Yoongi miró a través de su único ojo bueno cuando oyó la puerta de su habitación abrirse. El otro estaba cerrado por la hinchazón, cortesía del puño de su hermano que repetidamente golpeó en su cara. El bastardo había tomado un gran placer en golpearlo durante todo el viaje de regreso a su aquelarre.
Por alguna razón, no se sorprendió en absoluto al ver el ceño
fruncido en el rostro de su padre cuando el hombre bajó la mirada
hacia él. Yoongi distraídamente
se preguntó si su padre realmente
sabía hacer otra
cosa que fruncir
el ceño.
Desde luego, no pudo recordar ver al hombre incluso sonreír
alguna vez.
—Así que has vuelto. —Yoongi resopló—. Te dijeron que no
volvieras Yoongi.
—No fue mi elección —espetó Yoongi, la ira empezando a apretar
su voz—. Hubiera sido más que feliz de no ver este lugar de nuevo.
—¿Estás
dispuesto a cumplir
con tu deber
con este aquelarre?
—Nope —Yoongi tomó
gran placer en
decir esa sola palabra, sobre todo cuando un manto de
color rojo cayó sobre el rostro de
su padre—. Estoy
enlazado ahora. No
se me levantaría por
alguna de tus
pequeñas perras aunque
yo quisiera. Y no lo quiero.
La cara de Min Dowoo estaba marcada con asco mientras miraba
a Yoongi de arriba a abajo.
—Tu hermano me habló de ese hombre con el que crees haberte
enlazado y es una mierda. Nunca, en todos los años que he sido alfa de este
aquelarre, tuve a dos hombres enlazados entre sí. Sólo no es posible.
Yoongi se echó a reír.
—Yo apostaría que hay muchos más hombres de lo que tú
piensas, que en este aquelarre tienen parejas de vida hombres por ahí, pero no
han sido capaces de reclamar a sus parejas enlazadas debido a tus reglas.
—Entrecerró sus ojos a su padre, para ver finalmente al hombre tal como
realmente era, un monstruo sediento de poder—. ¿Por qué parece que hay tantos
hombres sin pareja en tu aquelarre cuando todas estas mujeres están
disponibles?
—¡No seas ridículo! —Espetó Dowoo—. Tenemos una gran porción
de varones sin pareja porque hemos tenido muchas personas uniéndose al
aquelarre.
—¡Basura!
Yoongi pudo ver la sorpresa en el rostro de su padre justo
antes de que el hombre le diera un
golpe en la cara. Se lamió la sangre de la comisura de los
labios y se volvió para mirar a su padre.
—¿No te gusta escuchar la verdad Dowoo?
—No hables con tu alfa así.
Yoongi rio porque estaba empezando a ver las bravatas de su
padre como sólo eso, bravatas.
Claro, el hombre podía ser cruel cuando quería ser y a
menudo así era, pero por lo general se producía cuando no estaba consiguiendo
lo que quería a su manera. Min Dowoo era como un infante de dos años de edad al
que le negaron un juguete.
—Tú no eres mi alfa. —Esas palabras trajeron placer a Yoongi
tanto que en realidad sonrió—. Adelante, siéntelo por el vínculo aquelarre.
Trata de encontrarlo.
Las cejas de Dowoo saltaron con inquietud.
—No puedes encontrarlo ¿no es así? —Resopló Yoongi—. Eso es
porque no está ahí. No pertenezco a tu aquelarre.
—¿Qué has hecho Yoongi? —Las palabras fueron susurradas, casi como si Dowoo tuviera miedo
de decirlas más fuerte.
—¿Tienes miedo Alfa Min? —la risa histérica se construyó en
la cara de Yoongi porque podía ver que su padre realmente tenía miedo.
Infiernos, el hombre lucía aterrorizado —. Deberías tenerlo. Hoseok me
secuestró del aquelarre de Namjoon después de atacar a Namjoon en su propio
territorio. Y luego trató de tomar el control del aquelarre de Namjoon,
amenazando a mi pareja de vida, quien también es miembro del aquelarre de Namjoon.
Yoongi no se veía a sí mismo como una persona cruel, pero la
vista de la sangre que se drenaba de la cara de su padre era tan satisfactoria
que la risa que había estado conteniendo de repente se liberó y llenó la
habitación.
—Namjoon viene por mí Alfa Min y por Hoseok. No se detendrá
hasta que tenga su justicia.
La risa siguió a Dowoo cuando se dio la vuelta y salió de la
habitación. Sólo cuando la puerta se cerró de golpe la risa de Yoongi se
desvaneció.
—Bueno, eso fue decepcionante —dijo Yoongi para sí mismo.
Había esperado más de su padre, una paliza por lo menos. En cambio, su padre
parecía totalmente aterrado.
Tal vez debería haberle hablado al hombre años atrás.
Yoongi miró a su alrededor en su antiguo dormitorio y se
preguntó por qué no se sentía más desconsolado de ya no pertenecer aquí. Había
unas cuantas cosas que quedaban en su habitación, pero nada a lo que estuviera
conectado. Había llevado las cosas
importantes al apartamento de Jimin cuando salió por primera vez. Todo lo que
quedaba podía pudrirse en lo que a Yoongi respectaba.
Infiernos, el aquelarre entero podría pudrirse.
Bueno, quizás no todos, pero una buena parte de ellos. Yoongi
sólo pudo pensar en un puñado de miembros del aquelarre que realmente le
gustaban, Jimin era el principal. Jimin había sido el mejor amigo de Yoongi de
muchos años y era lo único que Yoongi lamentaba dejar.
Se habían visto obligados por el temor al Alfa Min a ocultar
su amistad desde que eran adolescentes. El padre de Yoongi no quería asociarse
con Jimin, quien era el estereotipo de hombre gay en la cerrada mente de la
gente cuando se imaginaban como un hombre gay debía parecer.
Jimin era caprichoso, inquieto y más divertido que el infierno. Su color favorito
era el rosa y lo llevaba tan a menudo como le era posible, en su forma de
vestir, su lápiz de labios y su esmalte de uñas. Bailaba cuando no había
música, cantaba melodías de espectáculos y vivía para fijar imágenes de chicos guapos
en las paredes de su habitación.
La única razón por la que se le permitió permanecer en el aquelarre
era para ser un ejemplo de lo que los hombres no deberían ser. Jimin lo sabía.
Sólo que no le importaba. Era quien era y se negó a ser otra cosa, ni siquiera
para salvarse.
Yoongi no quería irse y dejar a Jimin aquí para valerse por
sí mismo, pero no estaba seguro de que Namjoon aceptara al hombre en su
aquelarre. Jimin era demasiado abrasivo para mucha gente y demasiado raro para
el resto de la población.
Y Yoongi lo adoraba.
Si pudiera encontrar una manera de llevarse a Jimin con él
cuando se fuera,
lo haría. Pero
primero, tenía que encontrar la manera de escapar de la
habitación en la que se encontraba antes de que su padre o su hermano regresaran.
Yoongi intentó por
primera vez las
ventanas, pero estaban cerradas
con clavos. No le sorprendió. Su padre había clavado sus ventanas en
más de una
ocasión. Sólo cuando estaba
siendo bueno y
estaba siguiendo las
órdenes se le permitió quitar los clavos para poder
abrir las ventanas. El armario no le haría ningún bien, porque... bueno, era un
armario. Esto lo condujo a ninguna parte. Quedaba la puerta de salida de su
habitación y el pasillo.
Yoongi estaba seguro de que estaría siendo vigilado. A su padre no
le gustaría que
él se escapara,
lo cual era exactamente lo que Yoongi estaba tratando
de hacer. Yoongi se apoyó contra la ventana y trató de averiguar de qué otra
manera podía salir
de su habitación. Si
rompía la ventana, tendría apenas
unos segundos para salir a través de ella antes de que el guardia entrara.
Por supuesto, podía
comprarse unos segundos
más si deslizara la cama delante
de la puerta, pero los soldados del aquelarre todavía lo seguirían cuando se
fuera. No conseguiría tener suficiente ventaja para volver al territorio de Namjoon.
Eso no le dejaba un montón de opciones.
Yoongi se acercó a
la puerta y olió
la grieta entre
la puerta y el marco. Cuando no encontró de inmediato el olor de alguien
olfateó de nuevo, esta vez más profundo. Tal vez no había un guardia fuera de
su habitación. No podía oler a nadie.
Yoongi tomó el pomo de la puerta y lentamente la giró. Abrió
la puerta lo suficiente para ver a través de la grieta. El pasillo parecía
vacío, pero Yoongi sabía que las apariencias podían ser engañosas. El alfa Min
ahora sabía que Yoongi no era un miembro de su aquelarre. Si Yoongi trataba de
escapar y lo atrapaban, su padre podría usar eso en contra de Namjoon.
Yoongi oyó que alguien se acercaba por el pasillo.
Rápidamente cerró la puerta y corrió de vuelta a su cama, recostándose en el
colchón justo cuando la puerta se abrió y su padre caminó dentro.
Yoongi trató de parecer casual mientras se recostaba en la
cama, arqueando una ceja mientras enfocaba a su padre en la parte
inferior de la cama.
—¿Algo que quieras
decir Alfa Min?
—Vas a renunciar a tu vínculo con el aquelarre de Namjoon —comenzó a
decir Dowoo—. Vas
a jurar fidelidad
a este aquelarre de
nuevo y entonces vas a hacer
tu deber como miembro de este
aquelarre.
—No, no lo haré.
—Lo harás —gritó Dowoo.
—No. —Yoongi sabía que había algo mal con la diversión derivada de
ver a su
padre con el
rostro rojo mientras
el hombre farfullaba y gruñía. Sólo que no le importaba—. Y ya que no
eres mi alfa, no puedes obligarme.
—Sí, sí puedo.
Yoongi se sentó cuando su padre regresó a la puerta y la
abrió. Sabía que estaba en una mierda de problemas cuando cuatro de los
soldados más fuertes y más leales de su padre entraron. Había visto a estos
hombres en acción y nada de lo que hicieron fue bueno.
—Tómenlo —dijo Dowoo simplemente.
Cuando los cuatro hombres se acercaron a la cama, Yoongi
apretó su espalda contra la cabecera.
Comenzó golpeando al primer hombre que llegó hasta él, pero
antes de darse cuenta, le habían volteado boca abajo y tenía las manos atadas
detrás de su espalda.
Cuando Yoongi fue tirado de sus pies y arrastrado delante de
su padre, la suficiencia en la cara del hombre le molestó. Escupió a su padre.
La mano que se quebró en un lado de su rostro no fue ninguna sorpresa, pero
había valido la pena sólo por ver el shock en el rostro de su padre.
Esa imagen se quedó con Yoongi mientras era arrastrado fuera
de su dormitorio y por el pasillo a otra habitación. Un ligero movimiento en
las escaleras le llamó la atención y se volvió justo para ver a Jimin agazapado
junto a la pared.
Jimin asintió, pero no había tiempo para hablar o para que Yoongi
le dijera a Jimin que escapara. Yoongi se vio obligado a entrar en una
habitación al final del pasillo. Tan pronto como vio lo que había en la
habitación, empezó a luchar, a pesar de tener sus manos atadas detrás de su
espalda.
—¡No! —gritó Yoongi mientras los cuatro hombres le
sujetaban, obligándolo a quedarse donde estaba mientras varias de las mujeres
sin pareja en el aquelarre se dirigían hacia ellos—. No hagas esto —rogó Yoongi.
Él no estaba aquí de buena gana y no quería tener nada que ver con estas
mujeres.
Stephanie, la mujer que Yoongi había rechazado antes de
salir del aquelarre de su padre, sonrió maliciosamente mientras empezaba a
cortar la camisa de Yoongi con un cuchillo.
—Tu padre prometió que la primera de nosotras en quedar
embarazada sería elevada a la madre alfa.
—Entonces deja que mi hermano te folle.
Las cejas de Yoongi se alzaron cuando cada mujer se rio por
lo bajo.
—Tu hermano puede ser un gran peleador, pero no podría
follar un agujero en la pared. —Se rio Stephanie—. Incluso si se le levanta, no
sería capaz de embarazar un pez. Sus pequeños nadadores están todos muertos.
Yoongi se quedó con la boca abierta cuando de pronto cayó en
la cuenta de por qué su padre lo obligaba a follar con todas las hembras no apareadas
en el aquelarre. Su hermano era infértil. Y Min Dowoo necesitaba un heredero de
sangre si tenía la
intención de mantener
el control del aquelarre.
La ira le arrasó cuando Yoongi se dio cuenta de que su padre
tenía la intención de usarlo. Podía ver el brillo vidrioso en los ojos de las
mujeres quitándole la ropa de su cuerpo y sabía que todas estaban en celo. Las
cuerdas de la cama eran otra gran pista.
—Realmente no quiero hacer esto —advirtió Yoongi.
—Oh sí, sí —dijo Stephanie—. Tengo toda la intención de ser
la próxima madre alfa y no me importa mucho que tenga que follar para hacerlo.
—¿Has intentado dormir con mi padre? —esa parecía ser la
respuesta fácil para Yoongi, sobre todo porque era tan importante para
conseguir un heredero de sangre.
—Cada jueves por la noche durante los últimos dos años —dijo
Stephanie cuando rasgó lo último de los pantalones de Yoongi—. Bárbara tiene
las noches de los viernes. Candice los sábados y así sucesivamente. Todas nos hemos acostado
con tu padre, pero como te darás cuenta, ni una sola de nosotras está
embarazada.
—No te vas a quedar embarazada de mí. —Yoongi estaba muy
seguro de eso.
—Tu esperma es bueno, grandioso de hecho. Tu padre lo ha
analizado. Es muy fuerte. Y sé que puedo ponerte duro. Las niñas y yo te
ayudaremos con eso. Hemos elaborado boletas para ver
quién te tenía
de primeras. —Stephanie
volvió a sonreír y envió un
escalofrío por la espina dorsal de Yoongi—. He ganado.
Yoongi sintió las
cuerdas atando sus
muñecas a la espalda y comenzó a dar pasos luchando
otra vez, tratando de escapar. Por mucho que creyera plenamente que estas
mujeres no tenían una oportunidad en el infierno de ponerlo duro, él no quería
que lo tocaran.
Algo golpeó duro a Yoongi
en la parte posterior de la cabeza. Esto
fue suficiente para que su cabeza girara. Yoongi trató de agarrar la parte de
atrás de su cabeza, pero sus brazos estaban asegurados. Se vio forzado a caer
sobre la cama boca arriba y sus brazos y piernas fueron atados a la cama.
Cuando las manchas flotando en
su visión se
detuvieron, Stephanie estaba desnuda
y extendida sobre sus muslos. Los guardias que lo
habían atado se
habían ido, pero
las otras mujeres rodearon la cama como buitres, esperando
su turno.
—Ahora, vamos a conseguir que estés listo —dijo Stephanie
mientras alcanzaba la polla de Yoongi.
El estómago de Yoongi rodó cuando sintió los fríos dedos de
la mujer envolverse a su alrededor. Cuanto más le tocaba la mujer, más se rebelaba
el estómago de Yoongi. Finalmente, incapaz de hacer otra cosa, Yoongi giró la
cabeza y vomitó.
—Eso es asqueroso —gritó Stephanie y saltó de la cama.
Yoongi se habría
reído de su
indignación, pero él
estaba demasiado ocupado con las náuseas
Yoongi escupió hasta lo último de la mierda en su boca y volvió
a sonreír a Stephanie. Siempre había odiado a la mujer y no la habría follado
incluso si le gustaran las mujeres. Ella era
tan intrigante como su padre. Eran la pareja perfecta.
—Te dije que no podrías quedar embarazada de mí Stephanie.
Estoy enlazado. Nadie, excepto mi pareja de vida puede conseguir excitarme.
Stephanie chilló y salió de la habitación. Las otras mujeres
se quedaron ahí y miraron a Yoongi, horror llenando sus ojos.
—¿Tú estás enlazado? —preguntó una de ellas finalmente.
—Sí —respondió Yoongi simplemente—. Y mi padre también lo
sabe.
—Entonces ¿por qué nos envían aquí?
Todo el mundo sabía que alguien que se enlazaba ya no podía tener
relaciones sexuales con
otras personas. Las mujeres enlazadas no podían
quedar embarazadas de nadie excepto de su pareja de vida. Los
hombres enlazados por otro lado, sólo podían tener una erección por su
pareja de vida.
Ambos sexos podrían ser jodidos, pero no lo disfrutarían. El
placer sólo llegaba por el toque de una pareja de vida.
—Debido a que él se niega a aceptar mi unión.
—¿Cómo vamos a ser
la madre alfa ahora? —preguntó otra mujer.
—Les sugiero que empiecen a buscar un nuevo alfa.
Una a una,
las mujeres salieron
de la habitación,
sus hombros caídos, como si
hubieran sufrido un duro golpe. A Yoongi no le importaba. Habían tratado
de obligarlo a tener relaciones sexuales. Eso era violación. Todas y cada una
de ellas podían irse al infierno por lo que a él le importaba.
Al momento que se cerró la puerta detrás de la última mujer,
Yoongi comenzó a luchar contra las cuerdas que le ataban a la cama. Cuando eso
no hizo otra cosa más que hacer que sus muñecas sangraran, extendió sus garras
y trató de cortar la cuerda con los afilados bordes.
—Te metes en más problemas que nadie que yo haya conocido.
El corazón de Yoongi se estrelló contra su garganta cuando
escuchó a alguien hablando en la puerta. Ni siquiera había oído la puerta
abrirse.
Su mirada se fue hacia la puerta. Sólo cuando vio la rizada cabeza
de Jimin dio un suspiro de alivio.
—Quítame estas jodidas
cuerdas fuera de
mí —espetó Yoongi. Odiaba ser
inmovilizado, especialmente cuando tantas personas parecían querer ajustar
cuentas con él.
Jimin cerró la puerta y puso algo en el suelo junto a ella
antes de caminar hacia adelante. Agarró un cuchillo al lado de la
mesita de noche
y empezó a cortar las
cuerdas que sujetaban a Yoongi. Tan
pronto como una
parte fue libre, Yoongi se sentó y desató el otro lado
y entonces cada una de sus piernas.
Sacó las piernas por un lado de la cama y luego miró a Jimin.
—Probablemente no fue muy inteligente de tu parte venir
aquí. Si mi padre te atrapa, te entregarán a los guardias.
Jimin se encogió de hombros y se volvió y se dirigió de
nuevo hacia la puerta para agarrar lo que había puesto ahí unos minutos antes.
—No sería la primera vez.
El corazón de Yoongi dio un vuelco. Su padre a menudo
amenazó con entregar a Jimin a los guardias si se portaba mal. Yoongi no sabía
que su padre había realmente cumplido la amenaza.
—Tenemos que salir de aquí Jimin.
—¿Nosotros?
—Sí. No te voy a dejar aquí esta vez. No quería dejarte atrás
la última vez,
pero no tenía elección. Había
planeado regresar por ti
una vez que
hubiera encontrado un
lugar seguro, pero simplemente no era el momento.
Los hombros de Jimin se hundieron.
—Pensé que me habías dejado atrás —susurró en respuesta—.
Pensé que nunca volvería a verte.
—No Jimin —Yoongi se puso de pie y apretó el hombro de su
amigo—.Nunca te dejaría atrás. Sólo tenía que encontrar un lugar
seguro para nosotros
para poder irnos.
Estaba pensando en volver por ti.
—¿Y lo encontraste? —Jimin giró su cabeza para mirar a Yoongi—.
¿Nos encontraste un lugar seguro a donde ir?
Yoongi sonrió.
—No estoy seguro de decir exactamente que es seguro, pero te
va a encantar. Todos los miembros del aquelarre
son machos y tienen tantos músculos como el ojo puede ver y todos están envueltos en vaqueros
ajustados y cuero.
Los ojos de Jimin se abrieron como platos.
—¿Vamos al cielo?
—No, un bar de motociclistas.
—Ooh, aún mejor.
Yoongi se rio entre dientes. Sabía que la idea le gustaría a
Jimin.
El hombre amaba nada más que babear por los hombres
musculosos vestidos de cuero y cada uno en el maldito aquelarre de Namjoon
encajaría perfectamente en esa descripción.
—Tengo que encontrar algo que ponerme —dijo Yoongi mientras
miraba los restos rotos y jirones de su ropa —, y entonces tenemos que
largarnos de aquí antes de que mi padre vuelva, porque va a estar cabreado.
—Pide y recibirás, mi amigo.
Yoongi frunció el ceño en confusión hasta que Jimin buscó en
su mochila y sacó un par de pantalones vaqueros y una camisa.
—¿Encuentro algún par de zapatos en tu bolsa? — preguntó Yoongi
mientras cogía la ropa y empezaba a ponérsela. Jimin sonrió y sacó un enorme
par de zapatos de tenis, poniéndolos en la cama junto a Yoongi.
—¿Qué más tienes en esa bolsa?
—Un par de cambios de ropa, mi computadora portátil, una
foto de mis padres, mi bolsa de maquillaje y artículos para el cabello —Jimin
se encogió de hombros con indiferencia—. Ya sabes, lo que siempre llevo conmigo
cuando voy a cualquier parte.
—No vamos a volver Jimin —dijo Yoongi mientras se inclinaba
para colocar los zapatos en sus pies. Sonrió. Ajustaban perfectamente. Debería
haberlo sabido. Jimin nunca iba a ninguna parte sin preparación.
—Lo sé. Hay un par de cosas en mi casa que me gustaría
conseguir, pero si no se puede, puedo vivir sin ellas.
—Sí, bueno, mis cosas aún se encuentra en tu apartamento,
así que un viaje en esa dirección no sería una mala idea. Tengo que recoger mis
cosas.
—Genial —dijo Jimin mientras balanceaba su mochila y la
levantaba sobre su hombro.
—Pero vamos a tener que ser rápidos Jimin. Una vez que
salgamos de aquí y mi padre descubra que me he ido, no va a estar muy lejos de
nosotros.
Jimin rodó los ojos y ondeó su mano hacia el gran juego de
cama contra la pared del fondo.
—Entonces vamos a hacerle más difícil descubrir que tú
faltas. Eres un chico grande. Empuja esa maldita cosa otra vez en frente de la
puerta.
Yoongi resopló y luego hizo lo que Jimin le indicó. Si no
fuera tan pequeño, el hombre sería un buen alfa. A él le gustaba darle órdenes
a la gente a su alrededor y esperaba que ellos hicieran exactamente lo que les
decía. Simplemente no tenía en él una vena sádica, como el padre de Yoongi y su
hermano.
Jimin no podría hacerle daño a una mosca.
Yoongi frunció el ceño una vez que había empujado la cama en
su lugar y se volvió para mirar a Jimin.
—¿Cómo entraste aquí?
Jimin resopló, aleteando las manos sin rumbo en el aire.
—Cuando las chicas salieron, todas estaban molestas. Se
pegaron a los chicos que tu padre había puesto para custodiarte. Lo último que
vi, fue que los guardias estaban siendo arrastrados en el pasillo por las
chicas.
Yoongi se rio porque no creía que ser atacado por un vampiro
hembra en celo fuera lo más agradable que le pudiera pasar a un grupo de
chicos. Para el momento en que las hembras hubieran terminado con ellos, no
serían capaces de custodiar una caja de arena para gatos. Los vampiros hembra
en celo eran crueles, otra razón por la que Yoongi se alegró de estar enlazado
a un hombre.
—¿Ventana? —Yoongi arqueó una ceja y señaló.
Jimin hizo una mueca y se palmeó el cabello en punta.
—Mejor que esto no estropee mi cabello. Me tomó una hora
para estar listo hoy.
—¿Sólo una hora? —reflexionó Yoongi arrancando la ventana.
Por suerte, su padre no había pensado cerrar esta con clavos—. Eso puede ser un
nuevo record para ti Jimin.
—¡Muérdeme! —Espetó Jimin—. Estaba apurado por salvar tu
culo.
—Voy a regalarte
una manicura cuando
regresemos al bar.
Jimin suspiró profundamente como si hubiera sido un gran
esfuerzo rescatar a Yoongi, pero Yoongi vio el anhelo en los ojos azules del
hombre. Jimin adoraba las manicuras.
—Ok, está bien, pero es mejor que sea una manicura de lujo o
no hay trato.
Yoongi sonrió.
—Lo prometo Jimin, ahora sal como un infierno por la
ventana.
Sosteniendo la mochila de Jimin vio como el hombre salió por
la ventana y con cuidado se sentó en el suelo. Una vez que Jimin estuvo listo, Yoongi
dejó caer la mochila hacia él y luego trepó por la ventana después de su amigo.
Una vez en tierra, Yoongi y Jimin corrieron velozmente a
través de los árboles detrás de la casa de su padre. El lugar estaba a un par
de kilómetros fuera de la ciudad, por lo que tenían pocas maneras de ir antes
de llegar al apartamento de Jimin.
Con suerte, serían
capaces de poner
un poco de distancia entre ellos y Min Dowoo antes
que el hombre descubriera su desaparición.
Si no lo conseguían, estaban jodidos.
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