―¿Cómo está él, señor?
Yoongi sonrió.
―Está
bien, Albert. Sólo necesitaba un poco más de sangre.
―¿Logró
que bebiera?― preguntó Albert, escaneando rápidamente el cuerpo de Yoongi hasta
que sus ojos se posaron en su muñeca. Hizo una mueca ante la gasa blanca que
cubría la muñeca de Yoongi.
―Está
bien, Albert ―dijo Yoongi―. Logré que bebiera lo suficiente para que tenga un
mejor color y ya no se ve tan demacrado. Va a estar bien.
―¿Sabe
qué le sucedió, señor?― preguntó Albert―. ¿Alguien lo envenenó otra vez?
Yoongi negó con la cabeza.
―No, no
lo creo, Albert.
―¿Entonces
por qué estaba tan enfermo?
Yoongi frunció el ceño, mirando hacia abajo a sus manos. De
todas formas, incluso en su propia cabeza parecía un idiota. Taehyung le había
explicado sobre el acoplamiento y sobre beber su sangre. Lo sabía antes de
irse, que Taehyung podría estar en peligro. Y de todos modos se fue.
La condición actual de Taehyung era su culpa. No era de
extrañar que el hombre no quisiera tener nada que ver con él. Él no lo querría
si estuviera en la misma posición. Mentir parecía algo pequeño en comparación.
―¿Señor?
―Sólo
necesitaba un poco de sangre, Albert.
―Pero
traté de conseguirle un donante, señor ―dijo Albert―. Se enfadó tanto conmigo.
Me echó fuera de sus aposentos y se rehusó a abrirle la puerta a quien fuera.
―Sí,
sobre eso… ―Yoongi fue evasivo. Inclinó la cabeza por un momento y luego miró a
Albert, sintiéndose increíblemente incómodo―. Ahora soy el único que le puede
dar sangre.
―Pero
eso quiere decir… ―Albert palideció. Sus ojos se abrieron. Luego pareció
recobrar el control de sus sorprendidas emociones. Inclinó la cabeza con una
ligera reverencia―. Alteza.
―Oh
infiernos, Albert ―dijo Yoongi―. Aún soy un hombre lobo.
―Puede
ser así. Sin embargo, como el compañero del Príncipe Taehyung, ahora es su
consorte, y como tal debe ser tratado apropiadamente.
Yoongi hizo rodar sus ojos. Esto sólo se ponía mejor y mejor.
Necesitaba un título tanto como necesitaba un agujero en la cabeza. Primero, no
sabía nada sobre ser de la realeza. Se sentía más cómodo en una barbacoa en el
jardín.
―Por
supuesto necesitamos planificar la ceremonia de compromiso y presentarlo al aquelarre.
―continuó Albert. Yoongi podía ver los engranajes moviéndose en la cabeza de Albert.
Prácticamente salía humo de sus oídos―. Tal vez un cóctel.
―Albert,
detente ―dijo rápidamente Yoongi―. Nada de fiestas. Taehyung no está en
condiciones de ir a fiestas con nadie.
―Pero
Alteza, tenemos que hacer una ceremonia de compromiso. ―Albert parecía como si
fuera a caerse―. Simplemente es así como deben hacerse las cosas.
Yoongi suspiró.
―Está
bien, te diré algo. Puedes planear la ceremonia de compromiso, pero eso es
todo. ¿Entendido?
Albert asintió rápidamente.
―Ahora
Taehyung necesita descansar ―continuó Yoongi―. Tú planéala y te haré saber
cuándo Taehyung puede asistir. ¿Está bien para ti?
―Oh, sí,
Alteza. ―Albert sonrió radiante―. Usted es muy comprensivo, señor.
Jungkook rompió en carcajadas, apoyándose en el mostrador
como si lo necesitara o podría caerse al suelo.
―¿Él es
muy comprensivo? Espera a que vivas con él un tiempo. Esa opinión podría
cambiar.
No fue hasta que Jungkook dijo las palabras que Yoongi se
dio cuenta que estaba acoplado con un Príncipe vampiro, él dejaría a su manada
para vivir en un aquelarre de chupasangres. Yoongi se estremeció. Eso podría
ser interesante.
―¿Yoongi?―
dijo Jungkook, apoyando sus manos en los brazos de Yoongi, mirándolo
preocupado―. No quise decir nada con eso.
Yoongi sonrió, dándole palmaditas en la mano a Jungkook.
―Lo sé,
entrometido. No fue por eso. Me acabo de dar cuenta que tendré que dejar Wolf
Creek. Supongo que cuando descubrí que Taehyung era mi compañero nunca
consideré eso.
―Oh ―Jungkook
se mostró pensativo un momento―. ¿No hay manera de que puedas seguir viviendo
aquí? ¿Tal vez Taehyung esté de acuerdo en vivir aquí con nosotros?
―No,
dulzura, él es el Príncipe de su aquelarre ―dijo Yoongi―. Lo correcto es que él
esté allí con ellos. Y yo… yo necesito…
―Y tú
eres su compañero ―Jungkook terminó por él―. Necesitas estar con él.
Yoongi asintió.
―Sí, eso
suena bastante exacto.
―Entonces,
¿Qué vas a hacer?
Yoongi se encogió de hombros.
―¿Las
maletas?
―¿No
crees que deberías poner a tu pareja nuevamente en pie antes de hacer planes
para mudarte con él?― preguntó Jungkook, con una pálida ceja rubia arqueada a
modo de pregunta.
Yoongi se rió fuertemente.
―Eso
probablemente sea una buena idea.
―¿Cómo
de mal está?
Yoongi negó con su cabeza.
―No
tengo ni idea. Antes de Taehyung, nunca había estado cerca de un vampiro. No
tengo ni idea de qué necesita o cuánta sangre necesita para estar normal, lo
que sea que signifique estar normal. Normalmente es tan pálido, es difícil de
decir.
―¿Si me
permite, señor?― preguntó Albert.
Yoongi lo miró, asintiendo.
―Si el
Príncipe bebe sangre de hombre lobo, con unas pocas veces bastará para que
vuelva a la normalidad. Dependiendo, por supuesto, de cuanto consuma en cada
mordisco, Alteza.
―Por
supuesto.
―Si
usted ya lo ha alimentado una vez, señor, debe estar en camino para volver a la
normalidad ―dijo Albert―, la sangre de hombre lobo es mucho más potente que la
sangre humana.
Jungkook resopló.
―Eso he
oído. ―Yoongi hizo una mueca.
Albert miró hacia atrás y adelante entre Yoongi y Jungkook.
―¿Dije
algo malo, señor?
―No, no
exactamente, Albert ―contestó Yoongi―. La hermana de Taehyung hizo un pacto con
algunos miembros de nuestra antigua manada para vender sangre de hombres lobos.
Ella atacó a Jimin, nuestro Alfa y a Jungkook, antes de que nos mudáramos aquí.
Trató de matarlos para sacarlos del camino porque ellos se oponían a su plan.
Así fue como murió.
―Una
estupidez, si me lo pregunta ―contestó Albert―. La Princesa Wendy no era más
que un dolor de cabeza para el Príncipe Taehyung. Siempre se estaba metiendo en
un problema u otro. Sólo me sorprende que alguien no la matara antes.
―¿Oh?
―No me
gusta hablar mal de los muertos, pero esa mujer era malas noticias ―dijo Albert―.
Siempre pensó que su estatus la hacía mejor que todos los demás, que las leyes
que gobernaban a nuestra gente no se aplicaban en ella.
Albert negó con su cabeza, con los labios fruncidos.
―Ella
nunca entendió que la familia real está ahí para guiar a las personas, para
cuidar de nosotros. El Príncipe Taehyung entiende eso. Sabe que es su deber
enseñarnos la diferencia entre el bien y el mal.
―¿Crees
que esa podría ser la razón por la cual fue envenenado?― preguntó Yoongi―.
¿Podría alguien quererlo fuera del camino, así ellos podrían gobernar el
aquelarre a su antojo?
―Si la
Princesa Wendy aún estuviera con vida, habría dicho que ella sería la candidata
perfecta para eso. A ella nunca le gustó la idea de que el Príncipe Taehyung
reinara en el aquelarre y no ella.
―¿Porque
es una chica?
―No,
porque ella nació en segundo lugar ―dijo Albert―. El primero que nace siempre
gobierna. Sin importar si el primogénito es hombre o mujer. Sólo importa quien
llega primero.
―Entonces,
¿Si la princesa elimina a su hermano matándolo?― preguntó Yoongi―, ¿Sería ella
la siguiente en gobernar?
Albert asintió.
―El
aquelarre debe ser regido por un miembro de la familia real. Si el Príncipe
Taehyung muriera, Wendy habría heredado el aquelarre.
―Si Wendy
está muerta y luego Taehyung es asesinado, entonces, ¿Quién queda como
heredero?
Albert frunció el ceño.
―No
estoy seguro. Ellos son los únicos niños nacidos de su padre, y su linaje
siempre fue sucedido por el noble que gobernara antes de ellos. Él gobernó por
más de doscientos años antes de su muerte.
―¿Qué
hay de su madre?
―¡Esperen!―
gritó Jungkook―. ¿Me estás diciendo que tu gente muere de vejez? Pensé que eran
inmortales o algo así.
―Sólo en
las películas de Hollywood ―respondió Albert, sonriendo ligeramente antes de
borrar la sonrisa de su rostro―. No, tendemos a vivir más tiempo, pero podemos
morir al igual que todos los demás. Aunque los miembros de la familia real
tienden a vivir más que los miembros normales de nuestro aquelarre. El padre
del Príncipe Taehyung vivió hasta los setecientos cuarenta y tres años.
―¿Cómo
murió?― preguntó Jungkook.
―Fue
atacado y asesinado por el Príncipe de otro aquelarre. ―Albert se encogió de
hombros―. Eso pasa.
―¿Mucho?―
preguntó Yoongi―. ¿Podría ser ese el motivo por el que alguien envenenara a
Taehyung?
―Nuestro
aquelarre es un aquelarre muy deseado. Taehyung tiene mucho territorio e
incluso mucha influencia ―contestó Albert, palideciendo un poco―, supongo que
todo es posible.
―¡Joder!―
soltó Yoongi. Miró a Albert, con la certeza de que alguien quería sacar a
Taehyung de la foto. Por lo que al traer al Príncipe a Wolf Creek podría
haberle salvado la vida.
―Envenenaron
su vino, Albert ―dijo Yoongi―. Lo olí con mi propia nariz. ¿Quién podría
haberlo hecho? ¿Hay alguien en el aquelarre que tenga resentimiento contra
Taehyung o que piense que ellos tienen derecho a su reino?
La frente de Albert se arrugó mientras pensaba. Finalmente,
después de unos momentos, negó con su cabeza.
―No.
Todo el mundo lo ama. Nuestro aquelarre ha prosperado bajo el reinado del
Príncipe Taehyung, más de lo que lo había hecho en siglos. No puedo pensar en
alguien que quiera lastimarlo.
―¿Qué
hay de mí? Se suponía que bebería el vino junto a Taehyung. Además de todo el
asunto del hombre lobo, ¿Habría otra razón para tratar de matarme?
―Si
alguien sabía que los dos estaban acoplados, sí.
Yoongi negó con su cabeza.
―Nos
acoplamos hasta después de eso.
―¿Se lo
dijiste a alguien antes de acoplarse?― acotó Jungkook.
Está bien, ahí fue cuando sus problemas empezaron. Yoongi no
tenía ni idea. Taehyung podría habérselo dicho a todo el mundo y Yoongi no lo
sabía. El hombre ya había sido envenenado y se había recuperado para el momento
en que se acoplaron.
―Yo no
se lo dije a nadie, pero Taehyung podría haberlo hecho ―finalmente contestó.
Albert negó con su cabeza.
―No, yo
habría sido el primero a quien se lo dijera, y nunca lo hizo.
Eso hizo que Yoongi se sintiera aun peor. Aparentemente
Taehyung no le había dicho a nadie que ellos estaban acoplados. Ya sea porque
no le importaba o porque no quería que nadie lo supiera. Yoongi no estaba
seguro de qué hacer sobre eso.
―¿Crees
que tu compañero estará ya despierto para responder algunas preguntas?―
preguntó Jungkook―. Podría darnos una mejor idea de quién está detrás de él.
Yoongi asintió.
―Esa
probablemente sea una buena idea. Iré a ver como está y veré si está despierto.
Se dirigió a su dormitorio, frotando sus manos sudorosas en
los jeans. No sabía qué decirle a Taehyung. Era obvio incluso para Yoongi que
ellos eran físicamente compatibles. Era fuera de la cama donde parecía que
tenían un problema.
Si pudieran superar todo esto, Yoongi sabía que ellos
podrían ser una pareja formidable. El poder superarlo parecía ser el problema.
Yoongi aún no confiaba en que él no mintiera, pero eso palidecía en comparación
a su culpabilidad ante la condición de Taehyung.
Taehyung no podría vivir sin él. La transgresión de Yoongi
había puesto en peligro la vida de Taehyung. El que Taehyung mintiera sólo era
frustrante. ¿Qué parecía ser peor? Yoongi sabía que lo suyo. Taehyung tenía
todo el derecho a no querer nada con él.
Yoongi esperaba que su compañero fuera más indulgente que él. Abriendo
la puerta del dormitorio, caminó a un lado de la cama. Odiaba molestar a
Taehyung. Él necesitaba descansar, pero Yoongi necesitaba respuestas y sólo
Taehyung podía darlas.
Se inclinó para agarrar y sacudir el hombro de Taehyung,
pero su mano sólo se hundió en las mantas. Yoongi frunció el ceño. Tomó el
borde de la manta y tiró hacia atrás por completo para encontrar la cama vacía.
Su mente era una nube de confusión, Yoongi miró alrededor de
la habitación. Todo estaba donde debería estar. Nada parecía estar fuera de
lugar… excepto la puerta doble, que estaba abierta. Yoongi se puso de pie de un
salto y corrió hacia la puerta.
Abriéndolas, con la esperanza de ver el apuesto rostro de
Taehyung, Yoongi se sorprendió al no ver nada más que el bosque detrás de su
casa. Parecía que no había señales de lucha, no habían forzado la entrada,
ninguna señal de nada. Ni siquiera de Taehyung.
Yoongi cerró las puertas y se dirigió a la cocina donde Albert
y Jungkook esperaban.
―Taehyung
se fue.
―¿Se
fue?― preguntó Jungkook.
―Se ha
ido, perdido, lo que sea. Él no está aquí ―dijo bruscamente Yoongi―. Regresé al
dormitorio y sus mantas estaban apiladas en la cama, pero él no estaba ahí. Las
puertas del patio estaban abiertas, pero no había señales de él.
―¿Podría
alguien habérselo llevado, señor?
―No lo
sé ―contestó Yoongi. Se paseaba por la cocina, empujando su mano por su
cabello―. Quiero decir, supongo que alguien podría haber entrado y llevárselo,
pero habríamos sentido su aroma, ¿verdad?
Se detuvo y miró a Jungkook y a Albert.
―¿Verdad?
Jungkook asintió rápidamente.
Albert simplemente se encogió de hombros.
―No lo
sé, señor. Yo no soy un hombre lobo.
―Eso
quiere decir que Taehyung se fue por su propia cuenta. ―susurró Yoongi. La
conversación de antes se repetía en su mente. Taehyung quien prefería morir que
estar acoplado a él. Yoongi pensó que sólo estaba enfadado. Nunca se imaginó
que su compañero podría hablar en serio.
―Debemos
llamar a Jimin.
Yoongi miró a Jungkook y asintió, agradeciendo que alguien
estuviera usando la cabeza. No podía dejar de pensar en las palabras de
Taehyung. ¿Su compañero lo odiaba tanto que prefería morir a estar con él?
¡Espera!
Él dijo que no lo odiaba, de hecho dijo justo lo contrario. Lo opuesto al odio
es el amor, ¿No es así? ¿Pero si Taehyung lo amaba, por qué se iría? Yoongi
frotó sus manos sobre su rostro mientras se llenaba de angustia. Sabía la
respuesta.
Taehyung se fue porque sintió que no tenía otra opción.
Yoongi hizo todo lo posible, incluso dijo abiertamente las palabras, diciéndole
a Taehyung que ellos nunca tendrían una relación. El hombre no tenía ninguna
razón para quedarse y era lo suficientemente orgulloso para no rogar.
Yoongi se sintió como el idiota más grande del mundo.
Mientras más pensaba en ello, más sabía que toda esta situación recaía
completamente en sus hombros. Necesitaba encontrar a Taehyung antes de que se
metiera en más problemas de los que ya tenía.
―Voy a
buscar a Taehyung ―dijo Yoongi―, llama a Jimin, luego a Dowoo y dile a ambos
qué es lo que está pasando. Llevo mi móvil conmigo. Si encuentras a mi
compañero, llámame.
―¿Pero
qué sucede, Yoongi?― gritó Jungkook mientras Yoongi se dirigía a su
dormitorio―. ¿Qué debo decirles?
Yoongi se detuvo. Miró sobre su hombro a Jungkook.
―Diles
que mi compañero vampiro está perdido en un valle lleno de hombres lobos y sin
ninguna protección.
Taehyung sentía frío, frío hasta en los huesos. No podía
recordar haber estado así de frío, y había pasado una década en Siberia. Se sentía
congelado. Envolvió sus brazos a su alrededor, pasando sus manos arriba y abajo
por sus antebrazos para calentarlos. No sirvió de nada.
Parecía que nada ayudaba. Hacía un rato su visión empezó a
ser borrosa y ahora veía grandes puntos que se movían. Si recordaba algo de lo
que le habían advertido cuando era niño, era que la falta de sangre pronto
podría conducirlo a la ceguera total y entonces estaría jodido.
También había otros efectos secundarios por la falta de
sangre, como la pérdida de sus sentidos. Eventualmente se le haría difícil
mover sus manos y piernas, luego estaría muy cansado, con ganas de acostarse y
dormir. Aunque si se dormía, nunca despertaría.
Eso, por supuesto, era asumiendo que no se volviera salvaje
y atacara a alguien. Desde luego, ahora sólo podía beber la sangre de Yoongi,
pero de todas formas su instinto de cazador todavía le obligaría a encontrar
una fuente de sangre.
¿Y no
sería eso perfecto? Ahora que estaba acoplado con Yoongi, tomar sangre de
cualquier persona excepto su compañero podría volverlo loco y tendría que ser
sacrificado por la seguridad de todos los que lo rodeaban.
Su vida sólo se ponía más interesante a cada segundo. Estaba
en medio de un valle lleno de hombres lobos y en peligro de atacar a uno de ellos.
Haría un montón de amigos de esa manera.
Para colmo, estaba perdido. No sabía dónde estaba, o a donde
se dirigía. Podría estar caminando hacia el límite del territorio de la manada
de Wolf Creek o directo al centro de ella. De cualquier manera en que lo
mirara, estaba jodido.
―Oye
―dijo una voz detrás de él, haciendo que Taehyung saltara ―, ¿estás bien?
¿Necesitas ayuda?
Taehyung se dio la vuelta para ver a un hombre joven, de
cabello rubio rojizo, quieto detrás de él. Retrocedió lentamente, no muy seguro
de cuan peligroso podría ser. Olió el aire, pero su sentido del olfato había
disminuido con el resto de sus sentidos.
―Mi nombre
es Minho ―dijo el joven―, Choi Minho. ¿Puedo ayudarte?
Taehyung negó con la cabeza.
―No te
ves muy bien. ¿Quieres sentarte? ¿Necesitas un poco de agua o algo?― con cada
palabra, Minho se acercaba lentamente hasta que casi estuvo en frente de
Taehyung.
―Soy un
vampiro. ―Taehyung esperaba que el hombre joven se asustara o al menos se alejara
de él. No lo hizo. Sonrió y le tendió la mano.
―Eso es
genial ―dijo Minho―, yo soy un hombre lobo.
Taehyung frunció el ceño. Minho no estaba reaccionando de la
manera en que pensó que lo haría un hombre lobo. No se estaba encogiendo de
miedo. Ni siquiera estaba corriendo y gritando que había un vampiro en el
valle.
―¿Estás
seguro que no quieres sentarte y tomar un poco de agua?― preguntó Minho―.
Parece que estuvieras a punto de derrumbarte sobre tus pies.
―No, no.
Tengo que irme ―dijo Taehyung mientras se alejaba otra vez de Minho―. Necesito
llegar a casa. ―Se dio vuelta y empezó a caminar. Necesitaba alejarse de ese
chico antes de que hiciera algo verdaderamente estúpido. Sabía que estaba
acabado. No quería llevarse a nadie con él.
Aunque Minho parecía no entenderlo. Taehyung gruñó cuando el
chico dio un paso hacia él, con sus manos en los bolsillos.
―Entonces,
¿dónde está tu casa?― preguntó Minho.
―Muy
lejos de aquí.
―Sí, me
lo imaginé ―dijo Minho―. ¿Cómo es ser un vampiro y todo eso?
Taehyung no pudo evitar reírse. El chico parecía ser
imperturbable.
―Yo
tampoco soy de aquí ―dijo Minho―. De hecho acabo de mudarme.
Taehyung no dijo nada. Si se quedaba callado, tal vez el
chico entendería la indirecta y se iría. Cuando ignorar a Minho no funcionó, se
detuvo y se giró para mirarlo.
―¿Vas a
dejar de seguirme?
Minho frunció el ceño.
―¿Quieres
que lo haga?
Está bien, añadiría ser el mayor canalla del mundo a su
lista de ofensas.
―No,
supongo que no. Sólo es que no estoy seguro de que andar conmigo te granjee el
cariño de tus vecinos.
Minho bufó.
―Como si
me importara impresionar a los vecinos. Como dije, acabo de mudarme aquí. No
conozco a nadie excepto a mi antiguo Alfa, Jimin, a su compañero, Jungkook y a
Yoongi.
La respiración de Taehyung quedó atrapada en su garganta.
―¿Conoces
a Yoongi?
―Por
supuesto, él era el beta de mi antigua manada ―dijo Minho―. Tuvimos que
mudarnos aquí cuando un grupo de personas de nuestra manada fueron asesinadas.
―Se encogió de hombros―. Esto está bien, pero extraño mi hogar.
Minho era uno de los compañeros de la antigua manada de
Yoongi. Tenía que ser. Aquella manada de la que, la hermana de Taehyung, era la
responsable de que Minho tuviera que mudarse.
―Recuerdas
que soy un vampiro, ¿verdad?
Minho asintió.
―¿Y no
tienes miedo de mí?
―¿Vas a
hacerme daño?― preguntó Minho.
―No a
propósito, pero debes saber que la mujer que asesinó a la mayoría de tu manada
era mi hermana. ―Taehyung miró de cerca a Minho―. ¿No te molesta?
―Bueno
―dijo Minho―. Me imagino que si no me asesinaste en el acto, entonces no lo vas
a hacer. Con respecto a que tu hermana exterminara a los miembros de mi manada,
esa fue ella, no tú. Nadie debe ser responsabilizado por las acciones de otros.
Taehyung quedó boquiabierto.
―¿Siempre
eres tan comprensivo?
Minho se encogió de hombros.
―Claro.
¿Por qué no serlo?
―Porque
nadie piensa como tú.
―Tal vez
deberían ―respondió Minho―. Nadie debería ser responsabilizado por las acciones
de otros. No podemos controlar lo que otros hacen. Sólo podemos
responsabilizarnos por nuestros propios actos.
Taehyung sintió como si estuviera hablando con alguien mucho
mayor que él. Las palabras de Minho eran las de un hombre sabio y le hicieron
sentir como si tuviera tres años. También lo hizo sentir inferior a la
suciedad, porque sus actos, hasta el momento estaban lejos de ser honorables.
No sólo se propuso seducir a Yoongi desde el principio, se
había asegurado de que el hombre no tuviese opción.
¿Qué
decía eso sobre él y sus acciones? Es cierto, no había forzado a Yoongi, pero
se había asegurado de que estuviera de acuerdo. No había tenido en cuenta las
objeciones que pudiese tener Yoongi. Simplemente no le había importado. Lo vio,
lo quiso y lo tomó.
¡Era un
imbécil!
De repente, unos brazos lo envolvieron y Minho lo ayudó a
acercarse a un pequeño banco de madera.
―No
tienes muy buen aspecto, amigo.
―No me
siento muy bien.
Minho dejó caer sus manos y se recostó un poco en el banco.
―¿Quieres
hablar de ello? ―preguntó―. Soy un gran oyente.
Taehyung se encogió de hombros. No estaba seguro de qué
decir exactamente. Había tenido el regalo más precioso del mundo en sus manos y
lo había arrojado lejos porque actuó como un idiota pomposo.
―¿Conoces
a Yoongi?
―Por
supuesto.
―Es mi
compañero. ―A Taehyung le gustó la forma posesiva en que sintió esas palabras
en sus labios. Le daba una conexión con su compañero, aunque nunca sería capaz
de hacerla realidad y completar esa conexión.
―Eso es
más que genial ―dijo Minho―. Aún estoy buscando a mi compañero.
―Lo
encontrarás.
―¿Eso
crees?― Minho sonaba esperanzado.
―¿Por
qué no?― Taehyung se rió entre dientes―. Quien quiera que sea tu compañero,
también debe estar buscándote.
―Me
gustaría pensar que así es ―contestó Minho y luego se rió―. ¡Espero que sea
sexy!
―Sólo no
le mientas, Minho ―dijo Taehyung―. Te dará más problemas que Beneficios.
―¿Eso
fue lo que pasó?― preguntó Minho―. ¿Por eso no estás con Yoongi?
Taehyung asintió con la cabeza, pero le costó. Podía sentir
que se estaba cansando.
―Sí, fui
un estúpido. Realmente no tuve la intención de hacerlo, pero de todas formas
sucedió y ahora Yoongi no quiere tener nada que ver conmigo. No puedo decir que
lo culpo. ¿Quién quiere a un compañero que miente?
―¿Has
tratado de hablar con él? Algunas veces la comunicación puede recorrer un largo
camino para corregir los errores.
Taehyung sintió su rostro sonrojarse con un poco de color.
―Yoongi
y yo no tendemos a hablar mucho cuando estamos cerca el uno del otro.
―Tal vez
deberías intentarlo ―lo animó Minho.
Taehyung negó con la cabeza antes de inclinarse nuevamente
contra el respaldo del banco.
―Eso ya
no importa ―susurró, seguiría luchando hasta que no quedara ni la más mínima
parte, la pequeña porción que le pertenecía a Yoongi.
―Oye,
tío ―dijo Minho. Taehyung sintió que alguien abofeteaba un lado de su rostro,
pero se sentía demasiado cansado para que le preocupara quién y por qué lo estaba
haciendo―. Tío, vamos, despierta.
―Sólo
voy a dormir un rato, Minho ―susurró―. Dile… dile a Yoongi que lo siento.
―Se lo
puedes decir tú mismo, tío ―dijo Minho―. Vamos, puedes beber un poco de mi
sangre. A los vampiros les gusta la sangre de hombre lobo, ¿no es así?― Minho
se rió entre dientes―. Por supuesto que les gusta, tu hermana lo demostró.
Vamos, abre la boca.
Taehyung sintió que Minho presionaba su muñeca contra su
boca. La alejó.
―No
puedo, acoplado, ahora sólo puedo beber de Yoongi.
―¡Mierda!
Taehyung lo encontró gracioso. Comenzó a reír. Toda la
situación le divertía. Había sobrevivido más que la mayoría de los vampiros
sólo para ser derribado por su propia estupidez y por la única persona
predestinada a ser suya. Simplemente le parecía demasiado gracioso.
―Oh no,
tío, no pierdas la cabeza ―dijo Minho, riendo sólo un poco―. El que uno de
nosotros enloquezca es suficiente.
Taehyung movió la cabeza, Minho era demasiado adorable.
Realmente esperaba que encontrara a su compañero, y sobre todo uno bueno. Minho
se lo merecía.
―Ah, tío
―susurró Minho. Taehyung apenas abrió sus ojos ante el tono preocupado en la
voz de Minho―. Hay algunos tipos que se dirigen hacia aquí, y no los reconozco.
No me parecen muy amigables.
Taehyung volvió la cabeza para ver a un grupo con una pinta
horrible dirigirse hacia donde ellos estaban. Por primera vez en mucho tiempo,
el miedo lo colmó. Eran vampiros, al igual que él. Podía sentirlo. Y no estaban
aquí para pedir indicaciones.
―Vete, Minho,
aléjate mientras puedas.
―No te
voy a dejar aquí ―protestó Minho―. Además, puede que sólo estén perdidos o algo
así. Debes dejar de ser tan suspicaz, tío.
Taehyung agarró la camisa de Minho y lo agitó un poco.
―Son
vampiros, Minho y no están perdidos. Están aquí por mí. Ahora, vete.
Taehyung reunió lo último de su menguada energía. Podía
sentir que la adrenalina le daba un pequeño empujón. Necesitaba distraer a los
vampiros lo suficiente para que Minho escapara. Después de eso, podían acabar
con él.
Se puso de pie, alisó las solapas de su chaqueta y se
arregló el pelo, antes de girar para encarar a los vampiros. A propósito, se
colocó entre los vampiros, que sin duda estaban aquí para asesinarlo a él, y a Minho.
No sería responsable de que lastimaran al dulce joven.
―¿Encontraste
una mascota peluda, Taehyung?― gruñó el primer vampiro. Taehyung lo tomó por el
líder del grupo de cinco hombres.
―No
recuerdo haberte dado permiso para dirigirte a mí como tal ―Taehyung contestó
con voz altiva―. Soy el Príncipe Taehyung para ti.
―No para
el momento en que hayamos terminado contigo ―contestó el hombre. El grupo se
rió.
―¿Eres
un Príncipe?― preguntó Minho, claramente sorprendido―. ¡Tío!
―Minho,
vete, ¡ahora!
―Oh no.
Deja que la pequeña bola de pelos se quede.
Taehyung miró al vampiro.
―No lo
tocarás. Minho está bajo mi protección.
El hombre levantó sus manos y las agitó.
―Oh,
estoy tan asustado. ¿El grande y malo Príncipe vampiro va a morderme?
―Puede
que él no ―gruñó una profunda voz detrás de Taehyung. Lo que hizo que el vello
de su nuca se erizase y que su corazón latiera con alegría―. Pero yo podría.
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