martes, 10 de mayo de 2022

CAPITULO 4

Taehyung se tumbó en su cama, agarrando una almohada y envolvió sus brazos alrededor de ella. No podía creer que Yoongi estuviera aquí. No lo había visto desde que salió de su apartamento hacía varias semanas. Sentía que vivía en el infierno desde entonces.

 

Había echado de menos a Yoongi cada segundo de cada día. Y eso había creado un agujero enorme en su interior, un doloroso y profundo agujero en su pecho que Taehyung sabía que nunca se llenaría. Sin importar lo que pasara, Yoongi era su compañero. Y sin importarle lo que Taehyung sintiera, le había dejado más que claro que no lo quería. La prueba estaba en el dolor que irradiaba por su cuerpo mientras forzaba sus rodillas para levantarse.

 

Taehyung no pudo detener las lágrimas que corrían por su rostro mientras pensaba en todo lo que había perdido. Estaba acoplado a un hombre que lo despreciaba. El médico le dijo que nunca podría cambiar de nuevo, y ahora tenía que estar en la misma casa con el único hombre que no podía tener. Se preguntó cuánto tiempo pensaba quedarse Yoongi y lo difícil que sería evitarlo.

 

Escuchó a alguien en la puerta, Taehyung volvió la cabeza, esperando ver a Jin. Se llenó de temor cuando vio a Yoongi en la puerta. Cuando Yoongi se dirigió hacia él, Taehyung se deslizó de la cama tratando de alejarse de él tanto como pudiese.

 

Hey, Taehyung, te he traído algo de comer ―dijo Yoongi cuando puso la bandeja en la mesita de noche y se sentó a un lado de la cama, mirando a Taehyung.

 

 Cuando extendió la mano hacia él, Taehyung se encogió de miedo. Yoongi detuvo su mano a mitad de camino de la cara de Taehyung y luego lentamente la bajó de vuelta a su regazo.

 

―¿Taehyung? ¿Ocurre algo? ¿Sientes dolor?

 

Taehyung rápidamente sacudió la cabeza, con miedo de hablar.

 

―¿Tienes hambre?

 

Taehyung sacudió la cabeza otra vez. No, no tenía hambre. Dudaba de que pudiera comer ni un bocado en estos momentos. Era probable que no pudiera mantenerlo dentro. Sólo quería que Yoongi se marchara, que se fuera. No quería sentir miedo.

 

Bueno, aquí estoy. ¿Te importa si como aquí contigo?

 

Los ojos de Taehyung se agrandaron. ¿Yoongi quería comer aquí con él? No creía que pudiera soportarlo. Tanto como temía a Yoongi, el mero olor del hombre lo encendía. Sabía que si Yoongi se quedaba en la habitación, lo olería.

 

Por favor, vete de aquí ―murmuró en voz baja.

 

No puedo irme lejos, Taehyung. Este es mi lugar ―respondió Yoongi casi en silencio.

 

Taehyung rápidamente sacudió la cabeza.

 

―No, por favor ―gritó, casi sollozando, cuando Yoongi se inclinó y estrechó sus brazos a su alrededor.

 

Puso sus manos sobre su pecho, tratando de alejarlo. Yoongi pareció hacer caso omiso de su lucha. Taehyung sintió el calor del cuerpo de Yoongi cuando el hombre lo cogió y lo abrazó más cerca.

 

Oh, cariño, por favor, cálmate. Nadie va a hacerte daño, te lo prometo. No dejaré que nadie te haga daño ―canturreó Yoongi contra la cabeza de Taehyung―. Dime quién te hizo esto y me aseguraré de que no te hieran de nuevo.

 

 Taehyung se quedó mirando a Yoongi en estado de shock. Él no lo sabía.

 

―Tú…tú me hiciste esto. Me has hecho daño ―susurró.

 

Yoongi se limitó a mirarlo. Taehyung miró su boca abierta como si él le quisiera decir algo y luego la cerró de nuevo. Cuando finalmente dijo algo, Taehyung no se sorprendió por su negación. Lo esperaba. Yoongi no querría admitir que no era perfecto.

 

No, Taehyung, debes estar equivocado. Yo no te haría esto. Tú eres mi compañero. Nunca te haría daño ―dijo Yoongi pesadamente, su voz llena de consternación.

 

Tú me hiciste esto. ¿Crees que estoy mintiendo? Dijiste que nunca ibas a ser mi compañero, que nunca me amarías, y luego me empujaste por la habitación ―Taehyung gritó en el momento en que terminó.

 

Taehyung ―respondió Yoongi en voz baja, atormentado.

 

Taehyung empezó a golpear a Yoongi en el pecho y los hombros, con todo su dolor e ira acumulada en el último par de meses, de repente se soltó mientras lloraba.

 

―Te odio. Tú me hiciste esto. ¡Lo has tomado todo de mí, y te odio!

 

Yoongi lloró mientras envolvía sus brazos alrededor de Taehyung, sujetándole los brazos contra su pecho. Nunca podría haber imaginado que podía sentir el nivel de dolor que había sentido cuando Taehyung dijo que lo odiaba. Sintió el frío propagándose a través de su estómago cuando consideró que podría haber herido a Taehyung.

 

Se tragó su desesperación por la garganta, cuando le susurró a Taehyung, con las manos frotando suavemente la espalda de Taehyung mientras trataba de calmarlo.

 

―Shhh, cariño, todo va estar bien. Shh.

 

Un dolor profundo y desconocido llenó su pecho, cuando los gritos de Taehyung se calmaron con un hipo ocasional. Yoongi sólo lo abrazó cuando cayó en un sueño inquieto, sus manos agarradas de la camisa de Yoongi. Cada vez que empezaba a moverse, Taehyung protestaba, apretando sus manos con más fuerza.

 

Yoongi se limitó a quedarse donde estaba, saboreando la sensación de tener a Taehyung en sus brazos. Sabía que sería la última vez que le abrazaría.

 

Yoongi no podía pedirle que lo aceptara después de lo que había hecho, no importaba lo mucho que pudiera desearlo.

 

Por primera vez en su miserable vida, tenía que poner a alguien más antes de sí mismo. No estaba seguro de cómo iba a lograrlo, lo haría aunque fuera lo último que hiciera. Taehyung se merecía por lo menos eso de él.

 

Estaba claro ahora para Yoongi que Taehyung se merecía mucho más. Se merecía las cosas que Yoongi nunca sería capaz de darle. Nunca podría llevarse el dolor de Taehyung, volver atrás y deshacer lo que había hecho. Pero podía asegurarse de que estuviera mejor en el futuro.

 

Eso incluía que Taehyung no tuviera miedo de su pareja. Si él se iba, Taehyung no tendría miedo nunca más. Yoongi nunca se había sentido tan avergonzado de sí mismo como se había sentido cuando Taehyung se había alejado con miedo de él. No quería volver a ver de nuevo esa mirada en los ojos de su compañero.

 

 Yoongi giró la cabeza cuando oyó la puerta abrirse y vio a Namjoon mirándole. Hizo un gesto hacia la forma durmiente de Taehyung, llevando su dedo a los labios para decirle que se callara. Con cuidado, se separó del agarre de las manos de Taehyung, y rodó fuera de la cama.

 

Yoongi agarró la manta doblada al final de la cama y cubrió a Taehyung. Lo miró por un momento, tratando de memorizar sus hermosos rasgos, y luego se volvió hacia Namjoon y señaló la puerta. Yoongi miró a Taehyung por última vez antes de cerrar la puerta en silencio detrás de él. Al entrar en la sala, se dirigió a la puerta. Se detuvo justo antes de llegar a ella, tomando una respiración profunda.

 

Te voy a enviar algo de dinero para los gastos médicos de Taehyung y para todo lo que necesite ―dijo en voz baja, incapaz de mantener fuera el temblor de su voz―. Si le buscas un lugar agradable para vivir, un lugar donde pueda moverse con facilidad, lo arreglaré todo para enviarte algunos fondos para comprarlo y para pagar una enfermera que lo ayude. También me gustaría que hicieras los arreglos para que consiga terapia de rehabilitación. Pagaré los gastos, por supuesto.

 

Yoongi, ¿a dónde vas? ―preguntó Namjoon cuando Yoongi tocó el picaporte de la puerta.

 

Me voy. Es lo que Taehyung quiere, lo que necesita ―dijo Yoongi, sintiendo las lágrimas derramarse de sus ojos ante la sola idea de dejar a su compañero. No importaba a dónde fuera o dónde se quedara Taehyung, aun así seguirían siendo compañeros y siempre lo serían.

 

No puedes dejarle. Te necesita. Eres su compañero ―argumentó Namjoon.

 

Soy la última cosa que necesita, Namjoon ―Yoongi… Me odia, Namjoon.

 

No, no lo hace. Ahora mismo no está más que enfadado contigo. Le dejaste sin ninguna explicación, ¿recuerdas? ―Namjoon le recordó. Yoongi sabía que sólo quería tranquilizarle pero nada lo haría en ese momento.

 

Todo lo que le había pasado a Taehyung era su culpa.

 

No ―Yoongi rio amargamente mientras se volvía hacia atrás para mirar a Namjoon―. Me odia, y tiene todo el derecho a odiarme. Yo lo haría.

 

Yoongi, tú eres su pareja. Él...

 

Yo lo hice, Namjoon. Yo soy el que le lastimó ―dijo Yoongi en voz baja.

 

Cuando Namjoon se limitó a mirarlo, con la boca abierta asombrado, Yoongi se dejó caer de rodillas, su dolor era abrumador. Sus manos se apretaron en puños. Las golpeaba contra sus muslos, mientras las lágrimas caían por su rostro.

 

Lo hice cuando estuve aquí la última vez. Estaba tan ocupado tratando de negarlo, que lo rechacé, y él salió herido. ¿Es de extrañar que me odie? Soy su compañero. Se supone que debo cuidar de él. En lugar de eso, le he causado un dolor inimaginable.

 

Namjoon se arrodilló en el suelo al lado de Yoongi, frotándole la espalda.

 

―Yoongi, todo va a estar bien. Vamos a superar esto.

 

―¿Cómo podremos supera esto, Namjoon? Me odia ―exclamó Yoongi―. En primer lugar lo reclamo, entonces lo dejo. Cuando vuelvo, no lo recuerdo y lo niego, hiriéndole en el proceso. ¿Qué más va a pasar? Está mucho mejor sin mí.

 

Yoongi, ¿pudiste explicarle lo del envenenamiento con plata? Sé que eso no es una excusa, pero explícale por qué no le recordabas. Y yo, que te conozco desde hace casi veinte años, sé que nunca harías daño a nadie intencionadamente. Si hubiera pasado como dices, habría sido un accidente.

 

―¿Y eso lo mejora? ¿Hace que todo esté bien?

 

No, pero...

 

―¿Yoongi? Tengo que ir a la cama. ¿Crees que podrías venir a ayudarme?

 

Yoongi miró hacia arriba para ver a Taehyung en la puerta. Un gesto ansioso cubría sus labios. La preocupación hacía que las sombras alrededor de los ojos de Taehyung parecieran más oscuras.

 

Por supuesto, Taehyung ―respondió Yoongi rápidamente mientras se secaba las lágrimas de los ojos, poniéndose en pie para cruzar la habitación hacia él. Oyó la risa suave de Namjoon mientras seguía a Taehyung al dormitorio.

 

Taehyung se sentó en el borde de la cama, apoyando sus muletas en la pared, Yoongi se arrodilló a sus pies, tirando de los zapatos y poniéndolos al lado de la mesita de noche.

 

―¿Qué otra cosa puedo hacer?

 

Necesito esos frascos de allí en el tocador ―dijo Taehyung mientras señalaba hacia su vestidor. Yoongi se puso de pie. Podía sentir los ojos de Taehyung en él cuando cogió los tres frascos de píldoras y un tubo de pomada. Rápidamente se volvió para regresar cuando vio a Taehyung de pie delante de él en nada más que un par de calzoncillos bóxer.

 

Tragando saliva con el nudo en la garganta, se acercó y le entregó los frascos. Cerró los ojos un momento, rezando para que Taehyung no se diera cuenta de la dureza en sus pantalones u oliera el aroma de su excitación.

 

 Al abrir los ojos, vio a Taehyung mirándolo todavía. Levantó el tubo de pomada.

 

―Necesito que me frotes esto en la espalda. El médico dice que ayudará con la hinchazón.

 

Sí, apostaba que ayudaría.

 

Cogió la pomada. Sólo la idea de frotar algo sobre Taehyung sin duda aumentaba su hinchazón. Sólo esperaba ser capaz de esconderla de Taehyung. Sin embargo, por la risita en la cara de Taehyung, no creía haber hecho un muy buen trabajo.

 

―¿Cómo quieres hacer esto? ―preguntó, casi tragándose su propia lengua cuando Taehyung sólo levantó una ceja hacia él―. Quiero decir, ¿cómo...?

 

Es más fácil si me acuesto en la cama y te sientas a horcajadas sobre mis piernas. Recuerda no presionar demasiado fuerte o me dolerá ―le dijo Taehyung cuando se dio cuidadosamente la vuelta y subió a la cama, acostándose sobre su estómago.

 

Yoongi lo miró fijamente, apretando los dientes mientras tocaba la piel suave debajo de él. Incluso aunque le parecía que Taehyung estaba más delgado, suponía que debido a su lesión y al tiempo en el hospital, seguía siendo el hombre más sexy que hubiese visto. ¿Y se suponía que debía frotar la crema en él?

 

«¡Oh, diablos!»

 

―¿Y bien? ―preguntó Taehyung mientras giraba la cabeza para mirarle―. ¿Vas a ayudarme, o tengo que llamar a Jin?

 

No, yo lo haré ―dijo Yoongi, mientras subía a la cama y se sentaba a horcajadas sobre las piernas de Taehyung. Oh mierda, el pequeño culo perfecto de Taehyung estaba justo frente a él. Yoongi podía sentir su polla palpitante en contra de su cierre, queriendo salir, con ganas de llegar a ese pequeño culo perfecto.

 

 Respiró hondo y volcó el tubo de crema, tirando algunos chorros en sus manos antes de cerrar la botella y dejarla caer en la cama junto a él. Frotándose las manos para calentar la crema, empezó a frotarla en la espalda de Taehyung, con cuidado para evitar ir demasiado abajo.

 

Pero, al parecer, Taehyung no tenía la misma idea. Movió las manos hacia abajo y empujó el borde de sus bóxers hasta justo por encima de la suave curva de las nalgas de su culo.

 

―Es necesario que lo frotes un poco más abajo que es donde está la lesión.

 

―¿Qué ocurrió exactamente, Taehyung? ―le preguntó Yoongi mientras frotaba más abajo.

 

Taehyung estaba tan tranquilo, Yoongi se preguntó si le respondería. Pero entonces sintió que tomaba una respiración profunda y le oyó empezar a hablar.

 

Mi lesión está en la vértebra L de mi espina dorsal, o vértebras lumbares, que están conectadas a los nervios en las piernas, especialmente los de mis muslos. Es por eso que tengo que usar las muletas para desplazarme. Mis piernas no siempre hacen lo que quiero que hagan.

 

―¿Siempre tendrás que usarlas?

 

Taehyung se encogió de hombros.

 

―No sé, tal vez. Los médicos del hospital me dijeron que nunca volvería a caminar, y se equivocaron, así que...

 

Yoongi dejó caer la cabeza hacia abajo en la mitad de la espalda de Taehyung, vencido por sus sentimientos de culpa.

 

―Lo siento mucho, cariño. Nunca quise hacerte daño. Por favor, créeme. Yo no te haría daño por nada del mundo.

 

Se incorporó cuando Taehyung se empujó hacia atrás contra él, levantándose cuando Taehyung se dio la vuelta sobre su espalda. Sólo sabía que si Taehyung lo reprendía de nuevo, le diría lo que ya sabía, que él era una persona horrible.

 

Háblame sobre el envenenamiento con plata ―dijo Taehyung cuando se apoyó en su espalda, mirándole con curiosidad. Sólo en ese momento Yoongi se dio cuenta de que Taehyung había escuchado su conversación con Namjoon.

 

Te ayudaré a acostarte y entonces te lo diré ―dijo Yoongi mientras rodaba lejos de Taehyung a un lado de la cama―. ¿Quieres ir al baño o algo así?

 

Taehyung asintió con la cabeza. Se dio la vuelta hacia el borde de la cama y cogió sus muletas. Yoongi se agachó y levantó a Taehyung en sus brazos, llevándole al cuarto de baño. Con mucho cuidado le puso en sus pies antes de salir y cerrar la puerta.

 

Apoyó la cabeza contra la madera fresca mientras esperaba que Taehyung cuidara de sus asuntos, saltando cuando la puerta se abrió.

 

Taehyung le dio una sonrisa avergonzada, extendiendo los brazos.

 

Yoongi le devolvió la sonrisa. Recogió a Taehyung en sus brazos y lo llevó a la cama. Apartó la colcha y lo acostó antes de cubrirlo de nuevo. Empezó a sentarse a un lado de la cama cuando Taehyung tiró de la colcha, mirándole con expectación.

 

Oh, Taehyung, esto no es una buena idea.

 

―¿Por favor?

 

Suspirando profundamente, Yoongi lentamente se desabrochó la camisa en caso de que Taehyung quisiera protestar. Yoongi miró a Taehyung con atención buscando cualquier signo de malestar. Cuando no lo vio, dejó la camisa sobre una silla cercana. Se quitó las botas de los pies y luego los calcetines antes de arrodillarse a un lado de la cama.

 

―¿No te vas a quitar los jeans? ―preguntó Taehyung.

 

 Uh, Taehyung, no llevo nada debajo de mis jeans ―dijo Yoongi, sintiendo subir su rubor.

 

Taehyung sólo sonrió y cerró los ojos.

 

―No voy a mirar, te lo prometo.

 

Yoongi miró a Taehyung por un momento antes de desabrochar rápidamente sus jeans y sacárselos. Se metió en la cama tan rápido que Taehyung se rio tontamente, rodando en su contra. Descansó con su rostro en el pecho de Yoongi, sus piernas apretadas contra su costado.

 

Yoongi inhaló rápidamente, sintiendo el cuerpo de Taehyung presionado contra el suyo. ¿Por qué no podía haber descubierto esto antes de que lo jodiera todo? Taehyung se sentía maravillosamente presionado contra su cuerpo, la suavidad de su piel calentando cada lugar que tocaba.

 

Taehyung se deslizó hasta que su cabeza se apoyaba en el brazo de Yoongi. Puso una mano vacilante sobre su pecho.

 

―Bien, estoy metido en la cama. Ahora, cuéntame.

 

Yoongi respiró profundamente, dejando escapar el aire despacio.

 

―Unos días antes de que nos conociéramos, mi hermano y algunos de sus amigos trataron de matarme con cuchillos de plata. Quería ser el siguiente en la línea de sucesión del Alfa. Me defendí, pero salí herido y envenenado con plata.

 

―¿Tu hermano trató de matarte? ―susurró Taehyung. Yoongi podía escuchar el disgusto en su voz ante la idea.

 

Las cosas son diferentes de donde yo vengo, Taehyung. Es una lucha constante por la clasificación, por una posición en la manada. En cierto sentido, es el perro comiendo al perro.

 

―¡Dios mío! ―exclamó Taehyung.

 

Le atrajo con el brazo, acariciando a Taehyung en el hombro.

 

―Está bien, Taehyung. No tiene por qué venir detrás de mí ahora. Renuncié a mi posición en la manada a su favor. Se lo puede quedar y toda la basura que va con ella.

 

 ―¿Renunciaste a ser el próximo Alfa? ¿Por qué demonios hiciste eso? ―preguntó Taehyung. El asombro se mostraba claramente en el rostro de Taehyung cuando le miró.

 

Yoongi se encogió de hombros.

 

―Me pareció que era lo que debía hacer en ese momento. ―No podía decirle a Taehyung que había renunciado a ser el Alfa de la manada para estar con él, no cuando Taehyung ya no le quería. Yoongi no quería que Taehyung se sintiera mal.

 

Así que, ¿qué tiene todo esto que ver conmigo?

 

Oh, dulzura, me gustaría que no tuviera nada que ver contigo, pero sí que tiene. La noche que te reclamé estaba sufriendo por la intoxicación con plata.

 

―¿Estás diciendo que si no hubieras estado intoxicado nunca me hubieras reclamado? ―susurró Taehyung.

 

―¡Dios, no! No estoy diciendo nada de eso, Taehyung. Es simplemente la razón por la que no lo recuerdo. De hecho, hay alrededor de unas tres semanas de la que no me acuerdo nada. Recuerdo haber llegado a la ciudad, y luego nada hasta que desperté en cama, en mi casa.

 

―¿Por lo tanto, era en serio cuando dijiste ese día que no me conocías?

 

Yoongi asintió con la cabeza.

 

―Lo siento, Taehyung. Lamento no haberte reconocido.

 

―¿Realmente no recuerdas reclamarme?

 

Yoongi podía oír tanta tristeza en la voz de Taehyung que se le hizo agua los ojos.

 

―Sé que lo hice. Sé que tú eres mi compañero, pero no, no lo recuerdo.

 

Él levantó una ceja interrogante cuando Taehyung se echó a reír. Se rio tan fuerte que las lágrimas corrían por su rostro. Yoongi empezó a preocuparse por el sonido de su risa amarga. Cuando Taehyung finalmente se calmó, puso su cabeza sobre el pecho de Yoongi. Podía sentir que las lágrimas de Taehyung seguían cayendo por su piel, incluso después de que la risa se detuvo.

 

Me guardé para ti, ¿lo sabías? Yo quise que mi primera vez fuera con mi compañero, quería que fuera algo especial. ¡Qué estúpida idea! Ni siquiera lo recuerdas ―exclamó Taehyung. Su mano apretada en un puño sobre el pecho de Yoongi.

 

Yoongi se esforzó por no llorar a la par con él. Lo había reclamado, había tomado su virginidad, y ni siquiera lo recordaba. Daría cualquier cosa para recordar un poco de lo ocurrido.

 

Lo siento, Taehyung. No sabes cuánto lamento no recordarlo. Debería haber sido un momento especial para ambos. Por lo menos tienes los recuerdos. Sin embargo, yo sé que te reclamé, pero no recuerdo nada de ello. No sé si alguna vez lo recordaré.

 

Yoongi se acercó para acariciar la mano de Taehyung cuando él sollozó. Taehyung le dio la mano, agarrándose a él.

 

―Fue muy bonito.

 

―¿Fui… fui bueno contigo? ―preguntó vacilante Yoongi.

 

Sí.

 

«¡Gracias a Dios!»

 

Yoongi estaría devastado si no hubiese hecho agradable la primera vez de Taehyung. Él no lo recordaba, pero Taehyung sí. Yoongi se consoló con el conocimiento de que le había dado a Taehyung algo bueno que recordar.

 

―¿Te hice daño? Entonces, quiero decir, no más tarde.

 

No, no me hiciste daño.

 

Por lo menos tenía eso. Si aquel momento era todo cuanto podía tener con Taehyung, al menos había conseguido que fuera agradable para él.

 

―Me alegro, Taehyung.

 

 Tal vez te lo cuente en algún momento ―murmuró Taehyung.

 

Yoongi levantó la cabeza para mirar hacia abajo a Taehyung. ¿Hablaba en serio?

 

En primer lugar, la idea de Taehyung describiéndole su primera vez juntos le excitaba más allá que cualquier otra cosa. En segundo lugar, que Taehyung incluso considerara que ellos pudieran verse de nuevo, hacía que quisiera besarlo por todas partes.

 

Realmente debiste haber pensado que yo era un pirado completo ese día en mi apartamento ―Taehyung se rio entre dientes.

 

No sabía qué pensar, Taehyung. Sé que no me gustaba la forma en la que Namjoon te hablaba, pero no entendía por qué. También pensé que parecías la maldita cosa más sexy que hubiese visto ―dijo Yoongi.

 

Entonces abrí la boca.

 

Me sorprendiste, eso es seguro. Estaba convencido de que no te conocía. No fue hasta que Namjoon empezó a hablar conmigo y Jin hizo su pequeña… cosa, que me di cuenta de que podría haber algo real en lo que habías dicho.

 

―¿Por qué me dejaste, entonces?

 

Necesitaba tiempo para pensar. Crecí sabiendo exactamente a dónde iba mi vida. Era el sucesor del Alfa. Ni siquiera consideraba otra vida. De alguna manera me atabas.

 

Yo nunca te habría impedido ser el Alfa, Yoongi. Seguramente ya lo sabes.

 

No lo habrías hecho, pero estaba acoplado a ti. Mi padre no tolera que nadie tenga una relación con otro del mismo sexo. Tampoco la mayor parte de mi manada. Si me acoplaba contigo, no podía ser el Alfa.

 

 Taehyung se quedó en silencio por un momento, pero cuando comenzó a hablar, su voz sonaba tan suave que Yoongi tenía que inclinarse para oírlo.

 

―Lo siento, Yoongi. Si quieres irte, lo entenderé.

 

No me iré, Taehyung ―Yoongi le aseguró mientras le apretaba la mano―. No se me ocurre ningún otro lugar en el que prefiera estar más que aquí contigo.

 

―¿No quieres ser el Alfa de tu manada? ―Taehyung sonaba escéptico.

 

Yoongi no podía culparle. ¿Qué lobo no querría ser el Alfa de su propia manada, además de él? Yoongi sacudió la cabeza.

 

―No, nunca lo quise. Se esperaba que simplemente lo hiciera desde antes de que pueda recordarlo. Siempre he querido ser el dueño de un rancho de caballos. ¿Y tú?

 

Taehyung se encogió de hombros.

 

―No sé. Creo que nunca he pensado en ello.

 

―¿Qué piensas acerca de los caballos? ¿Te gustan? ―preguntó Yoongi cruzando los dedos mentalmente.

 

Nunca he estado cerca de alguno. ¿Por qué? ―preguntó Taehyung con curiosidad mirando a Yoongi.

 

Pensé que tal vez te gustaría que compráramos un rancho o algo así, si tú quieres. Te puedo enseñar lo que no sepas acerca de los caballos ―Yoongi le aseguró, preguntándose si había cruzado el límite. Taehyung no había dicho que fuera a dejarle quedarse, pero tampoco había dicho que no pudiera.

 

―¿Podríamos tener un perro?

 

«¡Sí!» Yoongi en silencio se felicitó a sí mismo.

 

―¿Qué clase de perro quieres? ―preguntó en su lugar.

 

 No sé. Nunca he tenido un perro, y siempre he querido uno ―dijo Taehyung, encogiéndose de hombros.

 

―¿Qué tal si conseguimos uno después de que encontremos una casa? Jin dijo que ya tiene un lugar que quiere enseñarnos mañana.

 

De acuerdo.

 

Yoongi estaba allí, con Taehyung en sus brazos. Se preguntó cómo Taehyung podía ser tan indulgente con él después de todo lo que le había hecho. Él probablemente gritaría y gritaría, pero Taehyung sólo quería saber si podría tener un perro. ¿Cómo demonios había conseguido ser tan afortunado?

 

―¿Yoongi?

 

―¿Sí, Taehyung?

 

―¿Podré quedarme cuando traigas a tu esposa a casa? ―preguntó Taehyung vacilante.

 

Taehyung, no estoy casado ―dijo Yoongi, confundido.

 

Ahora no, pero lo estarás algún día.

 

―¿Con quién crees que me voy a casar? ―preguntó Yoongi, levantando la cabeza para mirar hacia abajo a Taehyung otra vez.

 

Vio a Taehyung dejar caer sus ojos cuando se encogió de hombros.

 

―No sé, pero no estarás solo para siempre.

 

Taehyung, no estoy solo ahora. ―Seguramente Taehyung no lo entendía. Ellos se habían acoplado. Eso significaba que no iba a estar con nadie más que con él.

 

Pero me dijiste que no estabas casado.

 

Y no lo estoy, pero estoy acoplado a ti, Taehyung. Eso significa que no estoy solo ―razonó Yoongi.

 

 Lo sé, pero no puedes vivir toda la vida sin sexo. Encontrarás a alguien algún día. Probablemente querrás casarte y tener hijos. Sólo necesito saber cuál es mi posición una vez que la traigas a casa.

 

¿Toda su vida sin sexo? ¿Quería esto decir que Taehyung no quería volver a estar con él? ¿Se habían complicado tanto las cosas entre ellos? Yoongi casi se echó a reír. Por supuesto que sí. ¿Por qué Taehyung querría considerar la posibilidad de tener intimidad con él después de lo que le había hecho?

 

Nunca tendrás que marcharte, Taehyung. Donde quiera que yo tenga una casa, tú también ―dijo Yoongi, mientras trataba de contener las lágrimas―. Y nunca llevaré a nadie a nuestra casa.

 

―¿Entonces… entonces establecerás dos casas?

 

La voz de Taehyung parecía estar llena de confusión. Yoongi no quería hablar de esto con él. Si lo ponía en palabras, se haría más real. Prefería fingir que volvería a suceder.

 

No, dulzura. Nuestra casa siempre será mi único hogar. Yo nunca te haría eso.

 

Entiendo, sólo por favor, si vamos a vivir juntos, no las traigas a casa. Sé que tengo que compartirte, pero realmente preferiría que no las llevaras a casa. ¿Tal vez podrías conseguir un apartamento en la ciudad para eso o algo así?

 

Yoongi se deslizó contra la cabecera, mirando fijamente a Taehyung.

 

―¿Quiénes son ellas, Taehyung? ¿A quién crees que voy a traer a casa?

 

Tus amigas ―dijo Taehyung, como si fuera un hecho.

 

―¿Qué amigas?

 

 Taehyung se encogió de hombros, con el rostro un poco rojo.

 

―A quien quiera que vayas a… para, bueno, ya sabes.

 

Taehyung, si no quieres tener sexo conmigo, está bien. No lo haremos, pero eso no significa que habrá una serie de personas en mi vida, tampoco. Me tomo muy en serio el acoplamiento. Nunca sería infiel.

 

Taehyung se sentó, mirando a Yoongi con total confusión.

 

―Pero, yo pensaba…—le dijo—,…pero no eres gay. Tú lo dijiste en mi apartamento.

 

―¿De eso es de lo que se trataba todo esto? ―le preguntó Yoongi asombrado antes de empezar a reír―. Dulzura, te dije que no era gay, porque todavía estaba convencido de que sería el Alfa de mi manada. Los Alfas en mi manada no pueden ser gay. Esa es una de las razones por las que me fui. Taehyung, soy tan gay como tú.

 

―¿Tú eres gay? ―susurró Taehyung.

 

Yoongi miró a Taehyung. La expresión del rostro de su compañero era casi cómica. Le miraba asombrado. Yoongi tenía ganas de reír. En su lugar, tomó a Taehyung de los hombros y tiró de él hacia arriba, presionando sus labios contra los suyos dándole un beso largo y apasionado.

 

Oyó a Taehyung gimotear cuando su lengua se movió acariciando sus labios. Lo acercó más, envolviendo sus brazos alrededor de su espalda hasta que se sumergió más profundamente en su boca. Podía sentir las manos de Taehyung apretadas contra su pecho, su polla endureciéndose contra su cadera.

 

Levantando la cabeza, Yoongi examinó los aturdidos ojos de Taehyung.

 

―Soy muy gay, Taehyung. Realmente me gustaría tener la oportunidad de demostrártelo. Pero esta vez, no hay excusas, ningún envenenamiento con plata, ni recuerdos olvidados. Esta vez, los dos vamos a saber lo que estamos haciendo.

 

 Taehyung asintió con la cabeza lentamente. Yoongi se inclinó y lo besó. Se prometió que iba a hacer de esta experiencia la mejor de la vida de Taehyung, incluso mejor que la primera vez, lo que podría ser difícil teniendo en cuenta que no recordaba la primera vez, pero estaba dispuesto a intentarlo.

 

Yoongi deslizó las manos por el pecho liso de Taehyung. Cuando la palma de su mano le rozó los pezones, escuchó una interrupción en la respiración de Taehyung. Sus manos se quedaron, los dedos tirando de los pequeños nudos de color marrón claro. Taehyung gimió y Yoongi se sentía como un dios.

 

Separó sus labios de Taehyung y se deslizó por su cuerpo. Era hermoso, tan perfectamente formado. Yoongi no podía entender cómo podía haber olvidado haber hecho el amor con él. Sintió la urgente necesidad de explorar cada pulgada cuadrada de piel que pudiera encontrar, sólo que en esta ocasión no iba a olvidarlo.

 

Con ese solo pensamiento en mente, Yoongi empujó los bóxers de Taehyung por sus piernas y los arrojó al otro lado de la habitación. Sonrió abiertamente a Taehyung sintiéndose salvaje y libre, por primera vez en mucho tiempo, luego bajó sus labios al cuerpo de Taehyung, listo para empezar la exploración.

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CAPITULO 8

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