Yoongi se estremeció, sintiendo frío hasta en los huesos. Sentía como si hubiera estado frío durante tanto tiempo que apenas recordaba lo que era sentir calor. Abrazó las rodillas cerca de su pecho y trató de acurrucarse en la pelota más pequeña posible.
No había mucha cobertura bajo el pequeño puente bajo el que se
escondía. Si la
lluvia no golpeaba
lo hacía el
suelo helado. Sus ropas
estaban empapadas y
había estado así durante días. Cada vez que trataba de
encontrar un lugar para secarse, veía a uno de los hombres de Namjoon y corría
por su vida.
Yoongi sabía que no podía seguir huyendo. No se había alimentado
en días y su fuerza se estaba drenando lentamente. Estaba tan agotado que
apenas podía ver a dos metros delante de él. Sólo quería descansar un rato. No
tenía un lugar a donde ir. Había tratado de volver al territorio de su padre
sólo para huir de su hermano y un grupo de sus amigos. No se había alejado de
esa confrontación sin
unos cuantos dolores
y molestias tampoco. Hoseok
parecía disfrutar el
golpearlo y el burlarse de él con lo que pasaría si
alguna vez volvía a entrar en el territorio de su padre.
Yoongi no había sido aún capaz de recoger sus cosas de la
casa de Jimin antes de correr por su vida.
Por desgracia, sus
pies lo habían llevado de vuelta al territorio de Namjoon. Sólo quería echar un
vistazo a Taehyung, sólo una pequeña mirada.
Cuando Yoongi vio a uno de los hombres de Namjoon salir del bar y levantar su nariz en el aire, se había dejado caer detrás de los arbustos para esconderse. Debería haberlo sabido mejor. El aquelarre de Namjoon era conocido por ser uno de los más feroces y mortales en la zona. El hombre miró directamente hacia donde estaba él y luego se dirigió hacia él.
Yoongi no era estúpido. Había corrido tan rápido como sus
pies se lo permitieron. Y había estado huyendo desde entonces. Yoongi no estaba
seguro de cuánto tiempo había estado corriendo. Podrían haber sido días.
Podrían haber sido semanas. Había perdido la noción del tiempo en algún lugar a
lo largo del camino.
Ahora, sólo quería una última mirada a Taehyung y luego el
aquelarre de Namjoon podía hacer lo que quisiera. A Yoongi ya no le importaba.
Su corazón no latía en su pecho más. Se había hecho añicos a sus pies cuando
escuchó las palabras de amor de Namjoon hacia Taehyung. Estaba seguro de que Taehyung
iba a devolver las palabras, incluso si él había interrumpido a los dos hombres.
¿Por qué Taehyung lo querría cuando podía tener al alfa de
un aquelarre?
Infiernos, nadie lo quería.
Su padre lo había desterrado del aquelarre que nació. Su
hermano tomó gran placer en torturarlo.
Taehyung lo había rechazado, después de robar el corazón y
el alma de Yoongi. Y ahora, Namjoon había ordenado que Yoongi saliera de su
territorio, por lo que, obviamente, no estaba en condiciones de unirse al
aquelarre de Namjoon.
Mientras el agotamiento devoraba los sentidos de Yoongi, su
mente vagaba a los pensamientos de Taehyung. No había tenido intención de
relacionarse con el hombre. Infiernos, ni siquiera sabía que fuera posible que
dos hombres se enlazaran uno al otro. Había sido educado para creer que los
enlaces sólo ocurrían entre hombres y mujeres. Había pensado que estaba a salvo
al estar con Taehyung.
Tendría que haber estado seguro al estar con un ser humano.
Según su padre, los vampiros no podían enlazarse con los seres humanos. Yoongi
sintió el lazo de su lado, pero no sabía si Taehyung lo había sentido y después
de la reacción del hombre a su regreso, dudaba seriamente que Taehyung sintiera
algo.
Tal vez el enlace era de un solo lado, porque Yoongi era un
vampiro. Taehyung probablemente no se vería afectado si Yoongi moría como las
otras parejas enlazadas lo estaban. Debería haberse mantenido al margen de Taehyung
y nunca cedido a su deseo por el hombre. Había sido un error colosal.
Ahora, estaba atrapado sin salida en su difícil situación. Taehyung
no lo amaba y Yoongi nunca amaría a nadie más. Estaba condenado a una vida
solitaria.
Sólo una vez, Yoongi deseaba que alguien lo quisiera por más
de un momento. ¿Era eso mucho pedir? Bufó ante la dirección que sus
pensamientos habían tomado.
¿Qué más daba? Ahora que se había enlazado a Taehyung, no importaba si
el encontraba a
alguien que lo
quisiera para siempre. No podría
corresponder el sentimiento.
Sólo quería a Taehyung.
Yoongi volvió a estremecerse y luego apretó su delgada chaqueta
más cerca a su alrededor. Podría estar empapado, pero se sentía casi caliente.
Sabía que estaba llegando al límite de su resistencia, si el material mojado y
pegado a su piel le traía tal consuelo.
Yoongi no quería
terminar debajo de
un puente, congelado para
siempre. Podía no ser un gran luchador, pero quería que su vida terminara de
otra manera. Y sabía cómo lograrlo.
Yoongi se puso en pie
y salió arrastrando los pies de debajo del puente. Pensó que su plan era
básicamente suicida, pero no podía preocuparse por dos cosas al mismo momento. Podría
ver a Taehyung por última vez y terminar las cosas antes que tener una muerte
fría y solitaria bajo un puente.
Tenía una onza de orgullo, pero era una onza. No quería morir tiritando de
frío o de hambre, porque alimentarse
de cualquier persona que
no fuera Taehyung
le hacía un
nudo
rebelándose en el estómago. Y no quería morir solo. Quería
que su muerte significara algo, aunque fuera algo tan idiota como retar al alfa
de otro aquelarre. Tal vez se convertiría en una leyenda... para los
perdedores.
Tan cansado como estaba, Yoongi tardó un rato en llegar al
bar de Taehyung.
Para el momento
en que llegó
a la playa
de estacionamiento casi vacía,
temblaba tanto que
le castañeteaban los dientes. Se puso de pie tan recto como pudo y
se alisó la ropa
y luego se pasó una
mano por el sucio cabello.
Se veía como una
mierda y lo sabía. Si no presentaba algún tipo de reto, el
aquelarre de Namjoon no pelearía con él y los necesitaba para luchar contra él.
Infiernos, tal vez su padre
finalmente se sentiría orgulloso de él cuando se enterara de
su muerte.
Yoongi tomó varias
respiraciones profundas, casi ahogándose con el aire frío y luego,
lentamente, se dirigió hacia la puerta. Su mente se redujo a un propósito, ver
a Taehyung por
última vez. Eso
era todo lo que
importaba. Ni
siquiera su inminente muerte era
tan importante.
Yoongi oyó que las voces y las risas en el interior del bar se
silenciaron cuando empujó la puerta y entró. Su visión era un poco borrosa mientras permanecía de pie
en la puerta y escudriñaba el interior
de la habitación,
pero no tenía problemas para encontrar a los hombres
altos y musculosos en el interior.
Ninguno de ellos era Taehyung.
A Yoongi le dio un vuelco el corazón cuando los hombres en
el bar se dirigieron hacia él y se dio cuenta de que no iba a conseguir su
deseo. Nunca iba a ver a Taehyung otra vez. Iba a morir antes de eso.
Que así fuera.
Yoongi trató de
transformarse en su
forma vampírica antes de que el
primer hombre llegara hasta él, pero estaba demasiado cansado. Golpeó al hombre
con el puño en su lugar.
Oyó un gruñido
cuando el puño
conectó con la
cara del hombre, pero lo único
que sintió fue un entumecimiento que parecía llenar cada fibra de su cuerpo.
Cuando más hombres se le acercaron, Yoongi golpeó con sus
puños una y otra vez. Supo que algunos de sus golpes habían
conectado, pero no tantos como le
hubiera gustado. Más de una vez
se perdió y se tambaleó hacia adelante sólo para agarrarse a sí mismo y empezar
a balancearse de nuevo.
Cuando de repente fue sujetado y empujado bruscamente hacia
el suelo, con los brazos clavados detrás de él, Yoongi supo en alguna parte
distante de su mente que debería estar sintiendo dolor. Sólo que no lo sentía.
Simplemente sintió un alivio abrumador de que todo por fin iba a terminar.
Cerró los ojos y esperó a que la muerte llegara.
—¿Yoongi?
Yoongi apretó
los ojos
con más fuerza
cuando oyó la profunda voz de Taehyung. Tal vez esto era lo que había
estado buscando todo el tiempo. Simplemente no había creído que la muerte le
traería su mayor deseo. Si lo hubiera sabido, habría entrado en el sol hace
días.
—Yoongi, bebé, abre los ojos.
Yoongi no quería hacerlo.
Quería quedarse en la bruma de ensueño en su mente, aquella
en la que había
preocupación y afecto en la voz de Taehyung. Yoongi ignoró la voz que le
ordenaba abrir los ojos y se concentró en la que estaba en su cabeza, la que
sabía que era un producto de su imaginación.
Después de un rato, la voz molesta se desvaneció. El frío constante
que parecía haber rodeado a Yoongi durante tanto tiempo que había olvidado lo
que era el calor se desvaneció también. Yoongi abrió los ojos, seguro de que
estaba muerto.
Al ver a Taehyung inclinado
sobre la parte
superior de él, Yoongi sabía que estaba muerto. Una
pequeña explosión de risa estalló de sus labios mientras miraba hacia Taehyung.
Esa era la
única explicación que podría llegar a justificar las
lágrimas que podía ver en los ojos color avellana de Taehyung.
Él había muerto.
—Hey bebé —susurró Taehyung mientras quitaba el
cabello mojado de la cara de Yoongi—. ¿Dónde has estado? Hemos estado
buscándote por todos lados.
Yoongi frunció el ceño.
—¿Por qué?
Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de Taehyung.
— Corriste antes de que pudiéramos hablar.
El ceño de Yoongi se
hizo más profundo
cuando su confusión aumentó. Si
estaba muerto ¿por qué Taehyung le hablaba así?
—¿Qué importa? —Preguntó—, estoy muerto.
Las cejas de Taehyung se alzaron cuando se echó a reír.
— Bebé, tú no estás muerto.
—Sí, lo estoy. —Yoongi estaba completamente seguro de eso—.
No me estarías hablando si no estuviera muerto.
Yoongi comenzó a tener sus dudas acerca de su muerte, cuando
vio la cara de Taehyung apretándose con ira. Su hombre ideal no debería
enojarse con él. Esa no era la forma en que esto debería ir… a menos que
estuviera en el infierno.
¿Había sido él tan malo?
Yoongi estaba demasiado cansado para llorar. Además, ¿que
lograría si lo hacía? No conseguiría la aprobación de su padre o evitaría que
su hermano siguiera torturándolo. Ciertamente, no detendría al aquelarre de Namjoon
de atacarlo.
Y él ya sabía que Taehyung no lo quería.
Nadie trató de detener a Yoongi cuando él se puso en pie. Se
tambaleó por un momento y alargó la mano para sujetarse de un taburete para
mantener el equilibrio. Cuando miró alrededor de la habitación, varios hombres
le devolvían la mirada, todos con ira en sus rostros.
La última cara que vio fue a Taehyung cuando el hombre se
puso de pie delante de él. Taehyung no parecía menos enfadado que los demás. Yoongi
no pudo contener su risa histérica detrás de sus labios. Su vida había apestado
y al parecer, también lo hacía su muerte.
Simplemente no podía tomar un descanso.
Yoongi empujó la cara enojada de Taehyung de su mente y se concentró
en el hombre más grande en la habitación.
—¿No me vas a matar?
—¿Es eso lo que quieres Yoongi? —Yoongi se encogió de hombros.
¿Qué le importaba?
—¿Por qué has vuelto aquí después de que te pedí que no lo
hicieras?
Los ojos de Yoongi parpadearon
hacia Taehyung por un
momento y luego
volvieron a Namjoon.
—¿Es importante? He invadido
tu territorio sin
tu permiso y
después de que me
ordenaste que saliera.
Por nuestras leyes, tienes
derecho a matarme.
¿Iba a ser
torturado por toda
la eternidad? ¿Por
qué Namjoon y su aquelarre sólo
acababan de una vez? ¿Si
él no estaba muerto, iba a ser
torturado hasta que suplicara por la muerte? Ya estaba cerca de hacerlo.
—¿Tu padre te envió aquí Yoongi? —preguntó Namjoon.
—No.
—¿Él sabe que estás aquí?
—Lo dudo.
—Ya veo.
¿Bueno, qué infiernos se supone que significa eso?
—Mira, ¿vas a matarme o no?
—No. —Namjoon se
frotó la barbilla
mientras miraba fijamente a Yoongi
como si pudiera ver directamente el alma de Yoongi—. Creo que no lo haré.
—Perfecto. —Yoongi se
giró y se
tambaleó hacia la puerta. Si Namjoon y su aquelarre no lo
iban a matar, Yoongi sabía quién lo haría.
—No creo que dijera que podías irte Yoongi.
Yoongi se detuvo en la puerta y apoyó la cabeza contra la dura madera
mientras esperaba que Namjoon dijera algo más. Yoongi no dijo ni una palabra,
porque realmente no tenía nada que decir.
—Puesto que has tenido a bien desobedecer mis órdenes, tendrás
que ser castigado.
Bueno, eso era más como él.
Yoongi se volvió, impaciente por que su desdicha terminara.
Cuando dos de los hombres de Namjoon se adelantaron y agarraron sus brazos, Yoongi
no luchó contra ellos. No podía. Lo último de sus fuerzas se había escurrido de
él y apenas si podía caminar.
Oyó a Namjoon murmurarle a Taehyung mientras era escoltado,
pero no pudo escuchar las palabras que se dijeron. Y no quería mirar para ver
si Taehyung estaba mirándolo fijamente. Ver el enojo en el rostro de Taehyung
hace un momento fue suficiente para él. Tenía serias dudas de que alguna vez
volviera a ver nada más.
La ternura y el placer que habían iluminado la cara de Taehyung
la noche que habían pasado juntos por siempre estarían grabados a fuego en su
memoria, pero sabía que no era real.
Nada de esto había sido real.
Y esa era quizás la razón más grande por la que Yoongi estaba
listo para poner fin a todo. Las cosas que pensaba que había visto en los ojos
color avellana de Taehyung eran sólo en su imaginación. Taehyung había mostrado
su verdadera cara cuando Yoongi regresó y trató de hablar con el chico, para
explicarle por qué había huido y Taehyung lo había despedido como si no le importa.
Esa parecía ser la historia de su vida.
Cuando Yoongi se detuvo en una pequeña habitación con una
cama individual en la esquina, no discutió. No luchó. Sólo tropezó con la pared y se deslizó hasta
el suelo, tirando de las
rodillas hasta el pecho.
Cuando los dos
hombres salieron de
la habitación y cerraron la puerta detrás de ellos, Yoongi
dejó caer la cabeza sobre sus rodillas y cerró los ojos, esperando que el sueño
o la muerte se lo llevaran. No era quisquilloso.
Yoongi no supo cuánto tiempo había estado ahí cuando escuchó
la puerta abrirse y cerrarse.
Podrían haber sido minutos u horas. Estaba demasiado cansado para levantar la cabeza y
ver quién era. Y realmente no le importaba.
—Te he traído algo de comida Yoongi.
Yoongi se estremeció al reconocer la voz de Taehyung. Él no quería
ver a Taehyung, nunca más.
—No tengo hambre —susurró. Y no tenía. Había dejado de estar
hambriento hace años.
—Tienes que comer Yoongi.
No necesitaba una mierda, pero él no estaba dispuesto a discutir
con Taehyung por eso. Yoongi se limitó a sacudir la cabeza y hundió el rostro
más profundo en sus rodillas.
—Yoongi.
Yoongi escuchó el
crujido de tablas
y supo que Taehyung estaba en cuclillas delante de él.
Prácticamente podía sentir el calor que irradiaba de aquel hombre. Quería
sumergirse en ese
calor y dejar que lo rodeara, pero eso no estaba destinado a
ser.
—¡Maldita sea Yoongi!
—Espetó Taehyung—. Ya
he tenido suficiente de esto. Vas
a comer aunque tenga que obligarte y alimentarte yo mismo.
Yoongi se sorprendió cuando en realidad sintió una pizca de diversión centelleando a través de
él. Su cabeza le daba vueltas
cuando la levantó para mirar hacia Taehyung.
—Jódete.
—No hasta que hayas tenido un baño —dijo Taehyung—. Apestas.
Cuando Yoongi trató de rodar sus ojos, su cabeza entera rodó
a un lado.
—Dudo que tengas la fortaleza para levantarte de todos modos
—Taehyung se puso en pie y se acercó a una puerta en el lado opuesto de la
habitación que Yoongi no había visto antes.
Cuando Taehyung abrió
la puerta y
entró, Yoongi vio un
lavabo y un inodoro y se dio cuenta de que era un cuarto de baño. Un momento
después oyó el agua corriendo y supo que también había una ducha en el baño.
Taehyung salió del
cuarto de baño
y en línea
recta hacia Yoongi. Había
determinación en los ojos de Taehyung que envió carreras de aprehensión a
través de Yoongi. Podía ver que el hombre estaba pensando en salirse con la
suya. Cuando Taehyung se estiró hacia él, Yoongi trató de luchar alejándose, golpeando las
manos de Taehyung.
En su debilitado estado, ni siquiera podía luchar
contra un ser humano. Antes de darse cuenta, estaba de pie en la ducha sin una
prenda de ropa en su cuerpo.
Yoongi sintió las
lágrimas mezclándose con
el agua caliente que chorreaba
por la cara. Taehyung estaba siendo amable mientras frotaba el cuerpo de Yoongi
limpiándolo, pero todavía se sentía mal. Y Yoongi no entendía por qué Taehyung
estaba aún haciendo lo que estaba haciendo. Tal vez Namjoon quería un cuerpo
limpio para la tortura.
Cuando las manos de Taehyung se movieron sobre su culo, la vergüenza
inundó a Yoongi mientras su polla se llenaba. Al parecer, Taehyung
se había equivocado. Podía levantarse. Yoongi sólo rezaba que Taehyung no se
diera cuenta y si lo hacía, que el hombre lo ignorara.
Una vez que Yoongi había sido limpiado de un extremo al otro,
Taehyung lo sacó de la ducha y lo secó. Una vez que Yoongi estuvo seco, Taehyung
lo empujó hacia abajo sobre el asiento del
inodoro y procedió a secar el cabello.
Yoongi no dio una
sola nota de
protesta cuando Taehyung cepilló
el cabello o enjabonó la cara y le afeitó. Pero sí comenzó a observar a Taehyung. Al principio, él
quería saber qué tipo de juego estaba jugando Taehyung. Y luego estaba
curioso en cuanto a lo que Taehyung estaba pensando porque nada se mostraba en
su rostro.
Cuando Taehyung le agarró la mano y tiró de él para ponerlo sobre sus
pies, Yoongi siguió
al hombre de
vuelta a la habitación. Se sintió un poco despojado
cuando Taehyung lo dejó
desnudo en el medio de la habitación y salió por la puerta.
Antes de que Yoongi pudiera decidir lo que iba a hacer, Taehyung
regresó con una camisa de algodón, un par de pantalones deportivos y algunos
calcetines. Ayudó a Yoongi a vestirse y luego
lo empujó hacia
abajo sobre la cama,
tirando de las mantas hasta la cintura. El silencio
continuó flotando en el aire
mientras Taehyung tomaba la
bandeja que había traído antes y se
sentaba en el borde de la cama.
Taehyung sostenía un vaso de líquido rojo en frente de la
cara de Yoongi. Yoongi podía oler la sangre en el interior del cristal y a
pesar de su desolación, su
estómago retumbó con el
suculento aroma.
Taehyung sostuvo el vaso de sangre en los labios de Yoongi y
lo inclinó hacia
adelante. Yoongi no
podía beber o humedecerse. Cuando
las cejas de Taehyung se arquearon, Yoongi bebió hasta que cada gota se hubo
ido.
Taehyung dejó el vaso en la bandeja y cogió una servilleta. Limpió
la boca de Yoongi y luego agarró la bandeja poniéndose en pie de un salto. Yoongi
miraba fijamente a Taehyung. Cuando los labios de Taehyung se apretaron y se
hicieron una línea, Yoongi volvió la cabeza, no queriendo ver la ira del
hombre.
—Vete a dormir Yoongi —ordenó Taehyung—. Voy a estar de vuelta
en un par de horas con un poco más de sangre.
Yoongi esperó hasta que oyó la puerta cerrarse detrás de Taehyung antes
de dejar que
las lágrimas picaran
en sus ojos. Yoongi las hizo a un lado y metió la
mano en su boca para mantener sus sollozos para sí mismo, pero eran tan rudos y
duros que se
acumularon en su
cuerpo hasta que la
extenuación por fin se hizo cargo y lo apartó de su pena.
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