domingo, 22 de mayo de 2022

CAPITULO 3

Jungkook bajó las escaleras un par de días más tarde, con la esperanza de atrapar a Yoongi antes de ir a trabajar. Sonrió cuando oyó un juramento que venía de la cocina. Al entrar, se encontró a Yoongi de pie ante los fogones, con una sartén en una mano, y una espátula en la otra.

Por el humo que se elevaba de la cocina, Jungkook adivinaba que Yoongi estaba tratando de cocinar algo y no hacía un trabajo muy bueno. Mientras se acercaba, dio un respingo por el estado de los huevos en la sartén. Yoongi estaba en lo cierto. No sabía cocinar.

—Aquí, dame eso —dijo Jungkook quitándole la sartén y la espátula. Empujó a un lado a Yoongi con el hombro, mirando hacia abajo al lío de la sartén antes de caminar al cubo de la basura y verter todo en él—. Ve a  prepararte para  el trabajo. Yo me ocuparé de esto.

Caminando de regreso a la cocina, añadió un poco de mantequilla a la sartén, luego comenzó a romper huevos en un bol. Añadió un poco de leche, empezó a batirlos, y luego los echó en la sartén. Cuando los huevos se estaban cocinando, Jungkook fue a la nevera y comenzó a buscar cosas que añadir a la comida. Yoongi no iba a sobrevivir con unos pocos huevos.

Encontró un poco  de  jamón,  y  de  forma  rápida cortó algunas tiras, agregándolas a la sartén junto con los huevos. Encontrando un poco de pan, lo metió en la tostadora, poniendo la mantequilla y la mermelada en la mesa. Una vez que todo estaba cocinado, sirvió la comida en un plato y lo puso sobre la mesa.

—Yoongi, el desayuno está  listo  —gritó mientras  servía dos vasos de zumo de naranja. Se  sentó  en  su  silla  cuando Yoongi llegó caminando vestido con su uniforme de ayudante.

«¡Ñam!» Jungkook estaba bastante seguro de que iba a tener una obsesión rápida con los hombres de uniforme.

Yoongi se  sentó  a  la mesa  mirando la  comida delante  de él con un poco de temor.

—¿Cómo lo haces? Sólo estaba intentando hacer un huevo y casi quemo la casa. Esto parece un festín digno  de un rey, y lo hiciste antes de que bajara.

Jungkook se encogió de hombros.

—Me gusta cocinar.

Mirando a Jungkook,  Yoongi  sonrió.

—Por  favor,  siéntete libre de cocinar lo que quieras. —Metió la mano en el bolsillo y sacó un pequeño fajo de dinero en efectivo, colocándolo en la mesa  delante  de Jungkook—.  En caso  de  que  necesites algo de la tienda.

A Jungkook le temblaban las manos cuando alcanzó el dinero.

—¿Puedo usarlo?

—Por supuesto, compra lo que necesites. Si te sobra algo gástatelo en algo para ti —dijo Yoongi mientras tomaba un bocado de comida. Cerró los ojos mientras masticaba, los abrió cuando terminó y miró a Jungkook—. Esto está muy bueno, bebé, gracias.

—No fue nada —respondió Jungkook mientras miraba el dinero en su mano. Nunca había tenido dinero antes. Changbin no le permitía tenerlo. Y allí estaba Yoongi, entregándole un fajo de dinero sin ni siquiera contarlo.

—¿No quieres saber cuánto hay aquí? —preguntó en voz baja.

—Estoy seguro de que le vas a dar buen uso. ¿Por qué? ¿Necesita más? —preguntó Yoongi.

—No, es que nunca he tenido tanto dinero antes. Changbin no me permitía tener dinero.

—¿Changbin?

—Mi hermanastro. Él se encargó de todas nuestras finanzas, cuando nuestro hermano Desmond murió.

—No era el hombre que intentaba reclamarte, ¿verdad?

Jungkook sacudió la cabeza.

—No, ese era Félix, el mejor amigo de Changbin, su socio, como quieras llamarlo. Félix y Changbin se conocen desde hace años. Ellos, más o menos, lo hacen todo juntos.

—Así que, ¿por qué ese Félix estaba tratando de reclamarte, entonces? —le preguntó Yoongi.

—Supongo que  tenían algún  tipo  de  acuerdo o   algo así. Félix me tendría, y Changbin conseguiría a Taehyung.

—¿Taehyung? ¿Estaba allí esa noche?

Jungkook  sacudió  la  cabeza. 

—No, Changbin   nunca permitiría que viniera a una reunión de compañeros. Habría demasiadas posibilidades de que alguien pudiera reclamar a Taehyung antes de que él pudiera  hacerlo.  Ha  estado obsesionado con Taehyung desde  antes  de  que  pueda recordarlo.

—¿Dónde está Taehyung ahora?

—No estoy muy seguro. No he podido verlo desde hace algunas semanas. Se suponía que Félix me reclamaría  la otra noche, no tú. Cuando eso no sucedió… —Jungkook se encogió de hombros.

—¿Crees que está en peligro? —preguntó Yoongi.

—Si Changbin reclama a Taehyung, sí.  Changbin no está... bien. A él le gusta salirse con la suya y no deja que los demás interfieran en nada. Me sorprende que no lo hayamos visto todavía. Seguro que va a estar enfadado por esto  — dijo Jungkook haciendo un gesto entre ellos dos.

—No le va a gustar tenerme como cuñado, ¿verdad? — Yoongi se echó a reír.

—¡Oh, no!

—Muy mal —gruñó Yoongi, poniéndose  de  pie  y golpeando sus manos sobre la mesa—. ¡Te reclamé en buena lid! ¡Me perteneces a mí ahora!

Jungkook miró a Yoongi con asombro. Nadie nunca lo había reclamado antes. Yoongi sonaba como si lo dijera en serio, también. Jungkook se levantó de  un  salto  y  se  lanzó  alrededor de la mesa, saltando a los brazos de Yoongi.

—Sólo por eso, te cocinaré  el almuerzo — susurró Jungkook entre besos.

—¿Por qué? —le preguntó Yoongi confundido mientras sostenía a Jungkook en sus brazos.

Jungkook levantó la cabeza, enmarcando el rostro de Yoongi con  sus  manos  mientras  lo  miraba  profundamente  a  los ojos.

—Por  quererme. Nadie  nunca  me  ha  querido  antes. Nadie nunca me reclamó antes.

Yoongi sonrió a Jungkook.

—Te tengo, y nadie te va a alejar de mí. —Le dio un beso rápido a Jungkook antes de ponerlo en el suelo—. El desayuno fue maravilloso, cariño, pero tengo que ir a trabajar. Esperaré por el almuerzo alrededor de la una, ¿de acuerdo?

Jungkook rápidamente asintió con la  cabeza mientras veía a Yoongi tomar un bocado más de su desayuno. Un plan ya comenzaba a formarse en su mente. Vio a Yoongi dirigirse a la puerta y salir, su mente iba planeando lo que necesitaba hacer para garantizar la seguridad de Taehyung.

Lograr que Taehyung estuviera lejos de Changbin y Félix, era muy importante para él. Además de ser su mejor amigo, Taehyung había sido lo único que salvó su cordura en los últimos años. Jungkook sentía que tenía una conexión especial con Taehyung, una que nunca había tenido con nadie más hasta que conoció a Yoongi.

Y sólo, tal vez, su lobo feroz podría ayudarle a salvar a Taehyung. Yoongi era más cariñoso de lo  que  pensaba.  A Jungkook no le importaba que todo el mundo pensara que su compañero fuera  grande  y malo.   Yoongi   no   lo   era. Era probablemente uno de los hombres más cariñosos que  Jungkook  hubiera conocido en su vida, no era como si él hubiera encontrado a mucha gente humanitaria en su vida. Su vida había  sido un poco deprimente hasta que conoció a su compañero.

Pero Jungkook sabía que Yoongi  tenía mucho  amor para dar. También necesitaba un montón de amor. En tan sólo la pequeña cantidad de tiempo que habían estado juntos, Jungkook podría decir que Yoongi estaba absorbiendo la atención que recibía como una esponja. No tenía ninguna duda de que Yoongi  podría  darle  más  amor del   que   podría   manejar. Sólo tenía que averiguar cómo hacer que Yoongi lo aceptara.

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—¡Ayudante Min, quiero que tu culo esté en mi oficina lo antes posible!

Yoongi rodó los ojos mientras se levantaba de su silla e iba a la oficina del Sheriff Kim Namjoon. Cerró la puerta y se acercó de pie frente al escritorio de Namjoon, mirándolo expectante.

—¿Has gritado?

—¿Podrías sentar el culo? Sabes que me duele el cuello de estar mirándote hacia arriba —gruñó Namjoon con un gesto hacia la silla frente a su escritorio—. Ahora, cuéntame sobre el compañero que recogiste la otra noche. Me han dicho que era realmente una maravilla.

—¿Supongo que has estado hablando con tu padre? — le preguntó Yoongi  mientras  se  sentaba  en  una silla  en  frente de Namjoon.

Namjoon asintió con la cabeza, una amplia sonrisa en su rostro.

—Entonces, ¿de qué tienes que hablar conmigo? — preguntó Yoongi—. Ya sabes lo que pasó.

—Porque quería escucharlo de ti.

Yoongi rodó los ojos mientras se acomodaba en su silla. — Entonces, ¿qué quieres saber?

—¿Es verdad? ¿Crees que es tu compañero? — preguntó Namjoon, casi con entusiasmo.

—Sí. Su nombre es Jungkook.

—¿Cuándo tendremos la oportunidad de conocerlo?

 —Me traerá el almuerzo alrededor de la una.

Namjoon asintió con la cabeza, sentado en su silla y cruzando las manos juntas sobre el regazo.

—¿Cómo es?

—¿Jungkook? —Yoongi se encogió de hombros—. No lo sé. Es lindo.

—¿Lindo? ¿Encontraste a tu compañero y lo único que puedes decir sobre él es que es  lindo?  —le  preguntó Namjoon asombrado.

Yoongi se encogió de hombros.

—Sólo han pasado un par de días, Namjoon. Realmente no sabemos mucho el uno del otro.

—¿No has hablado con él? ¿No le preguntaste acerca de su vida, lo que le gusta, lo que le disgusta?

Yoongi podía sentir su cara calentándose mientras se miraba  las  manos. 

—No  hemos  pasado  tanto  tiempo... eh... hablando.

Podía oír a Namjoon riendo entre dientes.

—Si te hace sentir mejor, yo estaba tan obsesionado con Jin, que ni siquiera supe que podía hablar hasta que habían pasado casi veinticuatro horas.

Yoongi se inclinó hacia delante, apoyando los brazos sobre las rodillas mientras miraba hacia él. Kim Namjoon había sido su mejor amigo desde hacía más años de los que podía recordar. Cuando  todo  el  mundo  le   había   temido a   causa   de su tamaño, a Namjoon no podía importarle menos.

—¿Es siempre así? Parece que no puedo dejar de pensar en él. Demonios, hemos tenido sexo muchas veces después de reclamarlo, pensé que se me caerían las bolas. Entra en la habitación y estoy dispuesto a arrancarle la ropa.

 —Siento tener que decirte esto, pero siempre es así y no va desaparece. Jin todavía me pone con sólo una llamada telefónica. Si el Consejo de la  ciudad supiera cuántas  veces  he   dejado   de  trabajar  para correr  a   casa y follar a mi compañero, seguro me habrían despedido.

Yoongi se echó a reír. No podía evitarlo. Podía imaginar al pequeño compañero de Namjoon llamándole por teléfono y Namjoon corriendo de su oficina para ir a casa. Había visto a Namjoon saliendo a la carrera varias veces. Nunca se había dado cuenta de que era para ir a casa y juguetear con Jin.

—¿Así que, básicamente, estamos jodidos?

—Sí —dijo  Namjoon  mientras  asentía con  la  cabeza—.  Eso lo cubre, amigo. Si piensas que  tu  tamaño y  tu comportamiento significan que vas a estar al mando de todo, vuelve a pensártelo otra vez. Apostaría a que tu nuevo compañero te tendrá envuelto alrededor de su dedo meñique en el lapso de una semana.

—Creo que ya me tiene. —Yoongi se echó a reír, recordando cómo Jungkook le había exigido que lo reclamara por primera vez—. ¿Sabes?, la primera vez que lo reclamé físicamente, me exigió que lo hiciera. Simplemente se sentó justo en mi regazo, se sacó la ropa, y me exigió que lo reclamara.

Namjoon se echó a reír. —Me suena como una  auténtica bola de fuego.

Yoongi sonrió, sacudiendo la cabeza. —No tienes ni idea.

—Bueno, felicidades, Yoongi. Espero que te haga muy feliz. Sé que no esperaba encontrar a Jin, pero no me podría imaginar estar con nadie más. Él hace que mi vida valga la pena vivirla. Además de eso, cocina como nadie.

Yoongi comenzó a reírse —un acontecimiento muy poco común— y Namjoon pareció ligeramente aturdido.

 —¿Qué?

—A Jungkook le encanta cocinar, y es mucho mejor que yo. Estaba tratando de hacer el desayuno esta mañana cuando me rescató. En el momento en que bajé después de prepararme para el trabajo, prácticamente tenía un banquete en la mesa. Todavía no sé cómo lo hizo.

—Tal vez deberías presentarle a Jin. Se pueden intercambiar recetas o lo que sea que hagan. A pesar de que la idea de los dos juntos me pone un poco nervioso. Es imposible saber en qué tipo de problemas pueden meterse.

—Sí, no estoy seguro de que sea una buena idea, pero sé  que  Jungkook  podría  necesitar   un   amigo. Tuvo   que dejar atrás a su mejor amigo cuando yo le reclamé. Sé que lo echa de menos.

—¿Por qué no lo invitas a cenar o a que los visite por unos días, entonces? Estoy seguro de que haría que Jungkook se sintiese mejor —le preguntó a Namjoon.

Yoongi movió la cabeza.

—Jungkook no entró en muchos detalles, pero hay algún tipo de problema relacionado con su hermanastro, Changbin, y un tipo llamado Félix. Al parecer, el mejor amigo de Jungkook, Taehyung, es el hermano pequeño de Félix. Félix prometió entregar a su hermano Taehyung  a Changbin, y se suponía que Félix debía quedarse a Jungkook. Yo, como que interferí con sus planes.

—¿No me digas? ¿Se estaban cambiando los hermanos? Suena un poco extraño para mí —dijo Namjoon, sentado en su silla. Toda su anterior diversión había desaparecido de su rostro—. ¿No es parte del aquelarre del Príncipe Zacarius?

—¿Sabes? No creo que él haya venido hasta aquí. Tendré que preguntarle a Jungkook cuando llegue —dijo Yoongi—. Aunque teniendo en cuenta que lo conocí en la reunión de compañeros, supongo que lo es.

—Tú pregúntale y voy a hacer algunas discretas averiguaciones.

Yoongi asintió con la cabeza.

—Te lo agradecería, Namjoon. Es extraño, pero no quiero que Jungkook sea infeliz.

—No es raro, Yoongi. Se  llama  tener una  pareja.  Extraño es tener un compañero que es un empático y siempre sabe si le estás mintiendo o no. Trata de construir una  relación con eso. No puedo ocultar nada a ese hombre.

Había visto a Jin usar sus habilidades únicas una o dos veces. Era un poco misterioso, pero Namjoon parecía idolatrar cada palabra de Jin. No estaba asustado por la habilidad de Jin, por lo que Yoongi había decidido desde el principio que no lo iba a estar. Jin era solo… Jin.

—Estoy seguro de que Jungkook viene con su propio equipaje. Estoy seguro de eso —dijo Yoongi tratando de hacer que Namjoon se sienta un poco mejor.

—Oh, no me malinterpretes. No dejaría a Jin por nada. Sólo desearía poder adelantarme a él alguna vez. Ni siquiera puedo conseguir darle una sorpresa. Él lo sabe. Él…

—Namjoon dejó de hablar cuando se produjo un golpe en la puerta—. Adelante.

Charlie metió la cabeza, haciendo un gesto a Namjoon con la cabeza antes de buscar a Yoongi.

—Eh, Yoongi, hay un hombre aquí. Dice que su nombre es Jungkook y te ha traído el almuerzo.

Yoongi se puso en pie y comenzó a seguir a Charlie, paró para mirar hacia atrás a Namjoon.

—¿Necesitas algo más, Namjoon?

—No, Yoongi, ve a almorzar. Pero te espero de nuevo aquí en una hora. No se permite ir a casa corriendo para almorzar, si sabes lo que quiero decir.

—Demonios, ¿quien tiene que correr a casa? Un cuarto de las escobas servirá. —Yoongi se echó a reír cuando salió, cerrando la puerta detrás de él. De inmediato vio a Jungkook junto a la puerta, mirando nerviosamente a su alrededor. Caminando hacia él, le pasó un brazo alrededor y se inclinó para darle a Jungkook un largo y apasionado beso—. Oye, bebé, ¿qué me has traído para el almuerzo? —le  preguntó cuando por fin levantó la cabeza.

—Yoongi  —susurró  Jungkook,  apoyándose   en   él tomando una inhalación profunda de su olor. Mirando hacia él, sonrió—. Te extrañé.

—Sólo han pasado unas pocas horas, Jungkook —Yoongi le recordó.

—¿Y?

Yoongi se echó a reír,  obteniendo  unas  miradas extrañas de algunos de sus compañeros. No era  conocido  por  su sentido  del   humor   o   por   su   risa.   Parecía   que   sólo Jungkook podía sacarlo de él. Decía las  cosas  más  asombrosas con las palabras más simples del planeta.

—Entonces, ¿qué hay de comer, cariño?

—Ensalada de pollo casera con pan de pita. También macedonia  de frutas frescas y tarta de queso  con cereza para el postre —dijo Jungkook, sosteniendo la bolsa en sus manos.

—Mmm, mi favorita —dijo Yoongi mientras agarraba la mano de Jungkook y lo guiaba hasta su escritorio.

—¿Has comido  antes  ensalada  de  pollo con  pan  de pita?

—No, pero puedo garantizar que a partir de hoy, es mi favorita. Has visto la forma  en  que cocino,  bebé. Cualquier cosa que me hubiera traído de  casa  podría  haberme provocado una intoxicación alimenticia. ¿Por qué  crees  que soy tan grande?

—¿Genética?

—Auto preservación. —Yoongi se echó a reír mientras se sentaba  ante  su  escritorio—.  Necesitaba   un   cuerpo fuerte para sobrevivir a mi propia cocina.

Jungkook rio mientras desempaquetaba la bolsa de comida que había traído para Yoongi.

—Oh, ya veo cómo son las cosas. Me reclamaste porque así tendrías a alguien que cocinara para ti.

Yoongi envolvió a Jungkook alrededor de la cintura y tiró de él contra su cuerpo, acariciando con la  cara  el  cuello  de Jungkook.

—Ciertamente no fue  porque  seas  tan condenadamente sexy o por la forma  en  que  mi pene  se siente enterrado en tu culo tan  apretado,  por  lo  que  deYoongi ser tus habilidades en la cocina —susurró Yoongi al oído  de Jungkook.

Jungkook rio, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Yoongi. Se inclinó y le dio un beso rápido.

—Bueno, si realmente sólo estás conmigo por mis habilidades en la cocina, supongo que debo alimentarte. Necesito mantener tu interés.

—De alguna manera, no creo que eso vaya a ser un problema. —Yoongi se echó a reír.

Jungkook se acercó, cogió un recipiente y lo abrió, le entregó a Yoongi un pan de pita. Dejando el recipiente sobre la mesa, abrió rápidamente los demás, y luego se sentó de nuevo en los brazos de Yoongi.

—¿No vas a comer?

Jungkook sacudió la cabeza.

—Tuve suficiente de comida ayer por la noche. No necesitaré más por un par de días. La sangre de hombre lobo me da más nutrientes que la sangre normal.

Yoongi lo miró por un  momento y  luego  asintió.

—Creo que me olvidé de eso. Me dejarás saber cuándo necesites alimentarte otra vez, ¿verdad?

Jungkook asintió  con  la  cabeza.

—¿No  se  te  hace  raro esto?

—No, nada acerca de ti me parece raro.

Jungkook sonrió.

—He oído que hay un montón de maneras en las que puedo beber de tu sangre, algunas de ellas son más eróticas que otros. Quizá la próxima vez que necesite alimentarme las podríamos probar.

Yoongi tragó el nudo de la garganta. Podía imaginar los muchos lugares de los que Jungkook podría extraer sangre. — Sí, está bien.

—Sabes que sólo puedo tomar sangre de ti, ¿verdad?—  Jungkook le preguntó, con una mirada cautelosa en su rostro—. Si bebo sangre de otra persona, podría matarme.

Por alguna razón, el pensamiento emocionaba a Yoongi. Lo hacía sentirse como si tuviera una conexión especial con Jungkook que nadie más en el mundo tenía, algo más que el acoplamiento. Podía mantener a su pareja a un nivel muy básico. El orgullo y la posesividad que sentía ante la idea lo dejaban mareado.

Envolvió su brazo alrededor de Jungkook para mantener el equilibrio hasta que el mareo  pasó. Una  vez  que el mundo se enderezó, Yoongi sonrió a Jungkook.

—Creo que me gusta esa idea.

Yoongi  podía  sentir  la  mirada   de   Jungkook   en   él cuando abrió la boca y tomó un pedazo de sandía que le ofrecía. Poco a poco chupó el jugo de los dedos de Jungkook. Se retiró para masticar, riéndose del oscurecido y estimulado rostro de Jungkook.

—Parece que tienes un almuerzo mejor que el resto de nosotros, Yoongi. ¿Vas a compartir?

Yoongi levantó la vista para ver a Namjoon de pie junto a su escritorio, una mirada indulgente en su rostro. Yoongi movió la cabeza.

—Nop. Mi bebé hizo todo esto por mí.

—Cerdo.

—Oink, oink —se burló Yoongi.

El hombre miró  a  Jungkook, tendiéndole  la  mano. — Soy el sheriff, Kim Namjoon. Es un placer conocerte, Jungkook. He oído hablar mucho de ti.

Jungkook miró la mano antes de levantar la cabeza para mirar a Namjoon.

—¿Siempre te refieres a tus ayudantes como cerdos, sheriff? —le preguntó Jungkook sin rodeos.

 Yoongi se mordió el labio para no reírse al ver a Namjoon volverse un poco rojo, sacudiendo la cabeza mientras dejaba caer  su  mano.

—Uh,  no,  normalmente   no.   No   quise decir nada con eso, Jungkook. Yo solo estaba…

Jungkook se dio la vuelta y miró a Yoongi cuando él no pareció poder contener la risa durante más tiempo. —¿Y de qué  demonios  te  ríes?   —le   preguntó,   abofeteando   a Yoongi suavemente en la parte posterior de la cabeza.

—De nada, cariño, te lo juro. —Yoongi se echó a reír, mientras sostenía la mano delante de él en señal de rendición.

—Te dije que estaría al mando. —Namjoon se rio mientras cruzaba los brazos sobre el pecho y se recostó en el borde de la mesa de Yoongi.

—Jin me hubiera dado una bofetada, también. Jungkook, pido disculpas por llamar cerdo a tu compañero. No volverá a suceder —dijo Namjoon mientras miraba a Jungkook.

Jungkook se volvió a mirar hacia el sheriff, asintiendo con la cabeza después de varios minutos.

—¿Quién es Jin?

—Jin es mi compañero. Yoongi mencionó que te gusta cocinar. A él también le gusta.  Es  posible  que  desees  darle una llamada. Estoy seguro de que los dos tendrían mucho de qué hablar —dijo Namjoon, mientras tomaba un pedazo de papel y escribía su número de teléfono en él.

»—Aquí está nuestro teléfono de casa. Jin por lo general está en casa casi todos los días, a menos que  esté con mi madre, a la que también le  gusta  cocinar. ¿Puedo decirle que  le  llamarás?  —preguntó Namjoon,  mientras  le  pasaba   el papel a Jungkook.

Jungkook miró el papel por un momento, y luego lo guardó en el bolsillo.

—Supongo que sí, pero puedo necesitar unos cuantos días. Todavía estoy tratando de aclimatarme a mi nuevo entorno. Me llevó  una  eternidad,  sólo el encontrar la oficina del sheriff.

—Jin estaba de paso cuando nos encontramos el uno al otro. Ahora conoce todos los caminos vecinales y atajos que hay. Estoy seguro de que te acostumbrarás en un momento, Jungkook —Namjoon le aseguró.

Jungkook asintió con la cabeza. Sonrió a Namjoon mientras lo veía levantarse.

—No  te  olvides  de   darle   a   Jin   una   llamada, Jungkook. Él estaría encantado de conocerte. Creo que es difícil para él conmigo estando en  el  trabajo todo  el  día. Estoy seguro de que sabes de qué estoy hablando.

Jungkook asintió de nuevo.

—Gracias, sheriff—respondió Jungkook.

—Por favor, llámame Namjoon. Sheriff es  sólo  mi trabajo, no lo que soy.

—Namjoon, entonces. —La sonrisa de Jungkook creció un poco más cuando Namjoon se volvió para irse, se detuvo un momento para mirar hacia atrás a Jungkook con curiosidad.

—Oh, hey, Jungkook. Yoongi mencionó que se encontró contigo  en  la   reunión   de   compañeros   de   la   otra noche. ¿Eres miembro del aquelarre del Príncipe Zacarius?

—Sí. ¿Por qué? —preguntó Jungkook.

Yoongi podía sentir el temor de Jungkook  en  el endurecimiento de su cuerpo. Envolvió sus brazos con más fuerza en torno a su compañero, dejando que el  hombre supiera que no permitiría que nada le pasase.

—Oh, no hay razón, la verdad. Tuve la oportunidad de conocer a tu Príncipe y quedé impresionado  por  el  hombre. Ha sido un gran  compañero  para  Devlin,  aunque me entristece que se haya ido de Wolf Creek —dijo Namjoon, encogiéndose de hombros, cuando se dio la vuelta y se alejó.

—¿Por lo tanto,  estás  interesado  en  explorar  el armario de las escobas conmigo? —preguntó Yoongi mientras frotaba la cara  contra  el  cuello de  Jungkook. Yoongi  echó  un vistazo al hombre y se preguntó por  su  sonrisa. ¿En  qué estaba pensando? ¿Qué había pasado por su cabeza que  le daría esa extraña sonrisa? ¿Estaba pensando en lo que iba a hacer con él una vez que lo tuviera a solas?

No estaba para pensar mucho más, teniendo en cuenta que toda la sangre de su cuerpo se le había acumulado en la ingle. Pero lo sentía todo, sobre todo el cuerpo blando que agarraba con fuerza entre sus brazos. Jungkook se retorció un poco y se giró sobre él.

Yoongi gimió y metió la mano en el cajón de su escritorio buscando la nueva botella de lubricante que había comprado de camino al trabajo. Rápidamente se metió el tubo en el bolsillo. Jungkook retorciéndose lo estaba volviendo loco. Tenía que conseguir un lugar privado y rápido.

—¿Cómo de grande es ese cuarto de las escobas? — murmuró Jungkook.

—Te lo voy a enseñar. —Yoongi sonrió mientras cogía a Jungkook y lo levantaba, se quedó de pie detrás de él—. Sólo tienes que caminar delante de mí. No quiero asustar a los nativos.

Jungkook soltó otra risita. Le dio a Yoongi una sonrisa maliciosa mientras frotaba las manos contra el bulto, dándole  un  pequeño  apretón. 

—Esto   puede   asustar   a los nativos, pero yo estoy bastante ansioso por tenerlo.

Yoongi gruñó. Rápidamente guio a Jungkook por la habitación y el pasillo. En su andar apresurado Yoongi se detuvo  cuando  se  dio  cuenta  de  que  el   hombre que había estado tirando de él comenzó a quedarse atrás. Yoongi se inclinó, recogió al hombre, y comenzó a llevarlo con él.

Jungkook parecía tan ligero, Yoongi necesitaba comprobarlo para asegurarse de que él realmente sostenía a una persona. El hombre pesaba menos que un saco de grano.

Pero Yoongi podía sentir cada curva suave descansando sobre su pecho.

De repente, Yoongi tuvo la necesidad de alejarlo  de  allí, lejos de las miradas indiscretas, de modo que pudiera tener Jungkook para sí  mismo. Quería  ver  la  pasión de  Jungkook de nuevo, para ver a Jungkook enloqueciendo con sus caricias.

Hizo caso omiso de la voz interior que le decía que se estaba mintiendo a sí mismo. Realmente quería a Jungkook a solas, para poder reclamar su cuerpo, así como su sangre. Apuró el paso, casi corriendo por el pasillo. Unos minutos más tarde, Yoongi lo empujó en una pequeña habitación de madera forrada con estantes, cerrando la puerta con llave detrás de ellos.

Antes de que Jungkook  pudiera  incluso darse  la  vuelta, Yoongi    buscó    sus    pantalones    vaqueros,    desabrochándolos y empujándolos hacia abajo a sus pies. Un momento después, apretó a Jungkook contra la pared metiendo su dura polla en el interior de su boca.

—Oh, mierda, Yoongi —Jungkook gritó por encima de él.

Yoongi sintió las manos de Jungkook apretar su pelo. No sabía exactamente cuánta experiencia tenía Jungkook. No quería saberlo, pero a Jungkook parecía que le encantaba todo lo que le hiciera. Y Yoongi sabía que adoraba saber que era el único que se lo hacía.

—Yoongi, no puedo… —Jungkook gritó después de sólo un momento. Sus caderas bombeaban furiosamente contra Yoongi. Las manos de Jungkook apretaban el cabello de Yoongi hasta el punto de dolor. Yoongi lo ignoró y chupó más fuerte, sus mejillas estaban ahuecadas con la fuerza  de su aspiración. Su recompensa llegó momentos después, cuando Jungkook se puso tenso. A continuación,  la crema ácida llenó su boca. Yoongi se la tragó toda, lamiendo el largo eje y luego alrededor de las bolas de Jungkook hasta limpiar hasta la última gota del líquido dulce.

—Yoongi —dijo Jungkook, su voz sonaba sin aliento.

Yoongi se levantó y cogió la botella de lubricante de su bolsillo. Le temblaban las manos cuando tuvo la tapa abierta y roció una buena cantidad sobre los dedos. No quería nada más que hundir su dolorido pene  profundamente  en  el  culo de Jungkook, pero sabía que necesitaba prepararlo primero.

Nunca haría nada para dañar ni un poco  a  su compañero. No podía. Sería  como  cortarse  su  propia garganta.

—Jungkook, date la vuelta y apóyate con las  manos contra la pared.

Jungkook se  giró  y colocó  sus manos sobre la pared. Echó el culo hacia  fuera,  hacia  Yoongi, y  separó las piernas.  Los ojos de Yoongi estaban casi vidriosos. El pequeño y redondo culo de

 

Jungkook era la cosa más malditamente sexy que jamás había visto. Yoongi se inclinó y  con  el  dedo  acarició  entre  las nalgas. El pequeño  escalofrío de  Jungkook  casi  llevó  a  Yoongi a caer de rodillas. Yoongi nunca pensó que tendría algo como esto, alguien que hiciera esto sólo para él. Era embriagador.

Yoongi se inclinó y pasó la lengua por  el  lateral  del cuello de Jungkook mientras empujaba el dedo en el agujero estrecho. —Eres tan malditamente sensible, bebé —susurró contra la piel de Jungkook—. ¿Sabes lo mucho que me excitas?

—¿Por qué no me lo enseñas? —Jungkook  se  rio  y movió su trasero.

Realmente no creía que Jungkook tuviera ni idea de lo mucho que lo excitaba. Todo, desde la forma en que se movía, hasta el pequeño destello en su voz cuando se echaba a reír, todo le llevaba a un punto álgido de deseo que encontraba difícil de controlar.

Sin embargo, Yoongi sabía que  tenía  que controlar  su deseo por Jungkook. Tan pequeño como  era  su  compañero,  si Yoongi daba rienda suelta a la forma  en  que realmente lo deseaba, podría herirle con facilidad. Sólo la idea de lastimar a Jungkook reducía la  lujuria  de  Yoongi  lo  suficiente  como  para que se calmara un poco y recuperara el control.

Empujó otro dedo en Jungkook y empezó a estirarlo, sus dedos se movían hacia atrás y adelante, rozando el pequeño botón de placer con forma de nuez que Yoongi sabía que volvía loco a su compañero. Y estaba en lo cierto. Jungkook comenzó a empujar hacia atrás contra él, llevando los dedos de Yoongi más profundo. Su aliento salió en pequeños jadeos.

—Yoongi —rogó Jungkook—. Por favor, te necesito.

—Todavía no, bebé —dijo Yoongi, luchando contra su instinto de ceder a la petición de Jungkook—. Aun  no  estás listo para mí. Sólo un dedo más.

Yoongi empujó otro dedo. El cuerpo de Jungkook pareció absorberlo directamente hacia adentro. Yoongi no podía esperar a sentir que pasara lo mismo con su polla.

Yoongi se movió ligeramente a un lado de Jungkook y bajó su mano libre para agarrar la polla de Jungkook.

La sorpresa lo hizo mirar hacia abajo. El pene  de Jungkook ya estaba duro otra vez. Las gotas de líquido pre- seminal brillaban en su cabeza.

Yoongi acarició el pene de Jungkook con una mano y metía los dedos en el culo del hombre con la otra. Jungkook comenzó a balancearse adelante y atrás, metiendo el pene en el puño de Yoongi, luego se empalaba en sus dedos. Los pequeños jadeos que salían de su garganta se volvieron gemidos.

—Yoongi, por favor. Estoy listo.

Sacó los dedos liberándolos de su compañero y lo hizo girar para levantarlo. Empujó la espalda de Jungkook contra la pared, lo último de su control se le escapaba por la necesidad ardiente reflejada en la cara de Jungkook.

Yoongi sostuvo a Jungkook con un brazo y se desabrochó los pantalones con la otra mano. Tuvo tiempo suficiente para empujar hacia abajo en sus muslos los  pantalones  antes  de que la necesidad desesperada lo alcanzara y se metiera en Jungkook.

Se puso rígido y cerró los ojos, momentáneamente sin habla ante el sentimiento de seda caliente que lo rodeó.

Había  estado  en  el  interior de  Jungkook en  varias  ocasiones desde que se acoplaron, pero sentía cada vez como si fuera la primera. Y cada una de ellas era mejor que  la anterior. Si esto seguía así, sabía que estaría muerto antes de que terminara el año.

¿Podría morir un hombre por exceso de sexo?

—Yoongi —susurró Jungkook.

Yoongi abrió los ojos y miró a Jungkook. Le sonrió.

—¿Qué necesitas, bebé?

La  mirada  de  Jungkook  cayó  hacia  su  garganta. El corazón de Yoongi dio  un  vuelco.  Sabía  lo  que quería. Eso  le hizo hervir la sangre en las venas. No tenía ni idea de cómo ser mordido por un vampiro podía convertirse en algo sexual, pero lo era. La sola idea lo hizo empezar a empujar  hacia Jungkook.

Yoongi se apoderó de las caderas de Jungkook con sus manos e inclinó la cabeza hacia un lado. Su respiración se aceleró cuando sintió la lengua de Jungkook lamiendo su piel. Yoongi se preparó. El dolor momentáneo que sintió cuando los caninos se hundieron en su carne se convirtió rápidamente en un placer abrumador.

Hundió los dedos en el culo de  Jungkook. Empujó más fuerte. Le preocupaba dejar  moretones  en  su  compañero, pero no parecía poder contenerse para no marcarlo. Cuanto más chupaba  Jungkook  de  su  cuello, más  perdía  el  control, hasta que estuvo inconsciente por el deseo.

Jungkook pronto echó la cabeza atrás y gritó. El líquido caliente salpicó entre ellos, cubriendo el estómago y  el pecho de Yoongi. El dulce aroma de la liberación de su amante fue  suficiente  para  empujarlo  al  borde  de  la  felicidad orgásmica. La  tensión de los músculos internos de Jungkook palpitando alrededor de su pene era un extra añadido.

—Jungkook —Yoongi rugió mientras llenaba a su pequeño compañero con su semilla, poseyéndolo por dentro al mismo tiempo que lo poseía desde fuera hundiendo sus dientes en la piel suave entre el cuello y el hombro de Jungkook.

El nudo se extendió, manteniéndolos estrechamente unidos. Las piernas de Yoongi temblaban. Sacó los dientes del cuello de Jungkook y rodeó  con  sus  brazos  el  cuerpo  del hombre mientras caía de rodillas.

Yoongi llevó grandes tragos de aire a sus pulmones vacíos. Sintió la mano de Jungkook acariciando su cabello y levantó la cabeza para bajar la mirada hacia él. Le preocupaba que  pudiera haberle hecho daño hasta que vio la sonrisa de felicidad serena en su rostro.

—Oye, bebé, ¿estás bien? —murmuró Yoongi—. ¿Te lastimé?

—Estoy muy bien —le susurró Jungkook en respuesta—. ¿Cómo estás?

—Un poco más débil en las rodillas —bromeó Yoongi y se echó a reír. Se inclinó hacia la mano de Jungkook que le acariciaba la mejilla.

—Me gusta eso.

—¿Te gusta qué? —le preguntó Yoongi, confundido.

Jungkook sonrió.

—Saber que puedo hacerte caer de rodillas.

—Sospecho que habrá un montón  de  ocasiones  para que te guste en los próximos años —dijo Yoongi  mientras  se ponía en pie otra vez. Sus piernas temblaban un poco, pero tenía bastante fuerza para dejar a Jungkook cuidadosamente en el suelo—. No parece que vaya a tener mucha resistencia contigo.

—¿Estás diciendo que es algo malo?—preguntó Jungkook mientras se ponía la ropa.

—No, pero sospecho que nuestras comidas tendrán que ser pocas y espaciadas entre sí, o no voy a conseguir trabajar nada. —Yoongi tiró de sus pantalones y se los abrochó. Sonrió abiertamente a Jungkook—. ¿Cómo voy a concentrarme en el trabajo con tu culo sexy dando vueltas por aquí?

—Siempre puedes volver a casa temprano.

Yoongi soltó un bufido. Podía imaginarse a sí mismo corriendo fuera de la oficina del mismo modo que hacía Namjoon cuando Jin lo llamaba. De alguna manera, la idea no le parecía tan mala. Podía verse haciendo exactamente eso.

Yoongi abrió la puerta y golpeó a Jungkook en el culo mientras caminaba tras él.

—El almuerzo es a la una mañana. Espero verte entonces.

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CAPITULO 8

Amanecía. Jin y Namjoon se despedían de Taehyung Y Yoongi.   El destino los separaba una vez más.   Yoongi y Taehyung se quedaron en...