―¿Crees que realmente lo dijo en serio?
―¿Quién?
¿Qué?― preguntó Yoongi, mirando a Taehyung mientras regresaban a su casa.
―Tu Alfa
―respondió Taehyung―. ¿En verdad habló en serio cuando me aceptó dentro de tu
manada?
―Sí.
―Yoongi contestó sin dudar.
―¿Por
qué?― preguntó en voz alta Taehyung. Que el Alfa lo aceptara parecía ser
demasiado fácil.
Yoongi se rió entre dientes.
―Porque
eres mi compañero.
―¿Y eso
es todo lo que se necesita?
―Nos
tomamos muy en serio el acoplamiento, Tae ―dijo Yoongi―. Ya deberías haberlo
notado, mi reacción debió haberte dado una idea.
Taehyung bufó.
―Tu
reacción me demostró lo idiota que fui al mentirte. Créeme, nunca sucederá otra
vez. No me importa cuál sea la situación. Siempre te diré la verdad. Eso te lo
puedo prometer.
―Y yo
prometo no volver a dejarte bajo ninguna circunstancia.
Taehyung se detuvo cuando Yoongi le tiró del brazo,
girándolo hacia él. Brevemente se preocupó de que Yoongi aún pensara que le
mentía, hasta que Yoongi ahuecó sus manos alrededor de la cara de Taehyung.
―Lo
siento, Tae ―dijo en voz baja Yoongi―. Estaba enfadado, pero no tenía derecho a
poner en peligro tu vida de la forma en que lo hice. Nunca sucederá otra vez,
sin importar lo enfadado que pueda estar. Yo siempre estaré ahí para ti.
El aliento de Taehyung quedó atrapado en su garganta.
―¿Crees
que volverás a enfadarte tanto conmigo?
―No
tengo ninguna duda de eso. ―Sonrió Yoongi―. Los dos somos personas muy
obstinadas, Tae. A ambos nos gusta hacer las cosas a nuestro modo. No tengo
ninguna duda de que vamos a discutir y pelear. Pero en tanto recordemos que
somos un equipo, podemos hacer que funcione.
La sonrisa sensual que apareció en el rostro de Yoongi envió
un golpe de lujuria directo al pene de Taehyung, endureciéndolo como el acero
en cuestión de segundos.
―Además,
el sexo de reconciliación es parte de la diversión.
Los dedos de Taehyung apretaron la tela de la camisa de
Yoongi mientras él acercaba a Taehyung. Sabía sin lugar a dudas que Min Yoongi lo
tenía comiendo en la palma de su mano más rápido que nadie que hubiera
conocido.
Yoongi no tenía que decir nada, ni siquiera tenía que
tocarlo. Sólo el estar en presencia de Yoongi le hacía sentir que podía lograr
cualquier cosa. Sin embargo, cuando Yoongi lo tocaba, sentía como si pudiera
volar.
―¿No
mencionaste algo sobre castigarme?― Taehyung siseó mientras Yoongi barría con
su lengua un lado de su cuello.
Yoongi se rió entre dientes.
―Te dije
que rogarías.
―No
estoy rogando ―dijo Taehyung―. Te lo estoy recordando.
Las rodillas de Taehyung temblaron cuando los dientes de
Yoongi mordieron un lado de su garanta.
―¿Has
oído hablar del acoplamiento de luna llena, mi Príncipe?
―N—no.
―Cada
luna llena, un hombre lobo tiene la necesidad de reclamar a su compañero
―Susurró Yoongi―. Tendré hambre de ti, arderé. Morderé barras de acero para
llegar a ti. Te cazaré y cuando te encuentre, y créeme que te encontraré, te
follaré tan fuerte que no vas a ser capaz de caminar.
―Oh
joder. ―Taehyung pudo sentir como sus rodillas se debilitaban. No sabía por
cuánto tiempo podrían sostenerle. Las palabras de Yoongi lo excitaban demasiado
y enviaban ardiente lujuria a través de su cuerpo.
―Estaré
en mi tercera forma, aquella en la que estaba cuando te reclamé la primera vez
―continúo Yoongi―. Todas nuestras parejas saben que deben estar listos en luna
llena porque no podemos dejar de tomar a nuestros compañeros, reclamándolos. Ni
siquiera voy a poder correrme hasta que te reclame.
―Yoongi
―Taehyung habló con voz ronca, la imagen que Yoongi provocó, lo llenó con el
deseo de que la luna llena llegara tan pronto como pudiera. Necesitaba sentir a
Yoongi reclamándolo más de lo que necesitaba el siguiente aliento.
―¿Te
gustaría eso, mi Príncipe?― preguntó Yoongi―. ¿Te gustaría que te reclamase en
luna llena?
―Ahora,
Yoongi ―Taehyung rogó, arqueando su cuello hacia atrás―. Por favor, ahora.
La única respuesta de Yoongi fue enterrar sus colmillos en
el cuello de Taehyung, provocando un profundo gemido en él. Taehyung se
estremeció. La intensidad de sus emociones lo abrumaba. Yoongi lo reclamó otra
vez, y esta vez, ambos eran plenamente conscientes de lo que estaba pasando.
Se sintió diferente de cuando Yoongi lo había reclamado en
el claro hace unos instantes. En aquel momento, Yoongi lo había reclamado porque
ellos lo necesitaban. La vida de Taehyung prácticamente dependía de eso.
Aunque, esta vez, Yoongi simplemente lo había hecho porque Taehyung se lo había
pedido. Demonios, le había rogado por ello.
―Te
necesito, mi amor ―susurró Taehyung cuando Yoongi levantó su cabeza para
mirarlo. Gimió cuando Yoongi lamió una gota de sangre de sus labios. Taehyung
no podía creer lo increíblemente sexy que se veía.
Yoongi comenzó a inclinar su cabeza para que Taehyung
pudiera beber otra vez de él. Taehyung lo detuvo negando con la cabeza. Aunque
él nunca querría renunciar a alimentarse de su compañero, eso no era lo que
quería ahora. Necesitaba a Yoongi de una forma distinta.
―No, mi
querido Yoongi ―dijo Taehyung. Empujó su dolorida erección contra Yoongi―. Te
necesito.
Yoongi sonrió, la mirada en sus ojos era casi salvaje.
―Entonces
me tendrás, mi Príncipe. ―Le dijo antes de girar a Taehyung de cara al árbol.
Taehyung lamentó perder sus pantalones de cuero negro
mientras Yoongi los rasgaba en jirones, pero era un pequeño precio a pagar por
la increíble sensación de Yoongi agarrando las mejillas de su culo
apartándolas.
—Oh, oh, Yoongi.
―Taehyung gimió. La lengua de Yoongi acarició el fruncido orificio de
Taehyung varias veces antes de empujar, estirándolo. Taehyung pudo sentir cada
golpe recorrerlo hasta los pies.
Las manos de Taehyung se curvaron alrededor del tronco del
árbol mientras un dedo era empujado junto a la lengua de Yoongi. Había
experimentado muchas cosas en su larga vida pero nadie había usado la lengua en
él. Su pene palpitaba. Sus manos se curvaron en garras y las enterró en la
corteza del árbol. La sensación era gloriosa.
Un fuerte grito de protesta se escapó de la boca de Taehyung
cuando Yoongi se alejó hasta que fue girado. La mirada en el rostro de Yoongi
ardía dentro de él, intensamente, llena de deseo sólo por él. Lo excitó como
nada más podía.
El ardor en los tensos músculos de Taehyung mientras Yoongi
lo penetraba igualaba al de su espalda mientras Yoongi lo empujaba contra un
árbol cercano. Taehyung encontró estimulante la fuerza de Yoongi y estaba más
que dispuesto a soportar lo que fuera por la exquisita sensación de su compañero
bombeando dentro de él.
Taehyung envolvió sus piernas alrededor de la espalda de
Yoongi y los brazos alrededor de su cuello. Inclinó la cabeza hacia atrás para
mirar a su compañero, esta sería la primera vez que hicieran el amor estando en
su forma normal. Las manos de Yoongi no cambiaron y Taehyung no necesitaba
alimentarse.
―Mírame,
mi amor.
La mirada llena de lujuria en los ojos de Yoongi hizo que su
aliento quedara atrapado en su garganta. Vio la voraz necesidad en su
compañero, tanta necesidad que lo hacía temblar con sus propios deseos. Yoongi
realmente lo quería.
Taehyung se preguntó si era el vínculo de acoplamiento lo
que hacía que Yoongi lo quisiera tan ferozmente. El brillo en los ojos de
Yoongi le decía algo diferente. Le decía que Yoongi lo quería a pesar del
vínculo de acoplamiento.
―Mi
precioso amor ―susurró Taehyung, sobrecogido por la reverente expresión en el
rostro de su compañero. Acarició un lado del rostro de Yoongi―. No te
arrepentirás de reclamarme, Yoongi. Lo prometo. Nunca te mentiré otra vez.
Yoongi asintió.
―Aún así
voy a azotar tu culo cuando lleguemos a casa ―gruñó Yoongi.
Taehyung parpadeó. ¿Por qué el pensamiento de la gran mano
de Yoongi bajando a su culo hacía saltar a su pene? En serio tenía esas jodidas
ideas desarrollándose en su cabeza. Era un Príncipe. Él debería ser quien lo
azotara.
―Cuéntame
más ―ordenó Taehyung.
Yoongi sonrió.
―Te voy
a sacar toda la ropa.
Taehyung gimió.
―Vas a
descansar en mi regazo, con tu hermoso culo justo delante de mí, y voy a
azotarte, viendo como tu perfecto y pequeño culo resplandece de un bonito rosa
para mí.
Taehyung volvió a gemir. Su pene goteaba por todo el abdomen
de Yoongi. Su culo se apretaba alrededor del pene que empujaba dentro de él.
Cada vez que Yoongi empujaba dentro de él, rozaba su pene contra el suave
rastro de vello en el abdomen de Yoongi.
―¡Yoongi!―
Taehyung gritó, la presión se construía en su cuerpo.
―Después
voy a follarte, Tae ―Yoongi gruñó―. Incluso puede que cuando lo haga cambie.
La imagen de Yoongi cambiando mientras lo tomaba envió a
Taehyung sobre el borde. Él gimió. La presión en su pene estalló en una
ardiente bola de crema llena de lujuria. Su cuerpo se tensó, sus músculos se
apretaron alrededor de la vara que golpeaba dentro de él. Yoongi rugió
llenándolo con su propia liberación.
Taehyung gimió cuando Yoongi salió de él, bajando
cuidadosamente sus temblorosas piernas al suelo. Su culo dolía. Su espalda tenía
profundos rasguños. Y Taehyung nunca se había sentido más satisfecho en su
vida.
―¿Estás
bien, cariño? ―Preguntó Yoongi y apartó el largo cabello de la cara de
Taehyung.
Taehyung sólo podía sonreír y asentir con la cabeza. No
tenía suficiente energía para responder verbalmente. Se sentía hecho polvo, su
cuerpo estaba relajado, su mente derretida. Sólo quería ir a casa, acurrucarse
entre los brazos de Yoongi, y dormir.
Miró hacia abajo cuando Yoongi se rió.
―Va a
ser muy interesante volver a tu casa sin sorprender a todo el vecindario.
―Taehyung se sonrojó―. Podrías darme tu camisa ―sugirió.
―¿Y
esconder tu glorioso culo?― Yoongi se rió otra vez―. ¿Por qué querría hacer
eso?
―¿Porque
así todo el vecindario no vería mi culo desnudo?
―Pero es
un culo pequeño y perfecto.
―Yoongi
―gruñó Taehyung―. No es apropiado que el Príncipe de un aquelarre de vampiros
muestre su culo para que todos lo vean.
Yoongi se rió mientras se sacaba la camisa de algodón sobre
su cabeza. Agarró el borde del cuello y tiró, desgarrando el material hasta que
fue lo suficientemente amplio para encajar en las caderas de Taehyung. Taehyung
sonrió mientras tomaba la camisa y se metió en ella.
―Genial,
ahora uso una falda.
―Aún
puedes ir desnudo.
Taehyung miró a Yoongi.
―No es
gracioso, bola de pelos.
―Piénsalo
de esta forma, mi Príncipe ―dijo Yoongi mientras se inclinaba y levantaba a
Taehyung por encima de su hombro. Mientras comenzaba a caminar, deslizó una
mano por la parte posterior de sus piernas hasta que se deslizó bajo el
material de su camisa y sobre su culo―. El acceso es mucho más fácil de esta
manera.
Yoongi lentamente podía sacarlo de sus casillas, Taehyung
simplemente lo sabía. Yoongi comenzó a caminar. Cada paso presionaba el pene de
Taehyung entre su estómago y el hombro de Yoongi. Cuando Yoongi acarició con su
dedo hacia abajo entre las mejillas de su culo, Taehyung se estremeció, incapaz
de contener un grito de necesidad.
Se había corrido sólo hacía unos minutos, y se sentía listo
para correrse otra vez en cualquier momento. Los dedos que presionaban dentro
de su ya estirado agujero decían que probablemente se correría mucho en los
próximos años. Taehyung tenía el presentimiento de que Yoongi tenía un gran
apetito sexual. Taehyung rogaba porque fuera cierto.
―¿Así,
dulzura?
Taehyung gruñó. Dos podían jugar este juego. Se estiró y
empujó su mano bajo la cintura de los jeans de Yoongi. Movió un poco sus dedos
hasta que empujaron contra el orificio de Yoongi, sonriendo cuando escuchó a su
compañero inspirar rápidamente.
―La
venganza es una perra, mi amor. ―Taehyung arrastró las palabras en la oreja de
Yoongi.
Yoongi gruñó y empujó un tercer dedo. Taehyung hizo lo mismo
pero perdió el ritmo cuando Yoongi curvó sus dedos y acarició su dulce punto.
Estrellas explotaron detrás de sus ojos. No pudo concentrarse en nada excepto
la exquisita sensación de los dedos de Yoongi dentro de su culo.
―No te
detengas ahora, mi Príncipe ―dijo Yoongi. Su voz sonaba ronca y tensa―. Las
cosas comenzaban a ponerse interesantes.
Taehyung se estremeció pero movió nuevamente sus dedos
dentro del culo de Yoongi.
―Eso es
―gruñó Yoongi―. Ahora, prepárate, mi Príncipe. Va a ser un viaje lleno de
baches.
Taehyung no supo lo que quería decir Yoongi hasta que el
hombre comenzó a correr. Rápidamente descubrió que su compañero era malvado, un
hombre malvado. Cada movimiento lo hacía rebotar contra la musculosa figura de
Yoongi, presionando su pene entre ellos y empujando los dedos de Yoongi
profundamente dentro de él.
No supo por cuánto tiempo corrió Yoongi, o cuanto terreno
recorrió antes de que repentinamente se detuviera. Antes de que Taehyung
pudiera protestar, fue bajado del hombro de Yoongi y depositado en una cama.
Los dedos dentro de él nunca dejaron de moverse.
Yoongi lo miró lascivamente.
―Es hora
de tu castigo, mi Príncipe.
Los ojos de Taehyung se abrieron de par en par. Gimió cuando
Yoongi sacó sus dedos. Pronto se convirtió en un grito de sorpresa cuando fue
elevado y empujado sobre el regazo de Yoongi, con su culo en el aire. La camisa
alrededor de sus caderas rápidamente fue arrancada.
El primer golpe lo dejó sin habla. No creyó que Yoongi
hablara en serio. El segundo golpe hizo que Taehyung se moviera como loco,
tratando de evitar la gran mano que bajaba sobre su sensible culo.
―¡Yoongi!―
gritó Taehyung mientras trataba de escapar. Yoongi simplemente continuó bajando
su mano una y otra vez. Enseguida se dio cuenta de que Yoongi ya no estaba
jugando. La ira salía de él en gruesas ondas.
Taehyung fue levantado y aplastado contra el cuerpo de
Yoongi. Fue sostenido tan fuerte que apenas podía respirar. Su culo ardía, sus
pulmones jadeaban por aire. Pero el temor que venía de Yoongi obtuvo toda su
atención.
―Yoongi
―susurró Taehyung. Trató de alejarse de su compañero así podría mirarlo a la
cara pero Yoongi no estaba dispuesto. Sólo lo sostenía firmemente―. Yoongi,
mírame.
Taehyung nuevamente luchó con Yoongi. Tratando de conseguir
que aflojara su abrazo y lo mirara. Yoongi luchó, sosteniéndolo firmemente
mientras enterraba su cabeza en el cuello de Taehyung y evitaba su mirada.
Finalmente, Taehyung suspiró, resignado a hablar contra la parte superior de la
cabeza de Yoongi.
―Yoongi,
esto no va a funcionar si no quieres hablar conmigo.
Yoongi negó con la cabeza.
Taehyung apenas ahogó su risa. La terquedad de su compañero
se demostraba a través de su negativa de transigir en este momento. Taehyung
sabía que había mucho en lo que Yoongi podría ceder, esto no lo era.
Aún podía sentir la dureza de Yoongi apretándose contra su
estómago, pero él sabía que el sexo era en lo que menos pensaba su compañero en
ese momento. Algo más se había apoderado completamente de él y debían arreglarlo
antes de que pudiesen continuar.
―¿Quieres
decirme por qué estás tan enfadado?― murmuró Taehyung contra la cabeza de
Yoongi.
Yoongi apenas movió su cabeza, pero eso fue suficiente.
―¿Por
qué no?
Yoongi se encogió de hombros.
Taehyung hizo rodar sus ojos. No iban a llegar a ninguna
parte a este paso. Obviamente algo había molestado a Yoongi, pero el hombre se
rehusaba a discutirlo. Tal vez no habían estado juntos lo suficiente para que
Yoongi se sintiera cómodo discutiendo las cosas con él.
Había pasado sólo una hora desde que abiertamente se habían
reclamado el uno al otro. Necesitaban más tiempo para conocerse. Taehyung sólo
podía esperar a que llegaran a ese punto en su relación. Sabía que no sucedería
durante la noche o incluso en unos días. La confianza llevaba tiempo.
―¿Crees
que podríamos meternos bajo las mantas?― preguntó Taehyung―. Mi culo está al
aire y me está dando un poco de frío.
Yoongi se echó a reír, haciendo que Taehyung se riera. Aún
se rehusaba a mirar a los ojos a Taehyung cuando Yoongi lo llevó a la cama y lo
metió bajo las mantas. Taehyung se acomodó contra las almohadas y sacó sus
manos.
Yoongi se apuró en desvestirse y se metió en la cama,
acurrucándose cerca de él. Apoyó la cabeza sobre el pecho de Taehyung y
envolvió un brazo y una de sus piernas sobre él. Taehyung sólo lo acercó más.
―Descansa,
mi amor ―susurró contra el pelo de Yoongi―. Lo resolveremos más tarde.
Yoongi escuchó los lentos latidos del corazón de Taehyung
mientras caía dormido. Sabía que su compañero necesitaba descansar. Le habían
pasado muchas cosas en estas dos semanas desde que se habían conocido. Algunas
veces Yoongi temía que fuera demasiado y que Taehyung lo dejaría como él lo
había hecho antes.
Sólo ese pensamiento evitaba que le hiciera otra vez el amor
a Taehyung. No quería nada más. La intensidad que parecía estallar entre ellos
cada vez que se tocaban lo sorprendía.
Nunca nadie lo había afectado de esa manera, tal y como lo
hacía su compañero. Yoongi sólo necesitaba sentir el olor de Taehyung y la
excitación se extendía sobre él rápidamente. No podía creer que casi lo había
perdido, casi había renunciado a su compañero. No podía creer que había sido
tan estúpido.
Taehyung se acurrucó más cerca de él, y Yoongi supo que
debía volver a examinar sus prioridades. Una pequeña mentira por omisión
parecía algo mínimo comparado con no tener a su compañero por el resto de su
vida.
Yoongi tiró de las mantas sobre él, luego sobre Taehyung,
cerrando sus ojos. El sorprendente calor de su compañero lo arrulló hacia el
sueño, los pensamientos de su futuro con Taehyung jugaron en su cabeza mientras
caía dentro un profundo y pacífico sueño.
Yoongi podía sentir a Taehyung moviéndose junto a él incluso
antes de abrir los ojos. Su compañero parecía inquieto. Su corazón latía lo
suficientemente rápido para saber que Taehyung ya no dormía. Sin embargo, su
cuerpo no dejaba de moverse.
Yoongi se extendió sobre él y le dio un golpe en su culo.
―Para
ya. Me has despertado.
―Bueno,
¡perdona mis jodidas locuras!― dijo bruscamente Taehyung.
Yoongi abrió sus ojos de golpe para ver a Taehyung
inclinándose hacia atrás contra las almohadas, con los brazos cruzados sobre su
pecho y un adusto ceño en su rostro. Yoongi suspiró y se acomodó hacia arriba
para sentarse al lado de su compañero.
―No eres
una persona madrugadora, ¿verdad?
Taehyung levantó una ceja.
―Yoongi,
soy un vampiro. ¿A ti te parezco una persona madrugadora?
―En
estos momentos pareces una bruja, pero sé que me he equivocado antes.
―Las
brujas son unas perras, mi amor ―dijo Taehyung, ondeando su mano ante Yoongi―.
Ese sería más de tu estilo.
―Mío…,
estás gruñón esta mañana, ¿verdad?
―¡No soy
gruñón!― dijo bruscamente Taehyung―. Estoy atrapado en el agujero de mala
muerte de alguien, rodeado de personas que probablemente quieren que esté
muerto, y alguien está tratando de matarme. ¡Discúlpame si estoy teniendo un
jodido mal día!
Yoongi hizo rodar sus ojos. Adoraba a Taehyung, realmente lo
hacía, pero esta actitud tan temprano por la mañana simplemente no la
toleraría. Yoongi no tenía la intención de comenzar su mañana de esta manera.
Yoongi agarró a Taehyung y se acercó al borde de la cama,
tirando del Príncipe sobre su regazo.
―Necesitas
un ajuste de actitud ―le explicó Yoongi mientras comenzaba a golpear el culo de
Taehyung―. No tengo intención de despertar cada mañana por culpa de tu estado
de ánimo remilgado.
Taehyung gritó evidentemente indignado. Yoongi simplemente lo
mantuvo abajo y continuó golpeando su culo hasta que los gritos de Taehyung se
volvieron pequeños gemidos. Finalmente, se detuvo. Frotó con su mano las
mejillas intensamente rojas y luego giró a Taehyung y lo estrechó entre sus
brazos.
―Cariño,
¿quieres decirme qué está pasando realmente?― Susurró Yoongi contra la cabeza
de Taehyung.
―No
―murmuró Taehyung.
Yoongi inclinó la cabeza de Taehyung hacia atrás así podría
ver sus ojos color amatista.
―Yo creo
que sí, o no estarías tan gruñón esta mañana. Obviamente quieres mi atención,
bueno, ahora la tienes.
Los ojos de Taehyung se abrieron de par en par.
―¿Piensas
que yo quería que me azotaras?
―Sí, lo
creo ―respondió Yoongi―. Creo que necesitabas, que por el momento yo estuviera
al mando. También creo que justo ahora te sientes muy inestable. Que estás
bastante confundido, y me estás presionando para ver como reaccionaré. ―Yoongi
le hizo un giño a Taehyung―. Ahora ya lo sabes.
―Soy un
hombre, ¿sabes?
―Cariño,
soy muy consciente del hecho de que eres un hombre ―dijo Yoongi―. No hay duda
de eso. También eres alguien que está acostumbrado a tener todo el tiempo el
mando, o de tener a todos a tu alrededor saltando a una palabra tuya.
Yoongi se agachó y agarró el culo enrojecido de Taehyung,
dándole un buen apretón. Taehyung hizo una mueca, parecía como si el toque le
doliera. Yoongi sabía que era otra cosa. El pene de Taehyung tembló y comenzó a
llenarse.
―Creo
que soy el compañero perfecto para ti ―continuó Yoongi―. No aguantaré tus
estupideces y no me podría importar menos el que seas el Príncipe de tu
aquelarre. Tampoco tengo problemas en ponerte en tu lugar cuando lo necesites.
Yoongi los llevó de vuelta a la cama, acostando a Taehyung
antes de cubrir el cuerpo de su compañero con el suyo.
―Lo más
importante, es que conmigo no tendrás que controlarte. Soy suficientemente
fuerte por los dos, y siempre estaré aquí para apoyarte, sin importar qué.
Taehyung arrugó su frente.
―¿De verdad
es así de simple, Yoongi?
―Si tú
lo quieres sí ―respondió Yoongi―. Los dos somos hombres bastante obstinados,
acostumbrados a tener dominio sobre todas las cosas―Yoongi movió sus caderas
contra las de Taehyung―en más de un sentido, pero creo que funcionamos bien
juntos.
―Sabes,
no puedes seguir azotándome ―argumentó Taehyung incluso cuando separaba sus
piernas para acomodar a Yoongi más cerca de él―. Soy el Príncipe de mi
aquelarre.
―Como
dije, cariño, eso no significa nada para mí. En lo que a mí respecta, tú no
eres el Príncipe Taehyung. Simplemente eres mi Tae, mi compañero. Eso es todo
lo que importa para mí. Y si creo que tu culo debe enrojecer, eso es lo que voy
a hacer.
Taehyung ladeó la cabeza a un lado, con una mirada confusa
en su rostro.
―¿En
verdad no te importa mi estatus como Príncipe de mi aquelarre?
―Nop
―dijo Yoongi―. En lo que a mí respecta nuestra relación es una simple relación
de pareja.
―Hablas
en serio. ―Era más una afirmación que una pregunta.
―No me
malinterpretes, Tae. Nunca te faltaré al respeto en público o algo como eso,
pero tampoco te tendré mandándome a hacer cosas. Tú eres mi compañero, no mi
madre, ni mi padre o mi Alfa.
―¿Qué…
qué si tengo que hacerlo?
―¿Quieres
decir, debido a cosas del aquelarre o la manada?
Taehyung asintió.
―Bueno,
supongo que tal vez eso sería diferente, pero entiende que si siento la
necesidad de cuestionarte, lo haré. Eso sí, no frente a los demás, pero te
cuestionaré.
―Es justo.
―Me
alegro que pienses así, oh su realeza.
Taehyung sonrió. Envolvió sus piernas alrededor de la
cintura de Yoongi, sus penes se rozaban entre sí.
―Entonces,
si justo ahora te ordeno que me folles, ¿Tendrás que preguntarme primero?
―Esa es
una orden que siempre estaré dispuesto a seguir, mi Príncipe. Sin hacer
preguntas.
―Yoongi agarró a Taehyung y los rodó a ambos hasta que el
otro hombre estuvo a horcajadas sobre su cintura. Inclinó su cabeza hacia atrás
invitándolo.
Taehyung gruñó y cayó, enterrando profundamente sus dientes
en el cuello de Yoongi. Yoongi gimió ante el impacto repentino de dolor. El
resto de su cuerpo parecía no tener problemas con lo que Taehyung hacía. Se
animó y pulsaba frenéticamente por atención.
Yoongi gruñó cuando su compañero tuvo la gentileza de
atenderlo estirándose hacia abajo y envolviendo con su mano ambos penes. Yoongi
se aferró a las caderas de Taehyung. Condujo su pene hacia arriba entre la mano
de Taehyung. Gruñó mientras Taehyung tomaba la esencia de la vida de él.
Yoongi no sabía cómo había pasado, pero ahora él equiparaba
el beber sangre con el deseo. La simple vista de los dientes de Taehyung
excitaba a Yoongi. Estaba bastante seguro que continuaría pensando de esa
manera por el resto de su vida.
Con la mano de Taehyung acariciándolo y la sensación de la
respiración rápida del Príncipe moviéndose contra su cuerpo. Yoongi supo que su
resistencia tomaría vacaciones. El olor del sexo llenó el aire que los rodeaba,
fluyendo sobre ellos.
Taehyung levantó su mano con el tiempo justo para capturar
los labios de Yoongi antes de que él llenara el espacio entre ellos con su
caliente semilla. El cremoso líquido caliente lubricó los empujes de Yoongi.
Con un fuerte rugido voló sobre el borde de la liberación para unirse a su
compañero en el éxtasis.
Yoongi gruñó cuando Taehyung colapsó en su pecho. Envolvió
sus brazos alrededor de su compañero, metiendo la cabeza bajo su barbilla. Una
pacífica sensación de satisfacción lo llenó, una que sólo recordaba tener
cuando estaba cerca de su compañero.
―Duerme,
mi Príncipe ―murmuró Yoongi―. Nos iremos a casa más tarde.
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