sábado, 21 de mayo de 2022

CAPITULO 7

Eso era lo último, Taehyung ―dijo Yoongi mientras entraba en la habitación de Taehyung―. ¿Estás listo para irnos?

 

Taehyung echó un vistazo a su apartamento amueblado por última vez, por mucho que deseaba mudarse a su nueva casa, la idea de dejar aquel lugar le entristecía un poco. Allí era donde vivía cuando Yoongi lo había reclamado la primera vez. Aunque Yoongi no pudiera recordarlo, él sabía que lo recordaría siempre. El último mes con Yoongi había sido el mejor tiempo y el más difícil que nunca hubiera experimentado.

 

Su amor por él crecía con cada momento que pasaban juntos. Era un hombre amable y gentil y parecía que le tenía mucho cariño. También era un mandón en todo lo que concernía a su salud y a la fisioterapia. No le dejaba sentir lástima de sí mismo, ni quedarse en casa en vez de ir a ver al fisioterapeuta. Mientras que Taehyung se sentía agradecido por los amorosos cuidados de Yoongi, también había momentos en los que quería patearle el culo.

 

―¿Qué pasa dulzura?

 

Taehyung se encogió de hombros.

 

―Voy a echar de menos este lugar.

 

Sólo viviste aquí durante unos meses, Taehyung ―dijo Yoongi mientras se acercaba y se sentaba al lado de Taehyung en la cama―. ¿Cómo puedes estar tan apegado?

 

Taehyung sintió su rostro enrojecer. Se apuró en agachar la cabeza. Quería a Yoongi, realmente lo quería, pero a veces se sentía como si estuviera rodando en una montaña rusa emocional con él. Sus sentimientos parecían estar totalmente fuera de control a su alrededor.

 

Uh uh. No te escondas de mi ―dijo Yoongi levantando la barbilla de Taehyung―. ¿Qué pasa?

 

Sé que no lo recuerdas, pero yo sí. ―Taehyung intentó explicarse sin parecer un loco alterado y sentimental―. Aquí fue donde estuvimos juntos por primera vez, donde me reclamaste. Conserva recuerdos muy especiales para mí. Es difícil dejarlo e irme a un lugar nuevo. ―Taehyung gritó cuando Yoongi le puso de pie de golpe y lo levantó cargándoselo en el hombro. Yoongi se agachó, cogió sus muletas y cruzó la habitación y todo el apartamento hacia la puerta principal.

 

―¡Yoongi! ―Taehyung se rio.

 

Yoongi simplemente cerró la puerta y llevó a Taehyung escaleras abajo sin decir ni una palabra. Taehyung podía ver a la gente mirándoles mientras Yoongi se dirigía hacia su camioneta. Se sorprendían y luego sonreían. Le ardía la cara mientras seguía riéndose. Yoongi le dejó en la camioneta y caminó alrededor para llegar al otro lado, tiró las muletas en la parte de atrás, antes de subir y arrancar. Tenía la camioneta en la carretera y se dirigían a su nuevo hogar para el momento en el que Taehyung consiguió dejar de reír lo suficiente para hablar.

 

―¿A dónde vamos?

 

A casa para hacer nuevos recuerdos para ti.

 

«¡Oh!»

 

Taehyung no pudo evitar la sonrisa en su cara. Yoongi siempre hacía cosas así. Cosas dedicadas a poner una sonrisa en su cara. Parecía tomarse muy en serio su acoplamiento. Quizá era el momento de dar un pequeño paso. Taehyung giró el cuerpo hasta que pudo apoyarse hacia atrás contra su puerta. Podía ver cómo Yoongi intentaba ignorar sus movimientos, pero sus ojos volvían a Taehyung una y otra vez, y eso le emocionaba.

 

Lentamente se desabrochó los jeans y metió la mano dentro. Yoongi tenía razón, ir de comando hacía las cosas mucho más fáciles. Sin ropa interior o bóxers que se interpusieran en el camino entre él y sus juegos consigo mismo.

 

Con la idea de lo que Yoongi le haría en cuanto llegaran a casa, a su polla no le llevó más de un par de minutos para llenarse. Unas pocas caricias con la mano y ya estaba dolorido, necesitado.

 

Cuando escuchó el leve gemido que provenía del lado de la camioneta de Yoongi, Taehyung decidió jugar. Se quitó los zapatos de los pies, después movió las caderas hasta que consiguió empujar los vaqueros piernas abajo. Desnudo de cintura para abajo, Taehyung separó las piernas y empezó a acariciarse a sí mismo otra vez. Deslizó su otra mano hacia abajo para masajearse las bolas suavemente.

 

Intentaba captar la atención de Yoongi, y se encontró con que se estaba excitando muchísimo.

 

Movió la mano más abajo para acariciarse con el dedo en su entrada.

 

Yoongi gimió.

 

La camioneta se desvió.

 

―¡Oh, joder, dulzura! ―Yoongi gruñó―, mételo dentro. Quiero ver cómo te lo haces.

 

Taehyung se estremeció. Las palabras de Yoongi tuvieron un intenso efecto en él.

 

Metió la mano en la guantera y sacó su botella oculta de lubricante, derramando un poco en sus dedos. Dejó caer la botella al suelo, y tocó su agujero otra vez.

 

 Taehyung no pudo contener el gemido cuando sus dedos se deslizaron por su carne ansiosa. No era frecuente que jugara consigo mismo. No lo necesitaba. Tenía a Yoongi. Pero en el pasado, queriendo guardarse para su compañero, había jugado a menudo. Todavía era realmente agradable.

 

Taehyung presionó con un dedo dentro de su culo y empezó a follarse a sí mismo. Le temblaban las piernas. Los disparos de placer que recorrieron su cuerpo le abrumaban. Cerró la mano alrededor de su polla y presionó contra la hendidura con la parte superior con su pulgar.

 

Otro dedo, dulzura ―demandó Yoongi, su voz sonaba baja y ronca―, métete otro dedo.

 

Taehyung empujó otro dedo mientras miraba a su compañero al otro lado de la cabina de la camioneta. Los ojos de Yoongi se movían de la carretera a su culo, y de vuelta una y otra vez. Su pecho se movía arriba y abajo con rapidez, su nariz se ensanchaba, y sus ojos verdes se oscurecían.

 

Joder, dulzura ―gruñó Yoongi―, será mejor que te estires realmente bien. En el minuto en que detenga la camioneta voy a meterme tan profundamente dentro de tu culo, que no volveré a salir jamás.

 

Taehyung empujó dentro un tercer dedo. Empezó a meterse realmente en el juego, acariciando su polla y montando sus dedos, cuando la camioneta se detuvo repentinamente. Lo único que evitó que se golpeara contra el suelo fue el cinturón de seguridad alrededor de su cintura, el cual desapareció enseguida.

 

Taehyung escuchó abrirse la puerta de la camioneta. Sintió cómo Yoongi tiraba de sus dedos liberándolos de su culo, después se apoderó de sus piernas y lo arrastró hasta el borde del asiento. Antes de que pudiera hacer o decir nada, sus piernas fueron levantadas en el aire y la polla de Yoongi se hundió en él.

 

 Taehyung cerró los ojos cuando Yoongi empezó a empujarse dentro de la forma como dijo que lo haría. Se agarró al volante con la mano libre para evitar ser empujado por el asiento por la fuerza de los movimientos de Yoongi.

 

Yoongi siempre había sido muy cuidadoso con él. Aunque se deleitaba en el gentil cuidado de Yoongi, a veces también le frustraba. Algunas veces necesitaba que simplemente lo tomara, que lo follara, sin preocuparse por sus lesiones.

 

Esa era la primera vez, desde que ellos habían vuelto a estar juntos, que Yoongi parecía olvidarse de que tenía la espalda lesionada. No estaba siendo suave ni cuidadoso, ni siquiera estaba siendo cariñoso. ¿Estaba siendo jodidamente fantástico o era fantástico jodiendo? No estaba seguro, pero fuera lo que fuese, lo estaba disfrutando tremendamente. También le llevaba justo al límite. Gritó mientras el intenso placer enviaba ondas eléctricas que explotaban en su cuerpo. Se puso rígido y cuerdas de crema blanca salieron disparadas de su polla y salpicaron su mano y su abdomen.

 

Abrió los ojos justo a tiempo para ver cómo se tensaban los músculos del cuello de Yoongi. Vio cómo apretaba los dientes y dejaba caer la cabeza hacia atrás rugiendo su nombre. Sintió cómo se engrosaba la polla dentro de su culo, después, calientes chorros de semen le llenaron sólo para ser sustituidos, al momento siguiente, por el nudo de Yoongi.

 

La cabeza de Yoongi cayó sobre su estómago. Taehyung entrelazó los brazos alrededor del cuello de Yoongi, acunando a su amante contra él. Podía sentir su rápida respiración. Pequeños estremecimientos recorrían su cuerpo, mientras el nudo al final de su pene seguía latiendo.

 

Yoongi levantó la cabeza repentinamente y le miró con una expresión de horror en su cara. Taehyung supo al instante en lo que su compañero estaba pensando, extendió la mano y presionó los dedos sobre los labios de Yoongi.

 

Estoy bien Yoongi, de hecho, nunca he estado mejor.

 

Yoongi no parecía muy convencido.

 

―¿Estás seguro? He sido bastante brusco contigo.

 

Lo sé. ―Taehyung sonrió―. Ha sido genial, ¿verdad?

 

Yoongi le miró sorprendido, luego empezó a sonreír lentamente también. Apartó el pelo de la frente de Taehyung.

 

―Sí, fue genial ―dijo―. ¿Tal vez podamos volver a hacerlo alguna vez?

 

Me encantaría ―respondió Taehyung―. Aunque, creo que podríamos encontrar otro lugar que no sea tu camioneta, ¿eh? No hay suficiente espacio aquí para poder maniobrar correctamente.

 

―¿Entonces estás listo para volver a casa?

 

Sí ―Taehyung se rio entre dientes―. Tenemos muchas más superficies planas en casa para crear en ellas nuevos recuerdos.

 

Taehyung soltó la cuchara y se inclinó sobre el mostrador de la cocina cuando sonó el teléfono, descolgó el auricular.

 

―¿Diga?

 

Me gustaría hablar con Min Yoongi.

 

Taehyung frunció el ceño, la voz no era agradable. De hecho sonaba demasiado exigente.

 

―No está aquí en este momento. ¿Quiere dejar algún mensaje?

 

―¿Quién eres tú? ―preguntó la voz.

 

 ―¿Y quién eres tú? ―respondió Taehyung.

 

―¡Quiero hablar con mi hijo!

 

¡Ah! Al fin Taehyung completó la imagen. La voz al otro extremo de la línea era del padre de Yoongi, el Alfa Min. La única persona con la que, de verdad, Taehyung no quería hablar.

 

Lo siento señor, pero Yoongi no está disponible en este momento. Me encantaría darle su mensaje.

 

Taehyung se mordió los labios cuando escuchó al otro hombre murmurando por lo bajo. Quería reírse, pero pensó que sería de mala educación, así que mantuvo la boca cerrada.

 

Dígale usted a mi hijo que ya ha sido suficiente de perder el tiempo ―gruñó el Alfa Min―. Dígale que traiga su culo a casa, a donde pertenece, antes de que tenga que ir a buscarlo.

 

Me aseguraré de darle su mensaje.

 

«¡No!»

 

Taehyung se sorprendió cuando el hombre le colgó el teléfono sin decir adiós. Era absolutamente grosero. Taehyung se echó a reír mientras colgaba el auricular y volvía a su té. No había manera de que fuera a darle ese mensaje a Yoongi. Podía decirle a su compañero que su padre le había llamado, pero no iba a decirle que le había ordenado volver a casa. Yoongi ya estaba en casa.

 

Oye, Taehyung, hay algo acerca de lo que tengo que hablar contigo ―dijo Yoongi mientras entraba en la cocina un momento después.

 

―¿Qué pasa? ―Taehyung miró por encima del borde de su taza de té. La mirada ansiosa en la cara de Yoongi le hizo olvidarse de la anterior conversación telefónica. Su preocupación se dirigió a Yoongi.

 

 En el momento en el que sus ojos se encontraron con Yoongi, el otro hombre desvió la mirada. Parecía indeciso y un poco preocupado. Taehyung estaba asombrado, excepto por la primera vez, cuando habían vuelto a estar juntos, Yoongi siempre le había parecido seguro de sí mismo.

 

Él nunca era inseguro respecto a ninguna cosa.

 

―¿Yoongi? ―preguntó Taehyung, se acercó para enmarcar la mejilla de Yoongi con su mano―. ¿Qué pasa?

 

Hay luna llena esta noche, Taehyung. ―Yoongi seguía sin mirarle a los ojos.

 

Taehyung frunció el ceño.

 

―¿Y?

 

Taehyung no entendía cuál era el problema. La luna llena saldría cuando el sol se pusiera. Ocurría cada mes. Aquellos que podían cambiar corrían libres, cazaban y celebraban el hecho de ser lobos.

 

Aquellos que estuvieran acoplados cambiarían y buscarían a sus compañeros para pasar una noche de pasión desenfrenada.

 

«¡Oh!»

 

La mano de Taehyung cayó y se apartó de Yoongi. Ahora entendía. Esta sería su primera luna llena juntos. Taehyung no podría volver a transformarse. Sabía que nunca sería un compañero igual al resto en ese tema, siempre sería deficiente. No iba a ir con el resto de la manada a cazar una presa. Siempre se quedaría al margen en esa parte de su vida. Sólo de pensar que nunca correría libre con Yoongi le hacía sentirse como si le clavaran un cuchillo en el corazón. Sentía el dolor físico. Su pecho dolía. Las lágrimas ardían en sus ojos. Volvió a tomar su té para ocultar su dolor de Yoongi. No había ninguna razón para dejar que su compañero supiera lo mal que se sentía. Yoongi sólo se sentiría culpable.

 

 Creo que deberías ir a correr con el resto de la manada ―dijo Taehyung. Tomó una respiración profunda y colocó una sonrisa en su rostro, volviéndose a mirar a Yoongi―. Lo disfrutarás. Estaré aquí cuando vuelvas a casa.

 

No puedo dejarte aquí solo, no en la luna llena ―insistió Yoongi―, somos compañeros y…

 

Bueno, desde luego yo no voy a ir a correr contigo por el bosque.

 

Taehyung.

 

―¿Qué esperabas, Yoongi? ―preguntó Taehyung dándose cuenta de que no estaba consiguiendo ocultar la amargura en su voz―. No puedo cambiar. No puedo correr. ―Gesticuló con las manos a toda la habitación―. Apenas si puedo subir las escaleras por mí mismo.

 

Yoongi hinchó las ventanas de la nariz.

 

―Pero puedes venir y… y…

 

―¿Y qué, Yoongi? ¿Mirar? ¿Sentarme en el banquillo mientras tú cazas y juegas con los demás? ―Taehyung resopló―. No lo creo.

 

Taehyung ―replicó Yoongi.

 

Esto no era lo que Taehyung quería. Intentó ocultar su tristeza a Yoongi, pero le había salido como si estuviera furioso. No era lo que debería estar pasando. Yoongi se estaba enfadando. Probablemente también estaría resentido. ¿Quién querría a un compañero con el que no podía correr? Taehyung necesitaba terminar esta conversación antes de que cualquiera de ellos dijera algo que realmente no deberían decir.

 

Sólo ve, Yoongi ―dijo Taehyung finalmente―, estaré bien. Probablemente haré palomitas de maíz y simplemente descansaré en el sofá, veré una película o algo.

 

 No voy a dejarte aquí sólo, Taehyung ―dijo Yoongi otra vez―. Es la noche de luna llena y…

 

Ya lo has dicho y ya te he dicho que estaré bien. Soy perfectamente capaz de cuidar de mi mismo durante unas horas. No soy un niño.

 

Yoongi lo miró fijamente, su nariz volvió a inflarse. Sus labios se apretaron en una línea muy fina.

 

―Bien ―gruñó―, quédate aquí sólo entonces. Si no quieres pasar la luna llena conmigo, lo pasaré con gente que sí quiera.

 

Oh, no no… eso es… ¡Mierda! ―Taehyung dejó caer la mano que tendía hacia Yoongi y frunció el ceño.

 

Esto sin duda no estaba yendo bien. ¿No? Ahora Yoongi estaba enfadado con él. Lo veía en la postura rígida de sus hombros mientras salía de la cocina.

 

No había nada que quisiera más que pasar la luna llena con Yoongi, pero conocía la atracción que la gloriosa esfera blanca ejercía en un cambiaformas. Yoongi no sería capaz de resistirse a la oportunidad de correr libremente a la luz de la luna. Tendría que cazar, jugar con los otros miembros de la manada, no iba a ser capaz de quedarse en casa con su compañero imperfecto.

 

No, era mejor así. Yoongi se uniría con los demás miembros de su manada y correría como un lobo libre bajo la brillante luz de la luna. Taehyung esperaría a que el hombre volviera a casa. Entonces podría compensarle.

 

Taehyung pasó las siguientes dos horas viendo una comedia en la tele que en realidad no le interesaba. Parecía estúpido. Además, tampoco podía dejar de pensar en Yoongi. Había manejado fatal todo aquel asunto entre ellos. Ahora se daba cuenta. Repasó la conversación entre ellos en su cabeza un centenar de veces. Taehyung sabía que Yoongi pensaba que le culpaba por no ser capaz de unirse a la manada.

 

No era cierto. Simplemente no quería que Yoongi se viera privado de todo lo que implicaba ser un hombre lobo por su culpa, él había renunciado a cualquier tipo de resentimiento que sintiera hacia Yoongi por sus lesiones hacía mucho tiempo. Después de conocerle, se había dado cuenta de que Yoongi no le haría daño a nadie intencionadamente. Simplemente no era así. Lo que había ocurrido había sido un accidente.

 

Cuanto más pensaba en ello, más se convencía de que debía haberse ido con Yoongi. A su compañero no le gustaba separarse de él durante largos períodos de tiempo. A Taehyung no le gustaba tampoco. Debería haber cogido una manta e ido con él, aunque hubiera tenido que verlo todo desde la barrera.

 

Tal vez no fuera demasiado tarde, pensaba Taehyung mientras se ponía de pie. La luna todavía estaba llena en lo alto del cielo nocturno. Podía ir, reunirse con Yoongi y pasar la noche con su compañero, aunque no pudiera participar en todos los pequeños juegos de seducción.

 

Taehyung se acercó a la habitación y fue hasta la cómoda para buscar algo de ropa desgastada para el aire libre. Sus pantalones del pijama no alejarían el frío del aire de la noche. Necesitaba algo calentito y preferiblemente cómodo.

 

Sacó unos jeans y una camiseta de manga larga y los lanzó en una silla de la esquina de la habitación, buscó sus zapatos. Pensó en llevar también una manta y una almohada con él por si acaso se cansaba al esperar a Yoongi. Sonrió por la que imaginaba que sería la reacción de Yoongi al verlo llegar, tiró de la camisa del pijama por la cabeza y la dejó caer al suelo. Empezaba a quitarse los pantalones cuando un fuerte ruido desde la sala lo congeló en el lugar.

 

Escuchó por un momento, pero no oyó nada más. Olfateó el aire. Por lo menos no había perdido esa habilidad. Pudo oler a Yoongi, olía muchísimo a Yoongi. Era un olor del que nunca se cansaría.

Sin ningún otro ruido sonando y con tan sólo su olor y el de Yoongi en casa, se sintió seguro y continuó con los planes para la noche. Si fuera un intruso lo habría olido, sin embargo, se sentiría mucho más feliz cuando por fin tuvieran un perro.

 

Dulzura.

 

Taehyung volvió a quedarse congelado, su pijama a medio camino piernas abajo, conocía esa voz, pero no del todo. Sonaba como Yoongi, pero el tono era más profundo, más intenso, más ronco. Y provocó escalofríos en su columna vertebral.

 

―¿Yoongi? ―preguntó Taehyung. Se subió rápidamente los pantalones del pijama y luego miró hacia la puerta.

 

Vio pasar una sombra delante de la puerta, pero la forma era más grande que Yoongi, más alto y más grueso. Yoongi era un hombre grande, mucho más grande que Taehyung. La sombra que se movía hacia la puerta de la habitación parecía aún más grande.

 

El miedo se apoderó de Taehyung. Aspiró el aire, pero no olía nada excepto a él y a Yoongi y un ligero olor a frío, como si el aire hubiera cambiado. A medida que la sombra se acercaba a la puerta, él intentaba retroceder, pero sus muletas no cooperaban, resbalaban en el suelo de madera. Presa del pánico, Taehyung dejó caer las muletas y se agarró al borde de la cama.

 

Dulzura. ―La voz sonaba como la de Yoongi, pero no exactamente―. Puedo olerte, dulzura. Sé que estás aquí.

 

―¿Yo… Yoongi?

 

No puedo permanecer lejos de ti, Taehyung ―dijo la voz, cada vez más cerca―. No esta noche. Es luna llena, dulzura, es tiempo de que estemos juntos y renovemos nuestro vínculo, para que te reclame otra vez.

 

 El corazón de Taehyung latía con fuerza. Se subió a la cama y se deslizó hacia la cabecera, tratando de hacerse tan pequeño como fuera posible. Cogió una almohada y la sostuvo delante de su cuerpo, como si fuera un escudo para la enorme forma que de repente llenaba la puerta.

 

Hoy es el acoplamiento de luna llena, dulzura y he venido a reclamar a mi compañero.

 

―¿Yoongi? ―gimió Taehyung pegando más la almohada contra su cuerpo.

 

No había manera de que la criatura que estaba en la puerta pudiera ser su compañero. Su Yoongi no era tan grande. Tampoco tenía pelo castaño oscuro en la mayor parte de su cuerpo, ni orejas puntiagudas, ni una nariz ligeramente alargada, ni largos colmillos.

 

Taehyung se quedó boquiabierto mientras sus ojos vagaban por el… el… lo que fuera que estaba en la puerta. Estaba absolutamente seguro de que su Yoongi tampoco tenía un pene tan grande. Esa criatura ostentaba una monstruosidad entre las piernas.

 

Hola dulzura ―dijo mirando directamente a Taehyung.

 

Taehyung inhaló de golpe cuando el asombro lo golpeó. Los ojos del color profundo de la hierba eran de Yoongi. La criatura que estaba de pie ante él, que caminaba hacia él lentamente no era otro que su compañero.

 

Intenté mantenerme alejado, Taehyung ―dijo Yoongi mientras subía al borde de la cama y se arrastraba hacia él―. Juro que lo intenté. Intenté hacer lo que me pediste. Me uní a la manada. Corrí y casé. Nada de eso era lo mismo sin ti. Tenía que estar contigo esta noche.

 

A Taehyung le temblaba la mano mientras dejaba caer la almohada y se acercó para tocar la cara peluda de Yoongi. Su suave pelo le hizo cosquillas en la piel. Sintió un fuerte aroma en el aire, almizclado.

 

 Apagaba todos los otros olores del cuarto yendo inmediatamente hacia su pene.

 

Eso le hizo querer, le hizo desear. Necesitaba a su compañero más de lo que lo había necesitado nunca.

 

―¿Yoongi? ―preguntó Taehyung otra vez.

 

Yoongi giró la cabeza y lamió la mano de Taehyung, su enorme lengua envolvió la palma de su mano.

 

Yoongi gimió.

 

―Ah, sabes tan bien, dulzura. Podría lamerte entero…

 

Taehyung gritó cuando Yoongi le agarró las piernas y tiró de él hacia abajo tumbándole en la cama. Agarró el pantalón del pijama y se lo arrancó desgarrándolo por el medio tirando el material destrozado al suelo.

 

Creo que lo haré ―dijo Yoongi.

 

Taehyung levantó la mano para detener a Yoongi sólo para dejarla caer sobre la cama cuando la larga lengua de Yoongi se deslizó desde el abdomen hasta la clavícula.

 

Oh, Dios, Yoongi ―jadeó Taehyung.

 

Mmm, Dulzura se ajusta a ti, Taehyung ―dijo Yoongi cuando pasó la lengua por el cuerpo de Taehyung hacia abajo―. Sabes a chocolate con leche con un toque de canela.

 

Taehyung enterró las manos en el pelo de Yoongi cuando su mundo se redujo al movimiento de la lengua hacia su ingle. Su polla se puso en pie y saludó. Para consternación de Taehyung, Yoongi pasó por alto su pene y siguió bajando hasta lamer su fruncido agujero.

 

Ese sabor a canela ―dijo Yoongi―, es muy fuerte aquí.

 

Taehyung estuvo a punto de perder la cabeza cuando Yoongi acarició sus testículos. Los pequeños pelos de la cara de Yoongi se frotaron una vez más contra él.

 

Quiero más dulzura.

 

Muy bien.

 

Taehyung abrió las piernas y se ofreció a su compañero. Si Yoongi lo quería, podía tenerle. A Taehyung no le importaba si se trataba de alguna parte del ritual del acoplamiento de la luna llena. Sólo le importaba que el placer no acabara.

 

Y no se acabó. Yoongi bañó el cuerpo de Taehyung con la lengua. Circuló sus pezones y viajó hacia abajo sobre su pecho y su abdomen, luego alrededor de su pene y por encima de sus bolas, presionando contra su ansiosa entrada hasta que la empujó dentro. Yoongi no se perdió ni un solo centímetro. El cuerpo de Taehyung se estremecía con cada golpe de su lengua. Su cuerpo estaba más sensible, cada terminación nerviosa gritaba por más de las caricias de Yoongi. Taehyung estaba lloriqueando, gimiendo, balbuceando y suplicando por Yoongi. Y eso sólo parecía estimular al hombre.

 

Taehyung gritó una objeción cuando Yoongi se apartó de pronto. Dio otro pequeño grito cuando de repente le dio la vuelta y le puso varias almohadas debajo de sus caderas para elevarle. Miró por encima del hombro interrogando a Yoongi, pero cualquier protesta murió en sus labios cuando Yoongi le agarró las nalgas y las apartó lamiendo el pliegue.

 

El placer que sentía era demasiado intenso. Taehyung no podía aguantar más. El calor latía en su cuerpo y estaba a punto de quemarle. Empezó a mover las caderas, presionando la espalda contra el hombre que lo atormentaba.

 

Yoongi, Yoongi, Yoongi... ―suplicaba Taehyung―. Te necesito, por favor.

 

Entonces me tendrás, dulzura.

 

 Taehyung gritó cuando Yoongi se apartó de él. Sabía que se habían peleado, que Yoongi estaba enfadado con él cuando había salido de casa, pero no pensaba que fuera a sobrevivir si Yoongi lo dejaba ahora.

 

La sensación de la polla de Yoongi presionando contra su agujero debió advertir a Taehyung de lo que estaba a punto de suceder. Había visto al hombre cuando entraba en la habitación. Con aquella enorme polla, Yoongi lo empaló poco a poco. Taehyung no podía hacer nada más que temblar y gemir.

 

Cuanto más se empujaba en él, más convencido estaba que su compañero quería matarlo. No creía que Yoongi pudiera encajar todo aquello. No dolía exactamente, pero sentía muchísima presión interna y plenitud.

 

Finalmente, le sintió parar, dándole unos minutos para respirar y adaptarse a la sensación de su enorme polla dentro del culo. Cuando Yoongi empezó a moverse otra vez, cada pensamiento sobre que Yoongi quería torturarlo desapareció de su cabeza sustituyéndolos por una roja niebla de un deseo tan intenso, que Taehyung vio chispas de colores explotando delante de sus ojos.

 

Cada movimiento que Yoongi hacía, empujando o retirándose, acariciaba su punto dulce. No hubo un solo segundo en el que no hubiera contacto directo entre su pene y su próstata. Taehyung nunca había sentido nada parecido y no estaba seguro de poder manejarlo si volvía a sentirlo otra vez.

 

Todo parecía demasiado intenso, la sensación de las manos con garras de Yoongi clavándose en sus caderas, la caricia suave de su cuerpo peludo contra el suyo, la manera en la que Yoongi lo llenaba hasta el tope, incluso hasta el fuerte perfume de su compañero. Los sobrecargados sentidos de Taehyung explotaron. Su cuerpo también.

 

Los dedos de Taehyung se clavaron en las mantas debajo de él mientras gritaba su liberación, cordones de semilla perlados cubrieron la cama. Escuchó el suave gruñido detrás de él convertirse

en un fuerte rugido, antes de que los largos caninos se hundieran en la suave carne de su cuello cuando Yoongi lo reclamó de nuevo.

 

Los sollozos de Taehyung se convirtieron en gritos de placer cuando su compañero lo llenó con su semilla. El nudo que se extendió dentro de su cuerpo fue lo último que pudo aguantar. Su cuerpo se fundió contra el colchón. Vio luces danzando delante de sus ojos hasta que su visión se volvió negra. Sonrió sintiéndose feliz y satisfecho, luego se deslizó hasta la inconsciencia.

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