—Levántate.
Yoongi lo sacudió en el culo, duro, y Taehyung gruñó,
profundamente en su pecho.
—Durmiendo…
Estaba frío.
—Muy
malo, levántate.
—Estoy
durmiendo —gruñó, enganchando los muslos de Yoongi.
—¡Ow!
—Esa mano vino debajo de su culo en más que un pellizco dejándole una picadura
—¡Estaba
durmiendo! —Taehyung rodó, tratando de esconderse en las mantas.
—Lo
estabas, ahora consigue levantarte y caminar. —Yoongi lucía muy terco, su
mandíbula apretada.
No quería. Estaba frío y estaba dolorido y cansado.
Yoongi pellizcó su estómago.
—¡Arriba, maldita sea!
Se sentó, escabulléndose al otro lado de la cama.
—Detente.
—Porque.
Estoy aburrido. Quiero ir a escarbar. —Yoongi miraba como un pequeño de mal
humor, deliberadamente.
—Entonces
vete. Tienes la camioneta. Eres un cachorro inteligente. —Como si nunca fuera a
llegar a ir a casa. Nunca.
—No dije
que quería ir a casa, dije que quería ir a escavar. Conseguimos que Gray y
Marina fueran a casa pero el mundo es nuestra ostra.
¿Y qué
estaba supuesto hacer? ¿Seguir a Yoongi, tullido y roto? Estaría mejor
encontrando un lugar y escondiéndose.
—Maldita
sea, ¿podría conseguir levantarte y probar tus piernas? ¿Por favor? —Los ojos
de Yoongi brillaban con una especie de desesperación y solo lo había tratado de
sacar de la cama.
—Si no
consigo mejorar encontraré un lugar para esconderme.—Eso era suficientemente extraño,
estar con él, sin añadir el monstruo Frankenstein dando bandazos alrededor.
—Bebé,
sé que estás mejor. Puedo ver que la tonelada de cicatrices ha sanado. —Yoongi
estaba parado ahora con las manos en sus caderas. Esperando.
Se puso de pie, sus músculos gritando mientras se dirigía
hacia el baño con ese espejo hecho añicos, la maravillosa ducha. Oyó que Yoongi
hizo un sonido de aprobación, oyó que el hombre caminaba detrás de él, no
quería ver esas cicatrices, no quería verse a sí mismo de cuerpo entero nunca
de nuevo. Era una ruina.
—Taehyung.
—Yoongi lo atrapó, volteándolo como si estuvieran bailando—. No eres una ruina.
Eres mio.
Sus ojos se ampliaron.
—¿Qué? —¿Lo había oído Yoongi?
—Dije
que no eres una ruina. —El pecho de Yoongi chocó en el suyo—. ¡Chúpamela!
Golpeó el culo de Yoongi.
—Sal de mi cabeza, cachorro.
—¿Por
qué? Me tomó suficiente tiempo conseguir estar ahí. —La polla de Yoongi se levantó entre
ellos, asomándose al estómago de Taehyung.
—Perro
cachondo. —Estaba tratando de ser un hijo puta, maldita sea.
—Uh-huh.
Estás levantado y moviéndote. Puedo hacerlo contigo ahora. —Yoongi estaba
sonriendo, no dejándolo revolcarse en absoluto.
Mordió el hombro de Yoongi, suficiente duro para picar, hijo
de puta. Bastardo hermoso.
—Mmm. De
nuevo. —Yoongi puso ambas manos bajo su trasero y lo levantó dándole mejor
acceso.
—Fuerte
bastardo. —El olor de necesidad era irresistible, fuerte, y Taehyung mordió de
nuevo, sus ojos cerrados por el placer.
—Tuyo,
aunque puedes hacer cualquier cosa que quieras conmigo, genial, ¿huh? —Yoongi
lo cargó hacia la ducha, sólido como una roca.
Maldito, Yoongi lo hacía reír.
—Lo eres. —Cada pulgada. Era molesto, enloquecedor,
maravilloso y caliente.
Mordió a Yoongi de nuevo, probando su piel, no iba a
perforarla pero Yoongi gimió, sus manos apretadas en su culo. Se sentía casi
como un masaje.
—No
pares —murmuró suavemente, abriendo sus labios y mordiendo de nuevo,
succionando suavemente.
—Mmm. —Yoongi
gimió alto y apretó de nuevo. Dios, se sentía maravilloso.
Su trasero fue apretado y gruñó feliz, empujándose hacia la
marca.
Yoongi lo acercó contra él, atrayéndolo tan cerca que podían
sentirse el uno al otro. Taehyung resistió la urgencia de mirar abajo entre
ellos y su polla, maravillándose en cómo consiguió tenerla tan dura tan rápido.
Incluso no había querido a Yoongi hace un minuto atrás.
¿Ahora,
qué? Joder. Giró su cabeza mordisqueando la oreja de Yoongi.
—Mio.
—Dios,
si. Todo tuyo. Te quiero resbaladizo y húmedo abierto para mi.
Su cuerpo entero se sacudió, sus bolas se apretaron, solo
con eso. Lo quería, también, con una repentina y desesperada necesidad que lo
hacía jadear.
—Ahora,
ahora. —Estaba despierto, viciosamente, violentamente despierto.
—Sep,
bebé. Ahora, te tengo. —Yoongi lo empujó a la ducha, dejándolo ir por los dos
segundos en lo que el agua caía.
Se cubrió a si mismo sobre Yoongi, mordiendo y lamiendo toda
la piel que pudiera. El agua hizo las cosas más fáciles, haciendo el
deslizamiento más simple. Haciéndolo más fácil para que Yoongi lo empujara
justo arriba bajo su trasero.
—Quiero.
—Su cola quería azotar.
—Mmmmmm,
te quiero también. —Yoongi arrimó la polla contra su agujero.
—Soy
tuyo. —Esa gruesa polla lo separó, estirando su agujero y dejándolo que
sintiera cada pedazo mientras la punta se introducía.
—Lo
eres. No estás roto. Eres jodidamente perfecto, ¿me escuchas? —Yoongi de
deslizó a casa profundamente, todo el camino, hasta que sus caderas se
encontraron.
Tomó la mano de Yoongi, la puso en su muslo trenzado. Nunca
perfecto. Ni remotamente. Yoongi sólo lo acarició, su otra mano lo sostenía,
firme como una roca.
—Compañero. Nada más importa.
Un ronroneo empezó a construirse en su interior, no podía
evitarlo. Tenía que correrse. Si Yoongi creía tan duro, tal vez podría
intentarlo. Cortó el sonido que emitía con otro beso, la boca de Yoongi
caliente y húmeda.
Su espalda se deslizó a lo largo de la pared de la ducha, el
azulejo pulido y frío contra su piel, un enorme contraste contra el calor bruto
de Yoongi. Sentía mucho más sus piernas ahora, tenía mucha más movilidad.
Yoongi no iba a dejar que Taehyung pensar en eso, pensó, en
absoluto. Yoongi se centró en el culo, en llenarlo. Su amante era bueno en eso.
Realmente bueno. Esa polla empujó contra él, raspando con locura.
—¡Yoongi!
—Empujó hacia abajo, sus caderas meciéndose más rápido, la polla gruesa
empujándose contra su glándula.
—Bebé.
Por favor. ¡Oh Dios! —Los caninos de Yoongi bajaron, hundiéndolos en el cuello
de Taehyung.
—Sí, sí,
más. —Estaba más despierto de lo que había estado en las últimas semanas.
¿Hambriento? Sus piernas todavía se sentíanflojas, pero no tenían esa pesadez
anormal, por lo que las envolvió alrededor de Yoongi duro. Los ojos Yoongi se
abrieron, y tenía una sonrisa lobuna, entonces esas manos se envolvieron
alrededor de sus caderas lo suficientemente duro para lastimar. Se sentía
demasiado bien, demasiado bien, y se fue con él, moviéndose más rápido.
Se empalaron juntos, golpeando contra las baldosas, y todo
el tiempo gruñían al unísono, sus cuerpos luchando por el placer. Yoongi estaba
tan duro en su interior, tan profundo. Su agujero se sentía al límite, sus
bolas tirando a cal y canto.
—¡Yoongi!
—Taehyung aulló la palabra, su cuerpo apretándose contra el de Yoongi, y tiró
con tanta fuerza que sus huesos crujieron. Todo fue aullidos, Yoongi llegó para
él, llenando su interior. Haciendo que lo sintiera.
Ellos cayeron juntos, jadeando, el agua caía sobre ellos. Yoongi
acarició el cuello de Taehyung, por lo que éste bajó su ronroneo. Era un sonido
feliz.
—¿Sabes?
Yo estaba durmiendo. —Frotó la mejilla a lo largo de la frente de Yoongi.
—Tú lo
estabas. Lo tengo. Gatito perezoso. Eres un bastardo perezoso justo como una
foto de un gato en el diccionario...
Taehyung gruñó en el cuello de Yoongi, duro, apretando esa
gruesa polla al mismo tiempo.
—Uhn.
—Esos hermosos ojos cruzados, y Yoongi comenzó a moverse de nuevo, su polla
apenas ablandada en absoluto.
—Perezoso,
¿y ahora qué? —Mordió de nuevo, marcando. Sí.
—Gatito.
—Yoongi comenzó a sacudirse, el agua volando por todas partes otra vez.
—Uh-huh.
Duro. Ahora. —Él podía ser exigente, así como perezoso. Tal vez mejor, por la
forma en la que Yoongi comenzó realmente a joderlo, dentro y fuera, estirando
el agujero ya tierno. Hermoso lobo.
Los ojos de Yoongi brillaban, enseñando los dientes,
gruñendo profundamente llenando el aire y volviéndose salvaje. Taehyung levantó
la barbilla, ofreciendo a Yoongi su garganta. Yoongi golpeó como una serpiente
mordiendo profundamente, enviando ondas de choque por todo el camino hasta los
pies. El calor embriagador lo hizo gritar.
«Tuyo. Tuyo. Tuyo. Tuyo». La palabra sólo se hizo eco a
través de él.
—Mío. —Yoongi
acordó, rompiendo contra él por última vez, corriéndose profundo y duro en su
interior.
Su polla respondió al calor que se expandía por él,
palpitando entre ellos. Ambos se sacudieron, pero Yoongi lo levantó, y una vez
se calmaron sus respiraciones, lo único que se oía era el agua que se vertía
sobre ellos.
—¡Maldición!
—Simplemente no había nada más que decir.
—Aha.
—Apenas dijo queriendo ir de nuevo a la cama, Yoongi cerró el grifo del agua y
agarró una toalla.
Terminó en el regazo de Yoongi, ambos balanceándose,
apoyándose uno en el otro. Se tocaron por todas partes, y eso simplemente hacía
feliz a Taehyung. Yoongi y él. ¿Feliz? Raro.
Apoyó la mejilla contra Yoongi, pasando algún tiempo sólo respirando.
Él no olía el acre del humo del cigarrillo que estaba acostumbrado desde antes.
Tal vez alguien lo había dejado.
—¿Qué
hacemos ahora? —Taehyung le mordisqueó la oreja a Yoongi.
—Llevemos
a Marina y a Gray con tu mamá. A continuación, vamos a donde queramos.
—No sé
lo que significa eso. —Siempre había estado atrapado en algún lugar: en casa de
su mamá, en su piso, en el estudio.
—Bueno,
te voy a mostrar. —Yoongi lo miró fijamente a los ojos, fijo como para dar un
ataque al corazón—. Va a ser bueno, gatito.
—Si tú
lo dices, cachorro. —Sostuvo la mirada de Yoongi—. Supongo que puedo confiar en
ti.
—Eso
creo. Al igual que puedo confiar en que no me pegues en la barbilla, ¿no?
—Bueno,
no hoy. Posiblemente si yo sano...
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