Tae sintió una respiración pesada en su rostro antes de abrir los ojos. Ojos azul oscuro le devolvían la mirada en el rostro de un lobo de pelaje blanco. La mirada era intensa, de cierta forma inquisitiva, como si el lobo necesitara saber algo. Sólo que Tae no sabía qué.
Se acercó y hundió los dedos en el pelaje alrededor del
cuello de Yoongi y respiró profundamente.
—Hola, lindo bebé, ¿dormiste
bien? —Tae hizo la pregunta aun cuando no esperaba una respuesta.
El lobo se limitó a seguir mirándolo y el corazón de Tae se
sentía como si fuera a partirse en dos. Este era su compañero, para bien o para
mal. Tan feliz como estaba de encontrar a Yoongi, la idea de nunca estar de
nuevo con el pequeño y hermoso hombre hizo a Tae querer despotricar contra el
mundo.
Esta no era la forma en que se suponía debía ir un
acoplamiento. Se suponía que ellos iban a estar siempre juntos, para construir
una vida juntos, tanto en forma humana, como en forma de lobo. No se suponía
que debía pasar el resto de su vida sólo con el lobo.
—Aun
así, no puedo renunciar —susurró Tae mientras acariciaba con los dedos el suave
pelaje de Yoongi. Su corazón clamaba por el lado humano de Yoongi, pero
disfrutaba el hecho de que todavía tenía a su lado al lobo de su compañero—.
Sólo deseo que regreses a mí.
El lobo gimió. Tae se echó a reír cuando Yoongi se inclinó
hacia adelante y pasó una larga y húmeda lengua por su mejilla. Hundió la cara
en el pelaje de Yoongi, inhalando el dulce aroma que era único de su compañero
sin importar en qué forma estaba.
—¿Dónde
estás, Yoongi? ¿A dónde fuiste?
Tae tenía ganas de llorar. Cerró los ojos para mantener sus
lágrimas a raya. Incluso después de estar allí tendido mirando al lobo que fue
su compañero durante la mayor parte de la noche, Tae aún estaba conmocionado
por el anuncio de Jin de que Yoongi se había ido. Tae sencillamente no podía
entender cómo había pasado eso. No tenía ningún sentido.
Nada de esto tenía sentido.
Se suponía que Yoongi ni siquiera era capaz de cambiar. Él
era un humano, y sin embargo allí estaba, con pelaje blanco y dientes, mirando
a Tae con sus profundos ojos azules. Tae simplemente no entendía cómo pudo
haber sucedido o cómo pudo haberlo pasado por alto. Su compañero era un lobo.
—¿Taehyung?
Tae levantó la cabeza y miró hacia la puerta del dormitorio
cuando escuchó un golpe suave y la voz de su madre. Yoongi gruñó. Tae le dio
una suave palmada y se sentó.
—Sólo es mamá, Yoongi.
—¿Taehyung?
—su madre volvió a llamar—. ¿Estás despierto?
Tae se echó a reír. No habría importado si hubiese estado
despierto o no. Una vez que su madre llamaba a la puerta, él lo estaba.
—Estoy despierto, mamá —gritó Tae. Balanceó las piernas por
el lado de la cama justo cuando se abrió la puerta y su madre entró.
—Buenos
días —dijo Jisoo. Sus ojos iban de Tae a Yoongi y luego de regreso—. ¿Cómo
estás?
Tae se encogió de hombros.
Jisoo juntó las manos mientras miraba nuevamente a Yoongi.
—¿Y cómo está hoy tu
compañero?
—Perdido.
—Tae soltó un bufido.
—No
estoy segura de creer eso, Taehyung.
—¿Qué
quieres decir?
—Yoongi
no podría haberse ido, Taehyung. —Jisoo hizo un gesto con la mano a Yoongi—. Él
tiene que estar ahí en alguna parte.
—Jin
dijo que se había ido.
—Jin
podría estar equivocado, lo sabes. —Jisoo se acercó y se sentó en el borde de
la cama junto a Tae. Yoongi se arrastró y le dio un cabezazo a la mano como si
estuviera pidiendo una caricia, haciendo reír a Jisoo—. No, él está aquí en
alguna parte, Taehyung. Sólo tienes que encontrarlo.
—¿Cómo,
mamá? —Tae hizo una mueca—. Ni siquiera sé
a dónde se ha ido.
—Entonces
depende de ti encontrarlo, ¿no?
Tae miró boquiabierto a su madre. Su mente daba vueltas con
confusión. ¿Cómo se supone iba a encontrar a Yoongi cuando ni siquiera sabía
cómo buscarlo? Él sabía que, lógicamente, el lobo y el lado humano coexistían entre
sí. Pero ¿qué ocurría cuando un lado se iba?
Tae había escuchado historias cuando crecía de lobos que
enterraban su lado humano cuando los golpeaba una gran tragedia. La pérdida de
un compañero, la muerte de un hijo, incluso después de una batalla, todas estas
cosas podían atribuirse a las historias que había oído. Tae, no entendía cómo
cualquiera de estos eventos concernía a Yoongi.
—¿Alguna
sugerencia, mamá?
—Bueno,
podrías empezar por conseguirle a tu compañero algo para desayunar —dijo Jisoo
mientras se ponía de pie y caminaba hacia la puerta. Hizo una pausa y miró por
encima del hombro, con una sonrisa en su rostro—. Imagino que tiene bastante
hambre en este minuto. Anoche ambos se perdieron la cena.
Tae asintió con la cabeza. Su mamá tenía razón. Después de
escuchar las noticias de Jin, Tae sólo quería alejarse de todo el mundo y
pensar. Llevar a Yoongi con él a la habitación de invitados parecía ser lo
único que debía hacer en estas circunstancias. Dejarlo con cualquier otra
persona no era una opción.
Para bien o para mal, humano o lobo, Yoongi todavía era el
compañero de Tae, y haría cualquier cosa para protegerlo. Tae se echó hacia
atrás y nuevamente hundió los dedos en el pelaje de Yoongi, necesitando la
conexión con su compañero.
—Bajaremos
en seguida, mamá.
—El
desayuno debería estar sobre la mesa cuando lleguen allí. Jin está haciendo
tostadas a la francesa.
Tae esperó hasta que la puerta se cerró detrás de su madre
antes de pararse y caminar hacia el baño. Utilizó las instalaciones luego fue a
lavarse la cara. Tae se estaba mirando en el espejo, observando los círculos
oscuros bajo sus ojos cuando oyó el chasquido de las garras en el suelo.
Miró hacia abajo para ver a Yoongi entrando en el cuarto de
baño.
—Supongo
que también tienes que ir, ¿eh?
Las orejas de Yoongi se levantaron mientras ladeaba la
cabeza.
—Sí, sí,
vamos, te llevaré afuera.
Por mucho que sorprendiera a Tae, Yoongi dejó escapar un
pequeño aullido y se dirigió a la puerta del dormitorio. Hizo una pausa y miró
por encima del hombro, como si estuviera preguntando qué le estaba tomando
tanto tiempo a Tae. Tae tomó su camisa y se la puso mientras caminaba hacia la
puerta y la abría.
Tae siguió a Yoongi por el pasillo, riendo para sus adentros
cada vez que Yoongi se detenía y esperaba que lo alcanzara. El lobo parecía
estar apurado por llegar a la planta baja, pero no dejaría a Tae atrás.
Tae siguió a Yoongi a través de las escaleras y por la
cocina hacia la puerta de atrás, ondeando la mano a las confundidas miradas que
pasaba a lo largo de su camino. Dejó a Yoongi afuera en el patio trasero y
salió para apoyarse contra la pared a un lado de la casa, mientras esperaba que
hiciera sus cosas.
Mientras veía a su compañero husmear entre los arbustos en
el patio trasero, Tae tuvo que preguntarse si esta era una imagen de cómo sería
su futuro. ¿Estaba destinado a pasear a su lobo cada mañana por el resto de su
vida, o iba a ser capaz de encontrar a su compañero y traerlo de regreso de
donde fuera se había ido?
Tae se puso tenso cuando Yoongi repentinamente gruñó y saltó
por el patio. Por un momento, tuvo miedo que su padre o hermano hubiesen salido
de la casa y Yoongi iba tras ellos. Entonces oyó un coche estacionar en la
entrada.
Yoongi estaba gruñendo y resoplando en la puerta de atrás,
sus garras excavaban la tierra. Con la piel en su espalda erizada. Tae corrió
apresuradamente y agarró a Yoongi, alejándolo a tirones de la puerta.
Una vez que empujó a Yoongi hacia atrás, Tae miró por encima
de la parte superior de la puerta de madera. Casi gruñó cuando vio a Hoseok
caminar por el sendero desde el lado de la calzada a la puerta principal. Este
no era alguien con quien quisiera tratar en este momento en particular, si es
que alguna vez tendría que hacerlo.
Cuando Yoongi empezó a gruñir de nuevo, abriéndose paso
entre Tae y la puerta, Tae se inclinó y con sus brazos rodeó el cuello del
lobo.
—Yoongi —susurró—, debes estar en silencio, lindo bebé. No
podemos dejar que Hoseok te vea ahora, no así.
Yoongi volvió a gruñir, pero esta vez fue más bajo,
proviniendo más de su pecho que de la garganta. Tae mantuvo su mano apretada en
el pelaje de Yoongi mientras se ponía de pie, jalándolo con suavidad.
—Vamos, Yoongi, vamos a entrar en la casa.
Tae estuvo sorprendido por la manera en que Yoongi parecía
entenderle, apresurándose para estar junto a él mientras caminaban de regreso a
la casa. Entraron y cerraron la puerta justo cuando se oyó un golpe proveniente
desde la parte delantera de la casa.
—Es Hoseok,
el hombre que trató que me arrestaran anoche por acosarlo en el bar cuando me
encontré con Yoongi —dijo Tae
cuando Namjoon frunció el ceño y se puso de pie—. No puede ver a Yoongi, no
así.
—No, eso
no sería una buena idea. Todos ustedes quédense aquí. Voy a ver lo que quiere.
—Namjoon se dirigió hacia la puerta de la cocina cuando Jin se levantó y corrió
tras él. Namjoon se detuvo y se dio la vuelta, agarrando los brazos de Jin—.
No, bebé, tienes que quedarte aquí con Tae, donde es seguro. No sé qué esperar
de este tipo.
—Pero, Namjoon…
—No, Jin
—dijo Namjoon—. Por favor, quédate aquí donde sé que estarás seguro.
Jin refunfuñó y cruzó los brazos sobre su pecho, mirando
hacia arriba a su compañero.
—No tiene que gustarme.
—No. —Namjoon
se rio mientras se inclinaba y besaba la frente de Jin—. No tiene que gustarte,
pero debes hacerlo. Esta es una de esas cosas de seguridad con la que
sencillamente tienes que aprender a lidiar, bebé.
—¡Está
bien!
Las cejas de Tae se alzaron cuando Jin pisoteó hasta
sentarse a la mesa del comedor. Lucía molesto. Y Namjoon parecía encontrarlo
divertido, si se tenía en cuenta la suave risa proveniente del hombre. Jin se
limitó a levantar una ceja y de alguna manera, Tae tuvo la impresión de que Namjoon
esta noche podría estar durmiendo en el sofá.
Tae se puso en cuclillas y envolvió un brazo alrededor del
cuello de Yoongi. A pesar de su audición, sólo podía distinguir el murmullo de
las palabras que provenían de la sala de estar. No saber lo que estaban
diciendo lo estaba volviendo loco. Dio una palmadita a un costado de Yoongi y
luego se puso de pie.
—Quédate
aquí y cuida a Jin y mamá, Yoongi, mantenlos a salvo. Voy a asegurarme de que Hoseok
no está causando ningún problema. —Yoongi gruñó. Su cara se veía amenazante
como si no le gustara esa idea. Tae levantó la mano—. Regresaré en seguida, lo
prometo.
—Hey,
espera, no puedes dejarme aquí —espetó Jin mientras se ponía de pie.
—Yoongi,
mantenlos seguros —dijo Tae mientras retrocedía saliendo de la cocina. Tae dio
media vuelta y caminó hacia la entrada de la sala de estar. Se presionó contra
la pared y escuchó durante unos instantes antes de darse cuenta de que Namjoon
no había dejado entrar a Hoseok en la casa.
Ellos estaban afuera en el porche delantero.
Tae se mantuvo en el lado izquierdo de la sala, en el lado
más alejado de las ventanas del frente, mientras se dirigía hacia la puerta.
Sólo podía ver las sombras de Namjoon y Hoseok a través de las vidrieras de la
puerta principal.
—Mira,
te lo digo, él le hizo algo a Yoongi.
Tae frunció el ceño. Esto no era bueno.
—Señor Jung,
estoy seguro de que Yoongi está bien.
—Sólo
estás diciendo eso porque es tu hermano.
—No, no
es así —dijo Namjoon—. Te puedo prometer, tan seguro como que estoy aquí, que Tae
nunca haría nada que dañara a Yoongi.
—Entonces,
¿por qué Yoongi no volvió al motel anoche?
—Creo
que Tae y Yoongi planearon pasar la noche juntos.
—Yoongi
habría llamado si planeaba pasar la noche.
—Tal
vez, tal vez no, pero Yoongi es un hombre hecho y derecho. Si no se reporta
contigo, está en su derecho.
—Algo le
ha sucedido, lo sé. No es costumbre de Yoongi no permanecer en contacto. Quiero
presentar un reporte de persona desaparecida. Quiero que encuentres a Yoongi.
—Mira,
señor Jung, Yoongi ni siquiera ha estado desaparecido durante veinticuatro
horas, así que por ley, no puedo llenar un reporte. Pero me voy a mantener
vigilando. En el momento en que hable con él, haré que te llame. ¿Eso será
suficiente?
—¡No,
maldita sea!
Tae se encogió. Esto no era bueno. Hoseok iba a causar
problemas que ellos no necesitaban en estos momentos. Si Yoongi estuviera en
forma humana, justo ahora Tae lo habría hecho salir y hablar con Hoseok. Sin
embargo, esa no era una opción en estos momentos.
—No hay
nada más que pueda hacer hasta que Yoongi haya desaparecido por veinticuatro
horas, señor Jung.
—¡Min
Philip va a oír sobre esto y cuando lo haga, vas a desear estar dirigiendo el
tráfico en Siberia!
Tae oyó a alguien salir enojado. Un momento después, un
coche se puso en marcha y salía de la calzada. Cuando Namjoon abrió la puerta y
volvió a entrar, el ceño fruncido que tenía en su rostro le dijo a Tae que
tenían un montón de problemas.
—Eso no
fue tan bien, ¿verdad?
—¿En
serio, Tae? —Namjoon espetó y señaló con el dedo a Tae—. Te dije que este chico
iba a ser un problema. Papá va a tener un ataque.
Tae hizo rodar los ojos y se alejó de la pared en la que
había apoyado la espalda.
—Debes superar los prejuicios que tienes en contra de Yoongi.
Él no lo hizo. Él no hizo nada de esto.
—Jung Hoseok probablemente esté en el teléfono con el
padre de Yoongi mientras hablamos. Ese hombre va a venir aquí y hará todo lo
posible para destruir nuestra manada.¿Eso
no te preocupa? ¿Estás tan atrapado en tu pequeña aventura que no ves lo que
está pasando aquí?
Algo dentro de Tae se rompió. Dio media vuelta, agarró a su
hermano por su garganta, y estrelló al hombre en la pared. Inclinándose muy
cerca, Tae le enseñó los dientes mientras miraba fijamente a Namjoon.
—Nunca
te refieras a mi compañero como una pequeña aventura —gruñó Tae—. Yoongi es mi
pareja, para bien o para mal. Él tiene tanto derecho a estar aquí como lo
tienes tú y Jin, y maldita sea ya es el tiempo de que lo aceptes.
Tae golpeó a Namjoon contra la pared de nuevo y lo dejó ir,
dándose la vuelta sin decir una palabra. Regresó enojado a la cocina,
derrapando para detenerse al llegar a la entrada. Sólo podía estar allí y mirar
en estado de shock. Jin estaba tumbado boca abajo en el suelo, la cabeza
apoyada en su mano mientras miraba por encima del hombro al lobo sentado en su
espalda.
—Um, Namjoon,
es posible que quieras venir a ver esto. — Tae se deslizó a un lado de la
entrada de la cocina cuando escuchó a su hermano aparecer detrás de él. Miró
por encima para ver a Namjoon con la boca abierta.
—Tae,
¿qué está haciendo Yoongi?
—Voy a
aventurarme aquí y decir que Jin trató de salir de la cocina. —Tae volvió a
mirar a Jin cuando oyó el bufido del hombre—. ¿Estoy en lo cierto, Jin?
Jin tamborileó con los dedos en el suelo.
—¿Serías tan amable de conseguir que tu compañero se baje de
mi jodida espalda? —Jin estaba gritando en el momento en que terminó de hablar.
Tae sonrió y se puso en cuclillas, extendiendo las manos a
su compañero.
—Ven aquí, lindo bebé.
Yoongi saltó y caminó por el suelo para sentarse frente a Tae. Jin se sentó y le lanzó miradas de ira
a Yoongi. Tae se echó a reír y se sentó, atrayendo a Yoongi entre sus piernas.
Acarició el pelaje de Yoongi y plantó pequeños besos en la parte superior de su
cabeza.
—¿Es eso
verdad, Jin? —preguntó Namjoon mientras ayudaba a Jin a levantarse—.
¿Intentaste salir de la cocina después de que te pedí que te quedaras aquí?
—Oh, por
favor, como si siempre pidieras cualquier cosa.
—¡Lo
hiciste!
—Solamente
quería asegurarme de que estaban bien. —Jin
hizo un gesto con la mano, señalando a Yoongi—. Y él tuvo que jugar al lobito
conmigo.
—¿Quieres
decir que te mantuvo aquí en la cocina donde estabas a salvo? —dijo Tae más
como una declaración que una pregunta—, ¿dónde tu pareja te dijo que te
quedaras?
Tae se echó a reír cuando Jin puso los ojos en blanco. Él
acarició con sus manos la piel de Yoongi.
—Lo hiciste bien, lindo bebé. —Yoongi resopló suavemente
como si dijera que sabía que él lo había hecho bien. Tae sonrió y siguió
frotando sus manos a través de la piel de Yoongi.
—Estoy
de acuerdo.
Tae miró a su hermano en estupefacto asombro. Nunca pensó
escuchar salir esas palabras de la boca de su hermano y dirigidas hacia su
compañero. Namjoon no había tratado en lo más mínimo de ocultar su desagrado
por Yoongi. Era sorprendente escuchar al hombre darle a Yoongi una alabanza.
Tae estaba aún más sorprendido cuando Namjoon se acercó y se
puso en cuclillas en el suelo frente a Yoongi, tendiéndole la mano con la palma
hacia arriba.
—Gracias, Yoongi —dijo Namjoon—. Jin es mi mundo, y a pesar
de lo que le gusta creer, hay momentos en que necesita ser protegido. Gracias
por mantenerlo seguro por mí.
Tae se quedó inmóvil, su corazón estaba en su garganta
mientras esperaba ver lo que haría Yoongi. Yoongi no tenía ninguna razón para
aceptar las palabras de Namjoon, no después de toda la hostilidad que había
recibido de Namjoon. Tae no habría culpado a su compañero en lo más mínimo si Yoongi
gruñera o incluso mordiera a Namjoon.
Sin embargo, se sintió un poco más enamorado de Yoongi
cuando confirmó que él era el mejor hombre agachándose en el suelo y apoyando
la cabeza en sus patas. No aceptó exactamente las palabras de Namjoon, pero
tampoco arremetió contra el hombre. Eso era algo.
Era un comienzo.
Tae se apresuró por la calle hacia su trabajo. Necesitaba
llegar al bar antes de que perdiera su trabajo y luego tal vez pedir a su jefe
algo de tiempo libre. Afortunadamente, el hombre era de la manada. Tae sólo
esperaba que su jefe entendiera que Tae necesitaba tiempo con su compañero.
Estar separado justo después del acoplamiento era duro para toda pareja.
Teniendo en cuenta su extraña situación, que parecía ser aún más difícil para
él y Yoongi.
Incluso dejar a Yoongi en casa de Namjoon fue difícil para Tae,
pero no creyó que fuera una buena idea que su compañero recorriera las calles
de Wolf Creek hasta que tuviera un poco más de control de sí mismo. O fuera
otra vez humano.
Tae estaba empezando a preguntarse si su compañero alguna
vez volvería a su forma humana. Yoongi parecía completamente feliz
manteniéndose en su forma de lobo. Tae no sabía si su creencia provenía de que
nadie lo aceptaba o porque su lado humano realmente se había ido como dijo Jin.
Y no sabía lo que haría si Yoongi decidía quedarse en forma
de lobo. Tae sabía que tenía que haber una
manera de traer de regreso el lado humano de Yoongi. Lo sentía en lo
profundo de su alma. Él
y Yoongi estaban hechos para estar juntos. Tae no sabía cómo
hacerlo. Sin embargo, se negó a darse por vencido. Encontraría una manera de
comunicarse con Yoongi y traerlo de vuelta aunque fuera lo último que hiciera.
Sintiéndose más decidido, Tae aceleró sus pasos. Quería
hablar con su jefe y a continuación volver con Yoongi tan rápido como fuera
posible. Estaba casi corriendo en el momento en que llegó al bar y entró. El
lugar estaba bastante vacío, sólo unos pocos clientes aquí y allá. Tae sabía
que no empezaría a llenarse hasta más tarde en la noche.
Vio a su jefe, Bishop Kane, de pie detrás de la barra
limpiando copas. Estaba hablando con otro hombre que Tae recordaba vagamente
como uno de los amigos de Jin. Bishop levantó la mirada y arqueó una ceja
cuando Tae se acercó.
—Oye,
Bishop ¿tienes un minuto?
—Lo
tengo.
Tae miró al hombre sentado en el bar cuando Bishop no hizo
ademán de alejarse.
—¿En privado? —
preguntó mientras miraba nuevamente a su jefe—. Es importante.
—No
estás renunciando, ¿verdad?
—No, no,
en absoluto, me encanta trabajar aquí. Sólo necesito un poco de tiempo libre,
unos pocos días, tal vez una semana.
—Unos
pocos días, ¿eh?
Tae no pudo evitar la sonrisa en su cara.
—Conocí a alguien y nosotros... uh... necesito un poco de
tiempo juntos.
—¿Encontraste
a tu compañero?
Las cejas de Tae se alzaron cuando el hombre en el taburete
habló. Él lo miró con cautela.
—Uh, se podría decir eso.
—Bueno,
¿lo encontraste o no? —espetó Bishop—. Decídete, Tae.
—¡Bishop!
Bishop puso los ojos en blanco mientras hacía una bola con
la toalla en su mano y la tiró hacia abajo en la barra.
— Oh, por favor, Levi es un amigo de Jin. Él sabe todo sobre
nosotros. No hay ninguna razón para que no puedas hablar delante de él.
—¿Eres
Levi?
Cuando Tae escuchó del hombre que había ayudado a Keeley y
Reece, cuando fueron atacados por la princesa vampiro, Adrianna, de algún modo
esperaba que el hombre se pareciese más a Jin y Keeley, los cuales eran hombres
pequeños. No había esperado que Levi fuera casi tan grande como él.
El hombre sonrió y le tendió una mano.
—Veo que mi reputación me precede.
—Keeley
puede que te haya mencionado —dijo Tae mientras estrechaba la mano del hombre—.
Es bueno finalmente ponerle un rostro al nombre.
—Lo
mismo digo —dijo Levi—. Jin me ha dicho mucho acerca de ti, también.
—Entonces,
¿encontraste o no a tu compañero?
Tae miró a Bishop y asintió con la cabeza.
—Sí, lo encontré, pero estamos teniendo algunos problemas y
necesito algo de tiempo para arreglar todo.
—¿Problemas?
—Bishop frunció el ceño—. Él te acepta,
¿no?
—Sí, me
acepta, bueno, al menos, su lobo lo hace.
—¿Su
lobo?
—Pensé que Yoongi era humano,
pero resultó que estaba equivocado. Puede cambiar como nosotros podemos.
—Bastardo
afortunado. —Bishop le sonrió y se inclinó sobre la barra para golpear a Tae en
el brazo—. No podría estar más feliz por ti.
—Estoy
muy feliz por eso, también, a excepción de que Yoongi ha cambiado a su forma de
lobo y se niega a volver a cambiar. Jin cree que el lobo y su lado humano se
han separado y que Yoongi se ha ido.
—¿Ido?
Tae asintió con la cabeza.
—Sigo pensando que Yoongi está ahí en alguna parte y me
niego a renunciar a él. Algo le impide cambiar de nuevo. Sólo tengo que
averiguar qué es y arreglarlo.
—¿Has
pensado en caminar en sueños con él?
—¿Sueños
qué? —Confusión embargaba a Tae mientras
se volvía para mirar a Levi.
—Caminar
en sueños.
—¿Qué
demonios es eso?
—Si lo
que dices es verdad, y crees que Yoongi todavía está dentro del lobo, puedes
caminar en el sueño y tratar de comunicarte con él de esa manera. —Levi hizo un
gesto rotatorio con la mano—. Ya sabes, ¿caminar a través de sus sueños?
—¿Puedes
hacer eso?
—Bueno.
—Levi se encogió de hombros—. Yo no personalmente, pero hay unos pocos de
nosotros que pueden. Mi especialidad se encuentra en otras áreas.
—Como la
tele transportación o algo así, ¿verdad?
Levi se echó a reír.
—Algo como eso.
—Entonces,
¿quién me puede ayudar a caminar en sueños con Yoongi?
—Tu
mejor apuesta sería Roane. Hay un par de otros que pueden caminar en los
sueños, pero Roane es el mejor.
—¿Roane?
—Tae frunció el ceño—. Creo que aún no lo he conocido.
—Sí,
Roane es una especie de solitario. No le gusta mucho la gente. Pero si es lo
suficientemente importante, es probable que pueda localizarlo para ti.
—¡Por
favor! —Tae tragó el nudo que se formó en su garganta al pensar que alguien
podría ser capaz de ayudarle a llegar a Yoongi—. Lo apreciaría mucho. Sé que
tiene que haber alguna manera de llegar a Yoongi y traerlo de vuelta.
—Voy a
hablar con Roane, y ver si él está dispuesto a ayudar.
—¿Crees
que podría negarse?
—Nunca
se puede saber con Roane. —Levi se encogió de hombros—. Como dije, no le gusta
mucho la gente. Viene de su tiempo con El Profesor. Fue muy duro para él y
prefiere mantenerse alejado de las personas tanto como sea posible.
—Yo no
quiero hacer nada que pueda molestar al tipo.
Levi se echó a reír.
—Y justamente por eso podrías obtener la ayuda que
necesitas.
Tae estaba confundido, pero decidió no cuestionar demasiado
a Levi. Sólo necesitaba a alguien que pudiera ayudarle a llegar a Yoongi y
regresarle a su compañero. Él no estaba particularmente seguro de como
sucedería.
—Vale,
está bien, realmente apreciaría cualquier ayuda que tú o Roane puedan darme.
Nos estamos quedando en la casa de Jin por el momento así que puedes llegar
hasta allí si encuentras a tu amigo.
—Suena
bien.
Tae asintió, aunque no estaba seguro a qué estaba accediendo
exactamente. Más bien estaba asintiendo porque parecía que era lo que tenía que
hacer. Tenía que llegar a casa, no sólo para ver a Yoongi sino que para hablar
con Jin sobre su amigo Roane. Tae tenía que asegurarse de que el hombre era
honesto y respetable. Necesitaba saber que Jin confiaba en Roane.
—Entonces,
Bishop...
Bishop hizo rodar los ojos.
—Sí, sí, puedes tener la semana libre, pero espero conocer a
este compañero tuyo cuando logres que las cosas funcionen.
—Es una
promesa. —Tae sonrió—. Me tengo que ir, necesito volver con Yoongi. En su
estado actual, parece que solo me escucha a mí y no quiero que hiera a alguien.
—Echó nuevamente una mirada a Levi—. ¿Sabes dónde puedes encontrarnos?
Levi asintió con la cabeza.
Tae se despidió y se dirigió hacia la puerta. Trató de
actuar casual mientras se apresuraba. Trató de no actuar como si estuviera
caminando más rápido y más rápido, pero la súbita necesidad que sentía de
volver con Yoongi era abrumadora.
Extraños e inquietante pensamientos comenzaron a correr a
través de la mente de Tae. Su cabeza se arremolinaba en confusión cuando un
sudor frío estalló sobre su piel. Tae apretó los puños cuando sintió que sus
garras trataban de extenderse.
Algo estaba realmente mal y Tae sabía que de alguna manera
su compañero estaba involucrado. Como no habían completado el acoplamiento en
su totalidad, Tae no entendía cómo sabía que Yoongi estaba en problemas, pero
lo sabía.
Tae sacó su teléfono celular del bolsillo y lo abrió,
marcando a la casa de Jin y Namjoon. El corazón latía muy rápido en su pecho
mientras esperaba que alguien, cualquiera, contestara. Necesitaba saber si Yoongi
estaba a salvo más de lo que necesitaba su siguiente aliento.
Si no estuviera en el centro de la ciudad, habría cambiado y
corrido a la casa de Jin y Namjoon tan
rápido como pudiera. Simplemente no era posible. La mayoría
de los ciudadanos de Wolf Creek sabía de la manada, pero había algunos que no
lo sabían. El secreto era lo que los mantenía sanos y salvos.
—¿Jin? —Tae
preguntó en el momento que alguien contestó y dijo hola.
—¿Tae?
—¿Está
todo bien ahí?
—Es
curioso que lo preguntes. —Jin se rio
nerviosamente.
—¿Yoongi?
—Sí,
bueno, aquí, es mejor que hables con tu hermano.
Tae sentía como si su corazón fuera a salir saltando de su
pecho, mientras esperaba que Namjoon contestara la llamada. Miedo y enojo
consigo mismo por dejar desprotegido a Yoongi comenzaron a anudarse en su
interior. Si algo le pasó a Yoongi mientras que él no estaba, Tae nunca se lo
perdonaría.
—¿Tae?
—Namjoon,
¿qué pasa? ¿Qué pasó con Yoongi?
—Se ha
ido, hermano.
—¿Se
fue? —Tae dio un grito ahogado, dándose cuenta del escalofrío de pánico—. ¿Qué
quieres decir con que se ha ido?
—Él no
está aquí. Estaba acostado en la cocina y Jin fue al baño. Cuando regresó, la
puerta trasera estaba abierta y Yoongi se había ido.
—¿Alguien
se lo llevó?
—Bueno,
eso siempre es una posibilidad, pero no lo creo.
Tae frunció el ceño ante el titubeo que podía oír en la voz
de Namjoon.
—¿Qué es lo que no me estás diciendo?
—La
puerta trasera fue destrozada desde el interior, Tae. Creo que Yoongi se fue
por su cuenta.
En su corazón, Tae siempre había temido que Yoongi lo
dejara. Encontrar a un compañero que era tan perfectamente emparejado a él
simplemente parecía demasiado bueno para ser verdad. Sólo pensar en Yoongi
dejándolo casi destroza algo en el interior de Tae.
—Está
bien, regresaré a la casa tan pronto como pueda.
—Tae,
probablemente sólo necesitaba salir a correr. Ser un lobo parece ser algo nuevo
para Yoongi.
Tae tragó con dificultad y encontró su voz.
—Sí, tal vez. Mira, en unos minutos voy a estar en casa y
podemos resolver esto.
—Tae, no
veas esto como más de lo que es. Yoongi probablemente sólo fue a correr o tal
vez te fue a buscar. No parece querer estar separado de ti. Puede ser tan
simple como eso.
—Eso es
gracioso viniendo de ti. —Tae se echó a reír con ansiedad—. No lo has querido
aquí desde el principio y ahora me estás diciendo que no debería preocuparme
cuando está perdido. Eso es gracioso, Namjoon.
—Mira, Tae,
puede que haya estado equivocado acerca de Yoongi. Yo sólo…
—¿Puede
que te hayas equivocado? —espetó Tae.
—Está bien,
yo estaba equivocado. ¿Feliz?
—En
realidad no. Hubiera sido agradable que aceptaras a mi compañero desde el
comienzo mismo, en lugar de tratarlo como un engendro del infierno. Yoongi no
tiene control sobre quién es su padre, y no debería ser juzgado por las cosas
que hace su padre. Él debe ser juzgado por sus propias acciones.
—Tienes
razón, Tae.
—¡Exactamente!
Namjoon suspiró profundamente.
—Me comprometo a pedir disculpas a Yoongi en el momento en
que lo encontremos, pero primero tenemos que encontrarlo.
—Sí.
—Para consternación de Tae, su voz se quebró un poco al hablar. Respiró hondo y
trató de calmar sus tempestuosas emociones—. Voy a empezar a buscar de camino a
casa mientras me dirijo hasta allá. Comienza allí y podemos encontrarnos en el
medio.
—Suena
como un plan.
—Está bien.
—Tae cerró el teléfono y lo metió de nuevo en el bolsillo. Un nudo frío se
formó en su estómago al pensar que Yoongi estaba afuera en el mundo por su
cuenta. No tenía sentido, porque Yoongi había estado por su cuenta durante
varios años, pero los sentimientos de Tae por el hombre después de dos días
tampoco tenían sentido tampoco.
Tae apretó sus manos cuando una nueva ola de pánico rodó a
través de él. Su piel se erizó, una advertencia segura de que alguien lo estaba
observando, y Tae no creía que fuera Yoongi. Él no tenía una buena vibración
como la que tenía cuando Yoongi lo miraba. Esta se sentía fría, tenebrosa.
Tae aminoró la marcha y trató de aislar todo lo que lo
rodeaba. Se enfocó en la sensación que tenía, olfateando el aire, hasta que
encontró el aroma que estaba buscando. Olía como a carne podrida, un signo
seguro de algo malo, por lo general alguien malvado.
Tae pensó inmediatamente en Hoseok. Sabía que tenía un odio
natural por el hombre a causa de la forma en que trataba a Yoongi, pero había
algo más que Hoseok en esto. Hoseok parecía tener una fascinación antinatural
por Yoongi que hacía que Tae estuviera muy preocupado.
En el segundo en que Tae descubrió de dónde provenía el olor
a carne podrida, cambió de dirección, dirigiéndose hacia él. Fue una jugada
tonta, Tae lo sabía, pero no iba a permitir que nadie le hiciera daño a su
compañero.
Tae siguió el olor nauseabundo a un callejón entre una
tienda y una cafetería. Trató de lucir despreocupado cuando sacó su teléfono
celular y lo abrió. No discó, sólo sostuvo el teléfono en su oreja y se detuvo
en la entrada del callejón.
Tae empezó a hablar como si realmente hubiera alguien al
teléfono, y luego miró a su alrededor con indiferencia. Sus mejorados sentidos
le daban una mejor visión, mejor audición, y un mejor sentido del olfato.
Estaba agradecido por cada uno de sus sentidos cuando vio a Hoseok
escondido detrás de un contenedor de basura a mitad de camino por el callejón,
y no estaba solo. Tae podía sentir dos hombres más con él. Pensó que las
probabilidades estaban bastante niveladas.
Tae cerró de golpe su teléfono y lo metió en el bolsillo.
Respiró hondo, luego se volvió y entró en el callejón. Alguien iba a salir de
este callejón con vida y alguien no. Tae estaba apostando a que no iba a ser Hoseok.
—Hola, Hoseok.
He oído que me has estado buscando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario