Estaba parado en la plataforma, esperando impacientemente.
Solo tenían algunas horas más antes de la puesta del sol. Ese era el tiempo seguro
en el que él podría salir afuera. Todos los otros gatos podrían ir por el piso
y por todos los lugares que se les ocurriera para cazar, eso era una bendición,
pero todavía no quería ir afuera con los cambios que estaban ocurriendo.
Todavía no tenía un jodido deseo de morir, después de todo.
Taehyung no podía creer que el cabrón de Yoongi estaba ahí,
en la ciudad, durante la luna. Tiró de sus contactos, y empujó duro para
conseguir que Yoongi saliera de la cárcel y entrara al país pero eso era lo más
cerca que podía conseguir por la seguridad del hombre.
Cuando Yoongi había aparecido, Taehyung casi no lo reconoce.
El hombre lucía como el infierno: delgado, andrajoso y bastante amoratado a lo
largo de una de sus mejillas, un lado de su mandíbula y cuello. No era de
extrañar que Yoongi hubiera estado suficientemente desesperado para llamarlo.
Sus fosas nasales quemaban; aun así…
—Yoongi.
Yoongi ofreció una lenta y torcida sonrisa, y los golpes se
mostraron en su rostro.
—Hey, gatito.
—Tengo
un auto para llevarnos. No debe tardar. —Sonrió de vuelta y asintió—. Lo
hiciste bien. Felicidades.
—Gracias.
—Yoongi tocó su hombro, siguiéndolo mientras Taehyung lideraba el camino—. No
podía…. Nadie más podía haber sido capaz de conseguir sacarme de ahí antes que
la luna llena llegara.
—Es
bueno conocer que el tío de una bailarina es de la mafia.
—Supongo
que si. —Yoongi se echo a reír, el sonido casi un oxidado ladrido.
—¿Tu
amigo llegó a Paris?
—¿Jimin?
Sep, sep, hasta donde sé. Decidimos que era lo mejor cortar contacto hasta
después de la luna, solo por si acaso.
Un largo auto negro esperaba por ellos y Taehyung extendió
la mano para abrir la puerta a Yoongi que saltó dentro.
—Chris, ¿nos llevas a casa, si?.
—Lo
tengo, jefe.
Yoongi se sentó cerca de él en el gran asiento inclinándose
atrás contra la tapicería.
—Oh, hombre. Agradable paseo. Actualmente tranquilo aquí.
—Tú
sabes eso. Algunas veces solo necesitas descansar. —Se deslizó hacia el mini
bar, agarrando dos whiskey y dándole uno.
—Gracias.
—Yoongi dio un trago, sosteniendo el vaso atrás.
—¿Uno
más?
La esencia de Yoongi estaba en todos lados. En todas las
jodidas partes. No estaba limpio y fresco como era usual, pero era su
compañero.
—Sep,
sep, yo… —Yoongi se movió más cerca—. Lo lamento, Taehyung por todos los
problemas.
—No te
preocupes. —No podía dejar a Yoongi con eso, no podía. Yoongi era… familia.
Estaba jodido, pero ahí estaba.
Una gran mano se posó en su muslo.
—¿Vas a estar bien conmigo aquí? ¿Durante la luna llena?
—Mi casa
es segura. Protegida, y hay carne fresca y leche. —Y atún.
—Genial,
grandioso. Nunca había estado tan cerca de conseguir joder… —Yoongi tenía algo
salvaje alrededor de sus ojos. Taehyung no podía haber parado su ronroneo si
quisiera hacerlo. Profundo y bajo esa era la mejor comodidad que podía ofrecer.
El gran cuerpo se revolvió un poco—. Nunca he estado en una ciudad tan grande
en la luna, tampoco.
—Tengo
un desván. Es perfecto. Tiene una claraboya, juguetes, cojines.
—Perfecto.
—Agitando su cabeza, Yoongi resopló—. Eres un ratón de ciudad, bebé.
—No hay
otro lugar para mí.
—Lo veremos.
—Había algo en el tono de voz de Yoongi, pero realmente no tenía tiempo ahora
para insistir en ello.
Entraron el sótano de su edificio y se inclinó a Chris.
—Pasado mañana necesito que te encargues de unos recados del
supermercado.
—Lo
tengo, jefe.
—Gracias.
—Yoongi sonrió hacia Chris y casi parecía menos depredador.
Taehyung lo condujo al elevador y se movieron arriba. La
presión de conseguir llevarlo adentro era mayor ahora. Adentro. En el estudio.
Seguros. Encerrados.
Yoongi se movía de un pie a otro, sus manos cerrándose y
abriéndose en puños.
—Estás
bien. Vamos al piso superior. Todo el camino hacia el ático.
—Wow
creo que es defendible, ¿huh?
—Sep, no
hay vecinos tres plantas por debajo de mi apartamento, solo almacenamiento.
—Oh.
Bien. —Eso pareció ayudar a Yoongi a relajarse un poco.
—Sé que
no es perfecto para ti pero te prometí que podías estar seguro.
—Lo sé.
—Taehyung pensó que sintió los dedos de Yoongi sobre sus hombros, un leve
toque—. Gracias.
Se estremeció, ronroneó suavemente. Emparejado con un lobo.
Dios, lo odiaba. Odioso. Todo lo que Taehyung podía hacer era rezar que eso
fuera solo unilateral.
Llegaron al ático y Yoongi empezó a reírse en el momento que
las luces se prendieron.
—Wow, paraíso de gato. Puedo ver por qué vives en este
vecindario de mierda.
Taehyung sintió que sus mejillas se tornaban rojas. El ático
era… brillante, luminoso. Suaves cojines cubrían cada superficie y los juguetes
colgaban desde el techo.
—Hey,
has visto mi refugio en la mina. Huesos y mantas. — Yoongi lo acarició en la
espalda, otro fugaz toque.
—Puedes
correr fuera, aunque, ¿tienes hambre? —Su cuerpo entero se arqueó.
—Podría
comer, seguro. —Yoongi se movió un poco más cerca, calor contra su espalda.
Sus ojos se cruzaron. Oh. Oh, Dios, si. Su culo frotándose
contra Yoongi, el movimiento totalmente fuera de control
—Estás
caliente. —Yoongi presionó justo arriba contra él ahora, nada fugaz en ello.
—Lo
estoy, estás seguro, seguro ahora.
—Sep. —Yoongi
respiró la palabra contra su nuca—. Podía usualmente cuidarme a mí mismo,
¿sabes? Esto estuvo mal… estúpido de nosotros y probablemente lo merecíamos
pero estaba jodidamente asustado.
—Sep,
respira. —El sol estaba bajando—. Te tengo, Yoongi. Estás seguro, a salvo.
Yoongi envolvió ambas manos alrededor de él, temblando un poco.
—Yo… es
casi la hora.
—Debemos
conseguir desnudarnos, los filetes están sobre la encimera ya. Hay cuencos de
agua también.
—Prometo
no comerme tu atún. —Un tenue Yoongi era casi doloroso. Quería el sarcástico Yoongi
de vuelta. Yoongi se movió cerca, inclinándose un poco. Eso era fácil, ahora,
con Yoongi ahí, con la esencia del hombre en todo los lados, lamiendo, su
toque, el toque de su boca.
Yoongi lo sostenía, fuertes brazos alrededor incluso con lo
inestable de su gran cuerpo.
—Estás
bien. —Llevó a Yoongi sobre uno de los cojines—. La luna se acerca.
—Oh,
sep. Incluso aquí puedo sentirlo. —Yoongi empezó a temblar. Alguien iba
tempranamente a cambiar.
—La
ventana la dejará entrar. —Frotó sus mejillas en Yoongi.
—Mmm, lo
beneficios de estar en el piso superior. —Yoongi lo perfumaba, por todo él.
—Sí,
privado, vista, ventanas. —Ronroneó en voz alta, su cuerpo entero en fuego.
—Carne.
—La voz de Yoongi era solo un gruñido.
—Sí, hay
un montón para ti. —Trató de rodar boca arriba para encontrar algo, pero una
pata mayormente cubierta lo detuvo. Yoongi ladró como riéndose antes que su
cuerpo magullado empezara a cambiar. Se alejó. Medio enfocado en Yoongi, medio
enfocado en su propio cambio.
Yoongi aulló, haciéndole feliz que no tuviera esos vecinos
cerca. Si alguien podía oír, podría pensar que era un documental de la
naturaleza o algo. Rodó atrás en respuesta, las líneas de su guarida iban en
puntas afiladas cuando corría, saltando en uno de sus salientes para mirar
abajo.
Yoongi ladró, los ojos dorados de lobo se levantaron para
mirarlo, la lengua colgando afuera de la boca de Yoongi. Su cola se balanceaba
solo un poco más pequeña. Miró abajo, bigotes torciéndose, la urgencia de jugar
era grande. Su compañero. Su casa.
Excitante.
Yoongi bailó un poco para él, más cómodo en su lobo, bajos
ruidos venían profundo en su garganta. Taehyung se agachó, su cuerpo vibrando,
listo para saltar. Yoongi ladró y corría, desgarrando alrededor de la
habitación. Un blanco en movimiento.
Oh.
Oh.
Oh.
Maulló con alegría y no consiguió nada, pero saltó con su
cola aterrizando. Escupió de la boca delgados pelos, sus patas clavadas en un
cojín mientras tomaba otro salto.
Esta vez se superó, aterrizando justo frente a Yoongi, y
luego tumbándolo y rodando sobre el extremo del suave piso. Yoongi, contento,
tratando de robarle el botín con una gran pata enfrente antes de levantarla y
correr alrededor en otro círculo. Le daba caza, bajando la cabeza, levantando
la cola.
Yoongi se volvía en él, todo de repente, rebotando justo en
él. Ellos se atropellaron juntos con un aullido y un maullido. Se estrellaban
el uno contra el otro, sus patas batallando juntas sin causar daño. Los dientes
de Yoongi se estrellaron en el hombro de Taehyung. Rodó sobre los cuartos
traseros de Yoongi. Enrollando para pellizcar la cola difusa. Yoongi gritó pero
no era un sonido de dolor. Solo disfrutaba.
Sus cabezas chocaron, a continuación expandiendo su esencia
el uno en el otro. Yoongi bostezó, las mandíbulas casi desquiciadas por mostrar
sus saludables dientes y la larga lengua rosada y Taehyung olfateó, sus ojos
cruzados mientras la lengua se desplegaba.
Yoongi lo mordió una vez, justo en la oreja, luego tiró de
él hacia los cojines esparcidos en una esquina. Ronroneó felizmente, rebotó por
encima, suave, elástico. Bueno. Ese era su lugar favorito.
Yoongi se acurrucó. Su nariz en la cola, suspirando fuerte.
Podían tomar una siesta. Luego podrían comer. Entonces jugar.
Lamió el hocico de Yoongi, ruidosamente. Yoongi resopló un
poco, un sonido feliz, y lo acarició antes de asentarse, una pata sobre el
pecho de Taehyung.
Tomó una profunda respiración, entonces se acurrucó y se
extendió perezosamente. Bien.
De alguna manera, nunca pensó que sería capaz de estar
durmiendo con un lobo.
Yoongi se despertó desnudo, humano, y dolorido por todas
partes. Él y Taehyung se habían levantado de su siesta y jugado. Comido.
Entonces habían jugado un poco más. La casa de Taehyung era hilarante, mágica,
llena con la más extraña basura que había visto.
Taehyung rodó sobre si mismo, ronroneando suavemente. La
cola enorme en sus flancos.
Todavía en forma de gato, entonces. Alguien cambiaba tarde.
Mientras observaba, lentamente Taehyung cambió convirtiéndose en el hombre
delgado y fuerte. Esas piernas… hombre, podía patear.
Taehyung bostezó, estirándose, rodando en él, entonces se
levantó y se frotó esa fina cintura, dedos llegando a su pelo. Los brillantes
ojos verdes brillaban para él, riéndose.
—Mmmmmm,
buenos días.
—Hey,
bebé. —Se sentía bien ahí. Establecido.
—Hey. —Taehyung
rodó, olfateando su vientre por un segundo—. Hueles bien.
Olía como ellos, como lobo. Los dedos del pie de Yoongi se
curvaron arriba un poco, sus manos se deslizaron a través del pelo de Taehyung.
—¿Hambre?
—Mucha.
—Podía mordisquear a Taehyung también.
—Mmm.
Voy a ver lo que hay. —Taehyung rodó arriba. Un movimiento fluido.
—Genial.
—Incorporándome y apoyándome en un codo observaba el balanceo del culo
apretado.
Eso hacía su boca agua, haciéndolo gruñir profundamente en
su garganta un poco. Su cuerpo se tensó, su cuero cabelludo hormigueaba. Sep,
quería eso, brillantes ojos verdes brillaban de vuelta hacia él, retándolo de
alguna manera. Yoongi saltó en sus pies, sacudiendo sus extremidades un poco
antes de seguirlo.
Taehyung había agarrado filetes, café y un cartón de huevos
para el momento en el que llegó ahí.
Yoongi deslizó sus brazos alrededor de la cintura de Taehyung,
acariciando la parte de atrás de su nuca. Podía comerse a Taehyung vivo y su
lengua salió para probar un poco de piel. Taehyung estaba ronroneándole, su
bello gatito estaba empezando a ondularse.
Dejó que sus manos vagaran por el vientre de Taehyung, eso
particularmente lo fascinaba. La piel era tan suave, un poco vellosa, pero los
músculos eran duros.
—Iba a
cocinar…
Sus dedos trazaron cada pequeña cresta.
—Lo sé. Tengo hambre, también. Quiero más de ti.
Pudo sentir, que la larga curvada polla se levantaba hacia
arriba en su mano, que Taehyung quería también. Tocó solo la cabeza, dedos
trazando el borde acampanado. Tan caliente.
—Yoongi…
—La singular palabra era la cosa más caliente que había escuchado, las piernas
de Taehyung se separaron.
—Sep, lo
necesito tanto. —Su polla dolía y se frotaba contra el culo de Taehyung. Las
caderas de Taehyung empezaron a balancearse, lentamente y con ritmo, los magros
músculos trabajaban su polla, haciendo promesas.
Joder. Quería estar adentro. También quería probarlos a
ambos. Mordió de nuevo, gruñó en voz alta suficiente para saber que Taehyung lo
sentía. Taehyung se movía con él, su respiración se aceleró y Yoongi llevó la
mano abajo para tocar la larga polla que esperaba por él. Tocaba súper cuidadosamente,
sus dedos casi danzando sobre la apretada piel.
Tan lindo. Taehyung era precioso, todo él. Yoongi estaba un
poco asombrado.
—Tus
manos están calientes.
—Estás
caliente, bebé.
Taehyung se estiró un poco más en una clara oferta, su
cuerpo extendido hacia él. Oh, sep. Necesitaba algo de eso.
Yoongi presionó hacia adelante y arriba, empujando un poco.
Dejó salir un pequeño maullido bajo y profundo.
—Dios,
bebé. Caliente. —Presionó más cerca su polla, deslizándose dentro del cuerpo de
Taehyung. Taehyung se balanceaba atrás, tomándolo en su canal como si el jodido
perteneciera ahí. Quizás lo hacía. Eran compañeros, no importaba cuánto dijera
que estaba mal. Su mente se deslizó lejos de sus pensamientos, no podía estar
emparejado con un gato.
Un gato que no podía emparejarse con él.
Eso estaba mal, ¿verdad?
Yoongi se concentró en su cuerpo y lo bien que se sentía al
deslizarse y tomar lo que quería.
—Sí. —El
cuerpo de Taehyung se apretaba y ondulaba, trabajando su polla como un puño.
—Cristo.
—Su rostro cayó contra la curva de la nuca y hombros de Taehyung. Sus caderas
se movían rápido, y más rápido. Su respiración comenzó a ser más pesada.
—Bien,
bien, pronto. —Taehyung se encontraba en cada empuje, gruñendo profundamente y
lo sentía retumbar todo alrededor de su polla.
—Dios,
si yo… —Sus pensamientos volaron, su cerebro se fundió. Yoongi se corrió duro,
su orgasmo robó su respiración
Taehyung se corrió por él en respuesta, tan lindo, tan
caliente, el hombre olía como eso.
Puso su nariz en la curva de los hombros de Taehyung,
inhalando profundamente. Suyo. Le daba miedo tanto como pensaba. Pero iba a
mejor cada vez.
—Mucho
mejor que una celda de prisión.
—Joder.
Si.
Taehyung empezó a cocinar de nuevo, manteniéndose cerca.
— Tienes que observar qué cosas consiguieron arrestarte.
—Dime
acerca de ello. Ellos me acusaron de contrabando. Yo pagué por esas rocas.
—Lo sé.
—Oía que Taehyung lo creía en esa voz. Yoongi pensó que Taehyung podía haber
tenido dudas si las había pagado o no.
—Gracias,
bebé. —Lo decía en serio. Taehyung era su respaldo.
Un suave ronroneo vibraba en su pecho. Acarició la piel de Taehyung,
sus dedos trazando todas esas pequeñas cicatrices. ¿Cuántas peleas podía un
bailarín conseguir? Infiernos, ¿cuántas peleas podía un gato llegar a tener?
Era la manera en la que un gato conseguía su territorio porque los lobos eran
animales de manada.
—Los
huevos están hechos.
Olían bien, también.
—No hay
pescado, ¿verdad? —Taehyung le ponía atún a todo.
La risa de Taehyung era baja, tan contagiosa que lo hacía
sonreír.
—No esta
mañana.
—Puedo
manejar el salmón ahumado en un Bagel, pero no atún en una tortilla.
—Lo tendré
en cuenta. —Taehyung se giró, la nariz deslizándose por la mandíbula del otro—.
Come.
—Gracias.
—Tomó un beso antes de tomar la comida.
Taehyung lo observó por un segundo antes de seguirlo,
curvándose en la cómoda silla. ¿Quién jodidos había acolchado las sillas de la
cocina? Con brazos. Dios, Yoongi se acomodó en ellas, pensando que se sentían
bien.
Taehyung comía, lamiendo y ronroneando sobre el plato,
todavía profundamente felino.
Su cuerpo empezó a calentarse y maldita sea, Yoongi quería
saber por qué ese tenía que ser su destino. Un lobo solitario con un gato
fetichista. Era el más ridículo anuncio de búsqueda que había tenido.
—¿La
comida está bien? —Taehyung estaba succionando sus dedos limpiándolos.
—Está
grandiosa. —No, ni siquiera lo había notado. Yoongi miró abajo a su plato, y
estaba vacío. Maldita sea.
Taehyung asintió. Una sonrisa extrañamente conocedora,
entonces su delgado gatito se dirigió hacia él, empujándose justo contra él y
colocándose a horcadas en sus muslos.
—Hey.
—Agarró el culo de Taehyung. Sosteniéndolo justo ahí.
Taehyung lo marcaba con su olor, en su nariz, su mandíbula,
sus orejas.
—Hey, mejor.
—Definitivamente.
—Lo era. Tocar era bueno—. Entonces, ¿qué haces aquí para divertirte?
—¿Aquí
en el apartamento? Bailo. Juego. Observo películas en el proyector.
—¿Qué
haces cuando sales fuera? —Mordisqueaba un poco, la piel que encontraba era tan
sabrosa.
—Trabajo.
—¿Sólo
eso? —Tenía la sensación que habían tenido esa conversación antes, pero su
memoria no estaba tan buena con el toque felino, no era tan bueno en recordar
cosas. Tenía un sentimiento, tenía que estar mejor con ello con Taehyung por
ahora dentro.
—Básicamente.
—Había algo extraño en la voz de Taehyung, algo raro.
—¿Qué? —Yoongi
odiaba sentirse estúpido y realmente se sentía así en ese momento.
—¿Qué,
qué? —Taehyung levantó su cabeza
—Solo
suenas como si no estuvieras sentado en mi regazo consiguiendo una frotada de
culo. —Le dio un guiño, ellos explorarían toda esa mierda de conocerse el uno
al otro más tarde.
Taehyung ronroneaba feliz.
—Mueve tu mano arriba un par de pulgadas y eso no debe ser
un problema. No voy a ser capaz de pensar después de eso.
—¿Aquí?
—Movió su mano arriba, arañando la parte baja de la espalda de Taehyung.
Los ojos de Taehyung se cruzaron, sus labios se separaron
inmediatamente.
—Uhnn.
—Mira
eso. —Yoongi gruñía un poco, arañando más fuerte y Taehyung solo se removió, la
mirada en esos ojos era pura felicidad.
Todo un gatito. Era ridículamente caliente. Quería ver si
podía llevar a Taehyung al orgasmo, quizás. Taehyung se inclino hacia él, su
boca abierta, el aliento caliente contra su cuello.
—Puedes
morder si quieres.
Yoongi quería. Demasiado. Quería forcejeo.
La lengua de Taehyung golpeó primero su piel. La carne solo
un poco demasiado áspera para ser correcta. Entonces recibió una mordida
fuerte, justo en su mandíbula.
Bingo. Eso iba a dejar un leve moretón. No por mucho tiempo
por la manera en la que sanaba, pero lo suficiente para saber que venía de Taehyung.
Empujó en ese lugar en la espalda de Taehyung, necesitando a su gato ahí con
él.
—Yoongi.
—Taehyung empezó a molerse, el bajo sonido contra su garganta era tan
jodidamente salvaje—. No te detengas.
No, no podía detenerse. De ninguna manera. Esta era una
manera malditamente demasiado caliente. Taehyung estaba frotándose por todo él,
su olor lo hacía marearse.
—Apúrate.
—Uñas arañando a lo largo de sus lados. La polla dura de Taehyung dejaba
húmedos besos en su estómago.
—Uh-huh.
Tan malo. Lo necesitaba tan mal, quiero decir. Esto es bueno.
—Si. —Un
mordisco se convirtió en dos, entonces en tres, los ronroneos de Taehyung
llenaban el aire.
—Dientudo
gatito. —Yoongi bromeaba, su aliento resoplando en su pecho.
—Mmmm.
Más. —Taehyung mordió más profundo, sacudiendo a Yoongi un poquito, haciéndole
una picadura.
Se molían juntos, ambos se movían más rápido. Yoongi
acarició ese lugar dulce en la espalda de Taehyung, yendo por un poco más.
La polla de Taehyung se deslizaba contra su vientre una vez
y otra vez, todavía húmeda en la parte superior incluso más dura ahora. Yoongi
la agarró, frotando esa dureza contra su piel, con sus pulgares arañando la
cabeza. El maullido era más fiero, haciendo que los vasos en la encimera crujieran.
Su compañero. Suyo. Estaba pensando tratar de negarlo.
Los ojos de Taehyung se ampliaron, casi como si lo hubiera
oído.
— De nuevo, por favor.
—Si.
—Si. Compañero. Finalmente solo se empujó contra Taehyung y dijo eso fuerte en
voz alta—. Compañero.
Calor se disparó entre ellos, Taehyung lo miraba, sus ojos
salvajes. Yoongi sintió cada segundo de ello, su aliento quedó atrapado, su
polla y sus bolas dolían mientras se corría.
Sus labios fueron tomados en un duro beso. Taehyung tomó su
boca como si ambos no se hubieran corrido. Yoongi podía vivir con eso. Siempre
estaba malditamente caliente justo alrededor de la luna. Sus bolas podían
odiarlo más tarde pero el resto de él estaba jodidamente marcado.
Yoongi besó a Taehyung de vuelta, tan duro, presionándose
contra el delgado cuerpo, sus manos bajo el fino culo, sentía cada movimiento,
cada pequeño deslizamiento a lo largo de su columna. La piel era tan fina
incluso salpicada con áspero pelo.
Los dedos de Taehyung cepillaban a través de su pelo
acariciándolo, uñas enterrándose en su cuero cabelludo. Yoongi quería
ronronear, pero hey, no era un gatito, retumbó en su lugar.
—Buen
sonido. —La mejilla de Taehyung se deslizó contra la suya.
—Se
siente bien. —Lo pensaba también. Cualquier cosa que viniera detrás podía
venir. Ese era el fin.
Dejó que Taehyung se inclinara, descansando contar él.
Ronroneando fuertemente.
—Tu
lugar está creciendo en mi, bebé.
—Es
seguro, acogedor. Amo estar aquí.
Yoongi se echó a reír. Esto podía conducirlo más allá del
amor. Podía sentir la ciudad presionándose en él.
Taehyung besó su barbilla.
—Vamos. Más comida. Más joder, entonces una siesta.
Sus gatito tenía las prioridades correctas.
Yoongi asintió, estirándose bien y duro antes de ir por
comida. El resto del mundo podría no darse cuenta, más pronto o más tarde.
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