sábado, 21 de mayo de 2022

CAPITULO 10 FIN

―¿Nervioso?

 

Yoongi se rio entre dientes.

 

―Sudando ―respondió a la pregunta de Namjoon. Se echó una mirada en el espejo, alisando hacia abajo la solapa de su esmoquin por enésima vez―. Se podría pensar que ya que estamos acoplados no me pondría nervioso. No es como que él no vaya a aparecer para la boda.

 

No te sientas tan mal, Yoongi ―dijo Namjoon―. A Jin se le pinchó una rueda de camino a nuestra boda. Llegó casi una hora tarde. Pobre hombre, nunca había cambiado un neumático antes. Yo estaba seguro de que había cambiado de opinión.

 

Yoongi miró a Namjoon, la preocupación llenándolo.

 

―No creo que...

 

No, por suerte para ti, tengo a mi padre trayéndole hacia aquí.

 

Yoongi se echó a reír nerviosamente.

 

―Bien, bien.

 

Va a estar bien, Yoongi ―Namjoon le aseguró―. No te preocupes. Jin y mi madre han planeado esto hasta el último detalle. Nada va a salir mal.

 

Yoongi frunció el ceño.

 

―Sí, gracias por eso, por cierto. Cuando Jin dijo que tu madre podría tener algunas ideas no sabía que se convertiría en la boda del siglo.

 

Amigo, no tienes ni idea. ―Namjoon se echó a reír―. Esto es sólo la mitad de lo que mi madre hizo por Jin y por mí. Juro que todo el Valle asistió a mi boda. No he visto de nuevo algo así desde que Marla Robinson montó a caballo desnuda por la ciudad haciendo una representación de Lady Godiva.

 

Yoongi parpadeó.

 

―Eso debió haber sido todo un espectáculo.

 

Sí, probablemente no habría sido tan malo si ella no lo hubiera anunciado en el periódico local desde una semana antes. Cuando dijo que quería llevar el teatro hasta el valle no creo que el Ayuntamiento estuviera pensando en eso.

 

Nunca es aburrido por aquí, ¿verdad?

 

Oh, Wolf Creek tiene sus momentos, es cierto―dijo Namjoon―, pero no podría imaginarme viviendo en otro sitio. Todo el mundo aquí es familia, aunque no por lazos de sangre. Ellos siempre estarán ahí para cuidarte la espalda cuando hay peligro y para ayudarte a celebrar los acontecimientos en tu vida.

 

Yoongi asintió con la cabeza.

 

―Ciertamente todo el mundo estuvo allí para Taehyung y para mí desde que mi padre vino y Jimin me disparó. Llegamos a casa desde el hospital y tu madre acorraló a cada mujer en el valle para llenar nuestra nevera de comida. No tuvimos que cocinar por una semana.

Namjoon se rio.

 

―Sí, he pasado por eso un par de veces. Sólo mantente alejado de la cazuela de frijoles verdes de la Sra. Thompson. No sé lo que la mujer pone en ella, pero tendrás ardor de estómago durante un mes.

 

―¿Cazuela de frijoles verdes? ―le preguntó Yoongi, haciendo una mueca―. Creo que Taehyung la dejó caer tratando de sacarla de la nevera. Está volviendo a la normalidad, pero aún así tiene sus momentos.

 

―¿Cómo le va? ―preguntó Namjoon―. ¿Algún efecto secundario por su cambio?

 

 Yoongi sacudió la cabeza.

 

―No, de hecho, el médico dijo que podría haber hecho algo realmente bueno. Taehyung nunca se curará por completo, pero tiene mejor la circulación y ahora tiene menos dolor, que es lo que realmente me importa. Y ahora puede cambiar. Simplemente no debe esforzarse demasiado.

 

Apuesto a que es un alivio saber que tú no fuiste la causa de su lesión.

 

Yoongi se encogió de hombros.

 

―No sé si realmente lo hace diferente. Quiero decir, en última instancia, soy todavía responsable aunque no causara el daño. Si mi padre no fuera un imbécil, él nunca habría ordenado a mi hermano volver aquí y matar a Taehyung.

 

No creo que tuviera nada que ver con eso, Yoongi. Tu padre es sólo un imbécil. Él habría ido con el tiempo detrás de cualquier compañero que eligieras, y lo sabes. No hubiera importado si era Taehyung, el hombre de la luna, o incluso una mujer. Si tu padre no hubiese elegido a tu compañero, hubiera estado molesto.

 

Supongo.

 

Yoongi no estaba convencido. Fue un gran alivio para él saber que realmente no le había hecho daño a Taehyung. La culpa lo devoraba. Sabiendo que su hermano había estado en el apartamento en el momento en el que había rechazado a Taehyung, esperando para matarlo, no le hizo sentirse mejor.

 

De hecho, le hacía sentirse peor. Si él no hubiese tenido la cabeza en el culo y hubiera aceptado a Taehyung, su compañero no tendría que usar muletas para el resto de su vida. Yoongi nunca se desharía de aquella culpa.

 

Vamos, Yoongi, deja de fruncir el ceño ―dijo Namjoon, dándole una palmada juguetona en el brazo―. Es el día de tu boda. Debes estar feliz.

 

Lo estoy.

 

 Para de fruncir el ceño o tu novio va a pensar que no quieres casarte con él ―dijo Jin desde la puerta.

 

Yoongi se dio la vuelta y le sonrió. El corazón le latió un poco más rápido.

 

―¿Él está aquí?

 

Jin asintió con la cabeza.

 

―Te está esperando justo a la derecha por el pasillo.

 

Las manos de Yoongi comenzaron a temblar. Extendió los brazos y los sacudió. Se preguntó si lograría caminar por el pasillo sin hiperventilar. Se sentía tan nervioso que pensó que había mariposas haciendo bucles en su estómago.

 

Yoongi, ¿estás listo?

 

Yoongi asintió con la cabeza rápidamente hacia adelante y hacia atrás.

 

―¿Sí?

 

Namjoon se rio entre dientes.

 

―Vas a estar bien.

 

Yoongi siguió Namjoon por las escaleras hasta la planta baja y por la puerta principal.

 

La ceremonia de la boda se llevaría a cabo en el patio delantero.

 

Todos los invitados se sentaron en sillas alineadas junto al camino central.

 

Yoongi caminó por el pasillo improvisado que terminaba en un arco de flores.

 

El plan era que Yoongi esperara allí a que Taehyung saliera de la casa y caminara por el pasillo. Yoongi quería caminar por el pasillo para que Taehyung no tuviera que hacerlo. Pero Taehyung no quiso que lo hiciera. Él quería caminar por el pasillo hacia Yoongi.

 

Si eso es lo que Taehyung quería, eso es lo que Taehyung conseguiría. Yoongi estaba decidido a darle todo cuanto quisiera. El hombre se lo merecía. Yoongi todavía estaba sorprendido de que Taehyung hubiese cambiado y atacado a alguien para salvarlo. Eso demostró cuánto lo amaba, que sólo era una parte de cuánto Yoongi le amaba a él. Yoongi echó un vistazo cuando la música empezó. Su corazón tronó en el pecho mientras esperaba que la puerta de entrada se abriera y mostrara a su compañero. Eso era todo.

 

El tiempo pareció reducir su marcha cuando se abrió la puerta. Entonces, de repente, Taehyung estaba de pie. Yoongi jadeó. Estaba vestido con un traje que hacía juego con el de Yoongi, color negro con una impecable camisa blanca y una corbata de lazo negro.

 

El pelo de Taehyung había sido cuidadosamente peinado y brillaba a la luz de la tarde.

 

Pero la sonrisa en su hermoso rostro era lo más espectacular en él. Iluminaba su rostro y le hacía brillar. Yoongi no estaba seguro de que nunca se hubiera visto tan bien. No podía creer que hubiera tenido la suerte de ser bendecido con un compañero como Taehyung.

 

Yoongi avanzó por el pasillo, decidido a ayudar a Taehyung a bajar las escaleras cuando Taehyung levantó la mano para detenerlo. Yoongi se detuvo, desconcertado, hasta que Taehyung se adelantó. En lugar de una muleta de metal pesado en cada brazo, Taehyung se apoyó en un bastón negro sencillo en una sola mano.

 

La boca de Yoongi se abrió con sorpresa cuando Taehyung bajó los escalones utilizando sólo el bastón para ayudarse. Sus pasos no eran afectados o lentos. Eran tan seguros como si Taehyung caminara con un bastón desde hacía años.

 

―¿Taehyung?

 

Taehyung sonrió.

 

―¡Sorpresa! ―dijo, levantando el bastón en la mano―. Me gradué.

 

―¿Graduado?

 

 Taehyung asintió con la cabeza.

 

―El doctor dice que no tengo que usar las muletas a no ser que realmente las necesite, sólo el bastón.

 

―¿Está seguro? ―preguntó Yoongi, le preocupaba que Taehyung sólo quisiera complacerlo y hacer que se sintiera menos preocupado.

 

Taehyung señaló por el pasillo hasta donde se sentaba un hombre mayor.

 

Pregúntale ―dijo Taehyung―. Está sentado allí. ―El hombre saludó con la mano y asintió con la cabeza.

 

Yoongi agarró a Taehyung envolviendo su cintura y lo balanceó en el aire, girando alrededor de sí mismo cuando la pura felicidad se apoderó de él. Finalmente, dejó a Taehyung sobre sus pies en el suelo, aun con los brazos alrededor de él.

 

―¿Listo para casarte, dulzura? ―susurró.

 

Taehyung sonrió.

 

―Amor, siempre promesa.

 

 FIN


GRACIAS POR LEER.

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