Yoongi respiró hondo y soltó el aire lentamente.
—Mira, te estoy intentando ayudar, pero no me das respuestas
y sigues mordiéndome. Ayúdame a ayudarte, Taehyung.
Yoongi tenía que ser idiota. Nadie más podría tratar todavía
de ayudar al hombre después de haberlo hecho más de una vez. Debía de estar más
cansado de lo que le había parecido hasta ahora porque tenía que haberse ido
para casa.
—Hambre—, Taehyung repitió en voz baja nuevamente.
Maldita sea. Si el hombre lo decía una vez más, iba a
gritar.
— Continúas diciendo eso, pero no me dices nada de comida.
Me estás confundiendo, hombre. —Se tocó la punta de la nariz, contando hasta
diez para tener paciencia.
¡Mierda! Su mano le estaba doliendo nuevamente.
—¿Por qué me sigues mordiendo? ¿Sabes que intercambiar fluidos corporales no es seguro? ¿Estás intentando pegarme algo?
Taehyung bajó la cabeza una vez más, pareciendo pequeño y
vulnerable. Yoongi estaba enloqueciendo intentando entender a ese hombre.
Quería golpearse la cabeza con el volante.
O a Taehyung.
No sabía por qué estaba dejando que ese extraño le volviera
loco, pero estaba a cinco minutos de gritar su frustración. Respirando
profundamente, decidió enfrentar la situación desde otro ángulo.
—Ok, entonces, si no
quieres comida ¿Qué quieres? Y no digas que a mí. —Sólo tenía que golpear su
cara y sacarlo fuera. ¿Por qué diablos tendría que lidiar con esto? No era su
problema, entonces ¿Por qué no podía simplemente empujarlo de su camioneta e
irse?
Estaba empezando a preguntarse si tal vez no le faltaba algo
a su vida y estaba lidiando con Taehyung simplemente para ocupar ese espacio
que faltaba. Algunas personas trataban con cosas extrañas cuando no se sentían
completos.
Pensaba que él estaba completo pero a lo mejor su
subconsciente estaba intentando decirle alguna cosa.
No estaba seguro, y ahora no era el momento para analizar
sus conflictos interiores. Podría esperar hasta más tarde... mucho más tarde.
Taehyung le miró desde detrás de la caída de su flequillo y
entonces encogió los hombros.
—Yo...uh. —El hombre levantó la mano y arañó la parte posterior
de su cuello.
Yoongi podría decir que le estaba presionando, pero no dijo
una palabra. Dejó tiempo a Taehyung para poder componer sus pensamientos.
—Necesito que tu... uh, me alimentes.
¡Eso era todo! Le estaba empezando a dolerle la maldita
cabeza, y su cansancio estaba volviendo. Estar jugando no era algo que le
gustaba y si ese hombre quería hacerlo, bien, tendría que encontrar a otro para
hacerlo. Tenía treinta y dos años y ese tipo de juegos eran para los de cinco.
Conflicto interno o no, tenía sus límites y Taehyung lo
estaba agotando.
—Taehyung, si no me
dices exactamente lo que necesitas, guau, caramba, para eso. —Un pensamiento se
le ocurrió cuando aseguró su mano contra el pecho nuevamente. No había ninguna
manera de que fuera remotamente posible, pero para sacarse ese loco pensamiento
de la cabeza, echaría una ojeada. Extendió la mano y tiró del labio izquierdo
superior de Taehyung.
¡Puta mierda!
Saltó para atrás, alejando la mano como si se hubiera
quemado. ¡De ninguna manera! Esto tenía que ser un juego de fraternidad o algo
así. Los amigos de Taehyung tenían que estar sentados en el segundo piso
mirando hacia abajo, riéndose. Se inclinó hacia delante y miró la estructura
inacabada. No podía ver a nadie, pero eso no significada que no estuvieran.
—¿Qué demonios está pasando? ¿Cambiaste tus dientes
cosméticamente o algo? —Yoongi se aproximó y tiró para ver si eran falsos, como
los que se pueden comprar en las tiendas para Halloween. No cedían. Eran
sólidos.
—No. —Taehyung negó con la cabeza, mordiendo el dedo que Yoongi
había puesto en sus dientes.
—Deja de morderme—, Yoongi gritó.
—No puedo hacerlo. Hueles bien. —Taehyung habló en voz baja
con sus hombros caídos. Le chocó que su mirada le recordara la de un cachorro
pero no era el momento para ocuparse de eso.
—No puede ser real. No existen los vampiros. Todos están en
Hollywood, ninguno es real.— ¿Estaba intentando convencer a Taehyung o a sí
mismo? No podía ser real, ¿verdad? No, su mente no se lo dejaría creer.
No podía estar
confuso en torno al hecho de que Taehyung pudiera estar diciendo la verdad. Su
mente le estaba gritando que estaba loco.
—Por favor, tengo hambre—, Taehyung le pidió una vez más.
Yoongi no sabía lo que pensar. Tal vez si le diera la
oportunidad de alimentarse, le haría ver a Taehyung y a él mismo que todo esto
era algún juego o los delirios de una joven mente perturbada. Tal vez si se
tiraba un farol podría irse a casa y meterse en la cama. Estaba cansado, y
mucho, de Taehyung y sus juegos.
—De acuerdo, ¿cómo vamos a hacerlo? ¿Vas a chuparme el
cuello? — Yoongi inclinó la cabeza hacia un lado, sabiendo que Taehyung le
atacaría. En una milésima de segundo sus dientes afilados mordieron su suave
cuello.
—¡Demonios! —Yoongi gritó cuando un dolor lacerante atravesó
su cuello y fue hasta su hombro. ¡Esta mierda era real!
¡Taehyung era realmente un vampiro!
Pánico y miedo se apoderaron de él como si fuera un puño
cerrado. Tenía miedo de que Taehyung lo vaciara y lo transformara en uno de los
muertos vivientes.
Levantó las manos para empujar a la sanguijuela lejos cuando
su polla se endureció y, en seguida, explotó en sus jeans. Un placer increíble
recorrió sus venas como un rayo. Yoongi arqueó la espalda y gritó cuando se
corrió mientras Taehyung chupaba su cuello. Eso tenía que ser el orgasmo más
largo que nunca había experimentado en su puta vida.
—T—Taehyung, mareado—murmuró mientras cabalgaba en una ola
de éxtasis, incapaz de colocar dos pensamientos juntos. No quería que el placer
se acabara pero una pequeña parte de su mente sabía que Taehyung tenía que parar
o arriesgarse a matarlo. —T—Taehyung, por favor.
Taehyung lloriqueó pero finalmente lamió el cuello de Yoongi,
donde lo había chupado. La presión ya no estaba pero el placer aún permanecía, haciendo
que Yoongi respirara entrecortadamente. Taehyung apoyó la cabeza en su hombro,
enroscando su cuerpo en el suyo.
Yoongi tuvo que tumbarse y dejar su cabeza caer. Todo eso
era demasiado.
Había alimentado a un vampiro.
A uno sexy pero, aun así, una sanguijuela con dientes
afilados. Su mano instintivamente acunó la cabeza de Taehyung, acariciando con
círculos suaves su espalda.
—¿Estás bien? —No conseguía pensar en nada más que decir.
Sus pensamientos estaban dispersos en un millar de direcciones diferente desde
que Taehyung tuvo un poco de él y su mente aún no se había recuperado. ¿Estaba
abrazando el camino de los muertos vivientes o quería saber si el hombre estaba
bien? ¿Se había vuelto loco?
Taehyung asintió en el hombro de Yoongi, su respiración regulándose,
su piel realmente caliente. Yoongi se sorprendió de la metamorfosis que Taehyung
estaba experimentando con su donación de sangre. Los temblores habían
disminuido y ya no le estaba mordiendo más.
Bien, duh, simplemente te ha chupado la sangre, maldito
idiota.
Eso no podía ser verdad.
—¿Necesitas un lugar donde quedarte? —Buen Señor, finalmente
había perdido la cabeza. No podía creer lo que estaba saliendo de su boca. Pero
sabía que no podía dejar a Taehyung aquí para cuidar de sí mismo. Si él fuese
un vampiro no iría a comprobar que la cerveza que consumía no era de un mal
lote y querría a alguien que estuviera pendiente de él.
¿Realmente pensaba eso?
Taehyung asintió nuevamente.
Joder, si él estaba abrazando esta locura, podría muy bien
hacerlo hasta el final.
—Bien, siéntate y ponte el cinturón de seguridad. —Yoongi se
enderezó la ropa, sus pantalones vaqueros pegajosos y desconfortables. —Voy a
llevarte a mi casa. —Se puso el cinturón y movió la camioneta del sitio.
Taehyung miraba fijamente la noche, mientras Yoongi
conducía, con sus ojos entrecerrados siempre que pasaban algo particularmente
brillante. Bien, el mito sobre la luz solar debía ser verdad. Yoongi se
preguntó si con el ajo y la plata pasaba lo mismo. Espera, ¿La plata no era
para los hombres lobo?
Por favor, no dejes que también sean reales.
Quitó la calefacción y puso el aire acondicionado de nuevo.
Ahora que Taehyung estaba caliente, Yoongi no tenía que morir de insolación.
—¿Entonces, uh, tienes que dormir lejos de la luz del sol?
—Le preguntó para romper el incómodo silencio. Y chico, era extraño. Estaba
llevando a un vampiro a casa.
Un vampiro.
Su mente estaba girando con ese pensamiento. Nada de eso
tenía sentido y ahora estaba con el piloto automático, no pensando realmente mucho
y sólo viendo dónde le llevaría todo esto. No pasaba todos los días que
estuviera con un vampiro. Infiernos, esta era la primera vez que veía uno. No
sabía si hacía esto porque estaba puramente fascinado o porque no sabía qué
hacer.
—Sí. Quema. —Desvió la mirada de la ventanilla, sus ojos tan
llenos de tristeza que hizo que Yoongi sintiera pena de él.
—¿Te vas a quemar y morir?
–No lo sé, no lo estoy intentando descubrir. —Taehyung le
dio una sonrisa que no trascendió a sus ojos negros como el carbón. No parecían
huecos, tan sólo tristes. Supuso que él también los tendría si los papeles se
invirtieran.
—Te escucho. Entonces, ¿cómo pasó?
Taehyung se encogió de hombros.
—Realmente no me acuerdo. Tengo imágenes de una facultad, de
la biblioteca del campus. Era de noche. Estaba caminando por una amplia zona de
césped y sentí un gran dolor en mi cuello. La próxima cosa de la que me acuerdo
es despertar en un almacén abandonado con las ventanas oscuras. Cuando intenté
salir, el sol me quemó. —Frotó sus piernas y sus dedos se clavaron en su
pantalón vaquero. —He estado tratando de entender qué pasó, qué hacer, cómo
adaptarme para sobrevivir a esta vida de mierda. Pero es difícil. Siempre tengo
hambre y frío.
Yoongi asimiló lo que Taehyung le estaba contando,
reflexionado sobre eso. ¿La gente seguiría envejeciendo, una vez que morían y
volvían a renacer? ¿Era así como ocurría? No lo sabía. Lo único que conocía era
de las películas, y tampoco sabía si eran exactas. Pero ahora que tenía la cosa
real al lado, tal vez debería averiguar algo sobre el hombre.
—¿No te acuerdas de nada antes de eso? ¿Quiénes son tus
padres? ¿Cuántos años tienes?
—Tengo 22 años. Me acuerdo de mi madre pero nunca conocí a
mi padre. También recuerdo mi vida anterior, antes de que me la quitaran. — Su
voz entrecortada, sus manos cerradas y debajo de sus brazos. —Me acuerdo que
estaba en la facultad de enfermería. —Le miró.
—Es una profesión noble. Cada vez hay más hombres
haciéndolo. — Yoongi extendió su mano hasta la pierna de Taehyung, la golpeó
torpemente y la dejó descansando ahí por alguna razón que no conseguía
entender.
—No es como si pudiera acabarla.
Yoongi casi se salió de la carretera cuando vio una lágrima
roja caer por la mejilla de Taehyung. Eso hizo que toda la noche fuera
surrealista. ¿Estaba realmente llevando a casa a un vampiro para que se
sintiera bien? ¿Iba a alimentarlo y confortarlo?
—Gracias. —Taehyung acarició con sus dedos la mano de Yoongi,
apretándosela.
—Eres bienvenido. —le correspondió. El hombre había
sobrevivido a ese evento traumático y trató de continuar siendo humilde.
En la mayoría de las películas, la mayoría de ellos se
escondían en un callejón oscuro rasgando cruelmente gargantas sin pensar en
nadie, más que en sí mismos. Taehyung intentó controlar su voluntad, había
parado cuando le dijo que estaba mareado y ahora le estaba dando las gracias.
Haría lo que fuera preciso para ayudarle, para que se ajustara a esta nueva
vida.
Y tal vez él iría a
terapia por considerar el tenerlo en casa. No era seguro y no era inteligente
pero, infiernos, si podía dejarlo aquí afuera por cuenta propia.
Sí, la terapia parecía algo que tenía que hacer.
—Aquí estamos. —Entró en el aparcamiento detrás del edificio
de apartamentos donde vivía.
Taehyung le sonrió, una sonrisa verdadera, y Yoongi sabía
que estaba agradecido. La sonrisa iluminó su rostro, volviéndolo impresionante
por la cantidad de luz que se reflejaba. Estaba muy delgado pero Yoongi lo
contribuyó a su reciente cambio de dieta. Su sonrisa era deslumbrante y sus
facciones suaves. Si aún estuviera vivo, habría ido a por él. Sólo que no era
de caminar y hablar con cadáveres. Incluso el pensamiento de un hombre muerto
sentando a su lado lo enloquecía, pero no iba a dejar que el hombre sufriera
porque algún idiota decidió acabar con su vida.
—Azul.
—¿Cómo? —Yoongi se sacudió sus pensamientos.
—Mis ojos solían ser azules antes de cambiar. —Taehyung
salió de la camioneta y caminó alrededor, encontrándose con Yoongi y cogiéndole
la mano. Se la aceptó, mientas Taehyung se inclinaba hacia atrás, bloqueando la
puerta de su casa.
—Apuesto a que eran tan impresionantes como tu sonrisa. —No
podía creer que se estaba sonrojando. Se sentía mareado por alguna razón. Debía
ser la pérdida de sangre. ¿Estaba realmente coqueteando con un cadáver? Tal vez
necesitaba que alguien le examinara la cabeza.
Como mañana.
—No sé nada sobre
eso. —Le sonrió mientras le seguía hacia el interior.
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