Yoongi miró detenidamente a su compañero mientras entraban a su nueva habitación. Taehyung había estado tranquilo desde que dejaron el gran salón. Yoongi no sabía si era por algo que él había dicho o algo que no dijo.
¿Tal vez
fue su reacción? Yoongi no tenía ni idea qué requería de él la etiqueta de los
vampiros. Siguió sus instintos y tocó a Taehyung cuando sintió la necesidad de
hacerlo, pero tal vez había ido en contra del código del aquelarre.
―¿Tae?
―¿Sí, mi
amor?― Taehyung preguntó sin darse vuelta.
―¿Hay
alguna manera en la que se supone deba actuar?― preguntó―. ¿Alguna regla de
conducta que deba seguir?
Eso llamó la atención de Taehyung. Se giró, con una mirada
sorprendida en su rostro.
―Bueno,
hay recepciones en el aquelarre a las que tendremos que asistir, por supuesto.
Y como mi consorte, se espera que estés a mi lado. Aparte de eso espero que
actúes de la forma en que siempre lo has hecho.
―¿Entonces
se me permite tocarte cuando quiera hacerlo?
La sonrisa en el rostro de Taehyung era tan sensual como la
oscilación de sus caderas mientras caminaba por la habitación para estar
enfrente de Yoongi.
―Yo
insistiría en ello ―dijo Taehyung.
Yoongi se derritió ahí mismo. Su pene se llenó, su cuerpo le
dolió, y toda la sangre que alimentaba su cerebro se fue hacia su ingle. La
sonrisa sexy en el rostro de su compañero encendió su deseo, iluminando la
llama que Yoongi no tenía ninguna intención de apagar.
―Taehyung
―susurró Yoongi.
Taehyung no dijo ni una palabra. Sólo moldeó su cuerpo
contra el de Yoongi, pecho contra pecho, muslo contra muslo, y pene contra
pene. Yoongi gimió. Y así sin más, estaba listo para rasgar las ropas de
Taehyung y follarlo contra la pared.
―Aún no
te he tomado, mi amor ―susurró Taehyung, con su voz llena de promesa―. No he
sentido tu apretado cuerpo a mi alrededor mientras me empujo dentro de ti,
mientras mi cuerpo llena el tuyo una y otra vez.
Sip, Taehyung podría matarlo antes de que alguno en el
aquelarre pudiese hacerlo. Sólo así, unas pocas palabras sexys habladas en un
susurro, y Yoongi se convertía en el esclavo de Taehyung. Haría lo que fuera
por su compañero.
―Sí
―murmuró Yoongi―. Por favor, mi Príncipe.
Yoongi le sacó la ropa a Taehyung mientras se inclinaba para
devorar sus deliciosos labios. Besar al hombre prácticamente era una
experiencia religiosa. Taehyung no sólo besaba. Él acariciaba con su lengua,
mordía con sus labios, haciendo que las rodillas de Yoongi temblaran cada vez.
En el momento en que sus manos encontraron la carne desnuda,
Yoongi comenzó a explorar. Había cubierto en las últimas semanas el cuerpo
desnudo de Taehyung más veces de las que pudiese contar, pero cada vez se
sentía como la primera vez. Parecía que siempre había un nuevo lugar que
descubrir, un nuevo gemido que escuchar, una nueva manera de amar a su
compañero.
Yoongi meció a Taehyung entre sus brazos y lo llevó hacia el
dormitorio. Su compañero no era mucho más pequeño que él, pero le hacía sentir
bien saber que era lo suficientemente fuerte para cargar con Taehyung, lo
suficientemente fuerte para obtener una suave sonrisa por la sorpresa.
Cuidadosamente recostó a Taehyung en la cama, luego dio un
paso atrás para sacarse su propia ropa. Yoongi podía sentir los ojos de
Taehyung devorándolo. El aroma de la excitación de su compañero llenó el aire,
haciendo que Yoongi acelerara el paso.
Dejando caer lo último de su ropa en el suelo, Yoongi se
movió a un extremo de la cama y comenzó a arrastrarse por el colchón hacia Taehyung.
Al alcanzar su cuerpo, Yoongi comenzó a besar y lamerlo, mordisqueando, lo que
fuera de carne desnuda que pudiese alcanzar.
Taehyung se retorcía debajo de él mientras lentamente besaba
el camino hasta la parte interna del muslo del hombre, su nariz empujaba
suavemente el saco de las pelotas de Taehyung. Avanzó ligeramente sobre la
suave piel. Un agonizante gemido de su compañero hizo que el ritmo cardíaco de
Yoongi se acelerara.
Yoongi se deleitaba con los gritos de Taehyung. Saber que él
le daba placer a su compañero le brindaba más satisfacción que un verdadero
orgasmo, y eso le sorprendió. Desde la primera vez que lo hizo esperaba
encontrar algo que se sintiera tan bien como el sexo.
Sabiendo que podía experimentar tanto el buen sexo y dar tanto
placer como fuera posible a su compañero al mismo tiempo, impulsó a Yoongi. Se
inclinó hacia adelante y tomó la cabeza del pene de Taehyung en su boca, casi
siente nauseas cuando Taehyung repentinamente corcoveó, enviando su pene
profundamente en su boca.
Yoongi agarró las caderas de Taehyung, anclándolo a la cama
antes de hundirse nuevamente en su pene. Prestó especial atención a la parte
inferior de la cabeza en forma de seta y la pequeña ranura en la parte
superior, sabiendo que eso podría volverlo salvaje.
En las dos semanas desde que aceptaron su acoplamiento, no
había pasado un día en que no hicieran el amor. En ese tiempo, Yoongi trazó un
mapa de cada pulgada del cuerpo de Taehyung con su lengua y sus manos. Sabía
qué hacía gritar en éxtasis a su compañero, y él se deleitaba con cada sonido.
―¡Mierda!―
gimió Taehyung―. Eres tan malditamente bueno en eso.
Yoongi sonrió y chupó todo el eje en su boca. Las manos de
Taehyung repentinamente agarraron su pelo, tirando de su cabeza.
―¡Alto,
detente!― gritó Taehyung―. Si sigues así no me correré dentro de ti.
Yoongi sacó el pene de Taehyung de su boca con un pop y lo
miró. Su cara se veía sonrojada, constreñida.
―Estoy
muy cerca, Yoongi.
Yoongi asintió y subió por el cuerpo de Taehyung para estar
a horcajadas.
―¿Cómo
me quieres, sexy?
Las manos de Taehyung se movieron suavemente sobre su pecho.
Yoongi gimió, sus ojos se cerraron cuando los dedos de Taehyung tiraron de sus
sensibles pezones. El toque suave casi lo envió al borde.
―Ven
aquí arriba ―dijo Taehyung mientras palmeaba el culo de Yoongi―. Déjame tener
ese magnífico pene tuyo.
Deseoso por complacerlo, Yoongi se deslizó por el cuerpo de
Taehyung hasta que su pene rozó los labios del hombre. Calor húmedo envolvió a
Yoongi mientras Taehyung lo tragaba. Yoongi gimió, incapaz de resistirse a
empujar un poco hacia adelante.
Se inclinó hacia adelante y se aferró al borde del cabecero
para mantenerse a sí mismo en posición vertical. Sus piernas se sentían
débiles. Ellas temblaban con cada golpe de la lengua de Taehyung, con cada
mamada de sus labios.
Taehyung dominaba las mamadas, para el deleite de Yoongi.
Sabía exactamente cuándo chupar, cuándo lamer, y cuándo aplicar la cantidad
justa de presión para volver a Yoongi loco. El roce ocasional de los caninos a
lo largo de su eje amenazando con hundirse y extraer su sangre sólo conseguía
excitarlo más. Una parte de él esperaba que Taehyung le mordiera. El placer que
pudiera obtener de ese acto era incomparable a cualquier otra cosa que pudiera
recordar. Otra parte de él esperaba que no le mordiera. Sabía que no sería
capaz de evitar su orgasmo si lo hacía.
El placer que sentía era muy intenso. Y quería sentir a su compañero
jodiéndolo. Yoongi casi se cae sobre su compañero cuando sintió dos dedos
lubricados empujando dentro de su culo. Se sujetó clavándole los dedos al
cabecero y afianzó las rodillas para no caerse. Pero estuvo cerca.
―Tae
―exclamó Yoongi al momento ―apúrate. No puedo esperar.
―Pronto,
mi amor, pronto ―dijo Taehyung y luego atrapó en la boca la carne dolorida de
Yoongi y empujó otro dedo profundamente dentro de él.
No fue lo suficientemente pronto para Yoongi. Su cuerpo se
sentía tan sensibilizado que podía sentir cada gota de sudor que goteaba por su
cuerpo y el aire que fluía a través de su piel desnuda. Si no ocurría algo
pronto, Yoongi se volvería loco.
―Deslízate
hacia abajo, querido ―dijo Taehyung dándole una palmadita en el culo a Yoongi.
Yoongi se apuró en deslizarse hacia abajo hasta que sintió
el pene de Taehyung contra las mejillas de su culo. Con el aliento atrapado en
su garganta. Yoongi había mantenido relaciones sexuales desde hacía un montón
de años, pero ningún hombre lo había jodido antes. Tragó el nudo de su
garganta. Se sentía nervioso, pero no lo suficiente para detener a Taehyung.
Quería sentir a su compañero cuando lo poseyera. Lo necesitaba. Yoongi agarró
el pene de Taehyung y lo colocó en su entrada, hundiéndose lentamente hacia
abajo hasta que sintió cómo su culo se acomodaba contra su compañero.
Yoongi cerró los ojos por un momento, la sensación de
Taehyung clavándose profundamente dentro de él era casi abrumadora. El hombre
ni siquiera había empezado a moverse y Yoongi ya sabía que esto sería algo que
querría hacer muy a menudo.
Al abrir los ojos, miró a Taehyung. Sus ojos estaban
cerrados, su rostro contraído mientras apretaba la mandíbula. Yoongi sabía que
se estaba esforzando por no moverse, luchando contra todos los instintos que su
cuerpo le dictaba.
Yoongi sabía que si no hubiera estado ya enamorado de su
compañero, habría caído en ese momento. Algo tan simple como no moverse,
dándole el tiempo necesario para adaptarse al pene de Taehyung dentro de su
culo. Significaba el mundo para Yoongi y le demostraba hasta qué punto su
compañero realmente se preocupaba por él. Que la necesidad de cuidarse iba en
ambos sentidos. Yoongi quería cuidar de Taehyung de igual manera. Lo necesitaba
más de lo que necesitaba tomar su siguiente aliento.
Con ese pensamiento en mente, Yoongi se movió, levantando
sus caderas y poco a poco bajando de nuevo. Los ojos de Taehyung se abrieron de
golpe. Su mandíbula cayó, Yoongi sintió sus dedos agarrándole de las caderas
cuando empezó a moverse más rápido, los ojos de Taehyung estaban abiertos y
salvajes de pura necesidad, Yoongi quería más. Se inclinó y lamió la piel
alrededor de la clavícula de Taehyung.
Taehyung se retorcía debajo de él. Yoongi se arqueó,
pequeños gemidos salían de él. Movió los labios hasta el cuello de Taehyung.
―Voy a
morderte, Tae ―susurró en el oído de su compañero.
El cuerpo debajo de él se estremeció profundamente. Yoongi
puso las manos sobre el colchón a cada lado de la cabeza de Taehyung. Movió las
caderas con más velocidad, empalándose a sí mismo en el rígido pene una y otra
vez.
―Acaricia
mi polla, Tae ―murmuró Yoongi―. Llévame contigo.
Unas manos ansiosas se envolvieron inmediatamente alrededor
de la polla de Yoongi y lo acarició con el mismo ritmo con el que él movía sus
caderas. Yoongi pensó que podría desmayarse allí mismo. El placer del toque de
Taehyung lo abrumaba. Sabía exactamente cuando tenía que apretar con fuerza,
justo en el momento en que frotaba su pulgar sobre la pequeña abertura en la
parte superior de su pene.
Yoongi se echó hacia atrás, sus ojos miraron los ojos
violetas que lo miraban a su vez con desesperación en sus púrpuras
profundidades.
―Ahora,
mi Príncipe.
Taehyung inclinó la cabeza hacia atrás, con los ojos
cerrados. Yoongi se inclinó y lamió la piel con los dientes a punto de
perforarla. Dulce, sexy, hermoso. Todo lo que Yoongi había querido siempre en
una pareja, estaba allí, sólo para él.
Yoongi escuchó gritar a Taehyung mientras hundía sus
colmillos en la suave piel entre el cuello y el hombro de su compañero. La
sangre caliente y dulce bañó su lengua, inflamando sus sentidos como fuego. Las
llamas se arrastraron a través de él, quemándolo hacia arriba.
Un grito de Taehyung, la sensación de la liberación del
hombre llenándolo fue todo lo que necesitó para enviarlo al límite de su
orgasmo junto a su compañero. Yoongi sacó los dientes de la carne de Taehyung.
Echó la cabeza hacia atrás y rugió con placer, sintiendo los hilos de la
humedad perlada golpear su estómago y su pecho. Con su pecho jadeante y luces
danzando en sus ojos, Yoongi dejó caer la cabeza hacia abajo para apoyarla en
la de Taehyung.
Podía sentir cada pequeño impulso del pene del hombre en su
culo. Apretó los músculos de su interior, extrayendo hasta la última gota de
semen de Taehyung. Un suspiro suave vino de su compañero. Yoongi gruñó desde el
fondo de su garganta, eso había sido el sonido más sexy que hubiera escuchado
nunca.
Yoongi se acercó y acarició la cara sonrojada y sudorosa de
Taehyung hasta que el hombre abrió los ojos. Le sonrió.
―Eres,
sin lugar a dudas, la cosa más malditamente sexy que he visto en toda mi vida.
Yoongi no creía que fuera posible, pero el rostro de Taehyung
se sonrojó aún más. Sus ojos se movieron por un momento antes de volver a él.
Yoongi frunció el ceño ante la aprensiva mirada en la cara de Taehyung.
―¿Tae?
―¿Te
molesta que yo no sea un hombre lobo?― preguntó Taehyung después de un momento.
Yoongi se rió entre dientes.
―¿Puedes
preguntármelo con tu pene enterrado en mi culo?
―Yoongi
―dijo Taehyung golpeándole el brazo―, lo digo en serio.
―Yo
también ―contestó Yoongi―. La única cosa que me molesta es que me haya llevado
tanto tiempo encontrarte y casi perderte. No me importa si eres un vampiro, un
hombre lobo o un ser humano. Eres mío y eso es todo lo que importa.
―¿Estás
seguro?
Yoongi sonrió.
―Tae,
eres el único que me ha tomado. ¿De verdad crees que te permitiría hacerlo si
tuviera alguna duda acerca de nuestra unión?
Los ojos de Taehyung se agrandaron, su boca se abrió.
―Estás
hablando en serio.
Yoongi asintió con la cabeza.
―No sólo
estoy hablando completamente en serio, si no que ahora que he experimentado lo
que ese hermoso pene tuyo puede hacerme sentir, estoy deseando una repetición.
Yoongi echó un vistazo a la zona en la que todavía estaban
unidos. Podía sentir a Taehyung endureciéndose dentro de él. Sonrió cuando
volvió a mirarle.
―Creo
que voy a ver la repetición ahora mismo.
La cara de Taehyung se puso roja, pero la pequeña sonrisa
sexy en sus labios le dijo que Yoongi estaba más que feliz de darle una
repetición del mejor sexo que Yoongi había tenido en toda su vida. Yoongi se
inclinó y le rozó los labios a su compañero con los suyos.
―Así
que, ¿Cómo fue que habíamos empezado las cosas la última vez?
Yoongi sonrió cuando vio al otro vampiro alejarse rápidamente
apartándose de él. Era lo que había venido ocurriendo desde hacía días. Cada
vez que Yoongi iba a cualquier parte, los vampiros desaparecían de la zona o se
apartaban a unos metros de distancia de él. Si no conociera la situación,
pensaría que tenían miedo de que les contagiara algo. Y si la confianza en sí
mismo no fuera tan fuerte, podría llegar a sentirse un poco decepcionado. Por
suerte, Taehyung lo compensaba lo suficiente como para que no le importara lo
que el aquelarre pensara de él.
Jin parecía ser la única persona que no le tenía miedo. El
hombre casi se había convertido en una plaga, y lo sería si Yoongi no
disfrutara tanto con su compañía. Era un tío gracioso con un montón de
preguntas.
―Así
que, ¿una vez al mes pasas por todo ese asunto del acoplamiento de luna llena?
―Sí.
―¿Te
duele?― preguntó Jin.
Yoongi se encogió de hombros.
―En
realidad no. El cambio duele las primeras veces en las que te transformas, pero
cuando nos acoplamos, generalmente ya hace años que nos transformamos, así que
para entonces no, no nos duele.
―¿Entonces
te dolieron las primeras veces que te transformaste?
―Claro
―respondió Yoongi mientras salían por una de las grandes puertas principales―.
Nuestros cuerpos no están acostumbrados a cambiar. Lleva algo de tiempo
ajustarse.
―¿Puedes
optar por no cambiar?
―Ahora
puedo. Cuando era adolescente, estaba más o menos condicionado por las fases de
la luna. Ahora soy más viejo y más experimentado. Puedo elegir cuando quiero
cambiar.
―Eso es
genial. ―Jin prácticamente rebotaba en su lugar. Parecía muy emocionado―. Me
gustaría poder cambiar. Ser un vampiro apesta (es un juego de palabras "chupar" su coloquial
"apesta").
―Mal
juego de palabras, Jin, un juego de palabras muy malo ―dijo Yoongi a pesar de
que se rió de las palabras y del suave tono sonrosado que coloreó las mejillas
de Jin―. Pero estoy seguro de que ser un vampiro no es tan malo.
―No es
tan genial como ser un hombre lobo, eso seguro.
―¿Por
qué no? Ciertamente, Taehyung parece estar contento con ser un vampiro.
―Bueno,
sí, pero él es el príncipe ―Jin hizo una mueca―. A nadie se le ocurriría hacer
nada en contra de él, pero yo no soy el primogénito como el Príncipe Taehyung.
Ni siquiera soy el segundo hijo. Tengo que hacer lo que digan mis hermanastros.
Yoongi frunció el ceño. No estaba seguro de que le gustara
hacia donde se estaba dirigiendo aquella conversación.
―¿Por
qué tienes que hacer lo que digan tus hermanastros, Jin?― preguntó, tratando
que su curiosidad no pareciera evidente―. Eres adulto, tienes edad suficiente
para hacer lo que quieras.
―Porque
mi padrastro lo estableció de esa forma.
―¿Tu
padrastro? ¿Realmente tienes un padrastro?
Jin asintió con la cabeza.
―Mi
padre murió durante la Gran Guerra. Mi madre se volvió a casar. El Príncipe Von
Byrne es mi padrastro. Sus hijos, mis hermanastros, ya estaban en su linaje
como sus herederos.
―¿Y?―
Yoongi no entendía. ¿Qué importaba si los hermanastros de Jin estaban antes en
la línea de sucesión de su padre? ¿Qué tendría eso que ver exactamente con que
a Jin no le gustara ser un vampiro?
Jin entornó los ojos.
―¿No
sabes nada?― preguntó Jin―. Hasta que encuentre a mi pareja o mis dos hermanos
mueran, yo soy su responsabilidad. Tengo que hacer lo que dicen. Incluso
podrían decidir no dejarme salir nunca de casa, en cuyo caso nunca encontraría
a mi compañero.
―¿En
serio? ¿Pueden hacer eso?
―Bueno,
seguro. Mis padres están muertos así que mis hermanos cuidaron de mí. Nos
tomamos la responsabilidad de la familia muy en serio. ¿Los hombres lobos no?
―Por
supuesto que sí, pero una vez que eres adulto estás a cargo de tu propia vida.
Jin gruñó, un sonido que Yoongi no había oído de su boca
antes.
―No es
así aquí. No importa la edad que tengas. Si no eres de la realeza, tienes que
hacer lo que digan tus familiares mayores hasta que encuentres a tu pareja.
Yoongi se rió entre dientes.
―Entonces,
supongo que será mejor que encuentres pronto a tu compañero ¿Eh?
Jin sonrió, moviendo la cabeza con impaciencia. Yoongi
empezó a acariciarle la espalda cuando de golpe se puso rígido y Jin se apartó
de él. En un principio, Yoongi pensó que era por algo que él había hecho, hasta
que se dio cuenta de que la mirada de Jin estaba más allá de él.
Yoongi se giró lentamente hasta encontrarse a alguien, un
vampiro estaba detrás de él. Era un hombre alto, casi tan alto como Yoongi,
pero delgado como la mayoría de los vampiros parecían ser. La elección de su
ropa hacía que pareciera barata incluso la ropa Principesca de Taehyung.
Los pantalones ajustados de cuero negro parecían similares,
pero ahí era donde terminaba la semejanza. El hombre vestía una camiseta
ajustada dorada brillante y un ajustado abrigo de cuero negro largo hasta el
suelo. Completaba sus ropas con unas botas negras y varios anillos de oro en
sus dedos. Se veía llamativo como el infierno.
Yoongi se negó a dejarse intimidar. Se puso delante de Jin y
cruzó los brazos sobre su pecho mientras miraba al hombre de arriba hacia
abajo. El hombre se inclinó hacia adelante un poco y olfateó el aire, arrugando
la nariz como si le disgustara el olor.
Los vellos de la nuca de Yoongi se erizaron. Sabía que algo
estaba a punto de pasar. Podía oler la amenaza saliendo del hombre en oleadas.
―¿Puedo
ayudarte en algo?
―¿Un
hombre lobo? ¿Aquí?― Los caninos del hombre salieron. Sus garras se
extendieron. ―Estás en tierras prohibidas, perro. ¿No deberías estar corriendo
hacia casa con todos los demás mestizos pulgosos?― le gruñó a Yoongi.
Yoongi se negó a ser humillado. Simplemente arqueó una ceja
y esperó. Según su experiencia, la forma más rápida de enfurecer a alguien era
no reaccionar ante él. Estaba en lo cierto. El vampiro se abalanzó sobre él,
sus garras envolviéndose alrededor de su garganta.
Yoongi sabía que el hombre podía matarlo con sólo un golpe
de sus garras afiladas como navajas. Él no se movió. Ni siquiera parpadeó. Se limitó
a esperar. Si algo ocurriera, Yoongi confiaba en su propia capacidad para
protegerse. Le había dado su palabra a Taehyung de que trataría de conseguir
una buena convivencia con los miembros del aquelarre. Le debía su mejor
intento. Sin embargo, si todo se reducía a una elección entre su vida y la del
vampiro, se protegería a sí mismo.
―¿Te
atreves a poner las manos sobre mi consorte real? ―una furia ciega quebró la
voz detrás de Yoongi.
―¿Príncipe
Taehyung?― preguntó el vampiro que tenía las manos alrededor de la garganta de
Yoongi. Miró a Yoongi, luego a Taehyung y luego de vuelta a Yoongi―. ¿Tu
consorte real? Pero…
Taehyung y Jin estaban detrás de él, así que Yoongi estaba
bastante seguro de que era el único que podía ver la rabia apenas controlada en
los ojos del hombre. Los dedos en la garganta del hombre se apretaron
brevemente y Yoongi vio su muerte en los ojos del vampiro. Sabía que si tuviera
la oportunidad, el hombre lo mataría sin dudarlo.
―¡Desmond!
―gritó Taehyung―. Suelta a mi compañero, ahora.
Desmond poco a poco quitó la mano de la garganta de Yoongi.
La amenaza con la que lo miraba desapareció de su rostro cuando miró a
Taehyung. Él empezó a caminar hacia Taehyung, pero Yoongi se movió por primera
vez, interponiéndose entre ellos. Mostró los dientes y gruñó.
―Toca a
mi compañero y su ira será la menor de tus preocupaciones.
La sonrisa de Desmond le erizó los vellos del cuello a
Yoongi. Él no le gustaba ni un poco a Desmond, y a Yoongi no le gustaba Desmond
mucho menos.
―Yo
nunca le haría daño a mi Príncipe ―dijo Desmond. Le dio a Taehyung una mirada
que Yoongi sólo podía interpretar como apasionada―. Taehyung y yo somos viejos
amigos. ¿No es cierto Taehyung?
Yoongi sintió una mano de Taehyung presionándose en su
espalda. Sólo consiguió imaginar que estaba intentando calmarlo ante el ataque
verbal que supuso estaba por llegar. Respiró hondo y se preparó.
―Hubo un
tiempo en el que fuimos viejos amigos, Desmond ―respondió Taehyung―. Eso fue
hace más de cien años y está olvidado. Y ahora que estoy acoplado, no
volveremos a serlo.
―Me
duele que puedas olvidar nuestra asociación con tanta rapidez, Taehyung ―dijo
Desmond con una mano presionada contra su pecho―, después de todo lo que
significamos el uno para el otro.
Yoongi quiso entornar los ojos, pero estaba a punto de
arrancar los de Desmond. Apenas podía contenerse para no saltar los pocos
metros que lo separaban de él y atacarle. Tuvo que apretar los puños, hundiendo
las uñas en las palmas de sus manos sólo para mantenerlos quietos a sus
costados.
―No
significamos tanto el uno para el otro, Desmond. Tuvimos un breve romance que
terminó hace mucho tiempo. Ahora tengo a Yoongi, y estamos acoplados. Fin de la
historia. Ahora puedes acostumbrarte a la idea o puedes dejar el aquelarre,
porque Yoongi se queda.
―¿Me
obligarías a dejar el aquelarre por este… este perro?― gruñó Desmond― ¿Después
de todo lo que hemos significado el uno para el otro?
Taehyung saltó hacia adelante antes de que Yoongi pudiese
detenerlo, golpeando a Desmond en la cara. Desmond cayó hacia atrás, su mano se
alzó para cubrir los cuatro largos arañazos en su cara, la sangre se filtraba a
través de los dedos desde sus heridas.
―No
vuelvas a hablar así de mi compañero ―espetó Taehyung―. Él vale más que cien
como tú. Y prefiero verte muerto antes de alejarme de mi compañero.
Yoongi se quedó impresionado. Taehyung era una fuerza a tener
en cuenta cuando se enfadaba. Aun así no dejaría que la sanguijuela pensara que
él necesitaba que su compañero le defendiera. Tenía que dejarle perfectamente
claro a Desmond a quién pertenecía Taehyung. Se adelantó y pasó un brazo
alrededor de Taehyung, atrayendo su cuerpo para que descansara contra su
costado. Las manos de Taehyung se enredaron en el brazo de Yoongi. Una mirada
de dolor cruzó el rostro de Desmond cuando vio cómo Taehyung se apoyaba en los
brazos de Yoongi con facilidad.
Yoongi dejó que sus garras se extendieran. Deslizó el dorso
de la mano por la mejilla de Taehyung mirando al mismo tiempo a Desmond.
―Como ha
dicho Taehyung, lo que fuera que hubiera entre ustedes, terminó hace mucho
tiempo. Me pertenece ahora, hasta el día de nuestra muerte.
Los labios de Desmond se apretaron. Yoongi podría jurar que
sus rasgos cambiaron, la ira se apoderó de él, pero cuando Yoongi parpadeó,
Desmond parecía normal. Yoongi se estremeció con un escalofrío de aprensión en
su espalda.
Yoongi se inclinó.
―Que así
sea.
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