―Hola, sheriff, ¿qué te mantiene ocupado por aquí?
El sheriff Namjoon vio hacia arriba para ver a su viejo
amigo, Min Yoongi, de píe en la puerta,
con las manos en los bolsillos, apoyado en el marco de la puerta.
―Suga, ¿cómo diablos estás? Vamos, entra.
―Estoy
mucho mejor ahora, pero ha sido un largo camino ―dijo Suga cuando entró y se
sentó en una silla frente a Namjoon. Se echó hacia atrás y apoyó los pies en el
borde de la mesa―. ¿Cómo has estado?
―He
estado genial, mejor de lo que he estado en años ―le dijo Namjoon, con una risa
profunda saliendo de él.
―¿Ah,
sí? ¿Es decir…? ―le alentó Suga.
―Encontré
a mi compañero hace unos meses. ―Namjoon sonrió―. Es la cosa más hermosa que
jamás hayan visto tus ojos.
―¿Él?
―silbó Suga―. Apuesto a que tus padres no se pusieron muy contentos.
Namjoon negó con la cabeza.
―En realidad no. Quiero decir, claro, estuvieron un poco
sorprendidos al principio, pero ahora Jin y mi madre son casi inseparables.
Juro que pasa más tiempo en casa de mis padres del que pasa en casa.
―Mi
padre me negaría en un latido de corazón si se enterara de que tú y yo somos
amigos, y mucho menos si mi compañero fuera otro hombre. Él no tolera nada que
remotamente huela a gay o lesbiana.
―¿En
serio? Eso es muy malo. Tenemos varias parejas gay y lesbianas en nuestra
manada. Claro, hay algunas quejas aquí y allá, pero en su mayor parte, a nadie
le importa. Una pareja es una pareja. Nosotros no los elegimos, el destino lo
hace.
Suga se encogió de hombros.
―Supongo. Yo nunca podría verme en ese tipo de relación. Mi
pareja será una mujer que pueda dar cachorros enormes a mi padre. Mi padre lo
impuso hace mucho tiempo.
―¿Y si
tu pareja es un hombre? ―preguntó Namjoon serio.
Suga negó con la cabeza.
―El destino no sería tan cruel conmigo. No hay manera de que
pueda asumir el cargo de mi padre como el Alfa de nuestra manada si estoy
acoplado a un hombre.
―¿Es eso
lo que has estado haciendo? ―preguntó Namjoon―. ¿Preparándote para asumir el
cargo de tu padre?
Suga sabía que Namjoon quería cambiar de tema. No podía
culparle. Era un tema delicado. Siempre había sabido que Namjoon era gay, pero
nunca le había molestado. Sólo sabía que él no podía ser gay. No se le
permitía. Su padre cuidadosamente se lo había explicado cuando tenía diecisiete
años y lo había atrapado besando a un chico. Su padre estableció la ley sobre
depravaciones homo, como él las llamaba. Luego procedió a inculcarle la lección
a base de golpes.
Suga se citaba sólo con mujeres, asegurándose de que nunca
nadie lo viera con un hombre de nuevo. En realidad no había tenido nunca
ninguna relación con ninguna mujer, para decepción de su padre. Pero nunca se
había metido en una relación con ningún hombre, tampoco.
―En
realidad no. De hecho, he estado recuperándome de una intoxicación con plata.
―Whoa, ¿envenenamiento con plata? ―
silbó Namjoon―. ¿Cómo diablos sucedió eso?
―Fue una
estupidez, la verdad. Hace unos tres meses, mi hermano Jimin decidió que quería
ser el próximo en la línea de sucesión. Él y sus secuaces me saltaron encima,
pero en lugar de hacerlo en un desafío honorable, trataron de sacarme de en
medio con dagas de plata.
―¿Qué
pasó?
―No los
maté, pero solo porque sangraba demasiado. Te aseguro que también les hice
algún daño. Para el momento en el que todo terminó, estaba en muy mal estado.
Me llevó casi tres semanas conseguir sacarla de mí.
―Estoy
seguro. Me alegro de que lo consiguieras. No recuerdo oír hablar de nadie que
haya superado una intoxicación por plata así ―dijo Namjoon.
―Casi no
lo logro ―resopló Suga―. La plata se metió en mi torrente sanguíneo. Me sentí
muy mal durante algún tiempo. Todo quedó afectado. No podía oler bien, ni oír
bien, nada.
―¿En
serio? ¿Perdiste todos tus sentidos? ¡Eso es una mierda! ―exclamó Namjoon.
―¿Me lo
estás diciendo? Lo peor de todo es que todo ese tiempo es una gran laguna.
Todavía hay retazos de tiempo que ni ahora consigo recordar. Creo que estaba
más o menos como en una niebla ―le dijo Suga.
―¿Pero
todo está bien ahora? ―preguntó Namjoon, con clara preocupación en su voz.
―Bueno,
excepto por la niebla, sí ―se rio entre dientes Suga―. Todavía no me acuerdo
mucho de todo lo que sucedió durante esas tres semanas. Dudo que alguna vez lo
haga. Todo lo demás parece estar de vuelta a la normalidad, de alguna forma.
―Eso es
bueno. No me gustaría pensar… ¡entra! ―dijo Namjoon cuando alguien llamó a la
puerta.
Suga volvió la cabeza para ver a otro ayudante de sheriff
abrir la puerta asomando la cabeza.
―Hey, sheriff, odio molestarte, pero estamos un poco
preocupados. Taehyung no ha venido en todo el día de hoy, y es su control
regular. Él nunca faltó ninguna semana. Nos preguntamos si tal vez podrías ir a
verle.
―Sí,
claro, Charlie. Estaré encantado de hacerlo ―dijo Namjoon, cogiendo su sombrero
de cowboy marrón. Miró a Suga cuando se puso de pie―. ¿Tienes ganas de ir a dar
un paseo?
―Sí,
supongo ―le dijo Suga cuando se puso de pie y siguió a Namjoon fuera de la
comisaría.
Cuando se subió a la camioneta de Namjoon y se puso el
cinturón de seguridad, miró a Namjoon con curiosidad.
―Así que, ¿qué pasa con este tipo, Taehyung? ¿Perdió su cita
semanal con los donuts o algo así?
―No, no
exactamente. ―Namjoon se rió entre dientes―. Hace unos tres meses, Taehyung se
encontró con su compañero en un bar, lo llevó a casa, y se acoplaron. Cuando se
despertó a la mañana siguiente, su compañero se había ido. En ese momento,
pensamos que sólo había ido a su casa para solucionar algún asunto y que
volvería.
―¿Y?
―preguntó Suga cuando Namjoon dejó de hablar.
Namjoon negó con la cabeza.
―Nunca volvió a verlo. Él vino a verme y quería presentar
una denuncia por persona desaparecida, pero apenas si sabía algo de su
compañero. Demasiado ocupados echando un polvo. ―Namjoon se rio entre dientes―.
Desde entonces, viene una vez a la semana para ver si he encontrado algo.
―Hombre, pobre tipo. ¿Crees que algún
día encontrará a su pareja? ―Suga no podía imaginar estar sin su compañera una
vez que la encontrara. Se sentía triste por él. Debía estar pasando por un
infierno.
Namjoon negó con la cabeza.
―Lo creía al principio, pero han pasado casi tres meses.
Estoy empezando a preguntarme si el hombre ni siquiera sabía que se estaba
acoplando con Taehyung.
―¿Podría
Taehyung estar equivocado acerca del acoplamiento?
―No, me
lo pregunté al principio también, pero vi la marca del mordisco yo mismo.
Definitivamente reclamó a Taehyung ―contestó Namjoon mientras aparcaba frente a
un edificio de ladrillo rojo―. Me siento mal por el chico. Incluso después de
todo este tiempo, está totalmente convencido de que su compañero volverá por
él. No tengo corazón para decirle que probablemente nunca le volverá a ver.
Suga asintió con la cabeza.
―Me lo puedo imaginar. No quisiera ser el que le tenga que
decir a este tío que su compañero le reclamó y luego se escapó. ¿Quién sabe
cómo puede reaccionar?
―Me
preocupa a mí también. Taehyung sólo ha sido parte de la manada desde hace unos
meses. No sé mucho sobre él, pero parece un buen tipo ―dijo Namjoon mientras
salía del coche―. ¿Te importa caminar un poco, mientras voy a echar un vistazo?
―No, voy
a buscar algo de beber y te encontraré de nuevo aquí en el coche ―dijo Suga
mientras salía.
―Mejor
aún, ¿por qué no vienes arriba conmigo? Voy a estar sólo un momento y luego
podemos ir a mi casa a comer. Mi bebé es un cocinero estupendo, y me gustaría
mucho que lo conocieras. Además, puede ser que necesite ayuda con Taehyung.
Sospecho que estará borracho.
―¿Puedes culparle? ―preguntó Suga,
mientras subía con Namjoon al segundo piso del edificio de pequeños
apartamentos. Se apoyó contra la puerta cuando Namjoon llamó. Levantó una ceja
con curiosidad cuando tuvo que golpear varias veces más antes de escuchar una
respuesta.
―Adelante
―dijo una voz tranquila desde el interior del apartamento. Namjoon cogió el
pomo de la puerta, mirando por encima de Suga―. Espera aquí. No debería
llevarme mucho tiempo.
Suga asintió con la cabeza y observó a Namjoon entrar en el
apartamento. Mientras miraba por la puerta, pudo ver a Namjoon entrar en la
sala hacia un cuarto lejano. Supuso que era el dormitorio. Él pudo oír jurar a Namjoon.
―Joder,
Taehyung, ¿qué demonios estás haciendo?
―No
estaba haciendo nada ―dijo otra voz. Taehyung, supuso Suga. Estaba intrigado
por el tono de la voz del hombre. Le pareció que sonaba suave y melódica, como
el aleteo de las alas de una mariposa.
―¿Cuánto
has bebido? ―preguntó Namjoon.
―No
mucho ―dijo Taehyung.
Suga negó con la cabeza, riendo en voz baja. Apostaba a que
Taehyung había estado bebiendo durante bastante tiempo si se guiaba por la
torpeza de sus palabras. El hombre estaba obviamente borracho.
―Taehyung,
pensé que ibas a ir a la oficina a verme hoy.
―¿Le has
encontrado? ¿Ha vuelto? Sé que va a volver. Lo hará, Namjoon.
―No, no
le he encontrado todavía. Pero tienes a todo el mundo preocupado. No has venido
a la oficina hoy. Sabes que esperamos tu visita semanal ―dijo Namjoon.
Suga negó con la
cabeza al oír a Namjoon canturrearle suavemente. Se preguntó si el compañero de
Namjoon sabía sobre la forma en que hablaba con Taehyung. También parecía que
se preocupaba realmente por él. Suga se preguntó cuánto.
No podía ver a Namjoon siéndole infiel a su pareja, nunca.
Había estado buscando a su compañero desde que le conocía. Pero aun así, ¿tenía
que hablar con Taehyung como lo estaba haciendo? Por alguna razón, eso le
molestaba.
―Hey,
Suga, ¿podrías venir y echarme una mano? ―Namjoon llamó desde la habitación.
Suga rodó los ojos cuando entró en el pequeño apartamento.
Cuando cruzaba la sala, pudo escuchar al otro hablar de nuevo. Al llegar a la
puerta de la habitación, se quedó atónito al ver al hombre sentado junto a Namjoon.
Parecía impresionante.
―¿Te he
dicho lo guapo que es, Namjoon? ―Taehyung le preguntaba―. Tiene unos preciosos
ojos verdes. Podía estar mirándole a los ojos todo el día.
―Sí,
Taehyung, ya me dijiste lo guapo que es ―le dijo Namjoon―. Ahora vamos, vamos a
entrar en la ducha, y luego puedes echarte una siesta.
―Va a
volver por mí, Namjoon. Tiene que hacerlo. Yo soy su compañero ―dijo Taehyung
cuando Namjoon le ayudó a levantarse. Cuando se puso de pie, un fuerte olor
masculino, como amaderado llegó hasta él. «¡Oh, cómo echaba de menos ese
olor!»―. Lo echo de menos, Namjoon ―murmuró Taehyung cuando Namjoon trató de
llevarlo hacia el cuarto de baño―. Quiero que vuelva.
―Lo sé,
Taehyung. No te preocupes, volverá ―le aseguró Namjoon.
Taehyung comenzó a girar para preguntarle a Namjoon qué
haría si Yoongi nunca volvía cuando vio al hombre parado en la puerta.
―Yoongi ―susurró, brevemente sorprendido de ver a su
compañero delante de él―. ¡Yoongi, volviste! ―gritó mientras se abría paso a
través de Namjoon para llegar al hombre, envolviendo sus brazos alrededor de
él―. Sabía que ibas a volver. Todo el mundo piensa que estoy loco, pero yo
sabía que ibas a volver.
Se volvió rápidamente para mirar hacia atrás a Namjoon,
sonriendo ampliamente.
―Te dije que iba a volver.
Namjoon se limitó a asentir con la cabeza distraído. Sus
ojos parecían estar en el hombre grande en los brazos de Taehyung.
―¿Suga?
Taehyung se volvió a Yoongi, con las manos frotando sobre su
pecho, tratando de tocar lo más que pudiera de su compañero. Le parecía que
había pasado una eternidad desde que le había tocado. Tenía que sentir cada
centímetro de él.
―¿Dónde
has estado, Yoongi? ―preguntó Taehyung―. ¿Por qué me dejaste? ¿Qué te hizo
tardar tanto tiempo en volver?
Él sintió los fuertes brazos agarrarlo y empujarlo hacia
atrás.
―Mira,
Taehyung...
―¿Suga?
Voy a salir, mientras que ustedes dos hablan. Si me necesitan, estaré abajo, en
el coche ―dijo Namjoon, cuando los empujó hacia la sala, y luego pasó por
delante de ellos saliendo de la habitación.
―¡Namjoon!
Maldita sea, Namjoon, no me dejes aquí con él ―le gritó Suga cuando Namjoon
cerró la puerta.
―¿Yoongi?
¿Qué pasa? ¿No te alegras de verme? Te he extrañado tanto, Yoongi ―dijo
Taehyung mientras empujaba su cuerpo contra Yoongi otra vez. Extendió la mano y
acarició la hermosa cara de Yoongi―. Te quiero, Yoongi.
―Mira,
Taehyung, yo no soy tu compañero. Yo... ―comenzó Yoongi.
Taehyung lo miró con horror. ¿Cómo podía estar Yoongi
diciendo eso? Por supuesto que eran compañeros. Yoongi le reclamó.
―¡Eso no es cierto, Yoongi! ―Taehyung gritó―. Sabes que soy
tu compañero. Tú me reclamaste.
―¡No!
―exclamó Yoongi―. Yo no soy tu compañero. No soy gay.
―Pero,
Yoongi, qué… ―gritó mientras se agarraba a la parte delantera de la camiseta de
Yoongi. No podía creer lo que estaba sucediendo. Yoongi le rechazaba. Soñaba
con verle volver desde la noche en que se había ido. Taehyung nunca había
pensado que Yoongi solo iba a volver para rechazarle.
―Por
favor, Yoongi ―gritó una vez más, las lágrimas comenzando a formarse en sus
ojos―. Te quiero, Yoongi.
―¡No!
―le gritó Yoongi, agarrándole por los brazos―. Deja de decir eso. Tú no me
quieres. Yo no te quiero. Esto tiene que parar, Taehyung. No soy tu compañero.
Nunca he sido tu compañero. ¡Nunca voy a ser tu compañero!
Taehyung gritó cuando Yoongi lo empujó con tal fuerza que se
golpeó en la mesa con un chasquido repugnante, luego cayó al suelo. Un latigazo
de dolor le atravesó la espalda. Miró por encima del hombre justo a tiempo para
ver a Yoongi, saliendo y cerrando con un portazo tras él.
Empezó a sentarse cuando el dolor en la espalda le hizo
gritar, y destellos de luz brillaron frente a sus ojos. Se dejó caer en el
suelo, colocando la cabeza hacia abajo y mirando hacia la puerta cerrada.
Realmente había pasado. Yoongi no le quería. Taehyung se
había pasado los últimos tres meses queriendo algo que en realidad nunca había
existido. Todo había sido un engaño, una fantasía creada en su mente. Yoongi no
era suyo. Nunca sería suyo.
Taehyung cerró los ojos, el dolor en su corazón era casi
demasiado para comprender. No sabía si iba a sobrevivir a esto. No sabía si
quería. Todo su cuerpo irradiaba dolor. Cuando él trató de darse la vuelta de
nuevo, el dolor fue demasiado. Con un pequeño gemido, Taehyung cedió a la
oscuridad que estaba tratando de reclamarlo.
Las manos de Yoongi se abrían y cerraban con ira mientras se
abría camino hacia el coche, subió y cerró la puerta. Miró a Namjoon antes de
girar la cabeza para mirar por la ventana. No podía creer la situación en la
que Namjoon le había puesto.
―¿Suga?
¿Estás bien? ―preguntó Namjoon.
―Diablos,
no, no estoy bien ―replicó Yoongi―. Me dejaste allí con él. Está loco de atar, Namjoon.
―¿Cómo
lo sabes? Has dicho que has experimentado pérdidas de memoria. Tal vez se te
olvidó, y él es tu compañero ―le dijo Namjoon cuando arrancó la camioneta y se
incorporó al tráfico para volver a casa.
―No es
mi compañero ―espetó Suga― Te lo dije, mi compañera será una mujer, no un
hombre.
―Realmente,
debería haberlo visto ―dijo Namjoon, como si Suga nunca hubiese dicho una
palabra―. Te describió perfectamente. Creo que el nombre me despistó. Siempre
te he llamado Suga. Pero ese no es tu nombre, ¿verdad? Yoongi debe ser tu
nombre real, ¿cierto?
Suga se encogió de hombros.
―Uso Yoongi de vez en cuando. No recuerdo haberlo usado con
Taehyung. ―Suga se agarró las manos para evitar que le temblaran―. Caray, ni
siquiera recuerdo a Taehyung. Lo recordaría si hubiese reclamado a alguien como
mi compañero, ¿no?
―Tal vez
sí, tal vez no ―respondió Namjoon.
―Realmente
cree que soy su compañero, Namjoon. Ni siquiera lo conozco.
―¿Hay
alguna manera de que pudieras serlo?
―No, por supuesto que no ―dijo Suga,
de forma automática descartando la idea antes de que pudiese pensar en ella.
Porque si lo pensaba, podría recordar lo lindo que era Taehyung―. Lo sabría,
¿verdad? ―preguntó en voz baja.
«¿Podría
no saberlo?»
―Bueno,
me contaste que la intoxicación con plata afectó a todos tus sentidos. Tal vez
haya sido peor que eso. Dijiste que fue hace unos tres meses. El período de
tiempo es el adecuado. ¿Te acuerdas de si estabas en la ciudad o no?
Suga negó con la cabeza.
―No, todavía no recuerdo nada. Pero, Namjoon, no puedo tener
a un hombre como compañero. Mi padre renegará de mí en un santiamén. Nunca sería
Alfa.
―Bueno,
parece que tienes algunas cosas en qué pensar, entonces. ¿Qué es más
importante? ¿Ser el Alfa de la manda de tu padre, o estar con la pareja que el
destino te ha elegido? Te das cuenta de que si Taehyung es tu pareja, ya lo
reclamaste. No habrá otro compañero para ti, ¿no?
―Si…
necesito pensar en esto ―dijo Suga después de unos momentos. Se pasó la mano
por el pelo, tirando un poco al final, cuando la frustración le llenó. Esta
situación era claramente de locos. Necesitaba un trago.
Namjoon le dio unas palmaditas en el hombro a Suga.
―Vas a ver que todo va a estar bien, hombre. Vamos a
resolver esto.
Suga se limitó a asentir. No estaba tan seguro. Si aceptaba
a Taehyung como su compañero, nunca asumiría la posición de Alfa de su padre.
Por otro lado, si el hombre era su compañero y Yoongi lo negaba, él se quedaría
sin su compañero para siempre. Ambas situaciones le provocaron malestar en el
estómago.
―Entra y conoce a Jin ―dijo Namjoon
mientras aparcaba su camioneta frente a su casa y abrió la puerta―. Creo que te
prometí el almuerzo.
Suga se rio entre dientes.
―Sí, lo hiciste.
Vio cómo Namjoon aceleraba el paso. El hombre tenía prisa.
Se rio cuando Namjoon abrió la puerta y llamó a su compañero.
―Bebé,
estoy en casa.
Caminando detrás de Namjoon, Suga comenzó a cerrar la puerta
cuando el sonido de alguien corriendo llamó su atención. Suga volvió la cabeza
justo a tiempo para ver a un hombre pequeño, de pelo arenoso volar doblando la
esquina y lanzarse a los abiertos brazos de Namjoon.
Les miró asombrado cuando empezaron a besarse, un beso que
parecía que iba a durar varios minutos, sobre todo porque las manos de Namjoon
sujetaban firmemente el culo del chico y las piernas del hombre estaban
envueltas alrededor de la cintura de Namjoon.
Sintiéndose un poco avergonzado por la demostración tan
íntima entre compañeros, Suga se aclaró la garganta. Vio al hombre en brazos de
Namjoon levantar la cabeza y mirarle con curiosidad.
―Hola ―dijo el hombre.
Namjoon se rio cuando se volvió para mirar a Yoongi.
―Bebé, este es un viejo amigo mío, Suga. Suga, este es mi
bebé, Jin.
―Hola,
Suga ―le dijo Jin tendiéndole la mano.
Suga no pudo evitar reírse. Jin ni siquiera dejó a Namjoon
al ofrecerle la mano. Extendiendo su mano, estrechó la del hombre.
―Hola, Jin, es un placer conocerte. Namjoon me ha hablado de
ti todo el día. Y por favor, llámame Yoongi.
Él vio a Namjoon levantar una ceja hacia él. Simplemente se
encogió de hombros. Hasta que supiera a ciencia cierta si Taehyung era su compañero
o no, ellos bien podrían llamarlo Yoongi. Prefería Yoongi. Suga era como Namjoon
le conocía, pero también era como su padre lo llamaba. Odiaba a su padre.
―Le dije
a Yoongi que quizás podríamos hablar mientras nos hacías el almuerzo ―Namjoon
dijo dándole una mirada extraña antes de volver a su bebé―. ¿Qué dices?
―Oh, ya
veo cómo es esto. Sólo viniste a casa para que cocinara para ti ―dijo Jin
mientras se deslizaba de vuelta a sus pies, sus manos yendo a las caderas al
mismo tiempo que miraba a Namjoon―. No te importa que yo haya estado echándote
de menos durante todo el día.
―Vamos,
bebé ―dijo Namjoon mientras colocaba su mano en el brazo de Jin―. Sabes que eso
no es cierto. Si sólo hubiese querido comida, bien podría haber llevado a
Yoongi a algún lugar en la ciudad. Vine a casa a verte. Tus habilidades en la
cocina son sólo un bono extra.
Jin miró a Namjoon por un momento antes de asentir con la
cabeza.
―Buena
respuesta, sheriff. Todavía puedes tener suerte esta noche.
Yoongi no podía contener la risa al ver la expresión en el
rostro abatido de Namjoon cuando Jin se volvió y se dirigió a la nevera. Namjoon
se veía como si alguien acabara de golpear a su cachorro. Yoongi se sentó a la
mesa frente a Namjoon cuando él hizo un gesto a una silla, una risa suave aún
salía de él.
―Hey,
bebé, me preguntaba si me podías ayudar con algo ―Namjoon dijo mientras miraba
a través de la habitación a su compañero. El tono cauteloso en la voz de Namjoon
le provocó curiosidad a Yoongi.
―Claro,
¿qué pasa? ―preguntó Jin mientras empezaba a cortar un tomate.
―¿Te
acuerdas de lo que te conté acerca de Taehyung?
―¿El tipo que no puede encontrar a su
compañero descarriado? ―preguntó Jin con curiosidad―. Sí, claro, me acuerdo de
él. ¿Por qué?
―Bueno,
fui a verlo hoy, y él piensa que Suga, me refiero a Yoongi, es su compañero.
¿Cree que tú podrías...?
Yoongi miró con interés cómo Jin rodó los ojos, limpiándose
las manos con una toalla antes de caminar hacia ellos. Una vez que se puso de
pie delante de él, Jin buscó la mano de Namjoon, a continuación.
―Está
bien, vamos a ello ―dijo después de tomar una respiración profunda. Yoongi miró
a Namjoon confuso. ¿Qué demonios estaba pasando?
―Yoongi,
¿te acuerdas de Taehyung? ―preguntó Namjoon.
―No, te
dije que no ―respondió Yoongi. Jin asintió con la cabeza, confundiendo a Yoongi
aún más.
―¿Es tu
pareja? ―preguntó Namjoon.
―No, sí,
oh infierno, no sé ―dijo Yoongi mientras liberaba su mano de Jin y la ponía
sobre la mesa―. ¿Cómo demonios se supone que debo saberlo? No me acuerdo de
nada desde entonces.
Namjoon asintió con la cabeza.
―Lo sé. Pero estoy tratando de ayudar aquí, Yoongi. Toma la
mano de Jin de nuevo y respóndeme sí o no. ¿Taehyung es tu compañero?
―No sé, Namjoon.
¿Qué más quieres de mí? ―dijo Yoongi enojado.
―¿Qué
sientes? ¿Hay alguna manera de que pudiera ser tu compañero? Piensa en ello,
Yoongi ―continuó Namjoon―. Ahora, agarra la mano de Jin y responde a mi
pregunta.
Yoongi miró a Namjoon, pero finalmente tomó la mano de Jin
de nuevo.
―No sé si Taehyung es mi compañero o no, pero no puedo tener
a un hombre por compañero. Te lo dije. Sé que no me gustó cómo hablaste con él,
pero yo no sé por qué.
―Él es
tu pareja ―dijo Jin, simplemente, dejando caer la mano de Yoongi y caminando de
regreso a la mesa de la cocina para empezar a cortar los tomates de nuevo.
Yoongi miró fijamente al hombre, lleno de confusión con la declaración de Jin.
―¿Cómo
lo sabes? ―preguntó Yoongi―. Ni siquiera conozco a ese hombre. Tú no me
conoces.
Jin se volvió y le sonrió.
―Lo sé.
Yoongi se volvió para mirar confundido a Namjoon, perplejo
por la sonrisa en el rostro de Namjoon.
―¿De qué diablos está hablando?
―¿Bebé?
―Por
Dios, Namjoon, ¿por qué no sacas un anuncio de mierda en el periódico local?
Parece que quieres decirles a todos cómo nos encontramos ―gruñó Jin, ni
siquiera giró la cabeza para mirar a su compañero.
Namjoon se rio entre dientes.
―Es sólo porque estoy muy orgulloso de ti, bebé.
Yoongi vio a Jin darse la vuelta y agitar su cuchillo hacia Namjoon,
con un pequeño resplandor brillando en el rostro.
―Debería conseguir una mamada por esto.
―Lo
prometo, bebé ―Yoongi sonrió cuando se volvió a mirar a Yoongi.
―Jin
tiene algunas habilidades… inusuales.
―¿Habilidades?
―preguntó con escepticismo Yoongi―. ¿Qué demonios significa eso?
―Digamos
que no es sólo una cara bonita. ―Namjoon se rio.
―Mmm uh. Y esto tiene que ver con que
Taehyung es mi pareja porque…
―Jin
tiene la capacidad de saber si alguien está mintiendo o no. También puede leer
sus emociones.
Yoongi contempló a Namjoon durante varios momentos antes de
revisar a Jin, entonces, se echó a reír.
―Bueno, eso tiene que hacer tu vida un poco más complicada.
―En
realidad, no, creo que hace las cosas mucho más simples. Sé que no puedo
mentirle, entonces ¿por qué intentarlo? Si hay algo que no pueda discutir con
él por asuntos o trabajos con la manada, solo se lo digo y él lo deja pasar.
También ayuda cuando quiero que sepa que realmente quiero decir lo que digo
―explicó Namjoon.
Yoongi asintió con la cabeza.
―Bueno, supongo que puedo ver dónde podría ser útil, pero
todavía no sé qué tiene eso que ver conmigo.
―Porque
está ahí, tonto ―dijo Jin cuando él se dio la vuelta para mirar a Yoongi―. ¿No
has estado escuchando una palabra de lo que dijo Namjoon? El recuerdo de
reclamar a Taehyung está en tu cabeza. Lo puedo sentir. ¿Los sentimientos de
posesión que sólo una pareja tiene? Están ahí, también. Taehyung es tu
compañero, así de simple.
―¡Joder!
―gruñó Yoongi cuando él se pasó la mano por el pelo―. ¿Qué diablos se supone
que debo hacer ahora?
―¿Ir a
buscar a tu pareja? ¿Vivir felices para siempre? ―Jin sonrió―. Y, si tienes
mucha suerte, en algún momento en medio de todo eso, incluso podrías
enamorarte.
Yoongi sacudió la cabeza.
―No entiendes ―le espetó, dando una palmada con la mano
sobre la mesa―. No puedo estar acoplado a un hombre, no importa lo mucho que lo
desee. Simplemente no puede suceder.
―Por lo tanto, ¿admites que le
quieres? ―le preguntó Namjoon en voz baja.
Yoongi le dio una risa amarga.
―¿Estás ciego? Incluso borracho sigue siendo la cosa más
jodidamente sexy que he visto nunca. Por supuesto que le deseo. Solo que no
puedo tenerle.
―¿Vas a
renunciar a tu pareja? ―preguntó Jin asombrado, rápidamente cruzando el espacio
para estar de pie al lado de Namjoon, su mano se inclinó para tocar el hombro
de su pareja―. ¿Cómo puedes pensar en algo así? Él es tu compañero.
―No es
tan sencillo, Jin. Yo...
―Es así
de simple. Él es tu pareja. Fin de la historia ―dijo Jin, su voz empezaba a
aumentar por la ira.
―¡No
puedo tener a un hombre por compañero! ―gritó Yoongi―. No podré ser Alfa.
―Dios
mío, eres un bastardo egoísta. Tal vez tengas razón. No reclames a Taehyung. Él
no necesita a un imbécil como tú en su vida ―le gritó Jin de regreso―. Es mejor
que pase el resto de su vida solo que con alguien como tú.
―¡Jin! ―Namjoon
gritó.
―Oh, por
favor, no es como si no estuvieras pensando en la misma jodida cosa. Tu amigo
está muy preocupado por cómo le afectará esto a él y a su vida. Nunca ha
pensado ni una vez en lo que esto le está haciendo a Taehyung ―espetó Jin antes
de volverse y salir de la habitación con una rabieta. Yoongi alzó una ceja,
mirando a Jin pisar fuerte fuera de la habitación.
Seguro que Namjoon tenía las manos llenas con él.
Su mirada se volvió a Namjoon.
―Lo siento por eso, Yoongi. A veces, Jin
se irrita un poco cuando alguna cosa le afecta ―Namjoon se rio entre dientes.
―¿Eso
crees? ¿Es siempre así?
Namjoon se encogió de hombros.
―Sí, supongo, pero me gusta. No tiene miedo de decirme lo
que piensa, así que siempre sé dónde estoy con él. Eso ayuda mucho. Además,
creo que su mayor preocupación es que la gente que le rodea sea feliz, incluido
tú.
―¿Qué le
importa? ―le respondió Yoongi―. Ni siquiera me conoce.
―No
importa. Sabe que tú eres uno de mis amigos, y eso es suficiente para él.
―Muy
bien, además de porque todos vamos a ser felices, ¿por qué está tan preocupado
por cómo me siento con mi compañero? ―preguntó Yoongi. Se sentía un poco raro
decir la palabra compañero, pero supuso que podría tener que acostumbrarse a
ella por el momento.
―Cuando
reclamé a Jin, tuvimos un montón de mierda con la que lidiar. Teníamos que
pasar con la manada por todo el asunto de las reacciones por ser gay. Soy el
hijo del Alfa y mi compañero era un hombre. Aunque las cosas se han calmado
ahora, no lo recibieron con demasiada facilidad al principio. Además de eso,
alguien estaba detrás de Jin. Los dos casi morimos. Hemos aprendido a apreciar
lo que tenemos juntos. Creo que Jin quiere eso para ti y Taehyung, también.
―¡Joder!
―respondió Yoongi, sentado en su silla mientras miraba a Namjoon asombrado.
Namjoon asintió con la cabeza.
―Se crió en una especie de casa prisión, manejada por el
tipo que estaba persiguiéndole. Hasta que nos encontramos, nadie le quería o se
hizo cargo de él. No creo que él entienda cómo alguien podría considerar la
posibilidad de perder esto por ningún motivo. No estoy seguro de poder
entenderlo yo tampoco.
―¿Qué
crees que pasaría si llevo a Taehyung a casa? Ya es bastante peligroso con sólo
ser el siguiente en la línea de sucesión del Alfa. ¿Si yo llevara a un
homosexual a casa, compañero o no, cuánto crees que tardaría alguien en querer
sacarnos del medio? No puedo estar allí para protegerlo a cada segundo de cada
día, Namjoon.
―Creo
que puedo ver lo que quieres decir, pero ¿es tan terriblemente importante que
seas el Alfa de tu manada? Ya me habías dicho que no te gusta vivir allí. ¿Vale
la pena renunciar a tu compañero por ellos?
Yoongi lo pensó por un momento antes de encogerse de
hombros.
―Sinceramente, ahora mismo no lo sé. Siempre he sabido que
iba a ser el siguiente Alfa. Mi padre me educó con esa idea. No sé nada más.
―Está
bien ―le dijo Namjoon mientras se reclinaba en su silla―. Respóndeme a esto,
entonces. Si pudieras hacer lo que quisieras, cualquier cosa, sin importar lo
extraño que fuera, ¿qué harías?
Yoongi se rio entre dientes.
―Siempre he querido ser dueño de un rancho de caballos, cría
de caballos de raza.
―Nunca
me dijiste eso ―dijo Namjoon con asombro―. ¿Por qué un rancho de caballos?
―Me
encantan los caballos. Siempre me gustaron. Incluso tengo una pareja en casa.
Mi padre me complace, siempre y cuando recuerde que mi primer deber es con la
manada. Pero si pudiera elegir, y mi mente me dice que sí, criaría caballos de
raza.
―De eso
se trata, Yoongi, realmente tienes una opción. No tienes que ser el Alfa de la
manada. Por lo que me has dicho, tu hermano lo quiere más que tú. Déjale serlo.
Múdate aquí y quédate
con tu pareja. Estoy seguro de que puedes encontrar un buen
rancho por aquí, donde los dos puedan vivir.
―¿Sería
realmente así de fácil Namjoon? ¿Simplemente, empacar y mover el culo aquí,
dejar de llegar a ser nunca el Alfa de mi manada, y vivir felices para siempre
con un hombre? ―preguntó con escepticismo Yoongi.
―No,
probablemente no sea tan fácil. Pero si lo quieres lo suficiente, vale la pena
la lucha. Puedo prometerte eso. Incluso después de todo lo que Jin y yo hemos
pasado, no cambiaría un minuto de todo eso si significara dejar a Jin.
―¿Intentas
ponerme a tu favor, Sheriff?
Namjoon y Yoongi se volvieron para ver a Jin en la puerta,
una pequeña sonrisa en su rostro. Su sonrisa se ensanchó mientras caminaba
hacia Namjoon. Jin se movió alrededor para sentarse en su regazo y envolver sus
brazos alrededor del cuello de Namjoon antes de abrazarse contra él.
Yoongi vio a Namjoon envolver sus brazos alrededor de Jin.
Justo antes de que hundiera el rostro en el cuello de Jin, Yoongi vio la mirada
más tierna que pasó por el rostro de Namjoon. Parecía estar muy feliz con Jin.
¿Podría ser tan fácil? ¿Podría renunciar a ser el Alfa de la manada y regresar
aquí con Taehyung? Había pasado toda su vida sabiendo que él sería el próximo
Alfa. No sabía nada más.
¿Pero
era la respuesta abandonar a su compañero? Claro, Taehyung era un hombre, pero
también era el hombre más sexy que Yoongi jamás había visto. Por mucho que
intentó reprimir sus deseos por otros hombres en el pasado, fácilmente podía
verse a sí mismo con Taehyung. Sólo la idea de hundirse en su pequeño cuerpo
apretado endurecía su cuerpo.
―¿Hey, Namjoon? ¿Podrías llevarme de
vuelta a la ciudad a mi coche? Tengo algunas cosas para pensar ―dijo Yoongi
después de unos momentos.
Namjoon se volvió a mirarle, asintiendo con la cabeza.
―Sí, claro, Yoongi.
Yoongi se puso de píe, extendiendo la manos de Jin.
―Gracias, Jin, y lo siento por el almuerzo ¿Tal vez podamos
hacerlo de nuevo en otro momento?
―En
cualquier momento, Yoongi ―dijo Jin cuando se puso de pie y estrechó la mano de
Yoongi.
Yoongi comenzó a alejarse y luego se detuvo, mirando a Jin.
―¿Podrías
mantener un ojo en Taehyung hasta que piense en todo esto?
Jin sonrió, asintiendo con la cabeza.
―Pero no tardes una eternidad, Yoongi. Mientras tú estás
tratando de entender las cosas, Taehyung estará viviendo sin su pareja. Ya le
has reclamado, y él te necesita.
Yoongi asintió con la cabeza.
―Sólo tengo que pensar en algunas cosas, poner orden a
algunas ideas en mi cabeza, o no seré de ninguna utilidad para Taehyung.
―Sólo
tengo un pequeño consejo para ti antes de irte, Yoongi. Piensa en quién va a
aceptarte más, tu manada o tu compañero. ¿Quién va a preocuparse más por tu
felicidad y no por lo que puedes hacer por ellos? ¿Y quién te va a amar sin
importar qué?
Yoongi miró a Jin por varios minutos llenos de tensión antes
de asentir con la cabeza. El hombre era una fuente de conocimiento. Parecía
saber decir todas las cosas correctas para confundirle.
―Voy a
pensar en ello, Jin.
―Hazlo.
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