Yoongi sonrió cuando derramó un huevo en la sartén. Miró a Taehyung andar arrastrando los pies al cruzar la cocina en sus muletas y apoyarse contra el mostrador. La mañana iba mejor de lo que nunca podría haberse imaginado.
Sabía que Taehyung tenía dudas acerca de dejar que se
quedase. Estaba asustado. Sabía que Taehyung tenía muchas razones para tener
miedo. No sólo había sido el responsable de sus lesiones, sino de negar su
apareamiento y abandonarlo.
No se sorprendería si Taehyung cambiaba de parecer en
cualquier momento y lo sacaba de una patada a la calle. No lo culparía,
tampoco.
Sólo esperaba que en el tiempo que Taehyung le diera fuera
capaz de mostrarle a su compañero que había algo por lo que valía la pena
luchar. Haría todo lo posible para demostrárselo.
―¿Duros
o blandos?
―¿Eh?
―preguntó Taehyung confuso.
Yoongi rio entre dientes y una pequeña mueca se dibujó en el
rostro de Taehyung.
―Tus
huevos, dulzura, ¿te gusta la yema dura o blanda?
―Oh ―Taehyung sonrió―. Término medio.
―Un poco blanda, entonces.
Taehyung apoyó sus
muletas contra el mostrador y cogió una barra de pan. La abrió y sacó un par de
rebanadas antes de lanzar una mirada curiosa a Yoongi.
―¿Trigo o blanca?
―De masa
fermentada, si puedo elegir, si no blanco ―dijo Yoongi.
―De masa
fermentada no es malo, pero ¿sabes lo malo que es el pan blanco para ti?
―preguntó Taehyung, su cara arrugada, con disgusto―. Es terrible para el
cuerpo, solo engorda.
Yoongi se rio entre dientes. Taehyung prácticamente se
estremeció con repugnancia.
―Supongo
que no soy de dieta equilibrada. Vas a tener que mantenerme en forma.
Taehyung señaló con el cuchillo hacia la mantequilla en la
mano a Yoongi.
―No más comida chatarra para usted, señor. Espera a que te
consiga una dieta adecuada. Verás que es mucho mejor para ti y lo bien que te
sentirás.
Yoongi no podía evitarlo. Sujetó a Taehyung por la cintura y
lo levantó para sentarlo en el mostrador de la cocina. Se colocó entre la estrecha
abertura entre sus piernas y luego se inclinó para acariciarle el cuello con
los labios.
―¿Qué me
darás a cambio? ―murmuró Yoongi.
Taehyung se estremeció en ese momento, pero Yoongi dudaba
que lo hiciera por disgusto. Su cabeza cayó hacia atrás, permitiéndole acceso
sin obstáculos a la piel sedosa de su cuello. La polla de Taehyung se animó,
lista para salir a jugar.
―Cualquier
cosa que quieras, siempre y cuando me prometas no dejar de hacer eso ―exclamó
Taehyung. Los brazos de Taehyung se enrollaron alrededor del cuello de Yoongi.
Él pasó sus colmillos a través de la marca de acoplamiento en el cuello de
Taehyung. Las manos de Taehyung se apretaron en su pelo, tirando de él para
acercarlo más.
Yoongi gimió. Joder,
Taehyung estaba caliente. Él era tan condenadamente caliente. Tan
condenadamente sensible a su tacto. Sólo necesitaba tocar a Taehyung y el
hombre parecía arder en llamas. Si eso no encendía a un hombre, Yoongi no sabía
qué lo haría.
―¿Sabes
qué tan sexy eres, dulzura? ―susurró Yoongi contra la piel sedosa de Taehyung―.
¿Cuánto me enciendes? ―Yoongi agarró una de las manos de Taehyung y la colocó
contra su dura polla. Un gruñido profundo salió de su garganta cuando Taehyung
le dio un fuerte apretón.
―Cada
maldita vez que te miro, quiero arrancar toda tu ropa y joderte hasta que no se
te olvide a quién perteneces ―dijo Yoongi. Podía ver el efecto de sus palabras
en Taehyung, en el oscurecimiento de sus ojos azules. También fue evidente en
la dureza que presionaba contra su abdomen.
―Yoongi
―jadeó Taehyung.
―¿Sí,
dulzura? ―preguntó Yoongi contra su cuello…
―Yoongi,
necesito… necesito… necesito algo ―balbuceó Taehyung. Su pecho subía y bajaba
con su respiración agitada. Sus manos se abrían y cerraban en el pelo de
Yoongi. Su cuerpo se estremecía. Yoongi sabía exactamente lo que necesitaba.
Se agachó y abrió rápidamente la cremallera de los jeans de
Taehyung, apartando la tela hasta que la polla de Taehyung rebotó libre. Le
sonrió.
―Y es por esto que irás de comando a partir de ahora ―dijo
justo antes de inclinarse y tragar la polla de Taehyung hasta la raíz.
―¡Ahhh,
joder, Yoongi! ―exclamó Taehyung en un grito. Yoongi se detuvo por un momento
para asegurarse de que no le había hecho daño a su compañero. Nunca se
perdonaría si lo lastimaba otra vez.
―¡Dejas
de hacer eso ahora y eres hombre muerto! ―le advirtió Taehyung duramente
mientras daba un tirón al pelo de Yoongi.
Yoongi sonrió
abiertamente empezando a moverse, con los labios alrededor de la polla de
Taehyung, incluso cuando su lengua lamió los lados fuertemente nervados. Pasó
la lengua por los lados hasta llegar a la gran cabeza hinchada. Una gota de
líquido pre-seminal se derramó por sus labios, lo que le hizo gemir.
Le encantaba el sabor de Taehyung en su boca. No habiendo
dado muchas felaciones en su vida, le sorprendió. Pensó que sentiría repulsión
por el sabor. No fue así. Todo lo contrario, de hecho. Quería más, mucho más, y
sabía que solo había una manera de conseguirlo.
Yoongi cogió el ritmo de sus movimientos, lamiendo rápido y
más fuerte.
Prestó especial atención a la pequeña abertura en la parte
superior de la polla de Taehyung, de la que caía más líquido con cada golpe que
daba con la lengua.
―Yoongi
―Taehyung gritó―. No puedo…no puedo… ―El resto de las palabras de Taehyung se
cortaron por su largo gemido. Yoongi sintió que los músculos de las piernas de
Taehyung se tensaban. Se estremeció cuando las manos de Taehyung tiraron de su
pelo.
Cuando el cuerpo de Taehyung empezó a temblar, Yoongi sabía
que estaba cerca. Aumentó sus esfuerzos, lamiendo más, chupando más fuerte.
Taehyung gritó por encima de él, y luego un líquido caliente llenó su boca. Lo
tragó, recogiendo tanta de la dulce esencia de Taehyung como pudo.
Taehyung gimió. Yoongi soltó la polla de Taehyung para
sujetar a su compañero antes de que se cayera. Taehyung se acurrucó en su
pecho, dejando la cabeza sobre su hombro y él frotó suavemente la espalda de su
compañero.
―Yoongi
―susurró Taehyung.
Yoongi frotó su
mejilla contra la parte superior de la cabeza de Taehyung. Se sentía
tranquilo... Su polla latía detrás de la cremallera de sus jeans, tanto que
pensó que sus pantalones podrían estallar en cualquier momento, pero se sentía
extrañamente tranquilo, en calma, como si todo estuviera bien en el mundo.
Eso le recordó la tierna mirada que había visto en la cara
de Namjoon cuando él abrazaba íntimamente a su compañero. Yoongi se imaginó que
tenía esa expresión en su rostro en ese momento. Algo en abrazar tan fuerte a
su compañero le provocaba el sentimiento más sereno del mundo.
―A eso
se le llama encontrar a tu pareja y estar completo, Yoongi.
Yoongi saltó y giró en redondo, poniendo su cuerpo entre
Taehyung y la voz que venía desde el otro lado de la cocina. Dejó escapar un
suspiro de alivio cuando vio a Jin apoyado en el marco de la puerta de la
cocina.
―Hey, Jin
―dijo Yoongi. Sintió que su cara se ruborizaba un poco al recordar que Taehyung
estaba detrás de él con su pene colgando de sus pantalones. Rápidamente se dio
la vuelta y se agachó para meter de vuelta a Taehyung en sus pantalones,
cerrando la cremallera.
La cara de Taehyung ardía de color rojo brillante. Yoongi
acarició el costado de su mejilla, inclinando la cabeza hacia atrás antes de acercarse
para darle un pequeño beso. Levantó la cabeza un instante después, miró a los
ojos azules de Taehyung.
―Gracias,
dulzura.
Los ojos de Taehyung se agrandaron.
―¿Me estás dando las gracias?
Yoongi sonrió.
―A nadie más, dulzura.
―Pero,
yo no lo hice…yo no hice… ―Taehyung se humedeció los labios y le echó un
vistazo a la entrepierna de Yoongi―. Tú nunca…
―No lo necesito, tampoco ―dijo
Yoongi―. Tenerte fue suficiente para mí.
En todo caso, la cara de Taehyung se hizo aún más roja. A
Yoongi le pareció que estaba absolutamente adorable. Yoongi inclinó la cara de
Taehyung hacia atrás.
―Tú, dulce, eres maravilloso, y te estaré siempre agradecido
de que me permitieras volver a tu vida.
―Bien
dicho, Yoongi.
Yoongi se volvió para sonreír a Namjoon, notando que el
compañero del joven, una vez más estaba apretándose todo lo cerca que podía
estar de él. Cada vez que se encontraban en la misma habitación era la forma en
que parecían estar. Yoongi decidió que le gustaba la idea.
Giró y levantó a Taehyung sobre sus pies, luego se metió
entre él y el mostrador. Envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de
Taehyung, le apretó contra él. El cuerpo de Taehyung se tensó por un momento
antes de inclinarse contra el suyo.
―Así
que, háblame de ese rancho que encontraste para nosotros, Jin ―dijo Yoongi.
―¿Tiene
espacio para un perrito?
―Dos o
tres, incluso ―dijo Jin―. Está a un par de kilómetros de aquí, por el lago. Te
va a encantar, cincuenta hectáreas, un granero y establo. La casa en sí fue
construida en 1856, pero los propietarios anteriores la modernizaron tanto como
pudieron.
―¿Por
qué está a la venta?
Jin miró a Namjoon, parecía un poco culpable.
―Los
últimos propietarios fueron miembros de nuestra manada. Su hijo, un hombre
llamado Roger Drummond, traicionó a Jin con aquel hombre del que te hablé. Jin
casi muere. Roger fue asesinado por ese mismo hombre. Sus padres decidieron
alejarse a un lugar más cálido.
―No fueron expulsados de la manada,
¿verdad? ―Taehyung le preguntó.
Sus palabras le dijeron silenciosamente a Yoongi que su
compañero tenía un gran corazón. A la mayoría de la gente no le habría
importado. Yoongi estaría siempre agradecido por ese gran corazón. Eso hizo a
Taehyung retroceder y darle una segunda oportunidad. Sólo esperaba que tuviera
la oportunidad de ganarse aquel corazón por sí mismo.
―No
―dijo Jin―. Eran más que bienvenidos a quedarse. Creo que era demasiado difícil
para ellos sabiendo lo que había hecho su hijo. Por supuesto que ellos no
hicieron nada, y tratamos de convencerles para que se quedasen, pero sólo
querían escapar de los malos recuerdos.
Taehyung bufó.
―Puedo entenderlo.
Yoongi se puso rígido. ¿Taehyung estaría hablando de ellos?
―No,
Yoongi, no ―dijo Jin en voz baja.
Taehyung echó la cabeza hacia atrás para mirarle
inquisitivamente. Yoongi hizo una mueca. Le llevaría algo de tiempo el
acostumbrarse a tener cerca a Jin.
―¿No
qué? ―preguntó Taehyung.
Yoongi se encogió de hombros, sintiéndose completamente
estúpido.
―Me preguntaba si estarías hablando de nosotros y de lo que
pasó.
―¡Dios,
no! ―exclamó Taehyung―. Estaba hablando de mi manada de nacimiento.
―¿Manada
de nacimiento? ―preguntó Yoongi, arrugando la frente confundido―. ¿No has
nacido aquí?
―No, vivo en Wolf Creek desde hace
unos meses. Mi manada completa se mudó aquí ―Taehyung frunció el ceño―, bueno,
lo que quedaba de mi manada, de todos modos. No quedábamos muchos de nosotros
cuando nos mudamos aquí. La mayoría murieron.
―¡Muertos!
―exclamó Yoongi, apretando los brazos alrededor de la cintura de Taehyung―.
¿Quieres decir, asesinados? ¿Todavía estás en peligro? ¿Y quién trató de
matarte?
―Es una
larga historia, pero la versión corta es que varios miembros de nuestra manada
llegaron a un acuerdo con una princesa vampiro para cambiar sangre de lobo por
dinero y territorio. Nuestro Alfa los descubrió y mató a los vampiros. Luego
nos mudamos aquí para unirnos a la manada de Wolf Creek.
―¡Joder!
―exclamó Yoongi, horrorizado por lo cerca que estuvo de perder a su compañero
incluso antes de poder encontrarlo.
Taehyung asintió con la cabeza.
―No es tan malo. Perdimos a muchos miembros de nuestra
manada, pero nos mudamos aquí y este lugar es mucho más agradable. Nuestro
viejo Alfa, Jungkook, se convirtió en un ejecutor de Dowoo. Creo que es mucho
más feliz aquí.
―Lo es
―dijo Jin―. No estaba contento siendo Alfa, pero hizo lo que tenía que hacer.
Le gusta poder volver a casa con su compañero todas las noches en lugar de
tener que dirigir una manada.
―Y
deberías conocer al príncipe Zacarius ―dijo Taehyung―. Su hermana era la
princesa vampiro que trató de matarnos, pero él no estuvo involucrado en eso.
Es un tipo realmente agradable.
―¿El
príncipe Zacarius? ( Zacarius es Taehyung
el de príncipe de sangre )―preguntó Yoongi.
―Está
acoplado con Devlin, el ejecutor de mi vieja manada ( Devlin es Yoongi de príncipe de sangre )―dijo Taehyung―. Lo
conocí hace unas semanas, cuando vino a buscar a Devlin.
―¿Y su hermana trató de matarte?
Taehyung asintió con la cabeza.
―Él no estaba involucrado en eso, sin embargo. Sé que el
príncipe Zacarius la habría detenido si lo hubiera sabido. Él quiere la paz
entre los hombres lobo y los vampiros. No estaba de acuerdo con todos los
asesinatos que su hermana y los miembros de mi manada provocaron.
―Parece
que algunos de los miembros de tu manada y de la mía deberían unirse y hacer
una fiesta ―dijo Yoongi―. Todos parecen pensar que dañar a los demás es la
manera de conseguir lo que quieren. Estoy seguro de que congeniarían a las mil
maravillas.
―¿En
serio? ―preguntó Taehyung―. ¿Tu manada es tan mala?
―Ya te
dije lo que me hizo mi hermano sólo para ascender de posición ―explicó Yoongi―.
Le creo muy capaz, y a mi padre, de hacer cualquier cosa para conseguir lo que
quieren.
―No van
a venir tras de ti, ¿verdad? ―preguntó Taehyung.
Yoongi podía oír la preocupación en la voz de Taehyung, la
ansiedad. No estaba muy seguro de cómo contestare. Estaba bastante seguro de
que su padre y su hermano se habían lavado las manos con respecto a él, pero
siempre existía esa posibilidad.
―No lo
creo, Taehyung ―finalmente dijo―. Quemé mis puentes con ellos cuando me fui,
pero no puedo prometerte que no van a intentar nada. Puedo, sin embargo,
prometerte que no voy a volver, nunca. Mi lugar está aquí, contigo.
Taehyung parecía fundirse en los brazos de Yoongi. Se
recostó contra Yoongi y hundió el rostro en su cuello. Eso era suficiente para
Yoongi.
―Es justo aquí un poco más a la
izquierda ―dijo Jin, señalando la ventana del frente―. El camino de entrada con
la valla blanca. El señor Drummond sustituyó el cercado hace unos tres años, al
mismo tiempo que arregló el techo del granero.
Yoongi se inclinó hacia adelante para ver hacia donde
señalaba Jin. Podía ver el camino por delante, y como había dicho Jin, vallas
blancas nuevas bordeaban la propiedad. Había un montón de árboles rodeando el
camino, pero más allá de los cercados, los campos pedían que los ocuparan.
―Mira
eso, Yoongi ―murmuró Taehyung, su voz llena de asombro, cuando ellos giraron
por el camino―. ¿Alguna vez viste algo tan perfecto?
Yoongi miró a la cara animada de Taehyung. Sin ni siquiera
ver más de la propiedad sabía, sólo por la mirada emocionada en la cara de su
compañero, que comprarían el lugar. Su pequeño compañero parecía hipnotizado.
Yoongi no podía culparle. El lugar parecía espectacular. Namjoon
los llevó por un largo camino, campos cercados a ambos lados. Había unos
cuantos árboles aquí y allá en el campo, pero aparte de eso, ellos estaban
desnudos a excepción de la intensa hierba verde.
Llegaron a un gran espacio abierto en el extremo del camino.
Una blanca, casa antigua de dos pisos asentada directamente en frente de ellos.
Parecía ser una típica casa de granja a la moda antigua, pero eso era todo lo
que era típico de ello.
Ventanas del estilo
de puertas francesas enmarcadas por verdes postigos. Una puerta en medio de un
porche de madera que corría a lo largo de la parte delantera de la casa. Un
pequeño arriate se alineaba en la tierra delante de la terraza a excepción de
la zona de dos pasos que conducía hasta el porche. Y un brasero hecho de
piedras de río, se podía ver a un lado de la casa.
A la izquierda de la casa había un granero enorme y la zona
del establo. Yoongi podía imaginarse poniendo sus dos caballos allí y añadiendo
más con el paso de los años. En unos pocos años, podía conseguir una manada de
caballos importante.
―Mira
este lugar, Yoongi ―dijo Taehyung, rompiendo la fascinación de Yoongi con la
zona del establo―. ¿Puedes imaginarte a cualquiera queriendo marcharse de aquí?
Yoongi sonrió, acariciando la pierna de Taehyung.
―No, dulzura, no puedo.
Namjoon detuvo la camioneta y se bajó. Tiró el asiento hacia
adelante.
―¿Vamos? —Salió sujetándole las muletas a Taehyung. Las
apoyó en el lado del camión y dio la vuelta para ayudarle a bajar del vehículo.
Estabilizó a Taehyung en sus pies y luego hizo una pausa.
―Podría
llevarte, ¿sabes? ―susurró Yoongi al oído de Taehyung.
―¿Tal
vez más tarde? ―Taehyung respondió, con un pequeño brillo en sus ojos.
Yoongi sonrió y lo puso de pie. Le dio las muletas y esperó
a que las tomara antes de pasar hacia la casa. Mantuvo la mano en la espalda de
Taehyung todo el tiempo.
―El
lugar se está vendiendo por un sueño de precio ―dijo Jin desde la parte
superior de la escalera―. Si necesitas financiación, estoy seguro de que
podemos pensar en algo. El señor y la señora Drummond sólo quieren deshacerse
del lugar. Creo que están tratando de comprar un condominio en Florida.
Yoongi miró hacia
arriba, esperando a Taehyung para subir por las escaleras.
―¿Cuánto
hace que los Drummond vivían aquí?
―Los
Drummond han estado aquí desde siempre ―dijo Namjoon―. No sé exactamente cuánto
tiempo, pero han estado aquí desde que nací, sé que mucho. El abuelo del Sr.
Drummond nació aquí, así que imagino que esta porpiedad ha sido de su familia
desde hace varios años.
―¿Y
ellos simplemente se marcharon? ―preguntó Taehyung.
Yoongi frunció el ceño. Podía oír a Taehyung respirando con
dificultad. No le gustaba la cantidad de energía que le había llevado el subir
las escaleras. Cuando se mudaran a la casa, si tenían que ir de arriba abajo
por la escalera, llevaría a Taehyung.
―Oh
―susurró Taehyung, haciendo un alto mientras miraba alrededor de la gran área abierta
dentro de la casa.
Yoongi se sentía un poco aturdido. El exterior de la casa
tenía una apariencia de tipo de casa de campo. El interior había sido
totalmente rediseñado y redecorado. Los colores parecían simples, paredes
simples, blancas, pisos de madera dura de roble.
Todo lo demás se había cambiado. A Yoongi le pareció que lo
que habían sido varios cuartos diferentes, fueron convertidos en una gran sala
abierta. La sala de estar se situaba a un lado de la gran sala, la cocina y el
comedor en el otro.
Más allá de la sala había unas cuantas puertas. Una chimenea
de piedra de río grande se asentaba en el medio. El techo de la sala parecía
que se hubiera levantado y abovedado. Yoongi se imaginó que cualquier sala de
estar que hubiera habido por encima de él ya no existía.
Un conjunto de
escaleras se ubicaban contra una pared del comedor. A Yoongi no le gustaba la
idea de que Taehyung tuviera que usar las escaleras para ir y venir. Estaría
agotado después de sólo unos cuantos viajes. Por mucho que le gustaba el lugar,
y así era, no podría llegar a ser el lugar adecuado para ellos.
―Vamos
―dijo Jin, con la emoción en su voz―. Hay algo muy especial aquí que quiero
enseñarles.
Yoongi y Taehyung siguieron a Jin por la sala a una de las
puertas en el lado opuesto. Jin prácticamente rebotó donde se encontraba.
―Te va a
encantar esto.
Jin abrió la puerta y los condujo a una gran habitación.
Yoongi vio cómo un conjunto de puertas dobles de cristal cubrían una pared, dos
ventanales franceses en otro. En la tercera pared había una puerta de madera
sólida, y en la cuarta pared la puerta en la que ellos estaban.
―Esto es
muy agradable, Jin ―dijo Yoongi.
―Esa no
es la mejor parte. La llamaron “la habitación de la suegra” ―dijo Jin mientras
corría hacia la puerta del otro lado del cuarto―. La señora Drummond madre se
quedaba en este cuarto. No era cambiaformas. Los Drummonds remodelaron el
cuarto de baño para ella y su andador.
La boca de Yoongi se abrió. El baño había sido remodelado
con barras de metal al lado del inodoro, de la bañera muy grande y en el
interior de la cabina de ducha independiente. Parecía un baño de ensueño para
cualquier persona que pudiera tener alguna discapacidad. Era perfecto.
―Hay una
oficina fuera de la cocina ―continuó Jin―. No es tan grande como esta sala,
pero creo que te resultará más que suficiente para tus necesidades, Yoongi.
También hay dos dormitorios más y un baño arriba, sólo en caso de tener
compañía.
Mientras que volvían
de regreso a la habitación principal y exploraban el resto de la primera
planta, Yoongi no podía dejar de preguntarse cómo había sido tan enormemente
afortunado. Jin dijo que conocía el lugar perfecto para ellos, pero Yoongi no
tenía idea de que sería tan perfecto.
El interior de la casa estaba abierto y bien equipado para
Taehyung. Él sería capaz de moverse sin ningún problema, incluso si Yoongi no
estaba allí para llevarlo a todas partes. Entre la habitación especialmente
equipada y un baño para Taehyung, la oficina de Yoongi, y los acres de tierra
para los caballos, era más de lo que Yoongi nunca soñó que tendría.
Yoongi envolvió sus brazos alrededor de Taehyung cuando
salió al porche delantero. Desde donde estaban, la mayor parte de los campos
cercados podían verse a ambos lados del camino. Por supuesto, había más árboles
alrededor de la casa, algunos de ellos bloqueando su vista, pero Yoongi imaginó
que ellos darían buena sombra a la casa en el verano.
―¿Qué te
parece, dulzura? ―preguntó Yoongi―. ¿Crees que tu perro puede ser feliz aquí?
―¿Mi
perro?
―Mencionaste
que querías un perro, ¿recuerdas? ―le recordó Yoongi―. Y no creo que realmente
puedas tener una finca sin uno.
Miró a Namjoon, guiñando un ojo.
―¿No es verdad, Namjoon? ¿No hay alguna ley o algo que
indique que tienes que tener un perro si eres dueño de una granja?
Sin pestañear, contestó Namjoon.
―Oh, sí, está en las Leyes del Condado. Cada dueño de una
finca debe tener un perro. Ayuda a reducir la población de ratas y todo.
―¿Ratas?
―Del tipo de dos piernas ―Namjoon
sonrió―. Incluso puede ser que desees pensar en tener un segundo perro por si
acaso.
Yoongi vio a Taehyung fruncir el ceño.
―Tú no tienes perro. ―señaló Taehyung.
―No,
pero yo no necesito perro ―respondió Namjoon con una sonrisa―. Tengo a Jin.
―Bueno,
dulzura ―preguntó de nuevo Yoongi―. ¿Deberíamos quedárnosla y darle a tu perro
un lugar para correr y jugar?
―¿Nos
podemos permitir esto Yoongi? ―susurró Taehyung―. No tengo mucho dinero, la
mayoría de mis ahorros se fueron en mis gastos médicos.
―No quiero
que te preocupes por el dinero, Taehyung ―dijo Yoongi, un resquicio de ira se
disparó a través de él con la idea de que Taehyung había agotado su dinero
duramente ganado para pagar sus facturas médicas―. Tengo suficiente para cuidar
de nosotros dos.
Yoongi agarró la barbilla de Taehyung y ladeó la cabeza
hacia la suya.
―Sólo
necesito saber si puedes ser feliz aquí conmigo.
―Y mi
perro.
Yoongi sonrió. Una chispa brillaba en los ojos de Taehyung
otra vez.
―Y tu perro.
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