domingo, 29 de mayo de 2022

CAPITULO 7

Tae se sentía entumecido mientras observaba a Namjoon mimar a Jin. El hombrecito no se había movido desde que se derrumbó en los brazos de Namjoon. Tae no entendía lo que estaba pasando, pero sabía que Yoongi no podía ser el responsable.

 

Yoongi era amable, gentil. No le haría daño a nadie. Tae sencillamente había estado tan aturdido por lo ocurrido que no sabía qué hacer. Una vez que sus sentidos volvieron a él, Tae sabía que el lugar más seguro para Yoongi era estar encerrado en la despensa lejos de todos.

 

Hasta que ellos pudieran descubrir lo que había pasado, Tae no sabía si podía evitar que Namjoon atacara a Yoongi. Pero eso no significaba que Tae no defendería a su compañero hasta la muerte si Namjoon fuera detrás de Yoongi. Y él no quería luchar contra su hermano.

 

Tae sabía que Namjoon tenía el derecho de estar enojado con Yoongi porque no conocía al hombre como lo hacía Tae. Namjoon no sabía que Yoongi no le haría daño ni a una mosca. Hasta que Jin recobrara la consciencia, Tae no sería capaz de probar que su compañero era inocente de cualquier delito.

 

Tae estaba tan concentrado mirando cualquier pequeño movimiento de Jin, que casi se saltó de su piel cuando sintió una mano caer sobre su hombro. Se dio la vuelta para encontrar a su padre de pie junto a él.

 

Ey, Papá —dijo en voz baja.

 

Tenemos que hablar, Taehyung.

 

A Tae no le gustaba la forma en que sonaba.

 

— Yoongi no hizo esto.

 

No puedes saber eso.

 

Lo sé. No está en Yoongi hacerle daño a otra persona. Tae hizo un gesto con la mano y señaló a Jin—. Él no le haría eso.

 

Taehyung, sé que quieres creer eso, pero ¿qué es lo que realmente sabes sobre el hombre? Acabas de conocer a Yoongi hace unas horas.

}

Sólo lo sé, ¿de acuerdo?

 

No, no está bien, Taehyung. —Dowoo señaló a Jin—. Míralo, Taehyung. Mira al compañero de tu hermano. Algo pasó que hizo eso y Yoongi es el responsable.

 

—¿Y qué pasa con mi compañero, papá? Está encerrado en una despensa como un criminal común. Ni siquiera le diste una oportunidad. Ninguno de ustedes lo hizo espetó Tae mientras se volvió para abarcar al resto de las personas en la habitación—. Sólo asumieron que él era culpable.

 

—¿Viste lo que pasó con Jin? —Namjoon gritó mientras se ponía de pie de un salto—. Ese hombre le hizo esto, ¿y esperas que sienta lástima por él? ¿Qué pasa si Jin no despierta? ¿Qué entonces? ¿Todavía esperarás que sienta lástima por él?

 

—¿Cuántas veces tengo que decírtelo? —espetó Tae—. ¡Yoongi no hizo esto!

 

Él tiene razón. —Las suaves palabras eran más fuertes que todos los resoplidos y gritos entre Tae y Namjoon. Tae se dio la vuelta para ver los ojos de Jin en él—. Yoongi no me hizo daño.

 

Jin, bebé —dijo Namjoon mientras corría para arrodillarse junto al sofá, recorriendo con las manos el cuerpo de Jin—. ¿Estás seguro de que estás bien? ¿Qué ha pasado? Estaba tan asustado cuando te desmayaste. No sabía si ibas a despertar.

 

Estoy bien, sheriff —dijo Jin mientras acunaba un lado de la cara de Namjoon—. Acabo de tener una pequeña sobrecarga.

 

—¿Sobrecarga? ¿De qué demonios estás hablando? Nos dijiste que no tocáramos a Yoongi y luego te desmayaste. Estabas teniendo convulsiones, Jin.

 

Nunca te dije que no tocaran a Yoongi. —Jin frunció el ceño y miró a su alrededor y luego se sentó y miró un poco más—. ¿Dónde está Yoongi?

 

Tu compañero lo tiene encerrado en la despensa — dijo Tae con marcada brusquedad. Cruzó los brazos sobre su pecho y miró a Namjoon. Realmente se estaba cansado de que la gente se metiera con su compañero.

 

—¡Namjoon! —Jin se sentó y sacó las piernas por el borde del sofá—. No puedo creer que hayas encerrado a Yoongi. ¿Cómo pudiste hacer eso?

 

Jin, te desmayaste. Estabas teniendo convulsiones. ¿Qué esperabas que hiciera?

 

Esperaba que lo trataras civilizadamente hasta que supieras exactamente lo que estaba pasando. —Jin negó con la cabeza—. ¿Qué te pasa, Namjoon? Nunca antes saltaste a conclusiones sin tener pruebas contundentes. Esto no es propio de ti.

 

Jin…

 

Basta, por favor. —Tae se acercó y levantó la mano para detener la discusión que podía ver venir entre Namjoon y Jin—. Lo único que importa es que Jin está bien. Namjoon ahora puede estar tranquilo y yo puedo ir a buscar a mi compañero. ¿Están de acuerdo?

 

La cara de Namjoon se sonrojó pero asintió.

 

—Sí, ve por Yoongi y tráelo de vuelta aquí. Tal vez entre él y Jin podamos averiguar qué demonios sucedió.

 

Tae no podía correr a la cocina lo suficientemente rápido. Desbloqueó la puerta de la despensa y abrió la puerta de golpe, listo para tomar a su compañero entre sus brazos. Los pelos de los brazos de Tae se levantaron cuando oyó un bajo gruñido saliendo de la oscuridad. Tae se congeló.

 

—¿Yoongi? —susurró.

 

El gruñido sonó de nuevo.

 

Tae se acercó y encendió el interruptor de la luz, parpadeando por un momento cuando la habitación se iluminó de repente. Cuando su visión se aclaró, el aire en los pulmones de Tae salió bruscamente mientras su cuerpo se puso rígido por la impresión.

 

En cuclillas en el suelo en el rincón más alejado de la habitación, donde debería haber estado Yoongi, había un lobo blanco. Las orejas del lobo se aplastaron contra su cabeza, descubrió sus dientes mientras bajaba, un ruido amenazante llenó la habitación.

 

—¿Yoongi? —Su susurro ronco resonó alrededor de la habitación. Tae comenzó a dar un paso más en la despensa, pero se detuvo cuando el lobo soltó otro gruñido—. Yoongi, ¿eres tú?

 

El lobo repentinamente saltó hacia adelante y le chasqueó los dientes a Tae, resoplando y gruñendo. Tae saltó hacia atrás y azotó la puerta cerrándola. Podía sentir el lobo arañando y empujando la puerta cuando se apoyó en ella y estiró nuevamente su mano para tirar de la cerradura.

 

Tae respiró hondo y soltó el aire lentamente. No tenía ni idea de qué demonios estaba pasando pero sabía que algo tenía que ver con lo que pasó con Jin. Se apartó de la puerta de la despensa y volvió a entrar en la sala de estar. Jin estaba sentado en el sofá al lado de Namjoon, Dowoo y Jimin sentados a unos metros de distancia.

 

Creo que tenemos un problema.

 

—¿Un problema? —preguntó Dowoo—. ¿Qué tipo de problema?

 

Tae tragó saliva.

 

—O me he vuelto loco o mi compañero muy humano acaba de cambiar a un lobo.

 

Tae esperaba las miradas atónitas que recibió de Namjoon, Jimin, y su padre. No esperaba que Jin rodara sus ojos, se pusiera de pie de un salto, y pasara por su lado. Tae se dio la vuelta para correr detrás de Jin justo cuando Namjoon pasó junto a él. Ambos llegaron a la cocina justo cuando Jin abrió la puerta de la despensa.

 

—¡Jin, no! —gritó Namjoon, pero ya era demasiado tarde. El lobo blanco se precipitó contra la puerta, estrellándose contra Jin. Un grito fuerte llenó el aire cuando Jin cayó al suelo, el lobo blanco parado encima de él. Jin parecía atónito. Tenía la boca abierta y las manos apretadas en puños en el pecho mientras miraba al lobo de pie sobre la parte superior de él.

 

Jin, no muevas un músculo —murmuró Namjoon apenas en un susurro.

 

No planeaba hacerlo.

 

Tae, ¿no puedes hacer nada?

 

Tae se acercó al lobo, manteniendo sus movimientos suaves y lentos. Extendió las manos en un  gesto de sumisión, esperando que su compañero estuviera en algún lugar dentro del enojado lobo frente a él.

 

Yoongi, cariño, tienes que dejar ir a Jin.

 

A Tae no le gustó el brillo que podía ver en los ojos azul oscuro del lobo. No creía que fuera una buena señal para él. Estaba aún más seguro cuando otro bajo ruido llenó la habitación cuando el lobo volvió a gruñir.

 

Tae —Namjoon siseó—, ¡has algo!

 

Tae se volvió para mirar a su hermano.

 

—Lo estoy intentando.

 

Bueno, trata con mayor rapidez. Él tiene a mi compañero.

 

—¿No crees que lo sé? —espetó Tae—. No olvides que Yoongi es mi compañero.

 

Bueno, tu compañero está clavando al mío al piso.

 

—¿Creen que ustedes dos podrían dejar de discutir lo suficiente para lograr que este lobo se baje de encima antes de que me coma?

 

Tae parpadeó y se volvió para mirar de nuevo a Jin. Jin lo estaba mirando. El lobo lo estaba mirando. La fingida calma de Tae se quebró.

 

—Yoongi, bájate de una puta vez de Jin antes de que lo asustes más de lo que ya lo has asustado.

 

Tae casi se cayó de la impresión cuando el lobo hizo exactamente lo que dijo y se acercó para sentarse junto a él en el suelo. Sus piernas se sentían temblorosas y no estaba seguro de que pudiera ser capaz de mantenerse en pie. Tae fue avanzando poco a poco hacia una de las sillas de la cocina y se sentó. El lobo lo siguió.

 

Jin se movió lentamente, sentándose y luego se arrastró por el suelo hasta llegar a los brazos de Namjoon. Namjoon no perdió tiempo. Tiró de Jin a sus brazos y lo cargó fuera de la habitación. Tae miró al lobo sentado en el suelo junto a él y tomó una respiración profunda. Se inclinó con cautela y acarició con los dedos la suave piel de lobo.

 

—¿Qué diablos vamos a hacer ahora, lindo bebé?

 

Taehyung.

 

Hey, papá —respondió Tae sin levantar la cabeza. Estaba bastante seguro de que sabía lo que su padre iba a decir antes de que lo dijera. Había estado sentado aquí durante los últimos diez minutos tratando de averiguar qué hacer con Yoongi, ahora que el hombre se había convertido en un lobo. No quería escuchar la opinión de su padre. Estaba bastante seguro de que no le gustaría.

 

Tu madre está aquí y a ella le gustaría conocer a Yoongi.

 

Tae miró a su padre sorprendido.

 

—No estoy seguro de que sea una buena idea, papá. Yoongi no parece tener ninguna prisa por cambiar nuevamente a su forma humana. —Gesticuló hacia el lobo acurrucado a sus pies.

 

—¿Él te escuchará?

 

No lo sé, papá. Me escuchó cuando le dije que se bajara de Jin, pero más allá de eso... —Tae se encogió de hombros—. Sencillamente no lo sé.

 

Bueno, no ha lastimado a nadie, así que supongo que eso es algo.

 

Dowoo comenzó a caminar hacia la cocina cuando de repente el lobo se abalanzó con un salto mientras se ponía delante de Tae, gruñendo le enseñó los dientes. Dowoo rápidamente retrocedió hasta que una vez más estuvo en la puerta, negando con la cabeza. Una vez que Dowoo estuvo de nuevo en la puerta, el lobo se recostó hacia abajo, sentándose a los pies de Tae.

 

No, pienso que podrías tener razón. Tal vez ahora no es el momento para que tu madre conozca a Yoongi.

 

—¿Cómo puede ser un lobo, papá? —Tae miró a su padre, queriendo desesperadamente las respuestas—. ¿No debería haberlo olido en él?

 

Tal vez sí, tal vez no. El hecho de que Yoongi puede cambiar no significa que automáticamente pudieras sentir el lobo en él, sobre todo si éste fue reprimido.

 

—¿Reprimido?

 

La mayoría de los lobos cambian cuando llegan a la pubertad. Si Yoongi nunca cambió antes de eso, su lobo podría haber estado reprimido. Podría ser debido a la enfermedad que tenía cuando era niño, los medicamentos que le dieron, o incluso porque su lobo sabía que para él no era seguro cambiar.

 

Entonces, ¿por qué ahora? ¿Por qué Yoongi cambió ahora?

 

No puedo responder a eso, Taehyung. Desearía poder hacerlo.

 

Creo que yo puedo.

 

Los ojos de Tae se abrieron mucho cuando vio a Jin de pie más allá de su padre. Namjoon se cernía detrás de él, con una cara de demonio enojado.

 

—¿Jin? ¿Sabes algo?

 

Jin se apretó en el marco de la puerta a un lado de Dowoo y frunció el ceño cuando vio al lobo acurrucado a los pies de Tae.

 

—Él es un lobo hermoso, ¿verdad? Creo que jamás he visto un lobo blanco puro antes.

 

Tae miró a Yoongi, el hecho de que era un lobo blanco acababa de filtrarse en su confundida mente. Se agachó y pasó los dedos por el suave pelo en el cuello del  lobo.

 

—Sí, es un lobo hermoso.

 

Cuando Yoongi me tocó antes en la sala de estar, yo lo sentí. —La cara de Jin tomó una apariencia de dolor, los músculos temblaban en su tensa mandíbula—. Había tanta oscuridad. No se parecía a nada de lo que nunca antes he sentido.

 

—¿Estás diciendo que Yoongi es malo?

 

Oh no, el espíritu de Yoongi es puro. Su alma brilla más que cualquier alma que jamás he visto. Pero hay una horrible oscuridad que lo rodea. —Jin respiró hondo y sonrió débilmente—. Pero la oscuridad no lo estaba tocando.

 

—¿Eso es lo que querías decir? —preguntó Dowoo—. Seguías diciendo que no lo toquemos.

 

No, yo dije que no estaba tocando a Yoongi, las tinieblas no lo estaban tocando.

 

Dowoo gimió y se pasó la mano por la cara.

 

— Demonios, Jin, pensamos que nos estabas diciendo que no tocáramos a Yoongi.

 

—¿Ahora me crees? —espetó Tae—. He estado diciendo desde el principio que Yoongi no le haría daño a nadie.

 

—¡Él atacó a Jin! —espetó Namjoon enseguida.

 

Él no me atacó, Namjoon. Sólo estaba tratando de salir de la despensa en la que lo tenían encerrado. Nunca me hizo daño.

 

Bueno, seguro como la mierda que parecía que quería —se quejó Namjoon.

 

Namjoon, te amo a morir, pero realmente necesitas superar esta cosa con Yoongi. Él no va a hacerle daño a nadie.

 

—¿Cómo puedes estar tan seguro, Jin? —preguntó Namjoon—. Él está en forma de lobo, un lobo que obviamente no le responde a papá. Eso le da un estatus de lobo solitario en este valle.

 

Tae se puso rígido al oír las palabras de su hermano y rápidamente siguió pasando sus dedos sobre el pelaje de Yoongi cuando el lobo dejó escapar un gruñido bajo. El ruido se detuvo tan pronto como empezó a acariciar de nuevo a Yoongi.

 

Las palabras de Namjoon aterrorizaron a Tae. Un lobo solitario en el territorio de la manada podría ser perseguido y asesinado. Miró a su padre sólo para encontrar que el hombre lo observaba a él y a Yoongi con una intensa mirada.

 

—¿Papá?

 

Siempre y cuando lo puedas mantener bajo control, y hasta que sepamos lo que está pasando, voy a esperar antes de señalarlo como un lobo solitario, pero espero que lo mantengas en línea, Taehyung. Si él va detrás de cualquiera, te hago responsable.

 

Tae asintió con la cabeza, con alivio fluyendo a través de él. Por el momento, Yoongi estaba a salvo. Asumiendo que Tae podía mantenerlo a raya. Yoongi no parecía querer ir detrás de nadie, siempre y cuando se mantuvieran lejos. En el momento en que alguien se acercaba, el cuerpo Yoongi se tensaba y daba un gruñido amenazador.

 

Creo que estamos a salvo, siempre y cuando nadie se acerque demasiado.

 

Él te está protegiendo —dijo Jin mientras se recostaba en los brazos de Namjoon—. Tú eres el compañero de Yoongi, incluso el lobo lo sabe. Ve a los demás como una amenaza contra ti y nos está dejando saber a todos que nos mantengamos alejados.

 

Ni siquiera hemos terminado el acoplamiento todavía —dijo Tae—. ¿Cómo puede saber que somos compañeros?

 

—¿Cómo lo sabes tú? —contrarrestó Jin.

 

Tae sintió que su rostro se sonrojaba al recordar el momento en que supo que Yoongi era su compañero.

 

—Sí, está bien, entiendo lo que estás diciendo.

 

Si tu cara es un indicio —dijo Namjoon—, estaría interesado en saber cómo supiste que Yoongi era tu compañero.

 

Tae gimió.

 

—Hoseok estaba haciendo comentarios acerca de Yoongi y me dieron ganas de noquearlo de un golpe.

 

Namjoon sonrió.

 

—Así que, básicamente, querías protegerlo.

 

Sí.

 

Namjoon se rio entre dientes mientras abrazaba a Jin más cerca en su pecho.

 

—Suena bien para mí.

 

Tae abrió la boca para contestar a su hermano cuando sintió a Yoongi ponerse rígido bajo sus dedos. Inclinó la cabeza hacia un lado, escuchando. Tae oyó detenerse un coche, silenciar el motor y enseguida un portazo. Un momento después, alguien llamó a la puerta principal.

 

Esos probablemente sean Ben o Reece —dijo Namjoon mientras asentía hacia la sala de estar—. Te dije que estaban de camino hacia acá.

 

Dowoo, los chicos están aquí.

 

Tae reconoció la voz de su madre y de repente sintió una punzada de nostalgia. Kim Jisoo siempre había sido capaz de hacer que sus hijos se sintieran mejor con una simple mirada o un gesto. Tae sintió la necesidad de uno de los especiales abrazos de mamá.

 

Yoongi era su compañero, ya sea en forma de lobo o humano, pero esta situación se estaba poniendo más extraña con cada minuto. Tae no sabía si su familia aceptaría a Yoongi. No sabía si su compañero alguna vez volvería a ser humano. Y no sabía si Yoongi lo dejaría si lo hacía. En este

 punto, básicamente no sabía nada más allá del hecho de que toda la situación estaba totalmente patas arriba.

 

Dowoo, ¿me escuchaste?

 

Tae levantó la vista cuando escuchó la voz de su madre mucho más cerca de lo que estaba hace unos momentos. Jisoo estaba de pie justo detrás de su padre. Tae hundió los dedos en el pelaje de Yoongi, listo para tirar al lobo hacia atrás si hacía un movimiento amenazador hacia su madre.

 

Taehyung, ¿es él? —preguntó Jisoo mientras señalaba al lobo a los pies de Tae—. ¿Él es tu compañero?

 

Hola, mamá. —Tae no podía expresar el alivio que sintió al ver la cara sonriente de su madre. Ella siempre hacía las cosas mejor. Pero el alivio de Tae rápidamente disminuyó para desaparecer cuando Jisoo comenzó a caminar pasando a su padre, extendiendo la mano hacia Yoongi—. Mamá, no, quédate atrás.

 

—¡Jisoo! —espetó Dowoo.

 

Mamá, detente —gritó Namjoon—, no sabemos si Yoongi es peligroso o no.

 

No seas ridículo. —Jisoo agitó la mano en un gesto desdeñoso mientras caminaba por la habitación—. Es el compañero de Tae. Él no me haría daño.

 

Tae contuvo el aliento al ver a su madre acercarse y ponerse en cuclillas delante de Yoongi. Apretó su agarre en el pelaje de Yoongi. Tae no sabía si estaba tratando de defender a su madre o a su compañero.

 

Hola, Yoongi —ella dijo en voz baja—. Soy Kim Jisoo, la madre de Tae.

 

Con gran impresión y sorpresa de Tae, y supuso que para todos los demás en la habitación por la forma en que todos permanecieron extrañamente en silencio, Yoongi se inclinó hacia adelante y olió a Jisoo, luego lamió una larga línea en su mejilla antes de rodar sobre su espalda, dejando su abdomen expuesto a Jisoo.

 

Tae inhaló suavemente y miró a su padre, con incredulidad. Rodar y mostrar su vientre era un signo de sumisión en el mundo de lobos. ¿El lobo de Yoongi entendía eso o le estaba mostrando su sumisión a Jisoo?

 

La suave risa de Jisoo llenó la gran cocina, de algún modo iluminándola. La tensión que había llenado la habitación por lo que pareció una eternidad comenzó a disminuir. Tae veía sonrisas comenzar a salir de los rostros de quienes lo rodeaban. Su madre siempre tenía ese efecto en la gente. Era la compañera perfecta para un lobo alfa.

 

Bueno, ¿no eres la cosa más dulce? —dijo Jisoo cuando acariciaba la panza de Yoongi. Todo parecía ir bien, el alivio en la habitación casi era palpable, hasta que Ben entró en la cocina.

 

Yoongi se puso rígido y se dio la vuelta tan rápido que Tae apenas tuvo tiempo de alcanzarlo y coger su madre, evitando que cayera al suelo. Las garras de Yoongi raspaban el suelo mientras se apresuraba a interponerse entre Tae, Jisoo y la nueva amenaza que entró en la habitación.

 

—¡Yoongi, no! —Tae hundió los dedos en el pelaje de Yoongi y trató de tirar de él hacia atrás.

 

Taehyung, es mejor que lo controles —espetó Dowoo.

 

—¿Qué demonios crees que estoy tratando de hacer? — Tae envolvió sus brazos alrededor del cuello de Yoongi y tiró hasta que el lobo cedió y volvió a entrar en el vértice de los muslos de Tae. Todavía estaba gruñendo, pero había disminuido a un ruido bajo.

 

Um, ¿me he perdido de algo? —preguntó Ben desde su posición al otro lado de la habitación.

 

Él es Yoongi, mi compañero.

 

—¿Y quiere arrancarme la cabeza por qué?

 

Ni siquiera te conoce.

 

Eso no explica por qué intenta ir detrás todos los demás, Taehyung —agregó Dowoo—. Con excepción de tu madre y tal vez Jin, Yoongi ha tratado de atacar a todo el mundo en esta habitación,

 

En realidad —dijo Jin—, eso es justo lo que podría explicarlo.

 

—¿Te importaría explicarme esa afirmación, bebé? — preguntó Namjoon—. Ninguno de nosotros hemos hecho un solo movimiento amenazador hacia Yoongi y, sin embargo, continúa gruñéndonos si damos un paso en cualquier dirección cerca de él o de Tae.

 

Y cada uno de ustedes ha acusado a Yoongi de ser una molestia o un problema. Ustedes no aceptan el derecho que tiene Yoongi de estar con Tae.

 

Tae sintió su boca caer abierta mientras miraba a Jin al otro lado de la habitación. El hombre tenía toda la razón. Yoongi no había ido detrás de Jin ni de su madre porque ellos lo aceptaban como compañero de Tae. Namjoon y Dowoo no lo hacían.

 

Ustedes no aceptan mi acoplamiento con Yoongi — susurró asombrado Tae—. Es por eso que él sigue intentando atacarlos. Ustedes están amenazando nuestro vínculo.

 

Creo que es más que eso, Tae —dijo Jin mientras se alejaba de Namjoon—. Yoongi, en forma humana, tampoco acaba de aceptar completamente el acoplamiento. En forma de lobo, está atacando a cualquiera que vea como una amenaza para ti y el que estén juntos.

 

Acabo de decir eso, Jin —insistió Tae.

 

Jin se apartó de Namjoon cuando el hombre trató de detenerlo y luego cruzó la habitación para arrodillarse frente al lobo blanco. Yoongi no resopló ni gruñó. Ni siquiera  desnudó sus dientes, sólo inclinó la cabeza hacia un lado, con sus orejas levantándose como si estuviera confundido.

 

Jin se movió lentamente, estirándose para tocar a Yoongi.

 

—Oye, Yoongi, sólo quiero sentirte, ¿de acuerdo? No voy a hacerte daño.

 

Jin —susurró Namjoon con dureza.

 

Tae podía entender la preocupación de su hermano, teniendo en cuenta las acciones de Yoongi hasta el momento, pero estaba bastante seguro de que Yoongi no iba a hacer un movimiento hacia Jin cuando sólo se sentó allí. Jin ignoró a Namjoon y pasó las manos por el pelaje de Yoongi, hundiéndolas profundamente mientras cerraba los ojos.

 

Tae se puso tenso cuando Jin respiró bruscamente. Sus ojos se llenaron de preocupación cuando los abrió.

 

—¿Qué?

 

Jin negó con la cabeza.

 

—Yoongi no está aquí.

 

—¿Qué quieres decir con que no está aquí? —espetó Tae.

 

No puedo sentirlo. El lado humano de Yoongi se ha ido.

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CAPITULO 8

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