sábado, 28 de mayo de 2022

EPÍLOGO

Un año después

 

No te pongas demasiado cerca —instruyó Yoongi.

 

Detrás del volante del aburrido sedán blanco de Yoongi, Taehyung aflojó el acelerador. Estaba agradecido con Yoongi por enseñarle a conducir, ahora que el médico lo había liberado, pero Taehyung estaba empezando a pensar que una escuela de manejo podría haber sido el camino a seguir.

 

— Sería más fácil si este tipo no fuera a diez millas por hora debajo del límite de velocidad.

 

Con una mano apoyada en el tablero y la otra sujetando el asa montada por encima de la puerta del pasajero, Yoongi se rió entre dientes.

 

— Esquivar pendejos es la más difícil habilidad a aprender.

 

Sí, bueno, por eso es mejor que me quede en casa.

 

Diez minutos más tarde, Taehyung se detuvo en su largo camino de entrada.

 

—Gracias a Dios.

 

Lo hiciste bien, bebé. Creo que ya estás listo para hacer el examen.

 

Tal vez algún día.— Taehyung no tenía ninguna prisa para esquivar pendejos sobre una base regular. A pesar de que no había sufrido un episodio en nueve meses, no estaba convencido de que su pasado fuera historia. Le entregó las llaves de Yoongi. —Tu auto apesta, por cierto.

 

—¿De qué estás hablando? Es un coche perfectamente respetable.

 

Si tienes ochenta —respondió Taehyung. Apaciguó su comentario con un beso. Un ladrido desde la ventana detrás de él llamó su atención. Echó un vistazo sobre su hombro a Max. —Incluso Max prefiere viajar en una bonita camioneta grande.

 

Max es tan viejo que ni siquiera sería capaz de levantarse para entrar en una camioneta.— Yoongi tiró de Taehyung para otro beso. —Te diré algo, pasa tu examen y te llevaré hasta el concesionario y podrás comprar tu propia camioneta.

 

Cansado de ser ignorado, Max ladró más fuerte. Taehyung abrió la puerta del conductor, permitiéndole a Max subirse a su regazo.

 

—No te preocupes, amigo, conseguiré una rampa para que podamos ir a ligar, mientras tu papá está en el trabajo.

 

—¿Ligar? —Yoongi redujo sus ojos. —No estoy seguro de que me guste esa idea.

 

Ligar perras —corrigió Taehyung. —He encontrado el amor de mi vida, pero Max sigue a la caza.

 

Max fue castrado cuando tenía seis meses de edad.

 

No parece importarle. Lo vi follar al oso de peluche que te ganaste para mí en la feria.— Taehyung rascó a Max detrás de las orejas. Nunca había tenido un perro, por lo que fue toda una sorpresa lo mucho que disfrutaba de Max. El anciano pastor alemán se había convertido en el aprendiz de Taehyung, siempre a su lado mientras pintaba. —Eres como tu papá, cachondo todo el tiempo, ¿verdad, muchacho?

 

Yoongi abrió la puerta del pasajero.

 

—Fue un placer charlar contigo, Pot pero Kettle va adentro para ver el partido de los Marineros.

 

Taehyung no hizo ningún movimiento para salir del coche. Apoyó la cabeza contra el respaldo del asiento, siguió rascando a Max, y observó a Yoongi entrar en la casa. Yoongi era increíblemente predecible a veces. Si Taehyung le daba tiempo para tomar una cerveza y relajarse delante de la televisión durante unos minutos, él estaría muy duro para el momento en que Taehyung finalmente entrara. Dios bendiga a los Marineros de Seattle.

 

Había un montón por lo que Taehyung tenía que estar agradecido, sus pinturas se estaban vendiendo mejor que nunca, tenía un perro fantástico por primera vez, había aprendido a amar la langosta, la cual era enorme, y a Yoongi. Más que nada, Yoongi lo había salvado al ayudarlo a superar el dolor de su pasado para ver las posibilidades del futuro. Un futuro que no podía imaginar compartiendo con nadie más que con Yoongi, el vendedor de seguros de Port Orchard.

 

 

 

Fin

 

 

 GRACIAS POR LEER.

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