Tae se puso rígido cuando su mirada se trasladó a la misma
puerta.
—¿A quién trajo de vuelta con él, Ethan?
Ethan se retorcía las manos juntas, mirando entre Tae y Yoongi
por un momento antes de acercarse a la puerta y abrirla. La curiosidad estaba
devorando a Tae. Se peleó con la vacilación que sentía al acercarse a la
puerta. Tenía que saber lo que había dentro de la habitación. Su vida y la de Yoongi
podrían depender de ello.
Tae caminó con cautela por el suelo y se asomó a la
habitación. Quedó boquiabierto cuando vio a los dos pequeños ocupantes
acurrucados en el centro de una cama tamaño queen. Él se quedó mirando. No
podía hacer otra cosa, y ciertamente no sabía qué decir.
Dos pares de suaves ojos marrones lo miraron fijamente,
llenos de miedo. No emitieron ningún sonido, ni siquiera un gemido, y eso fue
una gran hazaña para estos pequeños seres. Tae hubiera estado gritando hasta
hacer estallar su cabeza si fuera tan pequeño y se encontrara de repente con un
desconocido que no conocía. Tenían que estar aterrorizados.
— Hola —dijo Tae, su voz más suave—. Mi
nombre es Tae.
Sintió que Yoongi
se movió detrás
de él y oyó
la inhalación rápida del
hombre cuando vio
a los dos niños sentados en la cama.
Afortunadamente, Yoongi no dijo ni una palabra. Tae se movió lentamente en la
habitación, no quería asustar a
los niños más
de lo que
ya lo estaban. Cuando llegó a la cama, se sentó en
el borde.
—¿Pueden decirme su nombre? —¿Podrían incluso hablar? ¿Serían lo suficientemente mayores como para
hacerlo? Tae no sabía casi nada sobre cómo tratar con
niños. En realidad no pasaba mucho el rato con ellos. ¿Qué edad tenía
que tener un niño para ser capaz de empezar a hablar?
—Todo está bien, Carrie, Namjoony —dijo Ethan mientras entraba a la habitación—. Estos son mis amigos.
Los ojos de los niños cayeron bruscamente en Ethan, pero no
dijeron nada.
—Este es Tae —la mano de Ethan señaló a
donde Tae se sentó y
luego a Yoongi—, y
su compañero, Yoongi. Ellos
están aquí para llevarnos a un lugar seguro.
El más pequeño de los dos niños, una pequeña niña, sacó el
dedo de su boca.
—¿Mamá?
—Uh... —Tae miró a Ethan. No tenía idea
de dónde estaba la madre de la niña.
—Cariño, lo siento —dijo Ethan. Había un brillo de lágrimas en los ojos de Ethan cuando
él miró a Tae por un momento—. Mamá no está aquí ahora mismo.
—Ethan, ¿puedo hablar contigo
un momento? —Yoongi le preguntó desde la puerta.
Tae se levantó y se acercó a reunirse con él cuando Ethan lo
hizo. Echó otro vistazo a los niños en la cama y trató de enviarles una sonrisa tranquilizadora.
—Ya volvemos, ¿vale?
Los niños no dijeron nada. Simplemente los siguieron
observando.
Tae mantuvo su mueca hasta que se dio la vuelta y siguió a
Ethan y Yoongi a la sala principal. Él podía ver la tensión en los hombros de Yoongi
y sabía que su compañero estaba a punto de gritar. Tae se acercó y pasó su mano
por la mitad de la espalda a Yoongi, acariciándolo.
—Respira, bebé.
Yoongi respiró hondo y soltó el aire lentamente. Lo hizo de
nuevo antes de sonreírle a Tae.
—Estoy
bien, Tae. Sólo estoy preocupado.
Tae asintió con la cabeza. Estaba tan preocupado como Yoongi.
Él dirigió su atención a Ethan, esperando que el hombre pudiera tener algunas
respuestas para ellos.
—¿Quiénes son esos
niños, Ethan, y de dónde han venido? ¿Dónde están sus padres?
—Sus padres están muertos —susurró Ethan.
Tae sabía que lo hacía para evitar que los niños lo escucharan hablar.
—¿Qué? —dijo Yoongi un poco más
fuerte—. ¿Cómo?
—Virgil me dijo que los padres eran los
últimos supervivientes que quedaban de su manada, otra manada que se estaba
utilizando como donante para los vampiros. Debido a que fueron capaces de
producir cachorros, fueron los últimos en ser raptados.
—¡Oh dioses! —susurró Tae, su corazón se fue hacia los dos niños
pequeños en la otra habitación—. ¿Cómo obtuvo Virgil a los niños?
—Timmins tenía a los padres junto con los
niños en su casa cuando se llevó a Virgil. Supongo que estaba esperando
para enviarlos a todos a los vampiros o algo así.
—¿Cómo murieron los padres? —Yoongi le
preguntó con voz áspera, llena de ira y tristeza. Tae deslizó su mano alrededor
de Yoongi, abrazando a su compañero trayéndolo más cerca. Sentía tanta ira
y dolor como Yoongi lo hacía. Simplemente no sabía qué decir para expresarlo.
—Timmins amenazaba a los padres,
utilizando a los niños para mantenerlos a raya. Cuando Timmins trató de separar
a los niños de sus padres, hubo una pelea. Fue entonces cuando el padre
murió, dejando a la madre
herida. Virgil dijo que estaba demasiado herida como para que pudiera
vivir mucho tiempo. Ella le pidió que salvara a sus hijos. Ella creó una
distracción, mientras que Virgil escapó con los niños.
—¿Entonces, él los trajo aquí? —Tae le preguntó.
—Creo que había planeado venir por mí, y
luego irnos todos de aquí. Timmins se presentó con algunos de sus camaradas
antes de poder salir. Virgil hizo que me ocultara junto con los niños mientras
se enfrentaba a Timmins. —Ethan se mordió el labio inferior, masticándolo un
poco, mientras miraba hacia la habitación por un momento.
—¿Ethan?
Las lágrimas llenaron los ojos de Ethan.
—No sé exactamente lo que pasó, pero vi
desde la ventana del dormitorio de arriba, cómo Timmins se llevó a Virgil
de aquí. Virgil no se movía. No sé si está vivo o muerto.
—Creo que él está vivo, Ethan —dijo Yoongi—.
Si Timmins quiere controlar a tu hermano, la mejor manera de hacerlo es tenerte
bajo su control. —Yoongi señaló hacia la ventana del frente—. Apuesto a que nuestros amigos de allí están aquí para secuestrarte
y llevarte con Timmins.
—¿En serio? —Ethan le susurró— ¿Crees que
Virgil sigue vivo?
—No veo ninguna razón para que Timmins le
hiciera daño a tu hermano, todavía no. Él parece tener una especie de
obsesión con tu hermano.
—Sí. —Ethan asintió con la cabeza
rápidamente—. Timmins ha tenido debilidad por Virgil durante tanto tiempo como
puedo recordar. Timmins tiene edad suficiente para ser el padre de Virgil. Diablos,
Virgil incluso fue a la escuela con uno de los hijos de Timmins. Eran
amigos, también, hasta que Timmins comenzó a tirarle los tejos a Virgil, cuando
iba a visitar a su hijo.
—Suena como un gran tipo.
—Es un jodido enfermo —dijo Ethan—. Él
tiene una esposa y seis hijos. Ni siquiera es gay. Pero,
definitivamente, está obsesionado con Virgil. Ha sido así con mi hermano desde
hace años.
—Eso podría funcionar a nuestro favor
entonces —dijo Yoongi—. Si conseguimos pasar a nuestros amigos de ahí afuera y
volver con la manada de Wolf Creek, podemos reunir un equipo de rescate.
Mi hermano, Wondin, tiene algunos amigos que hacen ese tipo de cosas para
ganarse la vida. Estoy seguro de que va a ayudarnos a rescatar a tu hermano.
Ethan se veía como si quisiera abrazar a Yoongi, pero,
evidentemente, sabía que no debía. Incluso levantó los brazos y rebotó sobre
sus talones como si fuera a saltar en dirección a Yoongi, pero luego se acomodó
y asintió con la cabeza a Yoongi.
—Gracias —dijo en su lugar.
—Vamos a hacer un plan para
conseguir pasar a tus invitados no deseados, y luego veremos lo de la búsqueda
de tu hermano, ¿de acuerdo?
Ethan se secó los ojos.
—Sí.
—¿Tienes una puerta trasera? —Tae le
preguntó. Ethan frunció el ceño.
—Claro que la tengo.
Tae supuso que era una pregunta inusual. La mayoría de las
casas tenían una puerta delantera y una puerta trasera, pero no todas ellas. Tae
no quería hacer ninguna suposición acerca de cualquier cosa. Quería tener todo
en la cabeza por lo que pudiera presentarse. Los errores de su parte podrían
conseguir que uno o todos ellos fueran asesinados. No podía permitirse el lujo
de cometer errores, o hacer suposiones.
—Yoongi —dijo Tae mientras miraba a su
compañero—, ¿podrías ayudarle a Ethan a preparar a los niños y lo que sea que
puedan necesitar? Voy a ir a explorar los alrededores.
Yoongi quería discutir. Tae lo podía ver en su rostro.
Afortunadamente, Yoongi asintió con la cabeza y se dirigió al dormitorio, donde
los niños estaban. Aunque Tae no era estúpido. Él sabía que iba a oír hablar de
ese poquito de prepotencia en algún momento. Yoongi no permitiría dejar pasar
algo como eso.
Tae se volvió hacia Ethan.
—¿Dónde está la puerta de atrás? —Ethan
señaló a través de la arcada que conducía a la cocina—. Está bien, ve y
ayuda a Yoongi a preparar a los niños y estén listos para salir. Volveré en
unos minutos. Es necesario asegurarse de que no haya moros en la costa.
—Ten cuidado, ¿quieres?
—Ethan, voy a estar bien. —Tae sonrió,
con la esperanza de tranquilizar a Ethan. No funcionó. Si acaso, la cara
del hombre cayó aún más—. Ethan, ve a ayudar a Yoongi. Los niños
tienen que estar listos para salir en el momento en que yo vuelva, y parece que
ya te conocen. Ellos se sentirán más cómodos si estás ahí con ellos.
Ethan hizo una mueca, pero asintió con la cabeza. Tae vio
que él se volvió y siguió a Yoongi al dormitorio. Tae sacudió la cabeza y
caminó hacia la parte trasera de la
casa. Se detuvo junto a la ventana junto a la puerta de atrás y miró por
la pequeña abertura entre el marco de madera y la cortina.
Observó durante unos instantes, en busca de cualquier señal
de movimiento. No había ninguna, pero Tae todavía sentía como si alguien
estuviera vigilando la casa. Sabía que alguien estaba en el bosque, pero afuera
estaba demasiado tranquilo, demasiado. Ni siquiera parecía que el viento
soplara. Nada se movía.
Tae comenzó a alejarse de la ventana, empeñado en abrir la
puerta y salir, cuando el ligero movimiento de una rama de árbol le llamó la
atención. Tal vez fue algo más que el movimiento de las hojas de la rama lo que
le llamó la atención. Tae no estaba seguro, pero había sido el primer
movimiento que había visto desde que llegó a la puerta de atrás.
El movimiento se detuvo tan rápido como había comenzado, y
fue entonces cuando supo que había alguien allí. Ningún arbusto, hojas o ramas
comenzaban a moverse y se detenían tan rápido. Hubiera sido una parada lenta y
gradual de movimiento, a menos que alguien lo hiciera a propósito.
Tae se apartó de la ventana y la puerta. Salir por la puerta
trasera no parecía ser una opción, pero tampoco la puerta principal. Tae se
apartó de la parte de atrás de la casa y corrió hacia la parte delantera.
Acababa de entrar en la sala cuando Yoongi y Ethan salieron de la
habitación, un niño en cada uno de sus
brazos.
—La puerta trasera no es una opción.
La ceja café de Yoongi se arqueó, de tal manera que al
instante Tae quería joder al hombre contra el descolorido papel tapiz. El
hombre era arrogante, pero tenía razón de serlo. Era bueno en lo que hacía. Sin
embargo, Tae todavía tenía que ser un poco más humilde y reajustarse a sí
mismo. El gesto arrogante de Yoongi se convirtió rápidamente en una sonrisa.
—Será la puerta principal, entonces —dijo
Yoongi mientras se dirigía hacia la puerta de entrada. Tae sacudió la
cabeza tristemente y los siguió después, permitiéndole a Ethan ir por delante
de él. Quería mantener al más pequeño de ellos entre él y Yoongi para
protegerlo.
Justo en el instante en que Yoongi tomó la manija de la
puerta, hubo una fuerte explosión repentina, y luego explotó la ventana del
frente hacia el interior. Pedazos de vidrio llovieron sobre todos. Tae escuchó
el grito de Ethan mientras él lo agarraba y tiraba al hombre y al niño, al suelo. Vio a Yoongi caer al suelo y cubrir
al pequeño niño en sus brazos, siguiéndolo cubrió el cuerpo de Ethan con el
suyo.
Tan pronto como el vidrio dejó de caer, Yoongi se incorporó
y empujó al niño en los brazos de Tae. Se levantó y se acercó más a la ventana,
mirando alrededor del borde. Las cejas de Tae se alzaron cuando Yoongi empezó a
maldecir como un marinero.
—Ellos volaron mi camioneta.
—¡Diablos!
¿Cómo
demonios iban a salir de allí ahora? No era como que los niños pudieran caminar
todo el camino hasta Wolf Creek. Tae dudaba que la más pequeña pudiera caminar
hasta la parte trasera del patio. Ellos nunca lo harían.
—¿Y ahora qué?
—¿La puerta de atrás? —Yoongi le
preguntó.
Tae miró al niño en sus brazos y luego a la que Ethan estaba
acunando. Las cosas no se veían bien. Echó un vistazo de nuevo a Yoongi, sin
querer decir las palabras que se formaban en su boca, pero sabiendo que tenía
que.
—Habrá una pelea.
Yoongi asintió con la cabeza.
—No sabemos cuántos de ellos hay.
—También sé eso, Tae, pero ¿qué otra
opción tenemos? —Señaló
hacia la ventana como si quisiera que entendiera su punto— Si tienen las bolas
suficientes para hacer estallar mi camioneta, ¿qué los detendría de hacer volar
la casa a continuación?
Ethan dejó escapar un grito ahogado.
Tae miró a Ethan otra vez por un momento, viendo cómo el
hombre metió sus labios hacia dentro. Sabía que Ethan tenía miedo, pero el
hombre estaba tratando de ser valiente. Tae lo elogió. Tenía miedo, también. Él
era mejor ocultándolo.
—Ethan, ¿tienes algo con lo que
puedas atar a esta chiquitina a tu espalda? —Tae le
preguntó—. Si Yoongi y yo necesitamos de nuestras manos para luchar contra
quienes nos encontremos en el patio trasero, tendrás que tomar a los dos niños.
Creo que sería más fácil si pudiéramos encontrar una manera de atar a la
niña a tu espalda.
—Yo Cawie.
Tae parpadeó cuando la niña pegó su pulgar de nuevo en su
boca después de haber hablado. Él empezó a reírse, la tensión bajo la que había
estado repentinamente bajó un poco.
—Muy bien, señorita Carrie —Tae le sonrió a la niña y luego miró a Ethan—. ¿Puedes encontrar algo
para atar a la señorita Carrie a tu espalda?
—¿Una sábana tal vez?
—Esto podría funcionar —dijo Tae—. ¿Crees
que puedas manejarte con ambos niños?
Ethan se encogió de hombros.
—¿Qué otra opción tengo?
No había realmente otra opción. Tae y Yoongi necesitaban
tener las manos libres para luchar y, posiblemente, cambiar si era necesario.
Lo que sería muy difícil de hacer con un niño en cualquiera de sus brazos. Sólo
podía esperar que Ethan se mantuviera a salvo mientras peleaban.
Tae se puso de pie y caminó hacia el dormitorio. Dejó a Namjoony
en el suelo junto a él y arrancó la
sábana de la
cama. Cuando miró a Namjoony, el niño extendió la mano como si quisiera
que Tae la tomara. No sabiendo qué más hacer, Tae tomó la mano de Namjoony y
caminó con él de vuelta a la sala de estar.
Cuando entró de nuevo en la sala de estar, Yoongi lo miraba,
con la ceja levanta, cuestionándolo en silencio. Tae podía sentir el calor de
su cara, sólo que no sabía por qué. No tenía nada de qué avergonzarse. No había
nada de malo en sostener la mano del niño pequeño.
¿O lo
había?
—¿Qué? —Tae le preguntó, cuando Yoongi
empezó a sonreír.
Yoongi se acercó y acarició con la mano el lado de la cara
de Tae.
—Te ves bien así.
—¿Así, cómo?
—Con un niño.
La mandíbula de Tae cayó.
—¡¿Lo dices en serio?!
—Si. Tal vez deberíamos intentarlo uno de
estos días.
—¿Intentar qué?
—Tener hijos.
Tae lo miró por un momento, sin saber cómo responder a eso.
Él quería tener hijos. Siempre había querido niños. Sólo que pensaba que no
estaba en su futuro después de que se acopló con Yoongi. Tal vez estaba
equivocado.
—Está bien, pero yo te dejaré embarazado
a ti primero.
—Trato. —Yoongi se echó a reír.
Tae se acercó y cogió a Carrie. Él la sostuvo en sus brazos,
mientras Yoongi desgarró la sábana blanca en varias tiras largas. Cuando
terminó, llevó a Carrie a la espalda de Ethan sosteniéndola mientras Yoongi ató
las tiras alrededor de ella, sujetándola a Ethan.
En el momento en que dio un paso atrás, Namjoony se aferró a
su mano de nuevo. Tae le sonrió al niño, sin saber qué más hacer. ¿Qué sabía él
de niños?
—Está bien —dijo Yoongi mientras
acariciaba la espalda de Carrie—. Esto debería ser
suficiente.
Cuando Tae trató de pasarle a Namjoony a Ethan, el niño se
apretó con más fuerza y se quejó en voz baja.
Tae respiró hondo y se puso en cuclillas delante de Namjoony.
La cara de Namjoony se llenó de temor cuando se asomó de nuevo en Tae.
—Namjoony, necesito que sostengas la mano
de Ethan y no la sueltes, sin importar qué. ¿Puedes hacer eso por mí?
Las cejas de Namjoony se juntaron. Su labio inferior se
deslizó hacia fuera.
Tae casi se derritió en el acto. Él sabía que los lobos eran
territoriales y tendían a proteger a todos los niños en una manada de lobos, no
sólo a los propios. Por lo tanto, no se sorprendió cuando sintió un súbito y
abrumador sentido protector hacia los dos niños pequeños.
Pero se sorprendió hasta los dedos de los pies cuando sintió
el agarre de Yoongi en el hombro.
—Todo irá bien, Tae —susurró Yoongi a
través de su enlace—. Vamos a mantenerlos a salvo y que vuelvan a su manada.
Tae asintió con la cabeza como si entendiera cuando lo que
él realmente quería era aullar. La ira y la tristeza que sentía por Namjoony y
Carrie por la pérdida de sus padres le hicieron querer salir y destruir a todos
los que habían causado que el temor llenara esos ojitos marrones, los cuales
ahora lo miraban con tanta confianza.
Tae tuvo que tragarse su ira antes de poder mirar de nuevo a
Namjoony. No quería asustar al niño con la rabia que lo llenaba.
—Yoongi y yo vamos a mantenerte a salvo,
mientras nos adentramos en el bosque, Namjoony. Vamos a jugar a las
escondidas. Necesito que tú y tu hermana estén tan calladitos como puedan estar
para que los demás no sepan en dónde estamos. ¿Puedes hacer eso por mí?
Namjoony chupó su labio inferior mientras asentía con la
cabeza vigorosamente.
—Yo puedo hacer eso.
—Buen niño.
—Me gustan las escondidas —añadió Namjoony.
—Puedo apostar a que te gustan. —Tae le
sonrió y se levantó. Le llevó a Namjoony a Ethan. Esta vez, no tuvo problemas
para entregárselo a Ethan. De hecho, el niño se apoyó en sus dedos del
pie y comenzó a hablar con su hermana, diciéndole sobre el juego que estaban a
punto de jugar.
Tae se acercó a Yoongi y le hizo señas para que se alejaran
un poco. No quería que los niños los oyera, pero necesitaban que Ethan si lo
hiciera.
—Entonces, ¿cuál es el plan?
—A decir verdad, bebé, estoy improvisando
aquí.
—Lo sé. —Tae hizo una mueca—. Estoy un
poco en el mismo barco. Sabemos que hay gente en la parte trasera, y sabemos
que hay gente en la parte delantera. Y a la fiesta sorpresa que están
planeando para nosotros, no tengo la menor intención de asistir.
—Estoy abierto a sugerencias —dijo Yoongi.
—Corremos a por ello. Es lo único que
podemos hacer en estas circunstancias. Me gustaría quedarme y luchar —Tae miró
a los niños, retrajo su labio superior hacia atrás mientras gruñía—, y enseñarles una lección sobre cómo deberían tratar a los niños,
pero conseguir que Namjoony y Carrie estén a salvo me parece más importante.
— Estoy de acuerdo.
—Bueno, entonces vamos a proteger a Ethan
y a los niños mientras corren hasta el bosque. En el segundo en que lleguen a
la línea de árboles, nos quitamos de ellos. A partir de entonces, sólo tenemos
que seguir adelante tan rápido como nos sea posible. No hay que detenerse para
nada, no hasta que sepamos que ya no nos están siguiendo.
—De acuerdo.
Tae lo miró fijamente cuando comenzó a caminar de regreso
hacia los niños, pero fue detenido por la mano de Yoongi en su brazo. Miró la
mano de Yoongi y luego levantó la mirada para encontrarse con la de su
compañero. La otra mano de Yoongi se curvó alrededor de la parte posterior del
cuello de Tae, tirando de él más cerca hasta que sus cuerpos se estrellaron uno
contra el otro.
—No dejes que te lastimen, Tae.
—No… oh. —Tae se
sintió cohibido por el caliente destello en los ojos de Yoongi. ¿El hombre
alguna vez lo había mirado con tal
lujuria y ternura,
al mismo tiempo? ¿Alguna vez lo había mirado con
ternura en absoluto? Tae sabía que la suya no se trataba de una pareja
hecha en el cielo, pero parecían hacerlo bien juntos. Sin embargo, la mención
de sus más profundas emociones nunca había entrado en conversación antes.
Aunque Tae las sentía cada jodida vez que miraba al hombre.
— Eres mío, ¿sabes?
Tae tragó saliva.
—Sí.
—No quiero hacer esto sin ti.
—No. —Tae sacudió la cabeza, hipnotizado
por la emoción que brillaba en los ojos de Yoongi, hasta que las palabras de Yoongi
se filtraron a través de su cerebro, empañándolo. Frunció el ceño, confundido
por el significado—. ¿Hacer qué?
—La vida —La sonrisa de Yoongi estaba
teñida con un poco de tristeza—. No quiero pasar por esta vida sin ti a mi
lado. Lo que sea a lo que nos enfrentemos, lo enfrentaremos juntos.
—Yoongi —susurró Tae.
Sentía como si su garganta se fuera a cerrar mientras las
lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos. Tragó saliva, con la esperanza de
aclararse la garganta, pero cuanto más Yoongi lo miraba, más grande el nudo en
la garganta se hacía.
Tae se inclinó hacia la mano de Yoongi que le acariciaba el
lado de la cara. Casi se estremeció ante los callos duros que sentía rozaban su
piel. Cuando la mano de Yoongi llegó a la parte inferior de su rostro, Tae la
agarró y le dio un pequeño beso en la palma de la mano a Yoongi.
—Puedo sentirlo, Tae. Sé que lo sientes
incluso si no puedes decir eso.
«¿Eso?»
Tae volvió a tragar duro. De repente se sintió asustado y
nervioso. ¿Yoongi había adivinado acerca de los sentimientos que habían estado
creciendo dentro de él, desde que se habían enlazado?
—Puedo sentirlos —la mano de Yoongi se
apretó contra el pecho de Tae, directamente sobre su corazón—, aquí. Sé que
están allí. También sé que algún día te sentirás lo suficientemente cómodo para
decirme acerca de ellos.
—Yoongi, yo… —Tae se humedeció los labios. De repente los sintió tan secos como el
desierto del Sahara. Abrió la boca, pero no tenía ni idea de qué decir. Le importaba
Yoongi, un montón. Pero ¿los chicos decían ese tipo de cosas?— Yoongi, yo...
Yoongi volvió a sonreír.
—Está bien, bebé. Lo sé y, por ahora, eso
es suficiente. Me lo
dirás cuando estés
listo. Hasta entonces, sin embargo, necesitarás mantener tu culo en una
sola pieza. No te sentirás muy bien para decirme cómo te sientes si te pasa
algo.
Los labios de Tae se sentían inútiles hasta que Yoongi se
inclinó y le dio un beso. Gimió y apretó su cuerpo más cerca de Yoongi,
esperando que el hombre pudiera sentir cuánto lo quería. Tae necesitaba a Yoongi
más de lo que jamás había necesitado a alguien. Simplemente no tenía palabras
para decirlo y que transmitieran en qué cantidad. Ni siquiera sabía si había
palabras.
Había cosas que no se podían decir. Tenía que hacerlas
sentir.
Pero Tae tenía que decir algo. Yoongi necesitaba saber cómo
se sentía. Tae tenía que reunir el coraje para decirle al hombre que él era la
persona más importante en su vida.
—Oh, Yoongi, yo…
El resto de las palabras de Tae se desvanecieron cuando Yoongi
presionó el dedo contra
los labios de Tae.
—Sshhh, bebé. Dímelo cuando estés
listo.
—Pero… —Tae murmuró contra el dedo de Yoongi.
—Y, Tae, para que lo sepas. —Yoongi
sonrió, una pequeña chispa llegó a sus ojos color avellana—. Te amo, demasiado.
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