El sábado por la mañana, el sonido de la apertura de la puerta del garaje saco a Suga de su letargo. Curioso por saber por qué alguien estaba en el garaje a esa hora, se levantó de la cama, se deslizó en unos jeans y se dirigió hacia delante para investigar. Jungkook estaba empujando la motocicleta de Suga fuera en la calzada.
—¿Qué estás haciendo? —Le preguntó
Suga.
—Un par de chicos vienen vamos a
formar una banda.
—¿Ah, sí? ¿Y esta es la primera
vez que estoy oyendo hablar de ella? —Suga cruzó los brazos sobre su pecho
desnudo.
—Fue una decisión de último
minuto. Sólo tres de nosotros, papá. No es gran cosa. No hay lugar en la casa
para la batería de Jimin, así que tengo que hacer sitio aquí.
—¿Desde cuándo estas interesado en
una banda? — Suga le ayudó a apilar unas cajas fuera del camino. Jungkook se
encogió de hombros.
—Tienes que trabajar, ¿verdad?
—Sí, hasta las cuatro. ¿Por qué?
—Por ninguna razón.
—Jungkook. —Advirtió Suga—. ¿Por
qué? ¿Qué es lo que vosotros vais ha hacer que no quieres que sepa?
—¡Nada!
—Está bien. Sigue por ese camino, Jungkook.
Realmente no puedo soportar la pared que estás poniendo entre nosotros. —Suga
sacudió las manos y regresó a la puerta principal. Mientras lo hacía oyó
murmurar a su hijo.
—¿Crees que eres el único que
puede tener secretos? — Tratando de no convertirlo en un argumento, Suga se
dirigió a la ducha. Mientras se quitaba la ropa fingió que tenía fe en su hijo.
***************
Sudando por el esfuerzo de
despejar un espacio para ellos para la práctica, Jungkook oyó el sonido de un
coche en su camino. Asomó la cabeza fuera del garaje y vio el jeep. Sacudiendo
sus manos en sus pantalones vaqueros, Jungkook saludó al escondido Jeno detrás
del volante. Una vez que Jeno había apagado el motor, él salió y se dirigió
hacia Jungkook.
—Oye, kook. ¿Cómo te va?
—Bien.
—Uh, ¿esta tu padre aquí?
—Está dentro. Va ir a trabajar hoy
para que podamos tener el lugar para nosotros. —Jeno asintió con la cabeza,
mirando hacia atrás a la casa.
—¿Puedo usar el baño?
Jungkook lo miró boquiabierto.
—¿Otra vez? ¿Tienes un problema de
incontinencia de orina o algo así?
—Demasiado café, amigo.
—Sacudiendo la cabeza con asombro, Jungkook señaló por encima del hombro.
—Entra.
Jeno asintió con la cabeza en
respuesta y se fue corriendo a la puerta principal. Una camioneta pick-up se
detuvo detrás del jeep de Jeno. Jungkook saludó a Jimin, y se acercó a la
ventana de la camioneta de Jimin.
—Eh, Jimin, ¿Necesitas una mano
con tus tambores?
—Sí. Gracias, Jungkook. Veo el
coche de Jeno. ¿Dónde diablos está? —Jimin miró a su alrededor al frente de la
casa y el garaje.
—Dentro echando una meada. El tipo
mea constantemente. Siempre me está pidiendo a usar el maldito baño. —Jimin
rompió a reír, luego abrió la puerta de su camioneta.
—Él piensa que puede cantar, Jungkook.
Está por verse. —Jungkook sonrió,
divertido ante la expresión de Jimin mientras lo ayudaba a descargar su
batería. Después de haberlo colocado todo en el garaje, Jungkook se dio cuenta
de que Jeno acaba de venir para unirse a ellos—. ¿Qué diablos te tomó tanto tiempo?
—Estreñido. Lo siento. Doble enjuague. —Jimin
y Jungkook intercambiaron muecas, sin comentarios.
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Envolviendo una toalla alrededor
de su cintura, Suga salió del baño y se dirigió a su habitación para vestirse.
Después de cerrar la puerta de su habitación, tiró la toalla en la cama y
rebuscó en los cajones algo de ropa para usar. Comprobando la hora en su reloj,
juró por lo bajo por lo tarde que se había hecho y se apresuró a ponerse un par
de pantalones vaqueros y una camisa de algodón. Cuando estaba poniéndose la
camisa, se encontró con la puerta del armario abierta y fue a cerrarla antes de
irse. Justo antes hacerlo se dio cuenta de que algunas de sus ropas se habían
caído al suelo. Pensando que era extraño, comenzó a agarrar sus camisas para
colgarlas de nuevo, maldijo de nuevo por lo tarde que se le estaba haciendo, y
decidió tratar con eso cuando regresara a casa esa tarde. Dejando el resto de
la ropa de nuevo en el armario, cerró la puerta y luego salió corriendo para
coger las llaves.
Al salir de la casa, oyó el
golpeteo de un tambor procedente del garaje. Haciendo una pausa para tomar un
vistazo al interior, Suga encontró a su hijo sentado en una silla afinando su
guitarra, un chico con el pelo de su cabeza peinado de punta golpeando los
tambores, y Jeno en posición frente a ellos, con un micrófono inalámbrico en la
mano. En el momento en que Suga apareció, los tres dejaron lo que estaban
haciendo y lo miraron fijamente.
—Lo siento —Suga hizo señas para
que continuaran— no fue mi intención molestaros.
—Oye, papá, —gritó Jungkook, y
luego señaló detrás de su hombro— este es Jimin.
—Hola, Jimin. —Suga sonrió, y
luego vio una mueca extraña de Jeno. Al ver que su hijo lo estaba mirando, Suga
murmuró la bienvenida al chico de pelo puntiagudo, y luego se dirigió a su hijo
otra vez—. Me voy. ¿Vas a estar bien?
—Sí, ¿por qué no lo estaría? —Jungkook
se echó a reír sarcásticamente, rodando sus ojos a sus dos amigos.
Después de mirar por encima de la
mirada inquietante de Jeno, Suga contestó.
—Muy bien. Sabes cómo ponerte en
contacto conmigo si me necesitas. Nos vemos más tarde.
Jeno cantó sonriente.
—Adiós, Mr. Min.
Suga no respondió a eso, solo le
dio un último guiño a Jungkook con su cabeza antes de irse. Una vez que Suga
estaba en su coche, se encogió con el pensamiento de dejar a ese chico
misterioso cerca de su hijo.
******************
Aparcando en su lugar habitual,
detrás de la tienda junto al Mazda de Suran, Suga apresuró el paso, mirando su
reloj de nuevo. Cuando dobló la esquina del edificio, la encontró bebiendo su
café con leche, a la espera.
—Mierda. Lo siento, Suran. Se me
ha hecho tarde. —Abrió la puerta para ella y desactivó la alarma de seguridad—.
Debería darte una clave. No tengo ni idea de por qué no tienes una.
—Está bien, Suga. No es gran cosa.
Tengo tu café con leche. Sólo espero que todavía está caliente.
—Eres un encanto. Gracias. —Él lo
tomó de ella mientras se dirigía a la oficina. Después de que se había
establecido en la mesa, Suga levantó la cabeza para ver a Suran sonriendo
extrañamente hacia él—. ¿Pasa algo?
—Vi esa película la noche anterior.
¡Oh-mi-Dios! — Canturreó.
—Oh. —Él desvió sus ojos de su
mirada, estaba literalmente comiéndoselo con los ojos y se puso a trabajar.
—Min Suga, ¡Eres un dios! ¡Un
dios!
—Ya basta. No nos dejemos llevar.
—Se agachó para abrir la caja fuerte. Sentándose en la mesa, sorbiendo su café,
Suran le susurró.
—¿Tienes otras películas que pueda
ver? —Sabiendo que las tenía todas escondidas en su armario, en su casa, Suga
no respondió de inmediato. Una vez que tuvo el dinero de la caja fuerte, se
puso de pie y se enfrentó a ella, viendo su sonrisa maliciosa.
—No voy a escuchar el final de esto, ¿lo hare?
—¡No! Suga, no tienes nada de qué
avergonzarte. Por el contrario. Esas películas eran tan calientes que me
retorcía en el asiento mirando. Me pusieron muy caliente.
—¡Demasiada información! —Suga
levantó la mano para detenerla, y se sentó detrás del escritorio para conseguir
tener lista la caja registradora para la apertura. A medida que se acercó, le habló en voz baja.
—Estaba loca de celos de esos hombres con los que
estabas.
—Está bien... —La reprendió Suga,
pero sonrió ante el cumplido.
—Eres hermoso, Min Suga. Nunca
pienses que no lo eres. ¿De acuerdo?
—Está bien. Gracias, Suran.
¿Podemos dejar de hablar de eso ahora?
—¡Está bien, jefe! —Saltó de la
mesa y se puso a trabajar en la tienda. Cuando se fue, Suga la contempló fuera
de foco recordando esa época de su vida. Fue una experiencia increíble lo que
hizo, pero él sólo deseaba que volviera a estar encubierto y lo dejara seguir
adelante.
*****************
Suga se sentía más cansado de lo
habitual en su viaje a casa. Al ver a su camino de entrada vacío de coches
extraños, exhaló con alivio y entró. Cuando su coche llego frente a la puerta
de su casa se dio cuenta de que su motocicleta aún estaba fuera. Molesto de que
Jungkook no la hubiera metido en el garaje, Suga estacionó su Camaro y se
dirigió a la puerta principal. Cuando asomó la cabeza, gritó.
—¡Jungkook! —No hubo sonido de
vuelta. —¿Jungkook? — Se dirigió a la habitación de Jungkook y la encontró
vacía. Murmurando con irritación en voz baja, Suga volvió a salir y abrió el
garaje para hacer el mismo el trabajo. Una vez que la moto había sido devuelta
a su lugar, Suga tuvo una rápida mirada alrededor, a continuación, cerró la
puerta del garaje y se dirigió al interior de la casa. En su camino a través de
la sala de estar buscó una nota de algún tipo en cuanto a donde se había ido Jungkook,
no la encontró, y se dirigió a su cuarto para dejar su cartera y las llaves en
su tocador. En el momento en que entró en su dormitorio, se dio cuenta de la
puerta del armario estaba abierta de nuevo. Inclinando la cabeza, curiosamente,
se preguntó qué habría estado haciendo Jungkook, rebuscando entre sus cosas.
Acercándose, Suga miró el interior
de su armario, viendo que su ropa seguía estando amontonada en el suelo. Con un
suspiro cansado, cogió las camisas que habían permanecido allí desde la mañana,
para colgarlas de nuevo en sus perchas. Cuando se agachó, se encontró que una
caja que guardaba detrás de la ropa también estaba abierta, las solapas
desplegadas hacia arriba. Sabía lo que había dentro de esa caja, había algunos
de sus viejos videos y recuerdos de ese tiempo olvidado.
—Muy bien. Ahora que Jungkook sabe
acerca de las películas está excavando por ellas. —Sacando la caja
completamente fuera del armario para poder inspeccionarla, supo de inmediato
que algunas de sus películas habían desaparecido.
—¡Jungkook! —Gritó con enojo.
Echando humo por la invasión de su intimidad, Suga sabía que si Jungkook le
hubiera pedido verlas, se las habría mostrado. ¿Pero a escondidas, detrás
de su
espalda? Eso era bajo, y estaba fuera
del carácter honesto de su hijo. Agarrando la caja cerrada de nuevo, Suga la
empujó a la parte posterior del armario donde pertenecía, y luego se levantó
para volver a establecer sus camisas en las perchas. Tomó una camisa de algodón levantándola de la cama, haciendo
una pausa para mirarla.
— ¿Qué carajo? —Una mancha de
color blanco lechoso salpicaba el material. Él sabía lo que parecía de
inmediato, pero su cerebro racional estaba tratando de pensar en otra
explicación. De mala gana tomó una aspiración—. No me lo puedo creer. —Lanzó
toda la pila de camisas en el cesto de la ropa, y se lo llevó a la lavandería
para ponerlas, con disgusto, en la lavadora. Justo cuando estaba cargando la
lavadora, escuchó la apertura de la puerta delantera. Echó el detergente y
encendió la máquina en primer lugar, a
continuación, Suga buscó a su hijo. Lo encontró quitándose los zapatos en su
dormitorio.
—Oh. Hola, papá.
—¿Qué estabas haciendo en mi
armario?
—¿Huh? —Jungkook se sentó en su
cama.
—Ya me has oído. ¿Qué estabas
haciendo espiando dentro de mi armario mientras yo no estaba? Si tienes alguna
pregunta acerca de esas películas, me preguntas.
—Estas loco, —Jungkook se
atragantó, se tumbó en la cama, así no estaba frente a él por más tiempo.
—¿Qué diablos te pasa? ¿Desde
cuándo me mientes sobre una simple pregunta?
—¡No estoy mintiendo! —Jungkook
gritó en defensa—. Tú eres
el que está perdido, no sabes lo que dices.
—Bueno, si no fuiste... —Suga hizo
una pausa mientras las palabras salían de su boca—. Espera un momento... tenías
amigos aquí. ¿Estuvieron en la casa?
—Sí, ¿por qué?
—¿Dejaste que tus amigos entraran en
mi cuarto, Jungkook?
—¡No! —Jungkook cruzó los brazos sobre el
pecho con fuerza. Suga trató de no gritar, pero él se puso furioso.
—¿Fue Jeno? ¿Fue Jeno quién entró
en mi habitación?
—Solo fue al baño, eso es todo.
Déjame en paz. Estoy enfermo y cansado de discutir contigo. —Cuando Jungkook se
dio la vuelta dándole la espalda a Suga, Suga salió de la habitación y se
dirigió a la parte trasera de la casa para mirar las olas. No sabía lo que
estaba pasando, pero fuera lo que fuera él no estaba contento con ello.
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