Taehyung se dirigió adentro, dándole una sonrisa a su madre
mientras la miraba.
—¿Estás
bien, hijo? —Estaba sentada sosteniendo la mano de Min Hallie, sus ojos
húmedos.
—Bien,
encantado de verte, Hallie. ¿Está Hoseok alrededor?
—Fue a
encontrar a Lizzie, supongo. No sabe que estás aquí, cariño. —Hallie asintió
dándole una profunda mirada.
—Si lo
ves, déjale saber que dije Hola.
Hoseok había sido su mejor amigo todo el tiempo mientras
crecía. Loco, gracioso, listillo, y el cachorro más grande del mundo. El hombre
había sido un puntazo. Demasiado mal que su hermano mayor fuera un idiota con
la clase de un campesino desdentado. Taehyung tenía la esperanza de no
encontrarse con Yoongi, o si lo hacía, que descubriera que se había convertido
en un barrigón, calvo, amargado primate Nerdenthal.
Demasiado malo que no hubiera sucedido.
—Oh,
está aquí en alguna parte. —Ella movió su mano libre y volvió a hablar con su
madre.
Taehyung pensó, preguntándose cómo de injusto era que Yoongi
fuera un animal. Solo la visión corta que había tenido antes de tratar de
patear los dientes del hombre le había probado eso. Compacto, oscuro y caliente
como el infierno.
El patearlo se sentía malditamente bien, pensó, realmente.
Casi tan bien como el asombro de la mirada de Fuzzy.
Su hermana Helena agarraba su mano, sus ojos azules se
ampliaron.
—Taehyung, todos estos hombres están oliendo alrededor mío.
Pensé que todo el mundo sabía que no he cambiado.
Envolvió un brazo alrededor de su hermana, desnudó sus
dientes hacia los cachorros y sus talones.
—Son unos oportunistas, preciosa. Te tengo.
—Gracias.
—Ella lo acarició, olfateándolo—. Es bueno verte, Taehyung.
—Lo
mismo digo, preciosa. ¿Cómo te trata Chicago?
Eran cercanos en edad, él y Helena con Gray inmediatamente
siguiéndolos. Uno de los más profundos recuerdos de Taehyung era Pop trayendo a
Helena por primera vez, una delgada chica de pelo rojo sosteniendo su dedo.
—Bien,
bien, el periódico va a más y más con avances electrónicos, ahora soy muy
solicitada. —Helena hacía algo bien complicado con la información tecnológica. Taehyung
estaba increíblemente orgulloso con ello, y no entendía nada del asunto—. ¿Cómo
va el espectáculo?
—Grandioso.
El director es un quejica y un gritón, pero hago mi trabajo. Estaba cerca de
tomarme tres meses sabáticos. —Unas largas vacaciones fuera del drama, de las
peleas y de la ciudad. Suspiró, el sonido puramente interno, ¿a quién trataba
de engañar? Estaba planeando encerarse en su apartamento y mirar horas de
televisión. Pensó empezar con Mad Men, Criminal Minds, terminando con un largo
maratón de True Blood. La idea de vampiros del sur lo hacía sonreír.
—Bueno,
eso es bueno. Tienes algo de tiempo. —Se inclinó y suspiró, observando a la
gente moverse alrededor.
—Sep.
—Los gemelos estaban todavía en pleno modo de llanto y crujir de dientes, ambos
todavía furiosos con ellos. Ellos empezaron con él, Helena y Gray, los únicos
lógicos chicos racionales fuera de los dieciocho.
Entonces ahí eran todos extraños. Pop sólo tenía que morir
durante una reunión llena.
—¡Taehyung!
—Su mejor amigo se alejó de un grupo que no tenía incluido a Lizzie—. ¿Cómo lo
estás llevando, hombre?
—¡Hoseok!
—Se preparó para el zarpazo, los abrazos. Llegó a continuación, Hoseok todavía
era como un cachorro en crecimiento. De todas maneras, era todo un hombre
ahora. Era amplio y musculoso como el idiota de su hermano.
Taehyung palmeó la espalda de Hoseok, echándose a reír
suavemente.
—¿Cómo
te va, idiota?
—Bien,
quiero decir, lo estoy. Lo siento hombre, acerca de tupadre.
—Sep.
—No iba a entrar en ello, no aquí, no ahora.
—¿Cómo
está la gran ciudad? —Hoseok preguntó.
—Grande,
brillante, deberías venir a visitarme.
—Podría
ir a ver un espectáculo. —Hoseok había ido una vez a New York, cuando Taehyung
se estaba muriendo de hambre como artista viviendo en un desván. Nunca regresó.
—En
cualquier momento, hombre. ¿Todavía estás trabajando en la mina?
—Sep. Sep,
actualmente tienen todas las operaciones aquí. Yoongi tiene picazón en los
pies.
—Y
raspada la barbilla. —¿No lo hacía feliz?
—¿Hum? —Hoseok
levantó una ceja
Sonrió, haciendo cosquillear hasta sus huesos.
—Nada, ¿todavía no estás casado?
—¿Huh?
—¿Había Hoseok olvidado como decir algo con excepción de huh?—. Dios, no,
quiero decir, estoy trabajando en ello.
—Bien
por ti. —Se encontró con los ojos de Helena. Dios, realmente necesitaba salir
de ahí. Realmente.
—¿Por
qué no vas a ver si Má necesita algo para correr a la tienda? —Helena sonrió,
empujándose un poco hacia la cocina de nuevo.
—Sep, te
veo Hoseok. —Se dirigió hacia su automóvil rentado, llamaría a su madre desde
la tienda.
Estuvo a punto de chocar con alguien de nuevo, el acre olor
del humo del cigarrillo escoció en sus ojos. Yoongi de nuevo. Su gruñido fue
profundo, inmediatamente, pero lo detuvo tan pronto como pudo. Solo tenía que
llegar a su camioneta.
—Lamento
lo de tu padre. —Las palabras detuvieron sus pasos. Esas eran probablemente las
palabras más sinceras que Yoongi le había dicho.
Un aullido se construía dentro de él, pero no lo dejaría
salir. No lo haría. No aquí. No todavía. Taehyung asintió con la cabeza,
tragando duro para poder hablar.
—Gracias.
—¿Necesitas
algo? —Tenía que irse, ir a la tienda. Su madre quería Puffs y máscara a prueba
de agua.
—Podría
buscar, mi madre tiene una lista. —No podía hacereso.
—Podría
ir contigo.
La oferta lo dejó mirándolo, su boca cayó abierta un poco.
— ¿Por qué querrías hacer eso?
—Porque
odio esta mierda.
—Sep.
—No dijo nada más. Solo caminó hacia la entrada y trató de recordar cuál era su
vehículo rentado.
El Lexus, el Infiniti o la… bueno la SUV era definitivamente
de Helena.
Yoongi lo seguía.
—Mi camioneta solo está por allí.
—¿Sep?
De acuerdo. —Extraño, pero estaba bien.
Yoongi no hablaba mucho, pero estaba agradecido que el
hombre solo condujera. La cabina de su camioneta olía fuertemente a hombre y
lobo, sin embargo no era ofensivo. Todo lo que necesitaba hacer era sentarse,
mantener su boca cerrada y no tener un colapso. Fácil.
—Entonces,
luces diferente, hombre. —Ese era el eufemismo del año.
Suspiró.
—Crecí.
—Lo
hiciste. —Yoongi se encogió de hombros, no lo miró—. Bienpor ti.
—Estaba
esperanzado que fueras calvo. —«Lleno de verrugas, que hayas perdido tus
dientes…»
Eso pareció sorprender a Yoongi, pero en buena manera. El
hombre se echo a reír en voz alta.
—Lamento decepcionarte.
Se echo a reír suavemente, su mano frotó la parte de atrás
de su cuello. Mierda, estaba cansado.
—Hoseok
está detrás de tu hermana, lo sabes.
—Tengo
doce de ellas. Tres de ellas tienen jodidos a los hombres, no estoy
sorprendido.
—Mi
hermano, el jugador tenía un sensación que había munición fraternal.—Yoongi
se rio un poco.
—¿Estás
casado? —Agarro su teléfono, testeando a Helena por la lista de provisiones.
—Infiernos,
no. Soy gay, hombre, siempre lo he sido.
—Oh.
—Hum. No preguntaría al hombre si había sido un hijo de puta. Era difícil ser
el hijo varonil y gruñón y ser gay, ¿verdad?
—Sep,
imaginaba que lo sabías, tú eras la cosa más alegre en el mundo.
—No
sabes eso. No tengo una esposa y diez niños. —«Gilipollas».
Ahora Yoongi lo miró por encima, una mirada de completa
incredulidad.
—Oh, de acuerdo.
—¿Estás
sugiriendo que no soy el paragón de la virtud viril? — Eso era casi de risa.
—No,
estoy diciendo que tienes una boca hecha para chupar pollas, incluso entonces.
Taehyung se quedó mudo. Bueno, ¿qué jodidos estaba supuesto
a decir a eso?
Yoongi resopló.
—Yo fui el de la negación, gatito.
—Bueno,
bien por ti. Yo hubiera pensado que estarías tirando para Alpha.
—Mierda,
no. Nunca estoy aquí, realmente.
Estaban saliendo de la autopista ahora. Y Yoongi todavía
manejaba demasiado rápido. Se encontró tensándose, incluso él no tenía un
maldito automóvil en la ciudad.
—¿Estás
bien? —El gilipollas sabía cómo de tenso estaba.
—Estoy
bien. —Sus uñas estaban enterradas en las palmas de sus manos.
—Maravilloso.
—Yoongi tomó una gran curva del camino hacia la ciudad en dos ruedas y un bajo
asustado gruñido empezó a crecer dentro de él. ¿Este era un loco hijo de puta
tratando de matarlos?
Ellos golpearon una recta y Yoongi estaba sonriendo como
untonto.
Taehyung se enfocó en calmarse. Respirando.
No iba a cometer asesinato.
«Hijo de puta».
—Entonces,
¿vas conseguir la llamada y obtener la lista o sostendrás tu teléfono todo el
día?
—Voy a
sostener mi jodido teléfono.
«Gilipollas».
«Idiota».
«Loco gorila».
—Bien.
—La sonrisa era mayor. Ahora sabía por qué Yoongi quería conducirlo a la
ciudad. Muy malo para Yoongi que él no fuera más un adolescente.
Helena le envió una lista de mierda de cosas al azar y lo
obligó a testear de vuelta, ignorando a Yoongi completamente. Podía hacer eso.
Hicieron su camino hacia Wal-Mart sin que nadie muriera,
pareció que estaba bien.
Taehyung se deslizó fuera de la camioneta tan pronto como se
estacionaron en el aparcamiento, dirigiéndose hacia la tienda, descubriendo un
poco sus dientes en una bienvenida. No estaba de humor.
—Hey,
Barbara Ann.
—Hey, Yoongi.
¿No es ese uno de los raros Kim?
Taehyung se dio la vuelta, su gruñido rasgándolo afuera y
llegó hacia la pequeña cachorra en tres pasos.
—En efecto, ¿hay algún problema? —Si lo hubiera, rasgaría la
garganta de la mujer ahora y trataría con ello luego.
—No,
cariño. Solo no dijiste hola, por lo tanto no estaba segura.
La señora mayor sonrió hacia él antes que su cara se
deslizara en un modo simpático.
—Lamento acerca de tu padre.
—Todos
lo lamentan.
Patatas, servilletas, papel de toilette, patatas fritas,
Doritos, aceitunas y chocolate para una tranquila fiesta privada con Helena y
Gray más tarde en la noche.
Yoongi no le dio un escarmiento, lo que lo sorprendió. El
hombre solo lo seguía, poniendo algunas cosas en una canasta separada.
Hicieron sus compras sin ninguna palabra. Nadie le habló,
tampoco. No le sorprendía, realmente. Pensaba que había pasado en la ciudad
durante dieciocho años sin que ninguno de esos hijos de puta lo reconocieran. A
Yoongi, todo el mundo le hablaba. Yoongi mayormente les gruñía en respuesta.
Observando cómo el Sr. Perfecto no era un social adepto.
Taehyung pagó por los alimentos, sus pelos erizados,
actualmente sus dientes empujando hacia sus labios.
—Vamos.
—Yoongi le dio un tirón fuera de la tienda—. ¿Vives en la ciudad?
—Si. —Y
tenía que volver a donde solo era un idiota de pelo moreno.
—Si la
gente te hace enloquecer, ¿cómo lo haces?
Lo miró por encima, confundido.
—¿Hacer qué?
—¿Vivir
alrededor de todos ellos? Es decir, obviamente odias a la gente.
Cerca de una docena de contestaciones trataron de abrirse
paso en su garganta, pero se las tragó de vuelta.
—No, solo tengoproblemas con las mentes cerradas, los
jodidos perjuicios gilipollas, mientras perdemos la estructura de la manada
porque no pueden manejar los pensamientos originales.
—Bueno
no te detengas, gatito. Dime cómo realmente te sientes. —Yoongi estaba riéndose
de él. Riéndose.
Colocó las bolsas en la parte de atrás de la camioneta de Yoongi,
cuidadosamente, su animal estaba desesperadamente cerca, en verdadera agonía,
que iba más allá de cualquier dolor físico. Incluso lo sentía. ¿Cómo realmente
se sentía?
—Extraño
a mi papá, pedazo de mierda sin clase.
El cambio lo tomó duro y lo dejó ir, dejando a Yoongi, a
Wal-mart y sus ropas.
Todo.
Solo dejó salir la bestia que tenía y corrió.
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