viernes, 15 de julio de 2022

CAPITULO 4

El impulso de arrastrar a Jungkook a sus brazos era abrumador. Los brazos de Yoongi en realidad ansiaban sentir a su compañero en ellos. Y por mucho que él lo quisiera, Yoongi sabía que tenía que mantener la distancia entre ellos. Sería demasiado fácil dejar que Jungkook y Taehyung entraran en su vida.

 

Y ellos estarían en peligro.

 

Y joder si él no estaba enfermo del peligro. Yoongi deseaba que todo se fuera lejos para que pudiera reclamar al par. Sabía lo frustrado que sus compañeros estaban, pero su frustración no era tan fuerte como la de Yoongi.

 

Las posibilidades eran demasiado grandes, de que alguien de su pasado descubriera sobre Jungkook o Taehyung y buscara hacerle daño a Yoongi hiriendo a uno de sus compañeros. Yoongi había tratado de buscar desde todos los ángulos, algo que hiciera más seguro que él reclamara a Taehyung y Jungkook, pero nunca encontró una solución. De cualquier manera que lo miraba, ellos terminaban heridos.

 

Es mejor que no lo sepas, Jungkook. —Yoongi se apartó de los ojos de Jungkook, ojos que le pedían una explicación. No tenía una que pudiera dar—. Sólo dime todo lo que sabes.

 

Taehyung se ha ido.

 

 Ya sé eso, Jungkook. ¿Qué más sabes?

 

Nada —gritó Jungkook—. No lo entiendes, no sé nada. Se fue para hacer unos recados, y nunca volvió a casa. Eso es todo. Eso es todo lo que sé.

 

«¡Mierda!»

 

La creciente tensión en el cuerpo de Yoongi se estableció en la parte posterior de su cuello, y no importaba lo mucho que se frotara, ella no se iba el tiempo suficiente para juntar el rompecabezas. En todo en lo que podía pensar era en quién podría tener a su pequeño y dulce compañero.

 

Yoongi se estremeció cuando sintió otro par de manos sacar las suyas de en medio y luego empezar a amasar sus tensos músculos. Y luego el aromático olor de Jungkook llenó sus sentidos. Yoongi gimió y dejó caer la cabeza hacia adelante, permitiendo el ligero toque, necesitándolo aunque sólo fuera por un momento.

 

Él se había estado negando el toque de sus compañeros, sabiendo que no iba a ser capaz de evitar reclamarlos si ellos se acercaban. Pero sólo por un segundo, quería la cercanía.

 

Cuando su cuerpo empezó a hundirse en la sensación del toque de Jungkook, Yoongi se enderezó y se apartó. Si permitía seguir el toque por más tiempo, no sería capaz de evitar reclamar a Jungkook, y sus dos compañeros estarían en problemas.

 

Gracias, Jungkook —dijo para aliviar la decepción en el rostro del hombre—. ¿Puedes responder algunas preguntas más para mí?

 

Jungkook apretó los labios, pero asintió.

 

—¿Se llevó algo con él?

 

 No lo sé.

 

—¿No dijiste que tenía una pequeña bolsa con él, Jungkook? —Jin preguntó.

 

—¡Sí! —Jungkook apartó la mirada de Jin cuando habló y miró de nuevo a Yoongi—. Tenía una pequeña bolsa con él.

 

—¿Qué tan pequeña? —Yoongi preguntó, tomando ese pedacito de información—. ¿Como un pequeño bolso o un bolso de viaje pequeño?

 

Taehyung usa una mochila como bolso de viaje. Mantiene una muda de ropa ahí, junto con su medicación, algunas botellas de agua y jugos, y aperitivos. Siempre la tiene con él.

 

—¿Es la bolsa que se llevó con él?

 

Sí. —Las cejas de Jungkook se fruncieron—. Pero parecía más llena de lo que normalmente está, como si hubiera puesto algo más en ella. No pensé en ello en ese momento porque Taehyung siempre tiene su bolso con él. Pone todo en él.

 

Jungkook levantó la vista cuando Yoongi se acercó a él.

 

Escúchame, Jungkook, ¿hay alguna posibilidad de que Taehyung se fuera por su propia voluntad?

 

—¡No! —espetó Jungkook—. ¿Por qué haría eso? —Jungkook de repente se inclinó y puso sus brazos alrededor de su estómago—. Oh, dioses.

 

—¿Qué, bebé? —Yoongi preguntó mientras se dejó caer de rodillas y luego retiró el pelo hacia atrás de la cara de Jungkook—. ¿Qué ocurre?

 

Él me dejó —susurró Jungkook. Yoongi lo atrapó cuando sus piernas cedieron—. Él me dejó.

 

Jungkook…

 

Ahora, no tengo a nadie.

 

El corazón de Yoongi se hizo añicos, y sus entrañas se apretaron por el agonizante dolor en los ojos de Jungkook. Nunca había visto a nadie lucir tan abatido o perdido, y había visto algunos horrores en su vida. Los ojos de Jungkook estaban angustiados mientras todo su cuerpo casi se desmoronaba.

 

Tienes a la manada —señaló Yoongi y después se arrepintió de sus palabras cuando Jungkook lentamente levantó la cabeza y lo miró con algo parecido a ojos vacíos. La sangre de Yoongi se congeló.

 

No. Tengo. A. Nadie. —Jungkook lo empujó de sus brazos. Yoongi se arrodilló en el suelo y sintió un dolor abrumador entrar en su cuerpo por las palabras de Jungkook—. Alejaste la única razón que tenía de ser feliz.

 

Yoongi observó con impotencia cuando Jungkook salió de la habitación. «¡Mierda!» No se suponía que debía ser así. No era... Yoongi gruñó, sin saber cómo esperaba que las cosas fueran. Él los había apartado, esquivando cada uno de sus avances. Pero tenía buenas razones, maldita sea.

 

Levantándose a una posición erguida, Yoongi siguió a Jungkook. Sabía que tenía que llegar al hombre para llevarlo a algún tipo de término medio. Tenían que dejar de lado lo que estaba pasando entre ellos y encontrar a Taehyung. Sólo la idea del hombre pequeño solo, ahí afuera, hizo que el lobo de Yoongi aullara con rabia y miedo.

 

Jungkook.

 

—¡Vaya! —dijo Jungkook cuando dio la vuelta alrededor del fregadero de la cocina—. En primer lugar, no pude conseguir que vinieras a cualquier lugar cerca de nosotros, y ahora no puedo conseguir que tu miserable culo se marche. Si hubiese sabido que tratándote como la mierda te traería corriendo a nuestro lado, te hubiera tratado como a un felpudo meses atrás.

 

—¡Jungkook!

 

—¿Qué esperas de mí, Yoongi? ¿Se supone que debo caer en tus brazos porque estás aquí, dispuesto a ayudar? — Jungkook soltó un bufido poco digno—. Lo siento, amigo, pero mis días de perseguirte han terminado.

 

Yoongi estuvo al otro lado de la habitación en menos de un segundo, agarrando a Jungkook en torno a sus brazos.

 

— Nunca vas a entender, Jungkook. Pero no espero que lo hagas. Vamos a poner a un lado nuestras diferencias y trabajar juntos para encontrar a Taehyung. Después de eso, puedes olvidar todo sobre mí, y tú y Taehyung pueden vivir una feliz y larga vida juntos. —Y esas palabras eran las más difíciles que Yoongi había dicho alguna vez en su vida. No quería que sus compañeros se olvidaran de él. No quería que siguieran adelante sin él.

 

Pero no tenía otra opción si no los quería lastimados.

 

Está bien —dijo Jungkook mientras colgaba sus brazos sobre sus costados, rompiendo el abrazo de Yoongi—. Encontraremos a Taehyung juntos. Y después de eso, no quiero volver a ver tu cara de nuevo, Yoongi.

 

Yoongi sabía que siempre recordaría el momento exacto en que su corazón murió. Fue aquí mismo, justo ahora, en esta misma cocina cuando las palabras de Jungkook se hundieron y miró a Yoongi con tanto odio en sus ojos azules-pálido que la misma alma de Yoongi se hizo trizas.

 

 Entonces tenemos que irnos. —Yoongi se volvió, saliendo de la cocina, sintiendo que nunca volvería a estar caliente otra vez.

 

Su pareja lo odiaba.

 

Era lo que merecía después de todo lo que les había hecho pasar, y todo era en nombre de protegerlos. Se dirigió a la puerta principal, rezando para que pudiera encontrar a Taehyung, y rezando para que se pudiera acurrucar en alguna parte y morir por el dolor que había en su corazón ahora mismo.

 

Se deslizó en su camioneta y arrancó el motor, observando cómo Jungkook rígidamente rodeaba la camioneta y se metía en el lado del pasajero, sin decir una palabra mientras abrochaba el cinturón de seguridad. Este iba a ser un paseo condenadamente frío. Los ojos de su compañero se redujeron en cólera, pero Yoongi también podía ver el dolor subyace en ellos.

 

—¿Dónde deberíamos empezar? —preguntó Yoongi.

 

Jungkook miró por la ventana durante tanto tiempo que Yoongi no estaba seguro de que el hombre le fuera a responder. Finalmente, se encogió de hombros.

 

—No lo sé. Creo que podríamos empezar con las terminales de autobuses o la estación de tren.

 

—¿Él saldría de la ciudad? —preguntó Yoongi.

 

No estoy seguro de lo que está pasando por la cabeza de Taehyung en estos momentos. Él no me dejó entrar.

 

Yoongi asintió mientras lanzaba su brazo sobre el respaldo del asiento y sacó la camioneta de la calzada. Puso la marcha y se dirigió a la terminal de autobuses. Cuando entró en el aparcamiento de la terminal de autobuses, Jungkook saltó incluso antes de que Yoongi detuviera completamente la camioneta.

 

—¡Jungkook! —gritó Yoongi mientras apagaba el motor y luego saltó de la camioneta y se fue tras el hombre. Alcanzó a Jungkook cuando acababa de llegar a la puerta principal—. Jungkook, maldita sea, desacelera de una puta vez.

 

Tú desacelera de una puta vez —espetó Jungkook cuando tiró de su brazo liberándolo e irrumpió en la estación de autobuses.

 

Yoongi rodó los ojos y siguió. Podía ver que el punto medio iba a estar en algún lugar en el ártico por la forma en que Jungkook estaba actuando. Estaba siendo tan frío que Yoongi se estaba congelando.

 

Al menos cuando estuvieron adentro, Jungkook parecía estar dispuesto a trabajar como equipo. Tomó un lado de la habitación mientras que Yoongi tomó el otro. Comprobaron toda la sala principal, los cuartos de baño y un armario. Buscaron en el patio de comidas y el área de venta. Incluso revisaron el exterior de la terminal donde los autobuses aparcaban.

 

Nada.

 

Nadie había visto a Taehyung.

 

Yoongi esperó junto a la puerta principal cuando Jungkook se reunió con él.

 

—¿Estación de tren?

 

Jungkook se encogió de hombros y se dirigió hacia fuera, luciendo más agobiado con cada paso. El corazón de Yoongi se salió por el hombre. Sabía exactamente lo que se sentía perder a alguien cercano a él. Había perdido a sus dos compañeros en su tranquila campaña para mantenerlos a salvo.

 

 Lo encontraremos, Jungkook. —Yoongi trató de tranquilizar a su pareja. Odiaba ver a Jungkook lucir tan angustiado.

 

—¿Lo haremos? —Jungkook preguntó con una voz inexpresiva—. ¿Cómo? Ha desaparecido de la faz de la tierra, Yoongi. Es como si se hubiera evaporado. No hay rastro de él. Si efectivamente, se fue por su propia voluntad, ¿entonces dónde diablos está? No puede haber ido muy lejos sin que nadie lo viera. Y no es que sea fácil pasarlo por alto. Es demasiado hermoso para perdérselo.

 

Sí, lo era. Taehyung era impresionante, pero también lo era Jungkook. Yoongi no podía entender cómo Jungkook no podía verlo. Ambos hombres eran preciosos a los ojos de Yoongi.

 

Si no podemos encontrarlo esta noche, tengo unos cuantos favores que me deben.

 

—¿Favores? —La cabeza de Jungkook se dio la vuelta mientras sus ojos se estrecharon hasta convertirse en diminutas rendijas—. ¿Puedes pedir ayuda y no lo has hecho aún? ¿Qué diablos pasa contigo? Taehyung está ahí solo. Tenemos que encontrarlo de cualquier forma que podamos.

 

Jungkook, no es tan simple.

 

—¡Al infierno que no lo es!

 

Yoongi suspiró profundamente.

 

—No lo entiendes.

 

Estoy jodidamente cansándome de que digas eso.

 

—¡Y yo estoy jodidamente cansado de que me grites todo el tiempo! —Yoongi supo que fue un error lo que dijo casi instantáneamente cuando los ojos de Jungkook se estrecharon. O tal vez fue el tono equivocado. Le había gritado a Jungkook.

 

 Pero él estaba condenadamente cansado de que le gritaran.

 

Había cosas en juego que ni Taehyung o Jungkook entendían.

 

Mira, Jungkook, hay cosas de mí que no entiendes. — Yoongi ignoró el pequeño bufido que vino de Jungkook—. Y no estoy en una posición en la que pueda explicártelas. Está demás decir que tanto tú como Taehyung estarían en grave peligro si se corre la voz que son mis compañeros. Sólo puedo utilizar estos favores como último recurso y, créenme, en el segundo en que sienta que lo necesito, lo haré. Pero espero que encontremos a Taehyung primero.

 

—¿No sería mucho más fácil cortar el drama y cobrar algunos favores ahora y encontrar a Taehyung?

 

Yoongi rio entre dientes, aunque se sentía cualquier cosa menos divertido.

 

—Se podría pensar que así es, ¿no es así? Pero no, una vez que cobre esos favores, las ruedas comenzarán a girar sobre algo que no puedo parar.

 

—¿Puedes por una vez dejar de hablar con acertijos?

 

Yoongi gruñó mientras se volvió hacia Jungkook. El hombre estaba ahí de pie, con las manos apretadas en puños, con la cara arrugada con líneas de ira. Yoongi suspiró y se pasó la mano por la cara, y luego comenzó a caminar hacia la camioneta.

 

No había manera de que pudiera explicar a Jungkook lo que estaba pasando. Realmente no creía que el hombre lo entendiera. Sospechaba que en el segundo que les revelara su secreto, Taehyung y Jungkook exigirían que los reclamara a pesar del peligro.

 

O ellos lo verían como un monstruo y exigirían que se quedara lejos de ellos y que nunca hablara con ninguno de los dos de nuevo. En este momento, no estaba seguro qué resultado preferiría. Yoongi sólo sabía que se estaba agotando de tratar de guardar sus secretos de sus compañeros. Ellos simplemente no entendían cuán grande era el peligro.

 

Yoongi esperaba que nunca lo hicieran.

 

Incluso si hacía que lo dejara afuera por ser un completo idiota. Mientras Jungkook y Taehyung estuvieran a salvo, nada más importaba. Excepto que Taehyung no estaba a salvo, y Yoongi no sabía si el hombre se había ido por su cuenta o había sido secuestrado. Y eso asustaba a Yoongi casi tanto como la idea de no tener a los dos dulces hombres para sí mismo.

 

Yoongi se subió a su camioneta y cerró de golpe la puerta, la ira por su incapacidad de reclamar a los dos hombres lo montaba duro. Fue a encender el motor, pero dejó caer la mano mientras se recostaba en el asiento y miraba por la ventana del frente. Estaba tan profundamente hundido en este momento que tal vez no importaba si sus enemigos supieran dónde estaba.

 

Yoongi sabía que en el segundo que llamara para pedir ayuda, algunas personas que le tenían rencor se enterarían de su ubicación. Tal vez, sólo tal vez, si cronometraba bien las cosas, podía pedir ayuda, encontrar a Taehyung, e irse de una puta vez de la ciudad antes de que la mierda cayera sobre las cabezas de las personas que le importaban.

 

De todos modos, era un plan.

 

Era un mejor plan que sentarse de brazos cruzados, observando cómo aumentaba el odio de sus compañeros hacia él.

 

Yoongi cogió el teléfono y marcó un número que conocía de memoria. No estaba en ninguna agenda o registro. Era un teléfono conectado a un satélite secreto que estaba orbitando la Tierra. Sólo aquellos que tenían el número podrían incluso acceder a él. Y no podía ser rastreado, ni siquiera por el gobierno... cualquier gobierno.

 

Min Yoongi, nodo de acceso 57834. Nombre código: Mordedor de tobillo. —Yoongi puso los ojos en blanco mientras repetía el nombre en clave con el que Marc lo había apodado. Odiaba ser llamado Mordedor de tobillo. Marc pensó que era divertido. En la parte positiva, nadie nunca pensaría en ello.

 

Acezando —una suave, monótona voz computarizada respondió.

 

Yoongi esperó, escuchando una serie de pitidos. Sabía que el equipo estaba analizando su patrón de voz y comprobando su ubicación. A menos que pasara el protocolo de seguridad, nunca se podría conectar con Marc, y ésta era la única manera de conseguir llegar al hombre. Marc no tiene una dirección.

 

Acceso concedido.

 

Yoongi esperó un momento y luego se oyó el teléfono dando una serie de clics justo cuando Jungkook abrió la puerta del copiloto y se subió a la camioneta. Yoongi miró a Jungkook y luego de vuelta a la ventana del frente cuando Marc se puso al teléfono.

 

Yoongi, hombre, ¿en qué tipo de problemas te encuentras en este momento?

 

Mi pareja está perdida.

 

 Jungkook estaba tan cansado que sus pies estaban acalambrados. Habían registrado casi cada centímetro del Valle de Wolf Creek, el pueblo, los callejones, los bares y restaurantes, incluso la compañía de remolque. No había habido ninguna señal de Taehyung en ningún lugar. Nadie siquiera lo había visto.

 

Yoongi había comprobado hasta el hospital y la morgue, lugares en los que Jungkook no quería ni pensar, pero sabía que era una posibilidad. Gracias a Dios que en esa posibilidad no encontraron nada.

 

Cuanto más buscaban, más aumentaba la preocupación de Jungkook. Estaba empezando a preguntarse si alguna vez encontraría a su amante. Yoongi le había asegurado que si alguien podía encontrar a Taehyung, sería su amigo Marc. Pero Yoongi había hablado con Marc horas antes, y no habían escuchado ninguna palabra del hombre.

 

Jungkook estaba empezando a perder la esperanza.

 

Cuando Yoongi se detuvo en el estacionamiento de un motel de carretera, Jungkook se volvió para mirarlo.

 

—¿Por qué nos detenemos? —Ellos tenían que seguir buscando.

 

Jungkook, son las tres de la mañana. Necesitamos descansar. Necesitas descansar. Podemos dormir un par de horas aquí y conseguir algo de comida, comenzaremos de nuevo con la primera luz. Pero estás hecho polvo.

 

Estoy bien —espetó Jungkook, pero sintió el cansancio en los huesos. Sabía de Yoongi tenía razón, pero quería seguir buscando. Sus ojos estaban ardiendo, y estaba tan malditamente cansado que podía caer dormido allí mismo, en la camioneta, pero se sentía culpable por dejar su búsqueda.

 

Yoongi suspiró y apagó el motor.

 

—Si no consigues descansar un poco, no va a ser nada bueno para mí o para Taehyung. Él necesita que seas fuerte. Y necesito que descanses para que puedas ayudarme a buscarlo.

 

Yo...

 

Jungkook —dijo Yoongi mientras tomaba una de las manos de Jungkook—. Necesitas descansar, bebé. No eres una especie de súper soldado. Estás cansado, molesto y francamente, podrías usar una ducha.

 

Jungkook apretó los labios para mantener su sonrisa bloqueada detrás de sus labios, pero no le sirvió de nada. Se le escapó de todos modos, lo cual, Jungkook estaba seguro, era lo que Yoongi estaba esperando. Jungkook rodó los ojos.

 

Está bien, pero tomaremos una habitación con dos camas. —No había manera en el infierno que él fuera a pasar la noche en la misma cama con Yoongi. Tenía los nervios lo suficientemente deshilachados. Dormir junto al sexi cuerpo de Yoongi lo enviaría directo sobre el borde.

 

Una mirada sombría cruzó por la cara de Yoongi, tirando las cejas hacia abajo y presionando sus labios, pero el hombre asintió.

 

—Si eso es lo que quieres.

 

No lo era, pero esa era la manera que tenía que ser. Yoongi había dejado su posición más que clara, y Jungkook se negaba a ceder ante la necesidad que tenía por el hombre más grande, sin importar lo mucho que lo quería.

 

Yoongi no lo quería como pareja, y eso significaba que Jungkook no podía ceder a sus sentimientos por el hombre.

 

 Quería significar algo para alguien a largo plazo, no como una aventura de una noche, y eso era todo lo que él y Yoongi podrían tener. Yoongi no quería más que eso, y Jungkook nunca expresaría su necesidad, y eso los dejaba en dos camas separadas.

 

Jungkook se quedó sentado en la camioneta mientras que Yoongi corrió hacia el interior y alquilaba una habitación de motel para pasar la noche. Cuando el hombre salió, subió a la camioneta y se dirigió a través del estacionamiento antes de aparcar delante de una de las habitaciones.

 

Jungkook siguió a Yoongi fuera de la camioneta y subió hasta la segunda puerta desde las escaleras. Esperó mientras Yoongi abrió la puerta y luego lo siguió adentro, mirando a su alrededor.

 

La habitación no era fantástica, pero al menos parecía limpia. Jungkook sólo deseaba haberse acordado de empacar una bolsa para que tuviera algo limpio para cambiarse después de una ducha rápida y saltar a dormir.

 

Si quieres saltar a la ducha, voy a correr hasta el local de comida rápida que pasamos hace un par de cuadras y traeré algo de comer.

 

Jungkook asintió y se dirigió hacia el baño.

 

—¿Hay algo específico que te gustaría comer?

 

Jungkook negó con la cabeza y luego se detuvo, mirando por encima del hombro a Yoongi.

 

—Patatas fritas. Me encantaría un poco de patatas fritas calientes. —Con la diabetes de Taehyung, tenía que vigilar su dieta. Y ya que Jungkook se hizo cargo de Taehyung, eso significaba que él comía lo que Taehyung comía. Echaba de menos las patatas fritas.

 

Patatas fritas serán.

 

 En el momento que la puerta se cerró detrás de Yoongi, Jungkook entró en el baño y comenzó a desvestirse. Su ducha fue rápida, sólo una rápida fregada a conciencia y champú. Estaba tan cansado que sus ojos le ardían y su cabeza palpitaba. Sólo quería comer, meterse en la cama, y desmayarse... y no necesariamente en ese orden.

 

A medida que el agua caliente golpeó su cansado cuerpo, Jungkook se preguntaba si Yoongi intentaría algo o lo dejaría dormir en paz. No estaba seguro de cuál quería más. Estaba exhausto, asustado por Taehyung, y demasiado cansado para discutir con Yoongi. Su enojo de antes se había disipado, y todo lo que Jungkook quería ahora era encontrar a Taehyung y volver a casa.

 

Nunca en su vida un día había durado tanto. Había pasado casi veinticuatro horas con Yoongi, el tiempo más largo que el hombre había estado nunca en torno a él, y Jungkook tenía que admitir que le gustaba estar con Yoongi... incluso si era buscando a Taehyung.

 

Había mantenido una actitud fría, pero sus ojos continuamente vagaban sobre Yoongi mientras el hombre conducía o buscaban por diferentes lugares. Fue algo agradable pasar tiempo con el lobo.

 

Sólo deseaba que Yoongi dejara de decirle a Jungkook que no entendía lo que estaba pasando y le explicara las cosas. Por lo que había visto hoy, Jungkook sabía que quería conocer a Yoongi un poco mejor. Yoongi parecía cariñoso y preocupado. Jungkook sonrió para sus adentros. El hombre era incluso interesante e ingenioso.

 

Lástima que tuviera una monstruosa pared construida a su alrededor. Un muro tan alto que Jungkook sabía que no sería capaz de escalar.

 

 Jungkook cerró la ducha y salió. Cogió una toalla y se secó rápidamente y luego ató una seca alrededor de su cintura. Él realmente no quería ponerse ropa sucia de nuevo, pero sabía que eventualmente tendría que hacerlo. Pero por un ratito...

 

Jungkook tomó su ropa y se las llevó a la habitación principal. La dejó en la silla al lado de una de las camas y luego se deslizó sobre la cama, volviendo hacia atrás para apoyarse contra la cabecera. Cogió el mando a distancia de la mesa de noche y comenzó a pasar los canales justo cuando la puerta se abrió y Yoongi entró, con dos bolsas en sus brazos.

 

Yoongi se detuvo en la puerta y miró a Jungkook por un momento y luego se volvió y cerró la puerta con llave. Tiró la tarjeta de acceso en la mesa pequeña en la esquina junto a la ventana y luego colocó las bolsas en el suelo.

 

Sabía que habías olvidado empacar algo, así que me detuve en una tienda de veinticuatro horas y escogí un par de camisetas de algodón. Lo siento, no tenían pantalones. — Yoongi arrojó las dos camisetas a Jungkook, una blanca y otra celeste.

 

Gracias —dijo Jungkook mientras atrapaba las camisetas y las sostuvo contra su pecho. Le sorprendió que parecieran exactamente de su talla. Pero estaba extremadamente agradecido de que Yoongi las escogiera. Los jeans por dos días seguidos los podía manejar. Las camisetas, no tanto.

 

—¿Creo que ordenaste patatas fritas? —Los ojos de Jungkook se agrandaron mientras miraba la enorme canasta de patatas fritas que Yoongi le tendía. Amaba las patatas fritas, pero no estaba seguro de poder comer tantas. Ni siquiera estaba seguro de que tres personas pudieran comer tantas patatas fritas.

 

 Gracias.

 

También te traje una hamburguesa de pollo a la parrilla con queso suizo y un jugo.

 

Lo ojos de Jungkook se alzaron por la sorpresa.

 

—¿Jugo?

 

Yoongi encogió de hombros.

 

—Me di cuenta de que cuidando de Taehyung y todo eso, no sueles comer mucha comida chatarra, y aunque está bien derrochar de vez en cuando, no tiene ningún sentido excederse. Tu estómago probablemente no podría manejarlo.

 

Sí. —Jungkook estaba un poco sorprendido de que Yoongi hubiese pensado en eso y lo considerara lo suficiente para comprarle algo saludable para comer. Sólo esperaba que Yoongi le comprara una hamburguesa de comida rápida y patatas fritas, tal vez una Coca-Cola o algo así. No esperaba tal consideración.

 

Metió la mano en sus patatas fritas mientras observaba a Yoongi sentarse a la mesa y comer su comida. Sonrió cuando Yoongi se comió dos hamburguesas, una tras otra. Yoongi tenía patatas fritas también y un jugo. Cuando Jungkook liquidó lo último de su comida —de lo cual estaba asombrado de comérselo todo—, Yoongi estaba recostado en su silla, frotándose el estómago.

 

—¿Lleno? —preguntó Jungkook y luego bebió lo último de su jugo.

 

Yoongi se rio entre dientes.

 

—Sí, esas fueron unas hamburguesas muy grandes.

 

Jungkook recogió su basura y la metió en una bolsa, y luego se sentó en la cama, sin saber qué hacer.

 

 Acuéstate y descansa un poco, Jungkook. Voy a saltar a la ducha. Saldré en unos minutos.

 

Jungkook asintió y se deslizó hacia abajo en la cama, tirando de las mantas encima de su cuerpo. No fue hasta que comenzó a acurrucarse para dormir que Jungkook se dio cuenta de que todavía tenía una toalla envuelta alrededor de sus caderas.

 

Lanzó una rápida mirada hacia la puerta del baño cerrada y luego tiró la toalla, dejándola caer en el suelo junto a la cama. La cogería por la mañana antes de colarse en el cuarto de baño, con suerte antes de que Yoongi se despertara.

 

Se hizo el dormido cuando Yoongi salió del baño diez minutos más tarde, pero era difícil hacerlo cuando oía cada movimiento de Yoongi... el chirrido de los muelles del colchón cuando el hombre se sentó, el roce de las mantas, incluso el profundo suspiro de Yoongi cuando por fin se estiró en la cama.

 

Buenas noches, Jungkook.

 

Los ojos de Jungkook se abrieron de golpe. Yoongi lo estaba mirando fijamente. Tragó saliva ante el destello de lujuria que podía ver ardiendo en los ojos de Yoongi. ¿Desde cuándo el hombre lo deseaba?

 

Jungkook rápidamente cerró los ojos y trató de apagar la imagen de su mente.

 

—Buenas noches, Yoongi.

 

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CAPITULO 8

Amanecía. Jin y Namjoon se despedían de Taehyung Y Yoongi.   El destino los separaba una vez más.   Yoongi y Taehyung se quedaron en...