a su manada, hace más de diez años.
Un grupo de cambiaformas oso había
atacado a su manada, matándolos salvajemente. Taehyung pudo escapar porque justo
cuando iba a matarlo, el oso que estaba sobre él lo miró fijamente a los ojos
por unos minutos y luego lo liberó. Ese acto incomprensible había perseguido a Taehyung
durante todos estos años.
Sabía que su Alfa y el líder de
los osos tenían problemas, unos que nunca revelaron a nadie, pero ninguno de la
manada esperaba un ataque como el que sufrieron. Por lo general, los
cambiaformas no se atacaban entre ellos y no eran enemigos entre sí.
En ese entonces, huyó a las
montañas y formó su hogar en una gran cueva alejada de toda la civilización.
En cada luna llena bajaba al
bosque que quedaba en una de las laderas para correr en su forma de lobo. Así
podía fácilmente recorrer muchos quilómetros, sentirse libre y uno con la
naturaleza que lo rodeaba.
Estar tanto tiempo solo, sin una
compañía con la que hablar, era una agonía.
Los lobos no habían sido creados
para estar solos. Por lo menos Taehyung necesitaba desesperadamente encontrar a
su compañero. Aunque, ¿cómo podría hacerlo en este bosque desolado, sin nadie
que lo habitara más que los animales salvajes? Taehyung ya se había resignado a
vivir el resto de su vida en soledad. Tal vez debería entregarse a su lado
animal definitivamente y terminar sus días en su piel de lobo.
Esa noche la brisa soplaba agitando
el pelaje en todo su cuerpo. Era agradable, el otoño estaba llegando
rápidamente. Taehyung sentía que los pelos se le electrizaban, una sensación
extraña lo acechaba, excitándolo de alguna manera para correr cada vez más
rápido, buscando… ¿Qué?, aun no lo sabía pero esperaba averiguarlo, pronto.
La luna brillaba y rayos plateados
se filtraban entre las copas de los árboles, rozando el pelaje del lobo que
corría salvajemente entre la maleza, como si fueran dedos invisibles que
necesitaran imperiosamente acariciar al ser desesperado que vagaba en soledad
en busca de su destino siguiendo un impulso que lo llevaba cada vez más dentro
de la espesura del bosque.
Repentinamente, el viento cambió
de dirección, una nube oscura y grande tapó la luna y la oscuridad total se
cernió sobre Taehyung.
Taehyung aulló a la luna,
asustado, buscando a su compañero, necesitando de esa caricia imaginaria que lo
hacía sentir de alguna manera no tan solo.
El lobo levantó su hocico al aire,
olisqueando. Un olor a flores mezclado con esencia masculina lo tomó por
sorpresa, golpeando duro en su cabeza. «¿Compañero?»
No era el olor de un lobo, era uno
que Taehyung no reconocía totalmente pero que le era familiar de alguna manera.
Definitivamente era un cambiaforma.
Pocos minutos después, la nube
oscura se corrió dejando visible una parte de la luna y entonces el claro
cercano a donde estaba Taehyung se iluminó. Y ahí estaba, luchando con el
cambio, su compañero.
La pobre criatura se contorsionaba
y gemía. El dolor era espantoso, si se tomaban como parámetro las muecas de su
cara y los retorcijones a los que estaba siendo sometido ese inmenso cuerpo.
Taehyung vio las manos del hombre
convertirse en garras, pudo escuchar el crujido de huesos romperse, piel
desgarrarse, y gritos de puro dolor salir de la garganta de su compañero.
Taehyung quería ayudarlo, pero
sabía que acercarse ahora sería peligroso. Eran extraños y Taehyung temía
asustar al hombre y ser atacado. O peor aún, que huyera alejándose para siempre
de la oportunidad de estar juntos.
Su corazón latía con fuerza,
necesitado. Se quedó inmóvil, oculto a unos metros, esperando. Pasaron unos
minutos y la transformación se completó. La criatura se elevó en el aire, era
grande, peluda y marrón. Un hermoso oso se elevó sobre Taehyung.
«¿Un lobo emparejado con un oso?
¿Puede ser eso posible?» Ese pensamiento retumbaba en la cabeza de Taehyung,
una y otra vez. Pero a pesar de eso, Taehyung se estremeció de puro deseo y
placer. La idea de estar emparejado con esa hermosa criatura, grande y fuerte,
no lo asqueaba en lo más mínimo. Al contrario, lo excitaba más que cualquier
otra cosa.
Taehyung necesitaba acercarse,
reclamar lo que era suyo. ¿Se atrevería?
********************
Yoongi había sido expulsado de su
grupo cuando diez años atrás atacaron a la manada Kim y él no cumplió con su
parte.
No pudo matar a los lobos. Cuando
tuvo a su primera presa bajo su cuerpo, la profunda y triste mirada azul del
hombre lo congeló. El muchacho era hermoso; su cabello negro como las plumas de
un cuervo, los ojos azules pero de mirada cálida, su piel blanquísima y el
terror dibujado en su rostro.
El miedo emanaba de los poros del
cambiaforma lobo y Yoongi supo que no podría matarlo. Un extraño escalofrío lo
invadió y se sintió excitado por alguna extraña razón, dadas las
circunstancias. Temeroso por la reacción de su cuerpo, lo liberó y el muchacho
escapó sin decir ni siquiera un “gracias”. Al finalizar la batalla, su líder lo
acusó de no obedecer las órdenes impartidas, lo repudió y fue condenado a vivir
en soledad en las profundidades de un bosque algo alejado de donde se asentaba
su pequeña comunidad, pero era una de las zonas sin poblar que aún quedaban. Y Yoongi
había estado solo desde entonces.
Si bien por naturaleza los osos
eran animales que podían vivir sin necesidad del contacto con otros, Yoongi
odiaba la soledad. Los cambiaformas oso eran muy particulares, vivían en
colonias pequeñas y tenían un líder que decidía la vida de todos en el grupo. Yoongi
no era bien visto ya que él era gay y su líder lo despreciaba por eso, pero la
madre de Yoongi era una mujer muy respetada en el grupo y por ella era que el
resto lo soportaba.
Pero cuando Yoongi no cumplió las
órdenes de su líder en la lucha contra la manada Kim; Namjoon, su líder, tuvo
la excusa perfecta para deshacerse de él.
Nunca más vería a su madre y
tampoco sabía si alguna vez encontraría a su compañero.
Solo y triste esa noche de luna
llena sintió la necesidad de cambiar y vagar en su forma de oso por el bosque.
Hacía mucho que no cambiaba a su
forma de oso, prefería vivir en su forma humana. La transformación sería
dolorosa, Yoongi lo sabía, pero era un precio que debía pagar por haber
rechazado por tanto tiempo su parte animal.
Cuando el cambió comenzó, el dolor
lo abrumó y pudo sentir la mirada de alguien clavándose en su nuca. Buscando en
la oscuridad del bosque pudo distinguir a un lobo, quieto, agazapado,
observando el cambio de Yoongi como si estuviera hipnotizado.
Yoongi no podía detener la
transformación y se entregó a ella. Fue más rápido de lo que pensó y pronto
estuvo en su forma de oso, liberando un gruñido alto y profundo. Pero el cambio
lo drenó de mucha energía, aquella que sabía que necesitaría para escapar del
lobo. No quería luchar, y huir era su mejor opción para evitar un
enfrentamiento.
El lobo se acercó un poco, sus
ojos seguían fijos en él.
El aroma de ese lobo lo embriagaba
y sin saber cómo ni por qué, Yoongi se excitó por la presencia del lobo.
Algo andaba muy mal y Yoongi no
sabía qué era. Recordó el incidente con el lobo hace diez años y nuevamente el
pánico se apoderó de él. ¿Podría excitarse ante un cambiaforma que no era de su
clase? Yoongi había tenido pocos amantes, la mayoría humanos pero hubo un par
de cambiaformas oso. Pero ¿lobos? Nunca.
Ante sus ojos, el lobo comenzó a
cambiar. En pocos minutos un hermoso joven desnudo apareció ante sus ojos. Los
rayos de la luna hacían que la cremosa piel del hombre brillara como si el
cuerpo que se aproximaba a él lentamente estuviera envuelto en un halo de
magia. Y, oh Dios, no era un hombre cualquiera, era el joven al que Yoongi no
pudo matar hace diez años. Su pasado volvía para atormentarlo y Yoongi no sabía
si podría resistirlo.
—No te asustes. Me llamo Taehyung,
pero puedes decirme Tae —el joven le dijo mientras se acercaba—. No sé si te
has dado cuenta pero, aunque parezca increíble, eres mi compañero.
«¿Compañero?» La palabra rebotaba
en la cabeza de Yoongi. Gruñó de nuevo ante el dolor de su cambio a humano.
Había pasado poco tiempo desde que transmutara a su piel de oso y la
transformación a su forma humana sería más trabajosa, pero tenía que hacerlo si
quería hablar con el otro cambiaforma.
Pasaron veinte minutos y Yoongi ya
estaba en su piel humana, tendido sobre el suelo de tierra, jadeando, agotado
por el esfuerzo.
Taehyung había permanecido a su
lado, sin moverse, sin decir una palabra más.
—¿Estás bien? —Taehyung preguntó
preocupado cuando se dio cuenta que el otro hombre no le hablaría si él no
iniciaba el diálogo.
—Sí, es que hace mucho tiempo que
no cambio — respondió Yoongi con un sonrojo precioso en sus mejillas.
—Dios, eres tan hermoso. —Taehyung
dejó salir las palabras sin poder contenerse. Su compañero era en verdad un
hombre hermoso; era todo dorado: sus ojos, su cabello, su piel. Era un hombre
alto y musculoso, su boca carnosa, su nariz un poco ancha como un pequeño boton,
unas pestañas largas y tupidas eran el marco ideal de esos ojos dorados y
brillantes.
—No te acerques, por favor… —rogó Yoongi,
asustado por las reacciones que Taehyung provocaba en su cuerpo. Hacía años que
no intimaba con otro hombre y la cercanía de ese hermoso cuerpo desnudo estaba
haciendo que su polla se pusiera dura.
—No tengas miedo de mí, eres mi
compañero. No podría lastimarte aunque quisiera. ¿No sientes la atracción?
Yoongi pestañeó, el lobo parecía
no sentir aversión por él, parecía no recordarlo siquiera, aunque Yoongi había
soñado muchas veces con el hermoso y ahora muy masculino rostro del hombre que
casi había asesinado…
—Sí, pero no deberíamos ser
compañeros. Somos de distintas clases. Tú eres un cambiaforma lobo y yo un
cambiaforma oso —chilló Yoongi sentándose y apoyando las espalda contra el
árbol que estaba junto a él.
Yoongi quería apelar a la lógica,
pero parecía ser que Taehyung no quería escuchar a la razón. Los ojos azules
del lobo brillaban como si estuviera viendo un objeto precioso. Y Yoongi se
estremeció ante ese escrutinio tan intenso, tan cálido y reconfortante a la
vez.
—Lo sé, pero no me importa. He
vivido mucho tiempo solo. He esperado por ti toda mi vida y ahora que te he
encontrado no dejaré que te alejes. —Taehyung apretaba los puños a sus
costados, se arrodilló junto a Yoongi y se acercó peligrosamente más. El
corazón de Yoongi latía estruendosamente. ¿Sería por el esfuerzo ante el cambio
o por la cercanía del caliente cuerpo masculino que estaba deseando poseer sin
más miramientos? Pero la voz de Taehyung haciendo preguntas lo sacó de sus
delirios lujuriosos—. ¿Cómo te llamas?
Yoongi permaneció en silencio. Las
palabras del lobo se filtraron bajo su piel y un calor que había olvidado podía
sentir comenzó a recorrer todo su cuerpo, su polla estaba aún más dura como una
roca de granito. Sentía su sangre bullir en las venas y el corazón en la boca.
Miedo, puro y lacerante lo embriagó.
Taehyung se abalanzó lentamente
sobre Yoongi y lo abrazó fuerte. Ambos se estremecieron. Taehyung estaba feliz
de haber encontrado finalmente a su compañero. Tomó entre los suyos los labios
de Yoongi, una intensa pasión los envolvió y el beso que comenzó suave y casto
se convirtió en uno salvaje y necesitado. Taehyung no podía detenerse, su
compañero sabía a miel, era demasiado adictivo.
Yoongi sentía que de su polla
rezumaba pre-semen, estaba tan erecto que sentía mucho dolor. Ese descarado
lobo lo estaba enloqueciendo. Necesitaba huir rápidamente.
Yoongi era más fuerte y más grande
que Taehyung. Tomando todas las fuerzas que pudo reunir, se incorporó y salió
corriendo alejándose de lo que le era prohibido. Nunca podría enlazarse con
otro que no fuera un oso. Tenía miedo, estaba muy confundido, lo único que
sabía en ese instante era que debía alejarse y pronto. ¿Lobos y osos enlazados?
Eso era una locura, una aberración.
Taehyung transmutó a su forma de
lobo, de esa manera podría perseguir más rápido a su compañero.
Pero por más que corrió y buscó,
no lo encontró. Yoongi seguramente conocía esa zona mucho mejor que él y se
maldijo por no haber sido más aventurero en estos años y recorrer con más
intensidad ese inmenso bosque.
Al amanecer, exhausto y con un
profundo dolor en su corazón, Taehyung volvió a su forma humana dejando escapar
de su garganta un grito desgarrador, un grito de soledad y abandono.
Había encontrado a su compañero y
lo había perdido.
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