Yoongi deambulaba por el puesto de operaciones, que era la
reciente adición del área de reserva. Yoongi odiaba las ciudades que estaban
invadidas casi por todas partes, pero Barret podía todavía ser bastante remoto
y lo hacía a él malditamente feliz. Había otras dos personas en la tienda y
ambos trabajaban ahí.
Eso era maravilloso.
Deambulaba, metía esto y lo otro en su bolsa. No necesitaba
mucho. Bueno, había gastado bastante de sus suministros durante la luna, pero
estaba terminando estas cosas y luego iría a conseguir a su gatito, maldita
sea. El teléfono todavía lo estaba mandando al mensaje de voz pero Yoongi
estaba enfermo de esperar. Entonces Taehyung tendría una gran pieza para
suplicar en el suelo.
El pensamiento de Taehyung se precipitó sobre él como una
ola, haciéndole que le doliera profundamente su pecho por un segundo, Dios,
extrañaba al delgaducho hijo de….
—Bastardo.
¿Qué le hiciste? —La voz siseó que en su oído era feroz, furiosa y la presión
contra uno de sus riñones era sin lugar a dudas un cuchillo.
Sus manos automáticamente fueron arriba, la lata de atún que
había cogido rodó alejándose.
—Quién jodidos…
—No te
muevas. —Ese era Gray. El hermano de Taehyung estaba parado en frente de él,
sus ojos blancos terribles—. Helena es una fiera y te dejará desangrándote,
justo aquí. ¿Dónde está nuestro hermano?
—¿Cuál
de ellos? —Qué diablos, era un ciego y la otra no podía cambiar y estaban fuera
de las tierras de la manada o fuera de la ciudad. Iban a conseguir que los
mataran a todos.
—¿Cuál
de ellos? ¡Hijo puta! —Una hoja cavando dentro, perforando su camisa, Helena
gruñó como alguien cambiando de forma a lupina—. Nosotros fuimos a ayudarlo y
su lugar…. ¡Tu olor estaba por todo el lugar!
—¡Me
quedé allí cuando volví a los EEUU! —¿Qué infiernos? ¿Qué estaba ocurriendo?—.
¿Qué hay de malo con su casa?
Gray gruñó.
—No lo hagas, no jodas con nosotros. Sabemos que es malo. Lo
vimos, solo queremos ayudarlo.
—¿Malo?
—Pánico empezó a crecer en su pecho—. Malo, ¿cómo?
Las fosas de Gray flamearon.
—No huele como si nos estuviera mintiendo, hermana.
—Siempre
ha odiado a Taehyung. —Helena gruñó, el sonido era de frustración y furia.
Yoongi dio un paso atrás.
—Taehyung. tengo que ir. Mierda. —Se giró y salió fuera de
la tienda, dirigiéndose a su camioneta. Si algo estaba mal con Taehyung y solo
lo había ignorado por eso, estaría jodido…
Oyó que lo seguían, la ceguera de Gray no frenaba el gran
cuerpo en lo más mínimo. No iba a perder su tiempo tratando de explicar, pensó,
solo se deslizó por detrás del volante, su mente calculando la manera más fácil
de conseguir llegar a Taehyung.
—¡No
corras de nosotros! —Las manos de Helena golpearon el capó de su camioneta,
abollándolo.
—Jódete
—gruñó, ladrándole a ella—. Necesito conseguir llegar a Taehyung.
—¿Dónde
está? ¿Está aquí? —Miraba frenéticamente.
—¡Maldita
sea! ¿Qué le ocurrió?
—No lo
sé. Dímelo. —Estaba a punto de correr—. Estaba bien cuando lo dejé. Se suponía
que me llamaría. Nunca lo hizo.
Gray se asomó a través de la ventana. Las manos en sus
brazos.
—Me mandó un e-mail acerca de que tenía trabajo. Nos
contestó por e-mail.
—¿Qué? —Yoongi
había conseguido el mismo maldito e-mail. Eso lo tenía suficientemente molesto
para no llamarlo—. Se suponía que había terminado. Llamó. Dijo que estaba
tomando vacaciones, pensé que estaba bromeando.
—Si,
pero nos contestó por e-mail. A nosotros. Acerca de trabajo. Nunca hace eso.
Nos vemos en Chicago una vez al año. Juntos.
Helena asintió.
—Eso es el porqué supimos que obviamente necesitaba ayuda.
—Joder.
Consigan entrar en la camioneta o sálganse de mi camino. —Iba a conseguir matar
a alguien.
—¿Gray?
—Helena preguntó y Gray asintió.
—Entra.
Se apilaron dentro de la camioneta con él, y Yoongi salió
disparado, Jiminando justo lo suficiente para hacer que Helena tuviera los
nudillos blancos.
—Dime todo.
—Nos
envió un e-mail y eso es preocupante, demasiado raro y las cosas son demasiado
duras para él fuera de aquí entonces hablé con Gray y subimos. —Los dedos de
Helena estaban entrelazados con los de Gray—. El apartamento estaba destrozado,
había sangre por donde quiera y tu olor. No sabíamos si ustedes dos habían…
¿peleado?
—Roto
—Gray dijo.
—Lo que
sea, entonces vinimos aquí.
—No
hemos peleado. —¿Las cosas eran duras allí? Seguro, Taehyung tenía un mal
vecindario y no salía mucho afuera, pero joder. ¿Cómo de duro podía ser si
permanecía adentro como le advirtió que lo hiciera?—. ¿Pudieron rastrearlo
después de todo?
—No en
el exterior, no en toda esa suciedad y… —Helena se encogió de hombros—. Hay
mucho más de ellos que nosotros.
—¿Ellos?
—Estaba yendo a la locura, hablando con esos dos. Debería dejarlos. San Diego
estaba cerca. Iría allí, intimidarlos a su manera y meterlos en el primer
vuelo.
—¿Los
gatos? ¿En la ciudad? —Gray miraba confundido—. ¿Los que lo lastiman?
—¿De qué
estás hablando? —Maldita sea. ¿Por qué Taehyung no le había dicho? Había estado
en la casa de Taehyung solo una vez y la odiaba… quizás Taehyung estaba
cansado. Habían hablado un poco acerca de cómo Taehyung no hacía nada más que
trabajar pero Yoongi solo se había encogido de hombros y dejado el tema.
—Jesucristo,
Yoongi, ¿cómo de estúpido eres? ¿De dónde crees que han venido todas esas
malditas cicatrices? —Helena podía estar feliz—. Bailar ni es usualmente un
arte de garras.
—Oh,
Jódete, perra, tengo cicatrices de peleas con Hoseok que son bastante malas.
—¿Cómo infiernos estaba supuesto a saberlo? Tenía cicatrices de excavaciones,
algunas habían sido de golpes que le dieron en Afganistán.
—Wow. Lo
bueno que te conectaste con tu familia. —Helena gruñó de vuelta.
Cristo. Estaba tan cerca de dejarla en el jodido aeropuerto.
Era una arpía, y no tenía tiempo para esta mierda.
—Helena,
no estás ayudando. —Gray suspiró—. Siempre ha tenido problemas con los felinos;
huele como manada, ¿sabes? Taehyung… algunas veces pienso que podría haber sido
más fácil para él si ellos lo hubieran dejado morir mientras era un cachorro.
No encaja en ninguna parte.
—Debería
haber hecho que viniera conmigo. —Debería haber insistido. No debería haber
tenido dudas de Taehyung por un minuto. La culpa era una perra.
—Es un
bailarín. Se queda porque lo ama.
Gray gruñó a su hermana.
—Se queda porque es un hábito y está jodidamente asustado.
—De
acuerdo, paren de pelear el uno con el otro y díganme acerca de esos gatos.
—Ellos
manejan la ciudad. No hay muchos lobos ahí. No les GustaTaehyung. —Gray
suspiró—. Le han dado un montón de problemas y una gran cantidad de ganancias.
Y menos problemas el tiempo que Taehyung ha permanecido.
—Eso
significa que Taehyung es más listo, más cuidadoso.
—¡Eso
significa que Taehyung es un cabeza dura que no quiere volver a casa!
—Como
ninguno de ustedes permanece en casa, idiotas — Helena espetó—. Tú solo estás
ahí porque eres ciego.
Eso sonaba como un mal musical de Broadway. Cats, girándose a West Side Story. Bizarro.
Yoongi sabía dónde mirar ahora, pensó.
—¿Dónde
vamos exactamente? —Gray preguntó—. ¿Asumo que tienes alguna idea de dónde
está?
—Voy al
aeropuerto. Nunca dejaría la ciudad, puedo apostarlo. Me llamó y estaba
viniendo hacia mí y entonces algo lo detuvo.
Helena asintió. Cambiando su discurso a algo pequeño de ser
el mal hombre.
—Vamos contigo.
—Serán
un lastre. —Yoongi se mordió la segunda oración, que era: “Él es mi compañero”.
—Jodidamente
mal —le gruñó—. Es nuestro. Nuestro hermano. Tenemos que ayudarlo.
Oh, Yoongi no pensaba eso.
—Vas a tener que compartir. Cariño. Nosotros estamos
entrelazados.
—¿Qué?
—Helena lo miró y la cabeza de Gray apareció entre ellos.
—Acabas
de decir…
Helena asintió.
—Uh-huh.
—De
ninguna jodida manera.
—Consigan
hacerse a la idea, niños. —Necesitaba llamar a Hoseok también, que consiguiera
alguna ayuda motorizada desde casa. No podía llevar a Taehyung de vuelta a las
tierras de la manada para recuperarse, solo podía ser una mala idea pero Hoseok
podía aprovisionar uno de los agujeros de Yoongi.
—¿Tú y Taehyung?
Pero tú eres uno de los nuestros…
Eso ponía un poco enfermo a Yoongi, el que incluso los
hermanos que amaban a Taehyung tanto estuvieran cerrados a él, que no pensaran
de él como uno de ellos. Infiernos, qué clase de familia sentía de esa manera
acerca de él. Se imaginaba que lo hacían perfectos el uno con el otro.
—Bueno, ahora él es uno de los míos.
Helena sacudió su cabeza.
—Bueno. Yo. Wow.
Gray se alegraba suavemente.
—¿Eso significa que puedo conseguir morderte, ahora? ¿Desde
que eres familia?
—No.
—Nada de mordiscos. Dios. Golpeó los suburbios en tiempo record y Yoongi tomó
la vía del aeropuerto, sus neumáticos chillando un poco.
Helena había estado jodiendo con su teléfono lujoso.
— Conseguí nuestros vuelos para partir en cuatro horas.
¿Debería conseguir habitaciones de hotel?
Demasiada chica de ciudad.
—Sep. Gray podría ser nuestro centro de comando y
necesitaremos un lugar donde escondernos.
—Tengo
suministros médicos atrás en el auto rentado, pero desafortunadamente lo
dejamos atrás. —Gray arrugo su nariz—. ¿No está Hoseok supuesto a venir a
lidiar con ello?
Helena resopló.
—Dile que traemos a Lizzie y él vendrá. Es su esposa después
de todo.
—¿No
jodas? —Huh. Actualmente consiguieron casarse y Hoseok no lo había invitado—. Hoseok
vendrá.
—Encuéntranos
un lugar de suministros médicos en la ciudad de entrega, hermana.
Helena miro atrás a Gray, una ceja arqueada como si pudiera
verla queriendo decir “¿no vamos a hospitalizarlo?”
—Pensé
que solo lo mataría exponerlo a su miseria. —Gray disparó de vuelta.
Ah. Hermanos, Yoongi rodó sus ojos.
—Hospitales malos, chicos.
Helena actualmente se echó a reír, suavemente. El sonido de
esto último, pensó, antes de desvanecerse.
—¿Estará bien, verdad?
Sabes, si él está…
Yoongi trató de no ladrar hacia ella.
—Es lo me Gustaria pensar también, sep. —No habían tenido
mucho tiempo enlazados y había estado gruñéndole.
—¿Estás
seguro? Quiero decir, es un gato, Yoongi. ¿Podemos hacer eso? —Gray lucía
absolutamente confundido.
—Estoy
seguro. —Eso lo sabía, profundamente en su interior. Estaba jodido pero eso era
él.
—Bueno,
bien.
Helena miraba a Gray con los ojos ampliados.
—¿Bien?
—Si, Taehyung
merece un compañero.
Jesús, Gray corría de caliente a frío. Por supuesto, la
familia entera de Taehyung era rara, entonces, ¿por qué no tendría que ser él
un raro también?
Helena rodó sus ojos.
—Mamá podría estar muy orgullosa.
Grey asintió.
—Pienso que lo estará.
—Solo si
conseguimos traerlo de vuelta. —Estaba listo para ladrar. Quizás para
deshacerse de la camioneta y correr a través del país…
—Nosotros
lo estaríamos. Tenemos que hacerlo. —Helena gruñó bajo—. Tenemos que hacerlo, Yoongi.
Lo harían. No podía aceptar nada más. Solo necesitaba
conseguir llegar a la costa este. Entonces podrían rastrear a Taehyung y nunca
dejar ir al hombre de nuevo.
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