domingo, 24 de abril de 2022

CAPITULO 28

 

Levántate.

 

Yoongi lo sacudió en el culo, duro, y Taehyung gruñó, profundamente en su pecho.

 

—Durmiendo…

 

Estaba frío.

 

Muy malo, levántate.

 

Estoy durmiendo —gruñó, enganchando los muslos de Yoongi.

 

—¡Ow! —Esa mano vino debajo de su culo en más que un pellizco dejándole una picadura

 

—¡Estaba durmiendo! —Taehyung rodó, tratando de esconderse en las mantas.

 

Lo estabas, ahora consigue levantarte y caminar. —Yoongi lucía muy terco, su mandíbula apretada.

 

No quería. Estaba frío y estaba dolorido y cansado.

 

Yoongi pellizcó su estómago.

 

—¡Arriba, maldita sea!

 

Se sentó, escabulléndose al otro lado de la cama.

 

—Detente.

 

Porque. Estoy aburrido. Quiero ir a escarbar. —Yoongi miraba como un pequeño de mal humor, deliberadamente.

 

Entonces vete. Tienes la camioneta. Eres un cachorro inteligente. —Como si nunca fuera a llegar a ir a casa. Nunca.

 

No dije que quería ir a casa, dije que quería ir a escavar. Conseguimos que Gray y Marina fueran a casa pero el mundo es nuestra ostra.

 

¿Y qué estaba supuesto hacer? ¿Seguir a Yoongi, tullido y roto? Estaría mejor encontrando un lugar y escondiéndose.

 

Maldita sea, ¿podría conseguir levantarte y probar tus piernas? ¿Por favor? —Los ojos de Yoongi brillaban con una especie de desesperación y solo lo había tratado de sacar de la cama.

 

Si no consigo mejorar encontraré un lugar para esconderme.Eso era suficientemente extraño, estar con él, sin añadir el monstruo Frankenstein dando bandazos alrededor.

 

Bebé, sé que estás mejor. Puedo ver que la tonelada de cicatrices ha sanado. —Yoongi estaba parado ahora con las manos en sus caderas. Esperando.

 

Se puso de pie, sus músculos gritando mientras se dirigía hacia el baño con ese espejo hecho añicos, la maravillosa ducha. Oyó que Yoongi hizo un sonido de aprobación, oyó que el hombre caminaba detrás de él, no quería ver esas cicatrices, no quería verse a sí mismo de cuerpo entero nunca de nuevo. Era una ruina.

 

Taehyung. —Yoongi lo atrapó, volteándolo como si estuvieran bailando—. No eres una ruina. Eres mio.

 

Sus ojos se ampliaron.

 

—¿Qué? —¿Lo había oído Yoongi?

 

Dije que no eres una ruina. —El pecho de Yoongi chocó en el suyo—. ¡Chúpamela!

 

Golpeó el culo de Yoongi.

 

—Sal de mi cabeza, cachorro.

 

—¿Por qué? Me tomó suficiente tiempo conseguir estar ahí. La polla de Yoongi se levantó entre ellos, asomándose al estómago de Taehyung.

 

Perro cachondo. —Estaba tratando de ser un hijo puta, maldita sea.

 

Uh-huh. Estás levantado y moviéndote. Puedo hacerlo contigo ahora. —Yoongi estaba sonriendo, no dejándolo revolcarse en absoluto.

 

Mordió el hombro de Yoongi, suficiente duro para picar, hijo de puta. Bastardo hermoso.

 

Mmm. De nuevo. —Yoongi puso ambas manos bajo su trasero y lo levantó dándole mejor acceso.

 

Fuerte bastardo. —El olor de necesidad era irresistible, fuerte, y Taehyung mordió de nuevo, sus ojos cerrados por el placer.

 

Tuyo, aunque puedes hacer cualquier cosa que quieras conmigo, genial, ¿huh? —Yoongi lo cargó hacia la ducha, sólido como una roca.

 

Maldito, Yoongi lo hacía reír.

 

—Lo eres. —Cada pulgada. Era molesto, enloquecedor, maravilloso y caliente.

 

Mordió a Yoongi de nuevo, probando su piel, no iba a perforarla pero Yoongi gimió, sus manos apretadas en su culo. Se sentía casi como un masaje.

 

No pares —murmuró suavemente, abriendo sus labios y mordiendo de nuevo, succionando suavemente.

 

Mmm. —Yoongi gimió alto y apretó de nuevo. Dios, se sentía maravilloso.

 

Su trasero fue apretado y gruñó feliz, empujándose hacia la marca.

 

Yoongi lo acercó contra él, atrayéndolo tan cerca que podían sentirse el uno al otro. Taehyung resistió la urgencia de mirar abajo entre ellos y su polla, maravillándose en cómo consiguió tenerla tan dura tan rápido.

 

Incluso no había querido a Yoongi hace un minuto atrás.

 

¿Ahora, qué? Joder. Giró su cabeza mordisqueando la oreja de Yoongi.

 

—Mio.

 

Dios, si. Todo tuyo. Te quiero resbaladizo y húmedo abierto para mi.

 

Su cuerpo entero se sacudió, sus bolas se apretaron, solo con eso. Lo quería, también, con una repentina y desesperada necesidad que lo hacía jadear.

 

Ahora, ahora. —Estaba despierto, viciosamente, violentamente despierto.

 

Sep, bebé. Ahora, te tengo. —Yoongi lo empujó a la ducha, dejándolo ir por los dos segundos en lo que el agua caía.

 

Se cubrió a si mismo sobre Yoongi, mordiendo y lamiendo toda la piel que pudiera. El agua hizo las cosas más fáciles, haciendo el deslizamiento más simple. Haciéndolo más fácil para que Yoongi lo empujara justo arriba bajo su trasero.

 

Quiero. —Su cola quería azotar.

 

Mmmmmm, te quiero también. —Yoongi arrimó la polla contra su agujero.

 

Soy tuyo. —Esa gruesa polla lo separó, estirando su agujero y dejándolo que sintiera cada pedazo mientras la punta se introducía.

 

Lo eres. No estás roto. Eres jodidamente perfecto, ¿me escuchas? —Yoongi de deslizó a casa profundamente, todo el camino, hasta que sus caderas se encontraron.

 

Tomó la mano de Yoongi, la puso en su muslo trenzado. Nunca perfecto. Ni remotamente. Yoongi sólo lo acarició, su otra mano lo sostenía, firme como una roca.

 

—Compañero. Nada más importa.

 

Un ronroneo empezó a construirse en su interior, no podía evitarlo. Tenía que correrse. Si Yoongi creía tan duro, tal vez podría intentarlo. Cortó el sonido que emitía con otro beso, la boca de Yoongi caliente y húmeda.

 

Su espalda se deslizó a lo largo de la pared de la ducha, el azulejo pulido y frío contra su piel, un enorme contraste contra el calor bruto de Yoongi. Sentía mucho más sus piernas ahora, tenía mucha más movilidad.

 

Yoongi no iba a dejar que Taehyung pensar en eso, pensó, en absoluto. Yoongi se centró en el culo, en llenarlo. Su amante era bueno en eso. Realmente bueno. Esa polla empujó contra él, raspando con locura.

 

—¡Yoongi! —Empujó hacia abajo, sus caderas meciéndose más rápido, la polla gruesa empujándose contra su glándula.

 

Bebé. Por favor. ¡Oh Dios! —Los caninos de Yoongi bajaron, hundiéndolos en el cuello de Taehyung.

 

Sí, sí, más. —Estaba más despierto de lo que había estado en las últimas semanas. ¿Hambriento? Sus piernas todavía se sentíanflojas, pero no tenían esa pesadez anormal, por lo que las envolvió alrededor de Yoongi duro. Los ojos Yoongi se abrieron, y tenía una sonrisa lobuna, entonces esas manos se envolvieron alrededor de sus caderas lo suficientemente duro para lastimar. Se sentía demasiado bien, demasiado bien, y se fue con él, moviéndose más rápido.

 

Se empalaron juntos, golpeando contra las baldosas, y todo el tiempo gruñían al unísono, sus cuerpos luchando por el placer. Yoongi estaba tan duro en su interior, tan profundo. Su agujero se sentía al límite, sus bolas tirando a cal y canto.

 

—¡Yoongi! —Taehyung aulló la palabra, su cuerpo apretándose contra el de Yoongi, y tiró con tanta fuerza que sus huesos crujieron. Todo fue aullidos, Yoongi llegó para él, llenando su interior. Haciendo que lo sintiera.

 

Ellos cayeron juntos, jadeando, el agua caía sobre ellos. Yoongi acarició el cuello de Taehyung, por lo que éste bajó su ronroneo. Era un sonido feliz.

 

—¿Sabes? Yo estaba durmiendo. —Frotó la mejilla a lo largo de la frente de Yoongi.

 

Tú lo estabas. Lo tengo. Gatito perezoso. Eres un bastardo perezoso justo como una foto de un gato en el diccionario...

 

Taehyung gruñó en el cuello de Yoongi, duro, apretando esa gruesa polla al mismo tiempo.

 

Uhn. —Esos hermosos ojos cruzados, y Yoongi comenzó a moverse de nuevo, su polla apenas ablandada en absoluto.

 

Perezoso, ¿y ahora qué? —Mordió de nuevo, marcando. Sí.

 

Gatito. —Yoongi comenzó a sacudirse, el agua volando por todas partes otra vez.

 

Uh-huh. Duro. Ahora. —Él podía ser exigente, así como perezoso. Tal vez mejor, por la forma en la que Yoongi comenzó realmente a joderlo, dentro y fuera, estirando el agujero ya tierno. Hermoso lobo.

 

Los ojos de Yoongi brillaban, enseñando los dientes, gruñendo profundamente llenando el aire y volviéndose salvaje. Taehyung levantó la barbilla, ofreciendo a Yoongi su garganta. Yoongi golpeó como una serpiente mordiendo profundamente, enviando ondas de choque por todo el camino hasta los pies. El calor embriagador lo hizo gritar.

 

«Tuyo. Tuyo. Tuyo. Tuyo». La palabra sólo se hizo eco a través de él.

 

Mío. —Yoongi acordó, rompiendo contra él por última vez, corriéndose profundo y duro en su interior.

 

Su polla respondió al calor que se expandía por él, palpitando entre ellos. Ambos se sacudieron, pero Yoongi lo levantó, y una vez se calmaron sus respiraciones, lo único que se oía era el agua que se vertía sobre ellos.

 

—¡Maldición! —Simplemente no había nada más que decir.

 

Aha. —Apenas dijo queriendo ir de nuevo a la cama, Yoongi cerró el grifo del agua y agarró una toalla.

 

Terminó en el regazo de Yoongi, ambos balanceándose, apoyándose uno en el otro. Se tocaron por todas partes, y eso simplemente hacía feliz a Taehyung. Yoongi y él. ¿Feliz? Raro.

 

Apoyó la mejilla contra Yoongi, pasando algún tiempo sólo respirando. Él no olía el acre del humo del cigarrillo que estaba acostumbrado desde antes. Tal vez alguien lo había dejado.

 

—¿Qué hacemos ahora? —Taehyung le mordisqueó la oreja a Yoongi.

 

Llevemos a Marina y a Gray con tu mamá. A continuación, vamos a donde queramos.

 

No sé lo que significa eso. —Siempre había estado atrapado en algún lugar: en casa de su mamá, en su piso, en el estudio.

 

Bueno, te voy a mostrar. —Yoongi lo miró fijamente a los ojos, fijo como para dar un ataque al corazón—. Va a ser bueno, gatito.

 

Si tú lo dices, cachorro. —Sostuvo la mirada de Yoongi—. Supongo que puedo confiar en ti.

 

Eso creo. Al igual que puedo confiar en que no me pegues en la barbilla, ¿no?

 

Bueno, no hoy. Posiblemente si yo sano...

 

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