sábado, 4 de junio de 2022

CAPITULO 1

—¡Oye, Jungkook! Ven aquí. —Con sus libros bajo el brazo, Min Jungkook se acercó a Lee Jeno en el caos en entre las clases.

—¿Qué quieres? Tengo que llegar a la clase de biología.

—Nunca me dijiste que tu padre solía ser una estrella del porno.

Jungkook se estremeció con el comentario.

—No era una estrella del porno. Él sólo hizo algunas películas en los años ochenta, eso es todo. —Se dio cuenta de un grano a punto de estallar en la barbilla grasosa de Jeno.

—Sí, claro —río Jeno—. Él tuvo relaciones sexuales en ellas, Jungkook. Odio tener que informarte, pero eso significa que es una estrella del porno, amigo.

—¡Cállate! Déjame en paz. —Mirando por encima del hombro mientras se apresuraba a su clase, Jungkook aguantó la sonrisa de Jeno hasta que dobló la esquina en el pasillo. Dejó sus libros sobre su escritorio y se desplomó en la silla. Jungkook se sintió mal. Se suponía que nadie iba a saberlo.

¿Cómo diablos lo había averiguado Jeno?

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Min Yoongi "Suga" arregló por orden alfabético las novelas de ficción en la estantería de su librería “La Uncut Buzzard”. Un cargamento había llegado con los últimos best-sellers que tenía cuidadosamente seleccionados de la lista. Con la caja de cartón abierta a sus pies, deslizó a los recién llegados en las ranuras, mientras que su asistente, Shin Suran, ayudaba a un cliente en el mostrador.

Cuando la campanilla de la caja registradora sonó anunciando el fin de la venta, Suran se puso de pie detrás de Suga para ver qué nuevos stocks habían entrado.

—¡Oooh! Éstos parecen interesantes. ¿Lee Rowan? ¿G.A. Hauser? ¿Nuevos autores?

Haciendo una pausa para investigar uno de los pulidos diseños de cubierta, Suga contestó:

—Sí, pensé en reforzar nuestra literatura erótica gay con nuevos autores. Se ve un poco escasa en este momento.

—¡Cool! — Añadió el que tenia en la mano a su lugar en el estante—. ¿Es eso todo el envio o hay algo más en la parte de atrás?

—No. Esto es todo por ahora. — Sacó el último libro de la caja, y luego aplastó la caja de cartón—. Creo que podemos deshacernos de ‘regreso a la escuela’ y mostrar y empezar a establecer algunas cosas de Halloween. ¿Qué piensas?

Suran reflexionó en voz alta. Comprobando su reloj como si pudiera decirle la estación, Suga sacudió la cabeza y murmuró:

—¿Dónde diablos se ha ido el tiempo? No puede ser Halloween ya.

—Casi, ¡cosa caliente! —Suran se rió, cabeceando en dirección a la mesa donde los libros escolares estaban expuestos. Sonriendo para sí mismo por su entusiasmo, Suga llevo el cartón a la puerta de atrás para tirarlo con el resto de la basura. Cuando lo dejo colocado al lado de la otra basura, suspiró con cansancio, sacó la banda elástica de su larga cola de caballo, y sacudió su pelo castaño para poder rozar con sus dedos sobre el cuero cabelludo para tratar de despertarse. No fue hasta la hora del cierre que  se preguntó cómo lo habría hecho Jungkook en la escuela.

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 Dejando de lado una pila de libros de referencia, Suran vio regresar a Suga al mostrador para atender a un cliente. Suga se había quitado la cinta de su pelo y  este fluía hacia abajo, más allá de sus hombros en mechones largos y rectos. Admiraba su altura,  un poco más de 1'82 de alto, y su increíble estructura delgada.  Bien afeitado, con los ojos azules más brillantes que había visto nunca en un hombre, no podía dejar de coquetear con el chico a pesar de que él tenía diez años más que ella. Él era increíble de observar. Fue a causa de Suga que amaba su trabajo, le encantaba venir a esta pequeña y acogedora librería acurrucada entre una cafetería y una tienda de esoterismo. Le encantó la vista al otro lado de la calle del Océano Pacífico, el olor del mar y la arena cada vez que se abría la puerta cuando la pequeña campana sonaba para anunciar otro cliente. Redondo Beach era un largo camino desde la isla de Manhattan, pero le encantó la zona y nunca miró hacia atrás. Trabajando en estrecha colaboración con Suga, había notado algo triste y misterioso en él. Se preguntó qué. Eso la intrigaba. Tal vez eso era lo que mantenía su interés.

********************

Suga dio las gracias al joven por su compra y  observó como salía de la tienda, la campana hizo un sonido como un tintineo pequeño, la puerta se abrió y cerró de nuevo. Después de que el cliente desapareció, Suga se acercó a Suran para ver lo que estaba haciendo.

—¿Linus y Snoopy junto a Poe y el arroz? Eso es una extraña yuxtaposición incluso para tus gustos. —Acomodando una figura de cartón pequeño de los personajes de Peanuts (Es una tira de prensa creada y ampliamante desarrollada por Charles M. Schulz desde 1950 hasta el 2000. Sus personajes son Snoopy, Rabanitos y Charlie Brown.) en una parcela de calabazas, Suran respondió:

—No sé puede discutir con la Gran Calabaza, Suga. Lo sentimos.

—¿Dónde encontraste esta muestra? —Lo levantó para inspeccionarlo.

—En el cuchitril, en el cuarto de atrás. No creerías las cosas que hay allí.

—Deben ser del dueño anterior. No recuerdo haber comprado esto. —La colocó de nuevo sobre la mesa.

—¿Jungkook y tu vais a venir a mi fiesta de Halloween? — Suran gritó desde detrás de una estantería. Tratando de no hacer una mueca ante la idea de una fiesta de disfraces, Suga no respondió. Cuando llegó Suran de nuevo a donde estaba, seguía mirando a Snoopy y Linus con nostalgia—. ¿Suga? ¿Hola? —Ella se echó a reír—.  Vosotros vendréis. Tienes que venir.

—Uh... —Trató de pensar en una buena excusa.

—¡No seas así! —Ella le golpeó el brazo juguetonamente—. Haz algo emocionante, alguna vez. — Elevando las cejas por el comentario, Suga no quería ni hablar de su pasada "emocionante" vida con ella, para decirle que había tenido suficiente "emoción" para durarle toda la vida.  Ella no tenía por qué saberlo. Nadie tenía.  Fue hace casi veinte años. Nadie se acordaba de esas viejas películas de todos modos—. Iras, —advirtió—. No voy a aceptar un no por respuesta.

—¿Tengo que disfrazarme? Odio disfrazarme.

—¡Sí! ¡Suga! —Levantando las manos para defenderse del ataque, Suga se limitó a sonreír a su persistencia. Se dio cuenta de otro cliente de pie en el mostrador para comprar un libro. Después de haber terminado la venta, suspiró cansado y se quedó mirando a la arena blanca y la tranquila playa. Algunos días le gustaría poder borrar todo lo que había hecho en el pasado, y algunos días lo apreciaba por darle el dinero que necesitaba para abrir su librería. Mientras que el pasado se quedara enterrado, él podría vivir con ello.

********************

—¡Oye, Min! —Jungkook se detuvo en su caminar hacia el autobús. Al ver quien gritaba su nombre, él se quejó:

—¿Qué quieres? —Jeno se paseó hacia él, su pelo de punta no se movía un ápice en la cálida brisa.

—Uno de los chicos dijo que tocas la guitarra.

—¿Y?

—¿Conoces a  Park Jimin?

—Sí, ¿qué pasa con él? —Respondió Jungkook.

—Él toca  la batería. ¿Quieres formar una banda? —Jeno miró hacia atrás por encima del hombro, y luego preguntó: —¿Qué estás mirando?

—Mi autobús. No quiero perderlo.

—Te puedo dar un raid.

—Oh. Bien. Cualquier cosa es mejor que el autobús. Se demora una eternidad. —Jungkook siguió a Jeno al lugar donde había aparcado su jeep. A medida que subía en el lado del pasajero, Jungkook dijo: —Bonitas ruedas. ¿Tus padres te las compraron?

—Sí. —Jeno puso en marcha el motor. Jungkook se  sentía un poco celoso. Su padre no tenía exactamente los fondos para financiar un coche nuevo para él, tras haber invertido todos sus ahorros en su casa y la librería.

—Vivo justo al sur de…

—Sé dónde vives, —se burló Jeno.

—Oh. —Jungkook puso su mochila en el suelo delante de él y trato de no mirar fijamente el perfil de Jeno. El muchacho era feo. Jungkook no pensaba en sí mismo como una gran belleza, ¡pero sabía que tenía que verse mejor que eso! Sintió lástima por Jeno.  Su piel era un desastre, y su pelo había sido recubierto con tanto gel que se levantaba tieso como clavos de su cuero cabelludo. En contraste con el acné de color rojo, la tez pálida de Jeno parecía aún más pálida. La barriga de Jeno se añadía a la combinación. Para tener diecisiete años, era gordo. Jungkook imaginaba que el único ejercicio en el que participaba involucraba mover los pulgares sobre un control de videojuegos.

—¿Cómo sabes donde vivo, Jeno? —Jungkook miró por la ventana, cuando se dirigían hacia el norte.

—Busqué en Google tu apellido. Todo tipo de mierda salió. No sobre ti... pero si sobre tu padre. ¿Es Min Suga su nombre real o es algo que hicieron para él cuando empezó en esas películas de clasificación-X?

Tratando de no perder la calma y sabiendo que no podía luchar con cada persona que lo descubría, Jungkook exhaló un profundo suspiro.

—Su verdadero nombre es Min Yoongi. Suga es sólo un apodo que su madre le dio cuando era joven. No eran de clasificación X, Jen. Eran como R3 o algo así. Él me dijo que eran las películas de arte y ensayo. Ya sabes. No es como porno de verdad. — Escuchando una risita condescendiente de Jeno, Jungkook se volvió a mirarlo finalmente.

— Si piensas que es gracioso, ¿por qué demonios quieres pasar el rato conmigo?

—No creo que sea divertido. Creo que es genial.

—Oh. —Eso desarmó a Jungkook completamente—. Supongo que es de alguna forma genial. Yo no le pregunto mucho sobre eso. Él no está realmente interesado en hablar de ello.

—¿Has visto alguna de esas viejas películas? ¿Cómo Filth?

—¿Filth? —Jungkook trataba de decidir si eso hizo sonar una campana.

—Sí. Ese fue el nombre de su primera película. ¿Ni siquiera sabes acerca de las estúpidas películas que hizo? Si mi padre fuera tan cool, me gustaría saber todo sobre él. — Jeno entró en el camino de tierra y grava de la casa en la playa de Jungkook. Jungkook estaba todavía tratando de obtener más  sobre el  nombre de la película. De repente se sintió un poco demasiado protegido por su padre.

—Gracias, Jen. —Jungkook hizo un movimiento para salir.

—Ah, ¿puedo pasar un minuto?

—¿Por qué?

—Tengo que ir a mear.

—Oh. Bien. —Jungkook saltó del jeep y abrió el camino a la puerta de su casa. Miró la hora, consciente de que su padre volvería a casa pronto. Por lo general cerraba la tienda de libros a las cuatro para así poder hacer la cena para ellos dos. Haciendo uso de su clave, Jungkook abrió la puerta y entró en la modesta casa de dos habitaciones. Sólo había cuatro habitaciones en total, incluyendo el cuarto de baño. Lo que le faltaba de grandeza lo tenía en localización. Mirando por encima de los pocos muebles, Jungkook trató de ver el interior con nuevos ojos. Jungkook sabía que Jeno venía de una familia con dinero y se disculpó.

—Yo sé que no es mucho, pero la vista del patio trasero es fantástica.

—¿En serio?

—Sí. Ven aquí. —Jungkook le llevó a través de la sala de estar a la puerta de atrás. La abrió para él, entraron en un pequeño porche cerrado con una puertas de cristal y luego se trasladaron a un parche de arena en la hierba. Cuando salieron afuera, el viento arremolinaba el cabello largo de Jungkook en su rostro—. Échale un vistazo. —Jeno se detuvo un momento, como si absorbiera la vista. Luego se acercó al borde de lo que parecía ser una bajada en la tierra. Caminando con él hasta el final, Jungkook dijo: —Hay un escalera que papá hizo por la que se puede bajar hasta llegar a la playa. —Jeno asintió con la cabeza en respuesta, inspeccionando la misma. Jungkook añadió—: Mi padre dice que debemos tener algún tipo de valla, ya sabes, para evitar que alguien se caiga de noche, pero no creo que nunca vaya a construirla. Quiero decir, sólo nosotros estamos aquí, y sabemos dónde está el límite.

 —Hay algo que no entiendo. —Jeno se alejó de la bajada, como si él estuviera nervioso por estar tan cerca.

—¿Qué?

—¿Cómo es que tiene un hijo, si él es gay? ¿Y dónde está tu mamá?

Sintiéndose insultado por las contundentes e indiscretas preguntas de Jeno, Jungkook murmuró.

— Pensé que tenías que hacer pis.

—Sí, lo sé. Pero tengo que saber por qué. Quiero decir, él hizo cosas con los chicos en esas películas, Jungkook. —Era algo más a lo que Jungkook no había tenido acceso. Tal vez  por protegerlo, su padre en realidad sólo lo mantenía ignorante. Al igual que un pitbull con un pedazo de carne, Jeno se acercó, obviamente, no estaba dispuesto a dejarlo ir—. ¿Qué pasó con tu mamá, Jungkook?

—Ella murió. —Jungkook se mordió los labios, su mirada con un tinte triste.

—¿De qué?

—Cáncer. Murió cuando yo tenía siete años. —Jungkook regresó a la casa, haciendo una pausa en el porche para quitarse la arena de los zapatos.

—Por lo tanto, ¿entonces, tu padre es bi?

—¡No lo sé! ¿Por qué significa tanto para ti? —Gritó Jungkook, enojándose.

—No es así. Sólo curiosidad. ¿Dónde está el baño?

—Ahí. —Jungkook hizo una señal a una puerta. Después de que Jeno se desvaneciera por ella, Jungkook echó un vistazo a algunas fotos enmarcadas que se encontraban en la repisa de la chimenea. Las había de toda su familia, tres de ellos: su papá, su mamá, y él.

 ************************

Suga se detuvo en su camino de entrada, dándose cuenta de que allí había un jeep extraño.  Aparcando junto a él para que pudiera salir sin tener que mover su automóvil, se preguntó a quien había traído Jungkook a casa. Cargando las compras que había comprado de camino, se encontró con la puerta desbloqueada y la empujó para abrirla.

—¿Jungkook? —Cuando su hijo se dio la vuelta, la mirada de desconfianza en los ojos de Jungkook le sorprendió.

—¿Estás bien? —Suga dejo los alimentos en la mesa de la cocina—. ¿Quién está contigo? —Justo cuando pronunció esas palabras, un adolescente de aspecto muy extraño salió del baño. A pesar de la aparición del molesto niño, Suga trató de ser cortés—. ¿Quién es tu nuevo amigo?

—Este es Jeno, papá. —El mohín de Jungkook no se desvaneció.

—Hola, Jeno. —Suga trató de hacer que sonara amable, aunque no tenía ni idea de lo que su guapo hijo estaba haciendo con un personaje tan extraño.

—Hola, señor Min, —contestó Jeno, curiosamente sonriendo. Después de recibir una intimidante inspección, que incluía a su área de la ingle, Suga señaló a la cocina como una excusa para salir de la habitación.

—Tengo compras que guardar. —A medida que llenaba los armarios y la nevera con sus compras, oyó a Jungkook decir.

—Por lo tanto, gracias por el raid, Jen. ¿Nos vemos mañana en la escuela?

—Sí. Piensa acerca de la banda, Jungkook. Jimin realmente esta insistiendo al respecto, y todo lo que necesitamos es una guitarra.

 —Está bien. Voy a hablar con Jimin mañana en clase. Nunca me lo mencionó antes.

—Él quería que yo te preguntara primero.

—Oh. Bien. —Suga asomó por la cocina y encontró a Jungkook caminado hacia la puerta con Jeno. Cuando Jeno lo miró a los ojos, Suga casi se estremeció en la conexión que hizo, como si fuera de naturaleza satánica.

—Un placer conocerlo, señor Min, —dijo de nuevo.

—Sí, nos vemos, Jeno. —Suga no podía forzar una sonrisa. Cuando se fue, Suga suspiró con alivio. Con una hogaza de pan en sus manos, mientras desembalaba las bolsas de la compra, le gritó a Jungkook—: ¿Dónde diablos lo has encontrado?

—Olvídalo, papá —le gritó Jungkook de regreso, y luego se encerró en su dormitorio. En el silencio que siguió,  Suga se estremeció con exageración y murmuró.

—Ey, chico escalofriante...

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CAPITULO 8

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