Olía a nieve, pero estaba caliente.
No había estado caliente en días, pero lo estaba ahora.
Le Gustaba.
Taehyung estaba bastante seguro que estaba muerto. Más que
bastante seguro, incluso. ¿Cómo sino podía explicar la suave cama y las mantas,
el olor de Yoongi alrededor de él? Ellos nunca lo iban a dejar ir.
Taehyung pensó acerca de acurrucarse alrededor de la suave y
embriagadora esencia de Yoongi, pero eso podía doler, ¿no? Trató y maulló. No
era justo, estar muerto y todavía dolía ¡maldita sea!
—Shh.
Estás bien, bebé. Tenemos algunas píldoras, las moleré y las pondré en algún
zumo de almejas. Sé que te Gusta. —Esa voz no era de Marina.
—¿Estoy
muerto? —Miró estremeciéndose mientras trataba de despertar.
—No,
bebé. Detuvimos ese proceso. —El aliento de Yoongi cepilló sus mejillas—.
Levántate, gatito y dime hola.
—¿Eres
real? ¿Lo juras? Porque te vi muchas veces cuando estaba allí.
—Helena
y Gray me encontraron, bebé. —Yoongi se inclinó, besando su boca y oh. Oh era
real.
Sus ojos parpadearon abriéndose, buscando los ojos de Yoongi.
Su Yoongi. Oh, Dios. Real, Real. Yoongi. Yoongi.
—Hey,
gatito. —Yoongi sonrió y ahí estaba el alivio en esos oscuros ojos.
—Hey.
—Todo lo que podía hacer era mirar. Bueno, mirar y beber el zumo que Yoongi le
daba. Era salobre y de carne y tan bueno que quería llorar. Proteína y zumo.
Woo. Golpeó su estómago con un gluglú, haciéndolo jadear por aire mientras
peleaba por mantenerlo ahí.
—Eso es,
gatito. Solo respira por mí. Lo sé, lo sé.
Yoongi era un terrible enfermero pero estaba claramente
tratando.
Retrocedió, mirándolo, negándose a alejar la ira por un
segundo.
—¿Dónde estamos?
—Uh… —Yoongi
miró alrededor, finalmente agarrando algo de una mesa cercana a la cama—.
Maine.
—Ah,
nieve. —La habitación se tornó un poco azul alrededor de los bordes—. ¿Marina?
—Está
con Helena y Gray en otra cabaña. —Yoongi acarició su mejilla.
—La
sacaste de allí, dijo que lo harías. —Su cabeza estaba pesada.
—Te extrañé.
—Te
extrañé, también. Ibas a patearme cuando me encontraras, pensé. —Yoongi estaba
acariciándolo, haciéndole sentir bien en los lugares donde el dolor no era tan
malo.
—Pensaste
que te dejaría. Debería haber venido ese día. Debería haber venido por ti. —Se
había estado diciendo eso una y otra vez.
—Nunca
debería haberme ido sin ti. —Yoongi se rio un poco—. Somos tan nuevos en esto.
No te dejaré ahora.
—No lo
sé, ellos lastimaron mis piernas. Mal. —No recordaba mucho, no quería recordar
mucho, pero lo que recordaba era duro.
—Lo sé,
bebé. Estás sanando. Helena dice que conoce alguien que puede hacer acupuntura
y ayudaría mucho. —Pudo oír el gruñido en la voz de Yoongi, la ira.
Asintió, dispersándolo violentamente.
—¿Piensas que van a querer matarme en mi casa? ¿Ya que estoy
roto?
—¿La
manada, quieres decir? —Yoongi parecía meditar eso por un largo tiempo—. Pienso
que necesitamos esperar un poco antes de la reunión, quizás, pero no, pienso
que ellos piensan que estás bastante roto ya.
—Excelente
punto. —Una ola de pura histeria lo golpeó, y jadeó, la habitación empezó a
girar—. ¿Te hirieron?
—No, no
bebé. —Yoongi se movió incluso más cerca, estrechándolo cerca de él—. Son las
drogas, ¿huh? Solo respira.
Asintió y trató de respirar. No era fácil, pensó, y la única
cosa que lo mantenía de entrar en pánico era Yoongi, sosteniendo los recuerdos
de su tiempo juntos durante toda la tortura.
—Te
tengo.
—Pensé…
—Infiernos, ¿quién sabía lo que estaba pensando?
—Lo sé.
Nunca llegaste a decir que me amabas. —No era su culpa. Podía decirlo. Eso era
más como consideración.
—Lo
hice. Lo sabes, compañero. Somos compañeros, ¿verdad? ¿Todavía?
—Si,
Dios, si. —Esa boca presionó gentilmente la suya y Yoongi se lo dijo más
físicamente que verbalmente.
El sabor de Yoongi lo golpeó, entonces maulló, gritando en
el beso. Yoongi lo sostenía mientras se sacudía, mientras que todas las cosas
que habían pasado parecía que trataban de conseguir salir todas a la vez. El
gato quería salir. Pelear, y gruñía, y se retorcía, peleando la urgencia. La
luna no estaba llena, no estaba llena maldita sea. Yoongi lo sostuvo, como si
eso hiciera más fácil sostenerse juntos, lo hacía mejor. Suyo. Su compañero.
Después que se sintieron como años, pero eran probablemente unos segundos, se
quedó como sin huesos, jadeando a través de las sacudidas de dolor.
—Mejor.
Puedo darte otra pastilla en tres horas. ¿Por qué no tratas de dormir otra vez?
—Estoy
bien. —No quería dormir, no quería encontrarse que había estado soñando.
—Bien,
entonces, háblame. —Yoongi frotó su nariz contra él.
—¿Encontraste
tus rocas? —Hubiera sido algo con un ácaro, Taehyung pensó.
—Sep,
conseguí una de gran tamaño que podría estar quizás en diez de los grandes.
—Bien
por ti, esperaba que lo hicieras. —Eso era una mentira, esperaba que Yoongi
estuviera demasiado miserable y viniera por él.
—Sabes
que escapé de la mierda, bebé. Estaba preocupado que cambiaras de opinión.
—No
pienso que pueda. Eres mío, bola de huesos.
—Sep. —Yoongi
parecía más alegre acerca de ello de lo que había estado antes de cuando de
marchó.
—No sé
qué hacer ahora, realmente. —Se sintió como una confesión.
—Sanar,
bebé. Estamos seguros aquí. Helena está trabajando en todo de cómo cruzar hasta
Canadá si necesitáramos hacerlo.
—Luché
contra ellos. —No lo había hecho por largo tiempo pero lo había hecho esta vez.
—Lo
hiciste bien, Marina nos dijo lo valiente que fuiste.
Sacudió su cabeza, no sabía acerca de eso, pero no había
muerto, no les dejó a ellos tener algo. Podía ser suficiente, ¿verdad?
¿Suficiente? Sacudió su cabeza de nuevo, tratando de aclararla. Todas las cosas
estaban… distantes.
—Es la
droga, gatito, solo trata de dejarte ir, vuelve a dormir.—Eso era extraño. El cómo Yoongi
parecía estar leyéndole la mente.
—No
quiero soñar. No quiero despertarme.
—Piensa
que es seguro ahora. —Yoongi echó su cabeza atrás gentilmente para mirar fijo
en sus ojos—. Voy a estar justo aquí.
—¿Eres
real? —Sabía que era estúpido. Pero…
—Lo soy,
justo aquí, bebé. Duerme.
Trató de ronronear pero no dejó que ninguno de ellos se
escapara. Entonces, se durmió.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario