El corazón de Yoongi latía tan rápido en su pecho que apenas podía respirar. Sentía como si sus pulmones estuvieran contraídos mientras trataba de contener las lágrimas al oír las palabras de Tae. Nunca nadie lo había querido lo suficiente como para tener una segunda cita, menos dejar a su familia por él.
—Muy
bien, Taehyung.
Yoongi presionó su rostro entre los omóplatos de Tae cuando
oyó las palabras de Dowoo y sintió su efecto sobre Tae. Esto no era como se
suponía debían ser las cosas entre los miembros de una familia. Incluso con su
limitada experiencia con su propia familia, Yoongi lo sabía.
—Mi
madre murió cuando yo era sólo un bebé. Realmente nunca la conocí —susurró Yoongi,
sintiendo a Tae agitarse mientras hablaba—. Y mi padre, mi padre es un hombre
que es manejado por la codicia. Él nunca tenía tiempo para mí o para cualquier
otra persona que no le trajera algún tipo de ventaja en el mundo. No dejes que
esto se interponga entre tú y tu familia, Tae. Te arrepentirás y entonces
podrías comenzar a odiarme y... y no sé si podría vivir contigo odiándome.
Tae se dio la vuelta y agarró los brazos de Yoongi.
— Yoongi, yo nunca podría odiarte. Eres mi compañero, la
persona más importante en mi mundo. Nunca me arrepentiré de escogerte.
—Sí,
pero…
—Nada de
peros, lindo bebé.
—Si
hablas en serio acerca de seguir con esto adelante, Taehyung, entonces tenemos
que ir a hablar con tu hermano y hacer algunos planes. Sospecho que no
tendremos mucho tiempo antes de que encontremos a Min Philip en nuestra puerta
y tenemos que estar preparados. Tu madre también va a querer conocer a tu
compañero.
El corazón de Yoongi tartamudeó cuando Tae se puso rígido y
lentamente se volvió para mirar a su padre. Sabía que Tae estaba enojado por la
forma en que su padre estaba actuando. Yoongi también lo estaba, pero renunciar
a su familia no era algo que Yoongi le permitiría hacer, si podía evitarlo.
—Tae —Yoongi
se puso de puntillas para poder susurrarle a Tae al oído—. Escucha a tu padre.
No dejes que esto se interponga entre ustedes. Por lo menos escucha lo que tu padre tiene que decir. Si no nos
gusta, podemos irnos más tarde, pero dale una oportunidad. Él te ama y no sabes
lo raro que es eso.
—Yo sí
quiero a mi hijo, Yoongi —dijo Dowoo—. Estoy contento de que puedas reconocer
eso.
Yoongi se encogió de hombros, aunque no estaba seguro de que
Dowoo podía verlo con Tae parado entre ellos.
— No es difícil de reconocer. Usted sólo quiere lo mejor
para Tae. Pero debe comprender que lo en su opinión es mejor para Tae puede no
ser lo que él piensa es lo mejor.
—Si Taehyung
decide estar contigo, que así sea, pero todavía tenemos que discutir la
situación de tu padre. — Dowoo señaló a Yoongi con el dedo—. Sabes tan bien
como yo que es una amenaza para nuestro mundo, sobre todo sabiendo lo que ahora
sabes. Si tu padre llega a descubrir nuestra capacidad de cambiar…
—Lo
usaría para sacar ventaja —terminó Yoongi por Dowoo.
—Sí.
—Estoy
de acuerdo, y voy a ayudar en todo lo que pueda.
—¿Contra
tu propio padre? Tengo dudas acerca de eso después de lo que le acabas de decir
a Taehyung acerca de no interponerte entre nosotros.
—Mi
padre me odia. Siempre lo ha hecho. La única vez que ha pasado algún tiempo
conmigo fue en el verano en el que cumplí quince años y sólo fue porque estaba
enfermo y en el hospital. Después de eso, excepto cuando quiere algo de mí, ni
siquiera escucho de mi padre. —Yoongi respiró profundo cuando se dio cuenta de
que había consumido todo el aire en sus pulmones y luego continuó—: Si quiere a
Tae, como dice que lo hace, y creo que lo hace, entonces quiero que Tae tenga
eso.
Yoongi sintió la mano de Tae ir hacia atrás y darle a sus
manos un pequeño apretón. Sabía que Tae estaba tratando de tranquilizarlo y se
sintió agradecido por ese pequeño gesto. Yoongi le devolvió el apretón y luego
miró a Dowoo de nuevo.
—Haré
cualquier cosa para mantener a Tae seguro.
Por mucho que dijera
sus palabras seriamente, Yoongi no esperaba tener que ponerlas a prueba
demasiado pronto. No hizo más que terminar sus palabras y Tae y su padre se
apresuraron a salir por la puerta de la casa. Ellos estaban de camino a la casa
del hermano de Tae, la casa del sheriff.
Eso en sí mismo le daba a Yoongi mucho de qué preocuparse.
La última vez, y única vez que se reunió con el sheriff, el hombre había venido
a arrestar a Tae. Yoongi no quería ver que eso sucediera de nuevo. Evitar al
hombre habría sido su plan de juego, pero ahora estaban conduciendo directo a
la casa del hombre.
Ahora, Yoongi no sólo tenía que preocuparse por Dowoo sino
también de su esposa e hijo. Sólo sabía que alguien iba a decir algo que
convencería a Tae que Yoongi no valía el riesgo y entonces el hombre lo
dejaría.
Yoongi lo sentía en lo profundo de su alma. Se dirigía a su
perdición y no había nada que pudiera hacer para impedirlo. Yoongi sintió ganas
de llorar, pero sabía que no le haría ningún bien. Si Philip le enseñó algo, es que las lágrimas no lo
llevaban a ninguna parte.
Yoongi sólo se mordió el labio y volvió la cabeza hacia la
ventana, fingiendo mirar el cielo de la noche que pasaba de largo. Podía sentir
la tensión en el cuerpo de Tae cuando el hombre se sentó junto a él y sabía que
le temía a la confrontación que se avecinaba tanto como lo hacía Yoongi, sólo
que por razones diferentes.
—¿Cómo
lo estás llevando, lindo bebé?
Yoongi pegó una sonrisa en su cara y se volvió para mirar a Tae.
—Estoy bien. Un poco nervioso, supongo. Es natural sentirse
nervioso, ¿no? Quiero decir, no es que esta sea una situación normal ni nada
por el estilo, ¿verdad?
—Todo va
a salir bien, ya lo verás. Una vez que llegues a conocerlos, mi familia no es
un mal lote. Ellos no tienden a dejar que una gran cantidad de extraños entren
en su círculo por razones obvias.
Yoongi asintió, encogiéndose interiormente porque Tae lo
llamara un extraño.
—Sin
embargo, una vez que te conozcan, te darán la bienvenida con los brazos
abiertos, especialmente mi madre. Creo que ella te adorará.
—¿Sí?
—preguntó Yoongi, esperando que su voz sonara algo normal, y si no lo hizo, que
Tae asumiera que eran los nervios—. Háblame de ella. ¿Cómo es ella?
—Algunas
veces ella puede ser un poco intensa, ¿pero qué madre no lo es? —Tae se echó a
reír.
—No lo
sé. Nunca conocí a mi madre.
—Ya
dijiste eso antes. ¿Cómo murió?
—No lo
sé, en verdad, creo que ella se enfermó o algo así. Mi padre se niega a hablar
de ella conmigo. Cada vez que le pregunto,
él se enojaba mucho así que después de un tiempo dejé de preguntar. —Yoongi se
encogió de hombros—. Parecía ser más fácil de esa manera.
—Lo
siento, Yoongi.
—Sucedió
hace mucho tiempo.
—Eso
todavía no lo hace más fácil para ti.
—No,
creo que no.
—Bueno,
sólo espera hasta que mi madre se entere. Ella te va a adoptar. Ya adoptó a Jin
y le dijo a mi hermano Namjoon, que si alguna vez rompía con Jin, iba a
patearle el culo sin reprimirse y se iba a quedar con Jin.
—Espera,
¿pensé que se acoplaban de por vida?
Tae se echó a reír y le dio una palmadita a la pierna de Yoongi.
—Lo hacemos, lindo bebé. Creo que ella le estaba dejando
saber a Namjoon cuál era su posición. A ella de verdad le gusta Jin.
—Solo
por el hecho de que a ella le guste Jin no quiere decir que yo le vaya a
gustar, Tae.
—Ella lo
hará.
—No
puedes saber eso.
—Mi
madre es una de las mujeres más dulce y bondadosa que conozco, Yoongi. Ella
haría cualquier cosa por cualquiera. Va a echarte un vistazo y querrá
acurrucarte por completo.
—Si ella
es tan dulce, entonces ¿cómo fue que terminó con tu padre? A mí me parece que
él se la podría comer viva.
—Oh, no
dejes que su dulzura te engañe. Mi madre tiene un esqueleto de acero. He visto
alfas de otras manadas temblar en sus botas cuando ella se enoja. Creo que
hasta mi padre le tiene miedo y él adora a la mujer.
—Ella
suena como una mujer formidable.
—Lo es.
—Y tú la
quieres mucho, ¿no es así?
—Sí, lo
hago.
Yoongi asintió y volvió a ver pasar la noche. Ahora más que
nunca sabía que no se interpondría entre Tae y su familia. A pesar del
desacuerdo que Tae tenía actualmente con su padre, él lo amaba, y al resto de
su familia.
Yoongi no podía alejar a Tae de eso. Tae sólo se
arrepentiría en el futuro, y Yoongi no sabía si podía sobrevivir si Tae se
arrepintiera de estar con él. Tenía que haber algún tipo de compromiso al que
pudieran llegar, o algo así.
—Tae,
¿qué pasa si consigo un apartamento en algún lugar, y vienes a verme cada vez
que quieras? ¿Haría eso a tu padre feliz? Yo podría vivir allí y mi padre nunca
tendría que saber acerca de ti o de tú familia.
—¿Qué?
—Sólo
estoy pensando. Si consigo un apartamento en algún lugar, como en el pueblo de
al lado o algo así, lejos de tu familia. Podrías venir a verme todas las veces
que quieras y mi padre nunca tendría que saber acerca de ti.
—Yoongi,
¿te avergüenzas de mí?
—¡Dios,
no! —Yoongi gritó y luego rápidamente apretó los labios cuando se dio cuenta de
que le había gritado a Tae. Se miró las manos, retorciéndolas en su regazo—.
No, por supuesto que no. Simplemente no quiero causarte problemas a ti o tu
familia.
—Yoongi,
puede haber algunos problemas con tu padre, pero vamos a resolverlos. Tan
pronto como mi familia se dé cuenta de que no voy a renunciar a ti, van a
cambiar de opinión. Si no lo hacen, pues bien, encontraremos otro lugar para
vivir.
—¿De
verdad vas a quedarte conmigo? —Eso sorprendió más a Yoongi de que Tae cambiara
a un lobo. Tae realmente parecía quererlo y Yoongi no lo entendía. Nadie había
querido retenerlo, no por un plazo largo de todos modos.
—Me voy
a quedar contigo, Yoongi, y eso es una promesa.
Yoongi no podría haber evitado la sonrisa que apareció en su
rostro, aún si sus pies se estuvieran incendiando. Una chispa en el interior de
Yoongi se encendió y comenzó a arder más y más brillante cuando Tae le sonrió. Tae
se iba a quedar con él. Yoongi estaba eufórico.
—Me
gustaría eso —dijo Yoongi—. Me gustaría mucho.
—¿Sí?
—preguntó Tae—. A mí también, lindo bebé, a mí también.
—Y toda
la cosa peluda, no es un problema a menos que te eches en los muebles, pero
supongo que me podría comprar una aspiradora muy potente, o tal vez comprar
muebles de cuero como los que tienes tú. —Yoongi hizo chasquear los dedos—. Es
por eso que tienes muebles de cuero, ¿verdad? Así que te echas por todo el
lugar. Pero, ¿qué
haces en el dormitorio? Quiero decir, cómo lo haces con las sábanas todas
sucias y esas cosas o…
La risa de Tae apagó las palabras de Yoongi.
—Eres divertido, Yoongi. Sí, me echo, pero trato de no
echarme en la casa. Prefiero hacer las cosas peludas afuera tanto como sea
posible. Y no, no como comida de perro. Como comida regular al igual que lo
haces tú.
Yoongi sintió su cara sonrojarse. Él iba a preguntar
exactamente eso.
—Entonces creo que no es necesario el polvo anti pulgas,
¿eh?
—No,
directamente prefiero una ducha, muchas gracias.
—¿Necesitas
a alguien que frote tu espalda? —Yoongi le hizo un guiño a Tae—. ¿Y tal vez el
frente?
—Dulce
misericordia, vas a matarme, Yoongi —gruñó Tae. Los ojos de Yoongi se abrieron
como platos cuando Tae llevó la mano hacia abajo y golpeó el bulto en sus
pantalones un par de veces.
—Oye
—dijo Yoongi en voz alta al tiempo que tomaba la mano de Tae—, no hagas eso.
Planeo utilizarlo más tarde.
—Yoongi,
si no hago eso, vamos a tener problemas. Estamos aquí y no quiero entrar en la
casa de mi hermano con una erección.
Yoongi miró por la ventana del frente y tragó el nudo que
repentinamente se formó en su garganta cuando vio a Tae aparcar en el camino de
entrada.
—¿Llegamos? ¿Ya?
—Yoongi,
irá bien.
—No eres
el humano que se dirige a una manada de lobos que en realidad no te quieren
aquí. Habla por ti mismo.
Tae se rio entre dientes, para consternación de Yoongi, pero
se estiró y tomó su mano.
—Todo va a estar bien, lindo bebé. Quédate a mi lado e
incluso me comprometo a morder a cualquiera que se aproxime demasiado a ti.
—¿Sí? —Tae
hizo chasquear los dientes, lo que Yoongi encontró absolutamente hilarante.
Empezó a reír, apoyando la cabeza contra el brazo de Tae. Su risa empezó a
desvanecerse cuando sintió a Tae besar la parte superior de su cabeza.
—Entremos
y hagamos frente a la manada, y a este asunto con tu padre, y entonces te
llevaré a casa y te follaré contra la pared como dije que lo haría.
—¿Me lo
prometes? —Yoongi levantó la cabeza para mirar a Tae, rogando con los ojos.
Quería tanto ser follado contra la pared por Tae. No había estado pensando en
otra cosa desde que conoció al hombre, bueno, a excepción de todo este asunto
de cambiar a un lobo y la animosidad con la familia de Tae.
Tae sonrió.
—Lo prometo, lindo bebé.
Yoongi asintió y salió del coche. Corrió alrededor del
frente y tomó la mano que Tae le tendía. Mientras se dirigían a la casa, Yoongi
envolvió su mano libre alrededor de su cintura, la cual se sentía como que se
estaba retorciendo, sobre todo cuando vio a Dowoo esperarlos en el porche del
frente.
—Papá
—se limitó a decir Tae mientras asentía con la cabeza.
—Taehyung
—respondió Dowoo, dándole una pequeña inclinación de cabeza—. Tu madre estará
aquí pronto, al igual que tu hermano, Jimin, y su compañero. También espero que
Ben y Reece se unan a nosotros en algún momento.
Tae volvió a asentir. Yoongi estaba confundido. No sabía
quiénes eran esas personas y no entendía qué tenían que ver con la situación
actual. Pensó que iban a la casa del sheriff para hablar de su padre.
Yoongi siguió a Tae y Dowoo dentro de la casa, tomando nota
de la acogedora sensación en el momento en que entró. Yoongi se estremeció
cuando una extraña sensación recorrió su columna vertebral. No era una mala
sensación, en verdad, pero Yoongi no
podía entender lo que la estaba causando. Lo atribuyó a estar en un lugar
desconocido en una situación verdaderamente extraña y pegó una sonrisa en su
rostro cuando dos hombres desconocidos entraron en la habitación.
—Yoongi,
¿recuerdas a mi hermano, Namjoon?
Yoongi asintió.
—Él es Jin,
el compañero de Namjoon. —Tae hizo un gesto al más bajo de los dos hombres—. Jin,
él es Yoongi, mi compañero.
—Ah, Tae,
encontraste a tu compañero.
Yoongi parpadeó. Si no fuese sensato, juraría que el hombre
estaba saltando en el lugar. Parecía emocionado, más que Yoongi, pero al menos
la sonrisa en su rostro parecía real y no de cortesía.
—Hola
—dijo Yoongi, tendiéndole la mano. Lentamente, la dejó caer de nuevo a su lado
y se acercó a Tae cuando la sonrisa de Jin se desvaneció y el hombre no tomó su mano.
—Yoongi,
Jin no le da la mano a la gente —dijo Tae—. No le gusta tocar a otra persona a
excepción de mi hermano, Namjoon.
—Oh. —Yoongi
se preguntaba si era él o si Jin era de esa manera con toda la gente.
Probablemente era él.
—Lo
siento, Yoongi —dijo Jin—. Es difícil para mí tocar a otras personas.
—No, eso
está bien. —Yoongi sonrió para beneficio del hombre—. Entiendo.
En realidad no, pero Yoongi no causaría problemas. Ya había
hecho bastantes. Si quería que la familia de Tae lo aceptara, Yoongi sabía que
tendría que seguir las reglas. Eso fue algo que aprendió a muy temprana edad.
La aceptación de las personas venía con un precio, y por lo general significaba
que tenía que ser lo que ellos querían y actuar de la manera que esperaban.
Yoongi era un maestro en fingir.
—¿Por
qué no nos sentamos todos para que podamos hablar? —dijo Namjoon—. Papá me puso
algo al tanto cuando me llamó y me dijo que iban a venir, pero estoy seguro de
que tienes algo más que nos puedas decir.
Yoongi siguió a Tae al sofá y se sentó tan cerca de él como
pudo sin sentarse en el regazo del hombre. Se sintió un poco mejor cuando Tae
acomodó los brazos alrededor de sus hombros.
—Yoongi
es mi compañero —comenzó Tae tan pronto todos estuvieron sentados—. Ya le
expliqué acerca de la manada e incluso cambié para él. Me ha aceptado y eso
debería ser el final de la historia. Sin embargo, papá siente que el padre de Yoongi
podría ser un problema.
—Creo
que él tiene razón, Tae. Hice una pequeña investigación después de conocer a Yoongi,
y su padre no es alguien a quien se deba molestar. —La cara de Namjoon era
sombría cuando miró a Yoongi—. No sé cuánto sabes acerca de las prácticas de
negocio de tu padre, pero no siempre están dentro de la legalidad.
—No sé
nada acerca de cómo mi padre lleva a cabo sus negocios, pero sí sé que él haría
cualquier cosa para conseguir lo que quiere. Hacer dinero es menos importante
para él que cómo lo hace. —Yoongi observó con detenimiento a todos los que
estaban sentados allí, mirando a los ojos a cada uno de ellos—. Para mi padre,
todo se trata de la caza. Estoy seguro que todos ustedes pueden apreciar eso.
—Tu
padre tiene los dedos en algunas jarras de galletas muy turbias.
Yoongi sintió sus cejas elevarse.
—¿Perdón?
—Muchas
de las empresas en la que está involucrado tu padre son turbias, por así
decirlo. Algunas de mis investigaciones me llevan a creer que está siendo
investigado por el gobierno federal a causa de algunos de estos acuerdos
comerciales.
—Oh,
bueno, eso no me sorprende.
—¿No te
sorprende? —preguntó Namjoon.
—¿Debería?
—Él es
tu padre.
Yoongi hizo una mueca y trató de encontrar la manera de
contarle a esta unida familia sobre su relación con su padre.
—Mi madre murió cuando era un bebé. Creo que mi padre está
resentido conmigo por ello. Creo que él me considera responsable de su muerte.
Ella pudo haber sido la única persona que él alguna vez ha amado de verdad
porque él nunca me amó.
—Yoongi,
no puedes saber eso —insistió Tae.
—Lo sé, Tae.
Estuve muy enfermo cuando crecía. Tuve que ver a un montón de médicos y hacerme
un montón de exámenes. Mi padre nunca fue conmigo. Siempre me mandaba con uno
de sus asistentes y mi niñera.
—¿Todavía
estás enfermo? —preguntó Tae.
—No,
ahora estoy bien, pero estuve enfermo por mucho tiempo. La única vez que mi
padre alguna vez mostró interés en mí fue el verano en que cumplí quince años.
Lo que fuera que tuve repentinamente empeoró y estuve en el hospital por casi
un mes. Dios, estaba tan enfermo que apenas recuerdo algo de esa época. Sólo
recuerdo que mi padre estuvo allí varias veces, cuando me despertaba. Se veía
tan preocupado, tan esperanzado de que los médicos pudieran sanarme.
—¿Pero
ahora estás mejor?
—Sí, lo
que fuera que hicieran los médicos, supongo
me curó. Después de ese mes, ya estaba mucho mejor. Todavía tengo que ir
a ver al médico una vez al mes para los análisis de sangre y esas cosas, pero
mis síntomas no han reaparecido en los últimos diez años.
—¿Y qué
hizo tu padre cuando te mejoraste, lindo bebé?
Yoongi inhaló lentamente mientras recordaba, el dolor fluyó
a través de él por el abandono de su padre. Había sido un niño de quince años.
Quería tanto la atención de su padre que casi había deseado estar otra vez
enfermo, así su padre pasaría más tiempo con él. Eso no había sucedido.
—Una vez
que estuve mejor, mi padre como de costumbre regresó a sus negocios y me fui a
un internado. Nos vemos una vez al año en Navidad. Aparte de eso, y unas
cuantas llamadas telefónicas, cuando la jodo de alguna manera, no veo a mi
padre. —Yoongi se inclinó un poco hacia delante para mirar a Dowoo—. Y es por
eso que creo que mi padre no será un problema. Él me odia. No le podría
importar menos lo que hago todo el tiempo mientras me mantenga apartado de los medios
de comunicación y no lo avergüence.
—Yoongi,
estoy seguro de que crees eso, pero todavía tenemos que estar preparados en
caso de que nos de problemas —dijo Dowoo—. Soy el Alfa de esta manada, el
líder. Es mi deber cuidar de los miembros de la manada. Tengo que prepararme
para cualquier cosa que vea como un peligro.
—¡Yo no
soy un peligro!
Yoongi se puso de pie y caminó hacia la ventana, cruzando
los brazos sobre el pecho mientras miraba hacia la oscuridad. ¿Por qué estas
personas no entendían que él no era un peligro para ellos? Su padre no se
preocupaba por él. No estaría interesado en dónde elegiría vivir Yoongi ni con
quién, siempre y cuando Philip no fuera molestado.
—¿Yoongi?
Al no reconocer la voz que le hablaba, Yoongi se giró y vio
a Jin de pie detrás de él. Le dio a Jin una débil sonrisa y se volvió para
mirar por la ventana. No estaba seguro de que hubiese algo que Jin pudiera
decir que realmente quisiera oír. No importa lo que hiciera, no podía ganar con
esta gente. En cierto modo le recordaba el trato con su padre.
—No creo
que alguien te vea como un peligro, Yoongi — dijo Jin en voz baja—. Pero tienes
que admitir que aquí todo el mundo tiene un gran secreto que debe mantener. Ser
cuidadoso con cualquier persona que no forme parte de la manada es la única
manera en que pueden hacer eso.
—Pensé que el estar acoplado con Tae
significaba que sería aceptado en la manada. —La respiración de Yoongi
tartamudeó en su garganta al inhalar bruscamente y se volvió para mirar a
Jin—. Pero supongo que eso es esperar demasiado.
—Oh, Yoongi,
no es…
Yoongi levantó la mano, deteniendo a Jin. Sonrió a pesar de
las lágrimas que podía sentir amenazar derramarse de sus ojos.
—Está bien, realmente lo está. Entiendo. Son lobos. Soy un
humano, y además un extraño. Creo que sería mejor si tan sólo me voy y entonces
no habría más amenazas para la manada.
Yoongi comenzó a caminar pasando a Jin, con la intención de
llegar a la puerta principal y alejarse, cuando Jin se acercó y le agarró el
brazo. Estaba asombrado de que el hombre lo estuviera tocando después de que
todos le explicaran acerca de que él no tocaba a nadie, Yoongi trató de apartar
su brazo pero el apretón de Jin era como el acero.
—Jin,
qué... —Las palabras de Yoongi se apagaron cuando levantó la vista y vio el
rostro de Jin.
Estaba pálido, como si hubiese sido totalmente desangrado.
Su mandíbula estaba apretada, uno de los labios estaba ligeramente curvado
hacia atrás. Pero los ojos de Jin eran lo peor. Eran blancos como si hubiesen
rodado hacia atrás en la cabeza de Jin.
— ¿Jin?
El cuerpo de Jin repentinamente comenzó a temblar. Yoongi se
acercó y cogió a Jin justo antes de que golpeara el suelo y luego lentamente lo
bajó el resto del camino. Yoongi sólo tuvo un momento para mirar con horror
hacia abajo a Jin antes de que fuertes brazos lo empujaran, rompiendo el fuerte
agarre que Jin tenía sobre su brazo.
—¡Jin! —Namjoon
gritó mientras se arrodillaba en el suelo junto a su compañero—. Jin, bebé,
¿qué sucede?
Yoongi retrocedió, sus ojos se abrieron cuando Jin levantó
una mano y lo señaló a través de los temblores que sacudían su cuerpo.
—N… no… no l-l-lo toqu-toques.
Yoongi se encogió cuando todos los ojos en la sala se
volvieron a mirarlo. Puro terror se extendió en él. Retrocedió negando con la
cabeza todo el tiempo, hasta que sintió la pared detrás de él.
—¿Qué
coño le hiciste a mi compañero? —gruñó Namjoon.
—No hice
nada —respondió Yoongi con una vocecita asustada—. Lo juro.
Yoongi podía sentir la animosidad dirigida hacia él y sabía
que allí no encontraría comprensión por parte de nadie. Buscó a Tae, mirándolo
de pie un poco más allá de donde estaba arrodillado Namjoon en el suelo con su
compañero. Un destello de aprensión lo embargó cuando Tae lo miró con algo en
sus ojos que Yoongi no pudo identificar.
—¿Tae? —Yoongi
extendió una mano hacia el hombre sólo para ver con horror cómo Tae daba un
paso atrás. La mano de Yoongi lentamente volvió a caer a su lado cuando Tae se
negó a tomarla. En cambio, el hombre que profesaba que lo querría siempre se
limitó a mirarlo como si hubiese hecho algo malvado.
—Lo
quiero encerrado hasta que Ben y Reece lleguen aquí y podamos resolver esto
—espetó Namjoon mientras levantaba a Jin en sus brazos. La mirada que Namjoon
envió en dirección a Yoongi fue mordaz y llena de más odio del que Yoongi había
visto en los ojos de alguien, incluso en los de su padre—. Por ahora, métanlo
en la despensa.
Yoongi retrocedió rápidamente cuando Dowoo y su hijo, Jimin,
dieron un paso adelante pero no lo tocaron. En su desesperación, Yoongi trató
de pasar junto a ellos saltando para llegar a Tae. Sólo sabía que si conseguía
llegar con Tae todo iba a estar bien. Tae lo había prometido.
Pero Tae rápidamente se apartó de Yoongi, evitando su
frenético avance. Yoongi sintió angustia, como nunca había sentido alguna vez,
llenar cada célula de su cuerpo. Se tragó el sollozo que se elevó en su
garganta, Yoongi miró a Tae.
—Me
hiciste creer... —Las lágrimas cegaron sus ojos y sofocaron su voz—. Pero
mentiste.
Tae no dijo nada, se limitó a mirar a Yoongi con los ojos muy
abiertos y una expresión de asombro, dejando a Yoongi con una inexplicable
sensación de vacío. No se resistió cuando Dowoo y Jimin lo dirigieron saliendo
de la sala de estar y entrar en la cocina.
Dowoo abrió una sólida puerta de madera a un lado de la habitación
y le indicó a Yoongi que entrara. Yoongi lo hizo, sin tener otra opción, y de
todos modos no le importaba si lo hacía. Su dolor era un enorme y doloroso nudo
en su interior que lo ahogaba.
Yoongi caminó hacia la pared del fondo y se deslizó hasta el
suelo, sus temblorosas piernas ya no eran capaces de mantenerlo en pie. Se
mantuvo en posición vertical hasta que oyó la puerta cerrarse detrás de él y la
habitación se sumió en la oscuridad.
Yoongi se hundió en el suelo y envolvió sus brazos alrededor
de sí mismo, cediendo a los sollozos de angustia que lo embargaban. Sabía que Tae
era demasiado bueno para ser verdad pero él quería mucho lo que el hombre le
prometió.
Una vez más, le demostraron a Yoongi que aquellos de los que
quería amor en realidad nunca lo amarían. Sabía que no debería haberlo
esperado. Tendría que haber estado satisfecho con sólo una noche con Tae. Le
habría dado un recuerdo agradable para visitar en esas noches solitarias que
pasaría sin que nadie lo abrazara.
Había esperado demasiado y ahora tendría que pagar el
precio, una vez más. Yoongi se encorvó aún más sobre sí mismo mientras
intentaba razonar de por qué incluso lo había intentado. Era obvio que tenía un
defecto fatal que lo hacía indeseable, no deseado. Cada vez que se lo
demostraban, Yoongi hacía caso omiso y seguía intentando, esperanzado.
Pero no valía la pena. Nada valía la pena la angustia que
sintió cuando Tae se apartó de él. Los sollozos de Yoongi se tranquilizaron a
un hipo ocasional. Se secó los ojos y se prometió que sería la última vez que
lloraría por alguien.
Yoongi cerró los ojos y oró por el sueño mientras enterraba
todo lo que tenía, todo lo que sentía, tan profundamente en el interior de su
mente y cuerpo como pudo. Nunca iba a permitir que nadie lo tocara de nuevo, no
de forma real, y ciertamente no a su corazón.
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