Al principio el felino trato de
liberarse de los brazos de hierro que lo envolvían, lástima que la boca que
lamia y mordisqueaba sus labios fuera lo que termino por seducirlo. Era su
primer beso y lo estaba disfrutando a lo grande. Abriendo para dejar salir un
gemido le dio entrada a la lengua que tentaba con cada pasada, llamando a todos
los instintos que los dioses habían guardado dentro de él.
Yoongi tomo el peso de Taehyung,
ya que las piernas se negaban a sostenerlo en pie. Todo su ser temblaba al
sentir las ansias del lobo que invadían su boca, las manos grandes que
recorrían su espalda hasta situarse en los globos de su trasero, apretándolo.
— ¡Mío! — gruño el lobo desde lo
profundo del su ser, exigiendo lo que estaba seguro le pertenecía.
—No sabes… lo que estás… haciendo—
logro hablar entre gemidos cuando la boca del lobo comenzó a mordisquear su
cuello.
—Te deseo, ahora— ladro Yoongi,
recostando el cuerpo tembloroso de Taehyung sobre un lecho de hojas secas.
En respuesta el chico más pequeño
abrió las piernas para que Yoongi se acomodara mejor entre ellas. Las bocas
ansiosas se buscaron una a la otra. El felino dentro de Taehyung se entregó a
la supremacía del macho que lo dominaba con caricias duras. No lo hubiera
deseado de otra manera. La piel desnuda contra piel desnuda era algo delicioso
de sentir.
—¡Ah! — grito el felino cuando el
lobo le dio un ligero mordisquito en el hombro, como comprobando si sabía tan
bueno como se veía. Una risita nerviosa escapo de Taehyung, ese pulgoso era
realmente travieso, aún en esas calientes circunstancias.
—Eres tan malditamente hermoso—
susurro Yoongi mientras mordisqueaba un pezón sonrosado que se le ofrecía en
sacrificio — Te deseo tanto…
Taehyung sabía que debía detener
aquello. Qué el lobo se lo iba a devorar sin contemplaciones. Se había
enamorado, de eso estaba seguro, tan seguro como que la lengua de Yoongi era
tibia y muy erótica, como nada podía serlo en el mundo. El chucho había cazado
para que él se alimentara, le proveyó ropa cuando pasaba frío, para su gato,
eso lo clasificaba como un buen proveedor. Solo le faltaba comprobar que tan
bueno era en lo del apareamiento y ya estaba. La parte humana de Taehyung
trataba de controlar los instintos, pero quién podía cuando la luna estaba solo
a horas de distancia.
Un ronroneo juguetón salió del
pecho de Taehyung por mucho que intento acallarlo. La lengua de Yoongi había
dejado de torturar sus pezones y ahora bajaba despacio, muy despacio por su
vientre plano. El lobo libidinoso lo sostenía por las caderas dejando claro
quién estaba al mando de ese encuentro íntimo. Si alguien le hubiera dicho a Taehyung
que iba a disfrutar tanto de que un lobo mandón lo dominara, se reiría en su
cara justo después de arrancarle la piel con sus garras.
— Mi lobo— se entregó cuando
sintió su miembro en la boca de Yoongi, el cual lo lamía y chupaba con
desesperación. Las manos del lobo apretaban sus caderas con tanta fuerza que
sentía que podía quebrarlo si realmente lo deseara, la boca del hombre era
deliciosa. Exigente en cada lamida, en cada rose de los colmillos, pedía la
rendición de su presa. Una suerte que Taehyung ya no pudiera recordar porque
aquello no debía continuar.
Un chillido de gato se escuchó por
el bosque, los pájaros nocturnos levantaron vuelo mientras el cambia-formas
lobo consumía el resultado de sus esfuerzos. La corrida había llenado su boca y
él había tragado cada maldita gota de esta. Era simplemente delicioso. Sin
dejar de lamer se aseguró de no desperdiciar nada.
—¿Qué hemos hecho? — Suspiro Taehyung
tragándose un sollozo — ahora tendrás que aparearte conmigo durante esta luna o
nuestros animales se volverán locos.
Yoongi tomo en brazos al gatito y
lo acomodo en la cueva que formaban las raíces del viejo árbol. Recostándose
junto al cuerpo pequeño lo cubrió con las ropas que habían robado, para
mantener el calor sin tener que recurrir a sus formas animales.
—Lo siento tanto—, se disculpó
escondiendo el rostro en el cuello de gacela de Taehyung— prometí protegerte y
al final fui yo quién abuso de tu confianza.
Unos dedos suaves como pétalos de
rosa se posaron sobre los labios de Yoongi.
— Yo también lo quería…— fue la
simple respuesta antes de apretarse contra el dorso desnudo de su ahora amante.
Comprendiendo, sin necesidad de
más palabras, Yoongi ordeno.
— ¡Durmamos!—. Tomando sus formas
animales el lobo se durmió con un pequeño gatito de orejas puntiagudas entre
sus patas protegiéndolo de todo mal.
La mañana llego demasiado rápido
para el gusto del lobo. Sabiendo que les esperaba dos días de camino, eso sí
deseaban evitar tener que subir por la cascada para poder llegar al territorio
de sus respectivas manadas. Decidido a no perder tiempo despertó a su pequeña
mascota.
Taehyung ronroneo sin abrir los
ojos. Estaba teniendo un sueño muy, muy, bueno. Soñaba que era de nuevo un
cachorro y que su padre lo limpiaba como hacía cada mañana con sus bebés. Una
lengua rasposa le recorría el lomo hasta llegar a su cabeza peluda. Se sentía
tan bien, eso hasta que la lengua comenzó a meterse entre su oreja causándole
sensaciones que nada tenían que ver con la relación padre e hijo. Abrió los
ojos de golpe, cayendo fuera de la cueva, con todos los pelos del lomo parados
miraba al otro de una manera que gritaba: “voy-a-morderte”.
— ¡Deja de despertarme de esa
manera! — chilló el felino en su forma humana, sin disimular lo ofuscado que estaba.
Si ese lobo pensaba que por una buena mamana iba a dejar que hiciera lo que se
le viniera en gana, se equivocaba, y por mucho.
Yoongi salió de la cueva en su
tranquila forma animal. Si los lobos pudieran sonreír, la mueca que ese chucho
tenía en la cara era la mejor muestra de eso.
Taehyung se cruzó de brazos y se dejó
caer sobre el suelo, levantando una pierda cubrió su sexo que ya comenzaba a
endurecerse ante la mirada depredadora de Yoongi que ahora, en su forma humana,
le dirigía.
— Oh… ¡No! — chilló Taehyung antes
de convocar a su felino interno. Levantando la cola comenzó a correr antes de
que Yoongi pudiera reaccionar, o al menos ese era el plan. Lamentablemente el
lobo cayó en sus cuatro patas y comenzó a perseguir a su presa sin ninguna contemplación.
La luna llena ya comenzaba a surtir su efecto, la primera luna llena del
chucho, no hacía falta ser adivino para saber que Yoongi estaba más allá de ser
razonable.
Después de correr entre la hierba,
esquivar árboles y saltar sobre algunos troncos podridos, Taehyung estuvo
seguro de que el lobo no lo había atrapado porque se estaba divirtiendo mucho
con la casería, así que opto por lo único que podía hacer, por muy de cobarde
que pareciera. Clavando las uñas en el tronco de un árbol cercano, subió lo
suficientemente alto como para librarse del perro que lo perseguía. Al ver que
el animal no se daba por vencido, ladrando y gruñendo, esperando que el felino
bajara, decidió subir a una rama más alta.
El joven gato montés podía ser
valiente, la mayor parte del tiempo, algo loco, por regla general, pero de allí
a ser idiota, era otra cosa muy diferente. Ese maldito pulgoso podía gruñir,
ladrar, en fin, hacer todo el teatro que quisiera, pero Taehyung no iba a
bajar.
La luz del sol era débil durante
las horas de la mañana, apenas una caricia tibia sobre el pelaje suave del
felino, que acostado sobre la rama observaba como el lobo daba vueltas
alrededor de la raíz del árbol. Aburrido de estar sin hacer nada, decidió
realizar un experimento algo cruel. Sin ninguna vergüenza, comenzó a maullar de
un modo tan lastimero que hubiera podido hacer llorar a una piedra.
El lobo que no le perdía detalle
al gatito bajo las orejas y puso la cola entre las patas al escuchar como la
pareja que había escogido para aparearse durante esa luna, sufría. Taehyung
cerró los ojos, fingiendo sentir miedo cuando el lobo puso las patas delanteras
sobre el tronco, como queriendo subir. Solo para comprobar si había logrado
amilanar algo al lobo, abrió un ojito para curiosear, la mirada desesperada y
el gimoteo del lobo le hizo ver que se le había pasado la mano.
El gato montés dejo de apoyar al
humano, faltaban unas cuantas horas para que la luna llena estuviera en todo su
esplendor, ambos naturalezas necesitarían de ese macho saludable y dispuesto
como para desperdiciar el tiempo con cosas que no llevarían a un apareamiento
exitoso.
Por más que Taehyung intento
detener al felino, este tomo por completo el control. Era una de las
desventajas de la luna llena, la parte animal, la que era todo instinto, era
quién dictaba las reglas durante esa noche mágica.
El felino comenzó a bajar, clavando
las garritas de sus cuatro patas sobre el tronco, lo hizo de la manera más sexy
que un gato podría hacerlo. El lobo se apartó expectante, con el hocico
abierto, como si le faltara el aire. El minino calló sobre la hierba con la
colita al viento moviéndola despacio. La respuesta de Yoongi no se hizo
esperar, en grandes zancadas quedó frente al pequeño coqueto, lamiendo la
carita peluda quiso asegurarse de hacerlo sentir bien.
Taehyung suspiro encantado, el
felino tomaba las decisiones para ese momento. Asegurándose de que el macho
fuera suyo para la llegada de la noche, comenzó a ronronear y a restregarse
impregnado con su olor al enorme lobo. Yoongi por su parte comenzó a aullar,
alejando con esto a cualquier otro macho que quisiera algo con el gatito provocador,
ese pequeño felino era suyo.
Después de unas cuantas lamidas
cariñosas, el lobo se apartó un poco del mimoso gatito. Dirigiéndole una mirada
severa a su pareja, le advirtió que debía quedarse allí. Taehyung, mucho más
dócil por la llegada de la luna, se sentó sobre sus cuartos traseros, esperando
el regreso de su pretendiente.
Yoongi comenzó a caminar entre el
bosque, buscando presas para alimentar con ellas a su pareja. En ese momento
sus pensamientos estaban turbios, ahora eran sus instintos quienes gobernaban
sobre sus dos naturalezas. La parte humana estaba demasiado abrumada con las
nuevas sensaciones, de esa noche en adelante sería ya un adulto en plenas
funciones, dejando a tras todas las cosas de niño. Por su parte el lobo tenía
sus propias preocupaciones: alimentar, proteger y aparearse con el gatito que
olía a pasteles de vainilla. Si este era macho o no, no importaba, lo importante
era el delicioso aroma que le decía que esa sería su compañero.
Taehyung se alimentó de los
conejos que le había traído como obsequio su amante. Luego fue limpiado
concienzudamente por la lengua del lobo. El felino estaba tan contento que
ignoraba las protestas de su parte humana, que le advertía que se estaba
comportando como una autentica puta y que ese lobo se tomaba tantas molestias
solo para follárselo. Al gatito solo le importaba lo de aparearse, del resto
que se preocuparan los humanos. El minino follaría, eso era todo lo que le
preocupaba en esos momentos. Durante la pasada luna lo había encerrado dentro
de una jaula, ahora nada lo detendría para por fin sentir los placeres que la
luna le traería.
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