sábado, 16 de julio de 2022

PRÓLOGO

Era de noche.

 

Taehyung vagaba por el bosque. La luna llena iluminaba su camino.

 

Era un lobo solitario, sin manada, sin pareja.

 

Miró a la luna y sollozó, en su forma de lobo sonó a un aullido doloroso.

 

Él era el único sobreviviente del ataque a su manada, hace más de diez años.

 

Un grupo de cambiaformas oso había atacado a su manada, matándolos salvajemente. Taehyung pudo escapar porque justo cuando iba a matarlo, el oso que estaba sobre él lo miró fijamente a los ojos por unos minutos y luego lo liberó. Ese acto incomprensible había perseguido a Taehyung durante todos estos años.

 

Sabía que su Alfa y el líder de los osos tenían problemas, unos que nunca revelaron a nadie, pero ninguno de la manada esperaba un ataque como el que sufrieron. Por lo general, los cambiaformas no se atacaban entre ellos y no eran enemigos entre sí.

 

En ese entonces, huyó a las montañas y formó su hogar en una gran cueva alejada de toda la civilización.

 

En cada luna llena bajaba al bosque que quedaba en una de las laderas para correr en su forma de lobo. Así podía fácilmente recorrer muchos quilómetros, sentirse libre y uno con la naturaleza que lo rodeaba.

 

Estar tanto tiempo solo, sin una compañía con la que hablar, era una agonía.

 

Los lobos no habían sido creados para estar solos. Por lo menos Taehyung necesitaba desesperadamente encontrar a su compañero. Aunque, ¿cómo podría hacerlo en este bosque desolado, sin nadie que lo habitara más que los animales salvajes? Taehyung ya se había resignado a vivir el resto de su vida en soledad. Tal vez debería entregarse a su lado animal definitivamente y terminar sus días en su piel de lobo.

 

Esa noche la brisa soplaba agitando el pelaje en todo su cuerpo. Era agradable, el otoño estaba llegando rápidamente. Taehyung sentía que los pelos se le electrizaban, una sensación extraña lo acechaba, excitándolo de alguna manera para correr cada vez más rápido, buscando… ¿Qué?, aun no lo sabía pero esperaba averiguarlo, pronto.

 

La luna brillaba y rayos plateados se filtraban entre las copas de los árboles, rozando el pelaje del lobo que corría salvajemente entre la maleza, como si fueran dedos invisibles que necesitaran imperiosamente acariciar al ser desesperado que vagaba en soledad en busca de su destino siguiendo un impulso que lo llevaba cada vez más dentro de la espesura del bosque.

 

Repentinamente, el viento cambió de dirección, una nube oscura y grande tapó la luna y la oscuridad total se cernió sobre Taehyung.

 

Taehyung aulló a la luna, asustado, buscando a su compañero, necesitando de esa caricia imaginaria que lo hacía sentir de alguna manera no tan solo.

 

El lobo levantó su hocico al aire, olisqueando. Un olor a flores mezclado con esencia masculina lo tomó por sorpresa, golpeando duro en su cabeza. «¿Compañero?»

 

No era el olor de un lobo, era uno que Taehyung no reconocía totalmente pero que le era familiar de alguna manera. Definitivamente era un cambiaforma.

 

Pocos minutos después, la nube oscura se corrió dejando visible una parte de la luna y entonces el claro cercano a donde estaba Taehyung se iluminó. Y ahí estaba, luchando con el cambio, su compañero.

 

La pobre criatura se contorsionaba y gemía. El dolor era espantoso, si se tomaban como parámetro las muecas de su cara y los retorcijones a los que estaba siendo sometido ese inmenso cuerpo.

 

Taehyung vio las manos del hombre convertirse en garras, pudo escuchar el crujido de huesos romperse, piel desgarrarse, y gritos de puro dolor salir de la garganta de su compañero.

 

Taehyung quería ayudarlo, pero sabía que acercarse ahora sería peligroso. Eran extraños y Taehyung temía asustar al hombre y ser atacado. O peor aún, que huyera alejándose para siempre de la oportunidad de estar juntos.

 

Su corazón latía con fuerza, necesitado. Se quedó inmóvil, oculto a unos metros, esperando. Pasaron unos minutos y la transformación se completó. La criatura se elevó en el aire, era grande, peluda y marrón. Un hermoso oso se elevó sobre Taehyung.

 

«¿Un lobo emparejado con un oso? ¿Puede ser eso posible?» Ese pensamiento retumbaba en la cabeza de Taehyung, una y otra vez. Pero a pesar de eso, Taehyung se estremeció de puro deseo y placer. La idea de estar emparejado con esa hermosa criatura, grande y fuerte, no lo asqueaba en lo más mínimo. Al contrario, lo excitaba más que cualquier otra cosa.

 

Taehyung necesitaba acercarse, reclamar lo que era suyo. ¿Se atrevería?

 

********************

 

Yoongi había sido expulsado de su grupo cuando diez años atrás atacaron a la manada Kim y él no cumplió con su parte.

 

No pudo matar a los lobos. Cuando tuvo a su primera presa bajo su cuerpo, la profunda y triste mirada azul del hombre lo congeló. El muchacho era hermoso; su cabello negro como las plumas de un cuervo, los ojos azules pero de mirada cálida, su piel blanquísima y el terror dibujado en su rostro.

 

El miedo emanaba de los poros del cambiaforma lobo y Yoongi supo que no podría matarlo. Un extraño escalofrío lo invadió y se sintió excitado por alguna extraña razón, dadas las circunstancias. Temeroso por la reacción de su cuerpo, lo liberó y el muchacho escapó sin decir ni siquiera un “gracias”. Al finalizar la batalla, su líder lo acusó de no obedecer las órdenes impartidas, lo repudió y fue condenado a vivir en soledad en las profundidades de un bosque algo alejado de donde se asentaba su pequeña comunidad, pero era una de las zonas sin poblar que aún quedaban. Y Yoongi había estado solo desde entonces.

 

Si bien por naturaleza los osos eran animales que podían vivir sin necesidad del contacto con otros, Yoongi odiaba la soledad. Los cambiaformas oso eran muy particulares, vivían en colonias pequeñas y tenían un líder que decidía la vida de todos en el grupo. Yoongi no era bien visto ya que él era gay y su líder lo despreciaba por eso, pero la madre de Yoongi era una mujer muy respetada en el grupo y por ella era que el resto lo soportaba.

 

Pero cuando Yoongi no cumplió las órdenes de su líder en la lucha contra la manada Kim; Namjoon, su líder, tuvo la excusa perfecta para deshacerse de él.

 

Nunca más vería a su madre y tampoco sabía si alguna vez encontraría a su compañero.

 

Solo y triste esa noche de luna llena sintió la necesidad de cambiar y vagar en su forma de oso por el bosque.

 

Hacía mucho que no cambiaba a su forma de oso, prefería vivir en su forma humana. La transformación sería dolorosa, Yoongi lo sabía, pero era un precio que debía pagar por haber rechazado por tanto tiempo su parte animal.

 

Cuando el cambió comenzó, el dolor lo abrumó y pudo sentir la mirada de alguien clavándose en su nuca. Buscando en la oscuridad del bosque pudo distinguir a un lobo, quieto, agazapado, observando el cambio de Yoongi como si estuviera hipnotizado.

 

Yoongi no podía detener la transformación y se entregó a ella. Fue más rápido de lo que pensó y pronto estuvo en su forma de oso, liberando un gruñido alto y profundo. Pero el cambio lo drenó de mucha energía, aquella que sabía que necesitaría para escapar del lobo. No quería luchar, y huir era su mejor opción para evitar un enfrentamiento.

 

El lobo se acercó un poco, sus ojos seguían fijos en él.

 

El aroma de ese lobo lo embriagaba y sin saber cómo ni por qué, Yoongi se excitó por la presencia del lobo.

 

Algo andaba muy mal y Yoongi no sabía qué era. Recordó el incidente con el lobo hace diez años y nuevamente el pánico se apoderó de él. ¿Podría excitarse ante un cambiaforma que no era de su clase? Yoongi había tenido pocos amantes, la mayoría humanos pero hubo un par de cambiaformas oso. Pero ¿lobos? Nunca.

 

Ante sus ojos, el lobo comenzó a cambiar. En pocos minutos un hermoso joven desnudo apareció ante sus ojos. Los rayos de la luna hacían que la cremosa piel del hombre brillara como si el cuerpo que se aproximaba a él lentamente estuviera envuelto en un halo de magia. Y, oh Dios, no era un hombre cualquiera, era el joven al que Yoongi no pudo matar hace diez años. Su pasado volvía para atormentarlo y Yoongi no sabía si podría resistirlo.

 

—No te asustes. Me llamo Taehyung, pero puedes decirme Tae —el joven le dijo mientras se acercaba—. No sé si te has dado cuenta pero, aunque parezca increíble, eres mi compañero.

 

«¿Compañero?» La palabra rebotaba en la cabeza de Yoongi. Gruñó de nuevo ante el dolor de su cambio a humano. Había pasado poco tiempo desde que transmutara a su piel de oso y la transformación a su forma humana sería más trabajosa, pero tenía que hacerlo si quería hablar con el otro cambiaforma.

 

Pasaron veinte minutos y Yoongi ya estaba en su piel humana, tendido sobre el suelo de tierra, jadeando, agotado por el esfuerzo.

 

Taehyung había permanecido a su lado, sin moverse, sin decir una palabra más.

 

—¿Estás bien? —Taehyung preguntó preocupado cuando se dio cuenta que el otro hombre no le hablaría si él no iniciaba el diálogo.

 

—Sí, es que hace mucho tiempo que no cambio — respondió Yoongi con un sonrojo precioso en sus mejillas.

 

—Dios, eres tan hermoso. —Taehyung dejó salir las palabras sin poder contenerse. Su compañero era en verdad un hombre hermoso; era todo dorado: sus ojos, su cabello, su piel. Era un hombre alto y musculoso, su boca carnosa, su nariz un poco ancha como un pequeño boton, unas pestañas largas y tupidas eran el marco ideal de esos ojos dorados y brillantes.

 

—No te acerques, por favor… —rogó Yoongi, asustado por las reacciones que Taehyung provocaba en su cuerpo. Hacía años que no intimaba con otro hombre y la cercanía de ese hermoso cuerpo desnudo estaba haciendo que su polla se pusiera dura.

 

—No tengas miedo de mí, eres mi compañero. No podría lastimarte aunque quisiera. ¿No sientes la atracción?

 

Yoongi pestañeó, el lobo parecía no sentir aversión por él, parecía no recordarlo siquiera, aunque Yoongi había soñado muchas veces con el hermoso y ahora muy masculino rostro del hombre que casi había asesinado…

 

—Sí, pero no deberíamos ser compañeros. Somos de distintas clases. Tú eres un cambiaforma lobo y yo un cambiaforma oso —chilló Yoongi sentándose y apoyando las espalda contra el árbol que estaba junto a él.

 

Yoongi quería apelar a la lógica, pero parecía ser que Taehyung no quería escuchar a la razón. Los ojos azules del lobo brillaban como si estuviera viendo un objeto precioso. Y Yoongi se estremeció ante ese escrutinio tan intenso, tan cálido y reconfortante a la vez.

 

—Lo sé, pero no me importa. He vivido mucho tiempo solo. He esperado por ti toda mi vida y ahora que te he encontrado no dejaré que te alejes. —Taehyung apretaba los puños a sus costados, se arrodilló junto a Yoongi y se acercó peligrosamente más. El corazón de Yoongi latía estruendosamente. ¿Sería por el esfuerzo ante el cambio o por la cercanía del caliente cuerpo masculino que estaba deseando poseer sin más miramientos? Pero la voz de Taehyung haciendo preguntas lo sacó de sus delirios lujuriosos—. ¿Cómo te llamas?

 

Yoongi permaneció en silencio. Las palabras del lobo se filtraron bajo su piel y un calor que había olvidado podía sentir comenzó a recorrer todo su cuerpo, su polla estaba aún más dura como una roca de granito. Sentía su sangre bullir en las venas y el corazón en la boca. Miedo, puro y lacerante lo embriagó.

 

Taehyung se abalanzó lentamente sobre Yoongi y lo abrazó fuerte. Ambos se estremecieron. Taehyung estaba feliz de haber encontrado finalmente a su compañero. Tomó entre los suyos los labios de Yoongi, una intensa pasión los envolvió y el beso que comenzó suave y casto se convirtió en uno salvaje y necesitado. Taehyung no podía detenerse, su compañero sabía a miel, era demasiado adictivo.

 

Yoongi sentía que de su polla rezumaba pre-semen, estaba tan erecto que sentía mucho dolor. Ese descarado lobo lo estaba enloqueciendo. Necesitaba huir rápidamente.

 

Yoongi era más fuerte y más grande que Taehyung. Tomando todas las fuerzas que pudo reunir, se incorporó y salió corriendo alejándose de lo que le era prohibido. Nunca podría enlazarse con otro que no fuera un oso. Tenía miedo, estaba muy confundido, lo único que sabía en ese instante era que debía alejarse y pronto. ¿Lobos y osos enlazados? Eso era una locura, una aberración.

 

Taehyung transmutó a su forma de lobo, de esa manera podría perseguir más rápido a su compañero.

 

Pero por más que corrió y buscó, no lo encontró. Yoongi seguramente conocía esa zona mucho mejor que él y se maldijo por no haber sido más aventurero en estos años y recorrer con más intensidad ese inmenso bosque.

 

Al amanecer, exhausto y con un profundo dolor en su corazón, Taehyung volvió a su forma humana dejando escapar de su garganta un grito desgarrador, un grito de soledad y abandono.

 

Había encontrado a su compañero y lo había perdido.

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