La manada iba a venir tan pronto la luna saliera, entonces Taehyung
fue hacia el granero, apoyando su manos en el ataúd. Los lobos podrían llorar a
Pop esa noche, enterrarlo mañana antes que la luna saliera de nuevo. Necesitaba
un minuto para despedirse.
—Te
extrañaré, Papá. Tú y Má son los mejores de su especie y criaste buenos
cachorros también.
—Y
algunos seres de mierda, también. —Las manos de Helena se apoyaron en su
espalda—. Odio la luna llena.
Él asintió con la cabeza.
—Yo también.
—No
puedo creer que se haya ido.
Él asintió de nuevo, su cabeza dolía demasiado.
—Yo tampoco.
Ella descansó su frente contra su hombro, llorando un poco,
y se quedaron ahí de pie. Taehyung no se sorprendió en absoluto cuando Gray
entró, despacio y cuidadosamente.
—Sabía
que los encontraría juntos.
Taehyung sonrió.
—Sabía que vendrías a encontrarnos.
Los brazos de Gray se envolvieron alrededor de ambos, el
hombre era grande, fuerte y muy amable.
—¿Dónde más podría haber ido? Son mis hermanos.
Helena sollozó una vez más, luego golpeó con su pie,
rehusándose siempre a mostrar debilidad.
—Necesito una cerveza, chicos, de la peor manera.
Taehyung asintió.
—Vamos a hacerlo antes de la puesta del sol. Todos esperan
que estés aquí con ellos.
Gray gruñó en voz baja, asomando sus dientes.
—Tú eres el hijo mayor, Taehyung, no yo. Eres el primero.
Siempre has estado autorizado para estar allí con ellos.
Ese era siempre el viejo argumento, uno que siempre había
dejado a Gray sangrando por la herida más de una vez.
—No
estoy autorizado y pensé que sabías eso. —No con la manada, no con su propia
especie. Tres noches al mes, él era un paria. Era utilizado. En su mayoría.
—Esto no
es conseguirme una cerveza. —Helena sollozó de nuevo, pero en ese momento era
más que un bufido.
—Vieja
perra exigente. —Ellos se rieron juntos. Y mantuvo un brazo alrededor de cada
uno de sus hermanos, dando una última mirada hacia el ataúd.
«Te voy a extrañar, papá. Toneladas».
Luego, se dirigieron al interior.
La manada se reunió en el lugar de los Kim, todos ellos
rellenando silenciosamente el claro detrás de la casa. La luna brillando sobre
ellos como la madre que era. Yoongi escondió sus orejasun poco, curvando sus
labios como al gran macho que había odiado desde que eran unos cachorros. No
quería que nadie sollozara alrededor esta noche. Se estaba sintiendo incómodo
en su pelaje.
La familia estaba parada alrededor del ataúd, lobos y
humanos y algunos atrapados entre ambos, en duelo.
Yoongi se quedó atrás haciendo su propia paz con él,
diciéndole adiós hacia el viento en vez de al cuerpo.
El Alpha fue hacia Mona, tocándola con su hocico, luego tocó
a Gray, reconociendo al hombre como el cabeza de su familia. El hocico de Gray
se alejó de James, dirigiéndose a la casa, hacia donde Taehyung estaba
encerrado.
Yoongi casi aulló. La urgencia lo sorprendió como el
infierno.
Gray hizo un aullido, un sonido agudo, enojado, feroz. Yoongi
respondió, se dibujaron miradas de sorpresa. Lo consiguió. Taehyung era el hijo
mayor. No era justo.
El Alpha gruñó y Gray se erizó, su familia lo rodeó. Esa era
Helena, se dejó caer, todavía con su voz humana intermitente.
— Deténganse. Ahora mismo. Estás hiriendo los sentimientos
de mamá.
Todo el mundo dio un paso atrás, Gray todavía en guardia
pero puso su hocico contra su madre. Yoongi no podía manejarlo más. Se alejó
por la parte trasera de la casa.
Podía oler a Taehyung, en la terraza, en la puerta, en todos
los lugares. Su nariz vibraba y Yoongi solo preguntándose, empezó a seguir el
olor. Dentro atravesó la cocina, subiendo las escaleras. Vagó más adentro de la
vieja casa. Acolchadas patas en el suelo, en la parte posterior, un largo
pasillo. Ahí. Una puerta.
Una pesada y vieja puerta.
Nunca había estado
ahí arriba. A diferencia de Hoseok, él nunca había estado en el circulo mágico
de los excéntricos niños Kim. Siempre había sido el intimador. La esencia de Taehyung
era fuerte, hundida profundamente en la madera, y oyó un bajo gruñido de
advertencia.
Yoongi le dio una respuesta ladrando, no era algo agresivo,
solo un saludo. El sonido de garras en la puerta lo golpeó, luego la voz de Taehyung,
lo llamaba.
O lo encerraron adentro. O dejaron que se encerrara. No
importaba. El gatito no tendría que estar solo.
Una pesada y fuerte pata negra se empujó bajo la puerta. Las
garras estiradas.
Con la legnua afuera, Yoongi se reía en una lupina risa. Ahí
no había forma que pudiera cambiar justo ahora, no durante la reunión. Aunque
podría sorprender al gatito. Se abalanzó sobre esa pequeña pata. Gruñendo
juguetonamente. La pata desapareció, el ronroneo salvaje lo hizo rodar. Su
trasero se levantó, su cabeza bajó y se movió, esperando a que la pata
reapareciera. Yoongi vio la sombra en movimiento antes que la pata en si misma.
Oh. Jugar. Amaba jugar.
Ladrando como loco, rebotaba un poco más. Luego mordisqueó
la pata ofrecida. Divertido.
Taehyung maulló, patas escarbando en el suelo, tratando de
alcanzarlo. Se estrelló contra la puerta sin pensar acerca de ello. Quería
perseguir esa cola. La puerta tembló en sus bisagras y Taehyung maulló de
nuevo. Patas golpeando en el interior. Yoongi se lanzó a si mismo contra la
puerta de nuevo, solo aullando. La madera estaba cediendo, podía oír que se rasgaba.
Taehyung estaba maullando, haciendoese gutural maravilloso sonido. Podía oír
esas grandes patas golpeando el otro lado.
—¡Fuera!
¡Fuera! ¡Jugar!
Golpeó de nuevo y la puerta se astilló. Un gato enorme y
elegante estaba ahí, cubierto de pedazos de madera.
Yoongi dejó salir una risa lobuna antes de saltar sobre la
cabeza de Taehyung. Bam. El elegante cuerpo se torció bajo él, luego
desapareció, apareciendo de nuevo atrás de su espalda. Oof.
Yoongi se movió, enviando a volar a Taehyung, luego corrió, entrando
en la habitación que acaba de abrir.
El olor felino estaba por todo el lugar y corrió alrededor.
Pegando su nariz en las esquinas, saltando encima de la cama grande.
Ew.
Polvo.
Estornudo.
Ladró, mirando atrás más allá de su cola para ver dónde Taehyung
había ido. Oyó el maullido de Taehyung, solo un latido del corazón antes que un
gran destello negro saltara sobre él.
¡Oh! Oh,
demasiado divertido. Rodaron fuera de la cama, golpeando la pared. Yoongi
mordisqueó en la larga cola antes de dejarla ir. Oyó las almohadillas de las
patas de Taehyung perseguirlo alrededor de la habitación. Entonces hubo un gran
golpe en el armario de la pared. Yoongi parpadeó, girándose a mirar,
esperanzado que Taehyung no hubiera corrido hacia él y se hubiera herido a si
mismo.
¿Dónde
estaba? Olió, frunció sus cejas, buscando a Taehyung. El olor era demasiado
fuerte en todos los sitios. Yoongi no podía entenderlo. Captó la cola,
parpadeando por la esquina de su ojo.
Arriba, el bastardo había ido arriba. Yoongi lo acorraló, su
trasero contra el armario. El ángulo podría ser malo, de esa manera podía
saltar.
Miró hacia arriba, a la cara en forma de cuña que miraba
haciaabajo.
—Bestia.
Yoongi ladró, burlándose un poco. Su cola ondeando como una
bandera. Esos ojos clavados en su cola, observándola. Yoongi se giró en un
círculo completo, dejando que Taehyung observar una vista de tres sesenta.
«Tonto gatito».
Vio los músculos tensarse, sintió un zumbido en la parte de
atrás de su nuca que significaba que estaba siendo cazado. Yoongi se movió,
empujando el límite de la paciencia de cualquier gato. El sonido que hizo Taehyung
fue maravilloso, fuerte, salvaje y feroz.
Finalmente saltó de las sombras del armario dándole al gato
un objetivo que no podía resistirse y Taehyung lo golpeó en el flanco. Y se
estrelló contra su costado y lo tiró. Un grito se deslizó de su garganta antes
que pudiera aguantarlo de vuelta y su trasero golpeó el piso con un ruido
sordo. Trató de levantarse pero algo estaba royéndolo.
Eso era más meditativo que agresivo. Las patas enormes de Taehyung
se envolvieron alrededor de él.
Si estuviera en su forma humana, probablemente le Gustaria.
Aunque no lo estaba, se giró y se abalanzó, gruñendo feliz
mientras mordisqueaba la suave piel del vientre de Taehyung. Lindo gatito,
sabroso también.
Pesadas patas golpearon con fuerza sus orejas, bateándolo,
jugando. Cayeron de vuelta en la pared, ambos rodando en sus pies.
Un fuerte ladrido de advertencia sonó, dos de los machos
adultos estaban en el pasillo, en guardia. Taehyung se quedó inmóvil, un sonido
bajo misterioso llenaba el aire. A Yoongi se le pusieron los pelos de punta y
se interpuso en el camino entre Taehyung y los dos lobos, gruñendo en voz baja.
A Taehyung se le permitía jugar en la casa de su familia.
Oyó a la mamá de Taehyung aullar. Oyó el fuerte aullido de
Gray contestarle. Eso estaba jodido.
Terrance enseñó sus dientes, sus ojos intensamente mirando a
Taehyung. Otro gruñido vino de la parte de atrás, luego un maullido y un
chillido como alguien atacando a Taehyung del lado opuesto del pasillo.
Mierda. Mierda. Yoongi dio un aullido, llamando a la familia
antes de tirarse al que tenía a Taehyung en sus dientes.
Pelos estaban volando, dietes, patas y aullidos. La manada
entera en gran alboroto. El Alpha vadeando junto a Gray y los otros y
repentinamente Taehyung saltó, estableciéndose encima del armario. Terrace
maulló cuando el Alpha lo llevó abajo, un silencio se extendió en ellos como
una tonelada de ladrillos. Todo el mundo, pero su Alpha era mortalmente
silencioso.
Brillantes ojos verdes miraron abajo y Taehyung gritó. El
sonido hizo que sus pelos se pusieran más en punta.
Maldito, pero esto era horrible hasta que la mamá de Taehyung
caminó dentro de la habitación, humana como algo, vistiendo su bata de baño,
sus mejillas manchadas con lágrimas.
—Fuera, todos ustedes, los que no son mis hijos. Quiero que
salgan.
Helena estaba justo ahí, una escopeta en sus manos, armada.
—La
oyeron, idiotas, desaparezcan.
Uno por uno, conducidos por James, se marcharon. Yoongi no
quería irse. Quería asegurarse que Taehyung estaba bien.
Fue hacia el armario, ladrando. Bajando ahora, Taehyung lo
miraba, maullando suavemente. Yoongi ladró fuertemente, su cola se meneaba.
—Taehyung,
podrías bajar. ¿Yoongi? Necesitas dejar que Helena cure tu costado. —Dios, Mona
era feroz.
Yoongi se giró para mirar su costado y estaba
suficientemente seguro que estaba sangrando. Hum.
Taehyung bajó de un salto, una mordida en su rostro negro,
otra en su hombro.
—Oh,
hijo. —Mona fue hacia Taehyung, hablando suavemente.
Yoongi tuvo que luchar con la urgencia de gruñirle un poco.
Quería ir a limpiar las heridas de Taehyung, era una tontería. De acuerdo, ow.
Helena era una mierda de enfermera.
Taehyung bailaba alrededor cuando Mona llegó a él con el
peróxido y Helena se echó a reír.
—No muerdas, perrito.
«¿Perrito?»
Yoongi resopló, empujándola con fuerza con su hombro. Tonta chica. Solo como su
hermano.
Helena frotó su oreja.
—Gracias por defender a Taehyung.
Oh, Oh, eso se sentía bien. Sus ojos se cruzaron, su pata
trasera se levantó golpeando el suelo.
—Oh,
justo aquí —Helena dijo alegremente, sin parar de acariciarlo.
Sep, sep, ahí. Una fuerte mordida en su cola lo hizo gritar,
se giró como un látigo rápido para mirar a Taehyung quien lucía como un gatito
con aire satisfecho. Taehyung estaba contento, una pata grande cepillaba sobre
su aplanada nariz.
Yoongi dejó su lengua salir. Idiota. Maldito gato bonito. No
era de extrañar que a Hoseok le gustara mucho.
—Tendré
que darte unos puntos en tu costado, hijo. Dejaré tu cara para mañana.
Ouch, Yoongi dejó a Helena tenerlo, finalmente, imaginándose
que tenía suerte de no necesitar puntos. Odiaba esas cosas.
Taehyung suspiró y se dejó caer. Con sus patas cruzadas y
pronunciando su cola. Yoongi rodó en su lado bueno y dejó que Helena trabajara
en él, su nariz en el suelo próxima a la cara de Taehyung. Esos ojos eran tan
grandes. Taehyung estaba hablando hacia él, también, pero no lo entendió. ¿Cómo
de malo apestaría eso? ¿El crecer donde nadie podía llegar a ti?
Yoongi solo fue por ello, murmurando como lobo en respuesta.
Pobre tipo, estaba de mal humor. Una rosa y áspera lengua lamió sobre su
hocico. Yoongi contestó, inclinándose, pisándole los bigotes. Pudo hacer más
fácil el día y eso era algo, ¿verdad?
Esa era la primera vez en toda su historia juntos que Yoongi
sentía algo de afinidad por el chico.
—De
acuerdo, píldoras para el dolor para ambos y mucho descanso. Iré a ayudar a
Gray y al resto. —Mona metió una píldora enorme en su boca, manteniendo su
hocico cerrado y frotando su garganta.
Se la tragó, sus ojos se cruzaron ante la enormidad de la
píldora. Por suerte, Mona le dio a Taehyung una medicina completamente
diferente.
Una manta fue echada encima de él, y Taehyung estaba dándole
una enorme almohada. El gatito rodó suavemente. Yoongi sentía que sus párpados
caían, su visión se volvió borrosa. Cansado. Estaba demasiado cansado. Taehyung
se deslizó cerca, maullando alto y eso era todo lo que pudo oír.
Yoongi se acurrucó con el mejor amigo gatito de su hermano Hoseok
y decidió no pensar demasiado duro en ello. Mañana estarían de vuelta pateando
el uno con otro en la cara, pero hoy estaban calientes y seguros y todo estaba
bien.
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