Tae sintió su corazón tartamudear dolorosamente en su pecho
cuando los ojos de Yoongi se fueron cerrando y su cuerpo cayó hacia atrás
contra el suelo. Escabroso miedo y oscuridad se extendió a través de él hasta
que se dio cuenta que Yoongi solo se había desmayado. Incluso ahora, la
genética de hombre lobo de Yoongi estaba curando su herida. En pocos días,
estaría como nuevo.
Aun sabiendo eso, no detuvo a Tae de preocuparse.
El sonido de una pistola siendo activada mientras ellos
habían llegado, no había asustado tanto a Tae como la angustia que había
sentido al momento en que se había dado cuenta de que Yoongi había recibido un
disparo. Lo había sentido incluso antes de que hubiera visto a Yoongi tendido
en el suelo.
Miedo, crudo y vívido, había envuelto a Tae por completo
hasta que vio a Yoongi moverse mientras corría hacia él. Había caído de
rodillas junto a Yoongi, ejerciendo presión al instante sobre el orificio de
bala en su pecho.
Sabía que una herida de bala no debería ser fatal para un
cambiaforma, pero la sola imagen de Yoongi con el pecho cubierto de sangre le
hizo ignorante de todo, excepto del hecho de que su compañero resultó herido y
estaba sangrando.
—¿Taehyung?
Tae levantó la vista para ver a su madre cerniéndose sobre
él y Yoongi. Su rostro era una mezcla de preocupación y
confusión.
—Él es mi compañero, mamá. —¿Había algo
más para decir?
Tae sintió a su madre mirarlo por un momento mientras
absorbía sus palabras. Nunca se habría imaginado salir del armario de esta
forma, pero ahora, con la sangre de su compañero cubriendo sus manos, le
importaba un comino quién lo supiera.
—Está bien, Taehyung —dijo Jisoo mientras
se arrodillaba junto a Tae—, vamos a ver cómo podemos ayudar a curar a tu
pareja. —Jisoo comenzó a aplicar presión a la herida, ayudando a Tae a
detener el flujo de sangre del pecho de Yoongi.
—Gracias, mamá.
Jisoo sonrió.
—Es tu pareja, hijo.
Tae le sonrió a su mamá por la naturalidad con que lo
aceptó. Sabía que no debería haber esperado otra respuesta de ella. Kim Jisoo solo había querido una cosa para sus
hijos, su felicidad. Si él quería tener a su compañero curado, era exactamente
lo que ella pensaba darle.
—¿Va a estar bien?
Tae miró por encima del hombro para ver a Jin de pie detrás
de él, con una expresión de preocupación en su rostro. Namjoon estaba justo
detrás de Jin, viéndose un poco maltratado en la superficie pero aparte de eso
estaba bien.
—Creo que sí —dijo Tae mientras volvía a
mirar hacia abajo a su compañero. Vio cómo su madre le administraba
ayuda a su compañero, agradecido cuando la sangre proveniente de la herida de Yoongi
lentamente se desvaneció. Una vez que sintió que podía respirar de nuevo sin
sentir su corazón a punto de explotar en su pecho, Tae volvió a mirar a Jin y Namjoon—. ¿Qué pasó con el Profesor?
El ligero rubor que cubría el rostro de su hermano
sorprendió a Tae, al igual que la risita que provenía de Jin.
—Namjoon fue con su culo todo peludo y
mató al Profesor y a sus secuaces. Nunca tendremos que tratar con ellos de
nuevo.
—¿Y tu amigo, Taylor? —Tae le preguntó.
Jin sonrió.
—Wondin se lo llevó de vuelta a casa de Namjoon.
— ¿A casa de quién? —Namjoon gruñó, tirando de Jin contra su cuerpo.
Tae se echó a reír cuando Jin rodó los ojos. No tenía duda
alguna de que Jin no estaba en lo más mínimo intimidado por los gruñidos de Namjoon.
—Nuestra casa —dijo Jin.
Sólo para detener a Namjoon de emprenderlas en contra de Jin
por no llamar a su casa, su casa, Tae interrumpió.
—Oye, ¿te importa si llevamos a mi
compañero a la casa? Me gustaría meterlo en la cama.
Jin se echó a reír.
—Apuesto a que lo harás.
Tae rodó los ojos y con cuidado recogió a Yoongi en sus
brazos. Gruñó y casi tropezó cuando se puso de pie. A pesar de su genética de
hombre lobo y super fuerza, su compañero era más pesado que la mierda.
—Mamá, ¿podrías abrirme la puerta?
—preguntó mientras se apresuraba hacia su camioneta.
Jisoo corrió por delante de él, abrió la
puerta y luego dio
un paso atrás. Tae bajó lentamente a Yoongi en el
asiento delantero. Hizo una pausa por un momento, para acariciar con su mano la
cara pálida de Yoongi, y luego cerró la puerta y caminó hasta la puerta del
lado del conductor.
Tae no se molestó en despedirse de nadie mientras se alejaba
y se dirigió hacia la casa de Jin. Él hubiera preferido llevar a Yoongi a su
casa, pero sabía que el doctor había ido a casa de Jin y Namjoon, para
encargarse de los hombres que habían sido rescatados. Y Yoongi necesitaba más
de un médico de lo que Tae necesitaba privacidad.
No había tenido la oportunidad de hablar con su padre aún y
sabía que la confrontación se avecinaba. Tae sólo esperaba que su padre tomara
la noticia acerca de su nuevo acoplamiento como su madre parecía haberla
tomado. Cuando el resto de la manada descubriera que su compañero era un
hombre, Tae estaba muy seguro de que iba
a necesitar del apoyo de su familia.
Su manada no era horrible por ningún lado que se le mirase y
la gente joven lo había aceptado muy bien. Pero algunos de los miembros más
antiguos no lo hacían. Namjoon había tenido que pasar un tiempo muy difícil
cuando encontró a Jin. No parecían tener ningún problema con que Namjoon fuera
gay. Simplemente no querían que él tuviera a una pareja masculina desfilando
alrededor, delante de ellos. Era como si les pareciera ofensivo o algo así.
Tae no quería pasar por eso con su pareja. Sólo quería vivir
felices para siempre en su pequeño valle con su pareja, familia y manada. No quería ningún drama, o gente
escupiendo sobre él porque estaba acoplado a un hombre, o que le dieran la
espalda a causa de lo que era. ¿Era eso mucho pedir?
Tae estaba gruñendo para el momento en que aparcó su
camioneta frente a la casa de Jin y Namjoon. Sus manos estaban tan apretadas en
torno al volante que crujía bajo sus dedos. Estaba enojado, agitado, y
francamente de malas pulgas. Y él lo sabía.
Tomó unas cuantas respiraciones profundas para tratar de
calmarse a sí mismo. Si Wondin, como de hecho, había rescatado a los hombres
que habían estado cautivos, tenía que actuar con sensatez cuando entrara. Tae
imaginaba que todos ellos estarían demasiado asustados.
Miró a su compañero, viendo cómo el pecho de Yoongi subía y
bajaba con cada respiración. Tae lentamente se sintió más calmado, su control
retornó después de haber sido hecho pedazos. Se acercó y echó hacia atrás el
cabello de color marrón claro de la cara de Yoongi.
—Será mejor que esto valga la pena, Min Yoongi.
Tae salió de la camioneta y caminó hacia el lado de Yoongi.
Abrió la puerta y cuidadosamente levantó a su compañero y luego se dirigió a la
casa, sin siquiera molestarse en cerrar la puerta. Alguien lo haría más tarde.
Sus brazos estaban saturados con su compañero cuando llegó a
la puerta de la calle así que Tae simplemente comenzó a patearla hasta que
alguien contestó. Tae dio un paso hacia atrás cuando la puerta se abrió. El
hombre que estaba ahí de píe no era alguien a quien conociera, o lo habría
reconocido de inmediato. Pero era difícil pasar por alto al hombre. Él era más
grande que Tae.
—¿Dónde está el doctor? —El hombre
simplemente arqueó una ceja. Tae rodó los ojos. No tenía tiempo para esta
mierda. Su compañero seguía sangrando, pero solo a duras penas— Mira, esta es
la casa de mi hermano y…
—¿Es ese Yoongi?
—Sí. —Tae dio un paso atrás, temor
llenándolo. Pero, ¿cómo
este extraño sabía quién era Yoongi?
—Oh hombre, Wondin va a cagar gatitos
cuando se entere que su hermano menor resultó herido. —El hombre empezó a
acercarse a Yoongi—. Yo lo tomaré.
Tae no sabía cómo lo hizo, pero sostuvo a Yoongi contra su
propio cuerpo con una mano y se inclinó para agarrar al extraño con la otra.
Apretó los dedos con fuerza alrededor del cuello del hombre hasta que su rostro
comenzó a ponerse rojo y luego lo empujó lejos tan duro como pudo.
—¡No vuelvas a poner tus manos sobre mi
compañero otra vez! —Tae soltó de golpe. Meció sus dos brazos bajo Yoongi
y lo levantó de nuevo antes de pasar por delante del asfixiado extraño. No
tenía ni idea de quién era el hombre, pero si alguna vez tocaba de nuevo a Yoongi,
su vida sería muy corta.
Sus pasos vacilaron cuando llegó a la sala de estar, la
habitación estaba muy poblada. Varios hombres estaban vestidos con camisas
blancas y pantalones color canela. Otros
iban vestidos con equipo de combate negro.
Además de sus modos de vestir, el comportamiento de los dos
grupos era claramente diferente. Todos los hombres vestidos de
negro estaban de
pie cerca de
las salidas de espaldas a las paredes. Evitaban las
ventanas y miraban todo intensamente. Era un poco espeluznante de ver cómo ninguno
de ellos estaba hablando, ni siquiera Wondin, quien estaba sentado en el borde
de una mesa con los brazos cruzados. Parecía estar mirando con atención a un
pequeño pelirrojo sentado en el sofá.
Los otros hombres en la sala se habían sentado amontonados
en pequeños grupos en los sofás en el centro de la habitación, hablando en voz
baja, a veces lazando rápidas miradas a los hombres que los rodeaban. Parecían
asustados, nerviosos, y con hambre. Pero sobre todo se veían asustados.
Infiernos, lucían aterrorizados.
—¿Dónde está el doctor? —Tae preguntó, llamando la atención de todos— Yoongi ha recibido un
disparo.
Wondin, se apartó del aparador y se precipitó hacia
adelante.
—¿Qué pasó?
—¡Le han disparado!
Wondin miró los agujeros en él. Tae podía sentirlo, pero en
realidad no quería estar alrededor y hablar de lo sucedido.
—¿Dónde está el doctor?
—El Dr. Jones está arriba, tratando a un
par de hombres que se lesionaron en la misión —dijo Wondin señalando hacia las
escaleras—. Vamos, puedes decirme lo que pasó en el camino.
Tae se apresuró tras Wondin, contento de que alguien por fin
le escuchara.
—No sé exactamente lo que sucedió. Yoongi
ya había recibido el disparo para el momento en que llegué.
—¿Había alguien más herido? —Wondin, le
preguntó.
—No lo creo. Todos parecían estar bien,
y Namjoon se hizo cargo de Roger y el Profesor. No van a molestar a Jin nunca más.
—Es una lástima.
Las cejas de Tae se dispararon hacia arriba ente el gruñido
en la voz de Wondin.
—¿Es una lástima?
Wondin, miró hacia la sala de estar. Tae pensó que sus ojos
podrían haber aterrizado en el pequeño pelirrojo, pero no podía afirmarlo.
—Me hubiera gustado pasar un ratito con
el Profesor. Tiene mucho porqué responder. La muerte es demasiado fácil para
él.
—No podría estar más de acuerdo —dijo Tae
cuando empezó a subir las escaleras. No le hubiera importado tener unos
minutos a solas con el Profesor tampoco. El hombre había hecho a un montón de
gente miserable. La muerte era demasiado fácil para él.
Wondin condujo a Tae dentro de una de las habitaciones y apuntó
hacia la cama.
—Solo acuéstalo allí. Voy a buscar al
doctor.
Tae asintió y se acercó a la cama, con cuidado acostó a Yoongi
sobre esta. Los párpados de Yoongi empezaron a parpadear mientras se ponía de
pie. Tae se sentó rápidamente al lado de la cama y echó hacia atrás el cabello
de la cara de Yoongi.
—Oye, bebé, abre los ojos para mí.
Los párpados de Yoongi parpadearon aún más, hasta que por
fin se abrieron. Una sonrisa lenta y perezosa vino a sus labios.
—Hola —le susurró Yoongi.
—¿Cómo te sientes?
Yoongi se echó a reír, pero de repente se quejó y agarró su
hombro.
—Como si hubiera conseguido que me
dispararan.
—Bueno, pues lo hiciste, sabiondo. —Tae
hizo una mueca—. Y te agradecería si te abstuvieses de hacerlo de nuevo. No
estoy seguro de que mi corazón pueda soportarlo.
Cuando la mano de Yoongi cubrió la suya, Tae volteó la mano
y entretejieron sus dedos.
—Tuviste unas muy agitadas
veinticuatro horas, ¿no? —Yoongi le preguntó.
Tae sintió que sus labios se enroscaban cuando vio la
ansiedad en los ojos color avellana de Yoongi.
—No ha sido tan malo. Ha habido algunos
puntos buenos.
Las cejas de Yoongi se arquearon hacia arriba.
—¿Sólo unos pocos?
Tae empezó a reír, pero antes de que pudiera responder, Wondin
y el doctor se precipitaron en la habitación. Tae le dio a la mano de Yoongi un
apretón rápido y luego se quitó de en medio para que el médico pudiera echarle
un vistazo a su compañero.
Apretó los dientes cuando el médico sondeó la herida de Yoongi,
por lo que el hombre gruñó de dolor mientras cavó sacando la bala. El Dr. Jones
hizo chasquear su lengua cuando cogió su maletín negro y sacó unas cuantas
cosas de este. La herida de Yoongi fue limpiada, y entonces el médico le dio
unas palmaditas al brazo de Yoongi y se levantó.
—Estará bien para mañana —dijo el Dr.
Jones—. Una vez que cambie, la curación se acelerará, y sugiero que lo haga tan
pronto como sea posible.
—Gracias, doctor —dijo Tae, sintiendo
como si una enorme carga hubiera sido quitada de sus hombros. Sabía que,
lógicamente, la herida de Yoongi no era mortal y comenzaría a sanar en el
momento en que cambiara. Pero ver a su compañero herido por un tiro, con
sangre sobre él, no era algo que Tae olvidaría a corto plazo o tal vez nunca.
—Dile que cambie y vigílalo por las
próximas veinticuatro horas. Si hay algún problema, la herida no comienza a
sanar o se pone roja alrededor de los bordes, llámame de inmediato. De
lo contrario, déjalo descansar. Vendré a revisarlo por la mañana.
Tae asintió con la cabeza y vio al médico salir de la
habitación antes de volver su atención hacia su compañero. Señaló a Yoongi,
sacudiendo su dedo hacia él.
—Cambia. —Fue una
orden, clara y sencilla. Quería a su compañero curado.
Y, a continuación, quería que su compañero lo jodiera contra
el colchón. Tae necesitaba saber que Yoongi estaba bien. Necesitaba volver a
conectar con él en un nivel primitivo. Necesitaba ser reclamado de nuevo.
—Si ustedes están bien —dijo Wondin—, voy
a volver al primer piso y vigilar las cosas allá abajo.
—¿No querrás decir ir a vigilar al
pequeño y lindo pelirrojo del primer piso? —Tae sonrió cuando se dirigió a Wondin
y vio su cara volverse roja, antes de que el hombre rápidamente alejara
su mirada.
Wondin, inquieto por un momento, pasó la mano por su cara.
Se veía de alguna manera... perdido, algo que Tae nunca hubiera pensado en ver
en el hombre grande. Wondin, parecía demasiado seguro de sí mismo como para
verse alguna vez tan confundido.
—Creo que es mi compañero.
La mandíbula de Tae cayó mientras el shock rodó a través de
él. Fue rápidamente seguido por una profunda simpatía por el otro hombre. Sabía
lo que era descubrir a tu compañero de la nada. Tae aún estaba totalmente desconcertado
por encontrar y reclamar a su compañero, y podía imaginar que seguiría así por
los próximos días.
No era que no quisiera a Yoongi, porque lo quería, y mucho.
Pero también estaba tan confundido acerca de su nueva relación con el hombre
que no sabía qué pensar. Ellos ni siquiera habían tenido tiempo para realmente
llegar a conocerse el uno al otro, y Tae ya estaba tan apegado al hombre que si
Yoongi lo dejaba, Tae pensaba que no sobreviviría.
Tae miró hacia la cama, incapaz de no buscar a su compañero.
Se alegró de ver el pelaje color marrón claro que cubría su cuerpo de lobo. Su
aliento quedó atrapado en su garganta mientras le daba una larga mirada a
su compañero. Incluso en su forma de
cuatro patas, Yoongi era la cosa más hermosa que Tae había visto en toda su
vida. Sentía una profunda necesidad de hundir sus dedos en el pelaje y frotar
su cara sobre el mismo.
—Si él es tu pareja —le dijo Tae a Wondin,
sin apartar los ojos de Yoongi—, reclámalo tan rápido como puedas. No
dejes que se escape, Wondin. Te arrepentirás por el resto de tu vida.
—Y es posible que él lo lamente si lo
reclamo.
Los ojos de Tae fueron de golpe hacia Wondin ante las
palabras tan tristemente pronunciadas, pero el hombre ya estaba saliendo de la
habitación. Tae miró a Yoongi, señalando hacia la puerta con el pulgar.
—¿Tienes alguna idea de lo que fue todo
eso?
Yoongi negó con la cabeza mientras cambiaba de nuevo a su
forma humana. En un momento estaba todo cubierto de pelaje color marrón claro,
con hocico, orejas, y cola, y al momento siguiente, estaba toda esa piel
oscuramente bronceada y lamible.
«Ñam».
—¿Cómo está tu hombro? —Tae le preguntó mientras sus ojos se desviaron hacia el lugar donde Yoongi
había recibido el disparo. El agujero de la bala se había cerrado y el tejido
se había unido de nuevo e incluso ahora, sólo era un nudo de piel rosada y
arrugada. Tae dejó escapar un suspiro de alivio. Yoongi estaba curado.
—¿Por qué no vienes aquí y lo averiguas?
Tae no se perdió el brillo en los ojos de Yoongi, pero él no
estaba a punto de empezar nada con su compañero, ya que Yoongi no estaba en
condiciones de llegar hasta el final, sin importar cuánto Tae deseara lo
contrario. Sin embargo, eso no significaba que no pudiera sostener a su pareja,
y que solo eso tendría que satisfacerlos a él y a su lobo, por ahora.
Tae se despojó de su ropa, dejándola caer descuidadamente en
el suelo, y luego caminó hacia la cama. Agarró los bordes de las mantas.
—Déjame meterme contigo bajo las sábanas.
Yoongi se corrió hacia un lado y permitió a Tae jalar las
sábanas hacia abajo y luego se deslizó en su lugar, haciendo una mueca un par
de veces cuando tuvo que usar sus músculos maltratados. Tae esperó hasta que su
compañero se acomodara y luego se metió en la cama junto con él, acurrucándose
contra el cuerpo caliente de Yoongi.
—Entonces, no vamos a hacer eso otra vez,
¿verdad?
—Eh... —Yoongi parpadeó salvajemente
hacia Tae.
Tae rodó los ojos.
—Me refiero a la cosa de conseguir un
disparo, Yoongi.
—Oh, sí. —Yoongi sonrió—. No vamos a
hacer eso otra vez.
Los brazos de Tae se apretaron alrededor de Yoongi mientras
el hombre se fue quedando dormido. Por alguna razón, sospechaba que no habían
visto la última de las situaciones peligrosas. La vida no era tan fácil.
Infiernos, aún tenía que decirle al resto de su familia que estaba acoplado a
un hombre.
¿Y eso
no iba a ser divertido?
—Oye, bebé, ¿dónde estás? —Tae gritó
mientras colocaba la bolsa de la compra que llevaba en sus manos sobre la
encimera de la cocina. Metió la mano en la bolsa y empezó a vaciar el
contenido, cuando oyó los pasos que venían en su dirección.
—¿Qué hay en la bolsa? —Yoongi preguntó mientras entraba a la cocina.
Tae sintió los brazos de Yoongi envolverse alrededor de su
cintura, la barbilla apoyada en su hombro, cuando Yoongi lo abrazó por la
espalda.
—Nuestra cena, postre, y algunas otras
cosas.
—¿Postre? Me gusta el postre. —Yoongi se
echó a reír con picardía—. ¿Justo lo que tenías en mente?
—Bueno, casi tengo cubiertas las próximas
veinticuatro horas, que es la cantidad de tiempo que se supone que estaremos a
solas, sin interrupciones. —Salvo situaciones
de emergencia, que en el mejor de los casos consistirían en que aterrizaran los
extraterrestres en el planeta o algo igual de grave, todo el mundo iba a
dejarlos solos.
—Entonces, ¿qué hay en la bolsa?
Tae cogió una botella de vino y la puso sobre el mostrador.
—Vino para acompañar la cena, ajo fresco,
pan de queso, y una cena italiana completa. Lo siento, es
congelada. A diferencia de Jin, no soy muy buen cocinero.
—Para eso son los microondas, bebé —dijo Yoongi
mientras le daba unas palmaditas en el culo a Tae—. Ahora,¿qué más
hay en esa bolsa?
—Ahhh, cosas para un baño de burbujas
para relajarse después de la cena y un cepillo de dientes para ti ya que
perdiste el tuyo, waffles para el desayuno. Y se pueden cocinar en la tostadora,
gracias a Dios. Por último, pero no menos importante, jarabe de chocolate.
Tae rio ante la mirada confundida de Yoongi. Vio cómo Yoongi
se acercó a mirar en la bolsa, y luego a él.
—¿Dónde está el helado? No se puede tener
jarabe de chocolate sin helado —dijo Yoongi.
—Puedes si no planeas verter el jarabe de
chocolate sobre un helado. —Tae se echó a reír cuando arqueó una ceja y esperó
a que su compañero conectara los puntos.
—Si no vas a derramar el jarabe de
chocolate en un helado, en qué… ¡oh!
—Ahora que lo has entendido —dijo Tae
mientras veía los ojos color avellana de Yoongi tornarse de un profundo marrón
cobrizo—, ¿quieres saltarte la cena e ir directamente al postre? —preguntó, agitando la botella de jarabe de chocolate hacia Yoongi.
Yoongi agarró la botella de las manos de Tae muy rápido, Tae
no pudo evitar reírse ante el ansioso entusiasmo de su compañero. Un momento
después, dejó escapar un grito cuando Yoongi lo agarró y lo arrastró por las
escaleras.
«Supongo que a Yoongi le gustaron mis planes para la cena».
Yoongi dejó escapar un gemido una hora más tarde cuando Tae
golpeó su gruesa polla profundamente en
su culo. Tae había dicho que se sentía bien, pero Yoongi no tenía idea
de que se sentía así de bien hasta que lo intentó por primera vez. Pensó que
iba a perder la cabeza mientras el placer lo abrumó.
—Dios, Tae, jódeme más duro —exigió Yoongi
cuando sintió un pequeño cosquilleo subiendo por su columna vertebral. Comenzó a acariciarse la
polla con su mano aún más rápido
cuando los empujes de Tae aumentaron de velocidad—. Estoy
tan jodidamente cerca.
—Entonces córrete para mí, bebé —jadeó Tae—.
Lo haré justo después de ti.
—Preferiría que me acompañaras —gritó Yoongi, corriéndose, las semillas de color blanco perlado
brotando desde su polla salpicando todo su abdomen y mano. Apretó los músculos
hacia abajo tanto como pudo, escuchando a Tae gritar por encima de él justo
antes de que sintiera líquido caliente llenándolo.
Yoongi lanzó un gruñido cuando Tae se desplomó sobre su
pecho.
—Maldita sea, eres pesado. —Se rio entre
dientes mientras envolvía sus brazos alrededor del pecho de Tae.
—¿Quieres que me mueva? —Tae murmuró
contra el pecho de Yoongi.
—No, me gusta justo donde te encuentras.
—Hmmm —murmuró Tae.
Yoongi sintió a Tae plantar un par de besos a lo largo de su
clavícula. Él le devolvió el gesto con un beso en la cabeza de Tae, frotando
sus manos arriba y abajo por la espalda de Tae.
—¿Te sientes mejor?
—Todavía no —bromeó Tae cuando cruzó las
manos sobre el pecho de Yoongi, apoyando su barbilla en sus manos. Se rio entre
dientes ligeramente y pasó la lengua por una mancha de chocolate en el pecho de
Yoongi—. Dame cuarenta o cincuenta años juntos, y te lo haré saber.
—Estoy bien, Tae. He estado bien durante
más de un mes. Deja de preocuparte —le advirtió Yoongi.
Tae gruñó, empujando su cuerpo fuera del de Yoongi para así
poder rodar sobre el colchón.
—Cuando tengas las manos cubiertas con la
sangre de tu pareja vas a ver lo rápido que podrás superarlo. —Tae gruñó
mientras dejaba caer su brazo sobre los ojos.
Yoongi se puso de costado y jaló el brazo de Tae más abajo
de su rostro para poder mirar sus hermosos ojos
grises.
—Estoy bien, Taehyung, lo juro —dijo Yoongi al llegar y acunar la cara
de Tae entre sus manos—. Nunca he estado mejor.
—Yoongi… —Tae comenzó sólo para dejar de
hablar cuando Yoongi puso un dedo sobre sus labios.
—La bala pasó a través de mí, y mi
ADN de hombre lobo me sanó enseguida. No hay efectos a largo plazo. Ni siquiera
siento algún dolor. Al menos, no en mi pecho. —Yoongi se
echó a reír.
En las semanas desde que había recibido el disparo, él y Tae
habían pasado mucho tiempo en la cama follándose el uno al otro hasta que
apenas si podían caminar. También habían conversado un montón entre sus
maratones sexuales.
Con el Profesor y sus secuaces muertos y Wondin rescatando a
todos los amigos de Jin, no había habido mucha necesidad de ellos para hacer
algo más que llegar a conocerse el uno al otro.
Todavía no habían decidido dónde iban a vivir o cuál de
ellos iba a unirse a la manada del otro. Por ahora, sólo estaban tomando las
cosas día a día. Y eso iba muy bien con Yoongi. Le gustaba el ritmo más lento
con su compañero a su lado.
Yoongi creía que Tae ya estaba acostumbrando a estar a su
lado, también. Ya no se sentía avergonzado cuando alguien los atrapaba
besándose o tomados de la mano. La aceptación incondicional de la familia de Tae
le había permitido a Tae avanzar considerablemente a sentirse a gusto de estar
en una relación gay.
Yoongi nunca sería capaz de darles las gracias por eso,
especialmente después de que su propia madre lo había repudiado al momento en
que escuchó que Yoongi había cambiado de bando y no produciría ningún cachorro
para que continuara con el nombre de la familia. Yoongi no se había
sorprendido. El amor y la aceptación de la familia de Tae le habían permitido
considerablemente aceptar más fácilmente el repudio de su madre.
Yoongi le sonrió a su pareja cuando movió su cuerpo sobre el
de él, a horcajadas sobre sus caderas y sosteniéndose con sus manos contra el
colchón. Se frotó hacia abajo por la enorme longitud de la polla de Tae,
sintiendo una leve punzada, ya que empezó a volver a la vida.
—Mi pecho no duele más, pero si mi culo.
Si yo no supiera que iba a estar en el extremo receptor de esta enorme
cosa, estaría celoso del hecho de que tu pene es más grande que el mío.
Yoongi se mostró encantado cuando el rostro de Tae se puso
rojo. Era justo la respuesta que había estado esperando para aligerar el estado
de ánimo. Tae se sentía avergonzado de lo grande que era, y él era muy grande.
La primera vez que Tae había empujado la polla en su culo, Yoongi no pensaba
que fuera a encajar. Gracias a Dios que estaba equivocado.
—Maldita
sea, eres tan
lindo. —Yoongi se
echó a reír.
— ¿Qué te dije acerca de llamarme lindo?
—Tae gruñó mientras miraba hacia arriba a Yoongi.
—Sigues prometiéndolo, y yo sigo diciendo
que me gusta el color rosa. Todavía estoy esperando, Tae.
Yoongi no creía que fuera posible, pero el rostro de Tae se
volvió aún más rojo.
—¿De hombre a hombre? —Tae le susurró.—Me
gusta el color rosa, también.
—¿Sí? —La sonrisa de Yoongi era
traviesa—. ¿Me dejarías pintarte las uñas de los pies de color rosa?
Tae farfulló:
—¿Estás loco?
Yoongi se encogió de hombros.
—Nadie tiene que ver, excepto nosotros.
Tienes puestos los zapatos todo el tiempo de todos modos.
—Yoongi.
—¿Por favor? —Yoongi le dio a Tae su
mejor mirada de cachorrito.
Tae rodó los ojos.
—Está bien, puedes pintarme las uñas de
los pies de color rosa.
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