—Llamé a
un amigo, para encontrarse con nosotros para almorzar. Espero que esté bien. —Hoseok
sonrió a Yoongi y sintió el impulso de golpear a su hermano sobre la cabeza con
un paquete de hachas. Duro. Después de dos largos días de hacerse el agradable
en una feria de joyas y minerales en la jodida ciudad, no tenía deseos de ser
social.
—¿Qué
amigo? —Yoongi gruñó, sus puños cerrándose y abriendo
—Kim Taehyung.
Su madre tiene un montón de cosas para él, cosas de su padre. Esa es una de las
razones para encontrarme aquí contigo, ¿huh? —Ahí estaba la maldad en los ojos
de Hoseok.
Mierda, mierda, mierda.
—Entonces deberías ir con él a almorzar, hombre. Terminaré
de comprar las cosas que necesito para el viaje.
—Amigo,
¡no seas rudo! Te necesito ahí para abogar en mi maldito caso.
No había manera. No había forma de ver a Hoseok y Taehyung
ahí. ¿Qué si Hoseok olía su esencia o notaba algo extraño?
Por no mencionar que podía no ser capaz de controlar la
reacción de su cuerpo. Hoseok se aseguraría de ver eso, si Yoongi empezaba a
mostrar algo físico.
—¿Tu
caso de qué? Todo el mundo sabe que te acuestas con su hermana.
—Sep,
pero es el hermano mayor y… mierda, necesito que diga que está bien que Lizzie
y yo vayamos a casarnos.
Hoseok lucía repentinamente como lo hacía cuando el hombre
era un niño, todo ojos y quejumbroso.
—Casarse,
¿huh? ¿Cachorros en camino? —Quería que Hoseok se echara para atrás, insultar
al hombre generalmente funcionaba.
Hoseok se tornó rojo.
—Cállate.
Oh, hombre.
—Mierda,
odio cuando estoy en lo cierto. —Sonrió un poco.
Hoseok realmente podía necesitar que estuviera ahí. Taehyung
podía comerle su cabeza.
—Lo
está, hombre. Lo juro. No sé lo que hizo mal, pero Mona está de luto y Gray es
un lobo…. Y Taehyung es mi amigo, hermano, pero necesito refuerzos.
—De
acuerdo ¿dónde es el almuerzo? —Quizás tuviera tiempo para hacerse una paja
hasta que estuviera despellejado.
—Se
supone que nos encontremos cerca de su casa alrededor de las once.
—Bien. —Yoongi
no tenía incluso ni idea de dónde vivía Taehyung, extraño.
—Gracias
hermano. —Le dio un guiño y una media sonrisa—. Taehyung vive en un loco y
terrorífico lugar y no lo entiendo.
¿Quién
infiernos entendía alguna cosa acerca del gatito? ¿Alguna vez? El gato solo era
enloquecedor. Podía mirar al cielo azul y decirte que era morado.
—¿Entonces
no tengo tiempo de limpiarme, huh? —Yoongi suspiró. Eso apestaba.
—Envía
un vehículo a recogernos, entonces sep, adelante.
—Oh
bien, gracias. —Yoongi se agachó en el baño tratando de tomar cuidado de su
polla mientras tomaba una ducha.
No había manera que fuera capaz de manejar esto. Ninguna
jodida manera. Había algo en Taehyung que lo hacía ser un jodido estúpido,
haciendo que hiciera cosas ridículas. Decía alguna cosa para que Taehyung lo
pateara en el rostro o Yoongi trataba de saltar al hombre y morderlo….
Algo.
Morder a Taehyung sonaba como una fabulosa idea. Morderlo y
oírlo gritar.
—Oh.
Dios. —Se agachó bajo el agua de la ducha del hotel y se puso a trabajar,
bombeando su polla un poco más duro. Lo necesitaba para comportarse.
Todavía, era Taehyung en el que pensaba cuando se
masturbaba. La forma que Taehyung se arqueaba a su toque, la forma en que las
cicatrices de Taehyung se veían, pensaba acerca del largo, magro cuerpo y cómo
de fuertes esas bonitas piernas eran, entonces pensó cuando Taehyung succionaba
su polla, y se corrió como un adolecente, tan rápido que hizo que sus bolas
dolieran.
Cayó contra los azulejos de la ducha, pequeñas luces danzaban
ante sus ojos. Joder.
El golpe en la puerta casi lo hace caer y matarse a si
mismo.
— ¿Has terminado, hombre? El vehículo estará aquí en cinco
minutos.
—Estaré
ahí. Mierda. Mantén tu jodida camisa dentro.
—Consigue
que tu culo se ponga en marcha.
Hombre, Hoseok solo podía empujar toda esa mierda cuando Yoongi
estaba húmedo y desnudo detrás de una puerta cerrada.
Salió de la ducha deslizándose por el resbaladizo suelo del
jodido baño como un oso borracho, llegando hacia el lavamanos golpeándose
contra él.
—Maldito —maldijo viciosamente, amagándose su humor incluso
más.
—¿Estás
matando a alguien ahí dentro?
—No,
estoy tratando de conseguir limpiar mis dientes para que tengan sabor a menta
fresca cuando me encargue de desgarrarte la garganta.
—No seas
un gilipollas. Vamos a conseguir llegar tarde. —Hoseok estaba arreglándose para
morir—. Sabes, hombre, solo necesitas ponerte tus vaqueros en su sitio.
—Ya
estoy, ya estoy. —Se subió sus vaqueros haciendo una mueca de dolor cuando la
falta de ropa interior le tiró un poco y lo rozó. Se puso su camiseta y salió, Hoseok
sostenía una gran caja de cosas en un brazo que olía como casa—. Perezoso.
—Estaba
ocupado. —Sabía que estaba gruñendo, buena cosa que su hermano lo conociera tan
bien.
—Hijo de
puta. Vamos a un italiano.
Buena cosa que su camiseta era negra, solo en caso de que
alguien le derramara un plato.
—No es elegante, ¿verdad? —Yoongi preguntó finalmente
mirando su ropa, listo para cambiarse.
—Taehyung
no podía hacer eso. No es un engreído, además Taehyung no es amante de ese tipo
de comida elegante.
¿Cómo Hoseok
sabía? Yoongi había pasado unas fabulosas jodidas noches en la cama con Taehyung
comiendo trecientos dólares en valor de filetes y patatas, y lamiendo alioli de
esos largos dedos. Ni siquiera fue y gastó cincuenta dólares en un solo pedazo
de atún para Taehyung.
—Vámonos.
—Rodó su cabeza por los hombros. Jesucristo. Estaba tan listo para sacar su
mierda en el Dogde.
Hoseok lo palmeó en la espalda y abandonaron el hotel. El
vehículo estaba lindo, el conductor un gran tío, y el lado de la ciudad que
ellos se dirigían era ruda. Maldición.
Miró hacia Hoseok, su ceja levantada.
—¿Vive aquí?
—En
algún lado, sep. Dijo que el restaurante es realmente bueno. —Hoseok sonaba
despreocupado, haciendo hincapié en que no era sucio.
—Bien.
—Eso no era sucio, era peligroso. Quizás eso solo significaba que Taehyung no
estaba mucho en casa. Entonces qué le importaba. Seguramente él podía
permitirse más.
El coche se detuvo, ociosamente.
—El señor Kim dijo que estaría aquí en algunos minutos. Solo
esperaremos.
Yoongi miró fuera de las ventanas, preguntándose si en
alguno de esos edificios estaría Taehyung. Esperaría que no.
—¿Cómo
infiernos podría alguien querer vivir ahí?
—¿Qué
estás haciendo afuera y alrededor, pequeña perra?
Taehyung oyó las palabras, pero se negó a mirar, reusando
actuar como había oído. Los gilipollas estaban siendo más audaces. Empezando a
subir de la ciudad, hostigándolo. Se mantenía alejado. Tenía su piso, su lugar,
él no participaba.
No después de la última vez que había peleado en respuesta,
lo habían dejado en su espalda con Helena viniendo de Chicago, salvándolo de
desangrarse en su propio balcón.
—Hueles
como a perro, coño, pequeña perra, como uno de esos jodidos estúpidos
cachorros.
«Sólo mantente caminando Taehyung, son unos gilipollas, no
tienen la sensibilidad de un pez de colores».
Hoseok estaba esperando por él, entonces podrían ir a
Pastori’s con una caja de alguna de sus cosas. Má quería que las tuviera. Tonto
cachorro, no se había ofrecido a estar con él este tiempo. Cabrón.
Una botella se estrelló en sus talones y se apresuró, salió
a la luz del sol, fuera donde pudiera ver a Chris, su vehículo, y movimiento.
«Déjenme solo. Solo déjenme en paz».
Los otros se esfumaron cuando alcanzó el vehículo, y
desaparecieron. Cuando se deslizó dentro, Hoseok estaba ahí, y también Yoongi.
Grandioso.
—Hey, no
me dijiste que tenías compañía, Hoseok. —Esto iba a matarlo.
—¿No lo
hice? Espero que el restaurante esté bien para tres.
Su viejo amigo era terrible aparentando inocencia. Yoongi
era terrible aparentando satisfacción. Lucía como si se hubiera tragado un
gnomo.
—No seas
gilipollas, Hoseok. Eso no le importa. ¿Cómo está el negocio de la excavación
de joyas, cachorro?
Yoongi levantó una ceja.
—Lucrativo, este fin de semana, ¿cómo están tus patadas,
gatito?
—Bien,
coreografiando una película especial para TV la próxima semana. Cosas
divertidas. —Le dio un guiño. Yendo por lo casual. Dios, eso apestaba—. ¿Qué
acerca de ti, Hoseok? ¿Qué estás haciendo en la ciudad?
—Vine
con Yoongi a ayudarlo en la entrega de la mierda para la feria.
Hoseok sonrió brillantemente, sus ojos eran mucho más verdes
que el dorado iris de Yoongi.
—Necesito hablar contigo, también.
—¿Está
embrazada? Má me llamó hace dos días.
—¿Cristo,
es que todo el mundo lo sabía? —Hoseok rodó sus ojos—. Yo... yo necesito tu
bendición, Taehyung, con tu papá fallecido y todo…
—Ella te
ama, tú la amas —se encogió de hombros—, ve por ello, hombre. Sé bueno con
ella.
—Gracias.
—Hoseok sonrió ampliamente dándole un codazo a Yoongi —. ¿Has oído eso? Ahora
estamos relacionados.
Yoongi resopló.
—Oh, sorpresa.
—Asegúrate
que es tu padrino en la boda. —Era el infierno en la Tierra, sentado ahí y no
mirar, no tocar. Jodido infierno en la Tierra.
Pensó que Yoongi estaba completamente inafectado, que no le
importaba al hombre, pero ahora podía ver al hombre golpeando con la punta de
sus dedos, un leve bulto crecía levemente detrás de los pantalones vaqueros de Yoongi.
Hoseok estaba como siempre, ajeno.
—Traje un montón de cosas que me dio tu madre, dijo que te
extrañaba.
Asintió, esto era demasiado peligroso para que ella viniera,
al menos ahora mismo. Jamás a LA, era solo demasiado.
También dos lobos para que los ignorantes lidiaran.
—Estamos
aquí, señor. —El coche se estacionó en frente del restaurante. Gracias a Dios.
—Gracias
Chris. Recógenos en una hora y media.
Dejó la caja de su madre sin mirarla.
—Vamos, chicos.
Hoseok salió del auto primero, pero Yoongi esperó por él.
Podía jurar que sintió la mano de Yoongi en su culo mientras daba un paso a la
calle.
Taehyung no miró alrededor, no necesitaba revisar si ellos
habían sido vistos. Solo se mantuvo caminando, llevándolos al restaurante.
—¿Cuánto
tiempo estarán en la ciudad?
—Me
marcho esta noche —Hoseok dijo, haciéndose a un lado para que Taehyung pudiera
hablar con su anfitrión—. Yoongi se marcha mañana. Tiene que enviar material.
—Ah,
grandioso. —Taehyung sonrió a Gianny—. Gianny, mi querido amigo, dime que hay
mesa para mí.
—Por
supuesto, señor, por este camino, ¿si? —Gianny era un inmigrante de sesenta
años con unos terribles mechones cubriendo su calva y una inclinación por los
espectáculos de danza.
Les dio los mejores asientos, una cabina tranquila en el
fondo. Taehyung se acomodó con facilidad. Una parte, la mayor parte de él,
estaba interesada en si Yoongi podía estar interesado en un rapidito, solo para
bajar la mierda y las risas.
La nariz de Yoongi estaba funcionando horas extras.
—Huele bien aquí.
—La
comida es grandiosa. He estado viniendo aquí por años.
—Casi
desde que empezaron. Casi.
—Estoy
hambriento, Yoongi me hizo trabajar como un esclavo. — Hoseok se manejaba de
una manera patética, mejor que hacerse el inocente.
—Trata
el pollo a la parmesana. Es enorme. —Se rio suavemente.
—Oh, hombre,
no tienes idea cuán bastardo puedo llegar a ser. —Hoseok rodó sus ojos cuando Yoongi
gruñó.
El sonido le envió escalofríos que bajaron por su columna.
—Puedo
imaginarlo. —Se encontró con los ojos de Yoongi—. Te apuesto que es un capataz.
Los labios de Yoongi se curvaron en una fina sonrisa.
—Regular conductor de esclavos.
Ahora sonrieron los unos a los otros, al menos hasta que Hoseok
hizo un sonido extraño con su nariz, olió y Yoongi alejó la mirada.
Justo.
Sin sonrisas.
No donde nadie más pudiera ver. Especialmente alguien que lo
conocía tan bien como Hoseok.
Yoongi llegó a la cesta de pan.
Observaba las manos del hombre, recordando cómo de bien se
sentían en su piel, en su cuerpo. Eran marrones, callosas y tenían algunas
nuevas cicatrices. Quería sentirlas en él ahora, lamer esos dedos y conseguir
mojarlos tanto para deslizarlos dentro de él. Quería observar esos extrañamente
pálido ojos marrones ir a casi oro con calor. Sus dientes apretados mientras Yoongi
se enojaba y lo llenaba.
Yoongi pausó en el acto de extender mantequilla en su pan,
levantó la cabeza, sus fosas nasales llameando u poco. Esos ojos lo fascinaban
brillando con algo peligroso.
—Si
ustedes dos van a tener una pelea, vayan dentro del maldito baño, ese pan es
muy bueno para desperdiciarlo.
Taehyung iba a matar a Hoseok.
Yoongi tomó una profunda respiración, mirando lejos.
— Entonces ¿qué es tan bueno aparte del parmesano? —Yoongi
preguntó, la voz baja y ronca.
—Me Gusta
el rollo de carne, el Ravioli. —Le Gustaria observar a Yoongi comer spaghetti.
—Hum,
quizás pasta. Linguine.
—Puede
funcionar, también.
Hoseok ordenó el parmesano, Yoongi linguine a la boloñesa. Yoongi
ordenó también vino, lo cual era francamente peligroso.
Lamió el vino de sus dedos, mordisqueó las anchoas de la
ensalada Cesar. Yoongi se bebió un vaso de vino de un trago demasiado rápido y Hoseok
solo se mantenía observando de un lado hacia el otro entre ellos.
—¿Estás
bien? Lo digo…. Todo el mundo oyó que pelearon en el funeral, pero…
Taehyung colocó una mano en su cicatriz.
—No peleamos.
—Seguro
que lo hicieron. Ambos desaparecieron.
—Corrimos
un poco juntos. —Yoongi miró a su hermano, estaba caliente. Realmente.
—Bien,
no me lo digas. Cristo, piensan que ambos no están jodiendo.
Taehyung miró hacia Hoseok, luego deslizó un gruñido en
beneficio de Yoongi que podía haber conseguido ser un poco fuerte.
—Sé serio, Hoseok.
—Gatos y
perros no se mezclan, ¿verdad? —Yoongi iba a morder el escenario en cualquier
momento. Era fascinante verlo.
—Taehyung
no es un gato. Es un Kim.
Taehyung miró abajo, un sentimiento enfermo en su estómago.
¿Ese era todo el punto entero, no es así? Él no era un lobo, y no era
bienvenido con otros gatos. Era un Kim.
—Solo
cállate, Hoseok.
Gracias a Dios, la comida llegó y todos ellos tuvieron algo
en qué enfocarse. Como ver a Yoongi chupar. Oír a Yoongi gemir sobre el queso.
Tener a Yoongi lamiendo la superficie de sus dedos.
—¿Verdad,
Taehyung?
Eso lo trajo de nuevo al presente, la pregunta de Hoseok
tomándolo completamente por sorpresa.
—¿Qué?,
lo siento, estaba fuera en mi propio pequeño mundo.
—Dije
que volverás pronto para nuestra reunión, ¿verdad?
Yoongi lo observaba como un halcón, no, ese Yoongi no quería
saber la respuesta.
—No, Hoseok.
¿Por qué debería? Nadie me quiere allí. No soy de la manada.
—Lo
eres, también. —Hoseok era valiente de ese modo, insistiendo en que tenía un
lugar—. Y será mejor que estés allí.
—Me
encierro en mi habitación de cualquier modo. —Se encontró con los ojos de Yoongi.
Esperando que Yoongi dijera algo para argumentar.
Yoongi suspiró.
—Está en lo correcto, Hoseok. Sabes que James lo quería
mantener alejado por su seguridad. —Yoongi no apartó la mirada, sus ojos le
decían cómo de arrepentido estaba.
—Todavía,
perteneces…
—A
ningún sito. Déjalo estar, Hoseok, ¿huh? —La manada le había mostrado por
dieciocho años que no merecía estar ahí—. Soy la mayor irritación, o peor aún,
una puta vergüenza.
—Detente.
—La voz de Yoongi le espetó como una mandíbula de hierro a punto de explotar—.
Deja así las cosas, Hoseok. La manada está errónea pero lo hicieron por las
justas razones, mantenerte seguro, Taehyung. Eso apesta. ¿Quién quiere postre?
Hoseok los miró.
—Tomaré tarta.
—Solo
café. —No sabía qué más decir. La manada siempre ganaba, siempre. Dios, estaba
convirtiéndose en un llorón.
—Pienso
que necesitas un plato de queso, también. —Yoongi fue al cannoli, eso no era
justo
—¿Cuándo
piensan casarse tú y Lizzie? —Estaba jugando con su taza de café mientras
esperaba por los postres, la urgencia se saltar sobre Yoongi era casi
insoportable.
—No
estoy seguro, creo, te llamaré, quizás puedas planificar el lugar de la boda….
—Tú y tu
manada en un crucero, aullando bajo la luna. —No pudo evitar burlarse.
—Gracioso,
no, estaba pensando más en la manera que podría invitar a quien quiera y no
tener al resto ahí.
Sonrió a Hoseok, el hombre era un buen amigo. Yoongi palmeó
el hombro de Hoseok.
—Buen hombre, necesitas pensar acerca de un taxi al
aeropuerto.
—¿Te
estoy haciendo llegar tarde para el vuelo? —Jesús, Hoseok era un mal viajero.
—¿Huh?
No. —Hoseok miró su reloj—. Digo, no podía ser demasiado temprano si nos
fuéramos ahora.
Sacudió su cabeza.
—Tenemos que volver al hotel para conseguir tus maletas.
—Nah, Yoongi
y yo empacamos mis cosas hoy. Pero sabes que odio cargar esas mierdas. Tengo mi
iPod.
—Grandioso.
Conseguiré un taxi. —Yoongi estaba mirando… con dientes hambrientos, aunque ya
habían comido.
—Excelente.
—Hoseok sonrió sobre ellos—. gusto de verte, hombre. Espera por la invitación
de la boda, ¿huh?
Palmeó a su mejor amigo en los hombros.
—Lo haré. Feliz vuelo.
—Gracias.
—Hoseok se inclinó en cuanto Yoongi fue a hablar con el camarero—. Si están
jodiendo, solo ponte un condón, Yoongi es un perro.
Ouch. —Eso corre en la familia.
—Hey.
Amo a tu hermana. —Hoseok se echo a reír, dándole un medio abrazo y Taehyung
notó que la cuenta había desaparecido con Yoongi.
—Vete.
Mándame un correo electrónico. —Dejó un billete de veinte encima de la mesa
como propina.
—Lo
haré, adiós, Taehyung. —Hoseok salió y Taehyung vio cómo se detuvo para darle
un apretado abrazo a Yoongi mientras salía.
Se movió lento, observando a Yoongi por el camino.
Admiraba a su pareja.
Detén eso.
Solo detente.
Yoongi esperaba por él, casi vibrando con la tensión. Sus
ojos brillaban dorados, pensó que eran tan bonitos, con obvios destellos de
lujuria. Ronroneó profundo en su garganta. Su cuerpo gritaba que eso era
correcto, eso era lo que quería. Eso era suyo.
Taehyung llamó al conductor, esperando que consiguiera
llevar a Yoongi al hotel, esperando un lugar seguro para tomar lo que
necesitaba.
—Chris
viene para recogernos. —Le ofreció a Yoongi una media sonrisa—. Te ves bien.
—También
tú. —Oyendo ese grave lleno gruñido, Yoongi se giró y caminó hacia la puerta de
la calle, su culo meciéndose como loco.
Taehyung lo siguió detrás, la esencia de Yoongi era como una
droga. Como el mejor perfume, mejor que el atún. El hombre hacía que
ronroneara.
Se pararon cerca el uno del otro en el borde de la acera, Yoongi
le daba miradas de reojo. Esos ojos…. Esa mirada podría quemarlo vivo.
Su polla estaba dura, dolorida, no podía mirar a Yoongi sin
necesidad, sin tocar. Extendió sus dedos tocando la muñeca de Yoongi.
Yoongi empezó a deslizarse lejos, saltando como si estuviera
asombrado.
—¡Taehyung!
—¿Qué?
—Parpadeó, mirando a Yoongi—. ¿Te sorprendí?
—No. —Yoongi
bajó su voz—. No… es solo... alguien podría ver.
—Oh. —Se
alejó, asegurándose de dejar espacio entre ellos suficiente para no poder
tocarse—. Bien, te escuché.
Incluso en California, habían tenido toques casuales.
Por supuesto, había sido antes… de haber conseguido intimar.
Yoongi debió haberse dado cuenta que la había jodido.
—¿Vives
aquí, huh? La gente te conoce.
—Bueno,
vivo aquí. Todo el mundo sabe que soy homosexual.
Yoongi encogió sus hombros, empujando un paquete de
cigarrillos fuera de su bolsillo y sacándolos, mirándolo un poco a la caza.
—No lo sé, gatito, esto es extraño.
—Sep.
—Excepto que esto no era extraño. No lo era, y no lo iba a cabrear—. Lo siento,
hombre. No significa que… —¿Qué? ¿Enredarse? ¿Tocar? ¿Tratar de…?—, joderé
contigo.
¿Dónde
estaba Chris?
—Lo sé.
—Yoongi rodó su cabeza en su cuello, lucía cansado. Taehyung podría haber tratado
de tenerle simpatía si el hombre no fuera un gigante dolor en el culo—. Lo
siento.
—¿Por
qué? No soy tu problema. Hoseok hizo que vinieras a comer. —Yoongi no quería
verlo. Yoongi no quería estar ahí para él.
Yoongi había dejado que él se alejara.
—Quería
verte. —Las palabras eran vagamente audibles y mucho peor si para Yoongi sólo
eran palabras.
Miró por encima.
—Pero eso no importa después de todo. Aquí está el vehículo.
Chris se detuvo en la acera y agarró la manija de la puerta,
ayudando a que la puerta se abriera.
Taehyung esperó hasta que Yoongi entró, luego cerró la
puerta asintiendo hacia Chris a través del asiento del pasajero.
—Llévalos a donde necesiten ir, después tráeme mi caja.
—Si,
jefe.
Asintió, luego se dirigió andando hacia el final de la calle
sin mirar atrás. Algunas veces no importaba lo que quería, no podía ir y
conseguirlo, por lo que era inútil tratar.
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