sábado, 21 de mayo de 2022

CAPITULO 8

―¿Taehyung?

 

Taehyung gimió y se dio la vuelta. No quería que ninguna voz molesta invadiera los sueños agradables que estaba experimentando. Se sentía derretido, relajado. Quería quedarse en el pequeño país de los sueños agradables en el que flotaba.

 

―¡Taehyung!

 

Taehyung parpadeó, sus ojos se abrieron sin su permiso. Se dio la vuelta para ver a Jin sentado en un lado de su cama. El aire frío que erizaba su piel de pronto le recordó que yacía desnudo sobre la cama, y ¿por qué? Sintió que su rostro se ruborizaba mientras agarraba las mantas y se las ponía encima del cuerpo.

 

―¿Jin? ―susurró con voz ronca―. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde está Yoongi?

 

Empacando.

 

El pánico golpeó a Taehyung. Su corazón tronó en su pecho.

 

―¿Empacando? ¿De qué demonios estás hablando? ―le preguntó mientras se obligó a sentarse.

 

Está abajo con Namjoon en este momento, empacando.

 

―¿Qué? ¿Por qué?

 

Anoche hubo luna llena.

 

 ―¿Y? ―Taehyung ya lo sabía. Era bastante obvio para los cambiaformas. Simplemente no entendía qué tenía que ver eso con que Yoongi estuviera haciendo las maletas. Sabía que Yoongi se había enfadado la noche anterior, pero imaginó que lo habían arreglado. ¿Podría haber sido un error?

 

También es el momento del acoplamiento de luna llena para los que tienen compañero ―explicó Jin.

 

Taehyung podía sentir su cara ardiendo de color rojo brillante de nuevo.

 

―Ya lo sé.

 

Chico, claro que lo sabía. Aun sentía los efectos de la unión de luna llena en cada dolor de su cuerpo, pero todos los dolores eran exquisitos, recordándole lo bien que su compañero le había reclamado la noche anterior. Había sido glorioso.

 

Taehyung de pronto se preocupó cuando Jin le agarró la mano.

 

Los ojos de Jin parecían estar llenos de preocupación, que sólo aumentó la suya. ¿Había ocurrido algo que él no sabía? ¿Yoongi habría decidió que un compañero que no podía correr y cazar durante la luna llena no le convenía?

 

―¿Q…qué? ―La voz de Taehyung se tambaleó.

 

―¿Cómo te sientes? ―preguntó Jin― ¿Estás bien?

 

Con tanto como la cara de Taehyung había enrojecido durante los últimos cinco minutos, no estaba seguro de que volviera a ser de un color normal. No estaba acostumbrado a discutir cosas íntimas con nadie, especialmente con alguien que no era su pareja.

 

Estoy bien ―dijo Taehyung, todavía confuso y con un poco de pánico―. ¿Qué está pasando, Jin? ¿Por qué está Yoongi empacando?

 

Yoongi cambió ayer por la noche, Taehyung ―explicó Jin―. Había luna llena y...

 

 ―¿Quieres dejar de darle vueltas al maldito arbusto y decirme qué diablos está pasando? ―Taehyung se rompió.

 

Jin dejó escapar un suspiro.

 

―Yoongi piensa que te hizo daño ayer por la noche.

 

―¡Yoongi nunca me haría daño!

 

Jin se rio entre dientes, lo que le pareció extraño, considerando las circunstancias. A él la situación no le parecía muy divertida. De hecho, le parecía como una especie de desastre.

 

No creo que se haya dado cuenta de eso ―dijo Jin―. Él cambió ayer por la noche en  nuestra tercera forma y entonces estoy asumiendo que te reclamó.

 

Taehyung hizo rodar los ojos, aun con su rostro sonrojado otra vez.

 

―Sí.

 

Y algo más.

 

Te desmayaste, Taehyung.

 

Oh, Señor.

 

Yoongi cree que te lastimó, que no pudiste manejar que él te reclamara.

 

Bueno, me pareció un poco intenso, pero nunca me hizo daño ―afirmó Taehyung―. Yoongi nunca haría nada para hacerme daño.

 

Entonces tienes que dejar de avergonzarte y mover tu culo a la otra habitación antes de que tu compañero embale todas sus cosas y se vaya. En este momento, él cree que la mejor manera de protegerte es irse.

 

Oh, lo juro ―exclamó Taehyung al dejar caer las mantas y sacar las piernas por el lateral de la cama―, uno de estos días voy a golpear a ese hombre en la cabeza tan fuerte que su cerebro traqueteará durante una semana.

 

Buscó alrededor el pantalón de su pijama, sólo para recordar que Yoongi lo había destrozado, cuando vio el material arrugado en un rincón. No podía dejar de sonreír. Debería enmarcarlos.

 

―¿Me puedes conseguir un par de pantalones de la cómoda?

 

Jin miró el material hecho jirones en el suelo y se echó a reír.

 

―Sí, claro.

 

Taehyung agarró los jeans que Jin le dio y se los puso. Se mostró agradecido cuando Jin se dio la vuelta, dándole un poco de privacidad mientras él se levantaba y tiraba de ellos para terminar de subírselos.

 

Agarró sus muletas y se dirigió hacia la puerta. Se puso la camisa y los zapatos. Tenía que ir a la sala principal y golpear a su compañero hasta hacerle entrar en razón. No sabía si estaba enfadado porque su compañero sintiera la necesidad de irse, o satisfecho de que se preocupara tanto por él que prefería abandonarle antes que hacerle daño.

 

Namjoon se sentó a la mesa del comedor a beber una taza de café. No dijo una sola palabra, sólo señaló el porche delantero. Taehyung rodó sus ojos y se dirigió a la puerta principal, que estaba abierta.

 

Pudo ver a Yoongi sentado en los escalones del frente antes de llegar al marco de la puerta. Sus hombros se veían encorvados, la cabeza inclinada, apoyada en sus manos. Se veía tan absolutamente abatido que el corazón de Taehyung le dolía por él.

 

Le abandonaron todos los pensamientos de golpearle en la cabeza con su muleta. Su compañero necesita comprensión y confianza, no ira.

 

Taehyung apoyó las muletas contra el marco de la puerta arrastrando los pies con cuidado a través del espacio entre la puerta y Yoongi.

 

Yoongi dio un salto cuando Taehyung se inclinó para descansar su mano sobre su hombro. Miró hacia arriba y palideció, su rostro se volvió blanco pastoso.

 

Taehyung ignoró el pequeño jadeo de Yoongi y se movió cuidadosamente a su alrededor para estar delante de él, sentándose en el escalón de debajo del hombre.

 

Colocó su cuerpo contra Yoongi, agarrándole los brazos y envolviéndolos alrededor de su propio cuerpo antes de inclinar la cabeza hacia atrás contra el cuerpo rígido de Yoongi. Podía sentir el ruido sordo de los latidos de su corazón. El hombre estaba aterrorizado.

 

Sé que sólo hemos estado en nuestra nueva casa desde hace un par de semanas ―dijo Taehyung―. ¿Es demasiado pronto para tener un perro o deberíamos esperar hasta que estemos un poco más establecidos?

 

Cuando Yoongi no dijo nada, Taehyung inclinó la cabeza hacia atrás para mirar a su compañero. La cara de Yoongi parecía congelada en su asombro, con la boca abierta. Taehyung se acercó y levantó la barbilla de Yoongi, cerrándole la boca.

 

―¿Deberíamos conseguir un cachorrito pequeño o empezar por un perro adulto?

 

Taehyung miró de nuevo hacia adelante, encogiéndose de hombros.

 

―No estoy seguro de que estemos preparados para empezar con el entrenamiento de un perrito por el momento.

 

Taehyung.

 

 Los cachorros son agradables, sin embargo ―siguió Taehyung como si Yoongi no hubiera dicho ni una palabra―. Si adoptas un perro cuando son jóvenes, puedes entrenarlos del modo que quieras. Por supuesto, hay muchos perros sin hogar por ahí que necesitan casas buenas, también. ―Taehyung inclinó la cabeza hacia atrás de nuevo―. ¿Qué te parece?

 

Oh, Taehyung, yo… ―Yoongi murmuró en voz baja, con lágrimas en sus ojos.

 

Taehyung apoyó la mano de su compañero en la mejilla. Quería que Yoongi supiera que no tenía miedo de él, que ni siquiera estaba enfadado con él. Quería que su compañero supiera que era amado.

 

Taehyung sujetó la mano ahuecada contra su mejilla, pegándola con más fuerza contra su piel. Alzó la otra mano y secó las lágrimas de Yoongi con el pulgar. Sintió un tirón leve en la respiración de Yoongi.

 

Te amo, Yoongi.

 

Oh, Cristo, Taehyung ―susurró Yoongi mientras le tomaba en sus brazos.

 

Taehyung envolvió su brazo alrededor del cuello de Yoongi. Él esparció pequeños besos en la cabeza de Yoongi. La respiración de Yoongi empezó a acelerarse, su cuerpo temblando. Taehyung se limitó a sostenerlo más apretado mientras murmuraba palabras dulces para él.

 

Después de que salieras ayer por la noche supe que debería haber ido contigo, Yoongi ―dijo Taehyung―. Lo siento, no lo hice. Lo siento, actué como un tonto, también. Podría haberlo manejado de otra forma mejor. ―Se retiró lo suficiente como para mirar hacia arriba al rostro de Yoongi. ―Pero me gustó cuando viniste a buscarme. ―Los ojos de Taehyung bajaron. Alisó la tela de la camisa de Yoongi, sintiéndose un poco avergonzado de estar hablando de las intimidades de la noche anterior―. Me gustó mucho lo que pasó después de que me encontraras ―susurró Taehyung.

 

Te desmayaste, Taehyung.

 

Oh maldición, allí estaba su cara sonrojándose otra vez.

 

―Sí, pero lo he hecho una o dos veces antes de ayer, ¿no es cierto? ―Levantó la vista hacia Yoongi, queriendo mirarle a los ojos cuando hablaba―. No me hiciste daño, Yoongi.

 

―¿Lo juras? ―susurró Yoongi, sus ojos buscándole, desesperados.

 

No mentiría sobre algo como esto.

 

Espero que no me mientas sobre nada, dulzura.

 

Todavía no lo he hecho ―dijo Taehyung―. Realmente no tengo la intención de empezar ahora.

 

Taehyung se dio la vuelta otra vez y se acurrucó contra el cuerpo más grande de Yoongi, metiendo la cabeza en el hueco del cuello del hombre. Él sonrió, moviéndose un poco cuando Yoongi lo levantó y lo colocó más cómodamente en su regazo.

 

Así que, ¿un perro o un cachorro? ―preguntó Taehyung.

 

Tal vez deberíamos empezar con un perro ―dijo Yoongi―. Como has dicho, hay un montón de perros por ahí que necesitan un buen hogar. Además, si tienes un perro adulto, tal vez él podría enseñar a un cachorro una o dos cosas.

 

―¿Dos perros? ―preguntó Taehyung, entusiasmado con la idea ―¿Crees que podemos tener dos perros?

 

Taehyung, creo que podemos hacer lo que queramos.

 

 Yoongi miraba dormir a Taehyung. Se había quedado dormido en sus brazos, mientras estaban sentados tranquilamente en el porche delantero viendo la finca que ahora les pertenecía. A Yoongi le dio una sensación de paz el sostener a su compañero mientras dormía.

 

Él se sorprendió más allá de las palabras porque se le había concedido un regalo tan maravilloso. Y eso era exactamente lo que Taehyung era, un regalo. Era todo lo que un compañero podría esperar y más.

 

El escuchar a Taehyung decir que le amaba era casi más de lo que Yoongi podía soportar sin romperse como un pequeño bebé. Aunque sabía que Taehyung se preocupaba mucho por él, que le adoraba incluso, nunca pensó que conseguiría el corazón de su compañero, no después de las cosas que le había hecho.

 

Era el mejor regalo que había recibido. Aunque nunca se había cuestionado su decisión de renunciar a su puesto en la vieja manada, saber que Taehyung lo amaba hacía que todo hubiera valido la pena.

 

Yoongi sólo deseaba poder expresarle cuánto significaba para él. Decirle „te amo‟ no le parecía suficiente con todas las sensaciones que experimentaba cada vez que veía a su pequeño compañero. Tenía que pensar en otra forma mejor de hacerlo, algo que Taehyung nunca olvidara. Tenía que demostrarle a su compañero, sin sombra de duda, que él lo amaba, y lo adoraba. Yoongi quería que supiera que estaba exactamente donde quería estar.

 

 Y él necesitaba ayuda para hacerlo. Acunando a Taehyung contra su pecho Yoongi se puso de pie. Sonrió cuando Taehyung se acurrucó más cerca de él antes de girar y caminar de regreso a la casa. Namjoon y Jin estaban sentados juntos ante la mesa, Jin acurrucado en el regazo de Namjoon.

 

Yoongi asintió con la cabeza, reconociéndoles y llevó a Taehyung al dormitorio. Cuidadosamente colocó a Taehyung en la cama, después desabrochó los botones de sus pantalones, tirando de ellos deslizándolos por sus piernas. Taehyung se retorció un poco cuando Yoongi lo metió en la cama.

 

Yoongi, Yoongi ―se quejó Taehyung.

 

Ssshhh, dulzura ―murmuró Yoongi por respuesta. Apartó los rizos rubios arena de la cara de Taehyung―. Estaré en la otra habitación cuando te despiertes, Taehyung. No voy a ninguna parte.

 

Sus palabras parecieron calmar a Taehyung. El pequeño hombre sonrió y rodó sobre su costado, metiendo las manos bajo la mejilla. El corazón de Yoongi latía en su pecho. No había una vista más hermosa en todo el mundo. Riendo por la reacción de Taehyung, Yoongi volvió a la otra habitación. Cogió una lata de refresco de la nevera y se fue a sentar al otro lado de la mesa frente a Jin y Namjoon. Ambos hombres parecían bastante satisfechos con su jornada de trabajo, si las sonrisas en sus rostros eran alguna indicación.

 

Yoongi sabía que se sentirían así y con razón. En esencia, habían evitado que cometiera un error colosal con Taehyung. Había estado listo para partir, su equipaje empaquetado y sentado junto a la puerta principal.

 

No queriendo despertar a Taehyung, Yoongi llamó a Jin y a Namjoon y les pidió que se acercaran. Era probablemente una de las decisiones más inteligentes que jamás había hecho, la primera había sido volver con Taehyung.

 

 Así que… necesito ayuda con algo ―les dijo Yoongi después de unos minutos de silencio.

 

Por supuesto ―dijo Jin―, ¿qué pasa?

 

Quiero hacer algo especial por Taehyung ―respondió Yoongi―. Algo para demostrarle lo mucho que significa para mí.

 

Cásate con él ―dijo Jin simplemente.

 

Yoongi se quedó boquiabierto.

 

Estaba acoplado con Taehyung. Lo habían celebrado con el resto de la manada en una ceremonia de acoplamiento, pero él nunca había considerado realmente casarse con Taehyung. No era porque no quisiera. Simplemente, no había pensado en ello.

 

Sin embargo, cuanto más lo pensaba, más le gustaba la idea. Casarse con Taehyung en una ceremonia real de boda era demostrarle no sólo a su compañero, sino también al mundo entero, que se comprometía con él.

 

Yoongi comenzó a sonreír, cuando se imaginaba la cara de Taehyung cuando se declarara y le pidiera que pasara el resto de su vida con él. Definitivamente iba a necesitar un anillo, algo especial que fuera único a la personalidad de Taehyung. Cualquier viejo anillo no serviría, no para su pareja.

 

Levantó la vista cuando Namjoon se rio entre dientes, la curiosidad le llenaba. El hombre sólo agitó su mano a Yoongi.

 

Debes estar seguro de que sabes lo que vas a obtener, amigo mío ―comentó Namjoon―. Cuando Jin planeó nuestra boda, te juro que no lo vi durante varios días. Él prácticamente vivía en casa de mi madre.

 

Oye ―se quejó Jin, aplastando el brazo de Namjoon―. Fue una buena boda. Maldita sea, y tú lo sabes.

 

Es verdad ―rio Namjoon―. Y yo no cambiaría nada al respecto, pero hay que admitirlo, tú y mamá perdisteis la cabeza al planificar la ceremonia.

 

Yoongi negó con la cabeza, riendo entre dientes mientras la pareja seguía discutiendo sobre lo que sucedió mientras planeaban su boda. Si bien era bonito verlos, Yoongi esperaba sinceramente que Taehyung no se volviera loco.

 

Tuvo la visión de una ceremonia tranquila, pacífica. Por supuesto, si Taehyung quería todo el alboroto que implicaba una boda de gran lujo, eso era exactamente lo que tendría. Yoongi quería darle todo lo que Taehyung siempre hubiera deseado.

 

Está bien, muchachos ―dijo Yoongi, interrumpiendo en la conversación de los dos hombres―. ¿Creen que podrían volver a concentraros en los planes de mi boda?

 

La cara de Jin enrojeció. Namjoon se rio.

 

―Lo siento, Yoongi.

 

Yoongi agitó la mano a Namjoon en un gesto desdeñoso.

 

―No te preocupes por eso. Fue muy agradable veros, pero me vendría bien algo de ayuda con Taehyung. Quiero planificar algo que nunca olvidará ―sonrió Yoongi―. ¿Alguna idea?

 

*****

 

―¿Yoongi? ―Taehyung llamó mientras se dirigía a la gran sala principal de su casa. Jin le había enviado a la ciudad con algunos recados, y estaba cansado. Taehyung dejó sus bolsas sobre la mesa del comedor y fue en busca de su compañero desaparecido.

 

Yoongi, ¿dónde estás? ―preguntó Taehyung mientras entraba en la habitación vacía. Buscó en el cuarto de baño, la oficina, y el resto de la primera planta. Al no encontrar a su compañero, se dirigió hacia las escaleras, asumiendo que su compañero debía estar arriba, cuando una hoja de papel de color rojo llamó su atención.

 

Estaba pegada en el refrigerador. Taehyung frunció el ceño y sacó el papel de la nevera, explorándolo rápidamente. Se rio en voz baja cuando leyó las palabras que Yoongi había escrito para él.

 

Las rosas son rojas, las violetas son azules.

 

Sigue el camino, dulzura, tengo algo para ti.

 

¿Camino? ¿Qué camino? Taehyung miró a su alrededor. No podía ver nada. Divertido por el pequeño juego al que Yoongi quería jugar, nuevamente registró las habitaciones en busca de signos de un sendero. En el dormitorio, se encontró con algo que no había visto antes.

 

Las puertas dobles de cristal estaban ligeramente entreabiertas. Cuando Taehyung las empujó para abrirlas, se dio cuenta de un rastro de pétalos de rosas rojas que salían de la casa. Empezó a seguir lentamente el camino, mirando hacia adelante en busca de signos de su compañero. Solo vio más pétalos de rosa.

 

El rastro lo llevó a recorrer un lateral de la casa y luego hacia el granero.

 

Intrigado, Taehyung siguió. Escuchó el ladrido antes de llegar a la gran puerta del establo. Empujando la pesada puerta, Taehyung dio un paso atrás con miedo cuando un perro grande de color amarillo le ladró.

 

Taehyung se echó a reír cuando el perro saltó a su alrededor, ladrando. El gran lazo rojo en el cuello le dijo que aquel precioso labrador amarillo era parte del juego de Yoongi. Lo sujetó al ver un gran trozo de papel rojo unido al lazo.

 

Taehyung se agachó y acarició al perro durante varios minutos antes de arrancarle la nota del lazo alrededor de su cuello. Una vez más, leyó las palabras que Yoongi le había escrito, divertido con el poema que su compañero había creado. Era dulce, pero Yoongi nunca sería poeta profesional.

 

Ven conmigo y verás, a un hombre que te quiere más de lo que puedes esperar.

 

¿Tenía que seguir al perro? Confundido, Taehyung miró a su alrededor en el granero. Seguir al perro ¿a dónde? De repente, el perro se dio vuelta y saltó alejándose por el granero. Encongiendose de hombros, Taehyung lo siguió.

 

El perro estuvo muy pronto fuera de su vista, pero se oía el eco de sus ladridos por todo el granero. Taehyung lo siguió, arrastrando los pies hasta llegar a uno de los compartimentos no utilizados. Había un corazón rojo grande pintado en la puerta.

 

Taehyung abrió la puerta. El aire que tenía en los pulmones desapareció cuando vio a su compañero recostado contra un montón de paja, un compañero muy desnudo y muy excitado. No sabía si reír o derretirse.

 

 Un gran lazo rojo estaba envuelto alrededor de la polla, muy erguida, de Yoongi.

 

―Veo que me encontraste, dulzura ―dijo él.

 

Taehyung se derritió.

 

Yoongi era un hombre muy atractivo. No era sólo el aspecto que tenía, a pesar de que era bastante impresionante. Lo era también por el aire seguro de sí mismo a su alrededor. El hombre sabía que era atractivo.

 

Me gusta este juego, Yoongi ―dijo Taehyung mientras dejaba caer las muletas y entraba en el compartimento, dando un paso lento tras otro hasta que se puso entre las piernas de Yoongi―. Soy muy bueno para seguir instrucciones.

 

Demuéstramelo ―Yoongi lo desafió.

 

Taehyung levantó una ceja, en silencio, aceptando el reto.

 

Quítate toda la ropa ―lo instruyó Yoongi.

 

Taehyung sabía que los ojos de Yoongi seguían todos sus movimientos mientras lentamente se quitaba la ropa y la dejaba caer al suelo. Ni siquiera tenía que mirar. Podía sentir que la mirada de Yoongi le quemaba recorriendo cada centímetro de su cuerpo.

 

Una vez que Taehyung se quedó desnudo ante Yoongi, esperó. Sabía que quería algo más. Estaba en lo cierto. Yoongi le torció un dedo, indicándole a Taehyung que debía acercarse más. Taehyung no sabía cuánto más cerca podría ponerse. Prácticamente estaba en el regazo de Yoongi tal y como estaba.

 

Yoongi le agarró por la cintura y tiró de Taehyung hacia abajo, colocándolo en el suelo cubierto de paja entre sus piernas. Taehyung hubiera preferido sentarse en el regazo de Yoongi, pero este era el juego de su compañero.

 

―¿Y ahora qué? ―preguntó Taehyung cuando Yoongi no hizo nada. Después del modo en que él había encontrado a su compañero, habría esperado que Yoongi hiciera algo. Esperaba un poco de buen sexo por lo menos.

 

Yoongi hizo un gesto al lazo envuelto alrededor de su pene.

 

―Desenvuelve tu presente, ¿qué más?

 

Taehyung se echó a reír y cogió el final de la cinta, tirando poco a poco hasta que el lazo se deshizo y la cinta quedó libre en su mano. El otro extremo de la cinta no flotó como Taehyung esperaba, sino que cayó al suelo pesadamente, como si pesara.

 

Miró a Yoongi, pero el hombre simplemente le arqueó una ceja.

 

Agarró la cinta con las dos manos y comenzó a deslizarla a través de sus dedos hasta llegar al otro extremo. Taehyung se quedó inmóvil, los ojos muy abiertos con el brillo del oro que vio colgando del borde de la cinta.

 

Se detuvo, dándose cuenta de que el objeto estaba atado con un pequeño trozo de hilo rojo. No era uno, sino dos anillos de oro. Los dedos de Taehyung temblaron mientras sacaba los anillos libres del hilo, luego acunó los dos anillos en la otra mano.

 

Parecían simples bandas de oro. No había diamantes u otras gemas, ningún diseño especial para los anillos. Sólo dos bandas simples. Parecían perfectas. No fue hasta que Taehyung tomó el más pequeño que se dio cuenta de las pequeñas letras grabadas en el interior de la banda.

 

Frunció el ceño, mirando de cerca las letras hasta que pudo darles sentido. Entonces su corazón tronó en su pecho. Taehyung sintió que las lágrimas se le acumulaban en los ojos.

 

Amor, Siempre Promesa.

 

Taehyung miró a Yoongi. En silencio le preguntó, con miedo de poner sonido a sus palabras. Amaba a Yoongi desde hacía mucho tiempo. Le había dicho dos veces de su amor. En ambas ocasiones, no había recibido respuesta.

 

Taehyung empezaba a preguntarse si Yoongi llegaría a amarle. Sabía que Yoongi se preocupaba por él, pero la preocupación era diferente del amor. Tan bueno como Yoongi era para él, Taehyung no quería estropearlo todo hablando constantemente de su relación. Pensaba que lo que tenía era demasiado bueno para ponerlo en peligro.

 

Yoongi asintió con la cabeza. Agarró la mano de Taehyung y lo acercó más. Sujetó la mano libre de Taehyung y la levantó. Con la otra mano, cogió el anillo más pequeño de los dedos de Taehyung y lo deslizó hacia abajo por su dedo.

 

Te amaré siempre, dulzura. Lo prometo ―le susurró Yoongi.

 

Yoongi agarró el otro anillo.

 

―Sé que tuvimos una ceremonia de acoplamiento frente a nuestra manada ―le dijo―, pero quiero más que eso. Quiero que el mundo entero sepa que nos pertenecemos el uno al otro.

 

Le entregó el anillo a Taehyung luego levantó su dedo anular.

 

―Si quieres lo mismo, ya sabes dónde va esto ―dijo Yoongi―. ¿Quieres casarte conmigo, Kim Taehyung?

 

Las lágrimas de Taehyung corrían por su rostro sin control. No le importaba si alguien, cualquiera, pensaba que era demasiado femenino para un hombre el ponerse a llorar. Sus emociones parecían demasiado intensas para mantenerlas en su interior. Las manos de Taehyung temblaban mientras deslizaba el anillo por el dedo de Yoongi.

 

Alzando la vista al rostro de su compañero, se sorprendió al ver las lágrimas resbalando por las mejillas de Yoongi. Pero no había tristeza en sus ojos, únicamente alegría y amor. Taehyung se dio cuenta de que había visto antes esa misma emoción en los ojos de Yoongi con anterioridad. Sólo que no lo había reconocido como lo que era.

 

 Te amo, Yoongi ―susurró Taehyung mientras se inclinaba para besar a su pareja―. Siempre, lo prometo.

 

Yoongi se rio entre dientes.

 

―Entonces, ¿crees que podrías hacer algo con esto? ―preguntó Yoongi mientras agarraba su polla erecta con una mano y la movía en dirección de Taehyung.

 

Te lo dije ―le contestó Taehyung, sonriendo mientras colocaba su mano sobre la de Yoongi―. Soy muy bueno siguiendo instrucciones.

 

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