La mente de Yoongi era un enredo mientras conducía a su
casa. Algo muy dentro de él le decía que Taehyung efectivamente era su
compañero. No sabía si eso lo emocionaba o lo asustaba.
El chico era guapísimo. No había ninguna duda de eso. En
cualquier otra circunstancia, eso le habría encantado. Tener una hermosa pareja
por el resto de su vida no era algo malo. Además Taehyung parecía más que
dispuesto a tener una relación, cualquiera que esta fuera.
Yoongi no estaba seguro de que estar con Taehyung fuera su
mejor opción. Ser el Alfa de su manada parecía ser lo que todo hombre lobo
quería de su vida. Yoongi se preguntaba si algo en él lo hacía diferente. En
realidad no quería ser el Alfa. Sólo quería establecerse y vivir una vida
pacífica con, bueno, Taehyung.
Una risita escapó de los labios de Yoongi. Apretó más fuerte
el volante. Más risa se escapó hasta que se estaba carcajeando. Aparcó a un
lado del camino y se rio hasta que las lágrimas corrieron por su rostro.
Cuando la risa disminuyó un poco, Yoongi secó las lágrimas de
su rostro. Se inclinó hacia adelante y apoyó su cabeza en el volante. Acabada
de darse la respuesta a su propio dilema. No quería ser el Alfa. Quería a
Taehyung. Su decisión era muy simple. Podía hacer lo que todos querían que
hiciera, o podía hacer lo que él quería y ser feliz.
Yoongi se sentó y
condujo su camioneta a la carretera, dirigiéndose a su casa. Su mente ya
planeaba lo que tenía que hacer cuando llegara ahí. Sabía que una vez que le
contara a su padre su decisión se iría y nunca volvería.
La euforia le llenaba mientras conducía por la carretera
hacia su casa. Dio unos golpecitos en el volante al ritmo de la música en la
radio. Ahora que había tomado su decisión, sentía que el peso del mundo había
sido liberado de sus hombros. Se sentía excitado por cómo podría ser su futuro.
¿Le
gustaría a Taehyung vivir en un rancho? ¿Le gustarían los caballos? Yoongi se
imaginaba a los dos juntos montando a caballo, sentados en el porche y
acurrucados durante la puesta del sol, incluso corriendo por el bosque en su
forma de lobo. Tantas cosas nuevas se abrían ahora que no estaría bajo la
influencia de su padre… no podía esperar.
Se dirigió hacia la entrada y apagó el motor. Daba pequeños
brincos en sus pasos mientras se dirigía a la puerta principal. Necesitaba
empacar tan pronto como fuera posible y regresar con su compañero.
Yoongi abrió la puerta principal y entró arrugando la
frente, confundido, cuando escuchó voces provenientes de la sala de estar. A
menudo lo visitaba gente, pero podría haber jurado que había cerrado la puerta.
Ahora que lo pensaba, no había necesitado abrirla con llave cuando entró.
Yoongi siguió las voces hasta que llegó al arco de la sala
de estar. No reconoció a la escultural rubia que caminaba alrededor de la
habitación, apuntando aquí y allá. Otra mujer joven estaba de pie detrás de
ella escribiendo en un bloc de notas.
―Esos se
tienen que ir ―dijo la mujer rubia mientras apuntaba hacia un par de sujeta
libros en juego con cabeza de caballos―. Son simplemente horribles. ¿Quién decora
con estas cosas?
Ofendido, Yoongi se
aclaró la garganta.
―Ese sería yo. Y esos sujeta libros fueron un regalo de mi
abuelo.
La mujer se dio la vuelta, con sorpresa en su rostro durante
un breve momento antes de que una serena sonrisa cubriera sus labios.
―Tú debes ser Suga ―canturreó ella suavemente―. Estoy tan
contenta de conocerte al fin.
―¿Quién
eres tú y qué estás haciendo en mi casa? ―preguntó Yoongi. Cruzó sus brazos
sobre su pecho, ignorando la mano que la mujer le tendía.
―Oh, soy
Irene ―respondió ella.
―¿Y
estás en mi casa sin mi permiso, por qué…?
―No te
preocupes, cariño, tú padre me trajo.
«¿Cariño?»
Yoongi se estaba rompiendo la cabeza pensando si su padre anteriormente le
había mencionado alguna vez a Irene, pero siguió en blanco. No tenía ni idea de
quién era esta mujer y por qué estaba en su casa.
―¿Por
qué mi padre te dejó en mi casa?
Irene pareció confundida por un momento, pero luego sonrió.
Yoongi retrocedió un paso ante la expresión de su rostro. Le puso nervioso. Se
sintió como la presa de un cazador, y Irene era el cazador.
―Tu
padre me instaló. Me dijo que podía cambiar cualquier cosa que no me gustara. ―Irene
ondeó su mano alrededor de la habitación―. Por supuesto, la mayor parte de esto
se tiene que ir. No hay manera de que pueda vivir en una casa con estas cosas.
No tengo tiempo de revisar el resto de la casa, pero estoy segura que la mayor
parte también se tendrá que ir. Sería mejor si simplemente nos mudamos a una
casa más grande, pero supongo que esto servirá por ahora.
―¡Señora, no sé quién demonios es
usted, pero no cambiará una maldita cosa en mi casa! ―espetó Yoongi―. Váyase de
una maldita vez.
La mujer se erizó.
―Tú padre me trajo aquí. Tenía entendido que sería
bienvenida.
―¿Para
decorar mi casa?
―Para
ser tu compañera.
A Yoongi se le abrió de golpe la boca mientras miraba a la
mujer. ¿Su padre encontró una mujer, una extraña, y la mudó dentro de su casa
para ser su compañera? Yoongi no sabía por qué estaba sorprendido pero lo
estaba.
―Ya
tengo una pareja, muchas gracias ―respondió Yoongi―. No necesito otra.
―¿Tienes
una pareja? ―chilló la mujer―. Me dijeron que yo sería tu pareja. Que tú serías
el Alfa y que yo sería la compañera del Alfa.
Yoongi se rio entre dientes, sin sentir la más mínima
lástima por la mujer. Ella era una caza fortunas. Podía verlo en su lujoso
vestido de seda y los diamantes que brillaba en su cuello.
―Te informaron mal.
―Bueno
―cortó la mujer mientras sacaba su teléfono celular de su pequeña cartera de
mano―, tendremos que verlo, ¿No es así?
Yoongi apuntó hacia la puerta principal.
―Puedes verlo en otro lugar. Quiero que te vayas.
―¡Oh!
¡No me digas! ―la mujer se dirigió furiosa hacia la puerta, la otra mujer
rápidamente la siguió sobre sus talones. Irene se detuvo frente a la puerta
para mirar nuevamente a Yoongi―. Tu padre se enterará de esto, ¿y cómo crees
que se sentirá contigo al ignorar una orden directa de tu Alfa?
Yoongi sonrió.
―¡Realmente me importa un carajo!
Yoongi tuvo la gran satisfacción de cerrarle la puerta a Irene.
También se aseguró, después de eso de cerrarla con llave. Aún negaba con la
cabeza mientras caminaba por la escalera hacia el dormitorio. Casi estaba en la
cima de la escalera cuando un fuerte golpe llegó de la puerta principal.
Yoongi rodó sus ojos y volvió a bajar por la escalera. Se
preparó para decirle a Irene que se fuera otra vez, cuando abrió la puerta y
encontró parado allí a su hermano, Jimin.
Yoongi se tensó.
―Jimin. ―La última vez que había visto a su hermano estaba
tras la punta afilada de un cuchillo de plata.
―Veo que
encontraste el camino de regreso a casa ―dijo Jimin, sus ojos vagaron de arriba
a abajo de Yoongi―. Y sin efectos duraderos.
―¿Qué es
lo que quieres, Jimin? ―preguntó Yoongi, rehusando moverse de enfrente de la
puerta principal―. ¿Has venido a intentar matarme otra vez?
―No seas
ridículo ―espetó Jimin mientras lo empujaba para pasar al lado de Yoongi y
entrar a la casa―. Vine a advertirte.
―¿Advertirme?
Yoongi cerró la puerta y siguió a su hermano a la sala de
estar. Dudaba seriamente de que su hermano quisiese advertirle sobre nada.
Sería más probable que le apuñalara por la espalda que cualquier otra cosa.
Se detuvo a la entrada de la sala de estar y observó a Jimin
pasearse. Su hermano parecía moverse de un lugar a otro, levantando un jarrón
aquí, una estatua allá. Parecía estar haciendo tiempo.
―¿Qué es
lo que quieres, Jimin?
―Vine a advertirte.
―Ya lo
dijiste ―respondió Yoongi―. ¿Viniste a advertirme sobre qué?
―Padre
ha escogido una novia para ti.
―Sí, la
he conocido.
Jimin miró hacia arriba, mostrando la sorpresa en su rostro.
―¿Ella ya está aquí?
―Sí,
estaba. Le pedí que se fuera.
Jimin frunció el ceño
―¿Por qué? Padre la escogió para ti. Ella tiene buena
educación, viene de una gran manada. Será capaz de proporcionarte tantos
cachorros como desees.
―Y
tampoco es fea, ¿verdad?
El rostro de Jimin se sonrojó, y repentinamente Yoongi sabía
por qué su hermano había venido a advertirle. No era porque le preocupase lo
que le pasara a él. Jimin quería a Irene para sí mismo.
Yoongi se rio entre dientes. La situación parecía ser
demasiado divertida para él. Su hermano quería exactamente lo que Yoongi no
quería. En cuanto a él concernía, Jimin podía quedárselo todo.
―Jimin,
me voy ―dijo Yoongi―. Sólo vine a empacar mis cosas y luego me iré.
―¿Irte?
―repitió Jimin.
―Sí,
dimito de mi posición en la manada y me voy para siempre. No regresaré.
―Pero…
pero, se supone que serás el próximo Alfa ―dijo Jimin―. Siempre has sido el
próximo en la línea de sucesión para ser el Alfa.
Yoongi se encogió de
hombros.
―No lo quiero. Nunca lo quise. Eso siempre fue idea de
padre. En lo que se refiere a mí, puedes quedarte el puesto.
―¿Y Irene?
―También
te puedes quedar con ella
―¿No
quieres a Irene? ―Jimin lo dijo de tal manera que Yoongi sabía que su hermano
no podía entenderlo.
―Jimin,
no quiero a Irene. No quiero a ninguna mujer que mi padre elija para mí. De
hecho, no quiero una mujer en absoluto. Prefiero los hombres.
―¿Eres
gay?
El horror en la voz de Jimin hizo que Yoongi rodara los
ojos. En verdad esperaba que la manada de Taehyung lo aceptara como le habían
dicho, porque la manada de Yoongi nunca aceptaría que Taehyung y él estuvieran
juntos.
―Sí, Jimin,
soy gay ―dijo Yoongi―. No solo soy gay, sino que felizmente gay. Yo no tomaré a
Irene como mi compañera, preferiría cortarme un brazo.
―Eso es
asqueroso ―gritó Jimin. Una vez más Yoongi se tensó cuando Jimin dio un paso
hacia él―. Debí haberte matado cuando tuve la oportunidad.
―Habría
jurado que estarías encantado con la situación, Jimin. Puedes tener a Irene y
ser el siguiente en la línea de sucesión del Alfa. ¿No es lo que siempre has
querido?
―¡Tú vas
a avergonzarnos! ―espetó Jimin mientras avanzaba hacia Yoongi.
Yoongi levantó sus manos ante él, tratando de mantener a
raya a Jimin. Pero no creía que funcionara. La cara de Jimin estaba roja por la
rabia, y sus ojos brillaban con lo que sólo podía ver como locura. Jimin se
había perdido.
―Jimin
―dijo Yoongi. Prefería evitar una nueva confrontación con su hermano. La última
le había costado más de lo que ahora quería pensar―. Me voy para siempre. No
voy a avergonzar a nadie. Puedes quedarte con todo.
Jimin no parecía escuchar sus palabras. Yoongi se preparó
cuando su hermano cruzó de un salto el espacio entre ellos. Apenas esquivó el
golpe que Jimin había dirigido a su cabeza. Saltó atrás y mientras lo hacía
barrió con su pierna para hacer trastabillar a Jimin. Éste cayó hacia adelante,
su barbilla conectó con la pierna de Yoongi. Agarró a Yoongi mientras comenzaba
a caer.
―¿Qué
demonios está pasando aquí? ―una voz gritó detrás de Yoongi. Se giró, con sus
puños listos para continuar la pelea con quien fuera que estuviese parado
detrás de él, hasta que vio a su padre.
―¡Jimin!
―gritó su padre―. ¡Exijo una explicación!
Jimin se puso de pie y apuntó hacia Yoongi.
―Padre, él es gay.
―No seas
ridículo ―contestó Baekhyun Min―. Es el próximo Alfa. No puede ser gay.
―Es
verdad ―dijo Jimin―. ¡Pregúntale!
―¡Jimin!
―gritó Baekhyun―. No voy a avergonzar así a tu hermano. Todo el mundo sabe que
no puede ser gay y ser el Alfa, y tu hermano será el próximo Alfa.
―Uh, no,
no lo seré ―dijo Yoongi.
Yoongi pudo ver la sorpresa en el rostro de su padre cuando
el hombre se giró para verlo. Se mantuvo firme, rehusándose a ser intimidado
por el Alfa. Yoongi pasó toda su vida haciendo lo que su padre pedía. No lo iba
a hacer ni un minuto más.
―Estoy dimitiendo de mi posición como
el siguiente en la línea de sucesión para ser el Alfa y me voy, padre.
―Eso es
inconcebible ―dijo Baekhyun―. Has sido entrenado toda tu vida para ser el Alfa.
No hay nadie más que pueda asumir tu lugar. Incluso he arreglado que Irene esté
aquí―. Baekhyun le meneó el dedo a Yoongi―. Y no me gusta cómo la trataste. Me
doy cuenta de que debí haberte dicho algo antes de mudarla a tu casa, pero
espero que seas agradable cuando ella regrese.
―Padre,
ella no va a regresar ―dijo Yoongi.
―Por
supuesto que lo hará ―dijo Baekhyun―. Puede ser que te cueste una pequeña joya
el disculparte con ella por tu comportamiento, pero a las mujeres les gustan
las cosas como esas. Te perdonará tan pronto como se mude.
―¡Padre!
―dijo un poco más alto―. No me estás escuchando. Irene no va a volver.
―¡Estará
viviendo en esta casa tan pronto como lleguen sus cosas!
Yoongi resopló. Su padre no lo estaba entendiendo. Dudaba
que en algún momento entendiera nada de lo que dijera. Su padre era un hombre
testarudo que sólo escuchaba lo que él pensaba que era importante.
―Ella es
más que bienvenida a vivir aquí.
Baekhyun sonrió.
―Eso me gusta más. Sabía que lo entenderías.
―Después
de que me vaya.
―No sé
qué se te metió otra vez en la cabeza, Suga ―dijo Baekhyun, agitando la mano
ante Yoongi―. No te irás.
―Sí, lo haré. Ya he terminado, padre.
No quiero ser el Alfa. Nunca quise ser el Alfa. Eso fue lo que siempre has
querido. He encontrado lo que quiero, y es tiempo de que lo obtenga.
―Me
niego a escuchar esto ―dijo Baekhyun, Yoongi no se sorprendió―. Harás lo que yo
diga, y eso es todo. He transmitido tus disculpas a Irene, y ella regresará en
unos días. Espero que te comportes cuando ella llegue. Ella será tu pareja.
Yoongi apretó los labios para no gritarle a su padre. No
importaba lo que dijera, Baekhyun sólo escuchaba lo que quería oír y nada más.
Nada de lo que dijera haría una diferencia. Sabía que la única manera de que su
padre lo entendiera, sería cuando él finalmente se hubiese ido.
―Vamos, Jimin
―dijo Baekhyun―. Tenemos que hablar sobre tu comportamiento. He pensado que tal
vez he sido demasiado indulgente contigo. Debes entender que tu hermano ha sido
escogido para ser el próximo Alfa, no tú.
Yoongi en ese punto atendió a su padre. No había dicho nada
que no hubiese dicho en el pasado. Vio cómo Jimin seguía a su padre por la
puerta, dándole una profunda mirada llena de odio.
En el momento que la puerta se cerró detrás de ellos, Yoongi
se apoyó en ella y respiró hondo varias veces. Sus nervios estaban entumecidos.
En retrospectiva, Yoongi se dio cuenta que sus nervios siempre estaban
entumecidos después de tratar con su padre.
Yoongi se rio entre dientes y se impulsó lejos de la puerta.
Se dirigió al piso de arriba para comenzar a empacar. No podía esperar a estar
fuera de aquí y regresar con Taehyung. Sólo el pensamiento le hizo moverse un
poco más rápido hasta que casi corría por las escaleras.
Su pareja lo estaba esperando.
********
Yoongi apagó el motor de su camioneta y se quedó mirando la
casa frente a él. No podía creer que finalmente estuviera aquí. Parecía que
había tardado una eternidad, pero estaba sentado aquí. Todo lo que le
pertenecía estaba en la parte de atrás de su camioneta y el remolque de
caballos detrás de eso.
La decisión de dejar su manada y mudarse a Wolf Creek había
sido la parte fácil. Sabía que había tomado la decisión correcta incluso antes
de que se fuera. Taehyung era su compañero, y necesitaba hacer todo lo que
estuviera en su poder para aferrarse a él.
Su decisión sólo había sido reforzada cuando regresó a casa
para descubrir que su padre había escogido una novia y la había instalado
dentro de su casa sin su permiso. A Yoongi a primera vista no le gustó la
mujer. La odió después de su primera palabra. Ella era una perra.
Sabía que podía ser considerada una belleza en lo que se refería
a mujeres, pero para él, no tenía ningún atractivo. No era Taehyung. Además de
eso, parecía hambrienta de poder. Coqueteaba con cualquier hombre con
influencias, y Yoongi sabía que si se casaba, ella le habría sido infiel en la
misma semana de su boda.
Aún no estaba seguro de si ella se habría acostado con su
padre o no, pero no le sorprendería. Tal vez debería haber considerado casarse
con su padre en lugar de con él. Su padre era viudo, así que eso no sería un
problema, y Yoongi de ninguna manera se casaría con ella.
Le llevó una sola mirada a Irene para saber que su vida ya
no estaba con su manada de nacimiento. Su vida estaba con Taehyung.
Le llevó otras seis semanas tener todos sus asuntos en
orden, vender la casa, y meter en cajas todo lo que le pertenecía para mudarse
aquí. No había llamado antes porque quería que fuera una sorpresa, aunque
estaba bastante seguro que Jin sabía que él regresaría.
Ahora necesitaba encontrar un nuevo lugar para vivir,
preferiblemente algún lugar en el que pudiese llevar a sus dos caballos, luego
encontrar a su compañero y mudarse con él. Luego, si Taehyung no intentaba
cortarle la cabeza por ser un completo idiota, necesitaba llegar a conocer a su
nueva pareja.
Yoongi no pudo evitar reírse mientras se bajaba de su camioneta
y caminaba hacia la casa. Tenía mucho que aprender sobre Taehyung, pero
esperaba que el hombre fuera tan enérgico como Jin. Sólo pensar en Taehyung
enfrentándose a él y dándole tanto trabajo como Jin le daba a Namjoon hacía que
Yoongi se pusiera más duro que una piedra.
Subiendo los escalones, se agachó y se reajustó a sí mismo,
suspirando profundamente antes de llamar a la puerta. No podía esperar a ver la
mirada en el rostro de Namjoon cuando descubriera que Yoongi estaba aquí, con
todas sus cosas y un remolque para caballos.
Pudo oír voces provenientes del interior de la casa mientras
esperaba que alguien contestara, casi se sentía mareado mientras esperaba. Una
enorme sonrisa cubría el rostro de Yoongi cuando se abrió la puerta. Él guiñó
un ojo cuando vio la aturdida mirada en el rostro de Namjoon.
―Hola, Namjoon.
―Suga,
¿qué estás haciendo aquí?
―Yoongi, por favor ―dijo Yoongi
mientras apuntaba sobre su hombro la camioneta que estaba estacionada en la
entrada de vehículos―, tomé mi decisión.
―Oh,
Yoongi, uh, hola ―tartamudeó Namjoon.
―¿Puedo
entrar? ―preguntó Yoongi. Lleno de confusión ante la sorprendida mirada en el
rostro de Namjoon. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Por qué estaba actuando de
forma tan extraña? ¿Y por qué no le dejaba entrar en la casa?
―No, de
verdad ahora no es un buen momento Yoongi. Tal vez podamos almorzar o algo así.
―Oye, Namjoon,
Jin dijo que tenemos compañía ―dijo una voz detrás de Namjoon.
Yoongi vio a Namjoon dejar caer su cabeza hacia abajo por un
momento para luego dar un paso atrás. Dio un paso en la habitación, sus ojos
fueron a la pequeña figura cruzando la habitación. Su aliento quedó atrapado en
su garganta, su corazón golpeó rápidamente en su pecho ante la vista delante de
él.
Era su Taehyung, pero de algún modo parecía diferente, más
pequeño, como si hubiese perdido peso. También apoyaba sus antebrazos en dos
muletas de titanio a cada lado de su cuerpo. Pero la mirada asombrada de su
bebé de ojos azules fue lo que atrajo más a Yoongi.
―Yoongi
―susurró Taehyung con reverencia, las comisuras de sus labios comenzaron a
subir. Yoongi podía oler la instantánea excitación llenado la habitación en el
momento en que los ojos de Taehyung aterrizaron en él. Taehyung repentinamente
bajó sus ojos, el olor del miedo aplastó el olor de la excitación mientras él
se alejaba.
―Por
favor, discúlpenme ―susurró casi en silencio mientras se retiraba.
Yoongi dio un paso en
su dirección sólo para ser detenido por una mano en su brazo. Miró hacia abajo
para ver que Namjoon lo detenía.
―Namjoon, déjame ir. Tengo que ir a ver a Taehyung.
―No,
debes sentarte y escucharme. Taehyung ya ha pasado demasiado. No necesita
añadirte a sus problemas ―dijo Namjoon severamente.
Yoongi lo miraba confundido.
―¿De qué estás hablando? ¿Qué le pasó a Taehyung, Namjoon?
Maldita sea, no me quiero sentar ―Yoongi gritó mientras trataba de soltarse de Namjoon―.
Quiero saber que le pasó a mi pareja.
―No sé
qué le pasó, Yoongi. No me lo ha dicho ―dijo rápidamente Namjoon.
―Joder, Namjoon,
¿qué está pasando? ―dijo Yoongi, mirándolo desesperadamente―. ¿Mi padre llegó a
él? ¿Eso fue lo que pasó?
―¿Tú
padre? ¿Por qué querría lastimar a Taehyung?
Yoongi pasó su mano por el pelo mientras se sentaba en el
sofá.
―Estaba realmente furioso cuando me fui. Cuando llegué a
casa, me había encontrado una novia y la había instalado en mi casa. Sólo tuve
que mirarla, para saber que mi vida estaba con Taehyung. Así qué, empaqué,
vendí mi casa y aquí estoy. ―Miró a Namjoon―. Ahora, dime qué le pasó a
Taehyung.
Namjoon se sentó en la silla frente al sofá, moviendo la
cabeza.
―No estoy muy seguro. No quiere hablar de eso.
Aproximadamente dos días después de que te fuiste, recibí una llamada del
hospital. Habían llevado a Taehyung, y él me estaba llamando.
Yoongi miró a Namjoon juntar sus manos. Namjoon apoyó sus
codos en sus rodillas mientras miraba a Yoongi. Parecía nervioso pero
preocupado. No tranquilizó para nada a Yoongi. Se preparó para las palabras de Namjoon
mientras el hombre comenzaba a hablar.
―Es su
espalda, Yoongi. Una de sus vértebras estaba comprimida o rota o alguna mierda
como esa. De verdad no lo entiendo todo, pero los doctores dijeron que él no
volvería a caminar. ―Namjoon se rio entre dientes―. Maldita sea si él no
caminaba hace dos semanas cuando salió de allí. Desde entonces, ha vivido aquí
con Jin y conmigo.
―¿Se
rompió la espalda? Pero él es un hombre lobo ―respondió horrorizado.
―Lo sé,
pero algunas cosas no se pueden curar.
―¿Por
qué simplemente no cambia? Eso podría sanarlo.
―No
puede. El doctor dijo que probablemente nunca pueda cambiar otra vez. Podría
matarlo si lo intentara. Debido a eso, tampoco puede sanar apropiadamente.
Necesitas estar preparado para eso, Yoongi. Probablemente va a necesitar esas
muletas por el resto de su vida.
―No me
importa. Sólo quiero saber qué le paso. Demonios, Namjoon, regresé por él, así
podríamos estar juntos, y no me importa la forma en que estemos juntos mientras
estemos juntos.
Namjoon asintió.
―Está bien, pero debes ser consciente de que algo le sucedió
a Taehyung. Ahora es diferente, más solemne. No se ríe o sonríe mucho como
solía hacerlo. La sonrisa en su rostro cuando te vio fue la primera que he
visto en semanas.
El corazón de Yoongi dolió con cada palabra que salía de la
boca de Namjoon. No podía dejar de pensar en lo que debía haber pasado y él solo
además. Había estado solo mientras Yoongi trataba de arreglar sus problemas. Si
Taehyung no lo echaba a la calle en la primera oportunidad, Yoongi se
consideraría afortunado.
―Mira,
tengo que ir a verlo, hablar con él ―dijo Yoongi mientras se ponía de pie. Las
palmas de sus manos de repente sudaban. No podía creer lo nervioso que se
sentía por ver a su compañero.
Aunque, tenía que
explicar mucho, esperaba que Taehyung le diera tiempo.
―¿Por
qué no le llevas su almuerzo?
Yoongi se volvió para ver a Jin parado en el arco, con una
bandeja de comida en su mano.
―Hey, Jin ―dijo Yoongi cuando se acercó para sujetar la
bandeja. Sonrió cuando notó que en la bandeja había suficiente comida para dos
personas.
―Yoongi,
¿quieres que me haga cargo de tus caballos?
Yoongi levantó una ceja, preguntándose por un breve momento
cómo sabía Jin sobre sus caballos, luego se alejó riendo. Por supuesto que Jin
lo sabía. Él era Jin.
―Gracias, eso sería grandioso. Y tal vez podrías hablar con
tu pareja sobre ayudarme a encontrar un lugar para que Taehyung y yo compremos
mientras estás en eso.
Jin sonrió.
―Ya está hecho. Te lo mostraré a ti y a Taehyung mañana.
Aunque, ahora mismo, necesitas que tu pequeña pareja esté de acuerdo en hablar
contigo antes de que comiences a planificar su futuro. Está muy enfadado. Puedo
sentirlo desde aquí. Su habitación esta justo allí ―dijo Jin, apuntando la
habitación del frente.
Yoongi asintió, un poco confundido de cómo Jin podía sentir
las emociones de Taehyung desde aquí cuando él no podía, pero lo que más le
preocupaba era por qué estaba molesto Taehyung. Yoongi pensaba que Taehyung
estaría encantado de verlo. Él ciertamente parecía estarlo la última vez que se
encontraron.
Mientras Yoongi tomaba la bandeja y se dirigía a la
habitación de Taehyung, hizo una mueca al recordar la última vez que vio a
Taehyung. Había sido bastante cruel con él. ¿Podría ser eso por lo que Taehyung
estaba molesto? ¿Estaba esperando que Yoongi lo rechazara otra vez?
Yoongi se detuvo
fuera de la habitación de Taehyung y respiró profundo. Está bien, sólo necesita
entrar y explicarle a Taehyung por qué toda esta situación estaba tan jodida y
lo mucho que estaban destinados a estar juntos.
Simple, ¿verdad?
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