Yoongi gimió para sus adentros cuando salió de su casa y vio a Taehyung parado en el lado opuesto de la carretera luciendo como un ángel perdido. Había hecho todo lo que podía para evitar a Taehyung y a Jungkook desde que los conoció.
No estaba preparado para tener un compañero, y mucho menos
dos. Él no estaba en condiciones de tener pareja. Su vida era demasiado
caótica, demasiado peligrosa. Las parejas complicaban las cosas. Dos compañeros
harían el doble de problemas.
No importaba lo mucho que quería reclamarlos. Y, dulce
misericordia, él quería. Simplemente no podía pasar. Yoongi se encogió al
pensar en los peligros que les podrían acontecer a Taehyung y a Jungkook si los
reclamaba. Sería su peor pesadilla hecha realidad.
Pero, maldita sea si los ojos de Taehyung no eran la
encarnación de la tentación.
Miró a Taehyung por un momento, tratando de luchar contra el
impulso de ir tras del pequeño hombre sexi y reclamarlo. Su lobo estaba
gruñendo y arañándolo, exigiéndole hacer precisamente eso. Y era todo lo que Yoongi
podía hacer para rechazarlo.
La mayoría de las veces, no podía. Su lobo era más fuerte,
uno de los más fuertes en su familia. Cuando cambiaba, su lobo se hacía cargo y
siempre marcaba un camino directo a la puerta de Taehyung y Jungkook, haciendo
caso omiso de cualquier protesta que Yoongi tenía acerca de ir a cualquier
lugar cerca de los dos hombres. Sólo por pura voluntad había sido capaz de
mantener su distancia.
Y era aún más difícil cuando uno de los objetos de su deseo
estaba de pie justo frente a él. Yoongi apartó la mirada de Taehyung y se dirigió
rápidamente a su camioneta. Abrió la puerta y arrojó la bolsa al interior.
Justo cuando empezaba a subir, oyó un pequeño ruido detrás de él. Sabía
exactamente lo que iba a encontrar cuando se dio la vuelta y dejó caer los
hombros.
«No te rindas. No te rindas».
—Tengo
que ir a trabajar, Taehyung —dijo sin volverse.
—¿Por
qué no nos reclamas?
La cabeza de Yoongi bajó a su pecho mientras se agarraba al
marco de la puerta, sintiendo una gran cantidad de pesar envolverlo.
—Taehyung, no tengo tiempo para hablar de esto ahora. Tengo
que ir a trabajar. —«Y tengo que alejarme de ti antes de que haga algo de lo
que me arrepienta».
—Sólo
tienes que responder a mi pregunta.
—Taehyung…
—¡Contéstame,
maldita sea! —Taehyung gritó mientras agarraba el brazo de Yoongi y tiró de él
hasta que finalmente Yoongi se dio la vuelta—. ¿Por qué no nos reclamas?
—No es
tan sencillo, Taehyung.
—Entonces,
hazlo sencillo.
—No puedo, Taehyung. —Yoongi deseaba
poder. Toda su vida sería mucho más fácil si pudiera olvidar su pasado y seguir
adelante, pero no podía. Lo angustiaba en cada momento. Yoongi, metió la mano
rudamente por su pelo, sintiendo la frustración burbujear hasta que se
desbordó.
Él no quería estar teniendo esta conversación ahora mismo, o
en cualquier momento. Por eso había intentado dar lo mejor para evitar a Taehyung
y a Jungkook. Tenía cosas en su pasado que preferiría olvidar y, sin embargo,
vivía con ellas todos los días de su vida. No podía escapar de ellas, y no
podía poner en peligro a sus compañeros por reclamarlos. A veces, Yoongi se
sentía como si fuera a perder la maldita cabeza.
—¿Soy
yo? —Taehyung preguntó—. ¿Es porque estoy enfermo?
—No, por
supuesto que no.
Taehyung dio un paso atrás, su rostro palideció hasta que
casi estuvo blanco ceniciento.
—Soy yo. Pensé... pensé que sólo tal vez… —La cara de Taehyung
se arrugó y por un momento, Yoongi pensó que el hombre podría empezar a llorar.
«Por favor, no dejes que llore». Pero Taehyung pareció recobrarse—. Bueno,
supongo que puedo entender eso.
—Taehyung,
eso no es… —Yoongi frunció el ceño cuando Taehyung empezó a retroceder
alejándose de él—. Taehyung, ¿qué estás haciendo?
—Jungkook
es un buen tipo, realmente lo es, y será una buena pareja. Sólo tienes que
darle una oportunidad. —Esta vez, cuando el rostro de Taehyung se arrugó, una
lágrima se deslizó por su mejilla. Yoongi quería desesperadamente arrastrar al
ángel caído en sus brazos y limpiar esa lágrima solitaria—. Ustedes serán
buenos el uno para el otro.
Preocupado y
confundido, Yoongi llegó a Taehyung, pero el hombre salió rápidamente de su
alcance.
—Taehyung, qu…
—Adiós, Yoongi.
La mandíbula de Yoongi cayó cuando Taehyung giró y se alejó.
Continuó mirando al pequeño hombre, hasta que dobló una esquina y desapareció
de la vista. Esa fue la conversación más extraña que había tenido nunca. Tenía
la clara sensación de que Taehyung realmente estaba diciendo adiós —para
siempre.
Yoongi negó con la cabeza mientras saltaba a su camioneta y
se retiraba de la calzada. No sabía exactamente lo que estaba pasando con Taehyung,
pero sabía que tenía que encontrarlo antes de que el hombre se metiera en
problemas.
Yoongi, condujo bajando por la calle en la que había visto a
Taehyung doblar, explorando las aceras y callejones por el distintivo
pelirrojo. Después de conducir de un lado al otro por las calles durante más de
una hora, Yoongi admitió la derrota. No había visto a Taehyung en ningún lugar.
Tal vez se había ido a casa.
Yoongi cambió de dirección y se dirigió hacia el pequeño
apartamento que Taehyung compartía con Jungkook. No quería tener que hablar con
Jungkook si podía evitarlo, pero necesitaba hacerlo. Jungkook podría ser bastante
feroz en cuanto a Taehyung se refería.
Yoongi también no quería a otra tentación mirándole a la
cara. Sólo era tan firme cuando se trataba de sus compañeros, y si miraba los
bonitos ojos azul pálido de Jungkook se podrían resquebrajar con grandes agujeros
las paredes de su defensa.
Le tomó menos de diez
minutos llegar al apartamento. Se detuvo frente al edificio y apagó el motor,
mirando por encima hacia el piso inferior que sabía pertenecía a la pareja. Él
había estado lo suficiente allí como para conocer cada pulgada de la parte
exterior del lugar.
Sabía que el pequeño apartamento tenía un piso arriba donde
los dos dormían juntos, y sabía que en la planta baja era en donde se
encontraba la puerta del patio. Se había paseado por las puertas del patio lo
suficientemente a menudo para saber exactamente dónde estaba cada pieza de
mobiliario en la sala de estar.
Exhalando un profundo suspiro, Yoongi salió de su camioneta
y empezó a subir la pasarela. Reforzó sus defensas y llamó a la puerta cuando
llegó a ella, esperando, deseando que Jungkook estuviera en casa. No estaba
seguro de lo que iba a hacer si no estaba. El comportamiento extraño de Taehyung
le preocupaba, y Yoongi tenía que asegurarse de que su compañero pelirrojo
estaba bien.
La puerta se abrió, y Jungkook se quedó allí. Yoongi se
encontró de pronto con la lengua trabada, y nervioso como el infierno. No tenía
ni idea de qué decirle al hombre. Jungkook era tan condenadamente impresionante
que todo lo que Yoongi podía hacer era mirar.
—Yoongi
—susurró Jungkook.
—Uh,
hey. —Yoongi frunció el ceño ante la mirada ansiosa en la cara de Jungkook—. ¿Taehyung
está aquí?
—No, él
está haciendo mandados. ¿Por qué? ¿Hay algún problema?
Yoongi, pasó la mano por la parte de atrás de su cuello y se
preguntó si no había exagerado.
—No. Al menos, no creo que lo haya. Taehyung se detuvo en mi
casa antes, y estaba actuando muy extraño.
Jungkook se echó a reír como si el comportamiento de Taehyung
no fuera gran cosa. Yoongi se vio cautivado por el musical sonido. Le tomó
hasta la última gota de contención que poseía mantener las manos a los
costados.
—Taehyung siempre actúa extraño.
Yoongi no tenía ni idea si eso era cierto o no. Apenas
conocía al hombre. Infiernos, él apenas conocía a ninguno de ellos. No era que
no quisiera conocer hasta la última condenada cosa de ellos, pero eso
significaba acercarse a ellos, y no estaba preparado para eso. Su vida no se lo
permitiría incluso si Yoongi lo hacía. Tuvo que recordarse a sí mismo por qué
estaba manteniendo la distancia cuando Jungkook le sonrió.
—¿Sabes
cuándo va a volver?
Jungkook se encogió de hombros.
—En un par de horas,
creo. ¿Hay algo con lo que pueda ayudarte?
Wow, esa fue una pregunta capciosa. Podía pensar en un
millón de cosas diferentes con lo que Jungkook podía ayudarlo. Pero no en estos
momentos. Yoongi negó con la cabeza en vez de dar la respuesta que quería dar.
Imágenes de Jungkook de rodillas flotaban en la mente de Yoongi.
También podía imaginar justo cómo Jungkook se vería —y como sonaría— inclinado
sobre la mesa de la cocina mientras Yoongi follaba el pequeño culo apretado de Jungkook.
Dioses, necesitaba calmarse.
—No,
está bien. Sólo quería comprobar y asegurarme de que Taehyung estaba bien. Como
he dicho, estaba actuando un poco extraño.
Jungkook dio un paso
atrás y agitó la mano hacia el interior del apartamento.
—Eres bienvenido a entrar y esperarlo. No debería ser
demasiado tiempo.
—Gracias,
pero tengo que ir a trabajar. Ya voy tarde.
Jungkook sonrió mientras cruzaba los brazos sobre su pecho y
se apoyó contra el marco de la puerta.
—¿Cómo está funcionando el nuevo trabajo para ti?
Las cejas de Yoongi se alzaron por la sorpresa.
— ¿Sabes lo de mi nuevo trabajo?
Jungkook se echó a reír.
—Taehyung y yo hicimos nuestro asunto aprender todo lo
posible acerca de ti.
Eso era una novedad para Yoongi. Y a una parte de él le
gustó la idea de que sus compañeros lo estaban comprobando.
—¿Por qué harían eso?
—Yoongi,
eres nuestra pareja.
—No, no
lo soy. —La respuesta fue automática y salió de la boca de Yoongi antes de que
pudiera detenerla. Deseó haber mantenido la boca cerrada cuando la cara de Jungkook
palideció y desvió la mirada, tragando saliva.
—No
—dijo Jungkook una vez que volvió a mirar a Yoongi—, me estoy dando cuenta de
eso, y creo que Taehyung lo hizo, también. Tal vez es por eso que fue a verte
hoy, para saber por qué no nos aceptas.
Yoongi no quería tener esta conversación ahora, ni nunca. Él
sólo había querido comprobar a Taehyung. Misión cumplida. Tenía que salir de
una puta vez de allí.
—Traté de explicárselo a Taehyung esta tarde, pero no quiso
escucharme.
—Entonces
explícamelo a mí.
¿Qué pasaba con estos dos?
—Mira, tengo que irme. Como he dicho, llego tarde. Llámame
cuando Taehyung llegue a casa, y hazme saber si está bien.
—¿Por
qué te importa? —espetó Jungkook, con destellos de ira llenando sus ojos—. Tú
no nos quieres.
—Jungkook,
no es que no los quiera, porque créeme, lo hago, pero…
—Espera.
—Jungkook levantó la mano—. Déjame adivinar, no somos nosotros, eres tú.
—Bueno...
—Yoongi parpadeó sorprendido—. Sí.
Jungkook rodó los ojos y se agarró a la puerta.
—Díselo a alguien que te crea, Yoongi, porque yo no.
La mandíbula de Yoongi cayó cuando Jungkook volvió a entrar
en el apartamento y azotó la puerta, cerrándola. Yoongi no estaba seguro si era
una buena cosa que la explosión de ira de Jungkook lo excitara. Levantó la mano
para llamar y exigir que Jungkook lo escuchara hasta que se dio cuenta de que
realmente no tenía una explicación por la cual estaba rechazando a sus
compañeros, una que ellos aceptaran. Ellos realmente no sabían nada de él, y Yoongi
prefería mantenerlo de esa manera.
Era más seguro para Taehyung y Jungkook.
Entonces, ¿por qué el rechazo dolía como el infierno?
Yoongi dejó caer la mano y se apartó de la puerta,
dirigiéndose de nuevo a su camioneta. Si no llegaba a trabajar muy pronto,
estaría sin trabajo, y realmente le gusta su nuevo trabajo como ayudante del
alguacil en Wolf Creek. Le dio un propósito y dirección cuando sentía como si no
hubiera tenido ninguno de los dos en un tiempo muy largo. No quería perderlo
porque estaba atrasado.
Namjoon le estaba dando una mirada maligna cuando entró en
la oficina del alguacil veinte minutos después. Yoongi se encogió de hombros y
asintió en dirección a la oficina de Namjoon. Lo que tenía que decir no se
podía decir en audiencia pública. Namjoon asintió en respuesta y terminó su
conversación con uno de los otros ayudantes antes de dirigirse a su oficina.
Yoongi estaba pisándole los talones. Cerró la puerta en el
momento que entró y apoyó la cabeza contra ella por un momento. Sólo necesitaba
recuperar el aliento por un segundo. El silencio a veces era oro.
—¿Problemas?
Y el silencio fue fugaz.
Yoongi suspiró y fue a sentarse en la silla frente al
escritorio de Namjoon. ¿Por qué parecía que últimamente su pasado volvía a
morderlo en el culo? De repente estaba creando tantos muros a su alrededor que
al parecer no podía moverse.
—Sí, puedes decir eso.
—¿Taehyung
y Jungkook?
La cabeza de Yoongi subió bruscamente.
—¿Cómo lo sabes?
Una pequeña sonrisa tiró de los labios de Namjoon mientras
le daba a Yoongi una mirada de complicidad.
— Porque yo no te he visto tan nervioso desde la noche en
que los conociste.
Yoongi se echó hacia atrás en su silla, frotando la mano por
su cara.
—No sé qué hacer con esos dos.
—Reclámalos.
Si sólo fuera tan fácil.
—No puedo, Namjoon.
—Entonces
no lo hagas.
Yoongi rodó sus ojos.
—No estás ayudando.
—¿Qué
quieres que te diga, Yoongi? Taehyung y Jungkook son tus compañeros. Aún si los
reclamas o no. Pero no dejes que cualquier decisión que tomes te deprima de
esta manera. Esta es la tercera vez en un mes que has llegado tarde al trabajo.
No luce bien.
—Lo sé,
y lo siento. —Yoongi, juntó las manos y las dejó colgando entre las piernas y
se inclinó hacia delante—. Realmente no estaba pensando en llegar tarde esta
mañana, pero Taehyung estaba esperando por mí cuando fui a mi camioneta para ir
a trabajar.
—¿Qué
sucedió?
—Todavía
estoy tratando de averiguarlo. Taehyung estaba actuando un poco raro. —Yoongi,
hizo una mueca al pensar en lo extraño que Taehyung había estado actuando—.
Parecía muy molesto, y luego se alejó. Traté de encontrarlo para averiguar qué
le pasaba, pero él simplemente desapareció. Me decidí a correr hasta su casa y
hablar con Jungkook, a ver si había llegado a casa.
—¿Y qué
dijo Jungkook?
—No
mucho —resopló Yoongi—. Me dijo que Taehyung estaba haciendo mandados, y luego
me regañó. —Yoongi se encogió de hombros—. Creo que de alguna manera tenía que
venir.
Namjoon negó con la cabeza, luciendo irritado por toda la
situación.
—No entiendo por qué no los has reclamado aún, Yoongi. Sabes
que son tus compañeros. Ellos lo saben, también. Te puedo decir por experiencia
personal que todos serían mucho más felices si sólo los reclamas.
—Hasta
que mueran.
Namjoon no dijo nada por un momento largo, en silencio. Sólo
se quedó mirando a Yoongi.
—¿Perdón?
—¿Te has
preguntado alguna vez cómo fui capaz de llamar a tanta gente para rescatar a Jin
y a sus amigos en el calor del momento, personas con experiencia en este tipo
de operación?
Namjoon hizo una leve inclinación de cabeza.
—Me vino a la mente una vez o dos veces. Pensé que si
querías que lo supiera, me lo dirías.
—Bueno,
para que conste, no quiero. Mi pasado es sólo eso, mi pasado, y ahí es donde
tiene que estar. Pero en el momento en que ciertas personas se enteren de que
tengo compañeros, mi pasado volverá a atormentarnos a todos, no sólo a mí. Taehyung
y Jungkook no estarían a salvo.
La silla de Namjoon crujió cuando el hombre se inclinó hacia
adelante y apoyó los brazos sobre el escritorio. Lucía curioso pero cauteloso
al mismo tiempo.
—Asumo que este es un pasado del que no se puede hablar…
—Bajo
pena de muerte.
Las cejas de Namjoon se alzaron.
—¿La mía o la tuya?
—Ambas.
—Oh.
—Los ojos de Namjoon se abrieron ampliamente—. Uno de ese tipo de pasado.
Yoongi se limitó a asentir.
Namjoon juntó las
manos y tamborileó con los dedos sobre sus labios por un momento, y luego las
dejó caer de nuevo sobre la mesa.
—Creo que eso puede cambiar las cosas, entonces.
—Así es.
—Yoongi miró abajo hacia sus manos, estudiando sus uñas como si fueran las
cosas más importantes en el mundo—. Los reclamaría si pudiera, pero no puedo.
Es demasiado peligroso para ellos.
—¿Quieres
reclamarlos?
Yoongi gimió cuando se echó hacia atrás en su silla y miró
al techo.
—Hombre, no tienes idea de lo mucho que quiero reclamarlos.
No puedo mantener a mi lobo lejos de ellos. Cada maldita vez que cambio, mi
lobo se dirige directo a donde quiera que estén.
—Sabes
que estarían protegidos aquí en Wolf Creek. Tendrías toda una manada detrás de
ti y tus compañeros.
—No...
manada o sin manada, no importaría. Taehyung y Jungkook todavía estarían en
peligro.
—Entonces,
¿qué? —preguntó Namjoon—. ¿Sencillamente vas a negar a tus compañeros durante
el resto de tu vida?
Yoongi se había preguntado la misma maldita cosa.
— No lo sé, Namjoon.
—¿Es eso
justo para ellos? ¿O para ti?
—No
tenemos otra opción en este momento. Créeme, me he estado devanando los sesos
tratando de encontrar la manera de tenerlos y mantenerlos con vida al mismo
tiempo, pero no he encontrado nada. Cada escenario que se me ocurre termina con
ellos muertos.
—¿Qué
hay de tus hermanos? ¿Pueden ayudar?
—Mis hermanos no saben nada de mi
pasado. Ellos saben que hice algo cuando me fui por unos años, pero nunca les
dije nada al respecto. Era más seguro de esa manera. — ¿Por qué nadie podía
entender que Yoongi sólo trataba de proteger a aquellos por los que se
preocupaba? Sus hermanos nunca preguntaron, por lo que Yoongi estaba muy
agradecido, pero no decirle a sus compañeros se estaba haciendo más y más
difícil a medida que pasaba el tiempo. Yoongi sabía que iba a tener que
reclamarlos o dejarlos de una puta vez a los dos solos. Sólo deseaba que su
lobo captara el mensaje.
—¿Reece
lo sabe? —Namjoon preguntó, refiriéndose al ex Alfa de Yoongi.
—Él lo
sabe, al igual que tu padre. Sentí que era justo advertirles en lo que se
estaban metiendo cuando me aceptaron en sus manadas. Ambos me dijeron que
mientras yo estuviera fuera de ese tipo de trabajo, que no les importaba.
—¿Lo
estás?
—Oh sí.
—Yoongi se rio nerviosamente—. Renuncié a ese tipo de trabajo años antes de que
incluso me uniera a la manada de Reece. Pensé que lo había dejado atrás, pero
ya que he pedido algunos favores para rescatar a los alumnos del Profesor, he
oído algunos rumores a través de un pajarito.
Namjoon parecía súbitamente muy serio cuando se sentaba de
nuevo hacia delante.
—¿Hay algo que deba saber?
—Todavía
no. Me he mantenido bastante discreto y, hasta ahora, nadie me ha encontrado.
Tengo algo de esperanza de que no lo hagan. —Yoongi levantó la mano cuando la
boca de Namjoon se abrió—. Y antes de que preguntes, en el momento en que escuché
los rumores, se lo dije a tu padre.
Namjoon silbó, sus ojos se abrieron ampliamente.
— Hombre, sabes cómo hacer las cosas con estilo, ¿verdad?
Yoongi encogió de hombros.
—Es un don. —En realidad era una maldición, pero Namjoon no
tenía por qué saberlo.
—Ahora
suenas como Jin. —Namjoon negó con la cabeza, luciendo como si estuviera
tratando de juntar las piezas de un rompecabezas—. ¿Tienes alguna idea de quién
podría estar detrás de ti?
—Es
mejor si no preguntas.
Namjoon levantó las manos.
—Si esa es la manera en que lo quieres, hombre. Pero espero
que me digas si va a haber problemas. Es mi trabajo mantener esta manada y esta
ciudad seguras, y no puedo hacer eso a menos que sepa si va a haber problemas.
Yoongi asintió. Sabía que podía acceder a la petición de Namjoon,
especialmente porque Namjoon no estaba haciendo las preguntas más profundas
—por el momento. No era tan estúpido como para pensar que no llegarían en algún
momento.
—Bueno,
será mejor ir a trabajar antes de que a ambos seamos despedidos.
—Gracias,
Namjoon —dijo Yoongi mientras permanecía de pie y se dirigía hacia la puerta.
—Hey, ¿Yoongi?
—¿Sí? —Yoongi,
se detuvo en la puerta y miró por encima del hombro a Namjoon.
—Sólo unas palabras como consejo.
Consigue lo que sea necesites resolver antes de que pierdas cualquier
oportunidad que tienes con Taehyung y Jungkook. Ellos no van a esperar para
siempre.
—Sí, lo
sé. —Por mucho que a Yoongi le dolía decirlo, sabía que Taehyung y Jungkook no
iban a esperar para siempre por él. Ya se estaban hartando de hacerlo. No
tomaría mucho más tiempo antes de que terminaran con él completamente—. Tal vez
sería mejor para ambos si ellos renuncian a mí. Más seguro, también.
Yoongi gimió y golpeó su mesita de noche hasta que el ruido
estridente se detuvo. Se dio la vuelta y puso la almohada debajo de la cabeza y
trató de volver a dormir. Cuando el estruendo comenzó de nuevo, se estiró hacia
atrás y golpeó otra vez su teléfono celular.
Quería que el ruido se detuviera.
Estaba tan cansado. Apenas había dormido la noche anterior.
En lugar de estar en la cama donde debería haber estado, no había sido capaz de
evitar cambiar e ir a sentarse en los árboles un poco más allá del patio
trasero de Taehyung y Jungkook, esperando señales de Taehyung.
No había habido ninguna señal de Taehyung o Jungkook, pero
una luz había estado encendida en el segundo piso toda la noche. No fue sino
hasta las primeras horas de la mañana que por fin se fue. Yoongi finalmente se
había arrastrado a casa y había caído en la cama.
Cuando el estruendo empezó de nuevo, estaba seguro de que
había subido a la cama sólo hace cinco minutos. Y el estruendo no se detenía. Yoongi
gruñó y se dio la vuelta, agarrando su teléfono celular. Lo abrió y se lo llevó
a la oreja.
—¿Qué?
—gruñó.
—Yoongi,
es Namjoon. Necesito que vengas a mi casa.
Yoongi, echó un vistazo a su reloj despertador. El LED verde
neón marcaba las cinco treinta y tres de la mañana.
— ¿Has perdido la cabeza? ¿Sabes la hora que es?
—Taehyung
está perdido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario