Taehyung se sentó en la sala, mirando hacia Yoongi, no
estado seguro de haberlo oído.
¿Estaba Yoongi
preguntándole a su Má y a todos la locura de irse con ellos, también?
No quería vivir encerrado en una habitación solo cada luna llena.
No quería ser un paria. Un gato fuera de sí. No un paria. Esa estúpida broma lo
hacía reír, incluso pensar feliz con la cosa más lejos en su mente.
No había manera, no había manera que todos pudieran hacerlo,
vivir como una manada de lobos. Pensó… mierda.
Quizás debería ir solo a caminar o arrastrar los pies o
cualquier cosa.
Se puso de pie, dirigiéndose a la cocina con sus estúpidas y
jodidas piernas. Oyó un bajo murmullo de voces, entonces los pasos de Yoongi lo
siguieron.
—¿Estás
bien, bebé?
—Uh-huh.
—«No».
—No me
mientas, tonto. —Yoongi se burló, sacudiendo su cabeza—. Lo siento, bebé. James
dice que tengo que llevar conmigo a Gray y Marina.
Esperen. ¿Qué?
—¿Qué?
—Se inclino mirándolo, moviéndose hacia los brazos de Yoongi sin pensarlo.
—El
Alpha vino hoy, su compañera está embrazada. Me dijo que tengo que irme.
—Nos
iremos lejos, ¿no es así? —Sacudió su cabeza—. ¿Cuántos lobos vendrán?
Ahí estaban. Sencillas preguntas.
—Yo, tu
mamá y Gray. Marina. Hoseok y Lizzie. Pienso que eso es todo. —Oyó la
implicación de “por ahora”.
Se giró hacia la nevera.
—¿Dónde vamos a llevarlos?
Las manos de Gray aterrizaron en sus hombros, girándolo tan
rápido que su cabeza giró.
—¿Qué quieres decir?
—Solo…
—Dio un paso atrás, retumbando suavemente—. No voy a pasar mi vida encerrado en
una habitación o en el sótano por las lunas llenas para que la manada no me
coma.
—El
sótano… —Yoongi lo miró—. Los enceraría e ellos primero.
—¿Qué? —Taehyung
lo miró de vuelta, con la boca abierta.
—Eres el
miembro más importante de mi manada, bebé. Puedes correr bajo la luna, o ir a
cualquier sitio en el que vivamos. Eres mi pareja.
Oh.
—¿Sep?
—Dio un paso más cerca vibrando con la mezcla de alivio y desconfianza.
—Sep, si
vamos a atravesar la primera luna que es en cuatro días y ellos no pueden
lidiar con ello, les encontraré un lugar seguro y nosotros viviremos por
nuestra cuanta. —Yoongi acarició sus mejillas—. Tonto.
Solo. Mierda, Yoongi. Tantos años en esa jodida habitación,
y luego en la sala.
—Nunca había salido libre en una luna. Nunca.
—Lo sé.
—Yoongi llego más cerca—. Nunca podría hacerte eso.
Tomó una profunda respiración, entonces otra y otra y esa
horrible tensión en su espalda se disolvió tan rápidamente que quería maullar,
gritar.
—Compañero.
—Lo
sabes. Todo tuyo. —Yoongi entonces o besó, alejando el resto de sus
preocupaciones.
Subió por el cuerpo de Yoongi, enfocándose en su boca y
dejándole saber a Yoongi cómo había sido la justa cosa que decir. Yoongi agarró
su culo, sin esfuerzo, sosteniéndolo mientras lo besaba de nuevo una vez y otra
vez. Yoongi tomó su boca empujando su lengua dentro no dándole tiempo para
respirar. Taehyung se hundió en él, dejando su hambre, su gato salir cerca de
la superficie mientras saboreaba a Yoongi. Un largo gemido era solo una
advertencia que consiguió antes que Yoongi lo girara alrededor y pusiera el culo
de Taehyung abajo en la encimera de la cocina, empujándose entre sus piernas.
Podía haber protestado, pero era demasiado correcto,
demasiado bueno y Yoongi era suyo ahora.
Su amante, su pareja. Quien estaba abriendo los pantalones
de Taehyung y sacando su polla libre.
—Yoongi…
—No iba a quejarse. Si fueran interrumpidos arañaría el rostro de alguien.
—Sep.
Oh, gatito. Mírate. —Yoongi hizo más que mirar. Empujó, bombeó, acarició la
polla de Taehyung y se sentía como pura magia. Ese toque. Sus bolas subieron
apretándose mientras se molía hacia delante. Sin palabras rogando por más.
Yoongi se lo dio, empujando justo atrás, dándole la fricción
con esas maravillosas y callosas manos. Yoongi tenía fuertes manos. Manos de
excavador.
—Tuyo.
Quiero cazar contigo. Bajo la luna, quiero jugar… —Sus palabras murieron y
gimió. Su cabeza fue atrás contra el gabinete.
—Uh-huh.
Pronto, bebé. Cuatro días, podemos encontrarles un lugar.
—Cuatro…
—Se agarró de los hombros de Yoongi. Ese pulgar frotando la punta de la cabeza
de su polla—. ¡Ahí!
—¿Justo
aquí? —El toque vino de nuevo, luego de nuevo. Las uñas de Yoongi picaban un
poco.
Su columna tiró, su culo se deslizó en la encimera mientras
sus bolas se apretaban. Eso era. Ese era el toque que necesitaba. Yoongi lo
hizo de nuevo, entonces se inclinó mordiéndolo en el todavía moretón fresco en
su garganta.
La crema se disparó como chorros de él, sus dientes
castañeando por la fuerza.
—Joder.
—Yoongi respiró la palabra contra su piel, follándolo con una especie de
frenesí.
—Tuyo.
—Todas las extremidades de Yoongi, jodiendo esta vez con su lengua las caderas
de Yoongi.
—Mmm. —Yoongi
casi trepó por encima de él, follándolo, besándolo de vuelta. Duro.
Una mano encontró el culo de Yoongi, dedos arrastrándose
dentro, tirando de ellos juntos. Yoongi tomó la fricción que necesitaba,
meciéndose y moliéndose. Mordiendo su baja espalda. Imaginó que todo el mundo
oyó cuando Yoongi se corrió. El aullido casi deja sordo a Taehyung.
No le importaba, la esencia de ellos juntos era perfecta,
sobrecogedora y lo sabía.
Yoongi jadeaba, el rostro de Taehyung contra su cuello, sus
manos enteradas en las caderas de Taehyung.
—Cama.
Cama, juntos. —Necesitaban tiempo, solo respirar.
—Sep. —Yoongi
lo levantó y se giró abrazándolo y cargándolo. La habitación del frente estaba
desierta, pensó que todo el mundo estaba dándole su privacidad.
Acarició el cuello de Yoongi, ronroneando con su cuerpo
entero.
Yoongi se acurrucó contra él después de cerrar la puerta del
dormitorio, ronroneando un poco.
—Dios, te sientes tan bien.
—Lo
hago. —Estaban desnudos, estaban piel con piel. Taehyung no había creído en
Marina cuando ella le dijo esa vez que Yoongi lo sanaría pero maldita sea si no
era verdad. Cada vez que lo tocaba se sentía mejor.
Se asentaron, cara con cara, nariz con nariz, respirando.
— Nos iremos pronto. Vamos a encontrar otro lugar. —No era
una pregunta.
—Tenemos
que irnos antes de la luna. Eso solo son algunos días y quiero estar en algún
lugar seguro. No permanente, quizás, pero seguro.
Asintió.
—En cualquier lugar en el que pueda estar fuera.
—En
cualquier lugar donde podamos correr. —Yoongi sonrió por él, como si el pensamiento
fuera maravilloso. Habían corrido juntos una vez, pero nunca bajo la luna.
—Juntos.
Podremos cazar. —Quizás.
—Pienso
que puedes, pienso que tienes grandes instintos. — Yoongi acariciaba su
garganta.
Dejó que su barbilla se levantara, ronroneando.
—¿De verdad? Es como bailar, ¿lo crees?
Levantando su cabeza, Yoongi se encogió de hombros.
—No bailo, bebé. Pero apuesto que lo es.
—Bien.
—Esperaba eso. Lo quería.
—Será
excitante, de seguro. —Yoongi se rio de nuevo, sacudiendo su cabeza—. Bueno,
tenemos que asegurarnos que Gray no se vuelva loco.
—Gray es
un excepcional perro rastreador. —No era malo como cachorro pastor, tampoco,
pensaba.
—Bueno,
tanto como no nos siga con su nariz demasiado lejos, estaremos bien. —Empujó un
mordisco pequeño, Yoongi lo miró—. ¿Estaremos bien?
—Estaremos
bien. —Asintió—. Es donde me disculpo por ser un loco, ¿verdad?
—No.
Tenías razones. Solo recuerda que estoy a tu espalda.
—Siempre.
Es un buen sentimiento.
—Te amo
bebé.
—Lo sé,
raro.
—No
presiones, gatito. —Yoongi lo besó, curvándose con él.
Tomó una mano, llevándola levantada a su boca, mordiendo el
interior de la muñeca de Yoongi.
—¿Yo? ¿Presionar? ¿Por qué haría eso, cachorro?
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