Yoongi observó a Taehyung estirarse, el rayo de sol lo
golpeó en sus piernas traseras. Éstas no habían sanado completamente, Taehyung
estaba consiguiendo sentirse mejor alrededor, y ambos sabían que solo estaban
perdiendo tiempo en ese punto. Necesitaban ir a casa. Necesitaban empezar a
vivir de nuevo, necesitaban encontrar alguna forma para que Taehyung parara de
esconderse.
Sabía mejor que nadie, que Taehyung y él podían vivir con su
madre en Nuevo México, esa manada los aceptaría. Podían ir y dejar a Gray, y
conseguir que Marina se asentase. Podrían cerrar ese capítulo.
La gente de Taehyung lo amaba, pero el hombre siempre iba a
estar temeroso ahí y durante la luna iba a haber algunos malditos
inconvenientes.
Yoongi rodó su cabeza en su cuello y fue a encontrase con
Marina. La chica estaba sentada en la terraza del frente de su cabaña,
observando la carretera. Yoongi se preguntaba si había nacido en la ciudad o si
había tenido una habitación para correr cuando era niña.
—Hey,
cariño.
—Yoongi.
—Sonrió—. ¿Cómo está Taehyung?
—Escondiéndose.
—Se sentó cerca de ella, sonriéndole de vuelta.
—Ha
pasado a través de mucho.
—Lo ha
hecho. Aunque tenemos que conseguir movernos. — Yoongi frunció el ceño—. Tengo
un mal presentimiento, cariño. ¿Puedes hablar con él?
—Seguro.
—Lo miró, repentinamente muy preocupada—. Yo… ¿dónde se van a ir?
—Hablamos
que tú y Gray vayan con la gente de Taehyung lo más pronto que se pueda. Nos
dirigiremos ahí.
Tensión dejó sus hombros, como el aire saliendo de un globo.
—¿Es
real?
—Sep, no
te dejaremos colgada, cariño. Te lo prometo. — Pobre niña. Olvidaba una vez y
otra vez, lo joven que era.
—Solo…
Gray dice que allí nadie podrá cazarme.
Yoongi no estaba tan seguro de eso. Era joven, bonita
fuerte… le dio un guiño.
—No de una mala manera. No dejes que mis primos estén detrás
de ti muy duro.
—No lo
haré, Gray no los dejará. ¿Piensas que vendrán por nosotros? ¿Los gatos?
—No lo
sé. —Estaba teniendo esa picazón en la parte de atrás de su cuello.
—Taehyung
los ofendió. Olía como lobo, actuaba como gato. No está en la estructura de la
manada; no se inclinó hacia el Alpha. Solo les pagó.
—¿Les
pago? —Eso afiló su interés—. Entonces, ¿esto es una pérdida de ingresos para
ellos?
—Sep, él
no le dio sus cuentas.
Mierda. Ellos podían entonces solo venir detrás de Taehyung
después de todo. Necesitaban conseguir trasferir su dinero. Hoseok tomaría
cuidado de todo eso por Yoongi mientras ellos podían moverse.
—Iré a
hablar con él, conseguir que acepte que nos vayamos.—Se encogió de hombros.
—Quizás
use toda su dureza. Pienso que ha estado construyéndola.
Yoongi asintió lentamente observándola marcharse. Nunca lo
pensó de ese modo. Lo próximo que tenía que conseguir era que Gray se moviera.
Pensó que Gray estaba teniendo una bola de grandes aventuras fuera de su casa,
Gray estaba en la luz del sol incluso con lo frío que estaba, su panza blanca
hacia el cielo, su lengua colgando.
Caminando justo hacia él, Yoongi usó su pie para rascar el
estómago de Gray.
—Necesitamos movernos, hombre.
Gray suspiró, inclinándose, royendo sus tobillos ociosamente.
—Lo sé,
aquí hay una cosa de dinero. —Gray era un buen lobo. Se preguntaba por qué
siempre estaba de humano en la casa.
Gray asintió, su nariz en su pierna, los blancos ojos lucían
tristes de alguna manera.
—Apuesto
que sabes mejor que yo acerca de todas esas cicatrices, Gray. Todos estos años,
¿por qué hizo eso? —Eso todavía aturdía su mente. Yoongi podía haber hecho
algo.
Gray cambió, lentamente, una mano en su pierna ahora.
— ¿Qué más podía hacer? No encajaba en ningún sitio, no es
de la manada. A ellos no les Gustaba. Tú solías decirlo todo este tiempo, Yoongi.
Es el hombre más extraño en la tierra viviendo una vida donde no puede tener un
compañero. Parte de él, pienso que necesita alguna clase de atención, alguien
que lo conozca incluso si eso lastima. Nunca ha pasado una luna sin estar
encerrado.
Yoongi sacudió su cabeza, llevando su mano abajo para ayudar
a levantarse a Gray.
—Necesitas ropa, hombre.
—Sep,
sep, tengo algo en algún lado. —Gray se encogió de hombros—. Me Gusta aquí.
—Lo sé.
—Yoongi palmeó uno de sus hombros—. Lamento que tengas que irte, pero
necesitamos llevar a Marina con tu madre.
—Lo
haremos. Necesitamos conseguir que Taehyung salga de aquí antes que ellos
vengan. Imagino que están furiosos.
—Sep,
eres la segunda persona que menciona eso hoy. Imaginé que nadie diría eso
antes. —No es que estuviera amargado o algo como eso. Podía haber sido
agradable saberlo.
—Oí a la
cachorra decírtelo solo un minuto atrás, no gruñas.
—¿Qué?
¿Nadie pensó decirme que podían rastrearnos hasta aquí? Pensé que teníamos todo
el tiempo del mundo.
—¿Como
infiernos voy a saber cómo son ellos? ¿Por qué deberían dejar su territorio?
¿Incluso por dinero? ¡No perseguimos intrusos más allá de nuestra tierra!
Yoongi suspiró.
—Sep, sep, de acuerdo. —Se frotó la parte de atrás de su
nuca. Observando un círculo de gaviotas.
—¿Por
qué Taehyungi no nos lo dijo?
—No lo
sé. —Estaba solo tan perdido a veces cuando las cosas venían de la mente del
gatito.
—Si solo
pudiera conducir, me quedaría aquí y disfrutaría. — Gray gruñó—. Quizás
deberías sólo pedírselo. ¿Cuándo nos vamos?
—Tan
pronto como consigamos que se mueva. No podemos volar. La chica no tiene identificaciones.
—La
chica no tiene nada. ¿Quiénes eran esos gilipollas?
—No lo
sé. —Yoongi sonrió—. Hombre, si el resto de la manada estuviera aquí, patearían
sus traseros, pienso, ¿huh?
Los ojos blancos de Gray brillaron, la furia en ellos
repentina e inesperadamente, un poco terrorífica pero honesta.
—Los destrozaríamos, recordárteles quién está en la parte
superior de la cadena alimenticia.
—Lo
harían. —No tenía duda de que Gray defendería a su familia con el último
mordisco.
—Empacaré,
consigue a Taehyung y luego nos iremos de regreso. — Gray se estiró—. Me Gusta
aquí, me Gusta muchísimo.
—Lo sé,
hombre. —Yoongi sacudió su cabeza, preguntándose por centésima vez cómo había
conseguido meterse en ello.
—Culpa a
Taehyung. —Gray se echo a reír y luego se marchó.
Amigo. Era una de las cosas que Taehyung había oído de él.
Esto era otra de las cosas que hacía la familia de Taehyung. Yoongi palmeó su
bolsillo por un paquete de cigarrillos, recordando mientras lo hacía que había
olvidado comprar la maldita cosa.
—¡…deja
de empujarme! —Taehyung rugió dividiendo el aire mientras conseguía acercarse a
la cabaña.
—Jódete,
hombre. Vienen por ti y lo sabes. Lo sé. Perdieron su ingreso, perdieron la
chica errante, perdieron al menos cuatro soldados. Van a tener que venir a
salvar su cara. Solo para que otros de la manada no corran fuera de ellos de la
ciudad. ¡Quieren tu cabeza en una lanza!
—¡Quizás
deberían haberla tomado!
Eso sonó como una bofetada tan clara como una campana.
Yoongi peleó con la urgencia de ir a rescatar a Taehyung.
Eso era lo que exactamente el testarudo gatito necesitaba.
—¡No
digas eso! Tú… tú… ¡jódete! —La cachorro podía gruñir—. Viviste. Lo hiciste.
¡No tires la toalla ahora cuando vienen como dijiste!
Yoongi tomó una profunda respiración dentro de él.
—Taehyung, ella está en lo correcto. Tenemos que irnos,
bebé.
—Bien.
—La mano pintada cruzando el rostro de Taehyung estaba brillantemente roja—.
Saquemos esta pequeña perra fuera de aquí.
Los ojos de Marina se ampliaron.
—Pero dijiste…
Taehyung la miró.
—No seas idiota. Somos luchadores. Voy a gruñir. Vas a
conseguir cagarla. Iremos a ver a Má. No te abandonaré. Eres de la manada.
Yoongi escondió una sonrisa.
—Vamos, cariño. Empaquemos. Manejaré al Sr. Gatito.
Los ojos brillantes verdes de Taehyung aterrizaron en él.
— ¿Manejarme?
Dios. Eso era caliente. Se aproximó.
—Necesitas un dominante. Quizás necesito una silla y un
látigo.
—Morderé
tu rostro y te masticaré.
—Puedes
masticarme todo lo que tú quieras, bebé. —Yoongi se acercó a la cama y se
sentó, sus manos en ambos lados de Taehyung.
Tomó un minuto pero Taehyung se inclinó hacia él.
—No quiero volver. ¿Qué estoy supuesto a decirles? ¿Los de
mi clase no me quiere de todas maneras, tampoco?
—Gatito,
te dije que no tenemos que quedarnos. Solo dejar a la chica e irnos. —Sabía que
Taehyung quería ver a su mamá, pero esa no era la razón para que Taehyung se
pegara alrededor y se sintiera como una mierda.
—Lo sé,
pero… —Estaba avergonzado. Podía olerlo.
—No.
Tienes un lugar ahora. Conmigo. Seremos unos inadaptados juntos.
—Traté
de ser fuerte. —Taehyung casi susurraba las palabras, entonces se pusieron de
pie y pasaron sobre la bolsa de mano de ropa que habían encontrado para su
gatito.
—Lo
eres. Eres realmente fuerte. Rayando en lo testarudo y posiblemente en la
idiotez. —Dejó que Taehyung lo hiciera, sabía que el hombre necesitaba
sacudirse su propia mierda.
Taehyung la volcó fuera de él, como una película inactiva.
—Le dije a ella que vendrías por mí.
—¿Lo
hice, verdad? —Había sido un poco denso acerca de por qué Taehyung no lo había
llamado pero eso estaba bien. Podía manejarlo y había obtenido a su pareja
antes de que fuera tarde.
—Lo
hiciste. —Taehyung se acercó, los dedos en su pelo—. Vagamente lo recuerdo; es
como algún jodido sueño.
—Más
como una pesadilla. —Deslizó un brazo alrededor de la cintura de Taehyung—.
Tenía miedo por ti, gatito.
—Lo
tenía, también. —Taehyung lo acarició, suspirando—. Me rindo.
—Bueno, ahora
necesitamos conseguir ser fuertes de nuevo, ¿huh? Necesitamos movernos. —Tenían
que hacerlo. Eso era todo.
—Vamos.
Estoy listo.
Yoongi abrió su boca para decir que tenían algunas cosas más
que empacar cuando oyó los ladridos furiosos de Gray. ¿Qué jodidos? Eso sonaba
como que estuviera persiguiendo patos.
Taehyung frunció el ceño.
—¿Gray?
Entonces oyeron un salvaje y afligido grito.
Yoongi corrió hacia la puerta. No conocía esa voz, pero eso
no podía ser bueno.
Taehyung estaba a su lado, cuando el grito sonó de nuevo.
Había cinco gatos, grandes y negros, dos encima de Gray, tres atacando a una
medio cambiada Marina.
—¡No! —Taehyung
gritó, un cuerpo negro volando por la terraza. Cambiando en medio del aire.
—Joder.
—La palabra murió cuando Yoongi cambió, su aullido desafiando el sonido. No. Taehyung
estaba en lo cierto. Solo no.
Taehyung era todo dientes y garras, dividido por los que
atacaban a Marina, sus colmillos hundiéndose dentro de los flancos de un enorme
gato. Mientras Yoongi fue detrás de los bastardos que peleaban con Gray, no era
que el gran y ciego lobo no pudiera defenderse por si mismo.
De hecho, Gray tenía uno abajo, su hocico enterrado en una
garganta abierta, la sangre volando.
Yoongi voló en la reyerta, sacando una pata negra. Eso era
más duro de lo que había esperado, los huesos de los gatos parecían más gruesos
que los de los lobos. Aunque Yoongi no lo dejó ir. Nadie mordía.
Garras arranaron su pelaje, las puntas se hundieron en su
piel pero no lo suficientemente para atraparlo. Se giró, golpeando al gato que
estaba tratando de comer su culo.
Su pareja estaba allí antes que él, salvaje y aullando.
Enviando al gran macho rodar. Dios, eso era hermoso. Taehyung era feroz,
maravilloso y perfecto. Casi lo distrajo, pero Yoongi sabía que no había tiempo
para detenerse de pelear, todavía.
Lo sacudió duro, sintiendo los huesos quebrar con su
mandíbula. Su manada, su pareja, suyo.
Marina finalmente destelló completando el cambio, un poco
loca y un gruñido viniendo de su garganta. Atrapó al gato con la pata rota por
la garganta y lo sacudió hasta que paró de moverse.
Taehyung estaba parado ahí, maullando y, ambos, Gray y
Marina, se giraron hacia él, sus dientes desnudos. Yoongi se movió entre ellos,
protegiendo a su pareja. En el calor de la batalla podían equivocarse de un
gato a otro.
Gray ladró primero que Marina, sus pequeños sonidos
confusos, asustados.
Yoongi tomó una profunda respiración antes de escanear el
campo de batalla. Asegurándose que no había más amenazas.
Pelos, sangre y cuerpos cubrían el suelo, se dispersaban
como carne cruda. Había una salvaje sensación de satisfacción en ello, una
oleada de orgullo pesada por el trabajo de su manada. Suya.
Gray se acercó, su hocico ensangrentado y se inclinó,
jadeando furiosamente. Yoongi le dio una alabanza donde debía, en el hocico, la
frente y el cuello de Gray. Cambió, buscando heridas, pero no había ninguna que
amenazara su vida.
Marina era la siguiente, sus instintos eran torpes pero
estaban ahí. Se había puesto boca arriba y lamía sus heridas, limpiándolas,
vocalizándolas, dejándole saber lo buena que era y cuán orgulloso estaba de
ella.
Cuando se relajó, se giró hacia Taehyung, quien maullaba y se
deslizaba a él, entonces envolvió sus fuertes patas delanteras alrededor de él,
acicalándolo. Yoongi dejó que su lengua colgara, dejando que su pareja hiciera
por él lo que quisiera, hasta que sus ojos se cruzaron y sus patas traseras
cayeron sin poder hacer nada.
Taehyung acarició el pelaje de su vientre, entonces se
arrastró subiendo por la terraza, limpiando su oscuro y limpio rostro y sus pesadas
patas. Yoongi fue y lo ayudó, limpiando sus patas traseras que estaban aun
demasiado heridas, demasiado lastimadas.
Gray había puesto una pata en Marina, los dos se aseaban el
uno al otro tranquilamente. Yoongi se dejó curvar alrededor de su pareja, su
lengua deslizándose sobre el pesado pelaje. Su bravo Taehyung. Taehyung pensó
que no era más suficientemente fuerte, pero Yoongi lo conocía mejor. Su pareja
podía patear traseros.
Taehyung le ronroneó, aseando su cola, alisando su pelaje.
Lo dejaría ir tanto como pudiera. Quería quedarse ahí justo
para siempre. Aunque tenían que moverse.
Entonces Taehyung cambió, la mejilla sobre los flancos de Yoongi.
— Necesitamos movernos. A algún sitio. No podemos quedarnos
aquí. Quizás no en casa, tampoco. Pero tenemos que irnos.
Yoongi se concentró en su cuerpo humano, el olor de la
sangre casi haciéndole vomitar cuando cambió.
—Lo sé, bebé.
—Lo
siento. —Taehyung miró hacia Gray y Marina—. No fue mi intención conseguir que
todo el mundo se involucrara.
Gray ladró antes de volver a acicalarse, luciendo tan feliz
que dolía mirarlo.
Yoongi sacudió su cabeza.
—Pienso que todo el mundo está bastante involucrado. —Miró a
Marina, también—. Pienso que deberíamos tener solo nuestra propia manada.
Taehyung arqueó una de sus oscuras cejas.
—No te voy a llamar Alpha.
—Uh-huh,
gatito. —Empezó a reírse, el alivio de la batalla ganada casi lo abrumaba.
—Jódete.
—Taehyung le dio un manotazo—. Nunca me Gustaste.
—Lo sé.
Buena cosa que me amas. —Podía vivir con eso. Realmente podía.
Por el resto de su vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario