domingo, 1 de mayo de 2022

CAPITULO 3

Pequeñas réplicas de su orgasmo seguían ondulando por el cuerpo de Yoongi cuando bebió otro sorbo del zumo de naranja que Taehyung le ofreció. Se sentía débil, mareado, y en absoluto preparado, para lo que había pasado entre él y el Príncipe vampiro.

 

Había sido la experiencia sexual más exquisita de su vida. Cuando Taehyung le prometió que era lo más fuerte de su mundo, Yoongi nunca pensó que le estuviera diciendo la verdad. Pensó que Taehyung sólo alardeaba sobre su habilidad.

 

Una simple mamada y Yoongi estaba más que listo para acostarse en la cama y dejar que el Príncipe hiciera lo que quisiera. Se sentía como un esclavo deseoso de experimentar todo lo que Taehyung pudiera mostrarle.

 

Yoongi se sentía más confuso por el hecho que no podía dejar de oler a Taehyung. Por alguna razón le era necesario tener el olor de Taehyung en su cuerpo o se marchitaría y moriría. Se sentía casi obsesivo al respecto.

 

―¿Estás bien? ―le preguntó Taehyung desde el otro lado de la mesa―. ¿No bebí demasiado?

 

Yoongi negó con la cabeza. Se sentía un poco aturdido, pero no estaba seguro de si era porque Taehyung había bebido su sangre o por haber tenido dos tremendos orgasmos hacía solo un rato. Cualquiera podría explicar su condición actual.

 

No, estoy bien, gracias.

 

Yo te lo advertí, mi amor.

 

Yoongi frunció el ceño. Taehyung lo llamó querido casi desde su primera reunión. Desde el sexo oral e independientemente de lo que fuera, había empezado a llamarle mi amor. Era muy emocionante, excitante, y sólo un poco extraño.

 

Yoongi levantó la vista para ver a Taehyung tomar otro sorbo de su merlot.

 

Al hombre realmente le gustaba el vino. Yoongi no podía dejar de preguntarse qué más le gustaría. De repente sacudió su cabeza. Tenía que dejar de pensar de esa manera. Taehyung era un Príncipe vampiro. Él era un lobo.

 

No importaba cuánto lo deseara, una relación entre ellos nunca funcionaría.

 

Dijiste que me morderías en el muslo, no en el pene.

 

Taehyung se rió entre dientes.

 

Sí, bueno, era demasiado tentador como para ignorarlo.

 

Sí, claro, échale la culpa al lobo, pensó Yoongi mientras intentaba reprimir su sonrisa. La idea de que Taehyung perdiera el control gracias a él, le emocionaba. Quería hacerle perder el control. Quería hacerlo rogar. Quería hacer que el hombre sólo tuviera ojos para él por el resto de su vida.

¡Alto! Yoongi se puso de pie y caminó hacia la ventana para contemplar la nada. ¿De dónde demonios había venido ese pensamiento? ¿Por qué se sentía de repente tan obsesionado por alguien al que acababa de conocer? ¿Un hombre que nunca podría ser suyo?

 

Necesitaba controlarse antes de hacer algo realmente estúpido, como pedirle al Príncipe poder joderlo contra la pared y nunca dejarlo ir. Y estaba muy cerca de hacer precisamente eso. Tenía las palabras en la punta de la lengua.

 

Poner distancia sería lo mejor para él en este momento, Yoongi se giró hacia Taehyung para decirle que necesitaba volver a su habitación cuando vio una mirada de angustia cruzar la cara del hombre.

 

―¿Taehyung?

 

La angustia de Taehyung se convirtió en dolor en su cara cuando el Príncipe envolvió sus brazos alrededor de su estómago y gimió. Yoongi corrió a su lado, arrodillándose en el suelo junto a sus pies. Le empujó el cabello negro extendido sobre su frente hacia atrás con la mano para ver su pálido rostro. Ahora se le veía más pálido de lo habitual.

 

―¿Taehyung? ¿Qué te pasa? ―preguntó Yoongi, la preocupación empezaba a inundarlo―. ¿Debo traer a Albert?

 

Yoongi se puso de pie antes de terminar de hablar, con la intención de conseguir ayuda para el Príncipe, pero Taehyung agarró su brazo, tirando de él. Yoongi se arrodilló, sin saber qué hacer.

 

No ―susurró Taehyung―. No dejes que nadie se entere…Algo está mal.

 

―¿Qué está mal? ―preguntó Yoongi―. Fue… ¿Es porque bebiste mi sangre? ¿Es culpa mía?

 

Taehyung negó con la cabeza.

 

No, creo que... creo que he sido envenenado.

 

El corazón de Yoongi retumbó en su pecho. Los sentimientos de confusión e incertidumbre de hace solo unos momentos, fueron reemplazados por pura rabia y necesidad de encontrar a quien envenenó a Taehyung y rasgarlo en pequeños pedazos.

 

Un pequeño gemido devolvió su atención a Taehyung. Su ira se esfumó cuando se dio cuenta de que era necesario atender a Taehyung primero. Podría encontrar al culpable después y rasgarlo en diminutos pedazos.

 

―¿Qué puedo hacer, Tae? ―susurró suavemente Yoongi.

 

Taehyung ahuecó su mejilla, sonriendo por un breve momento.

 

Me gusta cuando me llamas Tae, cariño. Nadie más lo hace.

 

Entonces te llamaré Tae de ahora en adelante. ―cualquier cosa para alejar aquella mirada llena de dolor de la cara de Taehyung.

 

Creo que necesito descansar.

 

Sin decir una palabra, Yoongi se puso de pie y levantó en brazos al hombre más pequeño llevándolo a través de la habitación. Cuidadosamente lo puso en la cama y se sentó a su lado. Taehyung rodó a su lado, encogiéndose en posición fetal.

 

Yoongi se preocupó, y la preocupación se convirtió rápidamente en terror cuando el cuerpo de Taehyung pareció pasar por una serie de pequeñas convulsiones. Doblado por la mitad, Taehyung

soltó rápidos jadeos, el sudor le goteaba por la cara.

 

Yoongi se apuró a ayudar al Príncipe a cambiarse de ropa, después lo metió bajo las sábanas. Fue al baño a por varias toallas húmedas. Volviendo a la habitación, puso una en la frente de Taehyung y limpió su cuerpo con la otra.

 

Un repentino golpe en la puerta hizo que Yoongi se girara y gruñera. Empezó a levantarse para abrir la puerta cuando Taehyung le agarró el brazo de nuevo. Sus ojos color amatista parecían desesperados.

 

Nadie puede saber ―susurró Taehyung desesperadamente.

 

Yoongi asintió con la cabeza. Entendió que Taehyung era vulnerable en este momento. La vulnerabilidad podría ser aprovechada por cualquier persona, por quien fuera que lo hubiera envenenado, incluyéndolo a él. Yoongi necesitaba asegurarse de que nadie supiera de su condición, excepto él. Podía hacerse cargo de Taehyung.

 

Está bien, cariño, quiero que te quedes justo aquí en la cama. Yo me encargaré de todo.

 

Taehyung le hizo un gesto débil.

 

Si alguien viene aquí, sólo hazle pensar que tuvimos sexo como monos calientes.

 

Taehyung se rió entre dientes ligeramente, luego se dio la vuelta gimiendo y agarrándose el estómago de nuevo. Yoongi le apartó el cabello de la cara otra vez.  Esperó hasta que los espasmos se le pasaran y luego se puso de pie.

 

Taehyung tenía la mirada confusa, pero interesada, cuando Yoongi se quitó la camisa sobre la cabeza y desabrochó el botón superior de sus jeans. Se removió el pelo, después le guiñó un ojo a Taehyung antes de ir hacia la puerta.

 

Yoongi no se sorprendió de encontrar a Albert de pie en el otro lado de la puerta. El criado había estado demasiado disgustado por la pequeña comida íntima para dos, como para alejarse por mucho tiempo.

 

―¿Puedo ayudarle? ―preguntó Yoongi.

 

―¿Dónde está el Príncipe Taehyung?

 

Durmiendo.

 

Tengo que hablar con el Príncipe ―afirmó Albert, irguiéndose en toda su estatura.

 

Te lo dije, está durmiendo.

 

No le creo ―gruñó Albert―. ¿Qué le ha hecho a mi Príncipe?

 

Yoongi dio un paso hacia atrás, abriendo más la puerta.

 

Ve a comprobarlo si no me crees.

 

Albert se deslizó por delante de Yoongi, moviéndose ligeramente a un lado de modo que sus cuerpos no se tocaran. Yoongi se rió y lo siguió.

 

Taehyung estaba en la cama, las sábanas cubriéndole hasta el pecho, una pierna doblada por la rodilla sobresalía por debajo de la manta.

 

Alteza ―dijo Albert.

 

Yoongi entornó los ojos y caminó por delante del sirviente hacia el borde de la cama. Se estiró en la cama y se acercó para mover un poco el brazo de Taehyung. Yoongi sabía que estaba despierto, fingiendo.

 

Cariño, despierta ―le dijo Yoongi, siguiendo el juego―. Albert tiene miedo a que te despedace miembro por miembro.

 

Taehyung gimió y saludó a Albert, despidiéndole.

 

Vete, Albert. Estoy durmiendo.

 

Albert se erizó, pero dio vuelta para marcharse. Yoongi se levantó para seguirlo pero la orden en las palabras de Taehyung lo detuvo.

 

Vuelve a la cama, querido. No he terminado contigo todavía.

 

Albert se volvió, dejando caer su mandíbula. Yoongi le guiñó un ojo y dejó caer sus pantalones para luego acostarse debajo de las sábanas con Taehyung. Él tomó a Taehyung en sus brazos y lo acurrucó cerca de su pecho.

 

No quiero ser molestado por ningún motivo, Albert.

 

Sí, Alteza, como usted mande.

 

Yoongi esperó hasta que oyó cerrarse la puerta principal antes de saltar de la cama y correr para bloquearla. Como un segundo pensamiento, entró en su cuarto y cerró con llave la puerta. Recogió sus pertenencias personales y las trasladó a los cuartos de Taehyung antes de cerrar con llave la puerta entre las dos habitaciones. No quería correr ningún riesgo.

 

De vuelta en el dormitorio, Yoongi se debatía entre subir a la cama de Taehyung o dormir en una de las sillas junto a la chimenea. Taehyung resolvió el dilema al apartar de un tirón las sábanas, dándole a Yoongi una mirada suplicante.

 

―¿Por favor?

 

Yoongi no iba a esperar a que se lo dijera dos veces. Cruzó la habitación y se acostó bajo las sábanas, colocándolas alrededor de ambos antes de acercar a Taehyung contra su pecho otra vez. Le gustó demasiado la última vez como para no querer hacerlo de nuevo.

 

Taehyung parecía dormitar entrando y saliendo de un sueño irregular. Cuando estaba despierto, temblaba con escalofríos, a veces con convulsiones. En cada ocasión, Yoongi lo mantuvo abrazado hasta que su cuerpo se aquietaba y entonces lo limpiaba con un paño frío.

 

Finalmente, cuando el alba se acercó, Taehyung cayó en un profundo sueño que le dio esperanzas de que se curara. Yoongi se mantuvo despierto, velando el sueño del hombre con el que se estaba obsesionando rápidamente. No estaba dispuesto a dejar que nada le sucediera hasta que descubriera por qué se sentía tan enamorado.

 

Un golpe en la puerta llamó la atención de Yoongi. Miró hacia abajo para ver la expresión serena en el rostro de Taehyung. Yoongi apartó el cabello hacia atrás y acarició la mejilla de Taehyung antes de inclinarse hacia abajo y plantarle un pequeño beso en la frente al Príncipe.

 

Hay alguien en la puerta, cariño ―susurró Yoongi contra su piel―. Ya vuelvo.

 

Yoongi salió de debajo de las sábanas y se deslizó hasta el borde de la cama. Agarró sus jeans y los subió por sus piernas, poniéndose de pie para cerrar la cremallera antes de ir hacia la puerta de la habitación principal.

 

Tomó una profunda inhalación, reconociendo el olor de Albert antes de abrir la puerta.

 

―¿Sí?

 

―¿Sigue durmiendo? ―preguntó Albert, claramente ofendido de que Yoongi abriera la puerta una vez más.

 

Yoongi sonrió.

 

Está un poco cansado por todas las veces que lo hemos hecho.

 

Es imperativo que hable con él.

 

Voy a ver si está despierto ―respondió Yoongi―. Espera aquí.

 

Albert pareció querer discutir, pero Yoongi lo ignoró entrando en la habitación del fondo. Sabiendo que Albert probablemente estaría escuchando, Yoongi bajó la voz cuando habló con Taehyung.

 

Tae, cariño ―dijo, dándole a Taehyung una pequeña sacudida―. Albert está aquí. Dice que necesita hablar contigo, que es muy importante.

 

Taehyung no respondió al principio. Yoongi se preguntaba cómo iba a salir de esta, cuando Taehyung se quejó abriendo los ojos. La extrema palidez de la piel de Taehyung preocupó mucho a Yoongi. Sabía que no era normal.

 

Hola, cariño ―susurró Yoongi―. Albert tiene que hablar contigo.

 

Taehyung negó con la cabeza.

 

No me parece buena idea, se dará cuenta.

 

―¿Qué es lo que necesitas, cariño? ―le preguntó Yoongi. Pero lo supo al instante, por la forma en que Taehyung se humedeció los labios, él era exactamente lo que el Príncipe vampiro necesitaba. Podía sentir su propia respuesta a aquella necesidad en el endurecimiento repentino de su pene y el deseo aplastante de exponer su cuello al hombre.

 

Yoongi no pudo suprimir su gruñido. Un golpe de lujuria quemó a través de su cuerpo cuando las piernas de Taehyung rozaron las suyas. De repente, a él no le importaba que alguien estuviera esperando a pocos metros de distancia. No le importaba que él fuera un hombre lobo y Taehyung un vampiro.

 

No le importaba nada, excepto la deliciosa sensación de los dientes hundiéndose en su carne, preferiblemente, mientras él se hundía en Taehyung. Lo único que no sabía, era si su Príncipe se levantaría para la tarea en cuestión.

 

Yoongi gimió. ¿Su Príncipe? ¿Cuándo había empezado a pensar en Kim Taehyung  como su Príncipe? Taehyung se movió de nuevo contra él, su duro pene rozó el abdomen de Yoongi. Yoongi supo que había perdido la razón, pero simplemente no le importaba.

 

Tómalo ―le susurró Yoongi con la cabeza inclinada hacia atrás poniendo al descubierto el cuello para el Príncipe vampiro―. Toma lo que necesites.

 

Esperó a que Taehyung hundiera sus dientes en él y comenzara a beber.  No había esperado que unos brazos tiraran de él hasta dejarle en medio de las piernas de Taehyung, con sus duros penes frotándose uno contra el otro.

 

Taehyung tiró de la cabeza de Yoongi hacia abajo. Mirándolo a los ojos por un breve momento.

 

Toma de mí lo que me llevo de ti ―le susurró antes de inclinarse y lamer la piel en la garganta de Yoongi.

 

Yoongi rápidamente se agachó y agarró sus dos penes en la mano, acariciándolos. Podía sentir el aliento de Taehyung acariciando su piel. Una lengua suave, sedosa y fuerte, lo lamió de una forma que sólo podría ser descrita como erótica. Cada golpe se sentía como una lamedura de llamas a través de su piel.

 

Yoongi acarició los penes con mayor rapidez. Sabía que tendría un orgasmo en el momento en que Taehyung hundiera los dientes en él y quería que el Príncipe se sintiera tan excitado como él cuando sucediera. No quería ser el único en desmoronarse.

 

Tae, cariño ―Yoongi le susurraba cuando él se acercó al borde del orgasmo. Se estremeció cuando los dientes de Taehyung le arañaron la piel.

 

Las manos de Taehyung se movieron por todo su cuerpo, acariciándole, caricias que apretaban la carne de Yoongi.

 

Ahora, mi amor ―susurró Taehyung una fracción de segundo antes de hundir sus dientes en el cuello de Yoongi. Yoongi rugió, sus caderas se resistieron cuando Taehyung se empujó contra él moviendo sus penes contra su mano.

 

Las manos de Taehyung se apretaron sobre sus hombros, las uñas lo arañaron hacia abajo a lo largo de la espalda de Yoongi. El aliento de Yoongi se detuvo en su pecho. Su liberación salió de él con la sensación del hombre chupándole la esencia de la vida.

 

Sintió el estremecimiento de Taehyung contra él, añadiendo más humedad salpicando entre ellos. Yoongi apoyó la cabeza contra la almohada cuando Taehyung retiró los dientes y dejó caer la cabeza descansando junto a la suya.

 

Yoongi tomó un par de respiraciones profundas y entonces levantó la cabeza para mirar hacia abajo a Taehyung. Se sintió un poco más satisfecho por el color en la cara de Taehyung. Todavía parecía pálido, pero no tan pálido. Yoongi se conformaría con eso por ahora.

 

―¿Te sientes mejor, cariño?

 

Taehyung asintió con la cabeza.

 

Me siento mucho mejor, mi amor, gracias a ti.

 

Taehyung enroscó un brazo alrededor de la cabeza de Yoongi y lo derribó para un beso que hizo que se le curvaran los dedos de los pies. No tenía ni idea de que el Príncipe pudiera besar del modo en que lo hizo. No sabía que alguien pudiera besar del modo en que Taehyung lo hacía.

Yoongi se estremeció cuando uno de los colmillos rozó su labio, pero el resultado fue asombroso. Taehyung gruñó después, se enroscó alrededor de él, meciéndose en un sensual movimiento contra su cuerpo.

 

Yoongi podía sentir su polla esforzándose desesperadamente por llenarse de nuevo.

Separó sus labios de Taehyung y se rió entre dientes, mirando a los ojos de color violeta.

 

Me vas a matar, ¿Lo sabes?

 

Taehyung le sonrió.

 

No es posible, mi amor ―susurró ―. No puedo vivir sin ti.

 

Yoongi no sabía si le gustaba que aquellas palabras lo llenaran de alegría. Le hacía sentirse nervioso y sólo un poco asustado del apego que Taehyung empezaba a demostrarle. El Príncipe lo poseería si Yoongi se lo permitía. Podría hacerlo de todos modos.

 

Vamos, cariño ―dijo Yoongi cambiando de tema―. Albert te está esperando.

 

Taehyung frunció el ceño otra vez.

 

Déjalo esperando.

 

Yoongi se rió entre dientes.

 

No creo que vaya a hacerlo, cariño. Creo que está convencido de que te estoy manteniendo de rehén o algo así.

 

Como si… ―gruñó Taehyung cuando se dio la vuelta hacia el lado de la cama y alcanzó su bata que estaba sobre una silla cercana. Se la puso sobre los hombros poniéndose de pie y luego ató el cinturón alrededor de su cintura.

 

Se acercó a la puerta, mirando por encima del hombro para darle un guiño a Yoongi. Dios, el hombre era sexy.

 

―¿Quieres unirte a mí, mi amor? Haré que Albert te traiga un filete grande, jugoso y agradable.

 

Yoongi saltó de la cama y tiró de sus jeans antes de que Taehyung llegara a la puerta. ¿Carne y un hombre sexy? ¿Podría haber algo mejor? Yoongi cogió su camisa, poniéndosela enseguida, y siguió a Taehyung fuera de la habitación.

 

Albert le fulminó con la mirada en cuanto entró en la habitación. Yoongi le sacó la lengua. Albert tenía aspecto preocupado, después miró hacia otro lado sin hacerle caso. Yoongi se rió entre dientes. Le gustaba Albert. Se divertiría un montón a costa del hombre tenso y almidonado.

 

―¿Qué era tan importante para que tengas que molestarme, Albert? ―preguntó Taehyung.

 

Yoongi trató de parecer casual cuando se acercó a la mesa del comedor en la que esperaba aun su cena desde la noche anterior y comenzó a oler la comida. Esperaba poder descubrir con su olfato, qué había sido exactamente lo que había envenenado a su Príncipe.

 

¡Maldita sea! Ahí estaban esas palabras de nuevo. Yoongi tenía que mantener el control de sí mismo. Le gustaba Taehyung, quizás un poco demasiado, pero tenía que dejar de pensar en el Príncipe como suyo. Taehyung nunca sería suyo, y Yoongi tenía que acostumbrarse a ese hecho.

 

No le habría molestado a menos que esto no fuera de la mayor importancia, Alteza ―dijo Albert rápidamente.

 

Yoongi hizo rodar sus ojos. Cogió un rollito y lo olió. Olía a rancio pero nada fuera de lo común. No había nada en la carne, en la ensalada marchita, o las patatas al horno. Nada sobre la mesa olía a algo que no fuera el típico olor a rancio después de estar allí toda la noche.

 

Pensó en que si el veneno no estaba en la comida, eso solo significaba que tendría que estar en otra cosa. Yoongi miró a su alrededor tratando de recordar algo más que Taehyung hubiese comido o bebido.

 

Sus ojos se posaron en la botella de merlot. Miró a Taehyung y Albert. No le prestaban atención. Bueno, Albert no. Taehyung miraba hacia él, con un brillo de lujuria en los ojos mientras su mirada de reojo iba directamente al pene de Yoongi.

 

Soy consciente de eso, Albert ―respondió Taehyung―. Pero ¿por qué te escandaliza?

 

Yoongi sonrió cuando la voz de Albert se convirtió en un susurro y el criado se acercó al oído del Príncipe.

 

Los rumores, Alteza. Están por todas partes.

 

―¿Que rumores, Albert?

 

Los rumores acerca de usted y el hombre lobo, señor ―respondió Albert.

 

―¿Qué rumores Albert? ―preguntó Taehyung otra vez. Yoongi podía oír el tono acerado en la voz del Príncipe. No estaba nada feliz.

 

Todo el mundo habla de ello, Alteza ―dijo Albert―. Acerca de usted y el hombre lobo, viéndose aquí en su suite, juntos, en lo que están haciendo juntos.

 

―¿Y?

 

Alteza, no se trata sólo de lo que hacen ―dijo Albert―. Él es un hombre lobo.

 

No es un insulto, Albert.

 

―¡Alteza!

 

Taehyung suspiró.

 

Albert, eres demasiado joven para recordar las cosas antes de la guerra. Yo no lo soy. No hay nada malo con que un vampiro y un lobo estén juntos. Es sólo que no ha pasado en mucho tiempo, y la gente ha olvidado que es natural.

 

El Príncipe se encogió de hombros.

 

Además, no es asunto de nadie lo que hago o con quien me acuesto, siempre y cuando no permita que eso interfiera con mi capacidad para gobernar este aquelarre.

 

Pero señor, él mató a su hermana, una de la clase dirigente ―dijo Albert, su voz sonaba con un hilo de desesperación―. ¿Cómo va la gente a entenderle si está durmiendo con el enemigo?

 

―¡Albert!― gruñó Taehyung, haciendo que Albert repentinamente diera un paso hacia atrás―. No es el enemigo, y él no mató a mi hermana. Si un hombre lobo la mató, es porque ella se lo buscó. No guardo ningún rencor hacia Yoongi o a su manda por la muerte de mi hermana.

 

Yoongi sonrió abiertamente a Taehyung antes de levantar la botella de vino hacia su nariz e inhalar. Inmediatamente separó la botella, arrugando la nariz con disgusto. No sabía mucho sobre vinos, pero pensaba que este no debería ser agrio. Olía horrible, como la muerte.

 

Yoongi esperó a que Taehyung le mirara de nuevo antes de asentir hacia la botella en su mano. Taehyung le dio una ligera inclinación de cabeza dirigiendo luego su atención de vuelta a Albert. Yoongi dejó la botella en la mesa.

 

Bien, es suficiente, Albert ―dijo Taehyung―. No me preocupan los rumores que otras personas estén extendiendo. Me estoy acostando con un hombre lobo, y eso no es asunto de nadie, solo mío. Si a la gente no le gusta, es su problema.

 

Yoongi tenía que reconocer el valor del criado. Le parecía que Albert quería argumentar algo más, pero mantuvo su boca cerrada. Yoongi dudaba que él fuera capaz de quedarse callado en circunstancias similares. Pero el caso era que a él no le imponían mucho las figuras de autoridad.

 

―¿Hay algo más, Albert?

 

No, Alteza.

 

Muy bien ―dijo Taehyung. Yoongi se rió entre dientes. Su Príncipe jugaba muy bien con la diplomacia. Esta vez, las palabras posesivas no le sorprendieron mucho. Tal vez se estaba acostumbrando a ellas.

 

Por favor, trae el desayuno ―dijo Taehyung―. Algo ligero para mí y un filete para mi huésped.

 

Muy bien, Alteza ―Albert se dio vuelta para fulminar a Yoongi con la mirada.

 

―¿Cómo quiere su carne?

 

Yoongi sonrió.

 

Jugosa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

CAPITULO 8

Amanecía. Jin y Namjoon se despedían de Taehyung Y Yoongi.   El destino los separaba una vez más.   Yoongi y Taehyung se quedaron en...