Jungkook bajó las escaleras un par de días más tarde, con la esperanza de atrapar a Yoongi antes de ir a trabajar. Sonrió cuando oyó un juramento que venía de la cocina. Al entrar, se encontró a Yoongi de pie ante los fogones, con una sartén en una mano, y una espátula en la otra.
Por el humo que se elevaba de la cocina, Jungkook adivinaba
que Yoongi estaba tratando de cocinar algo y no hacía un trabajo muy bueno.
Mientras se acercaba, dio un respingo por el estado de los huevos en la sartén.
Yoongi estaba en lo cierto. No sabía cocinar.
—Aquí, dame eso —dijo Jungkook quitándole la sartén y la espátula.
Empujó a un lado a Yoongi con el hombro, mirando hacia abajo al lío de la
sartén antes de caminar al cubo de la basura y verter todo en él—. Ve a prepararte para el trabajo. Yo me ocuparé de esto.
Caminando de regreso a la cocina, añadió un poco de mantequilla a la sartén, luego comenzó a romper huevos en un bol. Añadió un poco de leche, empezó a batirlos, y luego los echó en la sartén. Cuando los huevos se estaban cocinando, Jungkook fue a la nevera y comenzó a buscar cosas que añadir a la comida. Yoongi no iba a sobrevivir con unos pocos huevos.
Encontró un poco
de jamón, y
de forma rápida cortó algunas tiras, agregándolas a la
sartén junto con los huevos. Encontrando un poco de pan, lo metió en la
tostadora, poniendo la mantequilla y la mermelada en la mesa. Una vez que todo
estaba cocinado, sirvió la comida en un plato y lo puso sobre la mesa.
—Yoongi, el desayuno está
listo —gritó mientras servía dos vasos de zumo de naranja. Se sentó
en su silla
cuando Yoongi llegó caminando vestido con su uniforme de ayudante.
«¡Ñam!» Jungkook estaba bastante seguro de que iba a tener
una obsesión rápida con los hombres de uniforme.
Yoongi se sentó a la
mesa mirando la comida delante de él con un poco de temor.
—¿Cómo lo haces? Sólo estaba intentando hacer un huevo y
casi quemo la casa. Esto parece un festín digno
de un rey, y lo hiciste antes de que bajara.
Jungkook se encogió de hombros.
—Me gusta cocinar.
Mirando a Jungkook, Yoongi sonrió.
—Por favor, siéntete libre de cocinar lo que quieras.
—Metió la mano en el bolsillo y sacó un pequeño fajo de dinero en efectivo,
colocándolo en la mesa delante de Jungkook—.
En caso de que
necesites algo de la tienda.
A Jungkook le temblaban las manos cuando alcanzó el dinero.
—¿Puedo usarlo?
—Por supuesto, compra lo que necesites. Si te sobra algo
gástatelo en algo para ti —dijo Yoongi mientras tomaba un bocado de comida.
Cerró los ojos mientras masticaba, los abrió cuando terminó y miró a Jungkook—.
Esto está muy bueno, bebé, gracias.
—No fue nada —respondió Jungkook mientras miraba el dinero
en su mano. Nunca había tenido dinero antes. Changbin no le permitía tenerlo. Y
allí estaba Yoongi, entregándole un fajo de dinero sin ni siquiera contarlo.
—¿No quieres saber cuánto hay aquí? —preguntó en voz baja.
—Estoy seguro de que le vas a dar buen uso. ¿Por qué? ¿Necesita
más? —preguntó Yoongi.
—No, es que nunca he tenido tanto dinero antes. Changbin no
me permitía tener dinero.
—¿Changbin?
—Mi hermanastro. Él se encargó de todas nuestras finanzas,
cuando nuestro hermano Desmond murió.
—No era el hombre que intentaba reclamarte, ¿verdad?
Jungkook sacudió la cabeza.
—No, ese era Félix, el mejor amigo de Changbin, su socio,
como quieras llamarlo. Félix y Changbin se conocen desde hace años. Ellos, más
o menos, lo hacen todo juntos.
—Así que, ¿por qué ese Félix estaba tratando de reclamarte,
entonces? —le preguntó Yoongi.
—Supongo que tenían
algún tipo de
acuerdo o algo así. Félix me
tendría, y Changbin conseguiría a Taehyung.
—¿Taehyung? ¿Estaba allí esa noche?
Jungkook sacudió la
cabeza.
—No, Changbin nunca
permitiría que viniera a una reunión de compañeros. Habría demasiadas
posibilidades de que alguien pudiera reclamar a Taehyung antes de que él
pudiera hacerlo. Ha
estado obsesionado con Taehyung desde
antes de que
pueda recordarlo.
—¿Dónde está Taehyung ahora?
—No estoy muy seguro. No he podido verlo desde hace algunas
semanas. Se suponía que Félix me reclamaría
la otra noche, no tú. Cuando eso no sucedió… —Jungkook se encogió de
hombros.
—¿Crees que está en peligro? —preguntó Yoongi.
—Si Changbin reclama a Taehyung, sí. Changbin no está... bien. A él le gusta
salirse con la suya y no deja que los demás interfieran en nada. Me sorprende
que no lo hayamos visto todavía. Seguro que va a estar enfadado por esto — dijo Jungkook haciendo un gesto entre ellos
dos.
—No le va a gustar tenerme como cuñado, ¿verdad? — Yoongi se
echó a reír.
—¡Oh, no!
—Muy mal —gruñó Yoongi, poniéndose de
pie y golpeando sus manos sobre
la mesa—. ¡Te reclamé en buena lid! ¡Me perteneces a mí ahora!
Jungkook miró a Yoongi con asombro. Nadie nunca lo había
reclamado antes. Yoongi sonaba como si lo dijera en serio, también. Jungkook se
levantó de un salto
y se lanzó
alrededor de la mesa, saltando a los brazos de Yoongi.
—Sólo por eso, te cocinaré el almuerzo — susurró Jungkook entre besos.
—¿Por qué? —le preguntó Yoongi confundido mientras sostenía
a Jungkook en sus brazos.
Jungkook levantó la cabeza, enmarcando el rostro de Yoongi
con sus
manos mientras lo
miraba profundamente a los
ojos.
—Por quererme.
Nadie nunca me
ha querido antes. Nadie nunca me reclamó antes.
Yoongi sonrió a Jungkook.
—Te tengo, y nadie te va a alejar de mí. —Le dio un beso
rápido a Jungkook antes de ponerlo en el suelo—. El desayuno fue maravilloso,
cariño, pero tengo que ir a trabajar. Esperaré por el almuerzo alrededor de la
una, ¿de acuerdo?
Jungkook rápidamente asintió con la cabeza mientras veía a Yoongi tomar un bocado
más de su desayuno. Un plan ya comenzaba a formarse en su mente. Vio a Yoongi
dirigirse a la puerta y salir, su mente iba planeando lo que necesitaba hacer
para garantizar la seguridad de Taehyung.
Lograr que Taehyung estuviera lejos de Changbin y Félix, era
muy importante para él. Además de ser su mejor amigo, Taehyung había sido lo
único que salvó su cordura en los últimos años. Jungkook sentía que tenía una
conexión especial con Taehyung, una que nunca había tenido con nadie más hasta
que conoció a Yoongi.
Y sólo, tal vez, su lobo feroz podría ayudarle a salvar a Taehyung.
Yoongi era más cariñoso de lo que pensaba.
A Jungkook no le importaba que todo el mundo pensara que su compañero
fuera grande y malo.
Yoongi no lo
era. Era probablemente uno de los hombres más cariñosos que Jungkook
hubiera conocido en su vida, no era como si él hubiera encontrado a
mucha gente humanitaria en su vida. Su vida había sido un poco deprimente hasta que conoció a
su compañero.
Pero Jungkook sabía que Yoongi tenía mucho
amor para dar. También necesitaba un montón de amor. En tan sólo la
pequeña cantidad de tiempo que habían estado juntos, Jungkook podría decir que Yoongi
estaba absorbiendo la atención que recibía como una esponja. No tenía ninguna
duda de que Yoongi podría darle
más amor del que
podría manejar. Sólo tenía que
averiguar cómo hacer que Yoongi lo aceptara.
********************************
—¡Ayudante Min, quiero que tu culo esté en mi oficina lo
antes posible!
Yoongi rodó los ojos mientras se levantaba de su silla e iba
a la oficina del Sheriff Kim Namjoon. Cerró la puerta y se acercó de pie frente
al escritorio de Namjoon, mirándolo expectante.
—¿Has gritado?
—¿Podrías sentar el culo? Sabes que me duele el cuello de
estar mirándote hacia arriba —gruñó Namjoon con un gesto hacia la silla frente
a su escritorio—. Ahora, cuéntame sobre el compañero que recogiste la otra
noche. Me han dicho que era realmente una maravilla.
—¿Supongo que has estado hablando con tu padre? — le
preguntó Yoongi mientras se
sentaba en una silla
en frente de Namjoon.
Namjoon asintió con la cabeza, una amplia sonrisa en su
rostro.
—Entonces, ¿de qué tienes que hablar conmigo? — preguntó Yoongi—.
Ya sabes lo que pasó.
—Porque quería escucharlo de ti.
Yoongi rodó los ojos mientras se acomodaba en su silla. —
Entonces, ¿qué quieres saber?
—¿Es verdad? ¿Crees que es tu compañero? — preguntó Namjoon,
casi con entusiasmo.
—Sí. Su nombre es Jungkook.
—¿Cuándo tendremos la oportunidad de conocerlo?
—Me traerá el
almuerzo alrededor de la una.
Namjoon asintió con la cabeza, sentado en su silla y
cruzando las manos juntas sobre el regazo.
—¿Cómo es?
—¿Jungkook? —Yoongi se encogió de hombros—. No lo sé. Es lindo.
—¿Lindo? ¿Encontraste a tu compañero y lo único que puedes
decir sobre él es que es lindo? —le
preguntó Namjoon asombrado.
Yoongi se encogió de hombros.
—Sólo han pasado un par de días, Namjoon. Realmente no
sabemos mucho el uno del otro.
—¿No has hablado con él? ¿No le preguntaste acerca de su
vida, lo que le gusta, lo que le disgusta?
Yoongi podía sentir su cara calentándose mientras se
miraba las manos.
—No hemos pasado
tanto tiempo... eh... hablando.
Podía oír a Namjoon riendo entre dientes.
—Si te hace sentir mejor, yo estaba tan obsesionado con Jin,
que ni siquiera supe que podía hablar hasta que habían pasado casi veinticuatro
horas.
Yoongi se inclinó hacia delante, apoyando los brazos sobre
las rodillas mientras miraba hacia él. Kim Namjoon había sido su mejor amigo
desde hacía más años de los que podía recordar. Cuando todo
el mundo le
había temido a causa
de su tamaño, a Namjoon no podía importarle menos.
—¿Es siempre así? Parece que no puedo dejar de pensar en él.
Demonios, hemos tenido sexo muchas veces después de reclamarlo, pensé que se me
caerían las bolas. Entra en la habitación y estoy dispuesto a arrancarle la
ropa.
—Siento tener que
decirte esto, pero siempre es así y no va desaparece. Jin todavía me pone con
sólo una llamada telefónica. Si el Consejo de la ciudad supiera cuántas veces
he dejado de
trabajar para correr a
casa y follar a mi compañero, seguro me habrían despedido.
Yoongi se echó a reír. No podía evitarlo. Podía imaginar al
pequeño compañero de Namjoon llamándole por teléfono y Namjoon corriendo de su
oficina para ir a casa. Había visto a Namjoon saliendo a la carrera varias
veces. Nunca se había dado cuenta de que era para ir a casa y juguetear con Jin.
—¿Así que, básicamente, estamos jodidos?
—Sí —dijo Namjoon mientras
asentía con la cabeza—.
Eso lo cubre, amigo. Si piensas que
tu tamaño y tu comportamiento significan que vas a estar
al mando de todo, vuelve a pensártelo otra vez. Apostaría a que tu nuevo
compañero te tendrá envuelto alrededor de su dedo meñique en el lapso de una
semana.
—Creo que ya me tiene. —Yoongi se echó a reír, recordando
cómo Jungkook le había exigido que lo reclamara por primera vez—. ¿Sabes?, la
primera vez que lo reclamé físicamente, me exigió que lo hiciera. Simplemente
se sentó justo en mi regazo, se sacó la ropa, y me exigió que lo reclamara.
Namjoon se echó a reír. —Me suena como una auténtica bola de fuego.
Yoongi sonrió, sacudiendo la cabeza. —No tienes ni idea.
—Bueno, felicidades, Yoongi. Espero que te haga muy feliz.
Sé que no esperaba encontrar a Jin, pero no me podría imaginar estar con nadie
más. Él hace que mi vida valga la pena vivirla. Además de eso, cocina como
nadie.
Yoongi comenzó a reírse —un acontecimiento muy poco común— y
Namjoon pareció ligeramente aturdido.
—¿Qué?
—A Jungkook le encanta cocinar, y es mucho mejor que yo.
Estaba tratando de hacer el desayuno esta mañana cuando me rescató. En el
momento en que bajé después de prepararme para el trabajo, prácticamente tenía
un banquete en la mesa. Todavía no sé cómo lo hizo.
—Tal vez deberías presentarle a Jin. Se pueden intercambiar
recetas o lo que sea que hagan. A pesar de que la idea de los dos juntos me
pone un poco nervioso. Es imposible saber en qué tipo de problemas pueden
meterse.
—Sí, no estoy seguro de que sea una buena idea, pero sé que Jungkook podría
necesitar un amigo. Tuvo
que dejar atrás a su mejor amigo cuando yo le reclamé. Sé que lo echa de
menos.
—¿Por qué no lo invitas a cenar o a que los visite por unos
días, entonces? Estoy seguro de que haría que Jungkook se sintiese mejor —le
preguntó a Namjoon.
Yoongi movió la cabeza.
—Jungkook no entró en muchos detalles, pero hay algún tipo
de problema relacionado con su hermanastro, Changbin, y un tipo llamado Félix.
Al parecer, el mejor amigo de Jungkook, Taehyung, es el hermano pequeño de Félix.
Félix prometió entregar a su hermano Taehyung
a Changbin, y se suponía que Félix debía quedarse a Jungkook. Yo, como
que interferí con sus planes.
—¿No me digas? ¿Se estaban cambiando los hermanos? Suena un
poco extraño para mí —dijo Namjoon, sentado en su silla. Toda su anterior
diversión había desaparecido de su rostro—. ¿No es parte del aquelarre del
Príncipe Zacarius?
—¿Sabes? No creo que él haya venido hasta aquí. Tendré que
preguntarle a Jungkook cuando llegue —dijo Yoongi—. Aunque teniendo en cuenta
que lo conocí en la reunión de compañeros, supongo que lo es.
—Tú pregúntale y voy a hacer algunas discretas
averiguaciones.
Yoongi asintió con la cabeza.
—Te lo agradecería, Namjoon. Es extraño, pero no quiero que Jungkook
sea infeliz.
—No es raro, Yoongi. Se
llama tener una pareja.
Extraño es tener un compañero que es un empático y siempre sabe si le
estás mintiendo o no. Trata de construir una
relación con eso. No puedo ocultar nada a ese hombre.
Había visto a Jin usar sus habilidades únicas una o dos
veces. Era un poco misterioso, pero Namjoon parecía idolatrar cada palabra de Jin.
No estaba asustado por la habilidad de Jin, por lo que Yoongi había decidido
desde el principio que no lo iba a estar. Jin era solo… Jin.
—Estoy seguro de que Jungkook viene con su propio equipaje.
Estoy seguro de eso —dijo Yoongi tratando de hacer que Namjoon se sienta un
poco mejor.
—Oh, no me malinterpretes. No dejaría a Jin por nada. Sólo
desearía poder adelantarme a él alguna vez. Ni siquiera puedo conseguir darle
una sorpresa. Él lo sabe. Él…
—Namjoon dejó de hablar cuando se produjo un golpe en la
puerta—. Adelante.
Charlie metió la cabeza, haciendo un gesto a Namjoon con la
cabeza antes de buscar a Yoongi.
—Eh, Yoongi, hay un hombre aquí. Dice que su nombre es Jungkook
y te ha traído el almuerzo.
Yoongi se puso en pie y comenzó a seguir a Charlie, paró
para mirar hacia atrás a Namjoon.
—¿Necesitas algo más, Namjoon?
—No, Yoongi, ve a almorzar. Pero te espero de nuevo aquí en
una hora. No se permite ir a casa corriendo para almorzar, si sabes lo que
quiero decir.
—Demonios, ¿quien tiene que correr a casa? Un cuarto de las
escobas servirá. —Yoongi se echó a reír cuando salió, cerrando la puerta detrás
de él. De inmediato vio a Jungkook junto a la puerta, mirando nerviosamente a
su alrededor. Caminando hacia él, le pasó un brazo alrededor y se inclinó para
darle a Jungkook un largo y apasionado beso—. Oye, bebé, ¿qué me has traído
para el almuerzo? —le preguntó cuando
por fin levantó la cabeza.
—Yoongi —susurró Jungkook,
apoyándose en él tomando una inhalación profunda de su
olor. Mirando hacia él, sonrió—. Te extrañé.
—Sólo han pasado unas pocas horas, Jungkook —Yoongi le
recordó.
—¿Y?
Yoongi se echó a reír,
obteniendo unas miradas extrañas de algunos de sus
compañeros. No era conocido por su
sentido del humor
o por su
risa. Parecía que
sólo Jungkook podía sacarlo de él. Decía las cosas
más asombrosas con las palabras
más simples del planeta.
—Entonces, ¿qué hay de comer, cariño?
—Ensalada de pollo casera con pan de pita. También
macedonia de frutas frescas y tarta de
queso con cereza para el postre —dijo Jungkook,
sosteniendo la bolsa en sus manos.
—Mmm, mi favorita —dijo Yoongi mientras agarraba la mano de Jungkook
y lo guiaba hasta su escritorio.
—¿Has comido
antes ensalada de
pollo con pan de pita?
—No, pero puedo garantizar que a partir de hoy, es mi favorita.
Has visto la forma en que cocino,
bebé. Cualquier cosa que me hubiera traído de casa
podría haberme provocado una
intoxicación alimenticia. ¿Por qué
crees que soy tan grande?
—¿Genética?
—Auto preservación. —Yoongi se echó a reír mientras se
sentaba ante su
escritorio—. Necesitaba un
cuerpo fuerte para sobrevivir a mi propia cocina.
Jungkook rio mientras desempaquetaba la bolsa de comida que
había traído para Yoongi.
—Oh, ya veo cómo son las cosas. Me reclamaste porque así
tendrías a alguien que cocinara para ti.
Yoongi envolvió a Jungkook alrededor de la cintura y tiró de
él contra su cuerpo, acariciando con la
cara el cuello
de Jungkook.
—Ciertamente no fue
porque seas tan condenadamente sexy o por la forma en
que mi pene se siente enterrado en tu culo tan apretado,
por lo que deYoongi
ser tus habilidades en la cocina —susurró Yoongi al oído de Jungkook.
Jungkook rio, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de
Yoongi. Se inclinó y le dio un beso rápido.
—Bueno, si realmente sólo estás conmigo por mis habilidades en
la cocina, supongo que debo alimentarte. Necesito mantener tu interés.
—De alguna manera, no creo que eso vaya a ser un problema. —Yoongi
se echó a reír.
Jungkook se acercó, cogió un recipiente y lo abrió, le
entregó a Yoongi un pan de pita. Dejando el recipiente sobre la mesa, abrió
rápidamente los demás, y luego se sentó de nuevo en los brazos de Yoongi.
—¿No vas a comer?
Jungkook sacudió la cabeza.
—Tuve suficiente de comida ayer por la noche. No necesitaré
más por un par de días. La sangre de hombre lobo me da más nutrientes que la
sangre normal.
Yoongi lo miró por un
momento y luego asintió.
—Creo que me olvidé de eso. Me dejarás saber cuándo
necesites alimentarte otra vez, ¿verdad?
Jungkook asintió
con la cabeza.
—¿No se te
hace raro esto?
—No, nada acerca de ti me parece raro.
Jungkook sonrió.
—He oído que hay un montón de maneras en las que puedo beber
de tu sangre, algunas de ellas son más eróticas que otros. Quizá la próxima vez
que necesite alimentarme las podríamos probar.
Yoongi tragó el nudo de la garganta. Podía imaginar los
muchos lugares de los que Jungkook podría extraer sangre. — Sí, está bien.
—Sabes que sólo puedo tomar sangre de ti, ¿verdad?— Jungkook le preguntó, con una mirada cautelosa
en su rostro—. Si bebo sangre de otra persona, podría matarme.
Por alguna razón, el pensamiento emocionaba a Yoongi. Lo
hacía sentirse como si tuviera una conexión especial con Jungkook que nadie más
en el mundo tenía, algo más que el acoplamiento. Podía mantener a su pareja a
un nivel muy básico. El orgullo y la posesividad que sentía ante la idea lo
dejaban mareado.
Envolvió su brazo alrededor de Jungkook para mantener el
equilibrio hasta que el mareo pasó.
Una vez
que el mundo se enderezó, Yoongi sonrió a Jungkook.
—Creo que me gusta esa idea.
Yoongi podía sentir
la mirada de Jungkook en
él cuando abrió la boca y tomó un pedazo de sandía que le ofrecía. Poco
a poco chupó el jugo de los dedos de Jungkook. Se retiró para masticar,
riéndose del oscurecido y estimulado rostro de Jungkook.
—Parece que tienes un almuerzo mejor que el resto de
nosotros, Yoongi. ¿Vas a compartir?
Yoongi levantó la vista para ver a Namjoon de pie junto a su
escritorio, una mirada indulgente en su rostro. Yoongi movió la cabeza.
—Nop. Mi bebé hizo todo esto por mí.
—Cerdo.
—Oink, oink —se burló Yoongi.
El hombre miró a Jungkook, tendiéndole la
mano. — Soy el sheriff, Kim Namjoon. Es un placer conocerte, Jungkook.
He oído hablar mucho de ti.
Jungkook miró la mano antes de levantar la cabeza para mirar
a Namjoon.
—¿Siempre te refieres a tus ayudantes como cerdos, sheriff?
—le preguntó Jungkook sin rodeos.
Yoongi se mordió el
labio para no reírse al ver a Namjoon volverse un poco rojo, sacudiendo la
cabeza mientras dejaba caer su mano.
—Uh, no, normalmente
no. No quise decir nada con eso, Jungkook. Yo solo
estaba…
Jungkook se dio la vuelta y miró a Yoongi cuando él no
pareció poder contener la risa durante más tiempo. —¿Y de qué demonios
te ríes? —le
preguntó, abofeteando a Yoongi suavemente en la parte posterior de
la cabeza.
—De nada, cariño, te lo juro. —Yoongi se echó a reír,
mientras sostenía la mano delante de él en señal de rendición.
—Te dije que estaría al mando. —Namjoon se rio mientras
cruzaba los brazos sobre el pecho y se recostó en el borde de la mesa de Yoongi.
—Jin me hubiera dado una bofetada, también. Jungkook, pido
disculpas por llamar cerdo a tu compañero. No volverá a suceder —dijo Namjoon
mientras miraba a Jungkook.
Jungkook se volvió a mirar hacia el sheriff, asintiendo con
la cabeza después de varios minutos.
—¿Quién es Jin?
—Jin es mi compañero. Yoongi mencionó que te gusta cocinar.
A él también le gusta. Es posible
que desees darle una llamada. Estoy seguro de que los
dos tendrían mucho de qué hablar —dijo Namjoon, mientras tomaba un pedazo de
papel y escribía su número de teléfono en él.
»—Aquí está nuestro teléfono de casa. Jin por lo general
está en casa casi todos los días, a menos que
esté con mi madre, a la que también le
gusta cocinar. ¿Puedo decirle que le
llamarás? —preguntó Namjoon, mientras
le pasaba el papel a Jungkook.
Jungkook miró el papel por un momento, y luego lo guardó en
el bolsillo.
—Supongo que sí, pero puedo necesitar unos cuantos días.
Todavía estoy tratando de aclimatarme a mi nuevo entorno. Me llevó una
eternidad, sólo el encontrar la
oficina del sheriff.
—Jin estaba de paso cuando nos encontramos el uno al otro.
Ahora conoce todos los caminos vecinales y atajos que hay. Estoy seguro de que
te acostumbrarás en un momento, Jungkook —Namjoon le aseguró.
Jungkook asintió con la cabeza. Sonrió a Namjoon mientras lo
veía levantarse.
—No te olvides
de darle a Jin una
llamada, Jungkook. Él estaría encantado de conocerte. Creo que es
difícil para él conmigo estando en
el trabajo todo el
día. Estoy seguro de que sabes de qué estoy hablando.
Jungkook asintió de nuevo.
—Gracias, sheriff—respondió Jungkook.
—Por favor, llámame Namjoon. Sheriff es sólo
mi trabajo, no lo que soy.
—Namjoon, entonces. —La sonrisa de Jungkook creció un poco
más cuando Namjoon se volvió para irse, se detuvo un momento para mirar hacia
atrás a Jungkook con curiosidad.
—Oh, hey, Jungkook. Yoongi mencionó que se encontró
contigo en la
reunión de compañeros
de la otra noche. ¿Eres miembro del aquelarre del
Príncipe Zacarius?
—Sí. ¿Por qué? —preguntó Jungkook.
Yoongi podía sentir el temor de Jungkook en el
endurecimiento de su cuerpo. Envolvió sus brazos con más fuerza en torno a su
compañero, dejando que el hombre supiera
que no permitiría que nada le pasase.
—Oh, no hay razón, la verdad. Tuve la oportunidad de conocer
a tu Príncipe y quedé impresionado
por el hombre. Ha sido un gran compañero
para Devlin, aunque me entristece que se haya ido de Wolf
Creek —dijo Namjoon, encogiéndose de hombros, cuando se dio la vuelta y se
alejó.
—¿Por lo tanto,
estás interesado en
explorar el armario de las
escobas conmigo? —preguntó Yoongi mientras frotaba la cara contra
el cuello de Jungkook. Yoongi echó
un vistazo al hombre y se preguntó por
su sonrisa. ¿En qué estaba pensando? ¿Qué había pasado por su
cabeza que le daría esa extraña sonrisa?
¿Estaba pensando en lo que iba a hacer con él una vez que lo tuviera a solas?
No estaba para pensar mucho más, teniendo en cuenta que toda
la sangre de su cuerpo se le había acumulado en la ingle. Pero lo sentía todo,
sobre todo el cuerpo blando que agarraba con fuerza entre sus brazos. Jungkook
se retorció un poco y se giró sobre él.
Yoongi gimió y metió la mano en el cajón de su escritorio
buscando la nueva botella de lubricante que había comprado de camino al
trabajo. Rápidamente se metió el tubo en el bolsillo. Jungkook retorciéndose lo
estaba volviendo loco. Tenía que conseguir un lugar privado y rápido.
—¿Cómo de grande es ese cuarto de las escobas? — murmuró Jungkook.
—Te lo voy a enseñar. —Yoongi sonrió mientras cogía a Jungkook
y lo levantaba, se quedó de pie detrás de él—. Sólo tienes que caminar delante
de mí. No quiero asustar a los nativos.
Jungkook soltó otra risita. Le dio a Yoongi una sonrisa
maliciosa mientras frotaba las manos contra el bulto, dándole un
pequeño apretón.
—Esto puede asustar
a los nativos, pero yo estoy bastante ansioso por tenerlo.
Yoongi gruñó. Rápidamente guio a Jungkook por la habitación
y el pasillo. En su andar apresurado Yoongi se detuvo cuando
se dio cuenta
de que el
hombre que había estado tirando de él comenzó a quedarse atrás. Yoongi
se inclinó, recogió al hombre, y comenzó a llevarlo con él.
Jungkook parecía tan ligero, Yoongi necesitaba comprobarlo
para asegurarse de que él realmente sostenía a una persona. El hombre pesaba
menos que un saco de grano.
Pero Yoongi podía sentir cada curva suave descansando sobre
su pecho.
De repente, Yoongi tuvo la necesidad de alejarlo de
allí, lejos de las miradas indiscretas, de modo que pudiera tener Jungkook
para sí mismo. Quería ver
la pasión de Jungkook de nuevo, para ver a Jungkook
enloqueciendo con sus caricias.
Hizo caso omiso de la voz interior que le decía que se
estaba mintiendo a sí mismo. Realmente quería a Jungkook a solas, para poder
reclamar su cuerpo, así como su sangre. Apuró el paso, casi corriendo por el
pasillo. Unos minutos más tarde, Yoongi lo empujó en una pequeña habitación de
madera forrada con estantes, cerrando la puerta con llave detrás de ellos.
Antes de que Jungkook
pudiera incluso darse la
vuelta, Yoongi buscó sus
pantalones vaqueros, desabrochándolos y empujándolos hacia abajo
a sus pies. Un momento después, apretó a Jungkook contra la pared metiendo su
dura polla en el interior de su boca.
—Oh, mierda, Yoongi —Jungkook gritó por encima de él.
Yoongi sintió las manos de Jungkook apretar su pelo. No
sabía exactamente cuánta experiencia tenía Jungkook. No quería saberlo, pero a Jungkook
parecía que le encantaba todo lo que le hiciera. Y Yoongi sabía que adoraba
saber que era el único que se lo hacía.
—Yoongi, no puedo… —Jungkook gritó después de sólo un
momento. Sus caderas bombeaban furiosamente contra Yoongi. Las manos de Jungkook
apretaban el cabello de Yoongi hasta el punto de dolor. Yoongi lo ignoró y
chupó más fuerte, sus mejillas estaban ahuecadas con la fuerza de su aspiración. Su recompensa llegó
momentos después, cuando Jungkook se puso tenso. A continuación, la crema ácida llenó su boca. Yoongi se la
tragó toda, lamiendo el largo eje y luego alrededor de las bolas de Jungkook
hasta limpiar hasta la última gota del líquido dulce.
—Yoongi —dijo Jungkook, su voz sonaba sin aliento.
Yoongi se levantó y cogió la botella de lubricante de su
bolsillo. Le temblaban las manos cuando tuvo la tapa abierta y roció una buena
cantidad sobre los dedos. No quería nada más que hundir su dolorido pene profundamente
en el culo de Jungkook, pero sabía que necesitaba
prepararlo primero.
Nunca haría nada para dañar ni un poco a su
compañero. No podía. Sería como cortarse
su propia garganta.
—Jungkook, date la vuelta y apóyate con las manos contra la pared.
Jungkook se giró y colocó
sus manos sobre la pared. Echó el culo hacia fuera,
hacia Yoongi, y separó las piernas. Los ojos de Yoongi estaban casi vidriosos. El
pequeño y redondo culo de
Jungkook era la cosa más malditamente sexy que jamás había
visto. Yoongi se inclinó y con el
dedo acarició entre
las nalgas. El pequeño escalofrío
de Jungkook casi
llevó a Yoongi a caer de rodillas. Yoongi nunca pensó
que tendría algo como esto, alguien que hiciera esto sólo para él. Era
embriagador.
Yoongi se inclinó y pasó la lengua por el
lateral del cuello de Jungkook
mientras empujaba el dedo en el agujero estrecho. —Eres tan malditamente
sensible, bebé —susurró contra la piel de Jungkook—. ¿Sabes lo mucho que me
excitas?
—¿Por qué no me lo enseñas? —Jungkook se
rio y movió su trasero.
Realmente no creía que Jungkook tuviera ni idea de lo mucho
que lo excitaba. Todo, desde la forma en que se movía, hasta el pequeño
destello en su voz cuando se echaba a reír, todo le llevaba a un punto álgido
de deseo que encontraba difícil de controlar.
Sin embargo, Yoongi sabía que tenía
que controlar su deseo por Jungkook.
Tan pequeño como era su
compañero, si Yoongi daba rienda
suelta a la forma en que realmente lo deseaba, podría herirle con
facilidad. Sólo la idea de lastimar a Jungkook reducía la lujuria
de Yoongi lo
suficiente como para que se calmara un poco y recuperara el
control.
Empujó otro dedo en Jungkook y empezó a estirarlo, sus dedos
se movían hacia atrás y adelante, rozando el pequeño botón de placer con forma
de nuez que Yoongi sabía que volvía loco a su compañero. Y estaba en lo cierto.
Jungkook comenzó a empujar hacia atrás contra él, llevando los dedos de Yoongi
más profundo. Su aliento salió en pequeños jadeos.
—Yoongi —rogó Jungkook—. Por favor, te necesito.
—Todavía no, bebé —dijo Yoongi, luchando contra su instinto
de ceder a la petición de Jungkook—. Aun
no estás listo para mí. Sólo un
dedo más.
Yoongi empujó otro dedo. El cuerpo de Jungkook pareció
absorberlo directamente hacia adentro. Yoongi no podía esperar a sentir que
pasara lo mismo con su polla.
Yoongi se movió ligeramente a un lado de Jungkook y bajó su
mano libre para agarrar la polla de Jungkook.
La sorpresa lo hizo mirar hacia abajo. El pene de Jungkook ya estaba duro otra vez. Las
gotas de líquido pre- seminal brillaban en su cabeza.
Yoongi acarició el pene de Jungkook con una mano y metía los
dedos en el culo del hombre con la otra. Jungkook comenzó a balancearse
adelante y atrás, metiendo el pene en el puño de Yoongi, luego se empalaba en
sus dedos. Los pequeños jadeos que salían de su garganta se volvieron gemidos.
—Yoongi, por favor. Estoy listo.
Sacó los dedos liberándolos de su compañero y lo hizo girar
para levantarlo. Empujó la espalda de Jungkook contra la pared, lo último de su
control se le escapaba por la necesidad ardiente reflejada en la cara de Jungkook.
Yoongi sostuvo a Jungkook con un brazo y se desabrochó los
pantalones con la otra mano. Tuvo tiempo suficiente para empujar hacia abajo en
sus muslos los pantalones antes
de que la necesidad desesperada lo alcanzara y se metiera en Jungkook.
Se puso rígido y cerró los ojos, momentáneamente sin habla
ante el sentimiento de seda caliente que lo rodeó.
Había estado en
el interior de Jungkook en
varias ocasiones desde que se
acoplaron, pero sentía cada vez como si fuera la primera. Y cada una de ellas
era mejor que la anterior. Si esto
seguía así, sabía que estaría muerto antes de que terminara el año.
¿Podría morir un hombre por exceso de sexo?
—Yoongi —susurró Jungkook.
Yoongi abrió los ojos y miró a Jungkook. Le sonrió.
—¿Qué necesitas, bebé?
La mirada de Jungkook cayó
hacia su garganta. El corazón de Yoongi dio un
vuelco. Sabía lo que
quería. Eso le hizo hervir la sangre en
las venas. No tenía ni idea de cómo ser mordido por un vampiro podía
convertirse en algo sexual, pero lo era. La sola idea lo hizo empezar a
empujar hacia Jungkook.
Yoongi se apoderó de las caderas de Jungkook con sus manos e
inclinó la cabeza hacia un lado. Su respiración se aceleró cuando sintió la
lengua de Jungkook lamiendo su piel. Yoongi se preparó. El dolor momentáneo que
sintió cuando los caninos se hundieron en su carne se convirtió rápidamente en
un placer abrumador.
Hundió los dedos en el culo de Jungkook. Empujó más fuerte. Le preocupaba
dejar moretones en
su compañero, pero no parecía
poder contenerse para no marcarlo. Cuanto más chupaba Jungkook
de su cuello, más
perdía el control, hasta que estuvo inconsciente por el
deseo.
Jungkook pronto echó la cabeza atrás y gritó. El líquido
caliente salpicó entre ellos, cubriendo el estómago y el pecho de Yoongi. El dulce aroma de la
liberación de su amante fue
suficiente para empujarlo
al borde de
la felicidad orgásmica. La tensión de los músculos internos de Jungkook palpitando
alrededor de su pene era un extra añadido.
—Jungkook —Yoongi rugió mientras llenaba a su pequeño
compañero con su semilla, poseyéndolo por dentro al mismo tiempo que lo poseía
desde fuera hundiendo sus dientes en la piel suave entre el cuello y el hombro
de Jungkook.
El nudo se extendió, manteniéndolos estrechamente unidos.
Las piernas de Yoongi temblaban. Sacó los dientes del cuello de Jungkook y
rodeó con sus
brazos el cuerpo
del hombre mientras caía de rodillas.
Yoongi llevó grandes tragos de aire a sus pulmones vacíos.
Sintió la mano de Jungkook acariciando su cabello y levantó la cabeza para
bajar la mirada hacia él. Le preocupaba que
pudiera haberle hecho daño hasta que vio la sonrisa de felicidad serena
en su rostro.
—Oye, bebé, ¿estás bien? —murmuró Yoongi—. ¿Te lastimé?
—Estoy muy bien —le susurró Jungkook en respuesta—. ¿Cómo
estás?
—Un poco más débil en las rodillas —bromeó Yoongi y se echó
a reír. Se inclinó hacia la mano de Jungkook que le acariciaba la mejilla.
—Me gusta eso.
—¿Te gusta qué? —le preguntó Yoongi, confundido.
Jungkook sonrió.
—Saber que puedo hacerte caer de rodillas.
—Sospecho que habrá un montón de
ocasiones para que te guste en
los próximos años —dijo Yoongi
mientras se ponía en pie otra
vez. Sus piernas temblaban un poco, pero tenía bastante fuerza para dejar a Jungkook
cuidadosamente en el suelo—. No parece que vaya a tener mucha resistencia
contigo.
—¿Estás diciendo que es algo malo?—preguntó Jungkook mientras
se ponía la ropa.
—No, pero sospecho que nuestras comidas tendrán que ser
pocas y espaciadas entre sí, o no voy a conseguir trabajar nada. —Yoongi tiró
de sus pantalones y se los abrochó. Sonrió abiertamente a Jungkook—. ¿Cómo voy
a concentrarme en el trabajo con tu culo sexy dando vueltas por aquí?
—Siempre puedes volver a casa temprano.
Yoongi soltó un bufido. Podía imaginarse a sí mismo
corriendo fuera de la oficina del mismo modo que hacía Namjoon cuando Jin lo
llamaba. De alguna manera, la idea no le parecía tan mala. Podía verse haciendo
exactamente eso.
Yoongi abrió la puerta y golpeó a Jungkook en el culo
mientras caminaba tras él.
—El almuerzo es a la una mañana. Espero verte entonces.
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