domingo, 24 de abril de 2022

CAPITULO 20

 

—¿Taehyungi? Taehyungi, abre tus ojos.

 

Gruñó suavemente, rehusándose a moverse. Yoongi estaba supuesto a venir, pero le estaba tomando demasiado tiempo.

 

Demasiado tiempo.

Se detuvo tratando de moverse, deteniéndose de batallar por ello.

 

Marina venía a menudo, hablando con él, limpiándolo, alimentándolo. Taehyung no estaba seguro pero pensó que se le había detenido la respiración un par de veces. Los hombres grandes se habían detenido de venir cuando él empezó a estar apestoso. Era una bendición, pensó.

 

Quizás.

 

Abre tus ojos. Encontré el antídoto, entonces podrás cambiar. Esto te salvará. Tengo que ponerte esta cosa en tu espalda para que tus piernas tengan una oportunidad, pero esto va a doler. Dolerá un montón.

 

Trató de seguir lo que decía. En el principio él le hablaba a ella, le decía acerca de su Má y Pop, acerca de Helena, lizzie, Gray y Hoseok. Acerca de Yoongi. Su Yoongi.

 

Taehyung sonrió, recordando la manera que gruñía su lobo, la manera que Yoongi mordía, lo tocaba, y lo hacía ronronear. No quería ronronear por tanto tiempo.

 

—¡Taehyung! —Sostuvo sus fosas nasales cerrándoselas hasta que jadeó, parpadeando hacia ella.

 

Perra.

 

Aquí estás. Estabas desvaneciéndote. —Lo miraba preocupada. Taehyung no la culpaba después de todo. Él estaba preocupado.

 

Disculpa, estaba…

 

Aturdido. Lo sé. ¿Me has oído? —Acarició su pelo alejándolo de su rostro—. No quiero hacer esto, pero voy a conseguir sacarte de aquí. Tengo que hacerlo. No sé si tu Yoongi está viniendo, pero no vas a lograrlo si no te muevo pronto.

 

Está viniendo. —Yoongi tenía que venir

 

De acuerdo, entonces cuando lo haga debemos estar preparados. —Tenía lágrimas en sus ojos y olía como con remordimiento—. Lo lamento tanto Taehyung. Odio esto.

 

Arregló una sonrisa.

 

—No es tanto como quisiera, te lo garantizo. —Marina sollozo, asintiendo.

 

—Lo sé. Dime, ¿me perdonas?

 

No hay nada que perdonar, cariño. Hazlo. —Cualquier cosa que fuera, podría hacerle frente.

 

Llegó detrás de él, inyectando con algo dentro de su columna y un fuego empezó a construirse, bajando hacia los dedos de los pies entonces lo cubrió con la apolillada manta. Hizo una mueca estremeciéndose.

 

Lo lamento Taehyung, esto va ir a peor.

 

Gruñó, profundamente en su pecho.

 

—Deja de disculparte, chica. Eres de la manada. Actúa como ello, estaré bien.

 

Se puso de pie. La barbilla levantada mientras miraba hacia abajo a él.

 

—¿Estás seguro?

 

Positivo. —Una fresca ola de dolor lo golpeó y supo que era mentira, pero estaba cerca de irse, entonces eso no importaría.

 

Taehyung estaba empezando a creer que nada importaba.

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