domingo, 24 de abril de 2022

CAPITULO 19

 

Yoongi deambulaba por el puesto de operaciones, que era la reciente adición del área de reserva. Yoongi odiaba las ciudades que estaban invadidas casi por todas partes, pero Barret podía todavía ser bastante remoto y lo hacía a él malditamente feliz. Había otras dos personas en la tienda y ambos trabajaban ahí.

 

Eso era maravilloso.

 

Deambulaba, metía esto y lo otro en su bolsa. No necesitaba mucho. Bueno, había gastado bastante de sus suministros durante la luna, pero estaba terminando estas cosas y luego iría a conseguir a su gatito, maldita sea. El teléfono todavía lo estaba mandando al mensaje de voz pero Yoongi estaba enfermo de esperar. Entonces Taehyung tendría una gran pieza para suplicar en el suelo.

 

El pensamiento de Taehyung se precipitó sobre él como una ola, haciéndole que le doliera profundamente su pecho por un segundo, Dios, extrañaba al delgaducho hijo de….

 

Bastardo. ¿Qué le hiciste? —La voz siseó que en su oído era feroz, furiosa y la presión contra uno de sus riñones era sin lugar a dudas un cuchillo.

 

Sus manos automáticamente fueron arriba, la lata de atún que había cogido rodó alejándose.

 

—Quién jodidos…

 

No te muevas. —Ese era Gray. El hermano de Taehyung estaba parado en frente de él, sus ojos blancos terribles—. Helena es una fiera y te dejará desangrándote, justo aquí. ¿Dónde está nuestro hermano?

 

—¿Cuál de ellos? —Qué diablos, era un ciego y la otra no podía cambiar y estaban fuera de las tierras de la manada o fuera de la ciudad. Iban a conseguir que los mataran a todos.

 

—¿Cuál de ellos? ¡Hijo puta! —Una hoja cavando dentro, perforando su camisa, Helena gruñó como alguien cambiando de forma a lupina—. Nosotros fuimos a ayudarlo y su lugar…. ¡Tu olor estaba por todo el lugar!

 

—¡Me quedé allí cuando volví a los EEUU! —¿Qué infiernos? ¿Qué estaba ocurriendo?—. ¿Qué hay de malo con su casa?

 

Gray gruñó.

 

—No lo hagas, no jodas con nosotros. Sabemos que es malo. Lo vimos, solo queremos ayudarlo.

 

—¿Malo? —Pánico empezó a crecer en su pecho—. Malo, ¿cómo?

 

Las fosas de Gray flamearon.

 

—No huele como si nos estuviera mintiendo, hermana.

 

Siempre ha odiado a Taehyung. —Helena gruñó, el sonido era de frustración y furia.

 

Yoongi dio un paso atrás.

 

—Taehyung. tengo que ir. Mierda. —Se giró y salió fuera de la tienda, dirigiéndose a su camioneta. Si algo estaba mal con Taehyung y solo lo había ignorado por eso, estaría jodido…

 

Oyó que lo seguían, la ceguera de Gray no frenaba el gran cuerpo en lo más mínimo. No iba a perder su tiempo tratando de explicar, pensó, solo se deslizó por detrás del volante, su mente calculando la manera más fácil de conseguir llegar a Taehyung.

 

—¡No corras de nosotros! —Las manos de Helena golpearon el capó de su camioneta, abollándolo.

 

Jódete —gruñó, ladrándole a ella—. Necesito conseguir llegar a Taehyung.

 

—¿Dónde está? ¿Está aquí? —Miraba frenéticamente.

 

—¡Maldita sea! ¿Qué le ocurrió?

 

No lo sé. Dímelo. —Estaba a punto de correr—. Estaba bien cuando lo dejé. Se suponía que me llamaría. Nunca lo hizo.

 

Gray se asomó a través de la ventana. Las manos en sus brazos.

 

—Me mandó un e-mail acerca de que tenía trabajo. Nos contestó por e-mail.

 

—¿Qué? —Yoongi había conseguido el mismo maldito e-mail. Eso lo tenía suficientemente molesto para no llamarlo—. Se suponía que había terminado. Llamó. Dijo que estaba tomando vacaciones, pensé que estaba bromeando.

 

Si, pero nos contestó por e-mail. A nosotros. Acerca de trabajo. Nunca hace eso. Nos vemos en Chicago una vez al año. Juntos.

 

Helena asintió.

 

—Eso es el porqué supimos que obviamente necesitaba ayuda.

 

Joder. Consigan entrar en la camioneta o sálganse de mi camino. —Iba a conseguir matar a alguien.

 

—¿Gray? —Helena preguntó y Gray asintió.

 

Entra.

 

Se apilaron dentro de la camioneta con él, y Yoongi salió disparado, Jiminando justo lo suficiente para hacer que Helena tuviera los nudillos blancos.

 

—Dime todo.

 

Nos envió un e-mail y eso es preocupante, demasiado raro y las cosas son demasiado duras para él fuera de aquí entonces hablé con Gray y subimos. —Los dedos de Helena estaban entrelazados con los de Gray—. El apartamento estaba destrozado, había sangre por donde quiera y tu olor. No sabíamos si ustedes dos habían…

 

¿peleado?

 

Roto —Gray dijo.

 

Lo que sea, entonces vinimos aquí.

 

No hemos peleado. —¿Las cosas eran duras allí? Seguro, Taehyung tenía un mal vecindario y no salía mucho afuera, pero joder. ¿Cómo de duro podía ser si permanecía adentro como le advirtió que lo hiciera?—. ¿Pudieron rastrearlo después de todo?

 

No en el exterior, no en toda esa suciedad y… —Helena se encogió de hombros—. Hay mucho más de ellos que nosotros.

 

—¿Ellos? —Estaba yendo a la locura, hablando con esos dos. Debería dejarlos. San Diego estaba cerca. Iría allí, intimidarlos a su manera y meterlos en el primer vuelo.

 

—¿Los gatos? ¿En la ciudad? —Gray miraba confundido—. ¿Los que lo lastiman?

 

—¿De qué estás hablando? —Maldita sea. ¿Por qué Taehyung no le había dicho? Había estado en la casa de Taehyung solo una vez y la odiaba… quizás Taehyung estaba cansado. Habían hablado un poco acerca de cómo Taehyung no hacía nada más que trabajar pero Yoongi solo se había encogido de hombros y dejado el tema.

 

Jesucristo, Yoongi, ¿cómo de estúpido eres? ¿De dónde crees que han venido todas esas malditas cicatrices? —Helena podía estar feliz—. Bailar ni es usualmente un arte de garras.

 

Oh, Jódete, perra, tengo cicatrices de peleas con Hoseok que son bastante malas. —¿Cómo infiernos estaba supuesto a saberlo? Tenía cicatrices de excavaciones, algunas habían sido de golpes que le dieron en Afganistán.

 

Wow. Lo bueno que te conectaste con tu familia. —Helena gruñó de vuelta.

 

Cristo. Estaba tan cerca de dejarla en el jodido aeropuerto. Era una arpía, y no tenía tiempo para esta mierda.

 

Helena, no estás ayudando. —Gray suspiró—. Siempre ha tenido problemas con los felinos; huele como manada, ¿sabes? Taehyung… algunas veces pienso que podría haber sido más fácil para él si ellos lo hubieran dejado morir mientras era un cachorro. No encaja en ninguna parte.

 

Debería haber hecho que viniera conmigo. —Debería haber insistido. No debería haber tenido dudas de Taehyung por un minuto. La culpa era una perra.

 

Es un bailarín. Se queda porque lo ama.

 

Gray gruñó a su hermana.

 

—Se queda porque es un hábito y está jodidamente asustado.

 

De acuerdo, paren de pelear el uno con el otro y díganme acerca de esos gatos.

 

Ellos manejan la ciudad. No hay muchos lobos ahí. No les GustaTaehyung. —Gray suspiró—. Le han dado un montón de problemas y una gran cantidad de ganancias. Y menos problemas el tiempo que Taehyung ha permanecido.

 

Eso significa que Taehyung es más listo, más cuidadoso.

 

—¡Eso significa que Taehyung es un cabeza dura que no quiere volver a casa!

 

Como ninguno de ustedes permanece en casa, idiotas — Helena espetó—. Tú solo estás ahí porque eres ciego.

 

Eso sonaba como un mal musical de Broadway. Cats, girándose a West Side Story. Bizarro. Yoongi sabía dónde mirar ahora, pensó.

 

—¿Dónde vamos exactamente? —Gray preguntó—. ¿Asumo que tienes alguna idea de dónde está?

 

Voy al aeropuerto. Nunca dejaría la ciudad, puedo apostarlo. Me llamó y estaba viniendo hacia mí y entonces algo lo detuvo.

 

Helena asintió. Cambiando su discurso a algo pequeño de ser el mal hombre.

 

—Vamos contigo.

 

Serán un lastre. —Yoongi se mordió la segunda oración, que era: “Él es mi compañero”.

 

Jodidamente mal —le gruñó—. Es nuestro. Nuestro hermano. Tenemos que ayudarlo.

 

Oh, Yoongi no pensaba eso.

 

—Vas a tener que compartir. Cariño. Nosotros estamos entrelazados.

 

—¿Qué? —Helena lo miró y la cabeza de Gray apareció entre ellos.

 

Acabas de decir…

 

Helena asintió.

 

—Uh-huh.

 

De ninguna jodida manera.

 

Consigan hacerse a la idea, niños. —Necesitaba llamar a Hoseok también, que consiguiera alguna ayuda motorizada desde casa. No podía llevar a Taehyung de vuelta a las tierras de la manada para recuperarse, solo podía ser una mala idea pero Hoseok podía aprovisionar uno de los agujeros de Yoongi.

 

—¿Tú y Taehyung? Pero tú eres uno de los nuestros…

 

Eso ponía un poco enfermo a Yoongi, el que incluso los hermanos que amaban a Taehyung tanto estuvieran cerrados a él, que no pensaran de él como uno de ellos. Infiernos, qué clase de familia sentía de esa manera acerca de él. Se imaginaba que lo hacían perfectos el uno con el otro.

 

—Bueno, ahora él es uno de los míos.

 

Helena sacudió su cabeza.

 

—Bueno. Yo. Wow.

 

Gray se alegraba suavemente.

 

—¿Eso significa que puedo conseguir morderte, ahora? ¿Desde que eres familia?

 

No. —Nada de mordiscos. Dios. Golpeó los suburbios en tiempo record y Yoongi tomó la vía del aeropuerto, sus neumáticos chillando un poco.

 

Helena había estado jodiendo con su teléfono lujoso.

 

— Conseguí nuestros vuelos para partir en cuatro horas. ¿Debería conseguir habitaciones de hotel?

 

Demasiada chica de ciudad.

 

—Sep. Gray podría ser nuestro centro de comando y necesitaremos un lugar donde escondernos.

 

Tengo suministros médicos atrás en el auto rentado, pero desafortunadamente lo dejamos atrás. —Gray arrugo su nariz—. ¿No está Hoseok supuesto a venir a lidiar con ello?

 

Helena resopló.

 

—Dile que traemos a Lizzie y él vendrá. Es su esposa después de todo.

 

—¿No jodas? —Huh. Actualmente consiguieron casarse y Hoseok no lo había invitado—. Hoseok vendrá.

 

Encuéntranos un lugar de suministros médicos en la ciudad de entrega, hermana.

 

Helena miro atrás a Gray, una ceja arqueada como si pudiera verla queriendo decir “¿no vamos a hospitalizarlo?”

 

Pensé que solo lo mataría exponerlo a su miseria. —Gray disparó de vuelta.

 

Ah. Hermanos, Yoongi rodó sus ojos.

 

—Hospitales malos, chicos.

 

Helena actualmente se echó a reír, suavemente. El sonido de esto último, pensó, antes de desvanecerse.

 

—¿Estará bien, verdad?

 

Sabes, si él está…

 

Yoongi trató de no ladrar hacia ella.

 

—Es lo me Gustaria pensar también, sep. —No habían tenido mucho tiempo enlazados y había estado gruñéndole.

 

—¿Estás seguro? Quiero decir, es un gato, Yoongi. ¿Podemos hacer eso? —Gray lucía absolutamente confundido.

 

Estoy seguro. —Eso lo sabía, profundamente en su interior. Estaba jodido pero eso era él.

 

Bueno, bien.

 

Helena miraba a Gray con los ojos ampliados.

 

—¿Bien?

 

Si, Taehyung merece un compañero.

 

Jesús, Gray corría de caliente a frío. Por supuesto, la familia entera de Taehyung era rara, entonces, ¿por qué no tendría que ser él un raro también?

 

Helena rodó sus ojos.

 

—Mamá podría estar muy orgullosa.

 

Grey asintió.

 

—Pienso que lo estará.

 

Solo si conseguimos traerlo de vuelta. —Estaba listo para ladrar. Quizás para deshacerse de la camioneta y correr a través del país…

 

Nosotros lo estaríamos. Tenemos que hacerlo. —Helena gruñó bajo—. Tenemos que hacerlo, Yoongi.

 

Lo harían. No podía aceptar nada más. Solo necesitaba conseguir llegar a la costa este. Entonces podrían rastrear a Taehyung y nunca dejar ir al hombre de nuevo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

CAPITULO 8

Amanecía. Jin y Namjoon se despedían de Taehyung Y Yoongi.   El destino los separaba una vez más.   Yoongi y Taehyung se quedaron en...