domingo, 22 de mayo de 2022

CAPITULO 4

Jungkook se balanceaba de un pie a otro mientras miraba por la ventana, esperando a que Yoongi llegara a casa del trabajo. Durante las últimas semanas había llegado a adorar el momento en que Yoongi llegaba a casa del trabajo. Usualmente los llevaba a actividades más interesantes, y ligeramente sudorosas. Esta vez, sin embargo, la preocupación lo embargaba mientras esperaba.

Había hablado con Devlin por teléfono, esperando ver cómo iba su antiguo aquelarre, y escuchó la  noticia  del Príncipe consorte de que Changbin se disponía a reclamar  a Taehyung en una ceremonia de compromiso. Debían hacer algo antes de que sucediera.

Taehyung y Jungkook habían sido amigos por años. Además de Yoongi y Devlin, Jungkook no podía pensar en alguien con quien se sintiera más cerca en el mundo. No podía dejar que Taehyung enfrentase a Félix y a Changbin solo, no cuando él podía hacer algo con la situación.

El corazón de Jungkook  dio  un  vuelco  cuando  la camioneta de Yoongi se detuvo frente a la casa.  Retorció  las manos nerviosamente delante de él mientras esperaba a que el hombre llegara a la puerta principal, su mente estaba congestionada con dudas y temores.

¿Qué pasaba si Yoongi decía que no? ¿Qué si se enojaba?

¿Qué  si  Yoongi  no  quería  ir  por  Taehyung?  Todos  los  escenarios que atravesaron la cabeza de Jungkook eran una posibilidad muy real. Cuanto más tardaba Yoongi en llegar hasta la casa, más asustado estaba.

Finalmente, la puerta principal se  abrió  y  Yoongi  entró, con una gran sonrisa en su rostro. Jungkook no pudo evitar responderle la sonrisa. Cuanto más tiempo pasaban  juntos, más parecía sonreír Yoongi, Jungkook esperaba que fuera por él.

—Hola, bebé —dijo Yoongi—. ¿Cómo estuvo tu día?

—Mejor ahora que estás en casa. —El nerviosismo de Jungkook de hace unos pocos minutos desapareció en el rostro del hombre que estaba delante de él. Jungkook se lanzó a través del cuarto y se tiró a los brazos de Yoongi, sus labios buscaron desesperadamente los de su pareja.

—Creo que alguien me extrañó —dijo Yoongi contra los labios de Jungkook.

—Te extrañé —le aseguró Jungkook a su compañero—. Si pudiera averiguar cómo podrías  trabajar  desde  casa,  lo harías. —Si Jungkook se salía con la suya, Yoongi nunca lo dejaría, no sólo porque Jungkook odiaba que su pareja se fuera todo el día, sino porque se preocupaba por él.

—Sólo han pasado un par de semanas desde que te reclamé, Jungkook —contestó Yoongi—. ¿Aún no te has acostumbrado a que me vaya al trabajo?

Jungkook se frotó contra el pecho de Yoongi.

—Espero no acostumbrarme nunca.

—Sabes que lo que hago es peligroso, pero tomaré precauciones, lo prometo —dijo Yoongi—. Nunca haré nada que pudiese poner en peligro lo que tenemos. Seguramente sabes eso, ¿no? He estado aquí como el ayudante del sheriff en Wolf Creek y como soldado de la manada desde hace mucho tiempo, Jungkook.

Jungkook hizo un puchero. Jugueteó  con  el  borde  del cuello de la camisa de Yoongi.

—Lo sé. Sólo me preocupo. — Levantó la mirada hacia Yoongi—. Hay algo más por lo que también estoy preocupado. —Está bien, no era una buena manera de sacar a colación el tema de Taehyung, pero  Jungkook sabía que tenía que hacer algo.

—¿Taehyung?

Jungkook quedó boquiabierto. Se quedó mirando a Yoongi por un momento, la sorpresa recorría a través de su cuerpo, luego cerró la boca.

—Sí, ¿cómo lo sabes?

Yoongi se echó a reír, otro sonido que últimamente Jungkook había escuchado mucho. Le dio una palmadita en el culo y luego pasó por su lado.

—Te conozco, Jungkook. No has mencionado a tu amigo en varios días. Si de verdad te preocupas por alguien, no te olvidas de ellos.

Jungkook sintió que su cara ardía. Frunció el ceño mientras seguía a Yoongi al piso superior hacia el dormitorio y lo vio cambiarse de ropa. Yoongi siempre iba directamente al dormitorio a cambiarse el uniforme y ponerse algo más confortable. Usualmente elegía unos vaqueros y una camiseta de algodón. Jungkook habría preferido piel desnuda, pero los vaqueros ajustados también funcionaban.

—¿Quieres contármelo? —le pidió Yoongi mientras  se ponía la camiseta de algodón blanco por la cabeza.

Jungkook se sentó a un lado de la cama.

—Hoy hablé con Devlin. Me dijo que Changbin está planeando una ceremonia de compromiso con Taehyung. —Dejó escapar un profundo suspiro y juntó sus manos firmemente—. Conozco a Taehyung, Yoongi.

Nunca estaría de acuerdo en comprometerse con Changbin. Le tiene pánico a mi hermano.

Yoongi estiró la camiseta hacia abajo y luego se acercó a sentarse al lado de Jungkook.

—Entonces, ¿qué debemos hacer, bebé? ¿No podemos ir a buscar a Taehyung? ¿Vendría con nosotros si se lo pedimos? Tenemos una habitación libre que puede usar cuanto quiera.

Jungkook negó con la cabeza.

—No es tan simple, Yoongi.

—¿Por qué no? —preguntó Yoongi—. Lo admito, no sé mucho sobre la cultura de los vampiros, pero si Taehyung tiene la edad suficiente para hacer lo que quiera… —Yoongi  se detuvo un momento, una extraña expresión cruzó su rostro— . Es lo suficientemente mayor, ¿no es así?

—Taehyung tiene la misma edad que yo.

Yoongi frunció el ceño.

—Eres lo suficientemente mayor, ¿verdad? Sé que los vampiros viven una larga vida, pero maduran al igual que el resto de nosotros, ¿verdad? Odiaría descubrir que estoy robando cunas aquí, Jungkook.

—No lo estás haciendo. —Jungkook se rio—. Soy lo suficientemente mayor. Los vampiros maduramos igual que todos los demás hasta que nos llega la pubertad. Sólo entonces nuestro envejecimiento comienza a disminuir de velocidad. Y ahora que estamos acoplados, el hilo de tu vida está entrelazado con el mío y vivirás tanto tiempo como yo.

—¿Y eso qué significa exactamente? —preguntó Yoongi— ¿Me voy a convertir en un vampiro?

—No, por supuesto que no —respondió Jungkook. Se rio de la ansiedad que se veía en  el  rostro  de  Yoongi—.  Los hombres lobos son inmunes a la mordedura de un vampiro.

Vivirás tanto como lo haga yo. Sin embargo, morirás cuando lo haga yo o viceversa. Si tú mueres, también yo.

—¿En serio?

Jungkook asintió con la cabeza.

—¿Te molesta eso? Quiero decir, ¿estar conmigo por tanto tiempo?

—No, bebé, en absoluto —dijo Yoongi. Jungkook apretó la mano de Yoongi cuando el hombre lo agarró—. De hecho, lo prefiero así, me preocupo por ti, tal vez tanto como tú te preocupas por mí. Mi trabajo puede ponerse algo peligroso algunas veces, y odio pensar  en que  pueda  pasarte  algo por mi culpa.

Jungkook se inclinó para chocar su hombro contra  el de Yoongi.

—Supongo que tendrás que ser extra cuidadoso, ¿no?

Yoongi gruñó, Jungkook chilló cuando el gran hombre lo levantó y lo puso en su regazo. Jungkook envolvió sus brazos alrededor de Yoongi, inclinándose para inhalar el almizclado aroma del cuello de Yoongi. Sabía que si fuera un gato, estaría ronroneando. Yoongi olía delicioso.

—Supongo que tendré que ser extra cuidadoso —dijo Yoongi. Sus brazos envueltos alrededor de Jungkook—. Estoy sosteniendo mi vida en mis brazos.

Jungkook podía sentir  la  diferencia  en  la  atmósfera cuando se dirigían por el  camino  principal  de  la  propiedad del Príncipe Zacarius. No era exactamente frío, pero era más como un súbito presentimiento que subió como un escalofrío por su columna vertebral que le hizo estremecerse.

—¿Yoongi? —susurró.

—¿Sí, bebé?

—¿Sientes eso?

—¿Sentir qué, bebé?

Jungkook negó con la cabeza. No podía asegurarlo, pero algo estaba mal. ¿Podría ser por regresar al territorio del aquelarre? ¿O era algo más siniestro? Fuera lo que fuera, sólo quería tomar sus cosas y las de Taehyung y regresar a Wolf Creek.

—¿Jungkook?

—Algo va mal, Yoongi.

—¿Quieres que demos la vuelta y volvamos a casa?

—No —dijo Jungkook, tratando de reforzar su coraje—. Debemos encontrar a Taehyung y terminar con esto.

—¿Te molesta estar aquí otra vez? —preguntó Yoongi mientras llevaba su camioneta al estacionamiento y apagaba el motor—. ¿Es el aquelarre?

—No, no lo creo. El Príncipe Zacarius siempre ha sido un buen líder. Se preocupa por los miembros de su aquelarre. Aunque, desde que se acopló con Devlin, él es mucho más… no lo sé… ¿agradable? Está mucho más involucrado en la vida de las personas del aquelarre.

Yoongi se echó a reír.

—Devlin puede hacerle eso a una persona. Eso sí, no lo conocí mucho tiempo antes de que se acoplara con tu Príncipe, pero siempre fue un hombre excepcional.

—Devlin es genial. —Jungkook frunció el ceño—. Ni siquiera se enfadó conmigo cuando descubrió que envenené al Príncipe.

—¿Envenenaste al Príncipe?

Jungkook sintió que el color de su rostro se iba por el impacto en la voz de Yoongi. Podía haberse olvidado de contarle a su pareja ese trocito de información.

—Mmm, sí, pero no quería hacerlo. Jungkook inclinó la cabeza a un lado—. Bueno, en aquel momento quería, pero quería envenenar a Devlin, no al Príncipe Zacarius. Simplemente no salió como lo había planeado.

—¿Por qué intentaste envenenar a Devlin?

—Pensé que intentaría matar a mi Príncipe. No podía dejar que eso sucediera. —Jungkook se giró a mirar a Yoongi, deseando desesperadamente hacerle entender lo que quería decir—. Tienes que entender, fui criado en un hogar que apoyaba completamente la guerra entre vampiros y hombres lobos. Siempre me enseñaron que los hombres  lobos  eran unos monstruos. De vedad pensé que Devlin había venido a asesinar al Príncipe Zacarius  y  no  podía  dejar  que  eso pasara.

Yoongi sólo lo miraba.

—Ahora sé que no es verdad y le juré a Devlin y al Príncipe Zacarius que nunca haría algo así de nuevo —dijo rápidamente Jungkook. Se retorció un poco en su asiento. Sus dedos estiraron un hilo de la tela de sus vaqueros—. Sé que estaba equivocado.

—Dulce Jesús, Jungkook. Estás lleno de sorpresas.

Jungkook hizo una mueca. Eso no sonaba muy tranquilizador. No sabía si ahora Yoongi lo odiaría o no. Tratar de asesinar a alguien, especialmente al líder de su gente, era algo bastante grande. Yoongi hacía cumplir las leyes de su pueblo. Jungkook no sabía si su pareja podría entender que todo había sido un mal entendido.

—¿Realmente intentaste asesinar a Devlin?

Jungkook asintió, observando cuidadosamente a Yoongi a través del pelo caído sobre su frente.

Yoongi se echó a reír.

—Creo que habría pagado por ver la expresión en la cara de Devlin cuando se enteró de eso.

Jungkook frunció el ceño. Esa no era la respuesta que esperaba.

—No estaba muy contento al respecto.

—Me imagino que no. —Yoongi se rio un poco más mientras abría su puerta y se bajaba.

Jungkook lo vio rodear la camioneta hasta que le abrió su puerta. Yoongi ciertamente no parecía estar molesto por lo que había hecho, más bien parecía divertido.

—¿No estás molesto?

—Bueno, no creo que  debas  andar  por  ahí envenenando a las personas, Jungkook —dijo Yoongi—. Pero si alguien se lo merecía, ese es Devlin. El hombre es un dolor en el culo.

—Hey —dijo una voz sonando ofendida detrás  de ellos—. Eso me ofende.

—A mí también —dijo otra voz. Esta sonaba mucho más divertida—. Devlin nunca me causó un momento de dolor en mí culo.

Jungkook sintió su cara en llamas mientras miraba alrededor de Yoongi para ver a Devlin y al Príncipe Zacarius de pie en la parte inferior de los escalones que llevaban a la mansión. Jungkook saltó rápidamente de la camioneta y se movió alrededor de Yoongi. Inclinó la cabeza, saludando respetuosamente.

—Príncipe Zacarius.

Escuchó un gruñido detrás de él antes de que una gran mano lo levantara. El grito  de  sorpresa  de  Jungkook  fue sofocado por el duro cuerpo que se presionaba contra él y los brazos envueltos alrededor de su cintura que lo  sostenían sobre el suelo.

—¡Yoongi! —exclamó Jungkook.  Su  voz era  dura  y  posesiva, y emocionaba a Jungkook hasta los  mismísimos  dedos  de  los pies. Le sonrió a Devlin y al príncipe. Devlin se rio y dobló un brazo alrededor de los hombros de Zacarius.

—Hombre, ¿no piensas que tengo las manos llenas con mi propio compañero? —preguntó Devlin— ¿Qué demonios haría con otro más? Tengo suficiente trabajo duro intentando seguirle el rastro a este.

Jungkook sintió que Yoongi lentamente aflojaba el brazo que lo sostenía por la cintura. Fue lentamente bajado al suelo, pero Yoongi no dejó de sostenerlo ni de soltar el agarre. Jungkook se rio y apoyó su cuerpo contra el de Yoongi, contento de estar justo donde estaba.

—No estoy seguro de que me guste la  idea  de  que tengas que seguirme el rastro —se quejó el  Príncipe Zacarius—. ¿Quién es el príncipe aquí? ¿Hmmm?  Pensé  que era yo quien estaba al mando.

Los ojos de Jungkook se abrieron por la impresión mientras Devlin le sonreía al Príncipe Zacarius.

—Dejemos que Jungkook y Yoongi se acomoden en su habitación —dijo Devlin—, y luego te demostraré quién está al mando.

El rostro del Príncipe Zacarius se sonrojó, pero Jungkook dudaba de que el hombre se sintiera avergonzado. Su excitación saturó el aire alrededor de ellos. Jungkook se retorció en los brazos de Yoongi. Se sentía un poco raro atestiguar el juego íntimo entre el Príncipe y su consorte real, sobre todo porque lo encontró excitante.

Jungkook no sabía cómo se sentía acerca de eso. Nunca imaginó observar a otras personas tener relaciones sexuales y que se excitara por ello. No es que le entusiasmara la idea de ver a Devlin y a su pareja follando, sólo el contacto íntimo entre dos personas que realmente se preocupaban por el otro. Jungkook encontró esa interacción fascinante.

Se preguntaba si él y Yoongi parecían tan felices como Devlin y el Príncipe Zacarius cuando se amaban uno al otro. Esperaba que sí. Jungkook sabía que ni él, ni Yoongi, se habían declarado amor eterno el uno al otro. No quería decir que no lo sintiera. Sólo esperaba que Yoongi, también, lo quisiera.

—¿Se ha  escuchado  alguna  noticia  nueva  de  Taehyung? —preguntó Jungkook, rompiendo el incómodo silencio que cayó sobre el grupo.

Devlin miró hacia arriba, sorprendido, luego negó con la cabeza.

—No ha habido nuevas noticias desde que hablé contigo la última vez. Zacarius ayer envió un mensaje requiriendo la presencia de Taehyung aquí en la mansión. Se supone que estará aquí esta noche.

—¿Changbin o Félix vienen  con  él?  —preguntó  Jungkook. Sólo el pensamiento lo hacía estremecerse y acercarse más a Yoongi. Sintió fluir la gratitud a través de él cuando Yoongi apretó su brazo y tiró de él acercándolo.

—Como mínimo, imagino que Félix lo hará —dijo el Príncipe Zacarius—. Sabes que Taehyung está bajo el control de Félix hasta que se acople.

A Jungkook no le gustaba, pero sabía que  el  Príncipe tenía razón. Hasta que la pareja de Taehyung lo reclamara y se responsabilizara de él, tenía que hacer lo que Félix dijera. Apestaba. Apestaba cuando Jungkook también estaba bajo el pulgar de su hermanastro.

—Los dos, vamos dentro —dijo Devlin—. Al menos podemos acomodarlos mientras esperamos.

—Llevaré sus maletas, joven señor.

—¡Albert! —exclamó Jungkook. Se apartó de Yoongi y se dirigió hacia el sirviente del Príncipe Zacarius. Envolvió sus brazos alrededor del hombre y lo abrazó—. Te he extrañado muchísimo.

Albert agradeció a Jungkook con una de sus escasas sonrisas.

—Usted también ha sido extrañado, joven señor.

Jungkook escuchó otro gruñido bajo. Puso los ojos en blanco, dejó caer sus brazos de alrededor de Albert y dio un paso atrás a los brazos de Yoongi que lo esperaban. Instantáneamente fue apretado de vuelta contra el duro cuerpo de Yoongi. Le dio una palmadita en el brazo.

—Albert, le presento a mi pareja. Min Yoongi —dijo Jungkook—. Es el ayudante del sheriff en Wolf Creek. Yoongi, él es Albert, el sirviente del Príncipe Zacarius. Él ha estado con el Príncipe desde antes de que yo hubiese nacido.

Albert parecía evaluar a Yoongi mientras lo miraba de arriba abajo. Aparentemente le gustó lo que vio porque asintió y le dio una pequeña reverencia a Yoongi.

—Sr. Min, bienvenido al estado del aquelarre del Príncipe Zacarius Ivinovav. Si hay cualquier cosa que pueda hacer por usted para hacer su estancia más confortable, por favor no dude en pedirlo. Estoy a su disposición.

Jungkook parpadeó. Eso fue un trabalenguas. No estaba seguro de haber escuchado a Albert hablarle tanto a un completo extraño alguna otra vez y nada menos que a un hombre lobo.

—Sólo recuerda que me pertenece a mí y todo estará bien —dijo Yoongi.

—Lo entiendo perfectamente, señor, y así es como debe ser —respondió Albert—. Iré por sus maletas al vehículo, ¿si se me permite?

Una vez que Yoongi asintió, Albert pasó junto a ellos y se dirigió a la camioneta. Un momento después, regresó y caminó pasando junto a todos cargando dos grandes maletas en sus manos. Él asintió con la cabeza al Príncipe, luego entró en la casa.

—Creo que Albert te asignó la habitación azul, Jungkook —dijo el Príncipe Zacarius—. Estoy seguro de que recuerdas el camino. Si quieres refrescarte, la cena estará servida a las siete en punto.

—¿Estará Taehyung aquí para la cena, Alteza? — preguntó Jungkook mientras él y Yoongi los seguían dentro de la gran mansión.

—A él no se le ha solicitado  venir a la cena, pero si  en ese momento ya está aquí, entonces no veo  ninguna  razón para que no se reúna con nosotros —respondió el Príncipe Zacarius.

Jungkook se mordió el labio un momento mientras consideraba si pedirle o no al  Príncipe  más  de  lo  que  ya había recibido. El Príncipe había  sido  muy  comprensivo acerca de la preocupación de  Jungkook  por  Taehyung.  Sería  de mala educación pedir más.

—¿Jungkook?

—Me preguntaba si había alguna posibilidad de que pudiera tener algunos minutos a solas con Taehyung —pidió Jungkook. Retorció sus manos ante la perpleja mirada en el rostro del Príncipe—. Taehyung es terriblemente tímido, Alteza. No estoy seguro de que te diga si algo está mal, pero puede que a mí me lo diga.

El Príncipe Zacarius asintió.

—Estoy seguro que puedo arreglarlo.

—Gracias, Alteza —dijo Jungkook, sintiéndose insoportablemente aliviado—. No sabes cuánto significa para mí. Con excepción de Yoongi, Taehyung es mi mejor amigo. Estaría devastado si algo le sucediera.

Jungkook empezó a preocuparse cuando las cejas del Príncipe subieron. ¿Había dicho algo malo? ¿Había insultado al Príncipe de alguna manera? Pensó en retractarse de sus palabras, pero no encontró nada malo en lo que había dicho.

—¿Consideras a tu pareja tu mejor amigo?

—Por supuesto —Jungkook frunció el ceño—. ¿Tú no?

El Príncipe se echó a reír y se inclinó para tomar la mano de Devlin en la suya.

—Realmente nunca pensé sobre ello, pero supongo que tienes razón, Jungkook. Sólo estoy sorprendido de que llegaras a esa conclusión después de haber estado acoplado desde hace tan poco tiempo.

Jungkook repentinamente sintió el impulso de defender a su pareja.

—Yoongi es más que mi pareja, Alteza —dijo con frialdad.

—¿Oh?

—Es cierto, me protege como una pareja debe, pero hay mucho más que eso involucrado —insistió Jungkook mientras caminaba junto al Príncipe—. Él se preocupa por mí. Si estoy lo suficientemente abrigado. Si he comido lo suficiente. Si estoy feliz. Me dice a diario que para él soy la persona más importante en el mundo. Su fuerza y tamaño sólo son un bono agregado.

—Sí, puedo ver que su fuerza y tamaño serían una ventaja para cualquier líder —respondió el Príncipe—. Pero eso no deja mucho espacio para alguien más, ¿no es así?

Jungkook sintió hervir la rabia a través de su cuerpo. El Príncipe no entendía lo que Jungkook intentaba decirle. Nadie veía a Yoongi como él lo hacía, y no podía entender por qué.

—No lastimaría ni a una mosca a menos que tenga que hacerlo, y es tiempo de que las personas como tú, lo vean como algo más que carne de cañón para sus batallas. Yoongi es inteligente, guapo, y cariñoso —espetó Jungkook. Se detuvo y se llevó las manos a la boca mientras miraba al Príncipe Zacarius.

Jungkook respiró profundamente, ignorando las miradas asombradas dirigidas en su dirección, y continuó.

—Todo el mundo parece pensar menos de Yoongi debido a las cicatrices de batalla en su cuerpo. Yo las veo como una señal de su coraje y valentía que son una parte natural de la personalidad de Yoongi. —Jungkook hizo un gesto en dirección a su compañero—. Él recibió esas cicatrices defendiendo a su manada, a las personas que ama. Debería tener una medalla por cada una de ellas. Significan que defendió a su manada y de que alguien vive debido a lo que hizo. Yoongi es la persona más dulce y gentil que he conocido. ¡Y estoy cansado de que tu gente lo vea como una especie de monstruo!

Yoongi miraba a Jungkook, sorprendido por las palabras que habían salido de la boca de su compañero. No podía creer que Jungkook pensara de esa manera sobre él. Tampoco podía creer que Jungkook prácticamente le había gritado todo al Príncipe de su antiguo aquelarre.

—Él es bueno —susurró Devlin. Yoongi se giró para mirar a Devlin.

—Obviamente se preocupa mucho por ti, Yoongi — continuó Devlin—. Estoy contento. Esperaba que pudieras conectar con él después de conocerle. Pensé en esa oportunidad de que con el tiempo él necesitaría de tu fuerza, pero ahora estoy empezando a preguntarme si él no es el más fuerte de los dos.

Devlin se rio entre dientes y cruzó los brazos sobre su pecho mientras miraba a su pareja y a Jungkook.

—Él ciertamente parece estar empeñado en defenderte.

«Sí, lo está». Ni siquiera podía recordar que alguien lo defendiera de la manera en que Jungkook lo había hecho. Tomó una pequeña parte de Yoongi, muy en el fondo, y la hizo brillar sólo por las palabras de su hombrecito. Yoongi sonrió.

—Él es mío.

Incapaz de soportar la separación ni un momento más, Yoongi alcanzó a Jungkook y lo agarró por el brazo, acercando a su compañero a sus brazos. Escuchó un pequeño grito salir de los labios de Jungkook momentos antes de cubrirlos con los suyos, besando al hombre hasta que su resistencia desapareció y Jungkook le respondió al beso.

 Cuando unos instantes después Yoongi finalmente levantó la cabeza, ellos estaban solos en la entrada de la mansión. Yoongi miró hacia abajo a Jungkook,  excitándose  por  lo que vio. El rostro de Jungkook lucía enrojecido, sus  labios húmedos e hinchados. Sus ojos azul cielo lucían aturdidos. Jungkook parecía sexo encarnado.

—¿Dónde está la habitación azul, bebé?

Jungkook señaló las escaleras cruzando la habitación.

— Arriba —susurró.

Yoongi sonrió y levantó a su pareja en brazos, caminando rápidamente hacia las escaleras. No podía importarle menos que estuvieran precisamente en medio de la mansión de un aquelarre de vampiros o que su pareja le acabara de gritar al Príncipe del aquelarre. Ni siquiera le importaba que ellos estuvieran ahí en una misión para salvar al mejor amigo de Jungkook.

En ese momento la única preocupación de Yoongi era encontrar la maldita habitación azul en la que se alojarían, desnudar a Jungkook lo más rápido que pudiera, e introducirlos a los dos en las maravillas que podían encontrar en una cama.

O contra la pared. En un mostrador. O el suelo.

Yoongi no era exigente. Cualquier superficie plana serviría.

El corazón de Jungkook dio un vuelco en el pecho.

Retorció sus manos hasta que se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Dejándolas caer a los lados, comenzó a arrancar el suave material de sus pantalones mientras se paseaba por la habitación.

Estaba nervioso y asustado. La única cosa  que  le impedía perderse completamente era esa larga y silenciosa figura de pie al lado de la ventana, viéndolo perder la cabeza. Adoraba a Yoongi, en verdad lo hacía, pero  el  hombre  nunca antes había tenido un mejor amigo y no entendía por  qué Jungkook se sentía preocupado.

—Bebé, cálmate —dijo Yoongi—. Vas a conseguir enfermarte.

Jungkook negó con la cabeza.

—No puedo. Sé que el Príncipe Zacarius puede ordenarle a Taehyung que entre aquí solo, pero Changbin o Félix podrían causar un escándalo por ello. No quiero causarle al Príncipe ningún problema. Él ya tiene suficiente sin mi mierda.

—Jungkook, tu Príncipe sólo está preocupado por la situación como tú lo estás. Estoy seguro de que no le importa ayudarte a salir de ella. Él es el Príncipe de tu aquelarre, bebé. Él entiende estas cosas.

Jungkook se giró para observar a su compañero cruzar la habitación hacia él. Yoongi insistió en estar ahí cuando Jungkook se encontrara con Taehyung. Jungkook no le podía decir que no a su compañero, especialmente no después de la noche anterior. Yoongi había estremecido su mundo y luego se había acurrucado cerca de él como si fuera la cosa más preciosa en el mundo. Si Jungkook no estuviera ya enamorado de Yoongi, entonces se habría enamorado.

—Todo va a estar bien, bebé —dijo Yoongi en voz baja.

Jungkook cerró los ojos y se inclinó contra la mano con la que Yoongi acariciaba su rostro. ¿Cómo podía alguien pensar que su pareja fuera otra cosa que un hombre  cariñoso  y gentil?, no lo sabía. Se lo demostraba cada vez que lo tocaba.

Jungkook abrió los ojos y miró a su pareja. Trató de poner todo lo que sentía por el gran hombre  en  su  mirada. 

—Te amo, Yoongi.

La respiración de Yoongi se entrecortó. Sus ojos se abrieron ampliamente. El profundo color dorado en ellos se hizo más brillante hasta que se parecieron a un rayo de sol. Jungkook vio a Yoongi parpadear varias veces mientras que la humedad parecía reunirse en las esquinas. Abrió la boca como si fuera a decir algo y luego la cerró de golpe.

Jungkook sonrió. Alzó la mano y acunó un lado del rostro de Yoongi.

—Eres más que un compañero para mí. Tú eres el hombre con el que quiero pasar el resto de mi vida. Significas todo para mi, Yoongi, y te amaré hasta que muera. —Una sola lágrima  dejó  un rastro  al bajar por la  mejilla  de  Yoongi.  Jungkook la limpió con su dedo—. Pasaré el resto de mi vida demostrándotelo si tengo que hacerlo.

Yoongi se echo a reír.

—No —susurró—. Sólo es que nunca he tendido a alguien que me haya dicho antes que me amaba. No creo que nadie me haya amado antes.

—Yo lo hago.

—Te creo.

—Sólo espero que algún día te sientas de la misma manera —murmuró Jungkook.

—Siento algo, Jungkook. Sólo que no estoy  seguro  de  lo que es. —Yoongi hizo una mueca—. No sé mucho sobre el amor. Nunca lo he tenido antes. Necesito esperar hasta que lo sepa, ¿de acuerdo? Sólo dame un poco más de tiempo, bebé.

Jungkook asintió.

—Te daré todo el tiempo que necesites. No voy a ninguna parte.

Yoongi sonrió y lo abrazó. Jungkook apoyó su rostro en el pecho de Yoongi. Su corazón dolía por escuchar palabras de amor de Yoongi, pero sabía que no podía forzarlas. Yoongi se las diría cuando estuviera listo y no antes. Jungkook sólo tendría que tener paciencia.

—Tú eres mi pareja, Jungkook —dijo en voz baja—, pero más que eso, quiero que tú seas mi pareja. No quiero a nadie más.

Jungkook sonrió, apretando su abrazo alrededor  de  Yoongi. Era suficiente por ahora. Jungkook se apartó de Yoongi, listo para decírselo cuando escuchó voces provenientes del pasillo. Se volvió para mirar la puerta, su corazón latía con fuerza  otra vez.

—Parece que tu amigo está aquí, bebé —dijo Yoongi—. Voy a quedarme aquí junto a la ventana así no lo asustaré, ¿está bien?

Jungkook asintió, no prestándole mucha atención a Yoongi.

Taehyung estaba aquí.

Yoongi sonrió para sus adentros mientras se iba a sentar en el alfeizar de la ventana. Jungkook prácticamente vibraba mientras esperaba a que la puerta se abriera. Yoongi sabía que Jungkook y Taehyung eran muy cercanos, eran grandes amigos, pero parecía como si su pequeña pareja estuviera a punto de tener una crisis nerviosa.

El azul de sus ojos dominaba su hermosa cara en forma de corazón. Sus delicadas y pequeñas manos se retorcían juntas otra vez. Yoongi sabía que si Jungkook comenzaba a juguetear con sus pantalones de nuevo, llegaría a hacer un agujero en ellos. Estaba nervioso.

La puerta se abrió y la pequeña figura que Albert introdujo en la habitación captó la atención de Yoongi. Por supuesto, reconoció a Albert. Aunque, al pequeño hombre, Yoongi nunca lo había visto en su vida. Pero él repentinamente quería conocerlo. Taehyung Ebane era impresionante.

—Si usted espera aquí, joven señor, el Príncipe lo llamará cuando termine con su reunión —dijo Albert antes de salir de la habitación.

Yoongi pronto supo por qué Jungkook estaba tan nervioso desde el momento en que Taehyung empezó a retorcer sus manos. Escuchó un fuerte grito de Jungkook, luego su pareja voló por la habitación a abrazar al hombre más pequeño, incluso más pequeño que Jungkook.

—Oh Dios mío, Taehyung —gritó Jungkook—. Creí que nunca te volvería a ver de nuevo.

—Jungkook —susurró Taehyung, su voz era ligera como el piar de un ave—. ¿Realmente eres tú? Félix dijo que habías traicionado al aquelarre y que habías sido exiliado.

Jungkook se rio entre dientes.

—No, hace unas semanas encontré a mi pareja en la reunión de acoplamiento. Félix estaba ahí y trató de reclamarme, pero Yoongi llegó a mí primero.

La mano de Taehyung cubrió su boca y su cara palideció.

—Es por eso que Félix estaba  tan  enojado.  Esperaba acoplarse contigo.

Jungkook asintió.

—¿Te gustaría conocer a mi Yoongi?

Yoongi trató de parecer más pequeño cuando Jungkook gesticuló hacia él. No quería asustar a Taehyung, pero con seguridad no le importaría acercarse más a él. No había estado tan fascinado por alguien desde que vio a Jungkook por primera vez. No podía entender los sentimientos de posesividad que lo embargaban.

—¿Yoongi? —preguntó Jungkook—. Ven a conocer a Taehyung.

Yoongi caminó lentamente por la habitación. Podía ver el miedo en los ojos de Taehyung. No era nada que no esperara. La mayoría de las personas le tenían miedo, bueno, todos excepto Jungkook. Se detuvo junto a Jungkook y le tendió la mano.

—Hola, Taehyung —dijo tan suavemente como pudo—. Es bueno conocerte finalmente. Jungkook me ha hablado mucho acerca de ti.

Taehyung tragó saliva para pasar el súbito nudo que  se alojó en su garganta al ver al hombre más grande que había visto en su vida. Se  estiró  para  estrechar  la  mano  del hombre, sorprendiéndose de la amabilidad en el  agarre  de Yoongi.

—Hola, Yoongi— respondió Taehyung—. Jungkook no me ha dicho nada sobre ti.

Taehyung apenas se contuvo de saltar cuando el pecho del hombre retumbó con su risa. Soltó la mano que Yoongi le tendía y retrocedió un paso. Taehyung no pudo evitar preguntarse cómo Jungkook se encontraba acoplado a un hombre así.

—¿Realmente estás acoplado?  —preguntó,  su  corazón dolía.

Jungkook asintió. La gran sonrisa en su rostro coincidía con la del rostro de Yoongi. Taehyung sintió un estallido de dolor en las paredes de su corazón. Siempre había soñado que él y Jungkook se acoplarían algún día. A menudo era lo único que mantenía a Taehyung cuando las cosas se ponían difíciles.

Taehyung trató de reforzarse con el conocimiento de que al menos Jungkook tenía a alguien fuerte que cuidaría de él y lo protegería. Eso era algo. Taehyung sonrió.

—Me alegro por ti, Jungkook.

—Vamos, siéntate —dijo Jungkook—. El  Príncipe Zacarius ha hecho arreglos para que tengamos un poco de tiempo a solas.

Taehyung miró por encima de su hombro a la puerta.

— Oh, no lo sé. Félix y Changbin me estarán buscando.

—No, el Príncipe Zacarius dijo que los mantendría ocupados por un rato, dándonos algo de tiempo para ponernos al día. —Jungkook se dejó caer en una silla y le hizo señas a Taehyung para que se sentara—. Toma asiento.

Taehyung se sentó frente a Jungkook. Sus ojos se desviaron hacia Yoongi, viéndolo caminar a un decantador de cristal que estaba en un aparador. Vio a Yoongi comenzar  a  servir  tres tragos antes de volver su atención hacia Jungkook.

—Entonces, dime todo lo que está sucediendo —dijo Jungkook. Sonrió cuando Yoongi le entregó uno de los vasos con alcohol—. El consorte real me dijo que Félix y Changbin seguirían adelante con la ceremonia de acoplamiento. ¿Es eso verdad?

Taehyung asintió. Empezó a estirarse por el vaso que Yoongi sostenía para él cuando escuchó un profundo gruñido. El vaso se deslizó de los dedos de Taehyung y cayó al piso, rompiéndose en varios pedazos.

Taehyung gimió. Siempre había sido tan torpe. Se agachó para comenzar a recoger las piezas de vidrio cuando Yoongi se arrodilló para hacer lo mismo. Sorprendido, Taehyung no prestó atención a lo que estaba haciendo y recogió un pedazo del vaso roto.

Hizo una mueca cuando el vidrio cortó su mano, dejándolo caer con un pequeño siseo y apretando la mano contra el pecho.

—¡Ouch!

—¿Te cortaste? —preguntó Yoongi, moviéndose para arrodillarse delante de él. No parecía importar si se arrodillaba o no, Yoongi todavía era más alto que Taehyung—. Aquí, déjame ver.

Taehyung extendió su ensangrentada mano a Yoongi, incapaz de resistirse a su suave orden. Afortunadamente, no parecía ser un gran corte. Sólo sangraba mucho. Yoongi sostuvo su mano con cuidado, examinando el corte con sus dedos.

—Bueno —dijo Yoongi después de un momento—. No tiene mala pinta. Sólo necesitamos algo para detener la hemorragia. Jungkook, ¿puedes buscar algo?

Taehyung levantó la vista para ver a Jungkook saltar de la silla para empezar a buscar en la habitación algo con lo que pudieran cubrir la mano de Taehyung. Repentinamente sintió algo cálido rozar su mano. Taehyung miró hacia abajo.

La boca de Taehyung cayó abierta y  el  asombro  lo atravesó. Yoongi había lamido la sangre de su mano, y se veía jodidamente feliz haciéndolo. Taehyung no sabía si sentir miedo o algo peor.

La vista de la lengua de Yoongi acariciando su mano parecía tener una conexión directa con su pene. Cada golpe contra su piel se sentía como una caricia en su eje repentinamente interesado. El bajo gruñido de Yoongi no parecía ayudar mucho.

Sintiendo como si hubiese traicionado por completo la amistad con Jungkook al sentirse excitado por su pareja. Taehyung tiró de su mano para apartarla y la acunó contra su pecho. Sus ojos se dispararon hacia Jungkook, ampliándolos cuando vio a Jungkook mirando a Yoongi con una expresión confusa en su rostro. Bordeaba el dolor.

—¿Yoongi? —murmuró Jungkook— ¿Qué estás haciendo?

—Cristo, Jungkook —jadeó Yoongi. Se inclinó hacia adelante y agarró la muñeca de Taehyung, sosteniéndola hacia Jungkook—. Pruébala, maldición.

Jungkook frunció el ceño, pero se acercó y pasó la lengua por el corte en la mano de Taehyung. Taehyung tembló cuando los ojos de Jungkook se cerraron y el hombre gimió como si hubiese probado la ambrosía.

Taehyung miró a Yoongi para ver su reacción, para encontrar que el hombre lo miraba intensamente. Eso desconcertó a Taehyung y le hizo sentir que Yoongi sabía algo que él no. Tiró de su brazo, intentando arrebatar su mano del agarre de Jungkook.

—Jungkook, por favor —rogó Taehyung.

Jungkook finalmente lo liberó y Taehyung se alejó, moviendo su silla hacia atrás lo más lejos posible. Acunó su mano en su regazo y miró de Jungkook a Yoongi confundido.

—¿Qué está pasando?

Jungkook miró por encima del hombro a Yoongi. El gran hombre simplemente se encogió de hombros.

—Es tu amigo —dijo Yoongi—, díselo tú.

Taehyung no estaba seguro de querer oír lo que Jungkook tenía que decir cuando se giró para estar frente a él. La mirada resignada en el rostro de Jungkook no le ayudaba mucho. No le daba confianza. De hecho, lo asustaba a morir.

—¿Jungkook? —susurró.

Jungkook le dio una palmadita a la pierna de Taehyung.

— Está bien, Taehyung. No es algo malo.

—¿Qué no lo es? —gritó Taehyung—. ¿De qué estás hablando?

—Cuando Yoongi lamió la sangre de tu mano, descubrió algo, algo muy importante —dijo Jungkook—. Quería que yo probara tu sangre para confirmar sus sospechas y está en lo cierto.

—Por favor, sólo dímelo —le rogó Taehyung—. ¿Me estoy muriendo?

—Oh Dios, no, Taehyung —dijo Jungkook. Se puso de pie y se acercó, rodeando con los brazos a Taehyung. Yoongi inmediatamente tomó el lugar de Jungkook, arrodillándose detrás de él a los pies de Taehyung—. No es nada de eso, lo juro.

—Estás a salvo, pequeño —Yoongi dijo en voz baja.

—¿No lo ves, Taehyung? —preguntó Jungkook mientras soltaba a Taehyung y se acercaba para arrodillarse junto a Yoongi—. Eres nuestro compañero.

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CAPITULO 8

Amanecía. Jin y Namjoon se despedían de Taehyung Y Yoongi.   El destino los separaba una vez más.   Yoongi y Taehyung se quedaron en...