Tae cerró la puerta tan silenciosamente como pudo y entró en
la casa. La luz de la cocina estaba encendida, pero el resto de la casa parecía
tan oscura como le era posible con las cortinas abajo y nada de luz del sol
brillando dentro de ella.
Era temprano en la mañana, y Tae sabía que debían ir a la
casa de sus padres en unas horas más. Sólo necesitaba un poco de tiempo para
llegar a un acuerdo con tener todos sus sueños estrellados contra el suelo.
Finalmente, Tae comprendió exactamente lo que su padre les estaba
diciendo, y la posibilidad de que él y Yoongi consiguieran a los niños no había
desaparecido totalmente. Sería sólo un estado de coma por el momento. Hasta que
no se hubiera establecido, sin lugar a dudas, que Carrie y Namjoony no tenían
parientes vivos, no podían ser dados en adopción dentro de la manada.
Después de eso, todo el que tuviera interés tenía el derecho
de solicitar ser sus padres.
Simplemente era justo, y tenía razón. Tae lo supo después de
correr y correr hasta que sus patas le dolían. Él había caído a tierra
finalmente a millas de su casa y simplemente se quedó allí y pensó las cosas.
Pero fue sólo hasta que se dio cuenta de que el dolor en su
pecho no solo venía de la posibilidad de perder a los niños, sino también de no
estar con su compañero, que Tae comenzó a ir a casa. Él quería a los niños,
pero necesitaba a Yoongi.
Así pues, aquí estaba, de pie en la parte inferior de las
escaleras que conducían a su dormitorio, y esperaba que su compañero no lo
rechazara por ser un completo idiota. Se lo merecía por dejar a
Yoongi como lo hizo, y él lo sabía.
Yoongi era su roca, su puerto en la tormenta. Era la única
cosa en este mundo que pertenecía totalmente a Tae. Y Tae sería un tonto aún
más grande si no subía su culo cansado por las escaleras y le decía a Yoongi
que él era el centro del mundo de Tae.
Ese sería un gran plan… si pudiera conseguir que sus piernas
trabajaran.
Tae estaba muerto de miedo. Yoongi le había profesado su
amor en varias ocasiones, y Tae creía que los sentimientos de su compañero eran
reales. Se vanagloriaba de las dos pequeñas palabras que Yoongi le había dicho.
Pero también tenía miedo de que sus propios sentimientos fueran tan abrumadores
que se viera como un idiota.
Lógicamente, Tae sabía que era una tontería que se sintiera
así. Yoongi no se burlaría de él, y Tae ya le había dicho más o menos al hombre
cómo se sentía. Aun así, le daba miedo pensar que una persona significara tanto para él. Si Yoongi alguna vez cambiaba
de opinión o algo apartaba a Yoongi de él, Tae pensaba que no sobreviviría. Tal
vez eso era lo que lo mantenía clavado en el suelo en la parte inferior de las
escaleras. Estaba aterrorizado.
También tenía miedo de que si no le decía a Yoongi cómo se
sentía, iba a perder al hombre de todos modos.
Yoongi merecía saber cuánto Tae se preocupaba por él. Y eso
fue lo único que puso las piernas de Tae en movimiento.
Subió lentamente las escaleras y luego se dirigió por el
pasillo hacia su dormitorio. La puerta estaba abierta, y la lámpara de la
mesita de noche estaba encendida, era como si Yoongi hubiera estado esperando a
que Tae regresara. Eso, más que nada, le demostraba a Tae que había tomado la
decisión correcta al compartir sus sentimientos con su pareja. Yoongi estaba
esperando a que volviera a casa.
Tae se acercó a su lado de la cama y levantó las mantas,
subiéndose en su lado de la cama. Dejó caer las mantas y se acercó más a Yoongi,
no estando totalmente seguro de su recepción. Él de alguna manera había dejado
tirado a Yoongi.
Cuando la mano de Yoongi se movió de nuevo hacia él y se
posó en su cadera, animándolo a acercarse, Tae dejó escapar un suspiro de
alivio y se acurrucó a la espalda de Yoongi. Hundió la cara en el dulce aroma
del cabello de Yoongi y solo lo inhaló tan profundamente como pudo. El fuerte
aroma de su compañero llenó sus sentidos, calmando la tormenta desatada dentro
de él.
—¿Cómo estuvo tu carrera, bebé? —Yoongi
le susurró en la quietud de su habitación.
—Estuvo bien, pero te extrañé. —Tae cerró
los ojos en señal de gratitud, cuando la mano de Yoongi se apretó en su
cadera.
—Te extrañé, también, Tae.
Tae abrió los ojos y quitó su cara del cabello de Yoongi, cuando
el hombre se puso boca arriba y miró hacia él. Se estremeció con cierta emoción
indefinida cuando Yoongi acarició con la mano la mejilla de Tae.
—¿Conseguiste sacar todo?
—No, no realmente. Pero me dio tiempo
para pensar acerca de lo que es importante para mí.
—¿Y qué descubriste?
Tae juntó su valor lo mejor que pudo y miró a Yoongi a los
ojos.
—He descubierto que no importa lo que
pase, bueno o malo, te tengo en mi vida. Y, al final del día, que es lo que
importa. —A Tae le pareció detectar un ligero centelleo en uno de los ojos de
Yoongi, pero podría haber sido la luz en la habitación—. También
descubrí algo más.
—¿Sí? —Yoongi le susurró con voz ronca—
¿Y qué sería?
—He sabido por un tiempo que te amaba,
pero en algún lugar durante las horas de la madrugada cuando estaba
descansando después de correr hasta quedar hecho un harapo, descubrí que
permitirte saber cómo me siento era más importante que cualquier otra cosa.
—Tae. —Ese sospechoso brillo en el ojo de
Yoongi creció, formándose en el mismo una lágrima que se deslizó por la
mejilla de Yoongi—. Nunca pensé que realmente lo dirías.
—Tampoco yo, a decir la verdad. —Tae se
echó a reír nerviosamente—. Estaba muy asustado. Pensé que si ponía en palabras
mis sentimientos, los haría reales, y entonces sería más vulnerable.
—¿Y ahora?
Tae empezó a sonreír y, una vez que comenzó, parecía no
poder detenerse. Su anterior estado de ánimo sombrío parecía haberse volteado
totalmente, y de pronto se sintió como si pudiera conquistar el mundo.
—Y ahora sé que mi fuerza viene del amor
que tengo para ti y del amor que tienes para mí. Somos más fuertes juntos que
separados.
—Sí.
—Y no importa lo que suceda con Carrie y Namjoony,
nos tenemos el uno al otro, y eso es más de lo que mucha gente tiene.
—Sí —le susurró Yoongi de nuevo.
—Y si no llego a joderte en los
próximos cinco minutos, estoy bastante seguro de que mi polla se va a caer por
falta de atención.
—Bueno, no podemos dejar que suceda eso.
—Yoongi sonrió con malicia—. Agarra el lubricante, bebé.
Tae ansiosamente rodó a un lado de la cama y cogió el
lubricante. Cualquier cantidad de aire que hubiera tenido en sus pulmones se
quedó atascado en su garganta cuando se dio la vuelta y encontró a Yoongi sobre
sus manos y rodillas, y el culo hacia afuera en el aire.
—¡Demonios!
—Deja de mirar y ponte a trabajar,
Kim. Tienes un culo que joder.
—Sí, señor. —Tae se echó a reír cuando se
movió rápidamente por detrás de Yoongi. Por mucho que quería joder al hombre, y
lo quería demasiado, la vista del pequeño culo apretado de Yoongi justo en
frente de él era suficiente para detenerlo y hacerlo comenzar a mirar otra vez.
¿Alguien
alguna vez había tenido un culo tan perfecto?
—¡Tae!
—Estoy trabajando en ello. —Tae apartó la
vista del hermoso culo de Yoongi y vertió un poco de lubricante en los
dedos. Aplicó un poco más para estar seguro. Dejó caer la botella de lubricante
en la cama junto a él y luego se acercó a Yoongi.
Yoongi saltó ante el primer toque de los dedos de Tae.
Rápidamente Tae miró hacia él sólo para escuchar la risita de Yoongi.
—Frío —dijo Yoongi.
—No te preocupes, bebé. Se calentará muy
rápido. —Si Tae tenía algo que decir al respecto, Yoongi ardería en los
próximos minutos. Él acarició con sus dedos entre las nalgas de Yoongi, apenas
rozando su pequeño agujero color rosa. Quería extender un poco el
lubricante alrededor antes de que realmente se pusiera a trabajar.
— Tae, me estás matando con… ¡Oh, diablos!
—Yoongi se estremeció cuando Tae empujó su dedo en la fruncida entrada del
hombre. Su dedo se hundió directamente hasta el nudillo, casi absorbido
por una fuerza invisible.
—¿Te gusta eso, no? —Tae le preguntó
mientras movía su dedo dentro y fuera del férreo control de Yoongi. Le
encantaba la forma en que el culo de Yoongi pulsaba alrededor de su dedo. Sabía
por experiencia propia que el anillo de músculos pulsaría un poco
alrededor de su polla en la misma forma, y lo ansiaba con una creciente hambre.
Cuando Tae se dio cuenta que Yoongi estaba lo
suficientemente estirado como para recibir otro dedo, sacó su dedo hasta que la
punta rozó el anillo exterior. Y luego empujó dos dedos. Yoongi gimió y empujó
su culo hacia fuera aún más lejos de lo que lo había hecho. Estaba pidiendo
más, y Tae lo sabía.
—¿Cómo se siente, compañero?
—Bueno.
La respuesta ronca
de Yoongi hizo
sonreír a Tae. Después de haber estado en el extremo
receptor de los dedos de Yoongi, sabía exactamente cómo el hombre se sentía en
ese momento.
—Tal vez deberíamos tratar de conseguir algunos
juguetes nuevos para jugar con ellos. —Tae nunca antes había tenido juguetes
sexuales en su vida, pero la idea de joder a Yoongi con un consolador hizo
saltar a su polla—. ¿Te gustaría eso, amor? ¿Te gustaría que te jodiera con un
consolador?
—¡Dioses, Tae! —Yoongi gimió.
Cuando su cuerpo empezó a temblar, Tae empujó un tercer dedo
en el culo del hombre. No estaba seguro de que Yoongi estuviera estirado lo
suficiente para un tercer dedo, pero el hombre parecía necesitarlo, parecía
desearlo. Y Tae le daría todo lo que Yoongi deseara.
—Tal vez podríamos conseguir uno de esos
consoladores vibrantes, Yoongi. Podrías joderme el culo con él.
El temblor del cuerpo de Yoongi crecía con cada palabra que Tae
decía. Yoongi comenzó a gemir y mecer su cuerpo contra los dedos de Tae. Tae
extendió la mano entre las piernas de su pareja y empezó a masajear las bolas
del hombre, rodándolas entre los dedos. Los gemidos de Yoongi se hicieron más
fuertes, y separó las piernas tanto como podía.
Era una imagen hermosa: los dedos de Tae profundamente en el
culo de Yoongi y las pelotas del hombre en su otra mano. La única cosa que lo
haría aún mejor era si Tae pudiera ver las reacciones en la cara de Yoongi
mientras él complacía al hombre.
—Date la vuelta, bebé —ordenó Tae
mientras impulsó los dedos tan profundamente en el interior de Yoongi,
que su mano podría entrar, y no creía que ninguno de los dos estuviera
preparado para algo así.
Yoongi se movió con cautela mientras rodaba sobre su
espalda. Tae se aseguró de mantener sus dedos dentro de Yoongi mientras el
hombre rodó y luego se recostó sobre el colchón. Él se acercó más hasta que
estuvo de rodillas entre las piernas de Yoongi.
—Coloca tus pies sobre mis hombros.
Yoongi arqueó una ceja, como si no estuviera muy seguro de
lo que Tae había planeado, pero hizo lo que dijo Tae. Y Tae se alegró de haber
dicho algo. Con los pies de Yoongi plantados sobre sus hombros, sus rodillas,
naturalmente, se vinieron abajo, haciendo que el hombre quedara extendido de
par en par para la hambrienta evaluación de Tae.
Y maldita sea, si no le gustaba lo que veía. Era como un
buffet para un hombre hambriento. Tae mantuvo sus dedos entrando y saliendo del
culo de Yoongi cuando él se inclinó y lamió las gotas de líquido pre-seminal
que brillaban en la parte superior de la furiosa erección del hombre.
Yoongi soltó un grito y encorvó sus caderas, tratando de
impulsar su polla en la boca de Tae. Tae sonrió y pasó la lengua por la parte
superior de nuevo, yendo aún más lejos, al lamer por un lado la fuertemente
nervada polla de Yoongi. Se detuvo en seco de tragar la polla de Yoongi. No
estaba seguro de si estaba tratando de evitar el orgasmo de Yoongi, o si solo
quería torturar al hombre, o ambas cosas.
Estaba bastante seguro de que era ambas cosas.
Mirar a Yoongi en la agonía de la pasión era el espectáculo
más seductor que Tae había visto en su vida. No creía que se cansara alguna vez
de esto. Sabía, de hecho, nunca se cansaría de ver a Yoongi. El destino había
intervenido en la simple existencia de Tae y le había dado el más sexy de los
compañeros sobre la faz de la tierra.
Tal vez había sido muy, muy bueno en una vida anterior.
—¡Tae, mierda! Tengo que…
Tae sabía lo que Yoongi necesitaba, y no era que le chupara
la polla, no en este momento. Oyó gemir a Yoongi en señal de protesta cuando se
sentó, pero sabía que el hombre disfrutaría mucho más de lo que estaba a punto
de hacer que de una mamada.
Tae se aseguró de que los pies de Yoongi se quedaran en sus hombros, mientras se deslizó
hacia delante y colocó la cabeza de su polla contra sus dedos. Con mucho
cuidado metió la polla en la palma de su mano. Mientras sacaba sus dedos,
empujó su polla.
El pequeño y apretado culo de Yoongi se envolvió alrededor
de la polla de Tae como un guante de seda. El ajuste era tan perfecto, que Tae
pensó que podría ser capaz de venirse sin moverse en absoluto. Por supuesto,
esa idea fue echada completamente por la ventana cuando Yoongi gimió y comenzó
a moverse sobre sí mismo, empujando sus caderas arriba y abajo.
En realidad, el hombre no tenía paciencia.
Tae se inclinó sobre Yoongi y plantó sus manos a ambos lados
de su cabeza. Yoongi se convirtió en un pretzel humano, no solo empujando sus
rodillas cerca de sus orejas, sino que también cambió el ángulo del cuerpo de Yoongi.
Tae empujó una vez y sabía que había golpeado la veta madre
cuando la cabeza de Yoongi se arqueó hacia atrás en la almohada detrás de él.
Su boca se abrió, y un largo gemido salió de sus labios. Tae sabía que ese era
el ángulo perfecto para golpear el punto dulce de Yoongi en todo momento.
—¡Tae!
—Te tengo, bebé. —Tae empezó a flexionar
sus caderas, empujando hacia adelante un poco y luego retirándose a un
ritmo rápido. Hizo varios empujes cortos, dejando sólo la punta de su polla
dentro de su compañero. Él no estaba preparado para las largas embestidas, aun
cuando incluso Yoongi se lo suplicaba con los ojos.
Estar dentro de Yoongi era como el cielo en la tierra. No
había nada tan caliente, tan sedoso, tan malditamente apretado. Si Tae no lo
conociera, habría pensado que Yoongi fue creado para ser el chico de abajo.
Pero lo conocía muy bien, y le gustaba ser jodido por Yoongi, tanto como a él
le gustaba joderlo.
Después de varios empujones pequeños, Tae se echó hacia
atrás y levantó los pies de Yoongi colocándolos por encima de sus hombros.
Envolvió sus manos alrededor de los muslos de Yoongi y sosteniéndolos comenzó a
moverse más rápido, clavando su polla en el culo de Yoongi tan profundo y tan
rápido como le fuera posible.
Sus ojos cayeron en los oscuros ojos color avellana de Yoongi
y en su polla revotando. Cuando las manos de Yoongi excavaron en la sábana a
cada lado de él y los músculos internos que acunaban la polla de Tae comenzaron
a palpitar y apretar, Tae sabía que su compañero estaba cerca.
Extendió la mano y agarró la polla de Yoongi, apretando la
base para poner fin a su inminente orgarmo. Quería que Yoongi se corriera, pero
no todavía. Yoongi se quejó, y sus ojos se cerraron. Su movimiento brusco casi
desaloja a Tae.
Tae se inclinó sobre Yoongi, a pocos centímetros de su cara.
—Dime que eres mío, Yoongi.
Los ojos de Yoongi se abrieron de golpe y se clavaron en los
de Tae.
—Soy tuyo, Tae. Siempre he sido tuyo.
El dulce, maravilloso y amoroso Yoongi hizo lo que Tae
necesitaba en ese momento en particular. Empujó su cabeza hacia atrás y le
mostró su garganta a Tae.
Tae enganchó los brazos debajo de la espalda de Yoongi y
agarró sus hombros para darse un mejor apalancamiento ya que fue arrojado de
cabeza en una vorágine de éxtasis. Sus colmillos se hundieron en la garganta de
Yoongi, y el grito profundo del hombre mientras se corría se hundió en el alma
de Tae.
Tae se vanagloriaba de la dulce sangre salpicada a través de
su lengua al igual que lo hacía el semen caliente que salpicaba entre sus
cuerpos. Los sedosamente calientes músculos interiores de Yoongi se cerraron
alrededor de la polla de Tae hasta casi al punto en que no podía moverse. Era
el cielo y el infierno, todo al mismo tiempo.
Cuando las manos de Yoongi se cerraron en puños en su
cabello, Tae sabía que todo había terminado para él. Extrajo sus dientes de la
garganta de Yoongi y echó la cabeza hacia atrás en el aire. Su rugido de
finalización llenó la habitación cuando su orgasmo salió de su cuerpo con tal
fuerza que estrellas explotaron detrás de sus párpados.
—Yoongi —respiró en el aire. La euforia
que llenaba su corazón y su alma en el contestador susurro de su nombre
atormentó completamente el cuerpo de Tae con profundos estremecimientos. Sentía
como si hubiera sido algo más que la fusión de sus cuerpos. Sus almas se habían
fusionado. Tae nunca había sentido nada igual en su vida, y sentía un poco de
miedo de que nunca volviera a sentirlo.
—¿Yoongi?
—Te amo, Tae.
Tae sonrió, sabiendo de repente que mientras él sostuviera a
Yoongi en sus brazos, y en su corazón, ellos sentirían esa sensación
maravillosa de estar juntos una y otra vez. Dejó caer las piernas de Yoongi y
se inclinó sobre su compañero para plantarle un pequeño beso en los labios.
—Te amo, también.
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