domingo, 29 de mayo de 2022

CAPITULO 6

El corazón de Yoongi latía tan rápido en su pecho que apenas podía respirar. Sentía como si sus pulmones estuvieran contraídos mientras trataba de contener las lágrimas al oír las palabras de Tae. Nunca nadie lo había querido lo suficiente como para tener una segunda cita, menos dejar a su familia por él.

 

Muy bien, Taehyung.

 

Yoongi presionó su rostro entre los omóplatos de Tae cuando oyó las palabras de Dowoo y sintió su efecto sobre Tae. Esto no era como se suponía debían ser las cosas entre los miembros de una familia. Incluso con su limitada experiencia con su propia familia, Yoongi lo sabía.

 

Mi madre murió cuando yo era sólo un bebé. Realmente nunca la conocí —susurró Yoongi, sintiendo a Tae agitarse mientras hablaba—. Y mi padre, mi padre es un hombre que es manejado por la codicia. Él nunca tenía tiempo para mí o para cualquier otra persona que no le trajera algún tipo de ventaja en el mundo. No dejes que esto se interponga entre tú y tu familia, Tae. Te arrepentirás y entonces podrías comenzar a odiarme y... y no sé si podría vivir contigo odiándome.

 

Tae se dio la vuelta y agarró los brazos de Yoongi.

 

— Yoongi, yo nunca podría odiarte. Eres mi compañero, la persona más importante en mi mundo. Nunca me arrepentiré de escogerte.

 

Sí, pero…

 

Nada de peros, lindo bebé.

 

Si hablas en serio acerca de seguir con esto adelante, Taehyung, entonces tenemos que ir a hablar con tu hermano y hacer algunos planes. Sospecho que no tendremos mucho tiempo antes de que encontremos a Min Philip en nuestra puerta y tenemos que estar preparados. Tu madre también va a querer conocer a tu compañero.

 

El corazón de Yoongi tartamudeó cuando Tae se puso rígido y lentamente se volvió para mirar a su padre. Sabía que Tae estaba enojado por la forma en que su padre estaba actuando. Yoongi también lo estaba, pero renunciar a su familia no era algo que Yoongi le permitiría hacer, si podía evitarlo.

 

Tae —Yoongi se puso de puntillas para poder susurrarle a Tae al oído—. Escucha a tu padre. No dejes que esto se interponga entre ustedes. Por lo menos escucha  lo que tu padre tiene que decir. Si no nos gusta, podemos irnos más tarde, pero dale una oportunidad. Él te ama y no sabes lo raro que es eso.

 

Yo sí quiero a mi hijo, Yoongi —dijo Dowoo—. Estoy contento de que puedas reconocer eso.

 

Yoongi se encogió de hombros, aunque no estaba seguro de que Dowoo podía verlo con Tae parado entre ellos.

 

— No es difícil de reconocer. Usted sólo quiere lo mejor para Tae. Pero debe comprender que lo en su opinión es mejor para Tae puede no ser lo que él piensa es lo mejor.

 

Si Taehyung decide estar contigo, que así sea, pero todavía tenemos que discutir la situación de tu padre. — Dowoo señaló a Yoongi con el dedo—. Sabes tan bien como yo que es una amenaza para nuestro mundo, sobre todo sabiendo lo que ahora sabes. Si tu padre llega a descubrir nuestra capacidad de cambiar…

 

Lo usaría para sacar ventaja —terminó Yoongi por Dowoo.

 

Sí.

 

Estoy de acuerdo, y voy a ayudar en todo lo que pueda.

 

—¿Contra tu propio padre? Tengo dudas acerca de eso después de lo que le acabas de decir a Taehyung acerca de no interponerte entre nosotros.

 

Mi padre me odia. Siempre lo ha hecho. La única vez que ha pasado algún tiempo conmigo fue en el verano en el que cumplí quince años y sólo fue porque estaba enfermo y en el hospital. Después de eso, excepto cuando quiere algo de mí, ni siquiera escucho de mi padre. —Yoongi respiró profundo cuando se dio cuenta de que había consumido todo el aire en sus pulmones y luego continuó—: Si quiere a Tae, como dice que lo hace, y creo que lo hace, entonces quiero que Tae tenga eso.

 

Yoongi sintió la mano de Tae ir hacia atrás y darle a sus manos un pequeño apretón. Sabía que Tae estaba tratando de tranquilizarlo y se sintió agradecido por ese pequeño gesto. Yoongi le devolvió el apretón y luego miró a Dowoo de nuevo.

 

Haré cualquier cosa para mantener a Tae seguro.

 

 Por mucho que dijera sus palabras seriamente, Yoongi no esperaba tener que ponerlas a prueba demasiado pronto. No hizo más que terminar sus palabras y Tae y su padre se apresuraron a salir por la puerta de la casa. Ellos estaban de camino a la casa del hermano de Tae, la casa del sheriff.

 

Eso en sí mismo le daba a Yoongi mucho de qué preocuparse. La última vez, y única vez que se reunió con el sheriff, el hombre había venido a arrestar a Tae. Yoongi no quería ver que eso sucediera de nuevo. Evitar al hombre habría sido su plan de juego, pero ahora estaban conduciendo directo a la casa del hombre.

 

Ahora, Yoongi no sólo tenía que preocuparse por Dowoo sino también de su esposa e hijo. Sólo sabía que alguien iba a decir algo que convencería a Tae que Yoongi no valía el riesgo y entonces el hombre lo dejaría.

 

Yoongi lo sentía en lo profundo de su alma. Se dirigía a su perdición y no había nada que pudiera hacer para impedirlo. Yoongi sintió ganas de llorar, pero sabía que no le haría ningún bien. Si Philip  le enseñó algo, es que las lágrimas no lo llevaban a ninguna parte.

 

Yoongi sólo se mordió el labio y volvió la cabeza hacia la ventana, fingiendo mirar el cielo de la noche que pasaba de largo. Podía sentir la tensión en el cuerpo de Tae cuando el hombre se sentó junto a él y sabía que le temía a la confrontación que se avecinaba tanto como lo hacía Yoongi, sólo que por razones diferentes.

 

—¿Cómo lo estás llevando, lindo bebé?

 

Yoongi pegó una sonrisa en su cara y se volvió para mirar a Tae.

 

—Estoy bien. Un poco nervioso, supongo. Es natural sentirse nervioso, ¿no? Quiero decir, no es que esta sea una situación normal ni nada por el estilo, ¿verdad?

 

Todo va a salir bien, ya lo verás. Una vez que llegues a conocerlos, mi familia no es un mal lote. Ellos no tienden a dejar que una gran cantidad de extraños entren en su círculo por razones obvias.

 

Yoongi asintió, encogiéndose interiormente porque Tae lo llamara un extraño.

 

Sin embargo, una vez que te conozcan, te darán la bienvenida con los brazos abiertos, especialmente mi madre. Creo que ella te adorará.

 

—¿Sí? —preguntó Yoongi, esperando que su voz sonara algo normal, y si no lo hizo, que Tae asumiera que eran los nervios—. Háblame de ella. ¿Cómo es ella?

 

Algunas veces ella puede ser un poco intensa, ¿pero qué madre no lo es? —Tae se echó a reír.

 

No lo sé. Nunca conocí a mi madre.

 

Ya dijiste eso antes. ¿Cómo murió?

 

No lo sé, en verdad, creo que ella se enfermó o algo así. Mi padre se niega a hablar de ella conmigo. Cada vez  que le pregunto, él se enojaba mucho así que después de un tiempo dejé de preguntar. —Yoongi se encogió de hombros—. Parecía ser más fácil de esa manera.

 

Lo siento, Yoongi.

 

Sucedió hace mucho tiempo.

 

Eso todavía no lo hace más fácil para ti.

 

No, creo que no.

 

Bueno, sólo espera hasta que mi madre se entere. Ella te va a adoptar. Ya adoptó a Jin y le dijo a mi hermano Namjoon, que si alguna vez rompía con Jin, iba a patearle el culo sin reprimirse y se iba a quedar con Jin.

 

Espera, ¿pensé que se acoplaban de por vida?

 

Tae se echó a reír y le dio una palmadita a la pierna de Yoongi.

 

—Lo hacemos, lindo bebé. Creo que ella le estaba dejando saber a Namjoon cuál era su posición. A ella de verdad le gusta Jin.

 

Solo por el hecho de que a ella le guste Jin no quiere decir que yo le vaya a gustar, Tae.

 

Ella lo hará.

 

No puedes saber eso.

 

Mi madre es una de las mujeres más dulce y bondadosa que conozco, Yoongi. Ella haría cualquier cosa por cualquiera. Va a echarte un vistazo y querrá acurrucarte por completo.

 

Si ella es tan dulce, entonces ¿cómo fue que terminó con tu padre? A mí me parece que él se la podría comer viva.

 

Oh, no dejes que su dulzura te engañe. Mi madre tiene un esqueleto de acero. He visto alfas de otras manadas temblar en sus botas cuando ella se enoja. Creo que hasta mi padre le tiene miedo y él adora a la mujer.

 

Ella suena como una mujer formidable.

 

Lo es.

 

Y tú la quieres mucho, ¿no es así?

 

Sí, lo hago.

 

Yoongi asintió y volvió a ver pasar la noche. Ahora más que nunca sabía que no se interpondría entre Tae y su familia. A pesar del desacuerdo que Tae tenía actualmente con su padre, él lo amaba, y al resto de su familia.

 

Yoongi no podía alejar a Tae de eso. Tae sólo se arrepentiría en el futuro, y Yoongi no sabía si podía sobrevivir si Tae se arrepintiera de estar con él. Tenía que haber algún tipo de compromiso al que pudieran llegar, o algo así.

 

Tae, ¿qué pasa si consigo un apartamento en algún lugar, y vienes a verme cada vez que quieras? ¿Haría eso a tu padre feliz? Yo podría vivir allí y mi padre nunca tendría que saber acerca de ti o de tú familia.

 

—¿Qué?

 

Sólo estoy pensando. Si consigo un apartamento en algún lugar, como en el pueblo de al lado o algo así, lejos de tu familia. Podrías venir a verme todas las veces que quieras y mi padre nunca tendría que saber acerca de ti.

 

Yoongi, ¿te avergüenzas de mí?

 

—¡Dios, no! —Yoongi gritó y luego rápidamente apretó los labios cuando se dio cuenta de que le había gritado a Tae. Se miró las manos, retorciéndolas en su regazo—. No, por supuesto que no. Simplemente no quiero causarte problemas a ti o tu familia.

 

Yoongi, puede haber algunos problemas con tu padre, pero vamos a resolverlos. Tan pronto como mi familia se dé cuenta de que no voy a renunciar a ti, van a cambiar de opinión. Si no lo hacen, pues bien, encontraremos otro lugar para vivir.

 

—¿De verdad vas a quedarte conmigo? —Eso sorprendió más a Yoongi de que Tae cambiara a un lobo. Tae realmente parecía quererlo y Yoongi no lo entendía. Nadie había querido retenerlo, no por un plazo largo de todos modos.

 

Me voy a quedar contigo, Yoongi, y eso es una promesa.

 

Yoongi no podría haber evitado la sonrisa que apareció en su rostro, aún si sus pies se estuvieran incendiando. Una chispa en el interior de Yoongi se encendió y comenzó a arder más y más brillante cuando Tae le sonrió. Tae se iba a quedar con él. Yoongi estaba eufórico.

 

Me gustaría eso —dijo Yoongi—. Me gustaría mucho.

 

—¿Sí? —preguntó Tae—. A mí también, lindo bebé, a mí también.

 

Y toda la cosa peluda, no es un problema a menos que te eches en los muebles, pero supongo que me podría comprar una aspiradora muy potente, o tal vez comprar muebles de cuero como los que tienes tú. —Yoongi hizo chasquear los dedos—. Es por eso que tienes muebles de cuero, ¿verdad? Así que te echas por todo el lugar. Pero, ¿qué haces en el dormitorio? Quiero decir, cómo lo haces con las sábanas todas sucias y esas cosas o…

 

La risa de Tae apagó las palabras de Yoongi.

 

—Eres divertido, Yoongi. Sí, me echo, pero trato de no echarme en la casa. Prefiero hacer las cosas peludas afuera tanto como sea posible. Y no, no como comida de perro. Como comida regular al igual que lo haces tú.

 

Yoongi sintió su cara sonrojarse. Él iba a preguntar exactamente eso.

 

—Entonces creo que no es necesario el polvo anti pulgas, ¿eh?

 

No, directamente prefiero una ducha, muchas gracias.

 

—¿Necesitas a alguien que frote tu espalda? —Yoongi le hizo un guiño a Tae—. ¿Y tal vez el frente?

 

Dulce misericordia, vas a matarme, Yoongi —gruñó Tae. Los ojos de Yoongi se abrieron como platos cuando Tae llevó la mano hacia abajo y golpeó el bulto en sus pantalones un par de veces.

 

Oye —dijo Yoongi en voz alta al tiempo que tomaba la mano de Tae—, no hagas eso. Planeo utilizarlo más tarde.

 

Yoongi, si no hago eso, vamos a tener problemas. Estamos aquí y no quiero entrar en la casa de mi hermano con una erección.

 

Yoongi miró por la ventana del frente y tragó el nudo que repentinamente se formó en su garganta cuando vio a Tae aparcar en el camino de entrada.

 

—¿Llegamos? ¿Ya?

 

Yoongi, irá bien.

 

No eres el humano que se dirige a una manada de lobos que en realidad no te quieren aquí. Habla por ti mismo.

 

Tae se rio entre dientes, para consternación de Yoongi, pero se estiró y tomó su mano.

 

—Todo va a estar bien, lindo bebé. Quédate a mi lado e incluso me comprometo a morder a cualquiera que se aproxime demasiado a ti.

 

—¿Sí? —Tae hizo chasquear los dientes, lo que Yoongi encontró absolutamente hilarante. Empezó a reír, apoyando la cabeza contra el brazo de Tae. Su risa empezó a desvanecerse cuando sintió a Tae besar la parte superior de su cabeza.

 

Entremos y hagamos frente a la manada, y a este asunto con tu padre, y entonces te llevaré a casa y te follaré contra la pared como dije que lo haría.

 

—¿Me lo prometes? —Yoongi levantó la cabeza para mirar a Tae, rogando con los ojos. Quería tanto ser follado contra la pared por Tae. No había estado pensando en otra cosa desde que conoció al hombre, bueno, a excepción de todo este asunto de cambiar a un lobo y la animosidad con la familia de Tae.

 

Tae sonrió.

 

—Lo prometo, lindo bebé.

 

Yoongi asintió y salió del coche. Corrió alrededor del frente y tomó la mano que Tae le tendía. Mientras se dirigían a la casa, Yoongi envolvió su mano libre alrededor de su cintura, la cual se sentía como que se estaba retorciendo, sobre todo cuando vio a Dowoo esperarlos en el porche del frente.

 

Papá —se limitó a decir Tae mientras asentía con la cabeza.

 

Taehyung —respondió Dowoo, dándole una pequeña inclinación de cabeza—. Tu madre estará aquí pronto, al igual que tu hermano, Jimin, y su compañero. También espero que Ben y Reece se unan a nosotros en algún momento.

 

Tae volvió a asentir. Yoongi estaba confundido. No sabía quiénes eran esas personas y no entendía qué tenían que ver con la situación actual. Pensó que iban a la casa del sheriff para hablar de su padre.

 

Yoongi siguió a Tae y Dowoo dentro de la casa, tomando nota de la acogedora sensación en el momento en que entró. Yoongi se estremeció cuando una extraña sensación recorrió su columna vertebral. No era una mala sensación,  en verdad, pero Yoongi no podía entender lo que la estaba causando. Lo atribuyó a estar en un lugar desconocido en una situación verdaderamente extraña y pegó una sonrisa en su rostro cuando dos hombres desconocidos entraron en la habitación.

 

Yoongi, ¿recuerdas a mi hermano, Namjoon?

 

Yoongi asintió.

 

Él es Jin, el compañero de Namjoon. —Tae hizo un gesto al más bajo de los dos hombres—. Jin, él es Yoongi, mi compañero.

 

Ah, Tae, encontraste a tu compañero.

 

Yoongi parpadeó. Si no fuese sensato, juraría que el hombre estaba saltando en el lugar. Parecía emocionado, más que Yoongi, pero al menos la sonrisa en su rostro parecía real y no de cortesía.

 

Hola —dijo Yoongi, tendiéndole la mano. Lentamente, la dejó caer de nuevo a su lado y se acercó a Tae cuando la sonrisa de Jin se desvaneció y el hombre no tomó  su mano.

 

Yoongi, Jin no le da la mano a la gente —dijo Tae—. No le gusta tocar a otra persona a excepción de mi hermano, Namjoon.

 

Oh. —Yoongi se preguntaba si era él o si Jin era de esa manera con toda la gente. Probablemente era él.

 

Lo siento, Yoongi —dijo Jin—. Es difícil para mí tocar a otras personas.

 

No, eso está bien. —Yoongi sonrió para beneficio del hombre—. Entiendo.

 

En realidad no, pero Yoongi no causaría problemas. Ya había hecho bastantes. Si quería que la familia de Tae lo aceptara, Yoongi sabía que tendría que seguir las reglas. Eso fue algo que aprendió a muy temprana edad. La aceptación de las personas venía con un precio, y por lo general significaba que tenía que ser lo que ellos querían y actuar de la manera que esperaban.

 

Yoongi era un maestro en fingir.

 

—¿Por qué no nos sentamos todos para que podamos hablar? —dijo Namjoon—. Papá me puso algo al tanto cuando me llamó y me dijo que iban a venir, pero estoy seguro de que tienes algo más que nos puedas decir.

 

Yoongi siguió a Tae al sofá y se sentó tan cerca de él como pudo sin sentarse en el regazo del hombre. Se sintió un poco mejor cuando Tae acomodó los brazos alrededor de sus hombros.

 

Yoongi es mi compañero —comenzó Tae tan pronto todos estuvieron sentados—. Ya le expliqué acerca de la manada e incluso cambié para él. Me ha aceptado y eso debería ser el final de la historia. Sin embargo, papá siente que el padre de Yoongi podría ser un problema.

 

Creo que él tiene razón, Tae. Hice una pequeña investigación después de conocer a Yoongi, y su padre no es alguien a quien se deba molestar. —La cara de Namjoon era sombría cuando miró a Yoongi—. No sé cuánto sabes acerca de las prácticas de negocio de tu padre, pero no siempre están dentro de la legalidad.

 

No sé nada acerca de cómo mi padre lleva a cabo sus negocios, pero sí sé que él haría cualquier cosa para conseguir lo que quiere. Hacer dinero es menos importante para él que cómo lo hace. —Yoongi observó con detenimiento a todos los que estaban sentados allí, mirando a los ojos a cada uno de ellos—. Para mi padre, todo se trata de la caza. Estoy seguro que todos ustedes pueden apreciar eso.

 

Tu padre tiene los dedos en algunas jarras de galletas muy turbias.

 

Yoongi sintió sus cejas elevarse.

 

—¿Perdón?

 

Muchas de las empresas en la que está involucrado tu padre son turbias, por así decirlo. Algunas de mis investigaciones me llevan a creer que está siendo investigado por el gobierno federal a causa de algunos de estos acuerdos comerciales.

 

Oh, bueno, eso no me sorprende.

 

—¿No te sorprende? —preguntó Namjoon.

 

—¿Debería?

 

Él es tu padre.

 

Yoongi hizo una mueca y trató de encontrar la manera de contarle a esta unida familia sobre su relación con su padre.

 

—Mi madre murió cuando era un bebé. Creo que mi padre está resentido conmigo por ello. Creo que él me considera responsable de su muerte. Ella pudo haber sido la única persona que él alguna vez ha amado de verdad porque él nunca me amó.

 

Yoongi, no puedes saber eso —insistió Tae.

 

Lo sé, Tae. Estuve muy enfermo cuando crecía. Tuve que ver a un montón de médicos y hacerme un montón de exámenes. Mi padre nunca fue conmigo. Siempre me mandaba con uno de sus asistentes y mi niñera.

 

—¿Todavía estás enfermo? —preguntó Tae.

 

No, ahora estoy bien, pero estuve enfermo por mucho tiempo. La única vez que mi padre alguna vez mostró interés en mí fue el verano en que cumplí quince años. Lo que fuera que tuve repentinamente empeoró y estuve en el hospital por casi un mes. Dios, estaba tan enfermo que apenas recuerdo algo de esa época. Sólo recuerdo que mi padre estuvo allí varias veces, cuando me despertaba. Se veía tan preocupado, tan esperanzado de que los médicos pudieran sanarme.

 

—¿Pero ahora estás mejor?

 

Sí, lo que fuera que hicieran los médicos, supongo  me curó. Después de ese mes, ya estaba mucho mejor. Todavía tengo que ir a ver al médico una vez al mes para los análisis de sangre y esas cosas, pero mis síntomas no han reaparecido en los últimos diez años.

 

—¿Y qué hizo tu padre cuando te mejoraste, lindo bebé?

 

Yoongi inhaló lentamente mientras recordaba, el dolor fluyó a través de él por el abandono de su padre. Había sido un niño de quince años. Quería tanto la atención de su padre que casi había deseado estar otra vez enfermo, así su padre pasaría más tiempo con él. Eso no había sucedido.

 

Una vez que estuve mejor, mi padre como de costumbre regresó a sus negocios y me fui a un internado. Nos vemos una vez al año en Navidad. Aparte de eso, y unas cuantas llamadas telefónicas, cuando la jodo de alguna manera, no veo a mi padre. —Yoongi se inclinó un poco hacia delante para mirar a Dowoo—. Y es por eso que creo que mi padre no será un problema. Él me odia. No le podría importar menos lo que hago todo el tiempo mientras me mantenga apartado de los medios de comunicación y no lo avergüence.

 

Yoongi, estoy seguro de que crees eso, pero todavía tenemos que estar preparados en caso de que nos de problemas —dijo Dowoo—. Soy el Alfa de esta manada, el líder. Es mi deber cuidar de los miembros de la manada. Tengo que prepararme para cualquier cosa que vea como un peligro.

 

—¡Yo no soy un peligro!

 

Yoongi se puso de pie y caminó hacia la ventana, cruzando los brazos sobre el pecho mientras miraba hacia la oscuridad. ¿Por qué estas personas no entendían que él no era un peligro para ellos? Su padre no se preocupaba por él. No estaría interesado en dónde elegiría vivir Yoongi ni con quién, siempre y cuando Philip no fuera molestado.

 

—¿Yoongi?

 

Al no reconocer la voz que le hablaba, Yoongi se giró y vio a Jin de pie detrás de él. Le dio a Jin una débil sonrisa y se volvió para mirar por la ventana. No estaba seguro de que hubiese algo que Jin pudiera decir que realmente quisiera oír. No importa lo que hiciera, no podía ganar con esta gente. En cierto modo le recordaba el trato con su padre.

 

No creo que alguien te vea como un peligro, Yoongi — dijo Jin en voz baja—. Pero tienes que admitir que aquí todo el mundo tiene un gran secreto que debe mantener. Ser cuidadoso con cualquier persona que no forme parte de la manada es la única manera en que pueden hacer eso.

 

 Pensé que el estar acoplado con Tae significaba que sería aceptado en la manada. —La respiración de Yoongi tartamudeó en su garganta al inhalar bruscamente y se volvió para mirar a

Jin—. Pero supongo que eso es esperar demasiado.

 

Oh, Yoongi, no es…

 

Yoongi levantó la mano, deteniendo a Jin. Sonrió a pesar de las lágrimas que podía sentir amenazar derramarse de sus ojos.

 

—Está bien, realmente lo está. Entiendo. Son lobos. Soy un humano, y además un extraño. Creo que sería mejor si tan sólo me voy y entonces no habría más amenazas para la manada.

 

Yoongi comenzó a caminar pasando a Jin, con la intención de llegar a la puerta principal y alejarse, cuando Jin se acercó y le agarró el brazo. Estaba asombrado de que el hombre lo estuviera tocando después de que todos le explicaran acerca de que él no tocaba a nadie, Yoongi trató de apartar su brazo pero el apretón de Jin era como el acero.

 

Jin, qué... —Las palabras de Yoongi se apagaron cuando levantó la vista y vio el rostro de Jin.

 

Estaba pálido, como si hubiese sido totalmente desangrado. Su mandíbula estaba apretada, uno de los labios estaba ligeramente curvado hacia atrás. Pero los ojos de Jin eran lo peor. Eran blancos como si hubiesen rodado hacia atrás en la cabeza de Jin.

 

— ¿Jin?

 

El cuerpo de Jin repentinamente comenzó a temblar. Yoongi se acercó y cogió a Jin justo antes de que golpeara el suelo y luego lentamente lo bajó el resto del camino. Yoongi sólo tuvo un momento para mirar con horror hacia abajo a Jin antes de que fuertes brazos lo empujaran, rompiendo el fuerte agarre que Jin tenía sobre su brazo.

 

—¡Jin! —Namjoon gritó mientras se arrodillaba en el suelo junto a su compañero—. Jin, bebé, ¿qué sucede?

 

Yoongi retrocedió, sus ojos se abrieron cuando Jin levantó una mano y lo señaló a través de los temblores que sacudían su cuerpo.

 

—N… no… no l-l-lo toqu-toques.

 

Yoongi se encogió cuando todos los ojos en la sala se volvieron a mirarlo. Puro terror se extendió en él. Retrocedió negando con la cabeza todo el tiempo, hasta que sintió la pared detrás de él.

 

—¿Qué coño le hiciste a mi compañero? —gruñó Namjoon.

 

No hice nada —respondió Yoongi con una vocecita asustada—. Lo juro.

 

Yoongi podía sentir la animosidad dirigida hacia él y sabía que allí no encontraría comprensión por parte de nadie. Buscó a Tae, mirándolo de pie un poco más allá de donde estaba arrodillado Namjoon en el suelo con su compañero. Un destello de aprensión lo embargó cuando Tae lo miró con algo en sus ojos que Yoongi no pudo identificar.

 

—¿Tae? —Yoongi extendió una mano hacia el hombre sólo para ver con horror cómo Tae daba un paso atrás. La mano de Yoongi lentamente volvió a caer a su lado cuando Tae se negó a tomarla. En cambio, el hombre que profesaba que lo querría siempre se limitó a mirarlo como si hubiese hecho algo malvado.

 

Lo quiero encerrado hasta que Ben y Reece lleguen aquí y podamos resolver esto —espetó Namjoon mientras levantaba a Jin en sus brazos. La mirada que Namjoon envió en dirección a Yoongi fue mordaz y llena de más odio del que Yoongi había visto en los ojos de alguien, incluso en los de su padre—. Por ahora, métanlo en la despensa.

 

Yoongi retrocedió rápidamente cuando Dowoo y su hijo, Jimin, dieron un paso adelante pero no lo tocaron. En su desesperación, Yoongi trató de pasar junto a ellos saltando para llegar a Tae. Sólo sabía que si conseguía llegar con Tae todo iba a estar bien. Tae lo había prometido.

 

Pero Tae rápidamente se apartó de Yoongi, evitando su frenético avance. Yoongi sintió angustia, como nunca había sentido alguna vez, llenar cada célula de su cuerpo. Se tragó el sollozo que se elevó en su garganta, Yoongi miró a Tae.

 

Me hiciste creer... —Las lágrimas cegaron sus ojos y sofocaron su voz—. Pero mentiste.

 

Tae no dijo nada, se limitó a mirar a Yoongi con los ojos muy abiertos y una expresión de asombro, dejando a Yoongi con una inexplicable sensación de vacío. No se resistió cuando Dowoo y Jimin lo dirigieron saliendo de la sala de estar y entrar en la cocina.

 

Dowoo abrió una sólida puerta de madera a un lado de la habitación y le indicó a Yoongi que entrara. Yoongi lo hizo, sin tener otra opción, y de todos modos no le importaba si lo hacía. Su dolor era un enorme y doloroso nudo en su interior que lo ahogaba.

 

Yoongi caminó hacia la pared del fondo y se deslizó hasta el suelo, sus temblorosas piernas ya no eran capaces de mantenerlo en pie. Se mantuvo en posición vertical hasta que oyó la puerta cerrarse detrás de él y la habitación se sumió en la oscuridad.

 

Yoongi se hundió en el suelo y envolvió sus brazos alrededor de sí mismo, cediendo a los sollozos de angustia que lo embargaban. Sabía que Tae era demasiado bueno para ser verdad pero él quería mucho lo que el hombre le prometió.

 

Una vez más, le demostraron a Yoongi que aquellos de los que quería amor en realidad nunca lo amarían. Sabía que no debería haberlo esperado. Tendría que haber estado satisfecho con sólo una noche con Tae. Le habría dado un recuerdo agradable para visitar en esas noches solitarias que pasaría sin que nadie lo abrazara.

 

Había esperado demasiado y ahora tendría que pagar el precio, una vez más. Yoongi se encorvó aún más sobre sí mismo mientras intentaba razonar de por qué incluso lo había intentado. Era obvio que tenía un defecto fatal que lo hacía indeseable, no deseado. Cada vez que se lo demostraban, Yoongi hacía caso omiso y seguía intentando, esperanzado.

 

Pero no valía la pena. Nada valía la pena la angustia que sintió cuando Tae se apartó de él. Los sollozos de Yoongi se tranquilizaron a un hipo ocasional. Se secó los ojos y se prometió que sería la última vez que lloraría por alguien.

 

Yoongi cerró los ojos y oró por el sueño mientras enterraba todo lo que tenía, todo lo que sentía, tan profundamente en el interior de su mente y cuerpo como pudo. Nunca iba a permitir que nadie lo tocara de nuevo, no de forma real, y ciertamente no a su corazón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

CAPITULO 8

Amanecía. Jin y Namjoon se despedían de Taehyung Y Yoongi.   El destino los separaba una vez más.   Yoongi y Taehyung se quedaron en...