Yoongi se sentó junto a Taehyung en el sofá de su habitación. No quería asustar a Taehyung alejándose, pero si Taehyung estaba listo para abrirse, Yoongi sabía que tenía que hacer lo mismo.
—Antes de que empieces, quiero que sepas que no he visto
nada que me asuste. Todavía no estoy seguro de lo que siento, pero necesito que
sepas que me has tocado más en el corto tiempo en que te conozco que nadie más
lo ha logrado.
Taehyung se quitó las sandalias y se acurrucó contra Yoongi.
—¿Sabes qué es diferente acerca de ti?
—Dime.— Yoongi
puso sus brazos alrededor de Taehyung, con la esperanza de hacer los próximos
minutos más fáciles para ambos.
—No
pareces querer nada de mí, más que a mí. Mi último novio quería dinero. Al
parecer era todo lo que quería.
—No
necesito tu dinero. Puede que no tenga tanto como tú, pero tengo suficiente
para vivir cómodamente.
—Pero
eso es todo lo que soy capaz de ofrecer a la mayoría de la gente —Trató de
argumentar Taehyung.
—Una
mierda. Que se avergüence quién puso ese pensamiento en tu cabeza.
—¡Todo
el mundo lo puso en mi cabeza! —Explotó Taehyung.
Era la primera vez que Yoongi había escuchado a Taehyung
levantar la voz con ira, y aunque no le gustaba, pensó que era hora de que Taehyung
se enfadara lo suficiente como para defenderse a sí mismo.
—¿Quién? ¿Dime quién te hizo sentir que no tenías nada más
que ofrecer?
Taehyung se desinfló ante los ojos de Yoongi.
—La vida en mi casa no fue fácil. A mí me enseñaron desde
muy temprana edad a seguir las reglas y a hacer mi mejor esfuerzo para permanecer
fuera del camino de todos.
—¿Y si
no lo hacías?
—Todos
en mi casa pagaban por eso. Bueno, excepto mi padre, que estaba en la cima de
la cadena alimenticia.— Taehyung agarró la mano de Yoongi.
La expresión en blanco en su rostro era una señal de que
estaba en medio de otro de sus episodios. Inseguro de qué hacer, Yoongi sostuvo
a Taehyung en un abrazo protector y trató de calmarlo con palabras.
—Nadie te hará daño otra vez.— No sabía la magnitud del
abuso que Taehyung había sufrido cuando era niño, pero el daño ya estaba hecho
sin importar que. Al principio había pensado que había sido el trágico incendio
lo que había provocado que Taehyung escapara del mundo exterior a veces, pero
cuanto más observaba, más seguro estaba que el fuego era simplemente la cereza
en la cima de una infancia de cicatrices.
Yoongi recordaba la forma en que su madre solía cantarle
cuando se despertaba en medio de la noche después de un mal sueño. Trató de
recordar las palabras cuando comenzó a cantar su canción de cuna favorita. A
mitad de la canción, Taehyung se sacudió y abrió los ojos. Yoongi continuó
hasta que la canción terminó, sin hacer ningún movimiento para empujar a Taehyung.
—¿Puedo
contarte un secreto?
—Si
quieres.
—Creo
que Jungkook comenzó el fuego —susurró Taehyung.
—¿Lo
viste?
—¿Encendiendo
el fósforo? No, pero yo...— Taehyung se interrumpió. Salió de los brazos de Yoongi
y se levantó. —Golpeó mi mano en la puerta esa misma tarde. Para el momento en
que mi madre me llevó al hospital, mi padre me había obligado a decirle lo que
sucedió.— Caminó hasta la puerta corrediza de cristal y la abrió.
El impulso de reunirse con él era abrumador, pero Yoongi
sabía que Taehyung necesitaba la separación.
—Entonces, ¿qué pasó? —le preguntó.
—Cuando
mi mamá me trajo a casa, me enviaron a mi habitación. Más tarde esa noche,
sentí a alguien de pie junto a mi cama. Abrí los ojos, pero no reconocí a Jungkook
de inmediato.— Taehyung estiró las manos y las puso sobre sus mejillas. —Su
cara estaba tan hinchada que yo sabía lo que había sucedido mientras había
estado en la sala de emergencias.— Sacudió la cabeza. —Él no dijo nada al
principio, sólo seguía mirándome.— Taehyung se apartó de la puerta abierta y lo
miró fijamente. —Antes de irse, dijo que tenía que parar. Unas horas más tarde,
estaba de vuelta en el hospital y mi familia estaba muerta.
Cuando Yoongi vio que Taehyung empezaba a caer, corrió a su
lado y lo llevó de vuelta al sofá. Yoongi no había leído nada acerca de la
revelación, por lo que dudaba que Taehyung le hubiera dicho a la policía.
—Has cargado ese secreto mucho tiempo, ¿verdad?
Taehyung asintió.
—Sabía que difamarían a Jungkook, y no podía dejar que
hicieran eso.
—Pero
intentó matarte, también —replicó Yoongi.
—Él
trató de salvarme, lo hizo, me salvó.
—Sin
embargo, sigues permitiendo que tus padres arruinen tu vida.— Tan pronto como
las palabras salieron de su boca, las lamentó. — Lo siento.
—Estoy
loco. Quince años entrando y saliendo de instituciones lo han demostrado. Las
reglas son importantes. Me mantienen centrado.
—Te
mantienen prisionero.— Yoongi se inclinó y besó a Taehyung. — Eres diferente,
pero no estás loco. Creo que tus problemas vienen de aferrarte al pasado.
Déjalo ir, Taehyung. Jungkook te dio una oportunidad, tómala.
Los ojos de Taehyung se llenaron de lágrimas.
—No sé cómo.
—Déjame
enseñarte.
—¿Cómo
vas a hacer eso?
—Para
empezar, vas a pasar la noche conmigo en lugar de volver a tu habitación.— Yoongi
comenzó a desabrocharle la camisa, con la esperanza de dar a Taehyung una razón
para ir en contra de sus instintos y quedarse.
—No es
tan fácil como decir que me quiero quedar.— Taehyung pasó las manos a través de
su pelo.
Yoongi se quitó la camisa y desabrochó su pantalón.
—Por supuesto que sí. Todo lo que tienes que hacer es darme
tu palabra de que no te irás, sin importar lo que pase.— Estaba empujando a Taehyung
y lo sabía, pero Taehyung se encontraba en una encrucijada, y en la mente de Yoongi,
sólo había un camino saludable a seguir. Desnudo, se paró frente a Taehyung,
sin esconder nada. —Sé que es un gran paso a dar, pero estoy aquí para ti.
Tomó paciencia por parte de Yoongi, pero al final Taehyung
se levantó y comenzó a quitarse la ropa. Antes de deshacerse de su falda, sacó
la tarjeta llave del bolsillo y se la entregó a Yoongi.
—Hazme un favor y escóndela en alguna parte.
Al tocar la pieza de plástico contra su mano, Yoongi pensó
en la petición. Se apartó de Taehyung y se dirigió hacia la puerta. En lugar de
ocultarla como Taehyung había pedido, Yoongi equilibró la tarjeta en la parte
superior de la cerradura.
—No dejaré que remplaces las reglas de tus padres con las
mías. Irte o quedarte, tiene que ser tu elección.
Taehyung miró el reloj, una fina capa de sudor brillaba en
su frente.
— ¿Qué pasa si no paso tu prueba?
—No es
una prueba, es un paso, y cada uno que subes por tu cuenta te acerca más a la
libertad.— Yoongi consiguió algunos suministros del baño antes de subir en la
cama. Echó hacia atrás las mantas, dejando su polla medio dura completamente
expuesta. —¿Te gustan los perros?
—¿Los
perros?
El señuelo funcionó y Taehyung se dirigió hacia la cama.
—Tengo un pastor alemán llamado Max en casa.
—¿En
serio? —Taehyung subió al lado de Yoongi y tiró de la sábana, dejando el
edredón a los pies de la cama. —Nunca he tenido un perro.
—Los
perros son geniales, aunque me encuentro hablando con Max cuando no hay nadie más
alrededor.— Yoongi continuó el parloteo hasta que Taehyung parecía relajado en
sus brazos. —¿Quieres ver lo que hay en la televisión?
—Claro.—
Taehyung metió la mano bajo la sábana y deslizó sus dedos arriba y abajo de la
erección de Yoongi. —Mientras no te importe si me distraigo.
—Cuento
con ello.— Yoongi se deslizó hasta apoyarse de espaldas contra la cabecera. La
nueva posición le dio una mejor vista de la televisión y de su polla. Vio a Taehyung
tirar lentamente de la sábana hacia abajo y arrastrarse entre sus piernas. Yoongi
pasó a través de los canales, pero mantuvo su mirada en Taehyung. Centímetro a
centímetro, Taehyung exploró la polla de Yoongi, tocando y lamiendo a su paso.
—¿Te gusta esto?
Taehyung frotó las pelotas de Yoongi con el dorso de su mano
mientras bañaba la corona con su lengua.
—Mucho. Soy especialmente aficionado de esto. — Trazó la
vena oscura que corría a lo largo de la polla de Yoongi con la punta de su
lengua.
Yoongi enroscó sus dedos por el cabello de Taehyung,
barriendo las hebras negras de su cara.
—Podría ver que me chupes eternamente.— Hubo momentos desde
que había conocido a Taehyung, cuando le preocupaba que su atracción por el
artista tenía más que ver con su deseo de ser necesitado que con cualquier otra
cosa, pero mirando fijamente en los ojos de Taehyung, Yoongi supo que sus
sentimientos iban más allá de lo superficial. Nunca había creído en el amor a
primera vista, pero estaba empezando a pensar que tal cosa era posible.
Con sus labios envueltos alrededor de la polla de Yoongi, el
duro día finalmente comenzó a pasar factura en Taehyung. Yoongi siguió jugando
con el pelo de Taehyung mientras miraba los ojos de Taehyung cerrarse
lentamente. En cuestión de segundos, Taehyung estaba profundamente dormido. Yoongi
le dio unos minutos más antes de extraer suavemente su polla de la boca de Taehyung.
Decidiendo que era lo mejor, Yoongi acomodó a Taehyung hasta
que su cabeza descansó sobre la almohada a su lado. Acomodó la sábana y el
edredón sobre Taehyung y apagó la luz.
Un rápido vistazo al reloj y Yoongi sonrió. Eran tres
minutos después de las once y Yoongi tenía la sensación de que Taehyung había
roto la primera regla en años.
Yoongi despertó a la mañana siguiente en una cama vacía.
—¿Taehyung?—llamó,
esperando que Taehyung estuviera en el baño.
Cuando no hubo respuesta, se sentó y miró hacia la puerta.
La tarjeta llave que faltaba le rompió el corazón. Cayendo hacia atrás, cerró
los ojos y trató de tragar el grueso nudo de emoción en su garganta. No podía
decidir qué dolía más, que Taehyung se hubiera ido o que se hubiera ido sin dar
a Yoongi la oportunidad de ayudar a que se quedara.
Peleó entre la ira y el dolor por otra media hora antes de
que finalmente saliera de la cama. Después de una ducha rápida y afeitarse, Yoongi
se vistió para las clases a las que tenía que asistir esa mañana y salió de la
habitación.
El instinto inicial de Yoongi fue llamar a la puerta de Taehyung,
pero decidió que nada más que una discusión se produciría si Taehyung
respondía. Tal vez estaba siendo demasiado duro con Taehyung.
En vez de comer solo, Yoongi decidió asistir al desayuno
patrocinado por la sala de baile. Había pasado poco tiempo con los otros
asistentes y si su jefe empezaba a hacer preguntas acerca de quién estaba ahí, Yoongi
quería tener una respuesta preparada. Asintió en su camino a través del salón,
saludando a la gente sin tener que hablar con ellos.
Yoongi estaba en la fila para el buffet, cuando un grupo de
hombres comenzaron una conversación interesante.
—¿Estuvieron en la pelea de anoche? —Un hombre que todavía
apestaba a alcohol, preguntó a sus compañeros.
—No,
pero Bob Gills me dijo que no fue tanto como una pelea. Evidentemente, fue una
especie de cosa rara. El tipo que la empezó incluso estaba usando una falda.
Repentinamente, Yoongi se sentía enfermo del estómago. Dejó
su plato y salió del salón en busca de respuestas. ¿Taehyung estaba tratando de
encontrar a alguien para follar? Si se enteraba de que era el caso, Yoongi se
alejaría. Él podía perdonar muchas cosas, pero buscar una cogida después de
escabullirse de la cama de otro estaba sobre la línea.
En vez de ir con Taehyung en busca de respuestas, se dirigió
directamente hacia el casino. El persistente olor a humo de la noche anterior
no hizo nada para calmar su estómago. Caminando hasta el bar en el centro del
casino, Yoongi pidió un café.
—Escuché que hubo una pelea la noche anterior.
—No fue
tanto así como una pelea. Una paliza es más como fue. — El barman puso el café
de Yoongi delante de él. —Oye, tú eres el tipo que ha estado con Taehyung, ¿no?
Yoongi asintió con la cabeza.
—Estoy tratando de averiguar lo que pasó —confesó.
—No
estaba aquí, pero Steve me dijo que Taehyung empezó. Comenzó la pelea y luego
sólo se quedó ahí, dejando que el tipo lo golpeara. Ya ha pasado antes. En
realidad, sucedió después de que rompió con aquel novio suyo.— El barman
entrecerró los ojos. —¿Eso es lo que pasó? ¿Rompiste con él?
—No— El
café se agrió en el estómago de Yoongi. Estampó cinco dólares sobre la barra.
—Gracias por tu ayuda.
—Hey
—llamó el barman tras él. —Se negó a que los paramédicos le echaran un vistazo,
por lo que si te deja entrar a su habitación, convéncelo de ir al hospital.
Yoongi no era psiquiatra, pero dado el pasado de Taehyung,
tenía una buena idea de por qué Taehyung había ido al bar y no era para recoger
un hombre. Tomó el ascensor hasta el octavo piso, corrió por el pasillo hasta
la habitación de Taehyung, y llamó.
—¿Taehyung? Soy yo. —Apoyó la frente contra la puerta y rezó
para que Taehyung abriera. —Por favor, déjame entrar.
Yoongi escuchó las cerraduras desbloquearse y levantó la
cabeza. Cuando la puerta no se abrió inmediatamente, trató de pensar en algo
positivo para decir.
—Por lo menos lo hiciste pasadas las once. Eso es un
comienzo.
El pomó giró y Taehyung finalmente abrió la puerta. El daño
a la cara de Taehyung no era tan malo como Yoongi temía, pero su labio estaba
partido, su mandíbula magullada y el ojo izquierdo hinchado hasta quedar en una
mera rendija.
—Estás
enojado conmigo, ¿no? —Preguntó Taehyung.
—¿Puedo
entrar?
Taehyung dio un paso atrás.
—Me desperté a las dos y sentí que no podía respirar. Tuve
que salir, pero para el momento en que regresé aquí, sabía que no importaba.
Había roto una de las reglas de mi mamá.
Yoongi se acercó a Taehyung.
—Así que bajaste las escaleras en busca del castigo que tú
mamá te habría dado —concluyó.
Taehyung negó con la cabeza.
—Mamá hacía las reglas. Papá las aplicaba.
—Es por
eso que te negaste a la atención médica. Has sido golpeado antes, así que
sabías que no había nada realmente serio.— Yoongi estaba teniendo más
dificultades de las que podía manejar, pero no podía dejar pasar el momento sin
dar a Taehyung la única cosa que pensó él necesitaba.
—Te
perdono por salir. Sé que lo intentaste.
Las lágrimas llenaron los ojos de Taehyung.
—Traté de advertirte. No sé cómo vivir sin las reglas.
Siempre el regreso de las reglas.
—Tengo un seminario al que tengo que asistir en unos
minutos, pero si realmente quieres cambiar, encuéntrame en el spa a las diez.
Taehyung estaba de pie junto a la piscina, permitiendo que
la brisa que soplaba desde la cascada cubriera su hinchada cara. A pesar de la
proclamación de Yoongi de que lo había perdonado, Taehyung sabía que lo había
decepcionado.
—Me
alegro que vinieras.
Taehyung miró por encima de su hombro a Yoongi.
—Mi deseo de cambiar está ahí, el camino a través de esto,
es lo que me parece que no puedo lograr.
—Vamos a
sentarnos. Tengo algo que quiero mostrarte.
Taehyung se limpió la cara, haciendo una mueca de dolor
cuando su mano presionó demasiado fuerte contra su mandíbula magullada. Era un
buen recordatorio de la vida que estaba destinado a vivir.
—Te irás pronto.
Yoongi abrió una carpeta de cuero y sacó un bolígrafo del
bolsillo de su camisa.
—No necesariamente. Tengo vacaciones que puedo tomar si las
necesito. —Empujó la silla a su lado con el pie. —Toma asiento.
Taehyung se sentó y apoyó las manos entrelazadas en su
regazo.
—No sé qué tipo de plan tienes, pero tengo que advertirte,
muchas personas han tratado de ayudarme a olvidar las reglas, y sólo termino
decepcionándolos.
Yoongi sonrió.
—Pero han tratado de hacer que te olvides de las reglas. Tú
mismo me dijiste que no puedes funcionar sin ellas, por lo tanto, ¿qué tal si
hacemos un nuevo conjunto de reglas para ti?
—No lo
entiendo. Si la idea es aprender a vivir sin ellas, ¿por qué añadir más?— A
pesar de su confusión, Taehyung podía ver cuán apasionado estaba Yoongi acerca
de su plan.
—Todos
seguimos las reglas, aunque por lo general pensamos en ellas como leyes o
códigos personales de conducta.— Yoongi escribió un número uno en una hoja de
papel en blanco. —Haré las mías primero. Número uno, no llegar tarde al
trabajo.— Miró a Taehyung. —No
importa lo tarde que me quede la noche anterior, siempre estoy en el trabajo a
tiempo.
—Por
supuesto, de lo contrario serías despedido.
—Tienes
razón, porque mi jefe tiene su propio conjunto de reglas que tengo que seguir,
pero si decido o no hacerlo está en mí —. Yoongi escribió un número dos.
—Siguiente, pagar las facturas a tiempo.
—Una vez
más, no logro ver el significado de lo que estás tratando de decirme. Tienes
que pagar tus facturas o los cobradores empezaran a llamar.— Taehyung no estaba
tratando de ser un sabelotodo, pero honestamente no entendía a donde iba Yoongi
con el ejercicio.
—Sip,
porque los bancos y empresas de servicios públicos tienen sus propias reglas
que tengo que seguir.— Yoongi levantó un dedo. —Pero, una vez más, yo soy el
que decide si quiere o no seguirlas.— Bajó la pluma y tomó la mano de Taehyung.
—Me dijiste que no podías vivir sin reglas, y estoy tratando de demostrarte que
no tienes que hacerlo. La sociedad está llena de reglas, pero una persona
también tiene que establecer las suyas. Creo que deberíamos concentrarnos en
las reglas que has hecho por ti mismo, no las reglas de tus padres. Las tuyas.
Taehyung trató de pensar en algo. No quería que Yoongi
pensara que era totalmente incompetente por su cuenta.
—No
pienses en ello como una regla, tal vez eso te ayude. ¿Qué haces como práctica
a la que te apegas, sin importa qué?
—Dejo
propina de un veinte por ciento, no importa cuán malo sea el servicio. ¿Es eso
de lo que estás hablando?
—¡Sí!— Yoongi
comenzó una nueva lista. —Número uno, propina de veinte por ciento. Bueno,
siguiente.
Orgulloso de que había pensado en algo útil, Taehyung trató
de pensar en otra cosa.
—No importa lo cansado que esté, siempre me tomo tiempo para
limpiar mis pinceles.
Sonriendo de oreja a oreja, Yoongi lo agregó a la lista.
—Siguiente, —pidió.
Sintiéndose mejor por el momento, Taehyung ofreció otro.
—Pinto todos los días.— Mierda. Dio un manotazo sobre la
mesa. —Olvídate de eso, me tomo tiempo libre a veces.
Yoongi negó con la cabeza.
—No, es el ejemplo perfecto de una norma que pusiste para ti
mismo, pero estás dispuesto a romperla en ocasiones. No hay nada malo en ello,
es humano. Yo siempre voy a la cama después de las noticias, pero si surge
algo, sé que no es el fin del mundo, siempre y cuando todavía consiga llevar mi
culo al trabajo a la mañana siguiente.— Yoongi bajó su bolígrafo una vez más.
—Tal vez esto ayude. No pienses en ellas como reglas. Tienes eso en la cabeza
porque es como tu mamá las llamaba, pero lo que ella realmente te estaba dando
eran directrices. Ella sabía lo que pasaría si te ensuciabas o no estabas en la
cama a las once. Era estricta, porque estaba tratando de salvarte del castigo
de tu padre. ¿Tiene sentido?
Taehyung se recostó en su silla.
—Maldita
sea, Taehyung, sabes lo que pasará si llegas a la mesa así —gritó su mamá.
Taehyung miró las manchas de hierba en sus pantalones
vaqueros.
— El perro de la vecina se escapó. Sólo estaba tratando de ayudarla
a atraparlo.
—No
importará para tu padre. A partir de ahora, quiero que te quedes en tu
habitación después de llegar a casa de la escuela.— Ella apoyó su mano sobre el
hombro de Taehyung. —Es la única manera, bebé.
—Tienes
razón —dijo Taehyung—. Ella estaba tratando de mantenerme a salvo.
—Tu
padre está muerto. Las reglas de tu mamá ya no se aplican.
Taehyung se sintió entumecido cuando la verdad se hundió en
él.
— Pero son todo lo que me queda.
—A pesar
de todo, estoy seguro de que ella te amaba. Ya sabes lo que hizo Jungkook. Tal
vez eso es todo lo que necesitas llevar contigo del pasado.— Yoongi se levantó
y se guardó el cuaderno bajo el brazo. —Es hora de vivir sin temor a las
repercusiones de ser humano.
Taehyung cogió a Yoongi necesitado de algo para detener su
mundo de girar fuera de control.
—Tengo que ir a mi habitación.
Yoongi miraba como Taehyung recorría su habitación del
hotel. Se detuvo ante el reloj al lado de la cama.
—Mi papá se despertaba con música clásica.— Miró por encima
del hombro a Yoongi. —No se me permitía salir de la cama hasta que él estaba
despierto.— Taehyung tomó la radio despertador y la arrojó contra la pared.
Ignorando la abolladura que la radio causó al estrellarse, Taehyung
se movió directamente al cuarto de baño. Yoongi empezó a seguirlo, pero decidió
contenerse. Era importante para Taehyung exorcizar sus demonios por su cuenta.
—La
habitación de mi hermano estaba al lado del cuarto de baño. Sabía que cuando el
despertador sonaba era mejor que estuviera fuera de la ducha.
El sonido de cristales rompiéndose solicitó la intervención
de Yoongi.
—Taehyung
—llamó, rodeando la esquina.
Mirándose fijamente en el espejo roto, Taehyung levantó los
restos de otra radio.
—Odio el hard rock.
Yoongi tomó la radio de las manos de Taehyung y la tiró a la
basura debajo del lavabo.
—¿Qué tipo de música te gusta escuchar?— Gentilmente condujo
a Taehyung fuera del baño.
—¿Alguna
vez has escuchado a alguien tocar una flauta nativa americana? Hay un tipo en
Albuquerque, que se coloca en la esquina y la toca por propinas.— Taehyung
sacudió la cabeza. —Por alguna razón, esa música me llena el alma cada vez que
la oigo.
Yoongi se sentó en la cama y jaló a Taehyung a su regazo.
—Suena bien. Tendré que comprobar eso en algún momento.
Taehyung sonrió.
—Me gustaría despertar así todos los días.
—Entonces
deberías —estuvo de acuerdo Yoongi.
—Sí, tal
vez lo haga.— Taehyung envolvió sus brazos alrededor del cuello de Yoongi.
—¿Has terminado por hoy?
Yoongi tenía otro seminario después del almuerzo, pero ya no
parecía importante.
—Sí. ¿Qué tienes en mente?
—¿Te
importaría rodar en la hierba conmigo?
Inmundo de un día rodando cuesta abajo en el campo de golf, Yoongi
se estremeció ante el estado de sus pantalones de vestir. Se frotó los músculos
de su abdomen, dolorido de una tarde riendo con Taehyung, y decidió que valía
la pena arruinar un par de pantalones.
Taehyung se desplomó sobre el colchón al lado de Yoongi y lo
besó.
— Eso fue divertido.
Yoongi acercó más a Taehyung.
—Gracias —susurró.
—Debería
ser yo el que te de las gracias.
—No,
escucha. Tengo una vida bastante buena de vuelta en Washington, pero es
predecible. Cada día se purga en el siguiente. Vine aquí porque me dijeron que
lo hiciera. Nunca esperé conocer a alguien que me recordara lo que es vivir
realmente. Eres tan honesto acerca de quién eres, es un cambio bienvenido de
los hombres que he conocido en el pasado.
—La vida
es más fácil cuando la gente piensa que estás loco.— Taehyung empezó a
desabotonar la camisa de Yoongi.
—No lo
hagas. No ha habido absolutamente nada acerca de tu vida que haya sido fácil.— Yoongi
rozó el dorso de su mano a través de la contusión en la mandíbula de Taehyung.
—Y no creo que estés loco en absoluto, simplemente atrapado en un mundo
fabricado por tus padres.
—Eres
mejor que todos los terapeutas que he visto juntos.— Taehyung se sentó y tiró
de su camiseta sobre su cabeza antes de empujar hacia abajo su falda. —¿Sabes
lo que realmente me ayudaría en este momento?
Yoongi pasó sus manos desde el pecho de Taehyung hasta su
ingle. Rodeando la polla de Taehyung con su mano, Yoongi empezó a masturbarlo
lentamente.
—Dime.
—Entrar
en la cama sin lavarme los pies.
—Ya
estás en la cama. ¿Qué más tienes en mente?— Yoongi bajó la cremallera de sus
pantalones y los empujó hasta la mitad de sus muslos, permitiendo que su
erección brotara libre.
Taehyung se inclinó y tomó la polla de Yoongi en su boca,
chupando la cabeza profundamente varias veces antes de contestar.
—Quiero llegar a la cama muy, muy sucio. ¿Quieres ayudar?
—Absolutamente.—
Yoongi se levantó y empujó el edredón y la sábana de la cama. Cuando abrió el
cajón de Taehyung para tomar los suministros necesarios, su mirada se posó en
el vibrador que había visto a Taehyung usar en el pasado. Pescándolo, lo
levantó antes de hacer una demostración de tirarlo a la papelera. —No necesitas
esto nunca más. Me tienes a mí ahora.
Taehyung se estiró en el centro de la cama.
—Esa es una declaración bastante audaz para alguien que sólo
me conoce desde hace unos días.
—No hace
falta ser un genio para saber cuándo has encontrado a alguien especial. No
estoy seguro de si estás interesado en mudarte a Washington, pero tengo tres
acres de césped para jugar.— Yoongi cubrió sus dedos con lubricante y alcanzó
entre las piernas de Taehyung. Circulando el orificio fruncido, trató de luchar
contra tal oferta monumental. No había planeado activamente invitar a Taehyung
a vivir con él, pero no podía imaginar dejar Nuevo México sin él.
Taehyung movió su culo cuando Yoongi empujó un dedo dentro
de su agujero.
—Ser capaz de ensuciar las sábanas no quiere decir que esté
curado.
Aserrando dentro y fuera del agujero de Taehyung, Yoongi se
tendió junto a él.
—Necesitar una cura requeriría una enfermedad, la cual no
tienes. Todo lo que necesitas es tiempo para averiguar cómo vivir por tus
propias reglas, y no puedo pensar en una mejor manera de pasar mi vida que
ayudándote con eso.
—No lo
sé. Quiero decir, una cosa es decepcionarme a mí mismo si no puedo hacer que
funcione. No estoy seguro que pudiera vivir decepcionándote a ti también.
Las medidas drásticas eran definitivamente necesarias. Yoongi
quitó su dedo del culo de Taehyung y agarró la botella de lubricante.
Moviéndose hacia abajo, derramó el lubricante sobre los pies sucios de Taehyung.
Taehyung se echó a reír.
—¿Qué estás haciendo?
Una vez que los pies de Taehyung estuvieron viscosos con una
mezcla de suciedad y lubricante, Yoongi los frotó contra las sábanas, haciendo
un desastre de proporciones épicas.
—Mira.
Taehyung se sentó y quedó sin aliento ante el estado de las
sábanas.
—¿Qué te
hubiera pasado cuando niño si hubieras hecho un lío como este? —Preguntó Yoongi.
—Ya
sabes la respuesta a eso.
Yoongi cogió un condón, y lo hizo rodar por su longitud
antes de moverse para situarse entre las piernas de Taehyung.
—Sí, pero eso fue hace mucho tiempo. Mira lo que pasa cuando
haces un lío.— Presionó la cabeza de su polla contra el agujero de Taehyung y
sacudió su camino hacia dentro.
—¿Estás
entendiendo mi punto?
Taehyung se echó a reír.
—Oh, lo estoy entendiendo.— Su risa se convirtió en un
gemido. —Hazlo bueno.
Enterrado lo más profundo posible, Yoongi giró sus caderas.
Salió lentamente antes de hacer su camino hacia el interior.
—Mira, meter la pata y hacer un desastre, no significa
automáticamente que tienes que sufrir por ello.
Taehyung se movió para apoyar las piernas sobre los hombros
de Yoongi. Él levantó la mirada hacia Yoongi.
—Me gusta tu castigo mucho más.
—Esto no
es un castigo. Soy yo, amándote por ser quien eres, errores y todo.— Tomó su
ritmo.
—¿Me
amas?
—Lo
hago. No puedo imaginar vivir un día sin ti en él.— Yoongi sintió las palabras
con todo su ser. Evidentemente, para unos pocos afortunados, el amor a primera
vista, realmente existía.
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